GRACIAS A:
XIOMARA
GIRL LINA
ARIADNAG
Z-A-C-G
CARO751
Al día siguiente me levanté temprano, agradecí que tuviéramos habitaciones separadas porque al menos podría levantarme sin preocuparme por qué lo fuera a despertar. Me arreglé de manera sencilla pero sin parecer pordiosera, como no sabía conducir tuve que llamar a Mike.
En lo que lo esperaba decidí ir a husmear en su habitación haber si estaba, no le diría absolutamente nada, iba caminando hacia la sala cuando me lo encontré durmiendo en el sillón, tenía muchas botellas de vino y otras bebidas. Me acerqué lentamente a tocar su cobrizo cabello, era suave y maleable, deposité un tierno beso en su frente y me alejé rápido. Pobre de él, quiere ahogar su pena en alcohol. Salí de esa casa despreocupada y minutos después llegó Mike.
-hola- saludó con una sonrisa
-hola- musité
Abrió la puerta del copiloto y me subí, le indiqué la dirección a donde ir y me dijo que eran las tiendas más exclusivas del país.
-¿te puedo preguntar algo?- habló nervioso
-si adelante-
-¿Qué tal tu día de ayer?- sonrió
-mal, mis padres me visitaron ayer y los corrí de mi casa. Y ahora tengo un trabajo- dije
-pero tú no necesitas trabajar, a lo mejor, te falta algo de diversión-
-lo sé, pero quiero estar fuera de esa casa y no verlo, además, su familia creerá que solo estoy gastando su dinero pero no es así- musité cabizbaja
-que te parece si te invito a comer- dijo con un leve sonrojo
-ahm…pues no se…- dudé
-por favor, nadie se va a enterar y además mereces ser feliz, y quiero ser tu amigo- suspiré con pesadez- a pesar de todo lo que te ha pasado, se que en fondo eres tierna, dulce, bondadosa y muy generosa- me sonrojé
-gracias por decirme eso pero, la última vez que tuve a un amigo, lo arruiné- dije con desgano y esa herida lacerante seguía viva
-eso ya no pasara- dijo seguro de si mismo
-¿me lo prometes?- pregunté esperanzada
Asintió y me tomó de la mano, su tacto era cálido y me sentí reconfortada, pero no quería hacerme ilusiones, todos se alejan de mí y al final, la que sufre soy yo. Una lagrima salió de mi ojo izquierdo y Mike lo notó, sorprendida la limpie de inmediato.
-¿estás bien?- preguntó
-si…es solo que no sé porque salió la lágrima- susurré
-tranquila. Debe ser de felicidad- ambos nos reímos
Por fin había llegado a mi nuevo trabajo, me bajé no tan presurosa, quería quedarme con Mike, me sentía cómoda y relajada con él; pero también debía de pensar que el tenia ocupaciones, me deseó suerte y caminé hacia la puerta
Respire profundamente y abrí la puerta, la chica que me dio el trabajo camino hacia mi dirección, me vio con una enorme sonrisa y se acercó
-hola Bella, ¿te acuerdas de mí?, soy Ángela- ofreció su mano para estrecharla
-sí, claro que me acuerdo de ti- musité
-bien, pues empecemos. Hay que vestir a los maniquíes y después tienes que hacer los dobladillos a las camisas- empezamos a caminar hasta donde se hallaba la caja registradora
Me dio un libro de contabilidad para estudiarlo junto con unos audífonos, que eran para hablar a seguridad, después me dio un pequeño paseo por los almacenes y de inmediato me puso a acomodar unas camisas. En menos de una hora ya había personas comprando, todo iba bien y me sentía libre, hasta que me pareció haber visto una cabellera negra y su cabello apuntaba a muchas direcciones. Cerré los ojos y respire profundamente
-solo es mi imaginación- repetí mentalmente
Volví a abrir los ojos y esa figura no estaba, esa visión la atribuí a los nervios, pero tal vez y algún día ellos me verían y me preguntarían. Decidí olvidar eso y concentrarme en mis deberes lo mas que pude
-Bella, el dueño quiere conocerte- susurró Ángela
Asentí con la cabeza y ambas caminamos a la parte trasera del almacén, el palpitar de mi corazón era muy rápido y podía jurar que Ángela lo escuchaba. Llegamos a una puerta gris que estaba entre abierta y ella camino primero, segundos después me cedió el paso y entré algo temblorosa; traté de mirar al piso solamente y no verlo pero cuando traspase el umbral, accidentalmente lo miré y …el tiempo se detuvo de golpe, los nervios estallaron, el aire abandonó mis pulmones de golpe.
-¿Qué haces trabajando?- preguntó Edward
-yo…necesitaba hacer algo, todo el día me la paso aburrida- musité
-cuando vi tu nombre en mi nueva lista de empleados, no me lo podía creer- me miró esbozando una sonrisa y temí por lo que pudiera significar
-yo no sabía que esta tienda era tuya- susurré
-no…no sabias muchas cosas de mi- replicó molesto –¡maldita sea, siempre te has cruzado en mi camino, como si supieras en donde pudiera estar!. Sigue con tu trabajo y no me estés molestando para nada y no quiero que me espíes, la gerente de aquí se llama Victoria, te estará vigilando, hasta que se terminé tu turno y ahora lárgate a trabajar- siseó
Salí de su pequeña oficina, corriendo lo más rápido que pude, me metí al baño para tratar de tranquilizarme. ¿Cómo es que había terminado en una de sus tantos comercios?, ¿Qué seguía ahora?, ¿Qué Mike fuera un espía contratado por él?, salí con la normalidad de siempre, atendí a una madre con su hija.
-hola, buscamos un vestido de graduación color rosa- dijo la mujer feliz
-síganme por favor- musité mirando a las dos. La chica tenía expresión de querer salir corriendo
Las guié por el pasillo de los vestidos y empecé a buscar, la chica sacó un vestido color rojo rápidamente y me preguntó por los vestidores, le indiqué en donde estaban, encontré un vestido color rosa pero era escotado
-señora encontré este vestido en rosa- se lo mostré
-el color rosa es hermoso, de hecho, mi hija tiene toda su ropa y accesorios en color rosa, porque es su favorito…Beth- miró a su alrededor
-está en los vestidores- musité
Caminamos juntas para buscarla, y dimos con ella, se estaba probando el vestido color rojo y se le veía bastante bien
-no, creo que es algo que usaría tu padre, quítate ese y mídete el vestido color rosa- ordenó
La chica se encerró en el vestidor y me entregó el vestido, minutos después, estaba cobrándoles cuando Ángela me informó que en unos minutos llegaría la gerente. Y minutos después me estaba presentando a la gerente y resultó ser la secretaria de Edward.
-hola, soy la gerente de esta tienda, Ángela debió de haberte instruido en la atención con los clientes, y te debió de haber entregado el libro de contabilidad- habló como si fuera la dueña del lugar…esa voz era tan familiar que la ira me carcomía
-finalmente nos conocemos- musité, recordando ese día
-el señor Cullen, es dueño de este edificio, así que solo hago una visita rápida- sonrió
Me di la vuelta cuando la conversación llegó a su fin y una lágrima salió precipitadamente
FLASHBACK
Después de lanzar las flores, busqué a mi ahora esposo para avisarle que nos teníamos que cambiar de ropa e irnos a la luna de miel, pregunté por él y me dijeron que estaba en el baño, caminé hasta ahí y se escucharon gemidos.
-si…si…que estrecha estas Victoria- la voz de Edward jadeante me reveló en donde había estado
-eres muy grande…fuera de normal- jadeó una voz femenina –solo espero que tu esposa no se entere- musitó
Me quedé ahí, parada sin poderme mover y era la segunda vez en el dio que él se acostaba con otra por que al principio de la boda se fue con Tanya al mismo baño
-tus tetas están riquísimas- musitó Edward y rompí en llanto
Iracunda y lastimada toqué la puerta para interrumpirlos.
-está ocupado- gritó el
-ya es hora de irnos- respondí
-no me interrumpas…ahora lárgate- vociferó y escuché una risita burlona
-si no estás en 15 minutos en la habitación, me iré sin ti- musité
FIN DEL FLASHBACK
Miré mi reloj y faltaba poco para ir a comer, hubiera sido más fácil que me despidiera, así solo lo podría ver en la casa, no era la segunda mujer con la que se acostaba, lo hizo con la dependienta de una joyería, sedujo a una chica en un cine y cada que le reclamaba el me asfixiaba y después me daba una bofetada. Pero ahora, quien sabe que es lo que me haría llegando.
Seguí con mis deberes hasta que llegó la hora de comer, recibí un mensaje de Mike y eso hizo que sonriera, me esperaba en una pizzería. Salí a paso veloz y llegué a la pizzería, vi a Mike sentado y me acerqué.
-increíble- musitó cuando le terminé de contar todo
-tal vez, podría ser un traficante de drogas y no me entero- le di un leve mordisco a mi rebanada
-a lo mejor y lo es, pero ¿Cómo crees que voy a ser un espía?- carcajeo Mike e hizo que me uniera a su risa.
-tienes una risa muy linda- dijo fascinado
-gracias, y tú tienes una risa contagiosa- le devolví el cumplido, mis mejillas se tiñeron de rosa
Sentí un leve apretón en mi mejilla y tomé a Mike de la mano.
-no pude evitarlo…tu sonrojo te hace ver muy encantadora y le da un toque inocente- susurró
-eres halagador Mike pero, mi esposo podría estar por aquí y no quiero que te haga nada malo- retiré mi mano
-el no tiene por qué decirte nada- objetó Mike
-lo sé, pero aun así, estoy casada y créeme cuando te digo que he intentado divorciarme, pero no se puede porque mis padres arreglaron el matrimonio de manera religiosa- bebí mi refresco
Terminó la hora de comer y me fui a mi trabajo, llegando ahí, me toqué la mejilla donde había rozado Mike. Recordé su tacto, cálido y tierno, sentía mariposas revoloteando en mi estomago. Quería saltar de alegría, quería ser feliz aunque fuera una sola vez. Me sentía muy feliz y me di cuenta que los colores eran más brillantes; muy entusiasmada atendí a la clientela lo más rápido que pude, dándoles sugerencias y consejos.
-Bella necesito que me ayudes a vestir a un maniquí- pidió Ángela y asentí
Escogí una camisa de manga corta color azul rey, me hizo recordar los ojos azules de Mike y como brillaban estos al verme. La puse con una falda color amarilla, y así siguió mi primer día de trabajo, al llegar a mi casa, me encontré con Edward sentado en el sillón, no lo saludé y caminé largo, sentí un jaloneo intenso en mi cabello y grité
-que sea la última vez que me vuelves a seguir, estúpida, de lo contrario yo terminare tu miserable vida- siseó con la voz contenida. El dolor se hacía más fuerte y jaló mas mi cuello hasta hacer muy incómoda esa postura
-suéltame, por favor- rogué
-no, quiero que sientas el dolor que estoy sintiendo- gritó y me aventó contra el piso
Me caí y el solo se empezó a reír, me levanté adolorida y lo encaré
-yo no te sigo, y tampoco sabía que ese tienda era de tu propiedad, pero si quieres despedirme, hazlo, no importa- exclamé. Me dirigió una oscura mirada
-he decidido que no te despediré pero te aseguro, que tengo planes para ti. Ahora lárgate- bufó
Corrí hacia mi habitación y azoté la puerta, y caí al piso llorando.
