*Rotenburo: onsen al aire libre.
Cuando estuvieron de vuelta en la casa abandonada, Sesshoumaru limpió la espalda de Rin con agua potable y antiséptico del botiquín que siempre llevaban en el auto. También aprovechó para contarle a Inuyasha la verdad de cómo la conoció y cómo gracias a ella había descubierto que el estrés hacía que algunos humanos se transformaran, aunque todavía no le quedaba claro el medio de contagio. Hasta ese día solo tenía registros de que Rin podía retornar su humanidad si él la llamaba de vuelta, pero no estaba seguro de si esto tenía un límite y por qué no había podido replicarlo con otros Genin.
Sin embargo, ahora estaba seguro de que Ungai había logrado lo mismo con algunos Genin llevando a los familiares de éstos a rezar para "sacar el demonio".
—O sea que por accidente Ungai pudo retornar a algunas personas —Inuyasha resumió las especulaciones de su hermano.
—Sí, pero si esas personas vuelven a pasar por mucho estrés, vuelven a transformarse.
—Es por eso que Rin se transformó hoy… —dijo Inuyasha desviando su mirada a Rin quien dormía boca abajo —no quiero ni pensar en qué le hicieron… espera, ¿cómo supo Ungai que Rin se podía transformar?
—No lo sé, dentro de su locura probablemente sí tenía la capacidad de detectar el estrés en las personas… o había estado capturando gente al azar obligándolos a transformarse tras la tortura. Pero eso significaría que en realidad todos los humanos estamos contagiados.
—¡Rayos! Creo que estás a nada de resolver el misterio.
—Como sea, no digas a nadie que Rin es un Genin —Sesshoumaru estaba seguro de que Kagome lo sabría todo a detalle ese mismo día, aun así, no estaba de más amenazarlo.
—De acuerdo, no diré nada, pero tenemos que ponernos de acuerdo en qué vamos a decir en la estación, tengo fotos probando que Ungai torturaba gente, también me imagino que los humanos en las jaulas que no quisieron huir siguen ahí. Podemos plantarle a Ungai su propia muerte y la del otro hombre.
—Diremos la verdad omitiendo la existencia de Rin. Que fuimos a investigar, tal como lo indicó Takahashi Toga, y que al mostrar sospecha ante los métodos no ortodoxos de Ungai para salvar Genin, él nos tendió una emboscada utilizando Genin como armas, obligándonos a soltar las bombas molotov que habíamos preparado en caso de toparnos con el enemigo. Después de causar el incendio, huimos. A la noche siguiente a sabiendas de que todos estarían escondidos, nos infiltramos en el edificio lateral encontrando humanos en jaulas, y dos Genin, liberamos a los humanos y escondimos a los Genin en la capilla por seguridad. Luego encontramos a Ungai torturando a alguien, pero antes de que pudiéramos detenerlo, otros Genin entraron y nos atacaron, así que huimos del lugar.
—¿No crees que se van a dar cuenta que nosotros matamos a dos hombres?
—Yo los maté. La policía no tiene tiempo de andar investigando otros crímenes, al ver la escena llegarán a la conclusión de que Ungai y un hombre huyeron escondiéndose en la capilla creyendo que era un lugar seguro, sin saber que nosotros habíamos escondido ahí a los Genin; fue un accidente. Los testigos no vieron nada y tampoco querrán hablar porque ellos estaban haciendo algo ilegal. Solo hay que ir por el cuchillo y las sogas.
—Tiene lógica... rayos, a veces pienso que eres un psicópata.
—Ahora busca un lugar donde bañarnos, mientras escribo el reporte —Sesshoumaru sacó su bitácora y procedió a escribir.
Mientras tanto Inuyasha tomó su celular. Minutos después su voz interrumpió la concentración de Sesshoumaru —Encontré un Ryokan con onsen privado en la habitación, cierra a las 4pm—Inuyasha le mostró las imágenes en el celular.
—Haz la reservación hasta las 3pm.
Faltaba poco para que amaneciera y Rin no había despertado, la tenían recostada boca abajo sobre la bolsa de dormir y cubierta con una manta. Las heridas eran muchas y muy largas, por lo que no podía ponerle curitas normales y Sesshoumaru temía que se fueran a infectar, necesitaba cubrirlas de diferente manera.
—Voy a ir por la soga, el hilo nylon con cascabeles y tu cuchillo, antes de que la policía llegue al lugar. A y dame tu reporte, cualquier cosa te marco. —Inuyasha agarró las llaves de la camioneta y caminó hacia el genkan.
—De regreso ve a la farmacia por curitas, de las "hydro seal" —Sesshoumaru podía ir caminando, pero no quería dejar a Rin sola.
—De acuerdo.
La mente de Sesshoumaru maquinaba a todo vapor. Mandar a Rin a Suecia con su madre, ¿pero y Kagura? Hablarle a Kagura cortar con ella por teléfono y decirle que se vaya de la casa a ver a dónde y así poder instalar en ese cuarto vacante a Rin…no, no podía ser tan imbécil, después de haberla obligado a Kagura a renunciar a su trabajo para llevarla a Suecia. O podría ver la forma de mandar a Rin a Canadá, ¿con esos padres? Jamás. Kagome… ya tiene suficiente trabajo.
Nadie, no había nadie en el mundo que pudiera cuidarla como él y sin embargo él le había fallado, por su culpa Rin había sufrido. ¿Y si mandaba al diablo la investigación? ¿Si se iban lejos a un lugar feliz donde no hubiera Genin ni humanos a alguna isla de… Okinawa? ¿Pero de qué vivirían?
Un gemido lo regresó a la realidad, Rin estaba despertando. Rápidamente tomó su mano, ella quiso levantarse, pero el dolor de su espalda la hizo cambiar de opinión —No te muevas, estás a salvo.
—Sesshoumaru... ¿qué sucedió? Tú… ¡Tú estás vivo! ¿Estoy soñando? —Gritó emocionada tratando de levantarse de nuevo, pero fallando en el intento.
—No es un sueño. No te muevas, tu espalda está herida.
Por un momento Rin se quedó callada y luego cerró los ojos —Sí, ya me acordé.
—¡Ya llegué! —La escandalosa voz de Inuyasha sonó al mismo tiempo que se abría la puerta —Oh… ya despertaste, ¿cómo te sientes? Te traje sándwich de huevo y papitas de camarón.
—¡Mis favoritas, gracias señor Inuyasha! —Rin los deslumbró con una de sus sonrisas que competían contra la incandescencia del sol.
—De nada —Inuyasha devolvió la sonrisa sonrojado —Sesshoumaru, encontré a dos hombres enredados a medio comer en el nylon y los cascabeles, traían todavía pedazos de la túnica café, les quite el hilo y los cascabeles y los dejé ahí. Quizás llamaron la atención de los Genin con los cascabeles… lo más probable es que los Genin de la noche del incendio huyeron al bosque y fueron los que los atacaron.
—Es posible que el fuego quemara las cuerdas con las que los controlaban esa noche.
—Suena plausible. Bueno, después fui a la capilla y con cuidado abrí la puerta escondiéndome detrás de esta, los Genin salieron disparados rumbo al bosque en busca de sombra. Recolecté el cuchillo y prácticamente quedaban huesos. Le hablé a la policía cuando acabé de recolectar nuestras cosas y como ya era de día llegaron de inmediato, les entregué tu reporte. Ni siquiera se veían sorprendidos, me dieron a entender que ya sospechaban algo turbio sobre Ungai.
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Inuyasha salió a ver el mar en lo que Sesshoumaru ayudaba a Rin a incorporarse y le ponía encima una de sus playeras para que le quedara holgada la ropa y no rozara su espalda, después ella insistió en que podía ponerse sola los calzones y unos pants.
—En cuanto termines el desayuno, vamos a ir a un onsen privado para que te bañes y pueda cubrir las heridas ya limpias.
Llegaron al onsen, Inuyasha se sentó en la sala a hablar con Kagome mientras Sesshoumaru llevaba a Rin a la regadera.
—¡Qué bonito! Nunca había entrado a un onsen privado —exclamó alegre al ver el rotenburo* de madera en el jardín rodeado de unas paredes altas de bambú que separaban el área de los onsen vecinos.
Sesshoumaru quería prometerle que cuando esto acabara la llevaría a los onsen privados de Arashiyama, pero después de lo ocurrido, sentía que su palabra ya no tenía valor.
Como él no se quitó el bóxer, ella se dejó los calzones, ya se darían espacio antes de salir, para poder lavar esa área sin verse el uno al otro. Se sentaron en los banquitos frente a la regadera. Rin usaba su abundante cabello como escudo para que Sesshoumaru no pudiera ver bien su pecho a pesar de todas las veces que ya la había visto. Respetando esa decisión, le pidió que se inclinara hacía él para que, al tallar su cabello, el shampoo no entrara a las heridas y de paso no verla descubierta de frente. Las pequeñas manos se apoyaban en sus rodillas mientras él intentaba devolverle el mismo tipo de masaje que ella le había dado en casa de la tía días atrás.
Una vez enjuagado el cabello, pasó a tallarle el cuerpo. Sesshoumaru se preguntaba cuándo sería la última vez que tendría el privilegio de poder acariciar a tan sublime ser. Ojalá la hubiera conocido en otras circunstancias, en otra época. Ojalá pudiera mantenerla encerrada bajo llave en su departamento, fuera de cualquier peligro, incluso si ese peligro era él mismo.
Cuando ella le dio la espalda y retiró su cabello para que él pudiera volver a desinfectar y colocar los curitas especiales, se le cerró la garganta. No podía con la culpa, él no era digno de tocar su hermosa piel, cuando por su ineptitud la habían torturado —Perdóname, Rin —susurró colocando el primer curita con suma delicadeza.
—¿Por qué?
—No pude protegerte.
—Mmm desde mi perspectiva me has salvado muchas veces, yo soy la que se mete en problemas y te acabo llevando entre las patas.
—No es así —le molestaba mucho que ella siempre se quisiera echar la culpa de todo.
—Bueno, es algo en lo que nunca vamos a estar de acuerdo —Rin giró su cabeza y le sonrió.
Sesshoumaru acabó de tapizar la espalda de Rin con los curitas. —Listo.
—¿Podemos meternos al onsen? Aunque sea no más las piernas… me imagino que el agua tan caliente debe doler mucho si toca mi espalda…
—Está bien, siéntate en el primer escalón y no voltees, voy a bañarme rápido.
En 5 minutos Sesshoumaru ya estaba sentado al lado de ella. Mojó una tolla en el agua caliente y se la colocó en los hombros —no te vayas a enfermar.
—Yo creo que sí me voy a enfermar, ellos me mojaron a pesar de que hacía mucho frío.
Sesshoumaru cerró los ojos tratando de calmar su furia —¿Qué sucedió?
—Sinceramente, no lo sé. Unas mujeres con la cabeza cubierta, me llevaron a unas regaderas a que me bañara, cuando salí, mi ropa ya no estaba, me dejaron en su lugar solo un camisón. Luego me llevaron con Ungai y bueno, se la pasaron cantando horas y horas. Al principio me tiraban poquita agua, pero después optaron por aventarme el agua a cubetazos, no sé para qué. Ungai me decía que yo era muy resistente. No sé qué esperaban que sucediera con los cantos y el agua.
—Cansarte, con eso rompen a la gente, aunque ellos creen fielmente en que sus rezos de verdad tienen poderes mágicos. Se utilizan métodos similares en el ejército y la policía, para hacer a los miembros fieles al sistema.
—Pues sí logró romperme, me pidió que confesara, pero yo seguía sin entender qué era lo que quería escuchar, hasta que finalmente me dijo que vio en mí la mirada del Genin. Ahí comencé a dudar, quizá de verdad ese hombre tiene el poder de saber quién se convertirá en un Genin, entonces le dije la verdad.
—Rin...
—Sí ya sé, pero ya estaba muy cansada, solo quería que terminara todo. Entonces uno de los hombres salió y regresó colocándose atrás de mí… por un momento yo, yo creí que iban a… —se le quebró la voz y Sesshoumaru tomó su mano para darle apoyo, aunque él mismo no se sentía lo suficientemente fuerte para escuchar —a hacer lo que muchos hombres hacen para intimidar a las mujeres, pero no. De verdad querían sacarme al demonio a golpes. Fue tan repentino que no pude ni gritar al primer latigazo, pero el dolor se volvió insoportable y acabé gritando por ti, entonces él me dijo que habías muerto en el incendio de la iglesia y yo…sentí que… bueno ya no recuerdo más. ¿Qué pasó después?
—Regresemos a la habitación, no quiero que te enfermes —No podía decirle que mató a dos hombres… se supone que mataban Genin, no humanos. Pero nada bueno saldría de ocultarle información otra vez. Él salió primero para dejar que Rin se acabara de lavar su zona íntima.
Se vistieron con los yukatas del Ryokan y Rin intentó ponerse un sostén, pero desistió rápidamente, quizá en dos días más, por mientras iba a tener que llevar su cabello cubriendo su pecho. Se sentaron en la sala a beber té verde en lo que Inuyasha se metía a bañar.
—Sesshoumaru, dime por favor qué fue lo que pasó después de que Ungai me capturó.
—Como pudiste ver, usaban a los Genin como perros de pelea. Inuyasha les aventó las bombas caseras y las bancas se prendieron, así que tuvimos que huir del lugar y planear tu rescate. Mi plan era atrapar a todos los Genin que tenían capturados, encerrarlos en la capilla y luego meter a todos los hombres de Ungai ahí.
—Sesshoumaru... —Rin exclamó tapándose la boca.
Él jamás se había sentido tan impotente en toda su vida, pero eso no se lo iba a decir —Al final solo encontramos dos Genin. Cuando llegué al cuarto donde te tenían…en la conmoción se escaparon los hombres que estaban rezando. Luego tú te convertiste, pero logré recuperarte. Al final solo pude capturar a Ungai y al flagelador... los metí a la capilla con los Genin.
Rin estaba callada viendo fijamente la superficie del té y ahora un puño cubría su boca. Entonces comenzó a derramar lágrimas en silencio. Lo último que quería era hacerla llorar y todo por haberle confesado que mató a esas escorias.
—Creo que yo, de verdad soy un demonio… —dijo Rin sollozando.
—No digas tonterías.
—Es que yo me allegro de que estén muertos —susurró y bajó la cabeza por completo —me alegro de que ya no puedan seguir torturando a más personas hasta convertirlas en Genin, creyendo que los están salvando.
—Es normal que te sientas aliviada. En la mayoría de los países la venganza está prohibida, pero en otros "ojo por ojo" es considerado una forma de justicia, así que, en lugar de verlo como venganza desproporcionada, velo como justicia por todas las víctimas de Ungai. Normalmente los crímenes de asesinato y tortura acaban en pena de muerte, así que, nos deshicimos de criminales que tarde o temprano acabarían en la horca.
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Se quedaron unos días más a hablar con la policía. Descubrieron que en los registros del padre Ungai, solo figuraban 2 casos de éxito, contra 12 que salieron perdiendo ante "el maligno". 4 personas habían muerto durante los exorcismos clandestinos después de semanas donde no lograron ni convertirlos en Genin ni "expiar sus pecados". Los otros que sí se convirtieron en Genin y no lograron retornar, fueron usados como perros de pelea para obligar a las familias a entregar a su familiar pecador, llegando a acumular hasta 8 "perros".
El sábado 21 ya iban de regreso rumbo a Hakata.
—Pues qué miedo dan los humanos, ¿no? —Inuyasha fue el primero en romper el pesado silencio que los había envuelto por más de media hora desde que salieron a carretera —pero, Rin, hay gente buena. Estoy seguro de que muchas familias entregaron a su familiar enfermo confiando ciegamente en un charlatán. Su pecado fue la ignorancia…. lo que quiero decir es que… mmm, o sea…
—Está bien señor Inuyasha, lo entiendo. A pesar de todo, desde que conocí a Sesshoumaru y al señor Jaken conocí también la verdadera felicidad, yo estoy muy agradecida con ustedes.
Inuyasha se puso rojo y ya no contestó nada, solo tomó el volante más fuerte y se concentró en el camino.
«La verdadera felicidad» pensó Sesshoumaru frunciendo el ceño, si desde que los conoció lo único que habían experimentado era violencia, muerte, suciedad y a veces hasta hambre. No era posible que ella llamara a esto felicidad, él le iba a demostrar lo que significa realmente disfrutar de la vida, aún si esto le costaba su carrera.
