Y como ustedes lo han pedido y esperado...Jacob esta aquí!
Una semana después de que entré a trabajar las cosas entre Mike y yo eran mejores. Le llamaba cuando estaba desocupado y que Edward no me viera, es más, casi no lo veía pero era fácil adivinar en donde podría estar. Vi por mi rabillo del ojo a una persona esperando frente a la caja registradora.
-en un momento lo atiendo- musité haciendo el cierre de una caja
-no te preocupes puedo esperar- murmuró una voz animada femenina
Esa voz sabía a quien le pertenecía. Levanté la vista rápidamente, tragando audiblemente. Esme, la madre de Edward.
-buenas tardes- hablé formalmente
-¿tu trabajando aquí?, pensé que estabas en casa de mi hijo-
-este es mi trabajo- me hice un poco a la derecha para ver si no había más clientes esperando a que les cobrara. Pero tal parece que no había nadie más.
Ella miró alrededor para ver a quien estaba buscando y al no ver a nadie me sonrió de manera maternal. No le devolví la sonrisa, la última vez que la vi fue cuando me reclamó por "haber terminado una relación".
-señora Cullen, estoy trabajando y no se me permite distracciones ni visitas familiares- mi tono mostraba mi desagrado por verla
-lo sé. Pero este establecimiento es de mi hijo y tu eres su esposa, en fin, Alice me dijo que te vio aquí y vine a conversar contigo- habló examinando sus uñas
-está nerviosa- pensé al seguir mirando su comportamiento
-no tengo por qué darles alguna explicación a ustedes del porque estoy trabajando. Así que si me deja seguir trabajando- hablé casi gritando
-tú eres la dueña de este lugar, no nada más Edward. Puedes dejar a una de las chicas en tu lugar…se que nuestra relación no ha sido la mejor del mundo pero, mi esposo, mis hijos y yo queremos conversar contigo- pidió en un tono amable y un poco triste. ¿Triste?, mujer hipócrita.
Varias personas comenzaron a vernos y susurrar. Faltaría poco tiempo en que se enteraran que la esposa del dueño estaba trabajando aquí, comencé a reírme algo histérica por sus ridículas palabras, siempre esperé cosas buenas de ellos pero jamás pasó eso. Quería que ella se fuera, su presencia me hacia enfurecer a tal punto de darle una bofetada, y las palma de mis manos picaba por hacer eso
-yo no quiero conversar con ustedes, así que déjeme en paz. ¿Esto es algún plan de Edward?, pues dígale que no va a funcionar- musité
-él no sabe nada- murmuró… ¿al borde de las lagrimas? – no sabe que estoy aquí. Él habla cosas terribles de ti, y sé que Tanya se suicidó, pero yo no te hago culpable de eso. Sé que él la amaba muchísimo, pero tal vez es tiempo de que la olvide…-
-¡ESCUCHEME CON MUCHA ATENCION. NO QUIERO QUE ME VUELVA A MENCIONAR A TANYA NUNCA MÁS Y NI QUE ME COMPAREN CON ELLA!. AHORA VAYASE Y DEJEME TRANQUILA, NO QUIERO QUE ME VUELVA A HABLAR NUNCA MÁS. NO QUIERO NI DESEO SUS CONSEJO O SU SUPUESTA AYUDA, DESDE QUE ME VIO ME DESPRECIÓ EN EL MOMENTO- vociferé
Le grité en la cara. Descargué lo que por años había guardado. Ninguno de la familia Cullen me aceptó o me mostró amabilidad, solo me hacían gestos de mala voluntad cada que me miraban. Yo sabía lo que Edward sentía por Tanya, porque él me lo platicaba y también lo veía. Ambos se besaban y se abrazaban frente a mí y cuando me casé con él, esperaba que él me amara con la misma intensidad que la amaba a ella. Pero fueron solo deseos porque jamás me amó así. Esme se quedó en estado de shock con su cara completamente pálida, y por el borde de sus ojos comenzaron a lagrimar, se dio la vuelta sollozando y caminando a paso veloz; no me importaba si iba con Edward a decirle, de todas maneras era su hijo. Sentía la mirada de todos pero no me importó, ya no tenía la costumbre de dar explicaciones a nadie por mis actos.
Horas después las cosas seguían con normalidad, algunas personas me hacían preguntas confirmando que yo era la esposa de "el señor Cullen".
-¿entonces por que trabajas aquí?- preguntó Ángela
-porque quiero trabajar, no veo nada de malo en hacer eso- hablé tono defensivo
-¿no te llevas bien con ellos?- preguntó
Negué con la cabeza, algunas empleadas no les gustaba la idea, argumentando que debería de dejar mi puesto para alguien que necesite trabajar por necesidad. No me importaba lo que todos pensaran de mí, hubo un tiempo en que me importaba sus opiniones y los complacía pero ya no más. Llegó la hora de la comida y amenazaba con llover en cualquier momento, lo cual me desanimaba, este día no comería con Mike porque estaba trabajando en su taxi pero me prometió llevarme a mi casa a la hora de la salida. Salí valientemente bajo la lluvia y caminé con sombrilla en mano, escuché un claxon a mi lado derecho
-¿A dónde vas con esta lluvia?- preguntó una voz masculina
No le respondí dado que no lo conocía. Giré mi cuello para verlo. Rostro moreno bronceado, facciones delicadas pero de mandíbula cuadrada, ojos oscuros y las líneas de su cuello eran irresistiblemente sexys. Giré mi rostro para otro lado sonrojada por pensar de esa manera. La punta de mi zapatilla golpeteó en algo solido haciendo que perdiera el equilibrio rápidamente, cayendo contra la sombrilla hasta aplastarla. Y la lluvia bañándome con prisa, escuchaba risas por algunos lados lo cual hizo que me enfadara y haciéndome levantar rápidamente, unas manos se posicionaron en mi cintura para ayudarme a estar de pie. Miré rápidamente y era ese hombre que me había hablado anteriormente
-espero que no te tropezaras por mi culpa- esbozó una sonrisa lobuna. El timbre de su voz era puramente grave y masculino y caliente, como un día de verano
-yo creo que fue tu culpa por distraerme- sonreí
-ven, entra a mi auto o te vas a enfermar- sonrió cabeceando a su auto.
Las ropas húmedas comenzaban a filtrar el frio hasta mis huesos, haciendo que castañearan los dientes. Miré a su auto que era un Audi negro y lo miré a él.
-¿Có-como s-se que no e-eres un secuestrador?- pregunté castañeando los dientes sin poder controlar
Se empezó a reír a carcajadas y negó con la cabeza, entré a su auto mientras que él tomaba mi deshecha sombrilla. Entró a su auto
-¿y bien? A dónde vas- quiso saber. Mientras encendía la calefacción
-voy a un restaurante a comer- murmuré soportando el frio de mis ropas
-qué casualidad porque yo también voy a comer. Me llamo Jacob Black y permíteme invitarte a un restaurante familiar- habló con una enorme sonrisa
-me llamó Bella Swan. Pero preferiría ir a mi casa y cambiar mi ropa- hablé sin castañear
-te llevo a tu casa pero solo si aceptas mi invitación a comer- murmuró viéndome
-eres muy insistente- susurré
Él se empezó a reír a carcajadas que eran contagiosas y acepté. Se estacionó en la entrada y me preguntó si podía pasar al baño, no estaba muy segura de eso pero me aseguró que no me haría nada malo, rogué a los cielos por qué no estuviera nadie en la casa. A veces estaba la ama de llaves llamada Renata y era una fiel devota de mi esposo.
-¡qué casa tan bonita!- murmuró al contemplar la vista -¿en serio vives aquí?- preguntó
-claro que sí. Bien, me iré a cambiar de ropa y el sanitario esta al final de ese pasillo- le indiqué en donde era
Caminé hacia las escaleras y a él lo deje en el sanitario. Tal vez fue una pésima idea haberlo traído a mi casa, porque no era un secuestrador…tal vez era un asesino psicópata. Auto negro y vestido de negro…Edward también vestía de negro, con trajes hechos a la medida de finos hilos y ni hablar de sus corbatas hechas de seda o sus zapatos hechos a la medida y caros. Pero Jacob vestía con mezclilla
-¿Por qué estoy comparando como se visten?- pregunté en mi mente
Esa comparación no tenía ningún sentido. Edward era Edward y además lo conocía desde los nueve años y…Jacob, lo conocía apenas unos minutos. Me vestí con lo que encontré, botas para agua, pantalón de pana y una chamarra. Me dirigí deprisa hacia la sala donde lo dejé y esperaba encontrarlo ahí. Al bajar el último escalón caminé rápido cuando escuché que estaba conversando con alguien más, al seguir avanzando pensé que tal vez él ya había llegado, pero, ¿tan rápido?, me dejó una nota que había ido a Australia solo que eso fue ayer en la noche. Finalmente lo encontré hablando por teléfono
-ah ya estas lista. Solo estaba haciendo unos arreglos para nuestra comida- dijo al verme sin perder esa sonrisa
-de acuerdo- sonreí
Mi mente me mostró imágenes de Edward parado en el mismo arco que estaba Jacob, hablando por teléfono con actitud seria y a veces lo escuchaba hablar en un perfecto francés o ruso. De hecho, el era poliglota, hablaba con fluidez y perfectamente nueve idiomas (inglés, español, francés, portugués, italiano, ruso, árabe pérsico, sueco y húngaro).
-maldito presumido- pensé furiosa
-bueno. Ya vámonos ¿de casualidad vives tu sola aquí?- preguntó mientras caminábamos
-de hecho si y no- contesté en una sonrisa
-¿si y no?- preguntó confundido
-vivo con mi esposo pero él se encuentra fuera por cuestiones de trabajo, así que siempre estoy sola-murmuré
Llegamos a su auto y entré, puse mi cinturón y cerré la puerta suavemente.
-¿eres casada?- preguntó
-si…pero no me gusta hablar de eso- hablé con desgano y encendió su auto
-¿tan malo es estar casada?- preguntó
-no sabes cuánto- dije viendo a la casa alejarse.
Hablamos en todo el camino y tenía esa sensación de felicidad. Como cuando platicaba con Mike, solo que sentía que lo estaba traicionando, pero me haría bastante bien en tener otro amigo, no como amante, sino…como un amigo. Llegamos a un lugar llamado "la push", y ante la confusión que vio en mi cara me explicó que era una reserva.
-¿Cómo especie en peligro de extinción?- pregunté
-algo así- comentó
El lugar era completamente tranquilo y hermoso, pero las nubes grises estaban empeñadas en querer quedarse. Seguimos caminando por un pasillo empedrado que llegaba a un restaurante hecho de madera y con un cálido ambiente familiar. Fuimos recibidos por una chica de mi estatura y en estado de embarazo
-¡hola Jacob!- habló feliz de verlo y me sentí fuera de lugar
-hola primita, espero que nuestra comida este lista- habló en tono bromista
Los dos se rieron a carcajadas. Seguí observando el lugar, en un panel de madera habían varios cuadros con fotografías y en ellas pude identificar a Jacob junto a otras personas.
-¿te gusta?- murmuró cerca de mi oído haciéndome temblar
Lo miré y él sonrió mostrando unos dientes blancos y parejos
-son fotos familiares-
-sí, si lo son- confirmó
Nos fuimos a sentar y me ofreció el menú.
-¿y en que trabajas?- preguntó
-trabajo en una tienda de ropa, como vendedora. ¿y tú?-
-soy un actor-
-¿actor de teatro?-
-si te dijera que clase de actor, seguramente te burlarías de mi- murmuró sonriéndome
-¿no me dirás finalmente? Prometo no burlarme- juré
Dejé a un lado el menú de la comida para ponerle atención. Era un actor, menos mal, así se esfumó la idea de que era un secuestrador o psicópata asesino.
-yo pienso que te burlarías de mi si supieras como pensaba de ti- sonreí
-soy un actor porno-
Comencé a reírme entre dientes primero
-es en serio. Ríete si quieres pero es la verdad, soy un actor porno. Además, prometiste no burlarte- sonrió
Tapé mi boca para controlar un poco mi risa.
-¿así que…con que eres actor porno?- pregunté
-claro que sí. Es verdad- sonrió
Increíble. Pensé, conozco a un taxista, a un hombre de negocios cretino y a un actor porno
-así con que eres casada- murmuró
-sí. Pero no están lindo como parece, mi esposo…digamos que no es feliz con nuestra relación-
En ese momento llegó una camarera a tomar nuestra orden. Yo pedí una hamburguesa vegetariana con papas y Jacob pidió dos hot dogs con una cerveza. Comimos y hablábamos un poco, pero todo se sentía bien aunque a veces pensaba en Mike…pero no éramos amantes o novios. Más bien éramos como amigos y debía de aclarar eso con él, aunque tal vez no le gustará. Nos quedamos en silencio unos segundos y llegó su prima con su esposo. Jacob volvió a hacer las presentaciones y su prima dijo algo sobre acerca de que era bueno verlo a él con una chica
-es una amiga que conocí hoy- murmuró
-así se le llama ahora…amiga. Y después terminan diciendo "que crees, no era una amiga, era mi novia"- dijo en tono bromista su prima de nombre Emily
-¡EMILY!- bufó Jacob enojado
Ella se fue carcajeando junto a su esposo con una sonrisa. Se abrazaron y comenzaron a besarse…justo así me imaginaba estar con Edward, solo que eso nunca pasó. Desvié mi vista. Edward solo pensaba en Tanya y en nadie más.
-deberías de ir un día a verme filmar una película- sonrió
Comencé a sonrojarme fuertemente que me atraganté con la bebida y comenzó a auxiliarme
-creo…que…no sería una buena idea- dije tosiendo un poco
-¿Por qué no?. Es como si fueras a ver la filmación de tu película favorita- dijo sentando y después le dio un sorbo a su cerveza
-eh…si pero…no se- murmuré
Terminamos de comer. Aunque fue cortes por pagar mi cuenta, yo iba a pagar la mía pero se negó rotundamente, salimos de ese restaurante familiar no sin antes despedirme de la feliz pareja. Una vez en su auto me armé de valor para preguntarle él porque de su elección por su profesión.
-¿Por qué decidiste ser actor porno en vez de actor de películas?- pregunté
-por que una vez vi una película porno a los 18 años y pensé ¿Por qué no ser un actor porno?-
-¿Cuántos años tienes?- pregunté
-tengo 31 años ¿y tú?- preguntó
-25-
-¿Cuántos años de casada llevas?-
-3 años- murmuré
-¿no crees que deberías de vivir tu juventud?- preguntó viéndome
-lo hago pero a mi manera- murmuré
Seguimos platicando mientras manejaba a la zona céntrica de la ciudad, le pedí que me dejara en donde nos conocimos dado que estaba cerca de la tienda. Al llegar al lugar donde me tropecé, compartimos números telefónicos para otra cita, que sería el día sábado.
-piensa en lo que te dije- murmuró
-¿Qué cosa?- pregunté saliendo de su auto
-verme trabajando. Tal vez te animas y dejas tu trabajo de vendedora de ropa. Te aseguro que en donde trabajo te divertirás y tu mirada dejara de ser triste- me guiñó un ojo.
Mi cara se quedó roja. Muerta de la vergüenza tuve que despedirme y fui a seguir con el horario laboral que Edward me había extendido a propósito.
