The legend of Zelda: Breath of the Wild no me pertenece.

Capítulo I

"Desconocido"

Algo de lo cual se encontraba consciente era que ese Link no era su Link. En cualquier otro momento se brindaría el beneficio de la duda ante los pensamientos que le abordaban sin detenerse, sin embargo, en ese mismo instante no se daría el lujo de la serenidad, ¡oh Diosas! Protéstenle cualquier cosa excepto que calme su voz interna.

Carraspeó su garganta con nerviosismo mientras batía con una cuchara de madera un plato de barro que descansaba en sus piernas el cual Link le ofreció minutos antes, si no fuese por las condiciones en las que se encontraba incluso se permitiría tener una conversación con el héroe, aun así, este no parecía encontrarse muy abierto al diálogo; levantó la mirada para toparse al rubio observándola directamente con el ceño fruncido tras la fogata que este mismo se encargó de prender, sentado en un tronco frente a ella su expresión presentaba una incógnita tácita.

¿No vas a comer?

Nuevamente carraspeó para aligerar sus nervios que le estaba causando la situación, decidió que lo correcto sería que probara el alimento que se le ofreció con tanta amabilidad, teóricamente no había comido desde hace 100 años, así que, en realidad no sabía si su sistema digestivo se encontraba en condiciones para recibir alimento, volvió a levantar la mirada en dirección al caballero y este continuaba con su iracundo semblante, lucía como si estuviese enojado y ella fuera la razón de toda su ira.

Zelda suspiró con cansancio mal disimulado y con delicadeza se aventuró dirigiendo una cucharada de sopa en dirección a su boca para automáticamente lanzarle un veloz vistazo a Link que parecía satisfecho con el hecho que haya probado alimento, aun cuando se trataba de un simple líquido sintió como si se hubiera metido a la boca una roca de las que solía ofrecerles Daruk; le había caído pesado en el estómago así que rápidamente colocó su mano hecha puño en sus labios para así evitar una arcada, la joven tosió por instinto y automáticamente el rubio se acercó a ella con intención de ofrecerle una cantimplora llena de agua aceptándola con desesperación. No recordaba que comer fuese una acción tan difícil.

Después de unos tragos de agua acompañados de fuertes respiraciones logró calmarse y le agradeció a Link en un murmullo lo suficientemente alto para que le escuchase mientras que mentalmente se cuestionaba acerca de si todos los aspectos cotidianos le serían tan complicados de llevar a cabo, por lo menos se encontraba esperanzada que con el paso del tiempo se acostumbraría a caminar y comer con normalidad, torció la mueca en un gesto que denotaba preocupación ante el pensamiento así que decidió pasear sus verdes ojos por los alrededores con curiosidad mal disimulada para así evitar las dagas que tenía por ojos Link.

Zelda no terminaba de comprender cuál era su problema, siempre imaginó su reencuentro de forma distinta, es decir, ella lanzándose a sus brazos y el correspondiéndole con toda la alegría del mundo, para su desgracia no sucedió de esa forma, al contrario, si existiera un adjetivo para denominar aquella reunión definitivamente sería incómodo; la joven recordó como al momento de encontrarse con él, agregando que Ganon finalmente fue derrotado ella intentó acercarse al vencedor con la emoción del momento, sin embargo, el destino le jugó una mala pasada, sus piernas le flaquearon y cayó de rodillas, automáticamente Link corrió en su dirección para ayudarle a levantarse, la tomó de los brazos para que Zelda hiciera el intento de mantenerse en pie no obstante fracasó. Al ver que su cuerpo no reaccionaba de forma habitual simplemente se limitó a decir con desaliento:

Lo siento mucho Link, disculpa, creo que mis piernas no me responden.

Suspiró desesperanzada ante el recuerdo una hora antes, los años de penuria a los que se vio expuesta por lo visto le creo indisposición en su sistema, la condición física con la que contaba en ese momento probablemente iba a atrasar a Link y su estado alterado le hacía inferir que esa era la razón de su enojo, era la primera vez que el caballero se enojaba con ella de forma tan abierta así que no pudo evitar sentirse levemente intimidada ante su escrutinio, el Link que recordaba no solía compartir muchas expresiones faciales y el hecho que después de no verse por cien años una de las primeras emociones que apreciara en su rostro fuera el enojo hacía que su corazón se hiciera pequeño. Agregando que esta cuestión solo afirmaba la teoría que se formuló tras haber visto sus ojos con atención por primera vez.

"Link ya no es el mismo"

No es que Zelda creyera que tras Ganon vencido todo sería como antes, era claro que esas tierras donde estaba sentada eran unas a las cuales ella ni por asomo pertenecía, aun cuando se encontraba mentalizada por anticipado le tomó por sorpresa que la persona de Link se viese tan distinta, nuevamente bufó con abatimiento ante su línea de pensamientos, estar sola en un lugar desconocido le aterraba, si le agregaba que tenía numerosas muertes encima de sus hombros no podía evitar aflicción ante su situación; por lo menos esperaba a tener a Link con ella, la indisposición del héroe hacía que su estado de ánimo no lograra mejorar, soltó un suspiro más mientras miraba al principal protagonista de sus pensamientos, este ajeno a ellos.

Se tapó el rostro con ansia, no deseaba que Link viera que su desesperación crecía cada vez más. Ante unos pensamientos con imágenes oscuras una luz resplandeció presentada como una idea ante la soledad que sentía, con cambios y todo el héroe de Hyrule es probablemente lo único que tiene con ella a lo cual se puede abrazar para no sumergirse en la histeria total. Con una personalidad distinta o no Link no dejaba de ser su salvador y se merecía todo el respeto del mundo por ello, sus pensamientos lograron reconfortarla, quizás no se encontraba sola del todo. Con la esperanza nuevamente renovada carraspeo su garganta en un intento de llamar la atención del joven frente a ella, decidió ignorar el semblante enojado de Link y con voz calmada mencionó.

—Me alegra mucho que estés con vida, Link —la princesa le sonrió con honestidad. En una situación tan mísera debería estar agradecida por el simple hecho que el caballero se encontraba con vida, incluso decidió en ese mismo momento que después se tomará el tiempo para rezarle a las Diosas por la bendición que le brindaron al permitirle estar un día más en ese lugar terrenal con su compañía, lo menos conveniente era dejarse ahogar por el pesimismo.

"Lo mejor es tomar acciones en el asunto" pensó Zelda.

Con las cejas levantadas por un segundo Link nuevamente adoptó aquella expresión que la rubia no terminaba de comprender. ¿Por qué estaba enojado? —¿Cómo se encuentra, su alteza?

—¿Yo?

—Sí, usted.

—Yo bien… —Zelda se sintió ligeramente ofendida al no recibir una respuesta a su confesión, aun así decidió restarle relevancia, no tomará una actitud contra Link; algo que aprendió con 17 años en compañía de su difunto padre era que a la gente enojada se le debía dar esquinazo. —Gracias por preguntar, ¿tú cómo te encuentras?

—Eso no tiene relevancia, ¿no planea comer algo más?

Se quedó meditabunda ante la incógnita, no se creía capaz de tener "una comida" en toda su palabra pero podía hacer un segundo intento, tarde o temprano debía hacerlo. Dirigió su vista hacía un árbol del cual colgaban manzanas rojas que lucían deliciosas así que decidió tomar al toro por las astas y hacer intento de tomar una manzana por sí sola, contra todo pronóstico logró dar un primer paso, débil y tembloroso pero lleno de determinación, un segundo paso…

Al tercero su debilidad le venció y estuvo a nada de caer si no fuera porque Link llegó a tiempo para evitar su caída estrechando su cuerpo con sus brazos, para Zelda aquello fue un abrazo así que sintió ligeramente avergonzada y confundida, hace 100 años los hombres no iban abrazándola con tanta confianza. —Tenga cuidado, todavía no tiene la energía para caminar, para eso es necesario que coma.

Zelda le agradeció apenada mientras que este la dejaba sentada nuevamente en el tronco para después dirigirse al árbol y tomar varias manzanas que enjuagó con agua de la cantimplora, se sentó al lado de Zelda que observaba como el joven sacaba una navaja y cortaba un pedazo de manzana para después tendérselo, lo tomó y masticó con cuidado ante la intensa mirada de Link que parecía preparado en caso de que vuelva a tener arcadas, este segundo intento de recibir alimento fue mejor que el primero, por lo menos pudo masticarlo y la reacción digestiva no fue tan desagradable, logró terminarse una manzana y media así que Link lucía ligeramente complacido al no tener el ceño tan marcado, este comenzó a explicarle por qué debían emprender camino antes de que la noche los tomara de improviso. Zelda observó como Link se comía la sopa y manzanas sobrantes con devoción mientras le daba información que su cerebro no estaba procesando ya que sólo se estaba dedicando a observarlo.

"Por lo menos continúa comiendo mucho" sonrió ante el pensamiento, de todas formas con cada minuto a su lado no podía evitar compararlo al Link de hace 100 años, su forma de hablar, palabras que usaba, forma de caminar e incluso su propia mirada no era la misma, se atrevía a decir incluso que lucía más salvaje y menos caballero, le alegró que se viera tan sano y lleno de vida, era toda una sorpresa como el destino se dedicó a renovar al hombre frente a ella. Una incógnita floreció en su mente.

—Tienes tus recuerdos… ¿cierto? —le cuestionó para confirmar, por consecuente este detuvo sus explicaciones, su interlocutor frunció ligeramente la frente mientras afirmaba con la cabeza.

—Algunos de ellos, princesa.

—Ya veo… — pareció reflexionarlo por un momento, después agregó. —Podemos partir cuando veas conveniente, no deseo detener aún más lo que tenías programado

Mientras que el joven guardaba los instrumentos de cocina que sacó para cocinarle algo a la princesa de vez en cuando levantaba su mirada hacía ella; probablemente Zelda no lo sabía pero Link tenía frente a él una jovencita escuálida, descalza, sucia, con harapos mugrientos por ropa y cabello en estado deplorable si a ello le agregaba el hecho que sus extremidades temblaban de forma casi imperceptible, sólo le agregaba una imagen de la cual se debía preocupar. Las condiciones de la princesa eran deplorables y esta lucía como si fuera ignorante de ello. Que las Diosas lo perdonen por su atrevimiento, pero que Zelda se encontrara con vida le parecía un milagro, un hermoso milagro.

Llevaba cuando mucho un par de horas en su compañía y aun así captó como constantemente se perdía en sus pensamientos con expresión de miedo para después suspirar con resignación una y otra vez.

"Tormentos del corazón" llegó a decir Impa alguna vez, Link no sabía que acciones tomar para hacer algo al respecto, en los tiempos donde él era el caballero que acompaña a la princesa solamente se limitaba a ser su confidente y compañía, el contexto actual era definitivamente uno muy distinto del que se encontraba antes, sin embargo, eso no iba a cambiar que planeaba continuar siendo el caballero que escolta a la princesa, con o sin reino, estado deplorable o no, Zelda desprendía burguesía pura.

El primer problema que deberá resolver es su estado físico, Zelda necesitaba cuidado extremo y él no se alejaría ni un solo momento hasta que tenga una condición estable, era su deber como caballero y como hombre que cumple sus promesas.

Observó los alrededores, el sol resplandecía a lo alto del cielo, luchar hasta el amanecer le brindó todo un día para poder llevar a Zelda hacía la villa Kakariko, si tenía suerte podrían cabalgar unas cuantas horas hasta llegar al Rancho del Río así la joven podrá asearse y tomar alimento decente en forma de descanso. Su alteza no se encontraba lo suficientemente saludable así que debía limitarse a adelantar todo lo posible durante el día, de esta forma no desviará su atención hacía monstruos nocturnos. Si la suerte le sonríe, llegarán a Kakariko al anochecer, de esta forma los sheika podrán brindarle a la joven todas las comodidades necesarias, sin mencionar deberá informar a Impa de la condición de la princesa.

"Quizás la buena actitud de Zelda sea en realidad un ataque de adrenalina" reflexionó Link repentinamente, ante aquella idea levantó su vista a la velocidad de la luz con susto, la joven lucía cansada pero sus ojos estaban abiertos con bastante ánimo, si su teoría estaba en lo correcto entonces existía la probabilidad que tal adrenalina se vea disminuida con las horas, además, era muy común que la gente fallezca después de la adrenalina del momento. Con preocupación se apresuró a guardar todos los objetos que sacó con anterioridad, sujetó la montura contra el caballo, para evitar algún accidente que atente contra Zelda.

—Usted irá al frente —le dijo, para descartar su sospecha la princesa no debía quedarse dormida en ningún momento, lo más conveniente era tenerla en su radar visual. —Podrá bañarse, comer y descansar una vez lleguemos a la posada más cercana —esperó una respuesta de su parte, Zelda se limitó a sonreírle mientras que Link no pudo evitar quedarse sin aliento, si aquello era realmente un ataque de adrenalina debía llegar cuanto antes a Kakariko. —¿Cree poder caminar?

Ella negó con la cabeza, él la observó con intensidad. —La voy a sentar en la montura, ¿está bien?

—Sí, gracias.

Con mucho cuidado cargó a la herida mujer en sus brazos hasta posarla encima del caballo ayudándola a que se acomodara, posteriormente se subió tras ella tomando las riendas y emprendió camino cerciorándose en todo momento que Zelda no cerrara los ojos, probablemente se encontrara cansada más que cualquier persona pero era una cuestión de vida o muerte.

Tras un par de horas cabalgando no tuvo que hacer esfuerzo en exceso con respecto a cuidar que la señorita no se durmiese ya que la joven en todo el camino mantuvo los ojos muy abiertos con terror, al parecer, horror a lo que veía, ni un metro cuadrado se le pasó observarlo intensamente cada construcción derrumbada, restos de guardianes, armas oxidadas, incluso huesos de animales y monstruos, no comprendía del todo su sorpresa, después de todo sus recuerdos se limitaban a una cantidad reducida de sucesos y en su mayoría ella era la protagonista de los mismos, para él estos entornos eran lo más normal del mundo por costumbre más que nada, en realidad no recordaba un antes de todo aquello; supuso que fue tan grande su intranquilidad que incluso le llegó a pedir que no parasen en ningún lugar.

¿Link?

Dígame.

No creo tener ganas de comer… También puedo bañarme cuando lleguemos a Kakariko ¿por qué no nos vamos directamente?

Link simplemente se limitó a no insistir y aceptar su conveniente propuesta después de todo al no tomar una desviación llegarían más rápido a Kakariko y por ende, su alteza tendrá todos los cuidados posibles solo colocando un pie en la villa. Quizás ver y conversar con Impa podría disminuir la mortificante expresión de la señorita. Decidió que hablarle de algunos aspectos actuales de gente conocida para ella sería prudente, la familiaridad era lo único que necesitaba en esos momentos, lo malo de ello es que eran unos cuantos los rostros familiares, podría contarlos con los dedos de una mano incluso.

—Quizás Impa no luce como la recuerda, pero estará muy feliz por verla.

—¿Impa? —su expresión tenía plasmada sorpresa a la vez que movía ligeramente su cuello observando a Link por debajo de su barbilla, este no quitó la vista del camino pero sintió contra su pecho como la princesa suspiró de alivio, definitivamente Zelda no esperaba que Impa continuara con vida cien años después. —Diosas… que alegría escuchar esto.

Saber que Impa se encontraba viva causó que sintiera cálido el corazón, si no fuese porque su aflicción era mayor hubiera soltado una sonrisa, el haber visto las condiciones de los alrededores del castillo y sospechar el contexto en el que se dieron derrumbaron sus ganas de ser positiva.

Duraron una cantidad considerable de horas cabalgando sin tener una real conversación más allá de Link soltando curiosidades, por su parte Zelda se mantuvo expectante a lo que veía y escuchaba, el dolor de piernas le estaban matando, su cabeza le pesaba y los ojos le ardían ante la necesidad de descansar por lo que en realidad no mencionó nada en especial fuera de monosílabos como respuesta.

La noche temprana se plasmaba sobre sus cabezas, solo recibiendo luz por parte de los primeros minutos del anochecer el héroe con satisfacción vislumbró las características entradas de la villa Kakariko.

—Ya casi llegamos —mencionó al apreciar la entrada a la villa Kakariko a unos cuantos metros con felicidad en su voz, esperando una reacción de la joven bajó la mirada a su pecho, se movió ligeramente para apreciar el rostro de su interlocutora que descansaba su cabeza contra él, encontró a la princesa con los ojos cerrados y su corazón cayó hasta su estómago. —¿Princesa? —preguntó, al no recibir respuesta detuvo a su caballo de un tirón para centrar toda su atención en la mujer posicionada frente a él, soltó las riendas y le tocó un brazo con cuidado de no poner fuerza de más y lastimarla en el proceso, sintió helado el tacto y eso fue suficiente para que comenzara a perder la cordura, después de todo, había sido como tocar un pedazo de carne congelado. —¡¿Zelda?! —gritó mientras que tomaba a la joven entre sus brazos y de un salto bajó del caballo, de cuclillas abrazó a la princesa con sus brazos a la vez que la sacudía levemente mientras el aire en sus pulmones le daba una mala jugada, con desesperación dejó de lado toda caballerosidad y empezó a sacudirla ejerciendo fuerza en el acto. —¡Zelda, reacciona!

"Esto no es posible"

Los gritos de Link alertaron a Gostin y su esposa que se encontraban fuera de la Zanahoria Rauda, el hombre visualizó al conocido héroe y una jovencita entre sus brazos a lo lejos, tras reconocer al desesperado hombre no tardó en ir en su auxilio sin antes mencionarle a su esposa que pida ayuda en la villa, la anciana mujer se apresuró todo lo que sus escuálidas piernas le permitieron camino a la residencia de Impa.

—Zelda, por favor, abre los ojos —Link colocó sus manos en la espalda de la inconsciente señorita para sostenerla mientras que acercaba su cabeza contra el pecho en busca de frecuencia cardíaca. A causa de los nervios que le brotaban sus movimientos comenzaron a ser torpes al no escuchar pulso cardiaco.

Ignoró las preguntas que Gostin le lanzaba, nada a su alrededor le parecía relevante en ese momento.

Tras unos segundos que en su perspectiva parecieron años sintió un latido, una débil pulsación fue suficiente para mantener a raya su sanidad mental; nuevamente la cargó en brazos con extremo cuidado y corrió en dirección a la villa murmurando que era necesario un doctor, Gostin emprendió camino atrás de él y se dedicó a gritar por ayuda tras haber puesto pie en la villa, muchos ciudadanos se acercaron al ver escuchar una voz conocida soltar alaridos. Impa desde lo alto de su hogar escuchó el alboroto, acompañada de Pay y la esposa de Gostin salió apresurada.

—¿Link? —preguntó confundida al apreciar al joven de espaldas con la mata de cabello expuesta. Bajó las escaleras con velocidad y sin cuidado; al acercarse vio a una persona que conocía perfectamente bien entre sus brazos y se quedó sin aliento —¿Princesa Zelda?, ¡Diosas! —exclamó al comprender el contexto al segundo. —¡Pay! ¡ve y despierta al médico de la aldea!

La nieta de Impa acató ordenes al instante, ante la adrenalina del momento se tropezó pero no impidió que vaya cuesta arriba en busca del único doctor de Kakariko con decisión.

Con cada minuto que pasaba Zelda se acercaba más a lucir como alguien muerto ante la nula presencia de fuerza en su ser, Link había decidido no darle ningún elixir que rehabilite su energía con anterioridad porque consideró que sería contraproducente, sin embargo, en esa situación lo que necesitaba Zelda no era nada más que energía, con dedos temblorosos sacó una botella de vidrio de su equipaje de viaje, miró a Impa, después a Zelda y mencionó.

—Discúlpeme princesa. —Link bebió el liquido verde del elixir tonificante, lo mantuvo en su boca y bufó soltando aire por la nariz antes de acercarse al rostro de la malherida joven, rozó sus labios con los de ella y se cercioró en abrirle la boca creando presión con la propia para después pasarle el líquido a Zelda con sus labios al posicionarlos levemente en pico.

El rostro de Vari se tornó rojo para después soltar una risa nerviosa ante tal escena, la hiperactiva niña de la aldea que se encontraba en el tumulto que se ocasionó alrededor de Link volteó a ver a su hermana y con una sonrisa murmuró un "¿viste eso?" Koko se limitó a asentir con su cabeza. Después de todo era "la primera vez que presenciaban un beso desde que mamá se fue"

Link colocó a Zelda entre sus brazos de tal forma que el liquido continuara el camino habitual del sistema digestivo, de inmediato puso su puntiaguda oreja contra el pecho de la joven nuevamente, no tardó en escuchar un latido más estable y fuerte, después otro que le acompañaron una hilera de palpitaciones en cadena que no se parecían en nada a la frecuencia cardiaca de hace un minutos. Link suspiró aliviado y no pudo evitar que una sonrisa floreciera en su rostro, abrazó a Zelda rodeando sus hombros con una mano y su cintura con la otra acercándola a su cuerpo ante la emoción del momento, cerró los ojos mientras la acunaba con ternura.

Hace un siglo no logró salvar a sus amigos, ni el rey al que le juró absoluta lealtad, tampoco a una familia que no recuerda pero probablemente tuvo, mucho menos resguardó a alguno de los ciudadanos de Hyrule, sin embargo, los latidos que escuchó a través del pecho de Zelda fueron un canto de las Diosas, una redención por el pecado de haber sido tan débil ante el despertar de Ganon.

Nunca le había temido a la muerte hasta que existió la posibilidad de perder a la princesa, a su princesa. El mismo terror que hace cien años se había apoderado de él.

¿Fue esa una mala jugada del destino o algún tipo de karma que debe pagar en vida?

Miró a Impa de soslayo la cual tenía una expresión indescifrable, a su lado se encontraba Pay y un sheikah que tenía en su mano un botiquín, supuso que era el doctor. La anciana le hizo un ademán de que llevara a la única sobreviviente de la realeza a su hogar, Link se separó un poco de Zelda para cargarla en brazos y subió las escaleras que daban camino a la entrada principal, los demás lo siguieron por detrás, mientras que los residentes sobrantes se esparcieron después de tal escena.


Aun cuando no lograba ver nada por el sonido de sus pasos infirió que estaba pisando agua; supuso que terminó de llover hace poco.

Sus botas eran lo suficientemente resistentes como para poder abrirse camino ante los profundos charcos generados por la lluvia; supuso que debió haber llovido demasiado como para haber dejado lagunas de tal tamaño.

Ante sus oídos retumbó un estallido, levantó la vista esperando encontrar nubes que amenazaran con tormenta, contra todo pronóstico la noche era tan oscura que no alcanzaba a apreciar absolutamente nada; supuso que las nubes iban a aparecer en cualquier momento.

Así que decidió apresurarse.

"Será mejor que llegue al castillo cuanto antes, no podré resguardarme en caso de que vuelva a llover", Zelda reflexionó y comenzó a correr.

Sabía el camino de memoria, no poder mirar no era relevante para ella, cuando llevas un siglo sin abrir tus ojos te acostumbras a la oscuridad.

"No por eso es menos aburrido"

Ha estado sola por cien años.

"Supongo que debería conformarme con mi propia compañía"

Un relámpago chocó con el suelo, la luz momentánea le sirvió para apreciar la imagen a su alrededor, se detuvo ante la escena.

No estaba sola, se encontraba con Ganon.

Y con los cadáveres de todos sus seres queridos.

Lo que pisaba no eran gotas de lluvia, sino sangre.

El camino al castillo se encontraba manchado con la sangre de todos los caídos en el despertar de Ganon. No permitió que la sorpresa la ahogara así que reflexionó momentáneamente y llegó a una conclusión velozmente.

"Ya veo, es una pesadilla"

Zelda que se encontraba acostumbrada al fracaso suspiró, y volvió a retomar camino al castillo a oscuras.

"Si hoy sello a Ganon Link tendrá un día más a su favor, si no llega, supongo que solamente deberé sellarlo nuevamente y brindarle al héroe 24 horas más"

Sabía de ante mano como terminaba ese sueño, lo han soñado por cien años todos los días sin falta. Tanto Ganon como ella compartían pesadillas, era así de fuerte su conexión. Aquel ser llegó a decir alguna vez que ellos eran "cara de una misma moneda", por su parte Zelda no terminaba de comprender del todo a que se refería.

"Ganon romperá el sello, me dejará en un cuarto oscuro entonces supondré que estuvo lloviendo, volveré al castillo y lo sellaré nuevamente"

Era una rutina monótona y horriblemente sencilla, no era más que una historia que se repetía una y otra vez, sin embargo, cien años pueden ser engañosos, Zelda nunca ha dejado de sorprenderse que no haya perdido la cordura aún, estar constantemente luchando contra las pesadillas que la maldad le coloca en su sistema puede ser agotador.

El presentar alucinaciones tan reales puede ser un arma de doble filo, Ganon lo negó pero le dio la razón a Zelda cuando empezó a conversar con ella mientras se encontraba sellado. Esa muestra de debilidad le demostraba a la mujer que portaba la sabiduría que aquel ser malvado no era nada más que un chiste.

"Espero que la pesadilla de mañana sea distinta" Zelda se detuvo frente al castillo, la maldad se sentía palpable a unos cuantos metros. Las puertas del castillo se plasmaban orgullosas, ni cien años de fracasos pueden derrumbarlas, a su alrededor los cadáveres se encontraban apilados sin pena ni gloria, pero eso a Zelda no podía perturbarle, para lograr luchar contra esos baratos trucos mentales es muy relevante mantenerse sereno en todo momento, con decisión colocó sus manos contra la madera de la entrada y con poca fuerza logró abrirse camino.

—Zelda —una voz llena de seguridad le llamó así que decidió detener sus pasos, giró su cuello hacía la nada, la oscuridad parecía disminuir con cada segundo que pasaba y una conocida presencia llamó su atención, un delgado joven con una espada se encontraba a sus espaldas. La joven consideró prudente mantenerse alejada.

"Oh, esto es nuevo, supongo que lo comprendo"

Regresó su mirada hacía enfrente —Que sorpresa, ¿no?, a mí también me sorprendió cuando sentí que despertó, pero supongo que eso tu ya lo sabes —Volteó a ver al cuerpo antropomorfo de su enemigo natural, el despertar de Link no fue un secreto para ninguno de los dos —La conexión que tiene con la espada maestra probablemente es lo que causó que pueda estar presente en estas alucinaciones. —Con toda la naturalidad del mundo comenzó a hablarle a Ganon, algunas veces le respondía, otras no y viceversa, a veces se cuestionaba hasta que punto se encontraba la autonomía de ese personaje que protagoniza todas sus pesadillas. La curiosidad que le ocasionaban esas alucinaciones podía rozar lo obsesivo.

—¿Conexión? Ese niño no tiene conexión alguna —una voz furiosa causó que los cimientos del castillo temblaran ante su poder.

Zelda se mantuvo pensativa, no era muy común que Ganon hablara por hablar, haber logrado sacar la espada maestra a los doce años hace un siglo fue definitivamente toda una hazaña, pero el hecho de existir la probabilidad de morir al sacarla es una muestra de que la espada no lo había escogido hablando estrictamente, y eso Ganon también lo sabía.

En realidad, existía la probabilidad que Link no fuera el héroe destinado a salvar Hyrule, más bien tomó ese papel por mera moralidad propia, es decir, Link ganó la valentía a puño desnudo. Llegó a sospecharlo unas cuantas veces, no es la primera vez que sucede un caso parecido. Aquello simplemente lo volvía más triste aún, Zelda se consideraba como aquella que le arrebató todo al pobre joven. Levantó la vista sorprendida.

—Eso es irrelevante. —Lanzó una vista a Link, muchas veces su principal fuente de inseguridades, las distintas incógnitas alrededor de ellos y la Trifuerza probablemente nunca serán resueltas, así que decidió dejar el tema por la paz — Aquí ha terminado este absurdo juego, has perdido Ganon —Zelda aseguró.

—¿Realmente crees que todo ha terminado? tú y yo estamos unidos Zelda, tarde o temprano nos volveremos a encontrar. —La voz tranquila causó un escalofrió en sus brazos desnudos, ya no le parecía tan intimidante.

Meditó lo que dijo Ganon y sonrió —Es probable —buscó con su mirada nuevamente al Link de sus sueños, este se encontraba espectando de todo lo que sucedía —a Link también lo encontrarás, estamos destinados a derrotarte una y otra vez, es un pecado del que nunca lograremos deshacernos.

Sin embargo, a Zelda ya no le daba miedo, era ridículo tener miedo en ese punto, sólo debía dar un paso más y se desprendería de todo lo que la encadenaba a él. Levantó la mano con cuidado, ese era el fin de la constante lucha psicológica, la marca de la Trifuerza hizo presencia con un color dorado precioso y repentinamente todo se llenó de una luz blanca que cegó a todos los presentes desapareciendo así finalmente Ganon.

Abrió los ojos, el techo tenía un bonito color marrón, una vela de aceite aluzaba ligeramente la oscura habitación, levantó su mano izquierda hacía el cielo para apreciarla, no sintió ningún tipo de poder por parte de la Trifuerza y repentinamente se sintió muy ligera comprendiendo la razón, ya no había ningún tipo de poder espiritual dentro de ella.

Ahora entendía los juegos mentales que solía soltar Ganon siempre que se encontraba aburrido, conversaciones con comentarios listillos que le confundían, finalmente captó que aquellos no eran fruto de su engreimiento, al contrario, su única fuente fue el miedo, el terror de no portar la Trifuerza del Poder, después de todo, ella mantuvo los tres elementos juntos todo este tiempo, sólo por eso la maldad no logró arrasar con todo lo que se encontraba a su paso.

Repentinamente sintió muchas ganas de abrazarse a sí misma ante la soledad que la aplastó con violencia, las ganas de soltar en llanto amenazaron su dócil estado de ánimo, la Trifuerza ya no se encontraba con ella, probablemente producto de explotarlo por tanto tiempo, al ya no tener ningún tipo de poder de las Diosas ahora se trataba de una simple chica que en algún momento tuvo poder político, pero su pasado era lo menos relevante, de aquí en adelante deberá desenvolverse como un civil más si desea aportar algo útil para la comunidad.

Es decir, Zelda era finalmente libre, una libertad que ansió por mucho tiempo, para su pesar, se trata de una libertad a costa de muchas muertes.

—Son las consecuencias de mi propia negligencia —murmuró —como antigua participe de la corona deberé dedicar todo lo que me queda de vida en conseguir mejoras para el bien común.

Le parecía lo más lógico, lo único de valor que tenía era su capacidad cognitiva e iba a hacerle uso para mejorar la calidad de vida de los demás. Ahora que no era princesa no podía brindar ningún tipo de prestigio así que probablemente tampoco se iba a casar nunca, teóricamente tiene más de cien años, si el consejo continuara vivo probablemente estaría escandalizados que ella no tenga esposo.

Una bola de carne se movió a su lado y causó que tuviera un pequeño sobresalto, se trataba de Link envuelto en una manta acostado incómodamente en una silla de madera, la espada del elegido se encontraba a su lado.

—Supongo que al final te cayó muy bien.

Zelda sabía que no iba a recibir respuesta alguna al ya no portar la Trifuerza, no obstante, era consciente que la escucharon y seguramente le dieron la razón.

Sonrió con tristeza. —Terminaste con la pesadilla, Link.

Le dio un poco de pena que el joven se encontrara dormido en una superficie tan poco accesible al descanso, cuando ella está cerca nunca puede descansar, sospechaba haber perdido el conocimiento y él se haya visto obligado a llevarla hacía esa habitación. Miró con cuidado los alrededores, no reconocía aquel lugar, pero lucía bastante cálido, como la habitación de una señorita, se quitó la cobija que la cubría y posicionó sus descalzos pies en el frío suelo acercándose a Link, por alguna extraña razón se sentía llena de energía.

Le desacomodó la mata de cabellos rubios. —Lo siento mucho, de aquí en adelante intentaré no causarte tantos problemas. —Le dio un beso en la coronilla sin pensarla mucho y se precipitó escaleras abajo con toda intención de curiosear a sus anchas ya que nadie la veía.

En cuanto escuchó como se alejaba la princesa Link abrió los ojos, sin disimular su confusión no pudo evitar escuchar la conversación que tuvo Zelda consigo misma, a decir verdad no entendió del todo a que se refería pero supuso que probablemente se trataba de un problema personal. Se tocó la cabeza con una mano y decidió que lo más prudente sería no hacer mención alguna de lo que sucedió, a Zelda no le gustará enterarse que la escuchaba a escondidas, agregando que era la primera vez que recibía un beso de tal forma decidió guardarlo para sí mismo.

Un pequeño secreto no le hará daño a nadie, además, no todos los días se recibía un beso por parte de la reencarnación de la Diosa Hylia.


NA: "La invitación al viaje" es el nombre del poema numero LIII de Charles Baudelaire en su obra "Las flores del mal"