Algunos días después, Harry y Ron no pueden evitar notar lo extraña que está su amiga mientras desayunan. Su actitud les recuerda -especialmente al primero- a la Hermione a la que le dieron un giratiempo, obsesionada con tomar más y más clases sin descanso. Pero cuando mencionan eso -sí, Ron ya lo sabe- ella afirma que nada sucede. Ya no repite nada sobre Snape o la profesora Morgan, le preguntan y admite que estuvo equivocada.

Ron siente alivio de que finalmente lo reconozca y Harry también, aunque no le convence mucho, siente como si su amiga no estuviera siendo sincera.