Goku despertó de un largo sueño.
Sus ojos no estaban acostumbrados a la oscuridad del lugar en el que se hallaba. No podía distinguir ninguna figura que le diera una pista de dónde estaba.
Cuando ya estaba listo para transformarse en Super Saiyan y emitir luz amarilla a su alrededor, se retractó y prefirió ponerse en pie, cosa que lo llevó a ver las estrellas y cuerpos celestes de gran tamaño a través de la ventanilla, orbitando al lado de él.
—¿Qué pasa? ¿Dónde me encuentro? Pensaba Goku, con un rostro de clara angustia.
La única luz del sitio en el que estaba encerrado provenía de todas esas estrellas allá afuera, detrás de los paneles de cristal frente a su rostro.
Con uno de sus dedos generó pequeños destellos de Ki, cuyo propósito no era otro más que dispersar la oscuridad a su alrededor.
—¡Claro! ¡Estoy en una nave! Vaya que tardé en darme cuenta...
Una máquina dentro de la nave empezó a lanzar pitidos constantes y muy sonoros, lo que asusta en gran medida a Goku
—¡Alcanzando los límites del universo! ¡Generando brecha interdimensional! Una voz robótica resonó por toda la nave.
—Probablemente se trate de la computadora —Pensó Goku.
—¡Acelerando! ¡Salto de tiempo preparado! ¡Cruzando brecha en 10 segundos!
—¡¿Dónde están los demás!?
Goku se sujeta de una camilla al lado de las ventanas de la nave, listo para cualquier arranque de velocidad.
—¡Será mejor que me aferre a algo antes de que me estampe contra las paredes de la nave! Goku sonrió, cerró los ojos y apretó el agarre que tenía en la cama.
El conteo que anunció la computadora de la nave llegó a 1 y, contra todo pronóstico, no dio el dichoso salto de velocidad que tanto mencionó.
—¿Eh? ¿Qué sucede? ¿No ibas a dar el salto-?
Justo cuando Goku se había soltado, la nave dio el salto en un mal momento y el saiyan fue a parar hasta la parte trasera del transporte espacial.
—¡MIERDA, ESTO NO ERA PARTE DEL PLAN...!
En un planeta Tierra de otro universo completamente distinto...
Bajo el cielo nublado de un planeta azul, una grieta interdimensional se hizo espacio entre tantos cúmulos grises y, para infortunio de los habitantes del reino cercano a la brecha, la nave en la que Goku viajaba cayó justo en el centro de la ciudad, causando un terremoto al impactar.
En realidad, quien había impactado en el suelo era Goku, pues al no desear que la nave se hiciera pedazos salió a último momento y amortiguó la caída con su propio cuerpo, usando la fase del Super Saiyan Blue.
—¡Nnngh...! ¡Estuvo cerca! —Goku sudó de los nervios.
Este se dispuso a colocar la nave en el suelo y asegurarse que no tuviera daños severos.
Pero antes, dio un vistazo rápido al lugar donde había aterrizado. El lugar guardaba ciertas similitudes con una red de catacumbas en todo el sentido de la palabra: pasillos poco iluminados, pilares en abundancia, antorchas distribuidas por el sitio y... ¿Prisioneros?
—Esas dos personas son una mujer y un muchacho... Tal vez ellos me digan dónde acabo de caer.
Esos dos no serían los únicos sorprendidos por el repentino suceso. Todo el reino estaría alarmado debido a la nube de polvo y escombros voladores que dejó el objeto caído.
—¡Hola! ¡¿Pueden decirme en dónde me encuentro!? —Goku alzó la voz, mientras camina por el pasillo en el que vio a la mujer de cabello color lavanda y al muchacho pelirrubio.
La mujer portaba una armadura ya destrozada de la mitad superior y una espada larga, mientras que el muchacho unas prendas de color blanco y rojo, armado con un arco en la espalda.
—¿Q-Quién es ese...? —La primera en vocalizar fue la dama, la cual no despegaba la incrédula mirada del saiyan.
—Disculpen los destrozos. La nave en la que viajaba se estrelló en su casa, aunque no era mi intención.
Ciertamente, la nave destruyó una porción significativa del castillo sobre la mazmorra en la que ambas personas ajustaban cuentas.
La dama, aprovechando la distracción, comienza a conjurar un hechizo, cuya función le era desconocida al azabache, pero no al muchacho rubio.
—¡MAESTRA! ¡¿A DÓNDE VAS!?
—¡Ya te lo he dicho, Lancelot! ¡No creas que voy a contenerme sólo porque eres mi alumno! ¡Estaré preparada para luchar por mi sueño!
Aquella mujer se desvaneció en un destello de luz blanca, dejando al muchacho solo con Goku en las cercanías.
—¡ARTURO! ¡VAS A PAGAR, MALDITO!
Goku se mantuvo expectante, con eso se percató de que la mujer había dejado su espada atrás. Posiblemente a causa del alboroto de su aterrizaje se le cayó y nunca se dio cuenta.
—Oye, chico. Tu maestra dejó su espada. ¿Está bien si se la llevo?
El ya conocido como Lancelot se nota molesto por el hablar de Goku y lo confronta.
—¡¿Tú de dónde has salido, pelos parados!? ¡No estés jugando conmigo! ¡No estoy de humor!
—¿Jugando? ¡Yo sólo estoy preguntando algo de buena manera!
Goku se acercó a la espada que estaba en el suelo y la recoge.
—Oye, suelta esa espada. Es de mi maestra y no puedo dejar que alguien más se la lleve. Cuando la traiga de vuelta se la daré.
El azabache coloca dos dedos en su frente y permanece en silencio unos segundos.
—¡¿No me has escuchado!? ¡Maldición, deja esa bendita espada!
Goku frunce el ceño.
—¡Ay, que fastidio! ¡Sólo acércate y toma mi hombro! Te llevaré con ella, pero a cambio me dices en dónde estoy, ¿eso suena bien?
Lancelot parece desconfiar.
—¿De qué hablas? ¿Tienes magia de transporte o algo por el estilo?
—No es magia, se llama Ki, aunque es una larga historia. ¡Pero bueno! ¿Quieres ir con tu maestra o no? Si no te das prisa iré yo sólo y le pediré información a cambio de la espada.
Lancelot parecía algo inseguro. Tenía pendientes en ese reino, pero quería saber qué tanto había pasado para que su propia maestra se uniera al bando de los enemigos.
—¡Bien, lo haré! ¡Percy, Tristán y Gawain, espero que puedan manejar la situación! ¡Lo dejo en sus manos!
Goku sonrió.
—Me hablas de este mundo luego, ¿trato?
—Sí, sí. Como sea, apresúrate.
Goku haría la teletransportación y en un parpadeo llegarían a un lugar misterioso.
—¡No mentías...! Lancelot se suelta del hombro de Goku, impresionado por la magia de este.
—No tengo motivos para mentir. Apenas nos conocemos, chico. Goku lo miró confundido.
Lancelot le iba a dar las gracias, pero la imagen de su maestra lo dejó mudo unos segundos.
—Hola, dejaste tu espada tirada cuando desapareciste
La mujer de antes se lleva un gran susto al verlos en ese lugar.
—¡¿CÓMO HAS LLEGADO HASTA AQUÍ!? ¡¿ACASO ERES UN CABALLERO DE LYONESS!?
—¿Caballero de leones? No sé por qué los leones ocuparían un caballero. Yo soy artista marcial.
—¡No me interesa! ¡Devuelve esa espada, no te pertenece!
Ella le arrebata el acero a Goku, sabiendo que le pertenecía y estaba en todo su derecho.
—¡Lancelot...! ¡¿Por qué me has seguido!? ¡¿No escuchaste lo que te dije!?
—Escúcheme a mí, maestra. Yo no la veo a usted de esa forma. Quiero que vuelva a Benwick con nosotros, con mi padre y mi madre. Usted es familia para nosotros.
—Lancelot, te lo dije una vez. Estoy mal; mi cabeza dice una cosa, pero mi corazón decide otra. ¿Con qué cara quieres que me muestre ante Ban y Elaine? Soy terrible, me doy asco.
—A mí no me interesa lo que diga mi padre, mi madre o quien sea. Quiero que vuelva con nosotros. ¿Por qué somos enemigos de un momento para otro?
—Yo sólo intento... proteger el sueño que Arthur me dejó vivir. Vivir escondiendo lo que siento me desgarra el interior. Es una sensación horrible que tuve que soportar por años, pues te quería y amaba entrenar a tu lado. Ahora que creciste, me da asco pensar que te veo como algo más que mi estudiante.
—Maestra...
—Debo echarte de este lugar, Lancelot. Arthur ya debe saber de tu presencia y aunque seamos enemigos, no quiero que él te haga daño. Mantente alejado de mí, será lo mejor para todos...
Hubo un silencio abrumador. El viento suave que corría en el lugar se hizo escuchar, peinando el césped y los árboles distribuidos por todos lados.
—No quiero ser grosero, pero ¿podrían decirme en dónde estamos? Necesito guardar mi nave en algún lugar y-
Jericho se cansó del azabache y, con un rápido movimiento del brazo con el que sostenía su espada, aplasta a Goku mediante un pilar gigantesco de hielo.
Lancelot explota de enojo y confronta a Jericho por lo que hizo.
—¡Maestra! ¡¿Por qué lo has hecho!? ¡Él no tenía nada que ver en esto!
—¡Ya te lo he advertido! ¡Cualquiera que intente-!
Goku hace desaparecer todo el hielo en un abrir y cerrar de ojos con ayuda de su mera presencia en estado base.
—¡Hey! ¿Te hice algo para que me ataques de esa forma? ¡Qué persona tan grosera! Y yo que intentaba ayudar.
Jericho intentó procesar lo ocurrido, pero su asombro fue mayor y no supo cómo responder al azabache.
—Saliste ileso...
Lancelot no fue la excepción. Fue un alivio saber que el pelo de palmera había salido ileso de aquel ataque.
—Creí que eso te mataría, pelo pincho.
Goku se abraza a sí mismo. El hielo le dio mucho frío, además los vientos que corrían ahí no ayudaban.
—Pues no, pero me dio mucho frío, no te voy a mentir.
Jericho desistió de atacar a Goku y lo dejó en paz por el momento.
—Oye tú, tipo de cabello extraño. No has parado de preguntar acerca del lugar en el que estábamos hace un momento. Explícate.
Goku le dirigió su atención y comenzó a hablar.
—Mire, señorita Perico. Lo que pasa es...
Jericho bufó con fastidio y con tono de voz seco dijo:
—¡Soy Jericho! ¡No me llames Perico, desgraciado!
Goku río de forma nerviosa y contesta:
—¡Jejejeje...! ¡Lo siento, Peri-!
Lancelot se burló. Goku había cubierto su bocota al instante.
—¡La mula al trigo...!
Goku río de nuevo, pero esta vez porque le pareció graciosa la expresión que usó la espadachina.
—Oye, Lancelot. ¿Piensas llevarte a tu maestra lejos de aquí? Una presencia maligna se aproxima al lugar y no tiene buenas intenciones por lo visto. No sé lo que le podría pasar a la Peri- Digo, Jericho.
Lancelot empieza a notar un patrón extraño en Goku. Se percata que todo el tiempo ha estado mostrando una confianza ridícula y ha soportado cualquier daño sin sufrir lesiones o tan sólo un misero rasguño.
—Viejo, antes que nada, ¿cuál es tu nombre?
—¿Yo? Me llamo Son Goku. Supongo que ya no necesitamos más presentaciones, después de todo, ya me sé sus nombres.
Lancelot toma el arco que guardaba en su espalda, preparándose para pelear en contra de lo que se acerca.
—Te agradezco por darme esta oportunidad de encarar al maldito de Arthur.
Goku le sonrió y dijo:
—No olvides nuestro trato.
Mientras ambos veían el horizonte con una mirada punzante, Jericho a sus espaldas daba pasos en reversa, con lo cual trata de perderlos a ambos.
Lancelot sabía lo que Jericho planeaba, así que le hizo una petición a Goku.
—Goku, eres fuerte, ¿verdad?
—Eh, sí, algo fuerte, supongo.
—Yo voy a pelear con Arthur. Detén a mi maestra y no dejes que se vaya, pero protégela y tampoco la lastimes si se pone agresiva. Ya vi que eres mucho más fuerte que ella, así que dudo que pueda causarte daño con sus habilidades.
—¿Que yo la retenga? Creo que puedo ayudar...
Por otro lado, Jericho ya se iba; sin embargo, cuando dio la media vuelta chocó contra una pared, o era lo que creía, pues sólo se trataba de Goku.
—¿Por qué quieres irte? ¿No deseabas ver a Lancelot?
—¡Sí...! ¡No! ¡Nada de esto te incumbe! ¡Esto es un asunto entre maestra y alumno! ¡Te acabamos de conocer hace unos minutos!
—Parecen buenas personas. Yo sólo buscaba información y me terminé topando con todo este lío.
—¡¿Y por qué no te largas!? ¡Usa la misma habilidad con la que llegaste y márchate! ¡Llévate a Lancelot contigo, que tampoco quiero verlo!
Jericho intentó atacarlo con su magia de hielo, pero de todos modos no afectó en absoluto al saiyan. Todo frío que tocaba su cuerpo se evaporaba contra el Ki de Goku.
—Perdóname por decirlo, pero, leí tu mente hace un momento, y sé que puede volverse complicado guardar emociones y no dejarlas salir. No obstante, expresar tus sentimientos de cierta manera puede causar daño a los que te rodean.
—¡No te escucho! ¡Me rehúso a oír lo que dices!
Jericho lanza un ataque llamado "Iceberg Asesino" contra Goku.
—Considera cómo se sienten aquellos quienes te aman y cuidan de ti. No puedes sólo ignorarlos y velar por tu propio bienestar. Eso es mucho más terrible.
Todos los fragmentos de hielo revientan en miles de pedazos de tamaño poco visible, por ende, no hacen el mínimo daño a Goku.
—Si alguna vez te llegó a importar lo que ellos pensaran de ti, ¿por qué nunca les preguntaste? ¿Por qué no escuchar lo que de verdad ellos tienen que decirte?
La mujer ya desesperada por todo lo que entraba a su cabeza intentó dar una estocada al saiyan, la cual chocó con el brazo de este y no causó ni un rasguño.
Con lágrimas tratando de salir de sus ojos, Jericho forcejeó más con Goku.
—¡¿Y qué dirán!? ¡¿"Nos has decepcionado"!? ¡No tendría el valor para verle el rostro a los que antes eran mis cercanos!
Goku continúa esquivando tajos de espada provenientes de la espadachina.
—¡Si tienes tiempo de pelear con tu familia, tienes de sobra para arreglar las cosas y redimir tus errores!
—¡¿Errores!? ¡Son estúpidos caprichos de niña pequeña! ¡No merece la pena tratar con eso! —Jericho le grita, culpándose a ella misma por lo que le sucedía.
—¿Y todo se trata de valor, o no? Empiezo a creer que sólo eres una cobarde —Dijo Goku con una sonrisa fanfarrona.
—¡Te odio, maldito imbécil! ¡Yo no soy cobarde!
—¡Sí lo eres! ¡Eres una cobarde! ¡Tienes miedo y te escondes de Lancelot porque no puedes aceptar que no te ama de la forma que tú piensas! ¡De eso se trata tu sueño! ¡En él Lancelot te ama y puedes vivir escondida al lado de una copia que no es ni de cerca el real!
—¡Cállate! ¡Cierra ya la boca!
Jericho tira dos golpes con las manos desnudas, los cuales Goku detiene usando las palmas de sus propias manos.
—T-Te lo ruego... Cállate.
Goku suavizó el agarre de sus manos. Sintió que tal vez se había sobrepasado con ella.
—Piénsalo, Jericho. ¿Vas a abandonar a tus amigos y familia para buscar un amor no correspondido?
Fin del capítulo.
