La semana para Sasuke y Karin fue tranquila en el trabajo, al menos dentro de su normalidad, pues después de solucionar los problemas que habían tenido, el resto resultaba manejable. Además, Karin había iniciado su terapia, y aunque no era lo que esperaba, seguía intentándolo.

Había llegado el viernes, y ambos se preparaban para salir de la casa. Karin iría a trabajar y Sasuke se encontraría con Sakura para hablar mientras los niños estuvieran en la escuela.

—Iré a la oficina tan pronto como termine —Sasuke le aseguró a Karin con firmeza.

—Aprovecha el tiempo. Me parece que es la primera vez que ella está de descanso con los niños en la escuela, así que es una buena oportunidad para hablar de lo que tengan pendiente —Karin lo ayudaba con la corbata— Pero si de repente hablando con ella sobre sus hijos te sientes atraído con la idea de quedarte con ellos, más te vale que salgas corriendo de allí a buscarme y me lo digas o si no…

—Eso no pasará —respondió Sasuke molesto, pero firme.

—Lo siento, son mis inseguridades las que hablan. No puedo evitar que esas ideas me lleguen a la mente —respondió la pelirroja entendiendo que podría ser frustrante para él oírla decir todo aquello cuando ya le había asegurado que no tenía intenciones de separarse de ella— La doctora dice que debo recordar quién eres tú como persona y sé que no te irías con otra a la primera oportunidad.

—Si lo hiciera, me dejarías de amar. ¿No es así?

—Te odiaría sin duda.

—Es una gran razón para no hacerlo —le dijo mirándola a los ojos.

Ambos se sonrieron con cariño.

—¡Se nos hace tarde! ¡Hay que apurarnos! —exclamó la pelirroja apresurada— No vayas a olvidar todo lo que estuvimos conversando en la semana —le entregó su saco— Y recuerda escuchar sus opiniones.

Ambos terminaron de prepararse para salir y cada uno tomó su camino a sus respectivos destinos.

Sakura ya estaba en la cafetería donde se habían citado por mensaje la noche anterior y parecía nerviosa, lo que le daba la razón a su esposa sobre haberla hecho sentir mal con sus esfuerzos.

—¡Sasuke-kun! Buenos días —ella sonrió nerviosa. Sasuke sólo asintió a modo de saludo— Aún no ordeno. ¿Qué te gustaría?

—Café negro.

—Claro. Llamaré a la mesera —dijo la fémina haciendo un gesto con la mano para que se acercaran a tomarles el pedido.

—Como te mencioné, me gustaría hablar sobre la crianza de los niños, especialmente después de lo ocurrido en mi casa —Sasuke comenzó la charla cuando la mesera se fue.

Uchiha no deseaba demorarse con aquella plática, pero tampoco podía dejar que la situación quedara a medias, así que sabía que debía tratar de tomárselo con calma.

—Ya he hablado con los niños. No creo que vuelvan a hacer una travesura como esa. De hecho, ambos han insistido en disculparse en persona con tu esposa. ¿Qué opinas?

—Quizá en otro momento. Por ahora, ella está muy ocupada compensando el tiempo que no estoy en la oficina —respondió el azabache.

—Entiendo… Hablando sobre tu esposa…

—Escucha, no pretendo criticar el trabajo que has hecho con los niños hasta ahora, son pequeños y aún hay mucho que enseñarles, pero si vamos a compartir la crianza de los gemelos, vamos a necesitar llegar a un acuerdo sobre cómo lo haremos: castigos, premios, desacuerdos entre ellos, entre nosotros, su educación escolar y asuntos de salud. Quizá haya más que discutir, pero esto está bien para empezar.

—¿Qué? Sí… claro.

—Primero háblame de cómo lo haces.

—Yo… no suelo castigar a los niños. Son muy pequeños y normalmente decirles que algo está mal y el por qué, basta para que lo entiendan y dejen de hacerlo.

—¿No reinciden en su mal comportamiento?

—Algunas veces llegan a repetir su comportamiento una o dos veces, pero eso es normal a su edad. Mientras crecen lo aprenderán más rápido —aseguró Sakura.

—Mis padres eran estrictos con mi hermano y conmigo y los castigos cambiaban según nuestra edad. Estoy de acuerdo con eso y pienso que sería algo necesario en los niños —respondió Sasuke con seguridad en sus palabras— Ahora son pequeños, así que el mostrarles enojo es suficiente para asustarlos, pero cuando crezcan, perderán el miedo y no entenderán que sus acciones tienen consecuencias.

—Pero son muy pequeños.

—Dices que entienden explicándoles por qué algo está mal, entonces estarás de acuerdo en que entenderán bien que si no obedecen, sus acciones tienen consecuencias —señaló Sasuke notando el desacuerdo en el rostro de la mujer— Podríamos implementar los castigos después de darles una o dos llamadas de atención sobre el mismo incidente. No debería haber problema si no reinciden tantas veces.

—¿Qué clase de castigos se les puede dar a un par de niños de cinco años? —preguntó Sakura y Sasuke pudo notar lo incómoda que estaba.

—Prohibirles ver su programa favorito, el postre o visitas de juego si es que las hacen —respondió el azabache.

—¿Qué más hay que hablar? —preguntó la mujer evidentemente en desacuerdo, pero Sasuke esperó a que la mesera les sirviera su pedido antes de continuar con la charla.

—Premios. ¿En qué momento los premias y cómo? —preguntó Sasuke inconforme por la renuencia de la mujer, pero su esposa le había sugerido darle tiempo. Todos se estaban adaptando.

—Suelo darles dulces, comprarles algún juguete o que duerman un poco más tarde si se portan bien en el día. Principalmente hago lo de los juguetes para logros escolares.

—Los niños dijeron que llegan a pasar tiempo con tus padres, Naruto e Ino. ¿Qué tanto los consienten?

—Bueno… pues mis padres los adoran, así que no pueden decirles que no con facilidad y conoces a Naruto, no es muy inteligente, así que los niños logran convencerlo de darles lo que quieren —respondió Sakura con la mirada baja— Ino puede llegar a ser más dura, pero podría decirse que soy yo quien suele ponerles los límites a los niños cuando es necesario —Sasuke levantó una ceja— ¡Oh! ¡Sasori-san es bastante firme con los niños! Aunque sólo ha cuidado de ellos a solas unas pocas veces y a menos que vuelva de algún viaje, no suele hacerle regalos a los niños sin consultarlo conmigo primero.

—¿Han tenido problemas en la escuela? —preguntó Sasuke preocupado, pues escuchando a Sakura, podía entender mejor el comportamiento que vio de los niños en su casa.

Al parecer, no era nada grave, pero después de todo lo que había hablado con su esposa, el recuerdo de su crianza y los libros de paternidad que Karin le hizo leer los últimos días, se daba cuenta que permitir que los niños se salieran con la suya constantemente, sería un problema al crecer si no consideraban los castigos cuando hicieran algo mal que lo ameritara.

—Cuando entraron al jardín de niños, tuvieron algunos problemas para adaptarse, ya que además de entre ellos, no habían interactuado con otros niños, así que aunque podían ser compartidos como hermanos, les costó serlo con sus compañeros al principio —Sakura confesó— Ahora lo entienden mejor. Ya saben convivir con otros niños y ya tienen amigos en la escuela. Sólo es cuestión de tiempo para que los niños se adapten a los cambios y entiendan lo que está bien y lo que está mal, por eso no creo que los castigos sean necesarios.

Sasuke miró a la pelirrosa por unos instantes antes de darle un trago a su café.

—Cuando no quisieron comerse las zanahorias, acordé comprarles un helado si comían todas sus verduras. Uno de ellos lo hizo, el otro no, y tal como fue el acuerdo, sólo uno recibió postre, mientras que el otro no —explicaba el azabache— No me sorprendió que quisiera llorar al no recibir helado, pero en su lugar, prometió que si le compraba helado en ese momento comería bien después buscando causarme lástima —dio un segundo trago a su bebida— Cuando me mantuve firme, lo primero que hizo fue pedirle a su hermano, que sí cumplió, de su helado y él no dudó en compartir su premio con su hermano que no cumplió.

—Te dije que sabían compartir, Sasuke-kun —dijo Sakura orgullosa— Además, es natural que Haru esté triste porque siempre procuro darles lo mismo a ambos y Haruo no querrá ver triste a su hermano —explicó la pelirrosa— Ambos siempre se cuidan mutuamente.

—No me preocupa que sepan o no compartir. Es evidente que lo saben. Lo que me preocupa es que no aprendan sobre las consecuencias de sus acciones al darles lo mismo aunque actúen diferente uno del otro o que piensen que al trabajar juntos para compartir castigos, de alguna forma se salen con la suya.

—Pero…

—No pretendo que olviden compartir y ser buenos hermanos, pero tampoco podemos descuidar su educación como individuos —Sasuke se apresuró a decirle a Sakura— Un helado puede compartirse aunque los dos no hayan comido sus verduras, pero no pueden compartir un amigo si uno es rechazado ni presionar a que el hermano aceptado se aisle junto a su hermano. Tampoco pueden compartir un salario entre los dos para mantener cada uno a una familia porque uno trabaja y otro no —Sasuke ejemplificaba a futuro— Los premios generalmente se pueden compartir, pero la mayoría de los castigos no. Y tampoco pueden ir recibiendo cosas a medias.

Uchiha miró a su ex seriamente y pudo notar que aunque seguía en desacuerdo, había comprendido su punto. Sin embargo, una vez más recordó la sugerencia de su esposa sobre no insistir, ya que, aunque lo ideal sería llegar a un acuerdo mutuo en una sola charla, conseguirlo sería difícil a menos que uno de los dos aceptara por completo lo que el otro quería.

En el pasado, Sakura había sido muy complaciente con él. Ni siquiera podía recordar algún momento en que ella se enfadara o fuera firme con él al rehusarse a algo que él quería. Quizá lo más cercano había sido cuando rompió con ella, pero más que ser firme, le suplicó llorando que no la dejara y dispuesta a renunciar a lo que hiciese falta.

Ahora podía ver algo de ese entonces, en el que ella no estaba de acuerdo con él, pero no conseguía oponérsele aún cuando era más que evidente que le disgustaba la idea.

—Cada uno puede tener diferentes reglas en su casa, pero para que haya constancia y coherencia en su educación, es mejor que lleguemos a un acuerdo para que el ambiente en ambas casas no sean tan dispares —explicó el azabache cuando Sakura no dijo nada más.

—Lo entiendo, pero están acostumbrados a como los he educado que podría ser contraproducente. ¿No lo crees, Sasuke-kun?

—Lo sé, por eso debe ser gradual y en ambas casas. El ideal es que los niños puedan sentirse cómodos en ambas casas sin que la disciplina falte.


¿Sasuke conseguirá que Sakura acepte las ideas que quiere implementar? ¿O acaso Sakura se opondrá por completo? ¿Podrán conseguir encontrar un punto medio a lo que les gustaría implementar en la crianza? ¿En qué otros aspectos podrían diferir? ¿Qué otras preguntas les han surgido al leer el capítulo?

Me encantará leer sus teorías y dudas en los comentarios n.n

¡Hasta la próxima actualización!