Capítulo 8
"Así que, sentiste la presencia de tu hermanita…"
Mientras miraban las estrellas, Kuroka, había conversado con Senji de un tema importante.
"Si… se encuentra en esa dirección."
Senji viendo la dirección señalada, busco en su recuerdo las diferentes ciudades en esa dirección, pero recordando una importante que era controlada por los Demonios, que fue permitido por los Dioses Sintoísta.
"Supongo que debe estar en Kuoh, una ciudad administrada por demonios. Si quieres, puedes ir a buscarla… pero, lamentablemente no me acercare a esa ciudad. Deberías ir sola o acompañada con Izayoi. Es tu decisión."
Respondió Senji, que miraba el cielo centellante de estrellas.
"… Iré con Izayoi."
Kuroka era más seria de lo normal, incluso dejando de usar el 'nya' que usaba al final.
"Bien. Si ya has decidido, deberías hablar también con Izayoi de la razón de tu viaje a Kuoh."
"Descuida. Ya había conversado con ella. Solo quería hacértelo saber porque nos iremos mañana a la mañana."
"Ja. Si es así, te deseo suerte en tu reconciliación con tu hermanita."
"… Gracias, Senji."
Kuroka miró un tiempo más las estrellas, antes de retirarse a la habitación que le fue dada.
Quedando solo, y mirando las estrellas. Senji cerró sus ojos para sumergirse a los recuerdos del pasado.
"Gremory y Sitri," murmuró. "De las informaciones que soltaba sin preocuparse, Serafall. Es la ciudad controlada por estas dos familias de demonio. Y también de la familia que nació ella."
Suspiró al final.
"Serafall, Serafall… por ahora no tengo interés de acercarme a ella."
Al día siguiente.
Rias Gremory, se encontraba actualmente en la casa de Sona Sitri.
"Me gustaría que la Academia Kuoh sea mixta." Fueron las palabras de Rias que bebía el té con elegancia. "Para que Kiba pueda estar cerca y no alejarse a otro punto para que tenga una educación humana. Además, hablaste de un chico que tienes en la mira como buen potencial de tu [Nobleza, ¿verdad?"
Sona acomodó sus lentes, mientras escuchaba las palabras de su amiga.
"Pensaba lo mismo cuando encontré a este chico… pero, es muy pronto para tomar esta decisión de cambiar el reglamento de solo mujeres en la Academia Kuoh."
Rias soltó un suspiro. "Bien... que te parece cambiar el reglamento dentro de dos años."
Sona entrelazó sus manos. "Por mi está bien. Además, quiero observar sus modales. Si cumple mi criterio, los dejare ingresar a mi nobleza."
"Jaja," una suave risa escapó de Rias. "No has cambiado cuando se trata de modales de las demás personas."
"Hmph. No quiero personas problemáticas en mi nobleza." Sona acomodó sus lentes con una actitud seria y hostil.
"Bien, bien," Rias dejando el té en la mesa, se levantó para retirarse de la casa de Sona. "Vendré otro día para seguir conversando. Cuídate, Sona."
"De igual forma, Cuídate, Rias."
Invocando un portal mágico cerca de Rias, para ingresar y estar en una habitación.
"Dos años… Kiba puede esperar tranquilamente esta decisión antes de que ingrese a la Academia Kuoh."
Sonriendo, ella salió del cuarto caminando por el pasillo hasta las escaleras que llevaban al primer piso de la casa.
Viendo en la sala, una chica de cabello blanco comiendo tranquilamente unos bocadillos en la bandeja cerca de ella.
"Shirone, sabes dónde está Kiba."
"Entrenar con el Maestro Okita."
Así que está en el Inframundo entrenando con Okita Souji.
"Iré al Inframundo. Cuida la casa por mí, ¿sí?"
Recibiendo un pulgar como respuesta. Ahora, abriendo otro portal con destino al Inframundo.
Llegando al hogar Gremory. Rias caminaba en busca de Kiba.
Pasando y siendo saludada por los sirvientes que se encontraban en el camino. Hasta que llegó donde se encontraba Kiba. Estaba entrenando con una espada de madera y frente a él, Okita Souji.
Un hombre que superaba cientos de años y que es parte de la nobleza de su hermano mayor, Sirzechs Lucifer.
Es el maestro de Kiba en el arte de la espada.
Kiba percatándose de la presencia de Rias Gremory, detuvo su entrenamiento para saludarla.
"¡Rias-sama!" quitando el sudor del rostro con una toalla que le fue entregada por Okita, se acercó a Rias. "¿Paso algo?"
"No, nada importante. Pero, vengo conversando con Sona, y se ha decidido que la Academia Kuoh será mixta en dos años. Aprovecha esto dos años como te guste."
"Hm…" Kiba confundido, asintió las palabras de Rias. "Seguiré fortaleciéndome, así que seguiré entrenando y estudiando como lo he estado haciendo."
"Me gusta tu determinación, Kiba." Rias agarró a Kiba de los hombros con brillos en los ojos. "Recuerda que también debes descansar."
Un fuerte frio recorrió a Kiba.
"… S-Si…"
"Okita-san. Me gustaría que Kiba tenga un entrenamiento moderado, no quiero verlo postrado en la cama por varios días."
"¡Jaja! ¡No prometo nada, Señorita Rias!"
Escuchando la respuesta de Okita, las cejas de Rias temblaron.
"Bien…" suspirando al final. Rias comenzó a retirarse a otra dirección.
••
Alejándome y dejando que Kiba continue su entrenamiento con Okita. Empecé a dirigirme a otra ubicación.
Abriendo un portal mágico con destino a un lugar remoto dentro del Inframundo.
Donde termine viendo a mi hermano, Alexander, entrenando con Esdeath y Sairaorg. En un combate sin reglas. Puedo ver hechizo lanzado a diestra y siniestra por Esdeath, Alexander cortando el hielo con una katana, Sairaorg destruyéndolos con sus puños.
Era un combate de todos contra todos, pero, Esdeath siempre tiene la ventaja con su magia de hielo que domina a la perfección, pero teniendo un nivel aterrador que sería imposible esquivarlo o sobrevivir cuando Esdeath se pone seria en la decisión de matar a alguien.
La katana que usaba Alexander terminó volando, dejando una oportunidad a Esdeath que aprovecharía sin importarle la vida de mi hermano. Acorralando de esa forma a Alexander, que terminó descontrolando el poder de Destrucción para salvar su vida y destruyendo las estacas gigantes de hielo que iba por su vida.
Sairaorg, aprovechó en acercarse a Esdeath por la espalda y prepara un puño cubierto de energía dando de lleno.
Esdeath terminó volando y salpicando varias veces hasta que se detuvo al instante dejando marcas en la tierra donde se lograba ver un largo camino de los dedos enterrados en la tierra.
"Han mejorado demasiado, que da miedo."
Fueron mis sentimientos honestos con un nudo en la garganta sintiendo la presión intensa que estaba creciendo en la pelea.
Luego de una intensa mirada por parte de los tres… dieron un fuerte salto donde la distancia de los tres se acercaba a cada segundo, y los puños cubiertos de energía.
¡Explosión!
Los puños conectaron entre sí, dando una fuerte ráfaga de aire descontrolada que destruyo gravemente el entorno.
Incluso el aire hizo un pequeño corte en mi antebrazo izquierdo.
"Debería entrenar la resistencia de mi cuerpo… no puedo creer que esta ráfaga de aire hizo un pequeño corte en mi piel."
Mire una pequeña línea de sangre que terminó cayendo al suelo.
•
Un pequeño sonido de silbido se escuchaba.
"Bien. Este es el tren que nos lleva a Ciudad Kuoh."
La voz relajante de Izayoi fue escuchada por Kuroka.
"Ajah. Aunque sería más rápido usar mi magia de desplazar el espacio-tiempo para llegar en una parte de Kuoh."
"Seria aburrido eso, Kuroka. Quiero ver el entorno del viaje en tren."
"Bien, bien, Izayoi-chan~."
Una sonrisa gatuna apareció en Kuroka.
"Ni se te ocurra tratarme como una niña, Kuroka."
Una pequeña vena creció en el bello rostro de Izayoi.
"Nyajaja. No lo diré, aunque lo estoy pensando."
"Tsk. Si no fuera por las personas, te lanzaría un puñetazo."
Las personas que estaban esperando el tren, miraba con extrañeza la relación de ambas chicas.
Después de unos minutos, el tren que estaban esperando había llegado. Subiendo y agarrando un asiento, esperaron que el tren comenzara su viaje.
Izayoi miraba con pequeño interés el entorno que pasaba el tren. Ya habían salido de Tokio con dirección a Ciudad Kuoh. Mirando el paisaje que cambiaba antes de llegar en cada estación, como también las personas que ingresaban y salían, por mero aburrimiento del viaje.
Hasta que llegaron el punto del viaje.
Ciudad Kuoh.
Bajando del tren con una mochila cargando en su espalda, Izayoi sintió las presencias de varias entidades sobrenaturales.
"Parece que será divertido este lugar."
Una sonrisa juguetona se dibujó en el rostro de Izayoi.
"Puedo sentir la presencia de Shirone, y está cerca."
Izayoi siguió a Kuroka, que sabía dónde encontrar a su pequeña hermana.
Mientras caminaban, Izayoi miraba a diferentes direcciones.
"En esa dirección hay un grupo de cuatro. En esta otra un grupo de tres… no importe donde mire, están organizado en grupos… espera."
Había una presencia que se desplazaba solo en la ciudad. Pero sintiendo que se acercaban más a esa entidad.
Después de un momento de la caminata tranquila, vieron a una hermosa chica de cuerpo voluptuosa que competía perfectamente con su amiga, Kuroka, que se encontraba al lado. El cabello negro suave y sedoso atado en una larga cola de caballo que le llega hasta las piernas con dos antenas que sobresalen de la parte superior que se inclinan hacia atrás, con un listón naranja que mantiene todo en su lugar. Vestía un sencillo vestido blanco que resaltaba con elegancia su belleza, dejando entrever, sin exageración, las delicadas curvas de su figura.
"Ella desprende dos olores… ya veo. Mitad Ángel Caído y Demonio."
Ellas tres se cruzaron. Pero, Izayoi miró de reojo a la chica que seguía su camino. Mostrando un pequeño interés por esa persona.
"Si es un híbrido… ¿será fuerte?"
Mientras pensaba eso Izayoi, de repente la chica se detuvo.
"Qué extraño. Es la primera vez que nos vemos, ¿verdad?"
Fue sutil la voz baja de la chica. Pero los sentidos de Izayoi superaban a cualquiera.
"Tienes razón. Es la primera vez que nos vemos."
Kuroka que sentía la presencia cada vez más cerca de su hermanita, terminó deteniéndose por la repentina acción de su amiga, Izayoi.
"Hm. Pasa algo, nya."
No entendía lo que estaba pasando frente sus ojos. Izayoi y la chica con la que pasaron hace un segundo, se miraban con firmeza. Como si estuvieran preparándose para pelear.
"Izayoi-chan, no puedes siempre buscar una pelea en cualquier lugar. Hay algo importante que hacer, nya."
"Bien. Será en otro momento, nos vemos muy pronto, Señorita Híbrido."
La expresión de la chica cambio rotundamente, dándose cuenta al instante Kuroka e Izayoi.
"Me puedes decir a que te refieres, jovencita."
Fue sutil la voz contenida de enojo y odio.
"Hm… vaya, no pensé que eso te afectaría bastante." Una pequeña burla se filtraba en la voz de Izayoi.
"Izayoi-chan… enserio…" Kuroka solo podía observar con incomodidad lo que estaba ocasionando su amiga, Izayoi.
"Descuida, Kuroka. Esto será rápido."
Izayoi tronó varios huesos, mientras observaba atentamente a la chica que seguía mirando con odio contenido en su rostro.
"Me gustaría seguir el juego de la jovencita. Pero tengo que regresar a casa. Hay cosas más importantes que dejarse llevar por el juego de una mocosa."
"Uy, Izayoi-chan. Te dijo mocosa, mocosa~."
Kuroka enfatizaba mocosa para seguir molestando a Izayoi, que terminó haciendo efecto. Una fuerte vena creció en la sien de ella.
"Deberías callarte, Kuroka." Izayoi dejaba entrever en su voz que no se entrometiera en su asunto. Mirando con creciente enojo a la chica.
"Hm… vaya, no pensé que eso te afectaría bastante." Ella repitió las mismas palabras que dijo anteriormente Izayoi, burlándose de ella.
¡Explosión!
Fue un parpadeo. Demasiado rápido a los ojos de esa chica que salió volando.
"Wow… deberías contenerte un poco, Izayoi-chan."
Un pequeño rastro de miedo se filtraba en la voz de Kuroka. Que miraba el puño extendido de Izayoi que se movió en un menos de un segundo atacando a la chica de cabello negro.
"Tsk. Es mi derrota. Me deje vencer por mis emociones."
Dando una vuelta, Izayoi se acercó a Kuroka y siguieron avanzando sin preocuparse por la chica que terminó atacando.
En otro lado.
La chica que salió disparada por el puñetazo veloz de Izayoi. Se encontraba herida y sangrando de la nariz.
"E-Eso… d-dolió… maldita sea."
Limpiando la sangre y la suciedad de su vestido sencillo. Caminó débilmente apoyando su cuerpo en las paredes mientras avanzaba y se acercaba cada vez a su casa quejándose del dolor.
"Esa… mocosa… debería recibir un castigo…"
Cerrando sus ojos, mientras una oscuridad crecía en su rostro.
Varias formas de castigo emergían en la mente de la chica. Con intención de vengarse de la chica de cabello rubio.
"Juró que esa chica gritara una y otra vez de dolor."
Una extraña expresión se dibujó en la chica.
Mostrando un rostro peculiar…
Izayoi y Kuroka se encontraban cada vez más cerca.
Kuroka comenzó a ponerse nerviosa. Había pasado un tiempo largo desde su separación de su hermanita, Shirone.
No tenía idea de saber si, Shirone, quiere encontrarse con ella después de lo que había pasado.
Aunque su intención fue salvar a su hermanita, de seguro ella terminó afectada por las acciones que ella misma provocó al matar a ese demonio.
Viendo desde lejos, una mansión llamativa. Donde sentía la presencia de su hermanita en ese lugar.
"¿Estás preparada de ver a tu hermanita?"
"… Eso creo…"
Los latidos constantes no permitían calmar su mente. Respirando una y otra vez. Avanzó con determinación y tocando el timbre de la mansión.
Unos segundos después, la voz preciada de su hermanita fue escuchada.
"¿Diga?"
Un fuerte nudo creció en la garganta de Kuroka. La voz alegre de su hermanita no se encontraba. Mostrando una voz monótona que afecto internamente a Kuroka.
"Supongo que fue grave para Shirone… es entendible que le haya afectado demasiado por mi culpa."
La determinación de Kuroka se derrumbó fácilmente. Mostrándose temerosa al momento de querer hablar con ella.
"S-Shirone… soy… Kuroka…"
"…"
Silencio. No había respuesta del otro lado.
"Como pensaba… ella no quiere verme."
La mente de Kuroka comenzaba a nublarse siendo afectada mentalmente.
"Deberías ser más firme." La voz de Izayoi alentaba a Kuroka en la forma que ella podía hacerlo.
"…Tienes razón." Presionando devuelta el timbre. "Shirone, me gustaría conversar contigo para hablar de lo que había pasado ese día."
"Me abandonaste… y ahora vienes de la nada intentando justificarte por lo que hiciste. No quiero hablar contigo."
Fueron las últimas palabras que escuchó Kuroka de su hermanita.
"…" La tristeza creció en el rostro de Kuroka.
"Deberíamos forzar nuestra entrada para que hables con tu hermanita."
"Detente, Izayoi-chan." Kuroka agarró con firmeza el brazo de Izayoi. "Está bien. Vendremos mañana, no quiero incomodar más a Shirone. Seré paciente para reconciliarme con mi Imouto."
"Bien. Debemos buscar un lugar donde quedarnos. Hay suficiente dinero para vivir por varios meses. Aunque siento que fue muy tacaño, Senji."
"Qué estás diciendo, Izayoi-chan. Él me entrego una tarjeta y la clave."
"¿Huh? Porque él te entrego la tarjeta y a mi no." Izayoi alzó una ceja mientras observaba la tarjeta en la mano de Kuroka.
"Se lo pedí antes de irnos. Dijo que ya lo necesitaba… me pareció extraño eso." Kuroka acercó el dedo índice a sus labios.
"Que raro."
Izayoi compartía el mismo sentimiento de Kuroka por las palabras de Senji.
"Por ahora ocupémonos de nosotros. Después intuimos lo que dijo Seji."
Con esas palabras, se retiraron del lugar.
Al día siguiente.
Izayoi y Kuroka habían encontrado un condominio lo suficiente cercano de la mansión, así que decidieron vivir en ese lugar por un tiempo.
Comenzando el día preparando un sencillo desayuno mientras se acercaba a la televisión para escuchar las noticias.
"Buenos días, Kuroka."
Mientras encendía la televisión, la presencia de Kuroka se hizo presente caminando al baño.
Siendo saludada antes de cerrar la puerta.
Explosión nocturna alarma a los residentes de un distrito de viviendas en Tokio.
Una explosión repentina interrumpió la tranquilidad del distrito residencial de Setagaya anoche, dejando un saldo preliminar de 9 heridos, entre ellos dos menores, y causando graves daños a varias viviendas y vehículos en el área.
El incidente ocurrió alrededor de las 23:30, cuando los vecinos escucharon un fuerte estallido seguido de vibraciones que se sintieron en un radio de varias manzanas. Testigos describen ventanas destrozadas y puertas arrancadas de sus marcos debido a la fuerza del impacto.
"Estaba viendo televisión cuando de repente las ventanas estallaron. Salí corriendo y vi humo saliendo de la casa de enfrente," relató un vecino de 45 años que pidió permanecer en el anonimato.
Bomberos y servicios de emergencia llegaron rápidamente al lugar para sofocar un pequeño incendio que se originó tras la explosión. Mientras tanto, la policía ha iniciado una investigación, aunque aún no se han revelado las causas del incidente. Los informes preliminares descartan una fuga de gas como posible motivo, lo que ha generado incertidumbre entre los residentes.
La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, expresó esta mañana su preocupación por el incidente, asegurando que las autoridades trabajarán para garantizar la seguridad en las zonas residenciales. "Entendemos el temor que este evento ha causado entre las familias afectadas, y estamos comprometidos a llegar al fondo del asunto," declaró en una conferencia de prensa.
Varios residentes han sido evacuados temporalmente mientras los inspectores evalúan la seguridad estructural de las viviendas cercanas al epicentro de la explosión. Se ha establecido un refugio provisional en una escuela primaria local para las familias desplazadas.
Las autoridades han solicitado a los vecinos que aporten cualquier información o grabación de cámaras de seguridad que pueda ayudar a esclarecer los hechos. Este es un caso en desarrollo, y las investigaciones continúan.
Mientras Izayoi escuchaba la noticia, apenas mostrando interés en las palabras del locutor, algo llamó su atención. Reconoció de inmediato el lugar de la explosión, su expresión relajada transformándose en una mezcla de preocupación y urgencia.
Sin perder tiempo, tomó el teléfono fijo y marcó un número familiar.
"¡¿Por qué no contestas el teléfono?!" exclamó ella frustrada, mientras volvía a marcar.
Intentó nuevamente comunicarse con Senji, pero la única respuesta que recibió fue el frío mensaje del buzón de voz predeterminado. Cada tono de espera solo incrementaba su ansiedad.
"¡Maldición!"
Destruyendo al final el teléfono fijo por la frustración. Alertando a Kuroka que salía del baño cubierto con una toalla en su voluptuoso cuerpo.
"¡Algo paso con Senji! ¡Y no contesta para nada!"
La frustración se ceñía en el rostro de Izayoi.
"¡Qué! ¡Es imposible que ocurra algo con Senji!
Conocían a la perfección a Senji, y era imposible que le pasará algo, o eso pensaba ellas de conocer a Senji.
•
Antes de la explosión.
Senji, se encontraba descansando, mirando el cielo estrellado como lo hacía por costumbre.
Mientras disfrutaba, se encontraba en un estado relajado y vulnerable despreocupado de su entorno. Bebiendo tranquilamente el té verde de su taza.
Hasta que sucedió algo sin previo aviso.
Una extraña espada perforó su corazón.
"Que raro…"
Se encontraba indiferente. No había entrado en pánico por la espada perforando una parte vital de su cuerpo.
"Quién eres…"
Mirando de reojo atrás. Donde no había nadie.
"… Ya veo. El casco de Hades, ¿verdad?"
Estirando su brazo derecho en un instante donde terminó agarrando un extraño casco negro.
"Hm… así que Hefesto creo este casco y espada, siendo entregada a ti para que puedas matarme."
Lo decía Senji como una absoluta verdad, donde la persona que usaba el casco se hizo presente.
Un extraño adulto de cabello castaño y ojos negros. Teniendo algunas que otras cicatrices en varias partes de su cuerpo.
"¿No te dijo que no había forma de matarme?"
Un frio recorrió en la vértebra de esa persona, temiendo por su vida.
"… Sabes que, sigamos tu juego."
Senji levantándose caminó hacia él.
"La [Cosmología del Zoroastrismo] es muy débil para matarme." Refiriéndose a la espada. "Usa tu poder espiritual como un detonante para potenciar la [Cosmología del Zoroastrismo] que tiene la espada."
Los ojos de él se alteraron por las acciones de Senji. Pero un extraño brillo se marcaba en sus pupilas, dándose cuenta de que le daban una oportunidad.
Agarrando la empuñadura de la espada y comenzando a verter toda su energía espiritual de cientos de años para esta ocasión.
"Debes morir, Señor Demonio." El odio crecía en él mientras seguía vertiendo más poder espiritual en la espada donde comenzó a brillar intensamente. "Muere…"
El brillo creció rodeando vario perímetro de Tokio. Al paso que iba, toda la ciudad de Tokio seria eliminada del mapa.
Hasta que el área fue reducido en la casa de Senji.
¡Explosión!
En una casa tradicional. Una pequeña persona de cabello blanco, vistiendo un kimono negro con detalles celestes. Miraba el pilar de la explosión que había detonado.
"Qué forma tan peculiar de jugar tienes, Senji," comentó ella, mientras cubría la mitad de su rostro con un abanico, ocultando la sonrisa que lentamente se dibujaba en sus labios.
"Dejándose matar por diversión." Murmuró ella, con un aire de indiferencia. "Aunque es una lástima. Volverá a la vida por el ciclo de reencarnación. Al final, esa persona no consiguió la tan ansiada venganza de acabar con Senji. Todo ese esfuerzo... desperdiciado."
Mientras las personas intentaban sobreponerse al caos y el sufrimiento causado por la reciente explosión, en un lugar distante de Japón surgió una figura peculiar. Un niño de cabello blanco, con pequeños cuernos sobresaliendo de su frente, apareció de manera inesperada, se encontraba durmiendo profundamente.
La explosión repentina no solo sacudió el mundo humano, sino que también encendió las alarmas en el lado sobrenatural. Su energía residual era inusual, un eco que resonaba más allá de la comprensión terrenal. Varias entidades, tanto benevolentes como oscuras, comenzaron a moverse, cada una con sus propios intereses.
Entre los árboles, una figura emergió de la penumbra. Era una niña de cabello negro como la noche y ojos del mismo color, aunque en ellos no había rastro de brillo ni emoción. Sus pasos eran ligeros, apenas rozando el suelo cubierto de hojas secas, mientras se acercaba al niño dormido.
Se detuvo frente a él, inclinando ligeramente la cabeza, como si lo examinara con curiosidad o con una indiferencia calculada. Extendió una mano pálida hacia los pequeños cuernos en su frente, pero se detuvo a medio camino.
"¿...?"
El niño no se movió, pero la atmósfera pareció cambiar. El aire se volvió más denso, cargado de una energía que solo aquellos sensibles a lo sobrenatural podían percibir. La niña no mostró reacción alguna, como si estuviera acostumbrada a esa sensación.
Después de unos segundos, retiró su mano y se sentó junto al niño, observándolo en silencio. No había prisa en sus movimientos, ni emoción en su rostro. Solo el inquebrantable vacío de su mirada, fija en el niño que dormía, como si esperara algo.
La niña, aún sin mostrar emoción alguna, extendió su pequeña mano hacia el niño dormido y comenzó a arrastrarlo lentamente. A pesar de su frágil apariencia, su fuerza era sorprendente, como si el peso del niño no fuera más que una pluma para ella.
Un círculo de símbolos luminosos apareció bajo sus pies, girando lentamente mientras el espacio se distorsionaba a su alrededor. Con un ligero movimiento de su mano, un portal oscuro se abrió a su lado. El borde del portal chispeaba con un tenue resplandor púrpura, como si la magia que lo sostenía estuviera viva.
Sin dudar, la niña arrastró al niño hacia el interior del portal. Al cruzarlo, ambos emergieron en un entorno completamente extraño. Un vacío infinito se extendía en todas direcciones, teñido de varios colores. Grandes rocas flotaban a su alrededor, levitando sin sentido de gravedad. Algunas giraban lentamente, mientras otras permanecían inmóviles, como si estuvieran en un sueño eterno.
La niña colocó al niño cuidadosamente sobre una de las rocas más grandes y retrocedió un par de pasos, observándolo con su inexpresiva mirada.
De repente, un temblor sacudió el vacío, haciendo que algunas de las rocas más pequeñas comenzaran a girar con mayor velocidad. Desde las sombras de la lejanía, una silueta colosal emergió lentamente. Un dragón negro, de escamas opacas y enormes alas plegadas a los costados, dormía profundamente en una de las rocas más grandes y flotantes. Su cuerpo era tan inmenso que parecía fusionarse con el vacío mismo, y con cada respiración, exhalaba una energía antigua y poderosa que llenaba el entorno.
La niña giró la cabeza hacia la criatura y luego de vuelta al niño, como si ambos estuvieran conectados de alguna forma. Sin decir una palabra, se sentó sobre una roca cercana, su figura pequeña y aparentemente insignificante en comparación con el coloso que descansaba a pocos metros.
El dragón no mostró señales de despertar, pero su mera presencia llenaba el lugar con un aura intimidante y solemne. La niña, sin embargo, permanecía imperturbable, como si este fuera su hogar o un lugar al que pertenecía desde siempre.
Historia Paralela: Quinta Cita
El sol brillaba con intensidad en aquel cálido día de primavera, reflejándose en las aguas cristalinas de las piscinas de un famoso parque acuático. Las risas de niños y adultos llenaban el aire mientras los toboganes gigantes y las áreas de descanso ofrecían un respiro del calor.
"¡Senji-chan~! ¡Rápido, vamos a probar ese tobogán gigante!" exclamó Serafall, señalando con entusiasmo una estructura colosal que parecía perderse en el cielo.
Senji, vestido con unos pantalones cortos negros y una camiseta ligera, la observó con calma mientras ella, vestida con un vibrante traje de baño azul decorado con estrellas blancas, saltaba de un lado a otro como una niña emocionada.
"¿No crees que sería mejor empezar por algo más tranquilo?" preguntó él, arqueando una ceja.
"¡Nada de eso! ¡Estamos aquí para divertirnos!" Serafall tomó su mano sin esperar respuesta y comenzó a arrastrarlo hacia la escalera del tobogán.
La fila para el tobogán era larga, pero eso no disminuyó la energía de Serafall. Mientras esperaban, hablaba sin parar sobre lo divertido que sería, señalando a las personas que bajaban a toda velocidad y salían riendo al final.
"¿No es increíble, Senji-chan? ¡Mira cómo se lanzan!"
"Es increíble," comentó él, aunque su tono tenía un ligero toque de diversión.
Cuando finalmente llegó su turno, Serafall prácticamente saltó al asiento de la balsa, dándole unas palmadas al espacio a su lado. "¡Vamos, Senji-chan! ¡No seas tímido!"
Senji suspiró, pero se subió, asegurándose de que ambos estuvieran bien sujetos antes de que el operador les diera el empujón inicial.
La velocidad del descenso fue mucho mayor de lo que había anticipado. El agua salpicaba por todas partes mientras la balsa se deslizaba por las curvas y caídas. Serafall reía a carcajadas, con los brazos en el aire, mientras que Senji mantenía una mano en el borde, como si eso pudiera darle alguna sensación de control.
Al llegar al final, la balsa chocó suavemente contra el agua de la piscina de recepción, y ambos salieron empapados.
"¡Fue increíble!" exclamó Serafall, girándose hacia él con una enorme sonrisa.
"Fue interesante," admitió Senji mientras se quitaba el agua del rostro.
Después de la emoción del tobogán, decidieron tomarse un momento para relajarse en una de las piscinas termales del parque. El contraste entre el bullicio de las atracciones y la tranquilidad del agua caliente era perfecto para bajar el ritmo.
Serafall se acomodó en el borde de la piscina, dejando que el agua le cubriera hasta los hombros mientras suspiraba con satisfacción. "Esto es vida, ¿no crees?"
Senji, sentado a su lado, asintió. "Es mucho más tranquilo, eso seguro."
Ella lo observó de reojo, una ligera sonrisa jugando en sus labios. "¿Sabes, Senji-chan? Nunca imaginé que te convencería para venir a un lugar como este."
"Siempre me convences de cosas que no planeo hacer," respondió él, su tono seco, pero con un brillo en los ojos que delataba su aprecio por la compañía.
Serafall rió suavemente, dejando que su cabeza se apoyara en su hombro. "Eso es porque sé que en el fondo te diviertes, aunque no lo digas."
Él no respondió, pero el leve movimiento de su cabeza contra la de ella fue suficiente para confirmar sus palabras.
"¡Ahora vamos a la piscina de olas!" exclamó Serafall mientras lo jalaba una vez más, su energía aparentemente interminable.
La piscina de olas estaba llena de personas riendo y chapoteando mientras las olas artificiales se formaban y se rompían contra la multitud. Serafall se lanzó al agua sin dudar, girándose para mirar a Senji con una sonrisa radiante.
"¡Vamos, Senji-chan! ¡No te quedes ahí parado!"
Él se metió al agua a un ritmo más pausado, pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa al ver a Serafall reír mientras las olas la alzaban ligeramente.
Cuando una ola particularmente grande los alcanzó, Serafall perdió el equilibrio y se hundió brevemente bajo el agua, solo para salir riendo.
"¡Eso fue intenso!" dijo ella mientras se aferraba al brazo de Senji para estabilizarse.
"Casi te ahogas," comentó él.
"¡Pero no lo hice! Porque sabía que tú estarías aquí para ayudarme."
Senji la miró, y por un momento, el bullicio de la piscina pareció desvanecerse. "Siempre estaré aquí," dijo con una seriedad que hizo que Serafall se sonrojara ligeramente.
Cuando el sol comenzó a ponerse, los dos se encontraron sentados juntos en una zona tranquila del parque, observando cómo el cielo se teñía de tonos naranjas y rosados.
"Gracias por venir conmigo hoy, Senji-chan," dijo Serafall, recostándose contra su hombro.
"Fue más divertido de lo que esperaba," admitió él, su voz tranquila.
Ella sonrió, cerrando los ojos mientras el sonido del agua y las risas distantes llenaban el aire. "Sabes, cada vez que estamos juntos, siento que el mundo se vuelve un poco más brillante."
Senji no respondió, pero su mano se movió ligeramente, rozando la de ella en un gesto sutil pero significativo.
Mientras el día llegaba a su fin, ambos compartieron un momento de paz, sabiendo que, aunque cada cita era diferente, algo entre ellos se hacía cada vez más fuerte.
