Había sacado cuatro vestidos de diferentes colores pero ninguno me convencía. Me estaba probando un vestido que me llegaba a la altura de la rodilla, de manga corto y entallado pero sin escote. Calcé mis pies con unas zapatillas negras de tacón corto, dejé mi cabello suelto y me puse esencia de jazmines blancos, miré mi reflejo en el enorme espejo

-¿me maquillaré o no?- pensaba

Decidí por no hacerlo, nunca adquirí la costumbre de maquillarme, así que no sabía cómo hacerlo. Pedí un taxi uber para salir a la cita y segundos después el teléfono comenzó a sonar, caminé hacia el teléfono refunfuñando pero me detuve para ver mi reloj. Eran las cinco de la tarde y a esa hora yo estaba trabajando, dejé el teléfono siguiera sonando.

En menos de una hora llegué al restaurante italiano que me había señalado en mensaje de texto, lo vi esperándome en la puerta principal, vestido de negro

Curioso. Yo también estaba vestida de negro.

Toqué la gargantilla que Mike me regaló al día siguiente de la estupidez de Edward y claro que se lo conté.

-te ves hermosa hoy- murmuró Jacob

-gracias- respondí sonrojada

Nos sentamos en una mesa que daba a la avenida principal. Un mesero nos dio el menú de los vinos y ambos lo aceptamos.

-¿y cómo te ha tratado la vida en estos dos días?- preguntó

-no tan bien como yo quería- murmuré sin ganas

-pues esas ganas me dicen que tiene que ver con tu esposo- confirmó

Dejé de ver el menú de los vinos brevemente, para fulminarlo con la mirada. Me vio y comenzó a reírse

-mi esposo intentó suicidarse hace dos días. No lo he visto- murmuré

-¿y por qué? Digo, si quieres contarme-

Pedí un vino frutal y le dije a Jacob que solo eran hipótesis que tenia.

-1.- su amante Tanya se suicidó hace unas semanas, y según ella estaba embarazada de él-

-¿tanto te desprecia?- preguntó

-no sabes cuánto. Tanya y él eran novios, yo le dije a mis padres que me enamoré de él y…por así decirlo, Edward se casó conmigo por obligación-

-si a mí me obligaran a casarme contigo…sería muy feliz- mostró una brillante sonrisa-¿y ya pensaste en la proposición?- preguntó

Rápidamente me ruboricé, sabía que proposición me había dado y lo cierto era que me olvidé de eso.

-no he pensado en eso-

Me sonrió y noté como las líneas de su cuello se tensaban. Su cabello era tan oscuro como el ala de un cuervo, piel cobriza y una hermosa sonrisa. Sus labios eran gruesos y una hilera de dientes perfectos y blancos.

-me observas mucho- murmuró

-si- dije sin descaro

Llegó el vino y me preguntó por qué lo elegí de frutas. Era uno de mis favoritos, los otros no me gustaban porque sabían a pan blanco de caja añejo. Pedimos la comida y seguimos platicando y a la vez riéndonos. Estaba relaja a su lado y no pensé en mi "esposo" en ningún momento. No me importaba lo que le pudiera pasar, se merecía eso y más.

Una vez que llegó la comida comenzamos a comer lentamente. Jacob me analizaba al igual que hice con él.

-¿y sales con alguien más?- preguntó

Me ahogué con el filete de salmón

-estoy saliendo con alguien- murmuré

-¿tienes un amante?- preguntó

-sí. Caí en la cuenta de que mi esposo jamás me podría ver con otros ojos y pensé en tener un amante-

-¿nada más uno?- se quejó

-¿estás de broma, verdad?- pregunté achicando los ojos

-yo quiero ser tu amante. Tu segundo amante- murmuró

-no creo que sería correcto. Además él y yo somos novios- murmuré

-que mal. Llegaron antes que yo- dijo decepcionado

-pero podemos ser amigos ¿Qué dices?- pregunté

-estoy de acuerdo. Pero no pierdo nunca la esperanza- dijo mostrando su sonrisa como el gato de Alicia

-¿iras a ver a tu marido?-

-no- contesté –si voy como una tonta enamorada de un patán. Solo recibiré una bofetada de su parte-

Terminamos de comer y salimos del restaurante para ir a comer helado. Cuando entramos rápidamente caminó hacia los refrigeradores.

-¿Cuál quieres?- pregunté cuando lo alcancé

-si estuvieras en el menú, te llevaría- murmuró

-¡basta!- refunfuñé

Mi cara ardía en tono rosa y después escarlata, y mejor me concentré en el helado. Miré los helados y ninguno llamaba mi atención, tenían los mismos sabores de todos los tiempos y me di cuenta de que Jake había pedido uno llamado "Cabaret". Comenzó a comérselo poco a poco y segundos después estaba devorándolo

-¿de qué sabor es?- pregunté a ver que su cono tenía dos helados de color rojo y café oscuro…o más bien achocolatado y en medio eran separados por una barrera rojiza.

-¡tienes que probarlo!- murmuró entre lamidas

Me acercó el cono y tomé una cucharilla pequeña, primero probé el helado rojo y me supo a cerezas, luego probé la barrera y me encantó más porque sabía a frutos rojos y finalmente probé el achocolatado sabor.

-chocolate- murmuré confirmando

-¿y qué te pareció?-

-sabe muy bueno-

-si…es como probar el sexo y la pasión- murmuró en mi oído

Rodeé los ojos. ¿Cuándo dejaría de decir esas cosas?. Había un helado que tenía el nombre de "psicodelia" y pedí una muestra. Tomé la muestra y me la llevé a la boca, saboreé los sabores de mango….zarzamora y la jalea de frutos rojos. Rápidamente pedí un doble helado de ese sabor y después se lo di a probar a Jacob y también le gustó, por suerte no dijo nada irreverente lo cual encontré agradable. Seguimos comiendo más helado y definitivamente esta sería mi heladería favorita…la número uno, porque nunca he visitado estos lugares

-jamás he visitado estos lugares- murmuré

-¿estás bromeando, verdad?-

-hablo en serio. Mi padre nunca quería verme y mi madre no tenía tiempo para mí. Es más, recuerdo que casi todo el año se la pasaba de viaje, y estaba al cuidado de una niñera. Cuando tenía 11 años me mandaron a Inglaterra a una escuela de señoritas-

-¡wow! ¿Y en donde conociste a tu esposo?- preguntó

A mi mente llegó el recuerdo de la primera vez que lo vi. Y cuando supe que me había enamorado de él

-éramos vecinos. El vivía frente a mi casa y una tarde de domingo…yo tenía seis y él tenía 10 cuando nos conocimos. Lo vi lanzar piedras en un rio junto a una niña rubia y me dio curiosidad por saber cómo le hacía para que la piedra saltara en el agua y me enseñó. Yo no sabía que esa niña rubia era Tanya, hasta que días después de conocernos nos presentamos. Para su corta edad era bastante guapo, muy honesto casi acercándose en lo sincero, amable y muy caballeroso-

-así que, tu y ellos dos eran amigos-murmuró

Viéndolo de esa manera y después de tantos años, los tres fuimos amigos desde la infancia.

-jamás me dijo que eran novios. Mi esposo me dijo que lo fueron desde la infancia y que tenían planes para casarse, y una adivina les dijo que estarían juntos para siempre-

-¡ay! Eso ya no suena lindo-

-Tanya tenía 9 años cuando la conocí. Y cuando me fui a Inglaterra ella me regaló su libro favorito "el principito" y Edward me regaló un dije en forma de lobo, él estaba llorando cuando me acompañó al aeropuerto y se quejó de lo injusto que era todo y regresé cuando tenía 17 años, para ese entonces ellos me dijeron que eran novios. Fue un golpe terrible para mí. Ya no era la niña dulce y pequeña que ellos habían conocido….mis amistades eran de la alta sociedad y yo comenzaba a desecharlos.

FLASHBACK

-Bella. Edward y yo iremos al cine ¿quieres venir?- preguntó Tanya

-no. Tengo una fiesta en casa de Bree. Es una amiga que vive en los Hampton y además, ir a los cines es tan…vulgar- murmuré

-¿Bree Tanner….la hija del senador?- preguntó sorprendida

-sí. Es ella- dije sin importancia

-ah…bien. Entonces será en otra ocasión- musitó tristemente

Ellos comenzaron a hacerme a un lado primero, después de que rechacé la invitación de Tanya. Edward se molestó cuando me vio en el auto del hijo del presidente y ese día me increpó por haberme vuelto tan superficial. Pedante y haber cambiado a sus amistades de la infancia por hombrecitos y mujercitas banales y petulantes.

-no sé que le pasó a mi amiga bella que yo conocí…pero daría todo por volver a ver a mi mejor amiga- gritó

-¡por favor, Edward! Deja a un lado tu sentimentalismo barato y déjame en paz. Yo sé lo que hago y si ya no quiero hacer las mismas cosas cuando era una niña…es porque crecí y mi educación es diferente a la tuya-

Comencé a dejar de frecuentarlos porque se me hacía muy absurdo estar con Edward y Tanya. Ellos eran novios y yo me había enamorado de él. A mis padres solo los veía como dinero en efectivo. Siempre estaba en fiestas y viajes y para ellos dos no tenía tiempo y no me sentía culpable de lo que les hacía. Me preocupaba por la moda y verme bien, ser la chica popular y elegante de la universidad.

Pero cada que lo veía….me hacia sonreír.

Hasta que un día me di cuenta de que ya no tenía espacio en esa amistad. Y una tarde en el mismo lago donde los conocí…los vi besándose y me sentí herida. Traicionada….desde que era una niña mis atenciones fueron para él nada más, nunca le dije lo que sentía por él y por despecho le dije a mi padre que me había enamorado de mi mejor amigo….

FIN DEL FLASHBACK

.-todo lo demás es historia- murmuré

Limpiándome las lágrimas de los ojos me comí el helado.

-te vengaste de todos, a tu manera- murmuró

-sí. De algún modo. Cuando llegué a la escuela para señoritas, me sentía muy triste y siempre pensaba en ellos. Pero pasó el tiempo y dejé de pensar en ellos, ya tenía nuevas amigas y no me sentía sola. Cuando llegué a Estados Unidos…no les hablé en días, sentía que ellos no eran dignos de mi atención, que estaban por debajo de mí-

-tiene razón tu marido. Te convertiste en una chica superficial. Pero ahora eres diferente ¿verdad?-

Asentí con la cabeza. Seguimos comiendo helado en silencio.

El dije de lobo era lo que mas atesoraba. Edward me lo quitó cuando me lo vio puesto y nunca me lo dio.

-ya no tienes el derecho de portar mi regalo- murmuró secamente.