Habían pasado dos días desde que conocí a Jacob, Mike no lo sabía porque no quería decírselo pero tarde o temprano lo sabría. Las horas laborales se habían vuelto menos hostiles desde que supieron ese secreto, victoria me vigilaba celosamente como un halcón pero la ignoraba abiertamente. Lo único positivo era que Mike llegaría por mi y eso me ponía muy feliz, salí de la tienda después de cerrarla y caminé hasta un faro de luz blanca justamente ahí me esperaba un taxi amarillo, pero también había un auto negro. Caminé rápidamente y abrí la puerta del copiloto después me senté y le di un sonoro beso a Mike en los labios que me respondió con movimientos tiernos. Terminamos el beso por iniciativa de él. Adoraba su perfume, comenzaba a sentirme en las nubes y una sonrisa parecía no irse

-nos pueden ver- murmuró

-¿y que podría pasar?- pregunté con una gran sonrisa

-tu esposo y su secretaria- murmuró

-olvídate de ellos, yo hago eso-

Arrancó el auto rápidamente, me abroché el cinturón de seguridad y bajé el vidrio para que me diera aire fresco. Me preguntó cómo había sido mi día y le dije que bien, yo también le hice misma pregunta

-me fue bien- murmuró sonriendo

-muy gracioso- murmuré

Siguió conduciendo y pasamos la desviación que me llevaba a mi amargura perpetua.

-eh…te acabas de pasar-

-lo se, pero quiero tenerte unos momentos más conmigo-

Hizo que mi sonrisa se hiciera más amplia

-y yo quiero estar contigo- afirmé

Se detuvo en un alto y entrelazó sus manos con las mías. Puse mi brazo libre en su cuello y comencé a besarlo otra vez, hasta que un auto que negro que estaba de lado derecho nos espantó con su claxon, lo miré con más detalle, era el mismo auto que había visto al salir ¿acaso nos estará siguiendo?. Dejé de prestarle atención cuando nos alejábamos

-¿te encuentras bien?- preguntó

-si- murmuré –es solo que vi un auto negro que había visto antes, cuando cerré la tienda-

-tranquila. Tal vez va al mismo lugar que nosotros-

Mike tenía razón, tal vez tenían una ruta similar a la nuestra.

-creo que me estoy volviendo paranoica- murmuré

Llegamos a un pequeño restaurante y entramos al estacionamiento, aparcó rápidamente y como un caballero galante se acercó a abrirme la puerta.

-señorita-murmuró

-gracias caballero- murmuré deslizando mis pies hacia fuera

Me levanté y acomodé mi ropa, cerró su taxi y aunque notaba que se veía algo incomodo porque tenía un taxi mientras que todos los autos se veían elegantes. Pensé en regalarle un auto más adelante, caminamos a una de las mesas vacías y nos sentamos uno frente al otro.

-¿te gusta el lugar?- preguntó

-si-

Un camarero se nos acercó dándonos el menú de los vinos pero Mike lo rechazó.

-¿puedo hacerte una pregunta?- pregunté viendo el menú de la comida

-si claro-

-¿Por qué trabajas de taxista?- pregunté

-es para pagar mis estudios-

-¿y qué estudias?- pregunté

-astrofísica- dijo con una amplia sonrisa

-¡eso es genial, y suena muy interesante-

Tomé su mano y la apreté firmemente. Nuestra comida llegó y como dos parejas enamoradas comimos y a veces nos robábamos bocados entre risas, me sentía feliz a su lado. ¿Y si mejor lo hubiera conocido antes de Edward?

-¿en qué piensas?-

-si te hubiera conocido antes de mi esposo- murmuré

-ya te hubiera hecho hijos- soltó una risita

Me uní a su risa. Terminamos de comer y estaba por pagar la cuenta pero él se opuso y me acordé de Jacob, no sabía cómo decirle que había hecho otro amigo pero traté de no pensar en eso. Salimos abrazados del lugar y caminamos a su auto lentamente, no quería que esta noche se acabara, no quería regresar a casa donde era infeliz y seguramente Edward ya estaba ahí. Nos detuvimos mirándonos a los ojos

-Bella ¿quieres ser mi novia?- preguntó

Una sonrisa tocó mis ojos extendiéndose a mis labios. Mis ojos se llenaron de lágrimas, nunca me habían hecho una propuesta. Siempre la chica solitaria y taciturna de la clase y mi único amigo fue Edward. Pero él estaba completamente enamorado de Tanya y a veces hablábamos porque siempre estaba con ella.

-¿Qué dices?- preguntó

-claro que si- murmuré –pero…soy casada, ¿eso no te molesta?- pregunté

-se que eres casada, tú me lo dijiste pero no me importa. Sé que algún día tu relación terminara y seremos felices- murmuró

Nos besamos y al mismo tiempo nos unimos en un abrazo tierno…justo así, era como veía a Edward abrazar a Tanya antes y después haberse casado conmigo, yo quería ser la protagonista de sus besos y abrazos. Finalmente llegué a mi casa no sin antes despedirme de él

-¿te veré mañana?- pregunté

-sí y te tendré una sorpresa que te gustará- murmuró

Nos volvimos a besar y entré a la guarida del ogro. Toqué mis labios y los sentía inflamados de tantos besos. Lo primero que miré fue la camioneta de él, fruncí el seño molesta.

-¿no se supone que regresabas dentro una semana?- pregunté

Seguí caminando y abrí la puerta de la casa, entré y lo primero que vi fue total oscuridad. No quise llamarlo en voz alta, nunca tuvo sentido de hacerlo y seguí caminando pero la casa seguía en penumbra lo que me daba un poco de trabajo. La única luz que vi encendida fue la del bar, seguramente olvidó apagarla, tal vez él había dejado todo oscuro para que me tropezara. Llegué al bar y vi que todo estaba en orden pero un aroma metálico llegó rápidamente a mi nariz y comencé a olfatearla, caminé cuando el aroma era más fuerte y mis ojos viajaron al piso de mármol. ¡OH NO!. El corazón me aceleró a cien mil revoluciones por segundo.

Me quedé estática sin aire en los pulmones. El olor metálico era sangre. Edward estaba inconsciente en el piso, pero…sus brazos…estaban cortados a lo largo. Caminé más hacia él tratando de soportar la escena, botellas de bebidas alcohólicas (whisky, vodka, vino añejo) y botellas pequeñas de pastillas esparcidas. Me arrodillé a él y comencé a tomar su pulso que al parecer estaba nada estable

-¡Edward!, por favor despierta- rogué

Tomé mi celular para marcar al 911 y pedir ayuda médica. Traté de tranquilizarme un poco para explicarle la situación y mientras en lo que llegaba la ambulancia, le hice un torniquete a ambos lados de sus brazos para detener la hemorragia, pero, ¿llamaba a su madre y le decía? Edward seguía inconsciente después de que le puse alcohol en su arco de Cupido para reanimarlo pero no funcionó…y la llegada de la ambulancia era eterna.

-Edward por favor. Esta broma no es divertida para nada en absoluto, despierta ya- murmuré

Tomé su cara entre mis manos y volví a medir su pulso aunque ya no lo sentía, comencé a llorar desesperadamente. Aun después de todo él siempre significó algo para mí. Un claxon sonó a lo lejos junto con las sirenas de la ambulancia tan ansiada, abrí las puertas y corrí casi tropezándome por las estancias, los paramédicos se bajaron de inmediato y los guié hacia el bar. Rápido comenzaron a atenderlo y todos subimos a la ambulancia

-¿usted colocó ambos torniquetes?- preguntó un paramédico afroamericano

-si- murmuré mirándolo con enojo

-gracias a eso logró salvarlo- murmuró

-es mi esposo- dije mecánicamente

En ese momento sentí un odio inmenso hacia Edward. Mi noche había sido feliz con Mike, me sentía como que si pudiera volar sobre el cielo y llegar a las estrellas. Y ahora él lo destruye con su suicidio.

-¿lo encontró así?- preguntó

-si-

Llegamos al hospital rápidamente y lo trasladaron de urgencias, rápidamente las preguntas e investigaciones no se hicieron esperar.

-¿usted llegó y lo encontró así?- preguntó el oficial

-si-

-¿y le aplicó los torniquetes para parar la pérdida de sangre?-

-como ya dije, yo se los apliqué. La casa estaba a oscuras pero no había nada que indicara que había sido un asalto o algo- murmuré

-¿alguna razón que sospeche?-

-su amante se suicidó, tal vez el quiso seguirla- murmuré con odio

Hablé con Renata que estaba en su casa y le pedí que les hablara a los familiares de Edward. Y en ese momento dejé de saber de su situación, me quedé esperando media hora y lo único que veía era que necesitaban más sangre, un aparato para limpiar su estomago, suero, incluso una reanimación cardiaca. Miré mi anillo de bodas

-me casé estúpidamente creyendo que él alguna vez me amaría- pensé

-TU…MALDITA PERRA- una voz gritó eso y después sentí una bofetada que me hizo aterrizar al piso

Me incorporé poco a poco sobando donde me habían dado una bofetada. Miré que era Rosalie detenida por su padre y su esposo. Quería zafarse y no podía, sus ojos estaban entornados, casi saliéndose de sus cuencas.

-DESGRACIADA. TU HICISTE QUE ÉL QUISIERA SUICIDARSE- gritaba

-ROSALIE HIJA. BASTA. HAY UNA EXPLICACION PARA ESTO. ¿No es así, Isabella?- habló su padre en tono calmado

-claro que la hay. Pero espera a que tu hermano reaccione y le preguntas-

Su madre llegó casi corriendo junto con su otro hijo y su ridícula esposa, llegaron a cuestionarme porque su estúpido hijo terminó en la sala de urgencias y volví a explicar todo lo que vi

-¿y así lo dices con total frialdad?- preguntó Rosalie

-¿Qué quieres que diga?- pregunté

-por que estas calmada…como si no te importara lo que le puede pasar-

Honestamente…no me importaba para nada

-piénsalo muy bien. Si estuviera en estado histérica como tú lo estas, ¿de qué me sirve? Además si yo estuviera en su lugar, seguramente él me había rematado-

-Bella no digas eso de mi hijo- habló Carlisle

-es la verdad- afirmé

Tuve que esperar una hora más soportando las miradas envenenadas de la rubia estúpida. Mañana no iría a trabajar. El médico apareció preguntando por mí y rápidamente caminé

-¿Cómo esta?- pregunté

Esme y Carlisle no tardaron en presentarse rápidamente.

-el paciente se encuentra un poco estable. Encontramos en su sangre muchas cantidades de alcohol y pastillas que algunas se disolvieron lo que provocaron el desmayo. En cuanto a los cortes, se los hizo pero falló por unos milímetros y se quedara aquí para observaciones. Tuvo al menos tres transfusiones de sangre y de no ser por el torniquete bien hecho, él no estaría con vida- explicó el medico

-¿torniquete?- preguntaron todos

-sí. Su esposa le aplicó al menos cuatro torniquetes para la hemorragia. Esta sedado y esperaremos a que se despierte para evaluarlo-

Todos me miraron algo sorprendidos. Rosalie por otro lado seguía con su gesto de apretar los labios. Él medico se retiró y yo también lo iba a ser, no me quedaría a cuidarlo para nada, no se lo merecía. Me di la vuelta en lo que ellos estaban distraídos cuando fue sorprendida por Alice

-¿vas a alguna parte?- preguntó

Entrometida. Pensé

-voy al wc- mentí

Caminé rápidamente a la salida y tomé un taxi para que me llevara a mi casa y poder dormir. Extrañamente no sentí ninguna emoción dirigida a Edward.