The Legend of Zelda: Breath of the Wild no me pertenece.

Capítulo III

"Vari y Koko"

Aun cuando Zelda consideraba que era de mala educación escuchar conversaciones ajenas no se sentía con suficiente valor para salir y saludar a los presentes en la habitación continua a las escaleras, sin embargo, tampoco deseaba regresar a su habitación, no cuando un interesante cuchicheo estaba sucediendo justo ahí a su lado y que podía escuchar con total claridad.

—¿Están dejando de lado que es guapísimo? ¡eso le da puntos extras! —comentó una de las cocineras de Impa con emoción, otras dos jóvenes se limitaron a ovalarla con aprobación.

—Definitivamente, si tuviera un esposo que tuviera la fuerza y energía para cortar leña para toda la aldea estaría muy orgullosa de él —respondió otra voz que sonaba igual de joven.

—Y no sólo eso, no es la primera vez que hace actos de caridad para todos nosotros. ¡Ah! Lo que daría por tener una oportunidad con el joven maestro… —confesó una de las chicas en ensoñamiento.

Unas fuertes carcajadas inundaron la cocina y el comedor, era la primera vez que escuchaba a las chicas hablar tan bien de Link de forma tan directa, antes del cataclismo se limitaban a saludarlo de forma melosa por respeto a la princesa, es decir, ella misma. Era consciente que su ex caballero podía ser bastante famoso con el público femenino, pero debido a su posición nunca tuvo la oportunidad de poder hablar de chicos con otras mujeres, más que nada porque un cotilleo inocente podía convertirse en una bola de nieve que creciera de forma peligrosa. Sabía de ante mano que los chismes volaban en el reino.

—Bueno, una de aquí sí que podría tener oportunidad con Link —dijo una de forma picara.

—¡Shh! ¡podrían escucharlas! —se apresuró a decir Pay, con clara vergüenza. —¡Bajo ningún concepto podría hacer eso!

—¡Tonterías Pay!, ¡de nosotras tu eres la más cercana a Link!, ¡no me sorprendería que se hicieran novios un día de estos!

Zelda escuchó como Pay regañaba a sus compañeras de forma no muy convincente. Su rostro se encendió de pena y recordó con pesadez que una situación así ya se había dado a cabo tiempos anteriores, con Mipha, le inundaron las ganas de llorar al recordar a la fallecida princesa. Nunca fue un amor abiertamente confesado pero definitivamente era palpable el cariño de la zora por el caballero. Un amor que de cierta forma fue destruido por su culpa.

Quizás, si no la hubiera elegido como uno de los Campeones hubiera podido sobrevivir en la protección del Rey Dorphan… Los zoras viven muchísimos años, incluso hoy en día, 100 años después, hubiera tenido la oportunidad de reencontrarse con Link… Unas lágrimas cayeron por sus mejillas, dejando de lado el cuchicheo de la nieta de Impa y las demás cocineras se apresuró en subir las escaleras.

¿Cómo era posible que le haya arrancado tantas cosas a tanta gente?, incluso, uno de los frutos de sus malas decisiones continuaba ahí a su lado: Link. No creía posible que él no viera todo el daño que le ha hecho tanto de forma directa como indirectamente.

Aquellos comentarios llenos de inocencia y amor hechos por Pay se sentían como estacas en su estómago, Mipha es muy parecida a la nieta de Impa, ¿la princesa Zora también habrá tenido conversaciones así con sus amigas? ¿habrá confesado su amor a Link? ¿habrá tenido oportunidad de salir con él a citas? Probablemente no… Link siempre estaba entrenando o cuidándola… La responsabilidad por su oficio siempre ha sido aún mayor que sus actividades personales. El último sueño que tuvo con Ganon le confirmó sus dudas: Link no era un elegido, no estaba destinado a salvar a Hyrule, y mucho menos el hacerse con la Espada Maestra, simplemente se trataba de un Hyliano común y corriente esplendido que tuvo la mala fortuna de cruzarse en su camino.

Zelda se recostó en la cama de Pay, permitiendo a sus lágrimas correr indiscriminadamente, esperaba de todo corazón que Link pudiera tener una vida normal. Se abrazó a si misma ante el golpe de soledad que sentía en aquellos momentos. Tras llorar durante un largo rato se limpió el rostro con un pañuelo húmedo y suspiró pesadamente, no debía dejar que la pesadumbre la ahorque cuando hay tanto que hacer y tanta gente que visitar, el primer y más difícil paso ya había sido dado: había despojado de sus posiciones a los pocos empleados de la corte que quedaban. Por lo que ahora solo quedaba continuar con lo que se debía de hacer.

Se miró al espejo, la triste imagen de sí misma le abrumó ligeramente, con ropas prestadas, cabello enmarañado y rostro demacrado. —Bueno, si tengo tiempo para ponerme a llorar por cosas que no puedo solucionar, definitivamente tengo tiempo para buscarme ropa y cama propia —dijo, irónicamente. —Quizás pueda ayudar en algo, al igual que Link. —agregó con duda. —Para empezar, en vez de andar de fisgona hubiera ayudado con el desayuno a la nieta de Impa. —Zelda se golpeó la frente por su estupidez.

"Bueno, aunque no es como que sepa cocinar realmente" reflexionó avergonzada. "Quizás Pay esté dispuesta a enseñarme, es una buena mujer" aludió a la nobleza de la nieta de Impa.

Decidió acicalarse y cambiar de ropas, ahora con un poco más de autoestima se miró al espejo y se alentó a si misma a continuar la agenda que había hecho para ese día.

Mientras bajaba las escaleras se dio cuenta que ya no se escuchaban más las voces de hace rato, en cambio, se escuchaba a lo lejos a Link y Pay conversando. Suspiró y con valor entró a la cocina encontrándose a la joven con su común rostro encendido y Link hablando de lo buena que estaba la comida con la boca llena. "Parece una pareja de casados" pensó Zelda mientras se sentaba en silencio sin deseos de intervenir.

Desde el rabillo del ojo Link le miró y automáticamente deglutó con pena de ser catalogado como un animal sin modales.

—¡Zelda!, ¿por qué no me dijiste que ya habías despertado?, no he hecho el elixir aún. —se apresuró a decir mientras se limpiaba la boca con la manga de la camisa.

—¡Buenos días, princesa Zelda!, está listo el desayuno, enseguida le sirvo.

—Muchas gracias Pay —respondió con una sonrisa amable —por cierto, no creo necesitar el elixir el día de hoy Link, pero muchas gracias por el ofrecimiento, me siento con suficiente energía.

Link le echó un vistazo a la princesa, con el cabello desenredado cayéndole por sus hombros, rostro lavado y unos ropajes que él mismo había comprado hace algunos días. —¿Saldrás?

Zelda afirma con la cabeza —Deseo dar una vuelta por ahí. —debido a las muestras de haber llorado en los ojos de la princesa decidió no hacer más preguntas y todos los presentes se limitaron a desayunar, Impa se encontraba en una reunión con sus guardianes debido a que un puente se había desplomado en una de las últimas lluvias que sucedieron, por lo que no había suficiente suministro de pescado.

—¡Muchas gracias Pay! ¡Cocinas delicioso! Espero que algún día puedas enseñarme si tienes tiempo —por su parte Pay aceptó automáticamente, desde su perspectiva su cocina no era tan buena como la de sus compañeras pero si una princesa que probablemente ha comido comidas más costosas y exóticas lo decía definitivamente era un buen augurio.

—¡Por supuesto! ¡tenga mucho cuidado! —le deseó mientras la miraba retirarse del comedor en dirección a la puerta principal. —¿No la acompañará?

—No —respondió Link ofuscado mientras deglutía los restos del desayuno de Zelda.

Zelda, con la puerta cerrada a sus espaldas vio un vistazo desde las alturas a la Aldea Kakariko, lucía bastante diferente a como recordaba pero parecía un lugar bastante agradable en el cual vivir. Bajó las escaleras y saludó a uno de los guardias de turno, este que se encontraba jugando cartas en el suelo se levantó de un salto y adoptó una posición de estatua, Zelda sonrío con amabilidad para evitar reírse.

Alejándose de las escaleras de la casa de Impa escuchó como la puerta se abría nuevamente y miró a Link bajar con cuidado, ambos se observan con el rostro serio a lo lejos a lo cual ella frunce el ceño y el caballero finge ver a otro lado.

"¿Esto es un déjà vu?" Se pregunta la princesa y decide continuar con su recorrido, desde su perspectiva Kakariko era un lugar precioso, todos se miraban bastantes felices. "Impa y todos los hylianos han hecho un formidable trabajo".

—¡Mira! ¡la chica del beso! —gritó una niña que jugaba con otra parecida a ella, ambas con un cuco en manos.

—¡Ah! ¡qué bonito cabello tienes! —dijo Koko mientras se acercaba a Zelda con total curiosidad.

—Hola, ¿cómo se encuentran? —la curiosidad de Zelda estaba al mismo o mayor nivel que el de las hijas de Dorio. Poniéndose de cuclillas la princesa les proporcionó una enorme sonrisa enseñando sus dientes. —¿Juegan con los cucos? Tengan mucho cuidado, a veces son bastantes molestos.

—No te preocupes, a mí no me hacen nada —Vari acaricia al que tiene con ella —¿Ves? ¡son nuestros amigos! ¿tú cómo te encuentras? ¡La otra vez nos asustaste mucho!

—¡Bastante bien! ¡muchas gracias por preguntar! —Zelda hizo fuerza con uno de los brazos para mostrar su inexistente musculo —¿Ves?, una disculpa por haberlas asustado bastante.

—Bueno, no pasa nada, igual pudimos ver tu beso con Link gracias a tu desmayo.

—¡Vari! —se apresura a regañar Koko el atrevimiento de su hermana con el rostro encendido.

—¿Qué? ¡todos lo vieron! ¡no es un secreto de las Diosas!

—¿Beso? ¿de qué beso hablan? —pregunta Zelda ante el cuchicheo de las hermanas bastante ignorante del tema, ¿en qué momento se besó con alguien?

—¡No me digas que no sabes! —vuelve a decir Vari risueña. —¡Tu beso con el que nos anda espiando a escondidas! —gritó nuevamente mientras señala al joven caballero escondido tras su caballo de forma incriminatoria.

Zelda volteó automáticamente y se topó con Link fingiendo cepillar a su cabello con un cepillo invisible, el joven al ver que fingir demencia no servía de nada decidió saludarles. —¿Eh? ¿me hablan a mí? —Ante el ceño fruncido y los murmullos decidió acercarse a la princesa y al par de hermanas. —¿Oh? ¿Zelda? ¿Qué haces aquí? ¡no te había visto! —Link dijo mientras soltaba unas carcajadas histéricas.

"¡Otro déjà vu!"

—¿Pero qué dices Vari? ¿no has desayunado o por qué andas soñando cosas? ¡yo no había escuchado tal cosa como un beso!

—¡Ja! Como no.

—¡Claro que no! Es más, ven, te llevaré a comer. —dijo combinando una pizca de amabilidad con amenaza, para después tapar la boca de Vari con una amplia mano que abarcaba casi todo el tamaño de su cara, entonces, sin pena ni gloria Link se la llevó corriendo, dejando a la otra en compañía de Zelda.

—Disculpa a mi hermana, a veces es bastante imprudente. —murmuró Koko con pena, no es que ella no deseara hablar del beso, pero no tardó mucho en concluir que nadie le había informado a la joven rubia del mismo. —¡No hubo ningún beso, no te preocupes! ¡A veces Vari se divierte molestando a Link! —soltó una risilla nerviosa, y con total deseo de cambiar de tema agregó: —Por cierto, ¿salieron a conocer la aldea?

—¿Eh?, no, bueno, yo sí, pero Link no sabría decirte. Yo creo que la conoce bastante bien. —respondió Zelda confundida, creía que con el paso del tiempo y los roces que han tenido Link no se hubiera dado la labor de seguirla, como antes.

—¡Pues mira, si quieres yo te acompaño! ¡conozco muy bien aquí!, por ejemplo, ¡esa de allá es nuestra casa!, puedes visitarnos siempre que quieras. A veces puedes ver a nuestro papá trabajando, aunque ahorita está ocupado durmiendo.

Es entonces cuando Koko agarra la mano de Zelda con bastante ánimo y tirando de ella le da un recorrido por toda la aldea, que en realidad, no era bastante grande, teniendo especial cuidado en decir quién vive en cada casa, y si era posible, agregar algún dato interesante sobre ellos, por ejemplo, mencionó que la otra vez una de las aldeanas había discutido con su madre respecto a un negativo prospecto a novio que había presentado días atrás.

Zelda se permitió ser jaloneada debido al entusiasmo que la niña expresaba al detallar cada uno de los hogares, aun cuando algunas características eran bastante obvias, tal como los pulcramente cuidados árboles de una de las ancianas.

—Y aquí, ¡es donde descansa mi mamá!, siento que es correcto que tu la visites, aunque no estoy muy segura por qué —la guía turista de Koko terminaba en el lugar más relevante y con mayor valor sentimental para la niña, y para desgracia de Zelda, era el panteón.

Sin saber que decir, se limitó a observar las tumbas presentes, la ola de emociones de la mañana la había drenado lo suficiente como para verse demasiado afectada para soltar en llanto en esos momentos. —Oh… ya veo —al ver que Koko se sentó para rezar a su mamá decidió que lo correcto era acompañarla ante la pequeña ceremonia. —Yo también perdí a mi madre muy joven —mencionó Zelda a la vez que juntaba sus manos para mostrar sus respetos. —Tu hija es muy amable y educada, sé que estás muy feliz por ella… ¡Muchas gracias por permitirme visitarla Koko!

Zelda decidió que la respuesta más inteligente y honesta que podía brindar era agradecerle a la niña por la confianza ciega para llevarla a un lugar tan personal como la sepultura de su difunta madre.

—¡No pasa nada!, ¡algo me decía que debía traerte!

Ambas se mantuvieron en silencio con sus propios pensamientos, no era algo nuevo para Zelda el ser huérfana de madre pero al ver una niña en la misma situación que ella había pasado definitivamente movió algo en su interior. Por otro lado Koko estaba segura de que la joven al lado de ella tenía algo especial que no podía descifrar aún, pero ese momento a su lado le confirmó que el haberla llevado ahí fue una decisión correcta.

Link, por su parte, escondido tras un árbol cerca del cementerio tras haber escuchado los comentarios de Koko no podía concluir otra cosa más que ese presentimiento de la niña se debía a la sangre de las Diosas en Zelda. Después de todo, él llegó a sentir algo parecido algunas veces.

Una cantidad considerable de tiempo había pasado, Koko al darse cuenta de que el sol se colocaba sobre ellas infirió que era tiempo de retirarse. —¡Me tengo que ir! ¡se acerca la hora de la comida y aún no sé qué le cocinaré a Vari! Pero tú puedes quedarte el tiempo que desees, si gustas, puedes venir conmigo todas las mañanas —se ofreció Koko al ver que Zelda duró mucho más tiempo rezando que ella misma. Sin pena ni gloria se despidió no sin antes abrazar a la joven, en su camino a la aldea Koko se rio de Link que estaba encaramado a un árbol e hizo una seña con las manos sobre sus labios, en muestra de confidencialidad.

Con total atención la joven miró los nombres grabados en las tumbas, las más antiguas tenían algunos nombres que reconocía con grabados bastante emotivos.

"Tu recuerdo siempre estará en nuestros corazones"

"Un fuerte y valiente guerrero del reino"

"Te extrañaremos: esposa e hijos"

"Ahora alegrarás a las Diosas con tus bromas"

Algunas de las placas funerarias databan días muy cercanos del mismo año, no era difícil concluir a qué se debía esto. Zelda suspiró, era bastante extraño poder ver tumbas de gente que falleció hace cien años, en teoría ella también debería ya haber fallecido… y para su desgracia, no era el caso. Quizás, debió haber muerto al igual que sus compañeros de guerra, tener la oportunidad de estar ahí presente le hacía sentir bastante culpable. No todos tienen la gracia de vivir cien años y estar igual de sano que una adolescente de casi dieciocho.

—¿Es esto una prueba de las Diosas? —se preguntó con pesadez, mientras que con ligera irritación se vio en la necesidad de poner en evidencia a su vigilante. —¿Tu que dices, Link? ¿Vas a estar escondido para siempre? —le preguntó con ironía.

—¡Ah!, ¡no estoy escondido! Simplemente pasaba por aquí… —respondió velozmente Link, intentando salvar una situación insalvable, al verse descubierto se mostró ante Zelda no sin antes sacudirse las ropas con torpeza, acercándose al lado de la princesa con notable vergüenza.

—Antes siempre me seguías. Supongo que algunas costumbres no se pierden. —soltó al aire de manera sarcástica, decidió que lo prudente era no agregar que hace cien años nunca se había sentido avergonzado por seguirla a escondidas, es más, lo hacía de manera atrevida y cínica.

—No es como si te persiguiera, simplemente te protejo a la lejanía. —se defendió indiferente, intentando salvar lo poco que le quedaba de dignidad.

Zelda soltó una carcajada. —¿Protegerme de qué? ¿de los cucos? ¿o de niñas que me hablan de un beso que desconozco?

—¡No hay tal beso! —se apresuró a decir ante la aguda mirada que Zelda le lanzaba, quizás se había apresurado de más, su afirmación parecía más bien un pobre argumento sin defensa alguna que lo respalde.

Una realidad es que Zelda no deseaba conversar sobre ese tópico realmente, simplemente buscó una forma para romper el hielo ante el incómodo escenario, la leyenda de un beso era la menor de sus preocupaciones en ese momento. Link pareció comprender el mensaje tácito y ambos se mantuvieron callados durante un rato, un silencio roto por Zelda poco después. —¿Reconoces los nombres?

Link se tardó en responder. —Sólo algunos de ellos.

—Ya veo… —Zelda suspiró nuevamente, intentando no sonar tan decepcionada ante su respuesta. En realidad, que pudiera reconocer "sólo algunos de ellos" ya era una noticia bastante esperanzadora, lo natural era que no recordara ni uno sólo, la cantidad de información que Link guardaba era un total misterio para ella, una cuestión que le mortificaba hasta cierto nivel debido a que había algunos escenarios que ella deseaba que él no recordara en lo más mínimo.

—Antes también te molestabas cuando te seguía, pero no tenías de otra. —respondió ligeramente reacio ante la mirada acusatoria que Zelda le brindaba por sacar a la luz una conversación que ya había dado por cerrada.

—Tú más bien no tenías de otra. —le corrigió enfadada— y no me molestaba, en su momento lo hablamos. Ahora cuando menos charlas conmigo, en aquel tiempo ni si quiera respondías cuando te hablaba.

Link se mantuvo callado por unos segundos, sin saber que responder, la mención de su personalidad anterior era un tema incómodo para él, más que nada porque probablemente él nunca iba a volver a adoptar la misma personalidad que tenía antes.—Bueno, ahora es diferente.

—… Cierto. —intentó decir de manera indiferente, aun cuándo ella deseara con toda su alma regresar el tiempo atrás, a menos que existiera una maravillosa máquina así, no era posible y nunca lo sería.

—Ahora si hablo con la princesa no tengo miles de miradas encima de mí.

—¿Con que así era hablar conmigo? —mencionó desilusionada, "supongo que por eso nadie me quería hablar…"

—Algo así, era un poco difícil poder hablar con la princesa, o con el rey, cualquier comentario que no haya sido reflexionado dos veces podía hacer que terminaras con tu cabeza fuera de tu cuerpo. —agregó, para todo el escuadrón de los caballeros era más difícil conversar directamente con el rey, a diferencia de los ciudadanos comunes. Un comentario en falso y podías perder tu puesto real, cosa que nadie deseaba realmente debido al estatus que este ofrecía.

—Bueno, de mi padre no me sorprende, siempre fue alguien muy sobrio y cuadrado. —mencionó mientras soltaba una sonrisa triste, ella sabía de ante mano que su padre algunas veces llegó a ser bastante severo cuando se trataba de los caballeros que protegían la nación.

"Si tan sólo supiera que al final no fue difícil conversar con el viejo" pensó Link, pero esa era conversación para otra ocasión. De nuevo quedándose en silencio el joven aprovechó la falta de conversación para sentarse con las piernas cruzadas, a una distancia considerable de la princesa, era bastante consciente que el invisible espacio personal de Zelda tenía un perímetro más extenso que el de una persona normal. No es que le importara realmente invadir espacios personajes ajenos, pero en ese momento no creyó prudente hacerlo.

"No cuando el tema de conversación es su difunto padre" meditó.

—¿Cuáles son tus planes? ¿para el futuro? —murmuró la princesa repentinamente derrochando bastante curiosidad.

"¿Uh?" Link tenía su lista de planes bastante delimitada de manera concreta, aunque a juzgar por los encuentros anteriores con Zelda decidió tardarse en responder y soltar una mentira piadosa:

—No lo había pensado hasta ahora realmente.

—¿Eh? ¿cómo que no lo has pensado? ¿no tienes ningún plan? —pareció sorprendida ante la falta de proyección que Link expresaba, a juzgar por los casi dos años que tardó en ir a rescatarla ahora debía tener cuando menos casi ciento veinte años si tomaba a consideración los meses que sobraban, o a esa conclusión había llegado mientras hacía cálculos una noche de insomnio días anteriores.

—Bueno… sí, lo tenía en su momento —mencionó intentando mostrarse desilusionado. —Rescatarte, ese era mi plan.

—¿Eso es todo?

—Sí.

Zelda escondió su rostro encendido en sus brazos cruzados, la simpleza, honestidad y naturaleza con la que hablaba Link era difícil de ignorar, no había segundas intenciones, ni malicia en sus comentarios. Entendía totalmente el por qué las cocineras y Pay hablaban tan bien de Link, después de todo, no era muy difícil no estar encantada con el joven espadachín.

O eso creía ella, porque Link deliberadamente decidió mostrar un deje de decepción para que Zelda se sintiera culpable por haberlo despedido.

—Supongo que fue muy difícil para ti el haberte revocado de tus deberes.

—Sí, lo fue. —afirmó en automático y sin pensarlo. —Si pudiera, yo seguiría siendo un caballero hasta mi muerte.

Zelda volteó a verlo pero no pudo encontrarse con su mirada, que estaba volteada hacía el suelo.

—Perdóname Link, pero, es que, no deseo quitarte la oportunidad de vivir más cosas…

—Tú no sabes qué es lo que deseo vivir. —Link entornó los ojos, ligeramente molesto, sabía de ante mano que Zelda iba a soltar un comentario así. —Pero si me preguntas, y te interesa mi opinión, hay algo que le prometí a gente muy preciada para los dos… Me gustaría cumplir con mi palabra.

Zelda movió su torso en dirección a Link, la curiosidad picándole en cada extremidad de su ser, debido a que "gente muy preciada para los dos" sólo implicaba personas probablemente muertas, a menos que se trate de Impa. Se aventuró, después de todo, no le hacía daño a nadie preguntar —¿Y qué es?

—¡Secreto! —le respondió el joven mientras sonreía. —¡No te lo diré! ¡ni aunque me maldigas!

La joven frunció el ceño nuevamente ante el fiasco. Sabía que Link tenía cierto nivel de confianza con ella para hablarle indiscriminadamente, pero ahora, que no era empleado de ella era bastante más audaz con sus palabras. La discusión que habían tenido antes le confirmó su descaro.

—¡Ja! ¡pues no es necesario que me lo digas! ¡igual ni me interesa!

—¿Ah sí? ¡Yo te miraba muy interesada en saber!

—¡Ni a quien le importe tus planes a futuro! —le gritó mientras se levantaba y desempolvaba sus ropas a la vez que se dirigía a la salida del panteón. —¡Diosas! ¡pero que atrevimiento!, para tu información, ¡yo tampoco te diré de mis planes! ¡que tengo muchísimos que hacer!

—¿Ah sí?

—¡Sí! —se apresuró a responder Zelda, aun cuando la respuesta verdadera era no.

Aunque ambos se negaban a confesar lo que deseaban hacer en un futuro, compartían el mismo sentimiento: de ahora en adelante la vida será muy diferente.


NA: ¿QUÉ? ¿cómo que nuevamente me tardé mucho en actualizar? ¿este episodio es cringe? ¡Espero que no!

Una enorme disculpa por los errores ortográficos, también por alguna extraña razón tuve problemas con las conjugaciones, espero que no se lea agramatical.

Por cierto, ¡muchísimas gracias a Amelie030 por su comentario! ¡espero que leas este episodio y te guste!

¡Nos vemos pronto! ¡muchas gracias por los que se toman el tiempo en poner mi fic en favs o follows, incluso cuando solamente he publicado 2 episodios!

19 marzo 2024:

He agregado algunos ligeros cambios, con total vergüenza puedo confesar que había subido este capítulo sin haberle dado una leída, hoy al (finalmente) leerlo solamente me puedo limitar a disculparme por tan pobre desarrollo que le di al dialogo al final del capítulo, espero que se lea cuerdo.