Iba de camino al hospital para visitar a mi pobre-excusa-de esposo, cuando me llegó un mensaje de Jacob dándome ánimos para hacer la visita reglamentaria. Había demorado esta actividad por dos días y Esme me fue a visitar. Contándome de que su hijo lo llevaron al ala de psiquiatría por que se quiso suicidar (otra vez)
-mejor para mí si hubiera tenido éxito- pensé
Ya no sentía nada por él desde que comencé mi relación con Mike. Y al llegar al hospital, me sentí completamente cansada y ofuscada.
-odio este lugar- murmuré entre dientes
Respiré hondo y caminé hasta la recepción y todo estaba pintado de gris.
-qué lugar tan acogedor- murmuré
-buenas tardes. ¿Viene de visita?- preguntó un recepcionista
-buenas tardes. Si, vengo a visitar a mi esposo. Edward Cullen- empujé la palabra "esposo" forzosamente
Me registré y caminé hacia el jardín de visitas lentamente, me dio escalofríos mientras caminaba a verlo. ¿Sería buena idea verlo? ¿Actuaria como siempre ha actuado? Miré con más atención el lugar, era un jardín enorme sin árboles y las familias paseaban "tranquilamente", algunos estaban en sillas de ruedas pero a un lado de ellos se encontraba dos enfermeros.
A unos pasos de mi había encontrado a Edward junto a su familia, caminé alisando las arrugas inexistentes de mi pantalón y me paré
-hola- hablé claro sin emoción
Voltearon a verme y me saludaron, mi vista inconscientemente lo buscó y lo encontré en un estado descuidado. Pálido, ojeroso y su cabello revuelto. Nadie creería que él es un empresario e inversionista, y que compraba muchas acciones, como si comprara galletas. Su mirada se estrechó hacia a mi
-¡tu maldita perra traicionera!- murmuró caminando hacia a mi
Carlisle se paró y lo agarró de los ante brazos, Jasper se puso entre los dos y su madre caminó hacia a mí.
-¿es esa la forma en la que me saludas?- pregunté
Edward forcejeaba ferozmente contra su padre. Sus ojos verdes estaban oscuros y si parecía un desquiciado
-¡LARGATE. PERRA TRAICIONERA!- exclamó en voz alta
-estoy harta de tus insultos y maltratos, solo vine a verte, porque cree cuando te digo que no me produce ningún placer verte- dije con desprecio
De su garanta salió un rugido y convulsionó en llanto, unos enfermeros se acercaron y toda la gente se detuvo para observar el espectáculo de Edward "mediocre" Cullen
-¿Qué has hecho?- preguntó Rosalie
-¿Por qué me culpas a mi?- vociferé – ¿Qué piensas acaso?- pregunté
Mi vista volvió a Edward que se deshacía en llanto y acostado en el césped. Rodeé los ojos cansada de su ridículo acto, los enfermeros propusieron llevárselo a su habitación para estabilizarlo a lo cual no me negué
-sabía que no debería de haber venido aquí- murmuré
-¿Qué-dijiste?- murmuró viéndome
Sus ojos brillaban por las lágrimas y su cara estaba completamente roja. Sonreí maliciosamente.
-dije…que fue un error venir a verte. Me hubiera ahorrado tus insultos y tal vez hubiera ido al cine, en vez de estar con un malagradecido como tu- hablé en voz alta
Su mirada se volvió a oscurecer y me miró fijamente.
-¡claro! Yo no cuento ¿verdad?- habló en voz baja
Enarqué una ceja confusa por su comentario ¿de qué hablaba este idiota?
Abrí mi boca para replicar su comentario sin coherencia pero se levantó rápidamente que no lo pudieron detener. Sentí sus manos enroscarse en mi cuello y apretarlo firmemente, mi cabeza impactó contra el piso y el aire empezaba a escasear en mis pulmones, forcejeaba por quitarlo de encima pero era imposible. Su padre se acercó pero él se las arregló para aventarlo, luego los enfermeros se acercaron con jeringas y sin soltarme vi que a uno le rompió la nariz de un cabezazo y al otro le dio una bofetada
Escuché a otras personas gritar y mi vista se volvió oscura y borrosa.
-¡te hubiera matado cuando pude!...así no me hubieras causado ninguna maldita molestia- vociferó en voz baja.
Comencé a ver todo oscuro hasta que me deslicé en la oscuridad.
-fue pésima idea haber venido- pensé
Desperté jadeando en busca de aire y la garganta me dolía terriblemente
-¿Qué me pasó?- murmuré
-no te muevas- escuché
Sentí que me cuello tenía un collar y lo arañé con desesperación
-¡no! Te harás daño si te lo quitas- habló con gentileza
Mi vista aterrizó en el padre de ese maldito maniaco suicida
-Edward esta en su habitación atado. Fue muy sorprendente como actuó cuando te vio. Él comenzó a murmurar cosas sin sentido y estuvo llorando- dijo con pesadez
-¿y eso me importa?- pensé –no. ¡No me importa!-
-se que no teníamos una buena relación pero…quiero que sepas que te aprecio. Sé que amas a mi hijo y que no le harías daño pero por favor, no lo dejes ahora. Él te necesita- murmuró
Me suplicó con los ojos y miré a otro lado.
-yo amaba a su hijo, lo amaba más que a mi propia vida- pensé –y en cambio él, solo me despreciaba y se veía a escondidas con Tanya, después de casarnos-
Quería gritar todo lo que callé por años, si tuviera mi garganta en buenas condiciones lo haría. Lo dejaré, tarde o temprano.
-tu collar será retirado en dos días y te sugiero que los pases en reposo- murmuró
Salió de una habitación blanca y supuse que estaba en un hospital. Tal vez, en el hospital psiquiátrico.
¡Yo solo vine a verlo! A cumplir como una esposa responsable y preocupada por ese imbécil. De haber sabido que me iba a estrangularme hasta la muerte…mejor no hubiera puesto un pie. Eso me pasa por tonta…aunque algo bueno salió de esta situación.
Edward quedó como lo que en verdad era. Un desgraciado.
Dos días después.
Por fin me habían quitado el collarín de mi cuello. Me había costado bastante trabajo comer y tomar agua, pero solo quedó inflamada. Si hubieran pasado mas minutos con su agarre, hubiera muerto. No sabía que él tuviera tanta fuerza muscular como para eso y por esa razón…decidí que era mejor divorciarme de él.
Y estaba otra vez de camino al hospital, a verlo.
Jacob y Mike comentaron que era una ida bastante estúpida, ir otra vez a ese lugar pero una vez que les expliqué que solo seria para boicotearlo, les pareció una idea suicida y masoquista.
-no me volverá a dañar si es que no quieren que lo sigan medicando y al final, quede como un completo idiota- les dije a los dos por teléfono
Había llegado al hospital y lo vi caminando con una enfermera. Sonreí para mis adentros
Me armé de valor para lo que pudiera pasar en los siguientes segundos, asi que caminé decidida y me paré atrás de él.
-buenas tardes- murmuré
Ambos me vieron y él seguía mirándome con intensidad
-¿Qué quieres ahora?- preguntó
-solo vine a verte. Me enteré que tus padres no te vendrán a visitar en esta semana- avisé
Aspiré aire cuando se me acercó y di un paso atrás en modo automático
-¿no fue suficiente que te asfixiara?- preguntó
-casi me asesinas. ¿Es que en verdad tanto me odias?- pregunté
Me analizaba con sus orbes verdes que más de una vez siempre me desarmaban. Y ahora al verlos tan cerca…ya no sentía nada.
-vete. No te quiero ver- murmuró y se dio la vuelta
Sentía que mi cabeza recibía un balde de agua fría y se precipitaba a todo mi cuerpo.
-Edward solo vine a verte. Ya sé que no te gusta la idea pero…-
La palma de su mano izquierda impactó contra mi cara ladeándola bruscamente. Palpé el golpe y sentí que tenía sangre en el labio superior. Y mi corazón se dobló de dolor
-¿Por qué lo haces?- pregunté casi llorando
No había planeado llorar y tampoco que me doliera emocionalmente su bofetada. Como en el pasado.
-creo que…merezco un trato mejor del que me estás dando. Porque ninguna mujer merece el trato que me das- comencé a sollozar –vine a verte por que de verdad me importas-
Tres enfermeros llegaron para sostener a Edward y aplicarle otro calmante.
-¡ESCUCHAME BIEN ISABELLA, TE MERECES TODO EL MALTRATO DEL QUE SOY CAPAZ DE DARTE!-gritó
Un enfermero me ordenó que me fuera y a si lo hice.
Esa tarde estuve con Mike en su casa y lloré en sus brazos. No dejaba de repetirme una y otra vez, lo tonta que había sido, lo subestimé por completo, solo que su violencia no era justificada. Había algo más en su comportamiento.
-¿crees que es justificado?- preguntó Mike
-posiblemente- murmuré
Me acomodé en su regazo y me dio un beso tierno, él se subió encima de mí sin romper nuestro mimo. Sus dedos acariciaron mis muslos, enviando descargas eléctricas a todo mi cuerpo. Su lengua hizo contacto con la mía y un calor abrasador se instaló bajo mi vientre. Sus dedos ascendieron hacia mis senos, apretándolos ligeramente haciéndome gemir en su boca. Sentía que su pene era una lanza que se enterraba directo a mi estomago.
Desesperadamente lo quería adentro de mí. Comencé a quitarle su camisa y me detuvo abruptamente. Rompió el beso y me miró con ternura.
-todavía no- murmuró
Enarqué una ceja
-pero…yo quiero- hablé en voz baja
-hasta que estés lista. Ahora estas algo confundida- murmuró
Me dio un beso en la frente y se levantó de la cama. Y yo me quedé frustrada sexualmente.
-necesito agua fría- murmuré abanicándome con mi mano.
Tal vez aceptara la propuesta de Jacob, pensé.
