Enemigos – 2da vuelta.
Secuela de Enemigos (Por si no es ya obvio
).
(...)
Tanya llevaba más de 700 años fuera de casa.
Para otros, ese sería un tiempo imposible de contar, un número tan alto como una montaña.
Sin embargo, para ella, tal número, no era nada del otro mundo.
Cuando sus hijos tuvieron un tamaño considerable, le dijo a su esposo que saldría de viaje.
Siempre tuvo el deseo de probar los distintos platillos a lo largo del mundo.
Fuera de humanos, elfos, enanos, hombres lobo, vampiros... No hubo nada que rechazara.
Algunos le gustaron, otros no tanto. Otros le causaron náuseas.
Y, aunque llevaba mucho tiempo afuera, aun desconocía mucho del mundo gastronómico que
había intentado explorar de extremo a extremo.
No importa cuánto vivamos, siempre habrá algo que no sepamos.
Incluso si sabían más que los humanos en muchas áreas, nunca lo sabían todo.
En ese sentido, admiraba el esfuerzo de los hombres para estudiar una sola cosa durante toda
su vida y apasionarse por ello.
La pasión era algo que los vampiros rara vez sentían.
En algún momento de su viaje, sintió un pinchazo de nostalgia, una gota que alteró las aguas
de sus recuerdos, trayendo de vuelta la añoranza por su hogar.
Oros se habrían vuelto locos al oír que tardó 700 años en sentir tal cosa.
En cuanto sintió esto, supo que era hora de volver.
Llevada por este sentimiento, se dirigió a la mansión donde quedaba su familia, un lugar que
no vio durante un buen tiempo, pero que recordaba como si fuera ayer. No se preocupó de
posibles mudanzas. Los vampiros rara vez hacían tal cosa.
Me pregunto cómo estarán todos.
A diferencia de los humanos, la infidelidad entre vampiros también era inusual. Como amaban
la lealtad, era raro oír vampiros que reemplazaran su pareja por otra.
No es que no existieran casos, a decir verdad.
Bueno, conociendo lo extravagante que era su marido, no debería sorprenderse si encontraba
una amante o dos. Sus gustos eran algo que, aun siendo su esposa, no logró dominar por
completo.
Incluso podría conseguirse un harem heterogéneo, y no sería extraño. Mientras le gustara,
sería indiferente al sexo.
No, no seamos tan pesimistas.
Al llegar, los sirvientes tuvieron miradas de extrañeza. La mayoría era ajena a ella, la esposa del
patriarca.
No es que los culpara. Solo reconoció la cara de algunos vampiros y la del mayordomo
principal, quien se inclinó ante ella poniendo una mano sobre su pecho apenas metió un pie en
el lugar.
Este hombre mantenía en secreto su edad real con más intensidad que una mujer en sus
cuarenta.
— Le doy mis saludos, Tanya—Sama. Me alegra verla con buena salud. ¿La pasó bien afuera?
Sonrió, dejando que sus dientes blancos desfilaran contra el sol.
— Es bueno verte a ti también. Extrañé este lugar.
— El patriarca se alegrará mucho al saberlo. Iré a buscarlo.
Ella levantó la mano, deteniéndolo.
— No es necesario. Soy perfectamente capaz de moverme hacia él. Seguro ya sabe que estoy
aquí...
Aunque amaban ser atendidos, tampoco eran demasiado dependientes de otros.
— Está bien, que sea como usted desea, Tanya-Sama...
Asintió en cuanto él relajó un poco sus músculos.
Tocando su propio cabello, se le ocurrió preguntar.
— Pero... tengo una duda aparte...
— ¿Cuál sería su duda, Tanya-Sama?
Dio una mirada a la gran mansión de blanco. Algo en ella le alzaba un sentimiento
desconocido. Algo nuevo de lo que no tenía conocimiento.
— En la mansión...siento otras presencias ajenas...
Personas que no conocía, para resumir.
— Ah.
El anciano tapó su boca, aguantando una sonrisa tibia.
— Sería descortés arruinar la sorpresa. Será mejor que lo vea usted misma...
— ¿...?
Era raro que él le negara algo. ¿Qué lo ponía tan divertido?
¿Acaso su marido tenía visitas importantes?
Bueno, no haré nada adivinando. Mejor voy a comprobarlo.
Como un flash, se movió adentro de la mansión, asustando algunos sirvientes distraídos. Se
movió como una sombra a la gran cocina de la mansión, en donde posaba la primera presencia
junto con otra que ya conocía.
— ¡Eres tan inútil como una pistola sin balas! Mira como dejaste la masa...
— ¡C-Cállate! ¡Nunca dijiste que debía ser poco jengibre!
— ¡Eso es malditamente obvio, imbécil! ¡Demasiado lo hará un desastre picante!
— ¡En primer lugar, esto pasó porque eres un pésimo profesor!
— ¿No que ya sabías hacer todo esto? Tch, supongo que mezclar ingredientes para hacer
galletas es demasiado para un purasangre como tú...
— ¡SOLO COMETÍ UN ERROR PORQUE NO ESPECIFICASTE CUANTO ECHARLE! ¡NO ME CULPES!
— ¡Y VUELVO A DECIR QUE ERA DE SENTIDO COMÚN!
—...
En la cocina, posó sus ojos aceitunados sobre los ocupantes de la misma, quienes discutían al
costado del mesón de mármol, en donde un desastre de harina, huevos y polvo de jengibre
predominaba.
Uno de ellos era su hijo del medio, Izaf. Tenía harina grabada en su rostro, manos, y delantal
negro. No se veía diferente, a excepción de su inusual voz chillona a la hora de gritarle a su
compañero.
La otra persona, en inusual contraste, era un hombre de cabello hilado de plata, y ojos
similares a amatistas recién extraídas. También traía un delantal negro, pero no andaba tan
cubierto de harina como Izaf. Era el responsable de regañarlo, sin parar en el alto estatus del
vampiro.
Además, el olor le indicó que no era humano ni vampiro. Sino un hombre lobo.
¿Un hombre lobo, aquí?
Ni siquiera era uno común. Su olor arrugó su nariz. ¿Estos eran tintes humanos y vampiros?
¿Qué rayos? ¿Su olfato estaba confundido por el jengibre y la harina?
— Tch, nada de esto habría pasado si tan solo me hubieras escuchado desde el principio.
— Oh, sí, porque eres un experto cocinando a nivel mundial.
— Cocino mejor que tú, al menos. ¿Tienes 756 años, y no sabes hacer algo tan simple?
El vampiro se sonrojó furiosamente. Presionó los dientes.
— ¡Cállate! ¡Ya te dije que eso fue culpa tu—Ah...
Fue allí que notó la otra presencia en la cocina. Estuvo tan concentrado en su propio error, que
no paró en ella hasta ahora.
Y no cualquier presencia.
Aunque pasaron 716 años, seguía pareciéndole igual de familiar.
Su madre estaba a pocos metros de ellos. Guantes oscuros de malla cubrían sus brazos hasta
desfilar dentro de su ropa.
Su hermosura lo dejó sin palabras. Al despertar hoy, nunca habría pensado en volver a verla.
— ¿...? ¿Ahora qué estás mirando? ¿Uh?
Cilius, encontrando extraño su inaudita pausa al hablar, giró la cabeza junto con sus hombros.
Cerca de ellos estaba la figura de una hermosa mujer. Oro circulaba de su cabeza hasta su
cadera ancha. Ojos aceitunados y punzantes lo escaneaban de arriba abajo. Tenía un vestido
blanco y negro, como un tablero de ajedrez bien ordenado.
Parpadeó múltiples veces.
¿Quién era ella?
Esa ropa no era de sirviente. Era demasiado particular...
Daba la imagen perfecta de aristocracia. Una persona que nunca se rebajaría, y que no tendría
contacto con meros plebeyos de la calle.
Se vio en esa categoría al instante.
Y era un vampiro, un purasangre, como los ocupantes de esta mansión.
— ¿Mamá?
— ¡...!
¿Izaf, el mismo tipo orgulloso y cascarrabias, acababa de llamarla "mamá"? ¿Esa chica tan
joven?
Ah, no, espera. Los vampiros se ven siempre jóvenes. No sería raro que se viera menor que él,
aun cuando le sobrepasara por cientos de años.
¿Entonces esta era la esposa de Walker, la que se marchó a probar todos los platillos del
mundo entero...? ¿Ya lo consiguió?
Honestamente pensó que se había divorciado de él de manera silenciosa. Es que, ¿qué tipo de
esposa se iba 700 años sin enviar ni una carta mensual?
Izaf avanzó hacia ella, arrancando su delantal y lanzándolo sobre el rostro de Cilius.
— ¡Mamá! ¡Volviste!
Tanya sonrió, sacudiendo la harina de su cabello rizado. Acarició su rostro sonriente.
— Sí. ¿Me extrañaste?
— ¿Cómo podría no hacerlo? Claro que lo hice... Todos te extrañamos...
— Pareces divertirte.
— Ah, no. No exactamente...
— ¿Crees que no sé cuándo te diviertes?
— Ah... Bueno...
Buscó esquivar su mirada escrutadora, ruborizándose. Preferiría morir antes que confesar que
disfrutaba cocinar con el hombre lobo, por muchas peleas que tuvieran.
— Tengo razón, ¿verdad?
— ¡M-Mamá!
—... Pff...
— ¿...?
Izaf se detuvo, girando lentamente hacia el hombre lobo a cinco metros de ellos. ¿Cilius
acababa de reírse?
— ¿Qué te parece tan gracioso?
Cilius, en vista de su mirada asesina, se rio otra vez.
— Nada, es solo que nunca pensé que serías un niño de mamá. Uno muy pegajoso, además...
— ¿¡Qué!?
¡Este bastardo buscaba morir!
¡Y odiaba que tuviera razón!
Bermellón hasta el cuello, arremetió contra el hombre lobo con sus uñas punzantes, pero el
otro lo evadió hábilmente y lanzó su propio delantal a su rostro. Confundido, el vampiro chocó
contra el mesón, soltando un gemido.
Apenas arrancó la distracción de su rostro, el hombre lobo lanzó un ataque de harina a su cara.
— ¡...! ¡Eso es trampa, bastardo infeliz!
— Mientras me ayude a ganar, todo vale.
— ¡Tramposo!
—...
Tanya seguía allí, parpadeando de incredulidad.
Tenía...muchos sentimientos encontrados. Pensamientos que aun trataba de ordenar.
¿Desde cuándo los hombres lobo tenían tanto descaro con los vampiros nobles?
Es más, le sorprendió ver a su hijo rebajarse a juguetear con él por toda la cocina. No se vieron
diferentes a niños de cinco años corriendo por el lugar.
Si realmente quisiera causarle daño, entonces ya lo habría hecho, pero se limitaba a corretear
con él sin intención de causar daño real.
Conociendo la dignidad de su hijo, debería ver con malos ojos tal comportamiento, además de
repudiar cualquier contacto con otros seres inferiores a él. ¿Por qué parecía tan cómodo?
Después de correr un rato más, Cilius arrojó un paño al rostro descubierto del vampiro.
— ¡Tú—
— ¿Esperas hablar largo y tendido con tu madre con la cara cubierta de harina?
— ¡...!
Se tocó la cara y la ropa.
Se volvió un desastre sonrojado, dejando que el rojo combinara con su cabello rizado.
¿Estuvo hablando con su madre lleno de harina todo este tiempo?
¡Oh, no, mátenme!
Cilius llegó a Tanya, dejando que el vampiro se limpiara con la toalla que le dejó. Ella
secretamente se puso en guardia, por si la atacaba.
Pero él no hizo ningún movimiento hostil. Le sonrió, dando la sensación de una brisa fresca en
un día caluroso.
— Es un gusto conocerla finalmente. Mi nombre es Cilius...
— Oh, sí... Soy Tanya.
Como todo vampiro, tuvo la cortesía suficiente para darle su nombre.
Menos mal que no esperó un saludo, pues no le daría la mano a alguien de su corte.
Miró a su hijo, quien terminó de limpiarse la harina de la cara. No hubo nada de elegancia en
él.
¿Exactamente qué pasaba aquí?
(...)
En la cena supo por qué este hombre lobo estaba aquí, quien, además, se sentó a la mesa
como si estuviera en su propia casa.
Su esposo se encargó de darle la noticia completa, dado que era el que lideraba aquí.
— Él es el esposo de nuestra amada Rihana. Hace 16 años se casaron. Espero que os llevéis
bien.
—...
Si no fuera grosero, habría derramado su vino en la mesa.
Honestamente, nunca habría pensado que estaba tan relacionado.
¿Era el marido de su hija Rihana?
¿Él?
Dio una mirada pétrea al mismo.
El hombre lobo plateado se sentaba a un lado de su última hija, Rihana. Siguiéndole del lado
contrario, estaba su hijo mayor, Rouge, quien robó la copa de vino del lobo y se la bebió frente
a su mirada ofendida.
Después de beber y apartar un tenedor que iba a su rostro, le dio una sonrisa refrescante a su
madre.
— Estoy feliz de darte la bienvenida después de tantos años. Como puedes ver, en tu ausencia
la familia ha crecido.
Crecido...
Sí, el hombre lobo no era el único nuevo aquí.
Miró al otro lado.
Rouge echó una mano a la persona a su lado izquierdo y derecho, acariciando el cabello
plateado de Cilius, mientras la otra iba por el cabello de otra persona, cabello tan blanco y
puro como el pelaje de un armiño en invierno.
—...
Allí estaba un chico de 15 años, con ojos violáceos y en perfecta armonía con su cabello liso y
caído sobre sus mejillas y nuca. Si el color no fuera distinto al de Cilius, bien podría
confundirlos como gemelos por la elección de ropa (un suéter negro) y mirada cínica.
Este era hijo de Cilius y Rihana.
En otras palabras, su nieto.
Quiso arañarse las mejillas.
¡Un mestizo!
No entendía qué alegría iba tras Rihana en medio de la presentación de Rouge. ¿Estaba
orgullosa de tener un hijo mestizo, siendo una sangre pura?
— Su nombre es Blanc. Acaba de cumplir los 15 años.
—...
El chico afirmó con un asentimiento suave. Sus rasgos eran un tanto más gentiles que los de su
padre, pero en general era una copia de él. Cualquiera los pasaría por hermanos a un
centímetro de ser gemelos.
—...
Walker circuló su dentadura perfecta, algo propio de él.
— ¿No estás feliz, querida? ¡Ya tenemos nietos! Pensar que sería Rihana la que nos los daría
primero, jaja...
—...
La vampiresa tuvo un reinicio de Windows.
Esto...
...era un sueño, ¿verdad?
Pronto despertaría, y estos injertos no estarían allí.
Quizás...quizás no debí volver...
O debería haber vuelto antes, al menos 16 años antes.
Así habría podido evitar este desastre.
(...)
La luna llena por fuera de la ventana era hermosa, sin importar cuantas veces haya sido vista.
El hombre lobo la miró desde el marco de la ventana, en donde se sentaba en paralelo a ella.
Tenía muchos pensamientos cruzando su mente, algunos más serios que otros.
Aunque ya era tarde, aún seguía sin poder conciliar el sueño propiamente. Como no quiso
molestar a Rihana, decidió salir y esperar a que el sueño tocara su puerta.
En eso, Rouge apareció a pocos metros. 16 años no hicieron mella en su exterior refinado.
— ¿No deberías estar durmiendo?
El lobo le dirigió una mirada pensativa, para luego lanzar un gruñido ronco.
— No le agrado.
— ¿A quién?
Este idiota...
— No te hagas el tonto. Hablo de tu madre, obviamente.
La mujer de cabello rubio albino y mirada de piedra.
Rouge inclinó la cabeza, colocando una mano sobre su mentón.
— Creo que exageras. Solo está algo sorprendida con el crecimiento de la familia.
Cualquier lo estaría.
Pero el hombre lobo no estuvo de acuerdo.
— Sé cuándo no me quieren. ¿Olvidas que vine de un lugar así?
Frotó furiosamente su cabello, dejándolo revuelto como un maleza.
Incluso así, no atenuó su belleza. El fulgor puro de la luna se reflejó en él como en la superficie
de un estanque tranquilo. Las amatistas también tuvieron protagonismo bajo la luz...
El vampiro no tuvo vacilación en colocar su mano sobre su cabello.
Las cejas de Cilius se crisparon.
— ¿Qué haces?
— ¿Qué parece que estoy haciendo?
— Molestarme.
— Que opinión más negativa tienes de mí.
— Como sea, ya déjalo.
Apartó su mano, recostándose sobre el marco con pereza.
El vampiro se hizo el herido.
— Realmente eres frío. Deberías ser más afectuoso, especialmente conmigo, tu cuñado...
Cilius explotó, señalándolo con furia.
— ¿¡Afectuoso!? ¡No exageres! ¡Tú llevas ese concepto al extremo!
— ¿De qué forma?
— ¿¡Y tienes el descaro de preguntar!? ¡Es decir...! ¿¡Hasta cuando dormirás en nuestra
cama!?
El vampiro tenía la extraña fijación en colarse a la cama matrimonial de él y Rihana. ¡No lo
soportaba!
El vampiro alzó una ceja.
— Mi presencia no debería molestarte de ninguna manera. Puedes actuar como si no estuviera
ahí.
— ¡Eso es imposible!
¡Le daba vergüenza hasta abrazar a Rihana por su mirada fija! ¿Quién podría hacer algo?
Además de que ese bastado, el 80% de las veces dormía en el medio, haciéndole imposible
llegar al lado de su esposa.
De hecho, no entendía como logró nacer Blanc. El vampiro literalmente no les dejaba
privacidad para nada.
Y de paso, a Rihana no le molestaba. Lo veía divertido, lejos de tomar el comportamiento de su
hermano como algo impropio.
Las noches eran técnicamente pijamadas en grupo. Las otras veces incluso se trajo a Izaf. A
media noche se sumó Walker, para su horror. Tuvo que compartir cama con tres hombres
adultos, apretado por todos lados.
No obstante, ninguno era más insolente que Rouge.
En cierta manera, se le hizo costumbre.
El vampiro inclinó la cabeza.
— No veo el problema. A Rihana no le molesta mi presencia.
— ¡Pero a mí sí!
— ¿Te molesta no poder hacer nada con ella mientras estoy? No es que vaya a interrumpirte.
—...
Ni siquiera se atrevía a pasarle el brazo. Olvídate de intentar algo más, mucho menos con ese
tipo allí, apoyado en una mano y mirándolo con una sonrisa durante al menos 30 minutos. ¿Era
divertido acosarlo?
Y Rihana se dormía sumamente rápido. En diez minutos caía rendida.
— Por otro lado, eres muy agresivo al dormir... Entierras las uñas en todo lo que te aferras.
Dijo, masajeando sus brazos.
— He terminado muchas veces arañado por ti...
— ¡...! ¡Tú...!
Como era de esperar, su manía a la hora de aferrarse a algo a la hora de dormir, hacía que
escenarios como recoger el brazo de Rouge no fueran tan extraños.
Por supuesto, siempre eran vergonzoso despertar al otro día, y verse pegado a él.
Irónicamente, Rihana también terminaba sumándose a su otro brazo. Solo que ella no causaba
ningún daño al brazo de su hermano.
El vampiro le entregó una sonrisa burlona, habiendo logrado calmarlo.
— De todos modos, no te preocupes mucho por lo que opine mi madre.
"Ya eres parte de la familia, y nadie cambiará ese hecho..."
—...
Cilius miró el suelo, mordiéndose el labio. No tuvo el valor para ver los ojos de Rouge, quienes
se endulzaron al decir esto.
Ese bastardo siempre sabía lo que pensaba, lo que sentía...
Su vínculo seguía fuerte, sólido como un muro de piedra.
— Hmph... Como si tal cosa me preocupara... ¿Acaso me subestimas? Nada me hará dejar a
Rihana...
Rouge profundizó su sonrisa.
Por supuesto que lo sé.
Era el cebo perfecto, uno que él ciertamente nunca podría abandonar.
(...)
Temprano en la mañana, alguien ajeno entró a la habitación.
Su cabello semi-largo, de color albino, caía gentilmente sobre su rostro.
—...
Blanc pasó sus ojos sobre los ocupantes de la cama queen size.
Su madre tenía su rostro contra el brazo del vampiro, teniendo su manto esponjoso tras su
espalda. Su padre se aferraba al brazo contrario, enterrando las uñas en su carne. El ocupante
del medio no mostraba signos de dolor, durmiendo tan plácidamente como un cadáver. Aun
ahora se veía apuesto.
Olvidó contar cuantas veces encontró este escenario. A veces él mismo terminaba
añadiéndose a la ecuación.
Blanc retiró las sábanas, molestando el agradable sueño de su padre.
— Mmm...
Se acurrucó más, escondiéndose del frío. Usó al vampiro como bolsa de calor...
—...
Era un trabajo duro despertarlo a la primera.
Blanc picoteó la frente del vampiro, la almohada de sus padres.
— Tío...
— Ah...
Rouge parpadeó, despertándose rápidamente. Como se esperaría de él.
— Buenos días, Blanc.
Saludó de lo más normal, así tuviera ambos brazos presos.
— Buenos días, ¿me ayudarías a despertar a papá y a mamá?
— ¿Tiene que ser ahora?
— Sí. El desayuno pronto estará listo...
— Hmm, ya veo. Está bien. Puedes ir moviéndote al comedor.
— Sí.
(...)
Como ordenó su tío, llegó al comedor y se instaló de antemano.
Aunque los sirvientes podían hacer el trabajo de despertar a sus amos, los vampiros
encontraban placer en actividades pequeñas como estas, dependiendo de su personalidad.
Pronto, llegaron.
Con un Cilius sonrojado liderando la columna hacia la mesa del comedor, el trío tomó asiento,
con Rihana disipando el sueño de su sistema, y Rouge escondiendo su sonrisa malévola.
Pronto llegó Walker junto a su hermosa esposa. Pasó tras las sillas del trío, frotando cabeza
por cabeza después de un saludo ameno y propio de él.
Su esposa, por otro lado, no mostró amagues de tocar a ninguno. No era una mujer de
abrazos, tampoco. Ni siquiera con sus propios hijos.
Llegó Izaf, saludando a sus padres y hermanos como un caballero de renombre, para
finalmente sacarle la lengua al hombre lobo, quien felizmente le sacó el dedo del medio. El
semblante de Tanya decayó.
Cuando todos estuvieron sentados, se dio la orden automática de traer el desayuno. El lado de
Cilius y Blanc fue mucho más nutrido, dado su gran apetito de hombre lobo.
Tanya, comiendo sin movimientos innecesarios, movió la mirada a esas personas puestas del
otro lado de la mesa.
No pudo dormir nada anoche, pero su rostro no mostró indicios de falta de sueño.
No entendía por qué Rouge podía tratarlos con tanta naturalidad. ¿No le causaba molestia?
De Walker podía esperar cualquier cosa. No le era desconocido su gusto particular por
coleccionar cosas hermosas y agradables a la vista.
Cilius, al menos en apariencia, reunía rasgos capaces de dejar sin habla a muchos. Si dejaba de
lado su sangre mezclada, podría pasar fácilmente por un vampiro... El chaleco negro hecho a
medida arreglaba una apariencia más decorosa para él.
Rouge, un noble desde la cuna, odiaba las cosas imperfectas y mal hechas. Pero frente al
hombre lobo y su vástago no mostraba nada de oposición.
También estaba su hijo Izaf.
Aunque por fuera mostraba rechazo hacia el hombre lobo, no necesariamente era sincero con
todo lo que decía. Podía entrever pequeñas pistas de afecto escondido en su tono duro.
Además que perdía los estribos con suma facilidad con pocas palabras del mismo.
Ni hablar de Rihana, quien trataba amorosamente a su esposo...
¿Cómo Rihana terminó trayendo a la familia a este hombre lobo? ¿No pensó en cómo
contaminaría su descendencia?
Miró a Blanc. El flequillo pinteaba por el arco de su nariz, sin que le molestara. Su cinismo
mudo la ponía de los nervios.
— Querida. ¿Explorar el mundo culinario de afuera te aburrió tanto de la comida corriente
como para intentar comerte mi servilleta?
¿Eh?
Al fijarse, supo de la servilleta que masticaba. Con razón pensó que la carne sabía desabrida.
Sacó el papel de su boca con movimientos rápidos, todo sin cambiar su expresión de
emperatriz.
Hora de obtener información.
— Entonces, Rihana... Dime, ¿cómo se conocieron Cilius y tú?
Ocultó su interés de indagar tras una pregunta corriente que hacían los humanos con sus hijos.
Rihana aceptó el vaso de agua de Cilius después de atragantarse con su porción. Volvió sus
ojos redondos sobre su madre.
— Uh... Vino de visita...con Nii-Sama...
¿Pero qué?
¿De visita con su hermano?
Ella llamaba Nii-San a Izaf, mientras que a Rouge Nii-Sama.
Rouge, entreviendo la siguiente pregunta, sonrió sin apuros. Robó un filete del plato de su
cuñado.
— Ah, sí. En ese momento, tuvimos la necesidad de hacer una parada aquí para buscar algo
que necesitábamos con urgencia...
¿Entonces fue él quien lo trajo aquí?
— ¿Se conocían de antes?
— Sí.
No hubo más que decir. Lo cortó allí, sin intención de hablar más de la cuenta.
¿Él no pensaba contarle toda la historia?
Volvió a Rihana.
— ¿Entonces después desarrollaron sentimientos mutuos?
Rihana se manchó de rojo por toda la cara.
— Eh... No...realmente. En realidad...Fue más de mi parte...
¿Eh?
¿Ella fue la que se enamoró primero? ¿No él?
Pensó que él se había enamorado perdidamente de ella. Sería lo normal, ¿¡pero ella fue la que
quería!?
¿Se enamoró de un mestizo por las buenas? ¿Con tantos vampiros nobles por allí?
—...
Cilius guardó silencio, recordando las muchas visitas a la mansión de Walker.
Apenas y habían hablado. Solo después de varios meses supo de su flechazo por él.
Y Rouge tuvo mucho que ver en eso. Sin su intervención, probablemente no se habría dado
cuenta de nada.
Aunque comenzó la relación sin tener su alma atada a ella, el tiempo hizo que lograra tomarle
cariño real. Su docilidad y amabilidad también fueron factores a tomar en cuenta.
Las cosas pasaron naturalmente después de relacionarse un poco más. Nada a gran escala los
tuvo que juntar.
—...
Rihana se sonrojó, picoteando su comida con el cubierto.
De hecho, sin la ayuda de su hermano mayor, Rouge, no habría podido ni siquiera hablarle.
Fue él quien la ayudó cuando más lo necesitaba, quien le dio el último empujón. Le informó,
además, que el hombre lobo aguardaba sentimientos por ella en secreto, y que tenía mucha
vergüenza de sacarlos a relucir por su alto estatus.
Sin saber eso, probablemente nunca se había acercado.
Aunque no lo dijo en voz alta, ya sabía lo que sentía de antemano por ella, lo que dio paso a su
relación.
—...
Rouge tuvo que controlar su sonrisa maliciosa.
En realidad, al principio no pensaba ayudarla ni nada. Pensó en sus sentimientos como flores a
punto de secarse ante el sol veraniego. Pensó que era inútiles tomarlos en cuenta.
Pero después de pensarlo mucho, dedujo que le sería conveniente.
Es decir, unirla a Cilius lo haría a él parte de la familia...
Entonces no tendrá más opción que quedarse... Él no podría apartarla de la cercanía de su
familia, tampoco.
Y tal como pensó, eso hizo, instalándose en la mansión.
Logró atarlo sin mucho esfuerzo, todo gracias a su oportuna hermana. El apoyo de su padre
también ayudó mucho.
—...
¿Por qué tanto silencio?
Tanya no entendía por qué nadie decía nada. ¿Tocó algún tema sensible?
Encima, nunca esperó que de todas las personas aquí, fuera Rouge quien trajera al hombre
lobo. También parecía apoyar su relación con Rihana.
Siendo su primer hijo, portaba el orgullo de los vampiros de purasangre. No debería causarle
gracia semejante existencia.
Y sin embargo, quien lo trajo aquí fue él.
¿En qué estaba pensando al hacerlo?
La gran vampiresa estaba seriamente confundida. Habría sido mejor para ella comer limones
ácidos como parte de sus tres comidas.
(...)
— Querido, ¿qué opinas de Cilius?
Abordó a su marido, quien daba un ojo al espacioso jardín de flores. Este lugar seguía siendo
igual de mortal para personas normales. Su hermosura no lo hacía un lugar seguro.
Él alzó una ceja, riéndose.
— ¿Celosa?
— ¿Qué?
¿Celosa de qué?
— De haberte perdido un momento importante para la familia. Fue un cambio bastante
radical, pero no malo...
¿Realmente...?
— ¿Realmente no te molesta que nuestros genes se hayan mezclado con sangre impura? Ni
siquiera es un hombre lobo completo...
Él arañó los pliegues de su largo cabello, deslizando sus uñas largas sobre ellos.
— ¿Y eso qué importa? Me cae bien. Sabes mi afición por coleccionar cosas que amo...
¿Por eso preguntaba si estaba celosa? Pues no.
— Una cosa es traerlo como sirviente debido a tu extraña fijación, pero dejarlo tomar la mano
de nuestra hija es demasiado...
— No veo el problema que te causa tanta angustia.
— ¡Pues deberías! Colocó sus manos sobre tu hija menor debajo de tu propia nariz...
— Piensas demasiado mal de él. Además, lo dices como si hubiera tenido interés desde el
principio.
¿Eh? ¿No fue así?
Es decir, en cuanto supiera de la atracción de Rihana, debería haberle correspondido al
instante ¿no?
— Cilius no es de los que tocarían cosas fuera de su alcance. Se necesitó apoyo detrás de
escena para que su relación con Rihana existiera en primer lugar. El principal promotor fue
Rouge.
— ¿¡Fue él!?
¿¡Por qué!? ¿¡Que ganaría él haciendo tal cosa!?
— Sin su ayuda probablemente ni siquiera se hubieran hablado más de tres palabras.
—...
¿Por qué haría eso? ¿Por qué entregaría a su hermana a un desconocido?
Por otro lado, Walker sonrió entre dientes, deleitándose por la confusión de su esposa.
— Supongo que en eso somos iguales...
Murmuró.
Si su hijo no hubiera actuado, él lo hubiera hecho.
Como Rihana mostró sentimientos tempranos por él, habría usado los mismos a su favor para
mantener cerca a Cilius.
Nada mejor que un matrimonio para unir familias.
Probablemente no debería decirle tal cosa a su esposa. Aun trataba de darle sentido a la
presencia de Cilius en la familia, como un niño tratando de racionalizar la venida de un nuevo
hermanito.
Bueno, el tiempo les sobraba. Debía vivir con ello.
(...)
Estaban aquí de nuevo.
La posada de Tom, cuyo apellido era Hans.
Solo lo aprendió al presidir durante la boda. Ahora ella tenía el mismo apellido, luciéndolo
orgullosa a todos sus conocidos.
La posada estaba el doble de grande, portando mayor capacidad para hospedantes. El mesón
también había llegado a otro nivel, y Tom tenía su mando muchos subordinados y cocineros.
Se había convertido de una posada del montón, a un punto muy conocido en la aldea. La
buena administración de Lya ayudó mucho a su crecimiento exponencial los siguientes 10
años.
Entraron al lugar.
— ¡Ah, Cilius-San, Rouge-San!
Lya, dándole indicaciones a Riza en la cocina (imposible dejar una buen repostera sin trabajo),
salió a su encuentro. Había recortado un poco su cabello, pero en general estaba igual. Se
había vuelto una mujer madura, y por lo tanto, más hermosa. Llevaba encima un aura
maternal que le sumaba puntos a su belleza del pasado.
Ella abrió los brazos.
Cilius sonrió, aceptando el abrazo. Llevaban una semana sin venir. Le había costado
acostumbrarse un poco a la nueva presencia en la mansión.
Una vez terminó con él, Lya corrió a los brazos del vampiro, quien también aceptó el gesto. Ella
no se olvidó de saludar a Blanc con un amoroso beso a sus mejillas pálidas.
Seguidamente, hizo un puchero.
— Hace mucho que no los veo por aquí. ¿Problemas en casa?
Cilius, tomando asiento, negó.
— Ninguno, además del horrible talento de Izaf para arruinar cualquier comida que intente
cocinar.
Oyó una risa hueca de Lya, quien decidió acompañarlos.
— Bueno, los vampiros no son populares por cocinar bien. Izaf-San tampoco parece tener
talento en esa área...
— En eso coincido contigo.
No solo Izaf era un fracaso como cocinero.
Recordó cuando una vez Rouge intentó ayudarlo un poco.
Fue un horror que no quería volver a repetir. Eso no era comida.
El hombre lobo mutante parecía más comestible.
— ¿Dónde están Tom?
Preguntó por él, dado que no lo veía rondando por aquí.
Lya apoyó sus mejillas en sus manos.
— Ah, está regateando unos materiales con unos comerciantes reconocidos. Quiere construir
un sauna para los clientes...
— Oh.
Que progresista.
— ¿Van que querer comer algo? Riza ha aprendido nuevas recetas para postres del oriente...
Se ha vuelto popular entre los clientes más jóvenes...
— Mientras Izaf y Rouge no cocinen, estoy bien con comer lo que me sirvan.
Ella arrojó una risa. El sonido no tuvo discrepancia con su yo más joven.
(...)
Tom limpió el sudor de su frente. No hizo un maratón ni nada, pero tratar con comerciantes
hambrientos de dinero y beneficios era mucho más agotador que cualquier otra cosa.
Menos mal que ya tenía experiencia tratando con tales serpientes, o habría tenido pérdidas
excesivas.
Al menos consiguió los materiales que necesitaba, o todo esto habría sido en vano. También
pudo obtener un descuento decente.
Al llegar a la posada, encontró un trío que tenía la boca llena de postre.
Varios parpadeos siguieron al reconocerlos.
— ¿Chicos?
— Ah, hola, Tom.
Saludó Cilius, mientras el resto solo le dio un asentimiento.
En eso son muy parecidos.
Blanc no hablaba más de lo necesario, a veces comunicándose con monosílabas o
asentimientos simples. Le recordaba a él cuando era más joven.
Y sin embargo, portaba una elegancia poco propia de alguien de su edad.
Similar a Rouge, solo que dando una impresión más suave.
Es decir, comían igual. También se sentaban igual. A veces le costaba encontrar la influencia de
su madre.
(...)
— Muchas gracias por su compra. Esperamos que vuelva otro día.
— Gracias.
Recibiendo la caja de pastelitos, Mary marchó fuera de la panadería con una gran sonrisa de
ganadora.
Ni un montón de delincuentes armados la haría retroceder si intentaban poner sus manos
sobre su botín.
Esperó dos horas por esto. Estos pastelitos de ensueño.
Abrió la caja, relamiendo sus labios.
— Hola.
— ¡HYAAAA!
La caja abierta resbaló de sus manos, directo al suelo terroso.
Vio su vida (o más bien, sus dos horas haciendo fila) frente a sus ojos.
¡Mis pastelitos de cremaaa!
— Cuidado.
Atajándolo justo a tiempo, Blanc evitó una tragedia. Levantó la caja. A ella casi le da un infarto
ver todo su esfuerzo llenarse de tierra y mugre.
En cuanto lo tuvo de vuelta en sus manos temblorosas, el enojo la llenó hasta arriba.
— ¡Por Dios! ¿¡Que parte te he dicho de no aparecer así!? ¡Eres un idiota, Blanc-Chan!
— Lo siento.
Ella suspiro, sacando un pastelito de la caja, para dárselo a él. El vampiro lobo aceptó el regalo.
— Dado que estás aquí, ¿el tío Rouge y el tío Cilius están aquí?
— Sí.
Las mejillas de la joven rejuvenecieron ante la noticia. ¿Este día podía ser mejor?
— Tengo muchas cosas que contarles, ha pasado una semana sin contacto...
— Estábamos algo ocupados.
— ¿Con qué, exactamente?
— Mi abuela volvió de su viaje.
— ¿Uh? ¿Abuela? ¿Tu abuelo no estaba soltero?
— No. No lo está.
— Ah.
Que extraño.
— Bueno, no importa si estaban ocupados o no, ¡igual deben comunicarse! Deberían al menos
habernos dicho que no podrían venir... ¿O es que acaso desean cortar relaciones con
nosotros?
— Nunca.
— ¡Entonces infórmennos de vez en cuando! La otra vez se olvidaron de venir durante un mes
entero.
—...
Ella tenía un punto.
— ¿Saben lo preocupadísimos que estuvimos durante ese tiempo? Pensamos que algo malo
les había ocurrido, o que fueron emboscados por cazadores...
— Hmm.
— Puede que no te parezca nada, ¡pero a nosotros nos afecta mucho! Tienen que ser más
considerados con nosotros...
Diez minutos de hablar no bastaron para que ella le diera a entender su punto de vista. Las
personas que pasaban a su lado le daban una mirada de lástima.
Las conversaciones se limitaban, en su mayoría, a Mary hablando sin parar, con él dando
breves asentimientos o respuestas cortas.
Mientras hablaban, se movieron a la posada.
Al llegar, ella, en cuanto puso sus ojos sobre el vampiro y el hombre lobo, cambió su
semblante huraño y puso expresión soñadora.
— ¡Tíos!
— ¡Ugh!
Los golpeó con fuerza, como si quisiera derribarlos.
Aunque era una chica de 14 años, seguía teniendo mucha fuerza contenida en su pequeño
cuerpo.
Recuperándose del shock inicial, Cilius acarició su cabeza.
— ¿Cómo has estado, Mary-Chan?
— Veo que sigues tan fuerte como siempre...
— Jajaja... No tanto como ustedes...
Se frotó sin vergüenza contra sus torsos, disfrutando el calor de ambos. ¿Quién no estaría feliz
de tener hombres tan guapos en sus brazos?
Blanc no estaba mal, pero no era de su tipo.
Cilius y Rouge no dijeron nada sobre la presión sobre sus cuerpos. Si fueran humanos, por el
contrario, habrían gritado de puro dolor.
Esta chica literalmente podría cargar una roca enorme sin sudar. Derribar casas con sus puños
le sería muy fácil. Nadie entendía por qué sacó tanta fuerza, si sus padres eran gente normal,
sin poderes a la vista.
Ella se aferró al torso de ambos hombres, sin querer soltarlos.
Era imposible que una chica de su edad pasara por alto sus rostros tan hermosos y cuerpos
tonificados.
Por supuesto, Blanc tenía en evidencia su desmedido afecto por su padre y tío, pero decidió no
decir nada al respecto.
(...)
...
...
...
.
Ugh...
Su cabeza pulsaba como un teclado usado sin descanso. Pequeñas agujan picaban en sus
sienes y frente, alojando un dolor sordo en su cerebro conmovido.
Separando los parpados, vio un sitio sucio y oscuro. Al dar una mirada más amplia a su
alrededor, frunció las cejas, lamentando el dolor que lo acompañó después.
¿Esto no era...un calabozo?
Parpadeó, tratando de aclarar su visión algo borrosa. Sentía el cuerpo entumecido y algo lento.
Le costó salir de ese estado...
— Ng...
Ting.
¿Eh?
Al intentar moverse, tuvo un quejido involuntario. Un fuerte golpe rezumaba sangre de su
cabeza. También tenía cadenas atadas a sus tobillos y muñecas.
No era plata por completo, sino una aleación.
Aun así, causó un ardor inmutable sobre su piel, irritándolo al extremo.
¿Y qué eran estas cadenas?
Tiró de ellas. Un tintineo repiqueteó en el espacio oscuro. Las cadenas siguieron fuertemente
fijadas en su lugar.
— ¿Eh?
Volvió a intentar, ahora con el doble de fuerza. Obtuvo el mismo resultado.
¿Pero qué...?
Tiró y tiró, pero ellas no se movieron ni rompieron.
¿Qué demonios?
¡Era un hombre lobo...! ¡Romper esto debía ser pan comido!
No, no perdamos la calma.
Se inspeccionó con más detalle.
Su camisa estaba rota en algunos lugares. Las heridas en su carne ya no eran mortales, pero
aún faltaba curarlas por completo. Tenía sangre húmeda sobre su ropa rasgada.
El lugar olía a muerte y cenizas. Algunos huesos quedaban en las esquinas, aportando una
tétrica decoración en contraste con las telarañas en el techo.
Tintineos sonaron tras las cadenas.
Volvió a tirar de ellas, pero le dieron la misma respuesta de hace unos minutos. Sus muñecas
sangraron bajo la textura rasposa, dejando su carne expuesta al frío. Se mordió el labio,
tratando de contener su expresión de agonía.
El calabozo era oscuro y asfixiante. El olor rancio de la sangre vieja yacía allí.
Además, estaba muy sediento. Las lesiones en curación le demandaban alimentarse.
¿Dónde estaba ese bastardo cuando más lo necesitaba?
Tengo mucha sed. Creo que voy a morir...
Relamió sus labios resecos, apretando su garganta ardiente.
Buscó cualquier cosa que pudiera ayudarlo a escapar de aquí.
Para empezar, la pregunta clave, ¿quién lo secuestró?
No tenía muchos recuerdos, solo imágenes borrosas de una persona. Su cuerpo había sufrido
mucho daño. ¿Los otros ya sabrían de él? ¿Por qué lo trajeron aquí, en primer lugar?
Agh... Tengo tanta sed...
Se le incendiaba la garganta. Fuego subía y bajaba.
— Que cara más bonita... ¿Impaciente?
¿Eh?
De la puerta de hierro entró un hombre de aproximadamente 50 años. Cabello canoso
punteaba tras su cabeza. Vendas ataviaban sus brazos, cuello y parte de su rostro.
— ¿Quién eres tú?
Ladró hostil.
— Esa pregunta es tan genérica que incluso me resulta divertida. Soy Zen, un cazador, como
puedes ver...
¿Un cazador?
Ah, cierto, tenía el chaleco de cuero. No lo olvidaba...
Podía oler una terrible enfermedad provenir de su cuerpo. Un olor putrefacto y desagradable.
— Al menos intenta fingir. Me hiere verte arrugar la cara así. Sigo teniendo sentimientos,
sabes...
— Me gustaría barrer el piso con tus sentimientos...
— Ah, Dios mío, qué postura tan hostil.
— Creo que encadenarme causará tal reacción en cualquiera...
Ya recordaba.
Recordaba cómo terminó aquí.
Todo se remonta a una hora antes...
Después de su visita a la posada de Tom y Lya, decidieron regresar a casa sin más dilaciones.
Rouge estiró la mano a la bolsa llena de manzanas, pero Cilius lo evadió.
— No. Son para Rihana.
— Dudo que se enoje si tomo una.
— Pues a mí sí. Aleja tus manos.
Rouge emitió una queja silenciosa, dándole la mirada. El hombre lobo intentó, por todos los
medios, de no ceder ante su capricho. Compartir un vínculo de sangre no era siempre muy
ventajoso para ser parcial.
No caigas... No caigas.
Atrás, estaba Blanc caminando en silencio. El talento de Riza la hacía una mujer aterradora.
Aunque estaba lleno, no pudo parar de comer todo lo que era servido a la mesa.
— ¡Te dije que no!
— Solo es una...
Sonrió internamente en vista del intercambio amistoso más adelante.
Pero su felicidad no duró mucho.
Sintió algo venir.
No, ya estaba aquí.
¿Qué es esto?
Debajo de sus pies un sello iluminó sus contornos en lila fluorescente. Al ser un vampiro joven,
tardó en reaccionar ante este inesperado evento.
Pero Rouge no era un vampiro joven...
Moviéndose rápido, empujó a Blanc fuera del círculo mágico recién iluminado.
— ¡Hk!
Cadenas brotaron y lo ataron, electrocutándolo bajo más de mil voltios. Su ropa y piel se
achicharraron bajo el calor.
— ¡Rouge!
Cilius corrió en su ayuda. Ese sello era específicamente para vampiros, así que tendría
dificultad para desatarse.
Pero no pudo avanzar hacia Rouge. Balas de plata recorrieron la tierra, trazando un camino
directo a él.
Tuvo que apartarse antes de ser balaceado, maldiciendo en voz alta.
Blanc no fue dejado de lado por los atacantes. Otros sellos se activaron a lo largo del camino.
Dando saltos rápidos, pudo evitar los sellos.
Pero sus atacantes no se limitaron a atacar a la distancia.
Aparecieron. Su número superaba los 20.
¿De dónde salieron tantos cazadores?
¡...!
Vio uno aproximarse a la espalda de Blanc. El verdadero problema no fue él, quien fue
reprimido por el vampiro, sino un segundo que avanzó hacia su costado con su pistola en alto.
Saltó sobre él, enterrando sus garras sobre su cuello y haciendo un corte rápido. El humano
cayó bajo sus pies...
Cuando hubo acabado con él, un pinchazo atravesó la piel de su sien.
¿¡...!?
Retirando el objeto, vio un dardo rojo. ¿De dónde salió esto?
¡Cierto, Rouge!
Vio a su hijo asistiendo a Rouge, arrancando las cadenas limitantes de su torso. El daño
recibido no fue poco. Pudo ver parte de su piel quemada sobresalir de su ropa arruinada.
Pensó en ayudarlos, pero los cazadores se reunieron contra él.
Atravesó las filas con ayuda de su fuerza bruta, hasta que algo de vértigo lo atacó.
— ¿Eh, Eh?
Tambaleando, su mirada vaciló, diluyéndose en agua. ¿Qué pasaba con él?
¿De verdad fue envenenado?
El mareo empeoró. No pudo acostumbrarse, teniendo que arrancar del camino a los hostiles
que seguían apareciendo como si fueran niebla. ¿De dónde salían tantos?
Uno de los cazadores intentó cortarle la frente con una espada larga. Afortunadamente logró
atajarla en sus palmas antes de que hiciera contacto. Entregó una patada en medio de su
estómago, arrebatándole el arma. El muchacho tuvo todos sus huesos y órganos hechos
papilla.
Blanc también pasaba por un momento difícil. Ser atacado por todos lados no le permitía
desatar las cadenas de su tío, quien era debilitado por los rayos que emanaban de las cadenas
púrpuras.
Esto sacó de quicio a Cilius, quien trató de ignorar su vértigo.
Golpeó de frente a los atacantes, quienes derribó como piezas de dominó.
¡Estos tipos son molestos!
Un joven cazador paró cerca de él, tirando un golpe de hacha.
Retirado dos pasos, evitó el golpe. El filo del arma arribó sobre la tierra en seco. No se olvidó
de retribuirle un rodillazo a su torso, rompiendo huesos.
— ¡...Ng!
Cilius fue golpeado desde atrás por un mazo. Su visión se dirigió directo al suelo. La sangre
escurrió sobre el polvo debajo de él.
Ugh...
Tener vértigo no lo ayudó a recuperarse del golpe tan rápido como quiso.
— ¡...!
Los ojos de Rouge se volvieron rojos.
— ¿Tío? ¡...!
Sus manos, quemadas en extremo, rompieron directamente las cadenas, mientras un aura
negra salía de él como niebla y se difundía por todos lados, oprimiendo los más débiles entre
las filas de cazadores. La presión hizo que algunos cazadores vomitaran sangre. Incluso Blanc
tuvo que respirar hondo para no dejarse influenciar.
Cilius intentó ponerse de pie, pero sintió un pinchazo conocido sobre su nuca. ¿Esto otra vez?
Ah... Demonios...
Tengo mucho...sueño.
Alguien colocó un collar metálico sobre su cuello. El metal se sintió frío contra su piel.
— Dios mío, pensar que necesitaría dos dosis, ¿acaso es un monstruo?
¿Quién demonios está hablando?
El cazador colocó al hombre lobo sobre su hombro.
— Misión cumplida. Chaito.
Desatando una carrera, no miró atrás y abandonó al resto de sus subordinados a su suerte.
— ¡...! ¿¡A dónde crees que vas!?
Liberándose de las cadenas, Rouge ejerció su presión en toda el área. Los más cercanos fueron
aplastados, los otros sangraron por todos sus orificios. Los más alejados cayeron de rodillas,
incapacitados para seguir luchando...
Rouge avanzó como un espectro, explotando cabezas a su paso. Blanc fue detrás de él.
— ¡Asistencia...!
El resto de cazadores se interpuso a su orden, mordiendo sus muelas.
Una pequeña chispa dentro de sus bocas desató el infierno, desatando las piedras explosivas
que tenían implantadas en sus cuerpos. Bombas humanas difundieron fuego por todo el lugar.
— ¡Ese maldito!
El vampiro abrazó al más joven, protegiéndolo del fuego y los fragmentos de plata.
Si alguno faltaba por morir, aquí encontró su final.
El calor barrió a todos por igual.
— Tch...
Barriendo el aire caliente y cubierto de cenizas, Rouge movió su mirada sobre los alrededores,
en busca de Cilius.
No vio rastro de él. Solo flamas ardiendo sobre cuerpos carbonizados o hechos pedazos.
Se había ido...
Se había ido con Cilius...
—...
— Se fue...
Blanc jadeó, aterrado. Pero no pudo pensar mucho.
La oscuridad consumía la figura de su tío, solo dejando a relucir dos puntos rojos.
Esos bastardos se llevaron a Cilius...
Justo debajo de su nariz...
No dejaría uno vivo...
Pero lo primero era recuperar a Cilius.
Bajó su hostilidad, dejando que Blanc pudiera relajarse. No quería lastimar a su sobrino por
falta de control.
Blanc asintió, conociendo su siguiente movimiento.
— Iremos por él. Pero antes tenemos que avisarle a Lya y Tom.
Dado que veían importante una buena comunicación, no podían dejarlos desinformados.
Necesitamos encontrar a Cilius cuanto antes.
Su vínculo le permitía rastrearlo, pero esos bastardos le colocaron un sello (imaginó que el
collar tenía algo que ver) para evitar ser expuestos.
¿Debería pedir la ayuda de Riza?
No, ella hace más de 10 años abandonó la asociación de cazadores. No sabría de los
movimientos actuales de la organización.
— Tío...
— ¿...?
Mientras sopesaba las posibles acciones a tomar, oyó la voz de su sobrino.
Estaba al lado del cuerpo de un hombre derribado a un lado de la carretera, y que, por lo
tanto, se había salvado de ser asado como un pollo.
— ¿Sucede algo?
¿Encontró algo útil en su cadáver?
No...
Al aproximarse, encontró algo inesperado.
— ¿Está vivo?
Tenía las costillas rotas y su pecho hundido, también órganos destrozados...
...pero seguía vivo.
Seguía respirando, aunque eso conllevara mucho dolor.
Cuando no debería estarlo. Ningún humano debería poder sobrevivir a tales heridas...
A menos que...
— ¡...!
Su aroma...
¿Un vampiro?
Uno convertido, también...
— Tío, este hombre es un vampiro convertido.
— Puedo verlo...
Podría ser útil, además.
Rouge levantó el hombre, abofeteándolo y girando su rostro. No despertó, aun con su rostro
enrojecido. Rouge chasqueó la lengua.
— Supongo que aún está demasiado herido. Tendremos que esperar a que despierte.
"Mientras tanto, tenemos que notificarle de lo ocurrido a la mansión y a Lya-Chan y Tom."
— Sí.
(...)
En la posada Hans.
— ¿¡Qué!? ¿¡Secuestraron a Cilius-San!? ¿¡Por qué!?
Lya, desmayada de rabia y sorpresa, tuvo que ser apoyada por Tom. Su otro brazo sostenía a
Mary, quien estaba igual a su madre.
— Aun no sabemos sus razones, pero obviamente no son buenas.
— ¿Estás bien, Rouge-San? Tu ropa...
— Estoy bien. Lo primero es encontrar a Cilius...
— Ugh... Sí, tienes razón.
Palpó su pecho, tomando aire. Le dio una mirada decidida a Rouge.
— ¿Puedo—
— No.
Negación instantánea.
— ¡...! ¿¡Por qué!?
— A menos que tengas la fuerza de Mary, dudo que nos seas útil.
Mary, recuperándose del desmayo, se puso firme y palpó su pecho plano.
— ¡Entonces—
— Tampoco.
Negación instantánea x2.
— ¿¡...!? ¿¡Por qué!?
— Eres muy joven. Debes ser mayor de edad para acudir a esta misión.
— ¡Pero Blanc irá, y solo tiene 15 años!
— Él es un vampiro. La edad humana no se le aplica.
Además que era su padre.
— Tch, siempre molestando a gente inocente... ¿No hemos tenido suficiente de ellos?
Riza, sumándose a la ola de críticas, le dio un consejo a Rouge.
— Rouge-Sama, aunque suene raro, es posible que estos tipos no estén afiliados directamente
con las órdenes directas de los altos mandos.
— ¿A qué te refieres?
— No importa que tan desesperados estemos, sacrificar cazadores como ganado es una
pérdida que no estamos dispuestos a sufrir. La formación de cada uno de ellos demanda
demasiado para usarlos para tal fin.
—...
Ciertamente...
A diferencia de los vampiros y hombres lobo, que tenían un sentido natural para luchar y
defenderse desde la cuna, los humanos debían entrenarse para afilar sus sentidos y
habilidades.
Invertir en cazadores desde niños, para luego tirarlos como si nada no tenía mucho sentido.
— Entonces es posible que estén actuando fuera de la supervisión de la organización.
— Sí.
— Significa entonces que no estarán en las sedes principales. Son lugares muy supervisados y
con gente de alta sensibilidad a vampiros y hombres lobo.
Serían descubiertos al instante.
Por lo que...
Deben usar un cuartel abandonado o antiguo...
— Por cierto... ¿Quién es ese cazador?
Dijo Riza, viendo el hombre atado con cadenas oscuras a los pies de Rouge. Blanc llevaba el
otro extremo de la cadena.
— Uno de los cazadores, además de ser un vampiro.
— ¿¡...!? ¿¡Es un vampiro siendo cazador!?
— No sé sus circunstancias, ni me interesan. Mientras me lleve con los suyos, por mí bien.
— Oh...
— ¿Entonces será quien los lleve a ellos?
Lya abofeteó al hombre, agitándolo como una malteada.
— ¿¡Qué estamos esperando!? ¡Vamos a despertarlo! ¡Hey! ¡Despierta, despierta!
—...
—...
Rouge puso una mano sobre su hombro.
— Calma. Ya lo intenté, así no lograremos traerlo de vuelta. No solo vine aquí a decirles qué
pasó, también necesito un poco de sangre de todos ustedes.
— ¿Eh? ¿Sangre? ¿P-Por qué la necesitas? ¿Es para ti?
Dijo Tom, confundido. Atrás, su hija, extasiada, se abrió el cuello del vestido, más que
encantada con la idea. Fue Riza quien le dio un manotazo a sus manos.
— No, es para él.
Picoteó el vampiro caído.
— ¿Él?
¿Por qué le darían sangre a un enemigo?
— Aunque es un vampiro, no es muy fuerte. Si esperamos a que se cure naturalmente, tardará
mucho tiempo, y no contamos con él.
Y no pensaba darle de la suya ni la de Blanc. Solo le permitía a Cilius tal cosa. Tampoco estaría
a gusto dándole la sangre de su querido sobrino, una copia más joven de Cilius.
"Por eso necesito sangre humana, solo un poco..."
— Veo...
Mary se decepcionó. No es que el hombre fuera feo, de hecho, era muy guapo. Pero sus
favoritos eran sus queridos tíos. Fuera de eso no quería nada.
Lya, resuelta, tomó un cuchillo, colocándolo sobre su brazo.
— ¡Está bien! ¡Toma toda la que necesites!
Antes de poder cortarse, Tom le arrebató el cuchillo.
— ¡Dijo un poco, no toda tu sangre!
— Ah, lo siento. Es que estoy preocupada por Cilius... No puedo pensar con calma.
Esto no fue nada agradable de oír. Llevaba 16 años que no escuchaba nada sobre secuestros.
La vez anterior, fue ella la secuestrada. ¿Ahora Cilius?
Por supuesto, esto era muy diferente a lo que vivió.
Riza nunca tuvo malas intenciones y actuó por el bien de los ciudadanos y ella misma. No podía
decir lo mismo de esta gente, que terminó hiriendo a Rouge, Cilius y Blanc.
— ¿Dónde ponemos la sangre? ¿Y cuánta?
— Lo suficiente para llenar un pequeño tazón.
— Entiendo.
En un tazón reunieron un poco de sangre de cada uno. No demasiado, para no regresarle
demasiadas fuerzas.
Una vez estuvo listo, vertió el tazón de sangre dentro de su boca. El efecto fue inmediato. El
cuerpo se agitó, reconociendo el inconfundible sabor de la sangre. Hizo lo posible por tragar
rápidamente el precioso líquido.
Su pecho hundido se levantó. Los huesos volvieron a conectarse. Ligamentos dañados se
tejieron otra vez. El hombre moribundo de antes ahora estaba mejor...
Pero su paz no duró mucho.
— Es hora de despertar, Cenicienta.
Rouge saludó con una bofetada.
— ¡Ng!
Despertó sorprendido, vomitando la sangre agolpada dentro de sus pulmones.
Al aclararse sus vías respiratorias, miró el lugar y con quienes estaba.
Tomándolo del cuello, estaba el ser que más odiaba en el universo: un vampiro.
— ¿Qué—
— ¿Dónde está?
Otra bofetada lo sacudió. Oyó un chillido de atrás. Sin querer, Mary se había emocionado.
Ojalá Rouge la tratara así...
Rouge presionó otra vez.
— ¿Dónde está Cilius? ¿A dónde se lo llevaron?
— Ah...
Supo de su situación al ser abordado por estas preguntas, no era idiota. Dio una sonrisa
sardónica al vampiro.
— ¿Y crees que te lo diré, sucio vampiro?
— Pareces no entender tu situación aquí.
— Ah, no, la entiendo muy bien, pero igual decido no decirte nada. ¿Qué pasa? ¿Preocupado
por ese hombre lobo? ¿Las noches estarán solitarias a partir de ahora?
Lo volvió a golpear en la cara. Tiró de su cuero cabelludo, causándole dolor. Otro chillido salió
del fondo, ¿Quién hacía ese sonido?
Rouge gruñó de manera similar a Cilius.
— Aunque me gustaría tomarme mi tiempo torturándote, no tenemos esa ventaja.
A nadie aquí le importaría. Su amigo Cilius estaba en peligro por culpa de la gente con la que
este hombre estaba afiliado. Sus prioridades eran claras.
Cilius era la prioridad sin importar nada más. Primero tenían que encontrarlo.
Miró a Blanc.
— Úsalo en él.
— ¿Seguro?
— En este momento no estoy de humor para conectarme con nadie, así que es mejor que lo
hagas tú. También resultará más efectivo.
— Bien...
Avanzando hacia el vampiro, tomó su rostro en sus manos. Mary lanzó un jadeo ronco. Riza
codeó su costado.
— ¿Qué diablos...? ¿Qué pretendes...?
El hombre se removió ante su impropia cercanía. ¿Qué pesaba hacer? ¿Aplastarla el cráneo?
¿Arrancarle los ojos? ¿Algún tipo de tortura que desconocía?
—...
Los ojos del vampiro brillaron, reflejos azulados y blancos se envolvieron como remolinos
tenues. La mirada del medio vampiro se vio atrapada en tales fenómenos.
— ¡...!
Al saber su intención, intentó escapar, pero la fuerza del otro lo mantuvo fijo allí.
Sintió su mente divagar lejos, hundirse en aguas desconocidas. Sueño y adrenalina explotaron
fuegos artificiales detrás de sus párpados... Le dolió todo, y al mismo tiempo no sintió nada.
¿Qué es esto?
En algún momento, dejó de resistirse.
La persona delante de él era demasiado fascinante para intentar algo así.
Blanc abrió la boca.
— ¿Dónde se llevaron a papá?
En contraste con su yo de antes, esta vez el cazador respondió fluidamente.
— Al...al cuartel secreto de los cazadores.
— ¿Secreto?
— Es un lugar antiguo... Un edificio oculto que antes se usaba para torturar hombres lobo y
vampiros... Fue cerrado hace mucho tiempo, pero desde hace unos años lo usamos como una
base para nuestras actividades.
Entonces era como predijo Riza.
— ¿Dónde es?
— Está ubicado en la montaña Hua... pero...el lugar tiene un hechizo que lo hace un laberinto
interminable...no podrás llegar...
— ¿Sabes cómo llegar?
Asintió. Blanc asintió de vuelta.
— Llévanos.
(...)
Cuando Crux abrió los ojos otra vez, estaba rodeado de árboles.
Estaba esposado, llevado por el vampiro blanco.
¿Eh?
— ¿Qué...?
Su mente era una bruma interminable de confusión. ¿Qué pasó antes? ¿No estaban en una
posada? ¿Cuándo cambiaron de ubicación?
— Ah, hola de vuelta...
Rouge le sonrió, mucho más tranquilo que antes.
— ¿Confundido?
—...
— No te veas así.
— Este camino es...
Era conocido para él. ¿Pero cómo?
Empezó a sudar. Esto no debería... ¿Por qué?
¿Por qué sabían por dónde ir?
— ¿Cómo...?
— ¿Cómo sabemos a dónde ir? Simple...
"Tú mismo nos lo dijiste..."
—...
¿Qué?
Pero...pero él nunca haría...
Ah.
Su mirada llegó al vampiro peli-blanco, quien lo tenía atado.
Recordaba vagamente su mirada sobre él. Los colores desdoblarse en líneas y torbellinos
interminables de caos.
¿Acaso...él...?
Apretó la mandíbula, a punto de romperse los dientes.
— ¿¡Me hipnotizaste!?
— Solo lo necesario, Crux. Necesitamos encontrar a papá...
Contestó Blanc calmadamente, como si la ira del cazador fuera algo de niños. Incluso supo su
nombre...
— ¡Tú...!
Quiso tomarlo del cuello. Romperle todos los huesos y luego raspar su carne.
Pero no pudo moverse contra ellos.
Aunque estaba furioso, seguía caminando al paso de ellos.
— Sería malo si te rehusaras a cooperar, así que te induje a seguirnos por las buenas. Las
cadenas son un seguro...
¡Este monstruo...! ¡Llegar a esas alturas por obtener información! Siempre hacían lo que
querían con los humanos... fuera matar, atacar, o controlar... a ellos no le importaba nada más
que ejercer el control absoluto.
— Pero no te preocupes, en cuanto atravesemos el laberinto y salvemos a Cilius, te
enviaremos con tus compañeros al más allá... Seguro estarás feliz de verlos...
Dijo Rouge, enterrando en él nuevas estacas de odio.
Apretó las manos, enterrando las uñas en sus palmas sangrantes.
Realmente los odiaba.
Debido a ellos, se convirtió en un traidor que trajo los mismos demonios a la base...
Bueno, no es que me importe mucho si el resto muere...
No es que fueran gente inocente. Al ser ajenos a la asociación vigente, hicieron muchas cosas
ilegales por su propio bien, violando innumerables reglamentos. En otra situación, nunca se
habría unido a tal organización.
Sin embargo, no tuvo más opción.
Él, un vampiro, no sería aceptado en un círculo de cazadores normales.
Aun así, esto apesta. Atrapado por vampiros purasangre...
Sería estupendo si al menos pudiera matar al más joven...
Crick.
— ¿...?
Ambos vampiros se pusieron en guardia, sintiendo una presencia aproximarse a toda velocidad
a su ubicación. ¿Era un enemigo viniendo a emboscarlos?
Pero sus preocupaciones fueron exageradas.
Al salir de los matorrales y ponerse al frente, endulzaron sus ojos con sorpresa.
Cabello oscuro caía de su cabeza. Ojos feroces y afilados propios de su numerosa familia.
El hermano de Cilius, Shade.
— ¿Tío?
El hombre lobo avanzó hacia ellos, en silencio. Rouge fue confrontado.
La mirada de Shade se cruzó con la del encadenado. Estos se volvieron tan fríos como el hielo
seco.
— ¿Ese es...?
— Nuestro guía. Así que no puede morir...
— Hmph...
— Tío... ¿Cómo te enteraste sobre lo de papá? No nos comunicamos con la aldea ni nada...
Shade sacudió su cabello.
— Lya-San me envió una paloma mensajera...
Conque era así...
Algo muy propio de ella. Seguro pensó que necesitaban ayuda. Shade tampoco estaría feliz de
ser excluido en algo relacionado con su hermano.
— De todos modos...
Shade miró a Blanc. La estatura lo superaba con creces. Su sombra se proyectó en él.
Abrió los brazos.
Y apretó al chico contra él, a ojos de todos.
— ¡Hace mucho tiempo que no te veo, Blanchi! ¿Me has extrañado? ¿Por qué no has ido a
visitarme estos días? Me he sentido muy solo...
— La abuela acaba de llegar de su largo viaje, así que tuvimos que atenderla...
— Oh. ¿Ese vampiro no estaba soltero?
— No...
Aunque él pensó lo mismo que su padre.
Shade lo apretó más, frotando sus mejillas con excesivo cariño.
Por otra parte, los mimos de su tío a veces se volvían asfixiantes. El amor que desbordaba bien
podría ahogarlo un día de estos. Su padre sufría lo mismo. Su tío tenía una grave tendencia de
ignorar el espacio personal. Sus primeros años fueron duros, teniendo que soportar sus visitas
casi a diario a la mansión.
También besaba mucho...
Rouge tomó el hombro del hombre lobo, quien no paraba de besar las mejillas de su adorable
sobrino. Éste lanzó un gruñido de advertencia.
— Aunque entiendo que Blanc es un blanco tentador de afecto, creo que no tenemos mucho
tiempo para esto, cuñado.
— ¡No me digas cuñado!
¡No estaba casado con ninguno de sus hermanos, ni nada!
¡Aun así, siempre le decía así! Era molesto.
Rouge sonrió.
— ¿Cómo estás seguro? Cilius y yo somos muy cercanos... Podría haber surgido algo más.
— ¡Ja, no bromees! ¡Eso es imposible!
— ¿Lo es?
— ¿Eh? Sí... Debería...
¿O no lo era?
¿Existiría algo más allí? ¿Algo de lo que no estuviera enterado?
Es decir, su hermano a veces apestaba a ese vampiro, y su relación se había vuelto más
cercana...
¿Podrían haber estado escondiendo una relación prohibida todos estos años...?
El vampiro rio, dándole un golpecito a la espalda.
— Solo bromeaba, cuñado. Pongamos en marcha. Pronto llegaremos al laberinto subterráneo.
—...
—...
Blanc miró la cara de su tío.
Vio puro rojo.
(...)
— ¿Por qué nos odias tanto?
— ¿Realmente harás una pregunta cómo esa?
Aun faltando un tiempo para llegar a la entrada del laberinto, el cazador fue atacado por esta
pregunta del vampiro albino. Su voz no tuvo fluctuaciones de odio, pero sí de interés.
¿Le interesaba saber su vida?
Pff...
¿Realmente crees que hablaré de mí mismo? Ingenuo.
— ¿Necesito una razón para odiar monstruos como ustedes?
— La mayoría sí.
¿Qué?
— Especialmente a nosotros los vampiros. No nos relacionamos a menudo con humanos, y una
buena mayoría nos ve con adoración...
Adoración...
Él también perteneció a ese grupo que admiraba esos monstruos vestidos de humanos...
Pensaba que eran increíbles...
Pero después chocó contra una pared. Una pared sólida y manchada de sangre.
Sonrió oscuramente.
— ¿Qué te hace pensar que yo necesito una razón específica para odiarlos? Simplemente los
odio y ya.
— Mientes.
— ¿Eh?
Las amatistas suaves se agudizaron.
— Tu boca se mueve indiferente, pero tu corazón se sacude por dentro.
— ¿Qué—
El dedo del vampiro presionó sobre su pecho.
— ¿Olvidas que ahora estás bajo mi control?
"Saber que mientes es sumamente fácil..."
—...
Este...maldito...
— Si tanto quieres saber, ¿por qué no solo me haces hablar como hiciste antes?
— No me gusta inmiscuirme en los asuntos personales de otros.
¿Qué diablos?
¡La base de su gente es un asunto bastante personal para él!
— Tienen a mi padre.
—...
¿Y tenía el descaro de excusarse?
— Me parece una buena excusa. Los humanos también harían lo que fuera por su familia...
Familia...
— Como si pudieras apegarte a ese concepto.
Era imposible que pudiera sentir amor por otros...
Si podía, ¿entonces qué había sido la sonrisa de esa mujer?
— Ya estamos aquí...
— ¡...!
El vampiro y el hombre lobo movieron las puertas que se adentraban hacia la oscuridad.
¿Acaso los cazadores tenían algo con poner todas sus bases bajo tierra? ¿No les resultaba
estresante?
— A partir de ahora, tú nos dirás la dirección en donde debemos ir.
Rouge no fue lento, esperando encontrar a Cilius.
Si algo le hubiera pasado...
Bueno, esos humanos no morirían fácilmente.
—...
Crux se mordió el labio, haciéndolo sangrar. Pensar que llegarían tan rápido aquí. ¿Ese hombre
lobo era tan preciado para ellos? ¿Qué razones tenían para buscarlo con tanto desespero?
Si tan solo hubiera muerto antes, nunca habrían llegado con tanta exactitud...
Enterró aquel pensamiento, siguiéndolos a la boca del lobo, sabiendo cómo terminaría esto.
(...)
El té negro mojó sus labios bermellón. Tanya buscó la expresión de su hijo Izaf, quien
compartía la hora del té con ella a estas horas de la tarde.
— El talento de Cherry no ha disminuido... Es bueno saber que su té sigue siendo tan bueno
como antes...
— Sí.
El vampiro de cabello rizado bebió, pero no mostró la misma satisfacción. Tuvo la sensación de
que podría beber agua sucia, y tener la misma cara rígida.
— He pensado en enseñarle los diferentes platillos que probé durante estos años en el mundo
humano. Aunque me preocupa que Cherry no sea capaz de emularlos a la perfección...
— Hmm...
—...
Este niño...
Su pose melancólica y sin vida comenzó a molestarle. En todos estos quince minutos no hizo
más que asentir o hacer sonidos. Su ausencia era notable hasta para un ciego.
¿Hablar con su madre después de 716 años no lo hacía feliz?
¿O sería por eso?
— Izaf...
— ¿Hmm?
— ¿Estás preocupado por ese mestizo?
— ¡...! ¡Cof, cof, cof!
Tosiendo el té que acaba de beber, Izaf reaccionó fuertemente ante su pregunta.
— ¿Q-Qué?
Tanya picoteó el borde de su taza con un dedo.
— Desde que Rouge nos comunicó sobe el secuestro del mestizo, has estado así de distraído...
Tanto que era asfixiante.
"¿Preocupado por él?"
La otra parte tardó en contestar
— ¿Q-Qué? ¡C-Claro que no! ¡Nunca estaría preocupado por ese pulgoso! Solo me pregunto
cómo pudo ser llevado tan fácil... Tampoco es que les vaya a ser útil a esos cazadores...
Alegó, ruborizándose.
— Es cierto... Bien podría ya estar muerto...
— ¡...!
Quedando estático, el color escurrió de su rostro. Apretó la taza hasta astillar sus bordes.
¿Podría...?
¡No, eso es imposible!
Viendo el daño causado a la vajilla, se obligó a calmarse, respirando hondo.
— Nii-Sama no dejará que eso pase...
Su hermano no dejaría que la vida de ese hombre lobo terminara tan pronto.
No lo haría.
—...
A Tanya no le agradaron tales palabras.
¿Por qué ese mestizo les importaba tanto?
Ahhh...
Sería bueno si falleciera a mano de los cazadores... Sería un plus si su hijo también pereciera...
Eso limpiaría la familia de malas hierbas...
La señora de la casa no notó la mirada vacía de su hijo.
Aunque no lo decía, sus motivos para decir lo anterior le fueron muy claras.
No le agradaba Cilius ni Blanc.
Conocía a su madre para saber algo tan simple.
Lástima que no pueda apoyarte en esto...
Sería impensable darle la espalda a ese tipo, aun si su madre estuviera en contra.
Será mejor que vuelvas sano y salvo, o yo mismo te mataré...
Pensar en un escenario diferente arañaba el interior de su garganta.
(...)
Manos pequeñas, pies pequeños, boca pequeña...
Piel saludable y sonrosada. Mechones de cabello blanco, amatistas por ojos tras pestañas
oscuras...
—...
Demonios, se parece mucho a ese estúpido...
¿Acaso Cilius se clonó? ¿Dónde quedaron los genes de su hermana?
Y la mirada de ese niño era muy cínica, como la de un rey imperturbable. Le recordó un poco a
su hermano mayor.
Pero ante todo...
— ¿Por qué no puedo dejar de mirarlo?
Cada parte de él era fascinante. Algo tan frágil le causaba tanta curiosidad y anhelo, moviendo
engranajes dentro de él que desconocía.
Llevaba unos pocos días de nacido. Aprovechó el espacio para venir a verlo cuando el lobo
estaba ocupado. No quería entrar cuando estuviera presente. Sería...bochornoso.
Como era de esperar, el niño nació mestizo.
No era un vampiro completo, tampoco un hombre lobo completo.
Era un híbrido, algo que no se adecuaba a ningunos de sus mundos.
Sin embargo, sus ojos se empaparon en algo más que desdén.
— Solo espero que no haya sacado las mismas neuronas...
Comentó, tocando su manito con la punta de su dedo. El bebé se removió, tratando de
apretarlo...
El corazón del vampiro saltó tan alto que pensó que terminó metido en su garganta.
Aclaró su garganta, algo mareado por la emoción.
— B-Bueno... Es hijo de mi hermana, así que no tengo de otra que soportarlo...
Sí, no tenía de otra. Era su deber cómo tío estar presente para él.
— Uuu...
El niño estiró sus manos, directo hacia él. Su boca hizo sonidos sin elocuencia.
¿Quería...que lo cargara?
Tragó saliva, recogiéndolo de la cuna.
— No solo es parecido, también es igual de descarado...
La criatura frágil no fue tímida, tirando de su cabello con notable curiosidad.
— Será mejor que no me arranques el cabello...
— Uuu...
— No me hagas esa cara... Eres un delincuente que no sabe sus límites...
Que tuviera esas mejillas no lo haría ser más indulgente.
Justo entonces...
Por la puerta entró alguien cuando besaba las mejillas regordetas del niño.
Y no entró cualquiera, sino el papá del niño.
Cilius.
—...
—...
Ah...
El rojo subió desde el cuello de Izaf hasta sus orejas.
Como era de esperar, Cilius no se quedó en silencio.
— ¡Ah! ¡Un secuestrador de niños!
— ¡S-Solo lo cargaba un poco, idiota!
Regresó al niño a la cuna, tratando de mantener la escasa dignidad que le quedaba. El otro le
dio una mirada sospechosa.
— ¿Qué rayos haces aquí? Pensé que no vendrías.
Pensaba que estaría alejado del mestizo nacido en la familia. En su manada sucedió el mismo.
Bueno, no exactamente, fue gracias a Shade que el trato se limitó a eso. Aun así, al menos
quería pensar que Izaf no acosaría a su hijo.
Aun así, tampoco pensó en que tendría una buena relación con él, quién tenía por delante la
supremacía de su especie.
Izaf se enojó.
— ¿Eres estúpido? ¿Pensaste que no vendría a visitar a mi sobrino?
— ¡Hmph! ¡Es imposible que te agrade, así sea hijo de tu hermana! Seguro su existencia te
provoca náuseas.
— ¡Como si pudiera con esa cara!
Era demasiado linda para odiarla.
— ¿...?
Cilius cruzó los brazos, reprochando.
— ¿Entonces te agrada?
Ah.
Cayó en pánico, enrojeciendo.
— ¿Que? ¡N-No! ¡No me agrada!
— ¿Entonces lo odias?
— T-Tampoco...
¿¡Entonces qué!? ¡Sé claro!
Izaf tosió en su puño, incómodo con todo esto. Mejor se iba pronto.
— Si hablamos por mí, me parece sumamente encantador...
— ¿¡...!?
— ¿¡Hermano!?
Al ver otra vez, estaba Rouge aun lado de la cuna, acariciando las mejillas ruborizadas de su
sobrino. Su mirada de adoración no fue un acto.
— Tiene los ojos cínicos de su padre, como si estuviera resentido con el mundo...
— ¿Puedes dejar de decir tonterías? Yo no estoy resentido con el mundo...
Alegó Cilius, llegando a la misma cuna. ¿No encontraba nada desagradable en el niño? ¿Aun
cuando era mestizo?
Todo esto lo dejaba confundido. Esperaba más...oposición, indiferencia, indignación...
Todo menos aceptación.
Por no estar pendiente, su mejilla terminó siendo estirada por los dedos del vampiro.
— También la textura de sus pieles es igual...
Tiró de la mejilla del bebé al mismo tiempo, sonriendo.
Al hombre lobo no le agradó este trato.
— ¡Hijo de—
Lo siguiente fue una lucha familiar, en la cual Izaf fue arrastrado a la fuerza.
(...)
— ¿Entonces? ¿Qué quieren de mí? ¿Hacerme experimentos?
Regresando a su amena charla con el cazador de mediana edad, Cilius no tomó atajos para
preguntar su objetivo al traerlo aquí.
Estaba preocupado por Blanc y Rouge, pero sabía que no tenía mucho margen para pensar en
ellos.
Rouge cuidará de Blanc, además.
Solo esperaba que Rouge estuviera en condiciones óptimas...
El hombre definió una amplia sonrisa de comerciante, una podrida de sucio interés.
— Ah, no, no, de hecho, es algo mucho más simple.
¿Más simple?
Ese término no le dio seguridad, mucho menos tranquilidad.
— ¿Piensan matarme?
— ¿De dónde sacaste esa idea? Claro que no...
¿No?
Bueno, podrían haberlo hecho antes.
El hombre frotó sus manos, riéndose.
— De hecho, es algo que seguro te gustará. Es una oferta muy buena.
— ¿...?
¿Gustarle?
Miró sus cadenas.
— Lamento decirte esto, pero no soy masoquista, así que cualquier tortura que tengas, dudo
que me cause satisfacción...
— Jaja... Eres muy gracioso, y no, no hablamos de tortura. Cuando digo que te gustará, hablo
literalmente.
Zen chasqueó los dedos, paseándose por la celda.
No obstante, nunca se puso al alcance del hombre lobo. Una cercanía de más, y el otro podría
arrancarle los brazos.
— ¿Entonces? ¿Qué quieres?
Zen finalmente derramó su propósito.
— Como sabrás, en el pasado se intentó la obtención de poderes vampíricos y de hombres
lobo para nuestros cazadores.
¿Cómo podría olvidarlo? Secuestraron a Lya debido a un experimento fallido...
Por supuesto, Riza nunca le hizo ningún daño, cosa que aun agradecía hasta hoy.
— No salió bien, y el proyecto fue prohibido por la asociación.
¿Lo fue?
Bueno, causó más problemas que ayuda... Cualquiera con una neurona funcional habría hecho
lo mismo.
— Pero no estuve de acuerdo, así que me desligué de la asociación junto con algunos
cazadores más... Somos algo así como una rama caída...
—...
¿Entonces no tenían relación directa con la asociación de cazadores? ¿Esto no era parte de sus
actividades oficiales?
Bueno, era un problema menos. Enfrentarse a dicha asociación sería demasiado problemático.
Ah, el tipo sigue hablando, no puedo seguir distrayéndome...
— Fue después que nos enteramos de que hubo alguien que logró lo que nuestro predecesor
no alcanzó. ¡Tú!
Espera...
— ¿Yo?
— Oh, vamos, no te hagas. ¡Eres nuestro sueño cumplido! ¡Tienes los poderes de ambas
especies!
—...
¿Hablaba de eso?
No era algo de lo que estuviera orgulloso. No fue algo que deseara en primer lugar.
Zen siguió riéndose, desencajando su mandíbula como si estuviera rota. Las vendas se
movieron tras sus gestos.
Recordaba las miradas de desdén de sus superiores, de quienes le prohibieron tener a la mano
el poder que los sacaría del final de la cadena alimenticia.
Eran tan ciegos que terminaron temiendo lo que podría haberlos hecho más fuertes. No
entendía como personas tan pusilánimes terminaron subiendo tan alto.
— Aun no me has dicho qué quieres de mí.
CIlius no era de mucha palabrería. Le gustaba ir al punto.
— Eso debería ser obvio, tus genes.
Sus genes...
Sus ojos brillaron en lunas de sangre.
— Entonces sí planeas hacer experimentos...
— Ah, no, te confundiste. No necesitamos hacer experimentos para obtener tus genes.
— ¿...?
¿Ah, no?
— Ni siquiera necesitamos derramar tu sangre ni perjudicarte.
¿Cómo funcionaba tal cosa? Sonaba demasiado bien e inofensivo.
Zen levantó un dedo, sonriendo como una serpiente.
— Solo tienes que embarazar a nuestras cazadoras, y naturalmente obtendremos niños
vampiros y hombres lobo... ¡Todo sin ningún efecto secundario!
— ¿¡...!?
¿Qué acaba de decir ese lunático?
¿Qué él...? ¿¡AH!?
Zen peinó su cabello, confundiendo su sorpresa con deleite.
— ¿Ves lo fácil que es? Solo te pido que tengas relaciones con nuestras chicas, hasta tener un
número considerable de encintas, para lograr nuestro sueño. Luego de eso te dejaremos
libre...
"¿No es estupendo?"
— ¿Estás loco?
— Ah. No te preocupes, no estaremos para mirar. Les daremos privacidad.
— No haré eso.
— Ah, ¿te preocupa que no sean lindas? No te preocupes, te traeremos las más sanas y
hermosas para que sea sencillo acostarte con ellas.
Tirando de las cadenas, provocó un ruido agudo y tétrico.
— ¡NO LO HARÉ!
Los cazadores se pusieron en guardia, temiendo por la vida de su jefe.
—...
Zen boqueó como un pez recién sacado del agua.
— ¿Eh? ¿Por qué?
— Estoy casado, así que vete olvidando de esa idea. Es repugnante...
Zen tuvo más confusión.
— ¿Uh? ¿Eso es un problema?
¡Claro que lo era!
No, incluso si no lo estuviera, no haría nada similar. ¡Él no era un caballo de cría!
Zen trató de negociar.
— Eh... Pero nadie tendrá que morir esta vez, y los niños saldrán naturalmente, así que nadie
será lastimado. Solo tienes que cooperar con nuestras chicas y todo estará listo para tu
liberación...
— ¡Y un rábano que haré tal cosa! ¡No soy perro de nadie! ¡Tú no me dices con quien y no
estar!
Nunca le sería infiel a su mujer.
Tampoco pensaba ceder ante ellos sin importar qué...
— Ah...
Zen llevó una mano a su rostro, tapando sus ojos. Calmó su respiración agitada.
— Eres raro. ¿Qué hombre no querría ser abordado por montones de mujeres? No es que
vayamos a enviar a tus hijos a cazarte ni nada...
Bueno, eso último dependía de la situación, claro.
— Un no es no.
— Ah, ¿entonces deberíamos haber traído a tu hijo?
— ¡...!
Las cadenas volvieron a sonar.
— No te acerques a él.
— Bueno, está tan protegido por los vampiros que será difícil ponerle una mano encima,
además que prefiero la fuente que su sangre diluida.
Zen esfumó su sonrisa de antes.
— Bueno, es fácil...
"Solo tenemos que volvernos algo rudos..."
Chasqueó los dedos.
— ¿¡...!? ¡Ng! ¡Hk!
Corriente viajó por los eslabones, entrando en el sistema de Cilius. Aguantó un minuto entero
de electricidad de alto voltaje. Flashes parpadearon tras sus ojos en blanco.
Al pasar el minuto, cayó jadeando mientras el humo subía de él.
Estaba agotado, tratando de recuperar el aliento.
— Syn...
— Sí.
Una cazadora de cabello rubio llegó hasta Cilius. Él, confundido, la vio colocarse demasiado
próxima de él.
Su mano trató de bajar el cierre de su pantalón.
Sus ojos se abrieron tanto que pensó que dejaría caer sus canicas amatistas.
— ¿¡Dónde crees que estás tocando, maldita!?
— ¡¡Ugh!!
Cilius, reaccionando al instante, atinó una patada a su estómago descubierto. No le importó
ser rudo. Ninguna dama debería ser tratada bonito al intentar tal cosa...
La mujer cayó cerca de Zen, vomitando sangre.
— Oye, oye, no seas así. Debes ser más caballeroso con las damas...
Empujó el cuerpo herido a un lado con su pie.
Nuevamente activó el sello eléctrico. Cilius volvió a ser arropado por las telarañas crepitantes...
Una vez pasó el tiempo, y pudo respirar, Zen envió otra mujer.
— ¡Fuera!
Pero tampoco logró llegar muy lejos.
Él la golpeó con un cabezazo en medio de la frente. Ella cayó sobre su espalda, sangrando.
Nuevamente cayeron rayos sobre su cuerpo, pero él se obligó a permanecer consciente.
De hecho, si no fuera por su lado vampírico, ya habría caído desmayado hace un buen rato.
No podía rendirse y caer ante la oscuridad. Sería el fin para él. Esos bastardos no
desaprovecharían tal oportunidad.
No podría volver a mirar los ojos de Rihana, tampoco de los demás...
— Hombre. No seas terco. Solo quieren darte algo de cariño...
— Púdrete.
No dejaría que ninguna le pusiera un dedo encima.
— Realmente no te entiendo...
"Tendremos que ser aún más intensos, entonces... Lamento romper mi promesa de no mirar."
¿Eh?
Un aplauso. Al menos 10 cazadoras cayeron sobre Cilius, con algunas concentrándose en
sujetar sus brazos y piernas, mientras dos se montaban sobre él.
— ¡BÁJENSE DE MÍ!
Las mujeres hicieron caso omiso, divirtiéndose con dominarlo abajo. Buscaron sus labios, pero
él esquivó sus avances.
Una mano sujetó el cerrojo de su pantalón, moviéndose hacia abajo.
¡ESO NO!
— ¿¡...!?
Cilius liberó un brazo, y usando las mismas cadenas atadas a sus muñecas, libró un azote al
rostro de la mujer. La repelió con un puñetazo en medio de su pecho, oyendo crujidos debajo
de su puño.
— ¡Sostengan—
Intentaron sujetarlo otra vez, pero Cilius volvió a usar la cadena a su favor. Girándola, rodeó el
cuello de la mujer que tenía su brazo izquierdo. Un tirón acabó con su vida.
Sus dedos presionaron dentro de las cuencas de la siguiente, librando también sus piernas.
Una vez las tuvo libres de peso, pateó las mujeres más cercanas en lugares vitales.
Retirando las atacantes, logró ponerse a salvo mientras les mostraba los dientes.
Las manos de Zen temblaron. ¿Cómo podía tener tanta fuerza después de ser electrocutado y
estar bajo un sello vampírico?
— Ser así de rudo con mujeres que solo desean hacerte pasar un buen rato... Eres
despiadado...
"Así no podemos avanzar..."
Sacó algo de su ropa...
¿Una jeringuilla?
— Ah, ¿curioso? No te preocupes, no es veneno ni nada.
"Solo algo que te hará más...cooperativo...También más cariñoso con nuestras pobres
cazadoras..."
— ¡...!
Si su nariz no fallaba, entonces lo que tenía allí era...
Droga...
¡Pensaba drogarlo para hacerlo fácil de abusar!
Se retiró contra la pared pedregosa, tirando fuerte de las cadenas. Zen se rio más fuerte.
— Con recibir un poco debería bastar. No te pongas tan nervioso...
Esta vez, puso a la orden un montón de cazadores. Solo necesitaban sostenerlo un segundo
para que esto funcionara. Una vez algo del líquido entrara en su sistema, el resto fluiría muy
fácil.
Dejaría la terquedad sin sentido y aceptaría con brazos abiertos las cazadoras que vinieran a él.
¡Fantástico plan!
De hecho, el plan original era dormirlo un buen rato y que las mujeres se hicieran cargo, pero
apenas una se acercaba, el hombre lobo reaccionaba involuntariamente y terminaba
golpeándolos, arañándolas o empujándolas lejos de él. Realmente odiaba que lo tocaran...
Pero ahora esto se terminaba... Esta jeringuilla resolvería todos sus problemas. Debería
haberla usado antes...
— Chicos, a él.
— Sí.
— ¡NO!
Cilius gruñó, pero fue dominado por el aluvión de cazadores. Aunque derribó algunos, otros
aparecieron y lo sujetaron.
Frustrado, sintió acidez alojarse en la boca de su estómago
El problema no era ser dominado. Podía librarse de ellos si usaba bien su fuerza restante.
El problema era darle tiempo a ese bastardo de inyectarle esa droga... ¡Todo terminaría si lo
hacía!
¡Todo menos eso!
— ¡Gh! ¡Fuera!
— Me siento muy mal por haber sido rechazado tantas veces. Seguro no soy tan feo, ¿verdad?
Se aproximó, llevando en mano la jeringuilla. Lo haría rápido.
Cilius vio el líquido gotear del extremo, haciendo que su corazón latiera más rápido. Estaba tan
cerca... A pocos pasos de él...
No quería nada de esto. Solo quería desaparecer...
¡Maldición...! ¿...? ¿Eh?
Pero un olor acanelado provocó una ola de confusión, haciendo que su mente olvidara los
acontecimientos actuales.
Lo siguiente fue puro caos.
Las paredes fueron destruidas, derribadas como grama débil en medio del campo.
— ¿¡Qué demonios!?
— ¡Dios mío!
— ¡Estamos bajo ataque!
Los escombros flotaron, aplastando algunos cazadores. El lugar fue dominado por una ola de
polvo, dando picazón al ser respirado.
Tras la cortina de humo, aparecieron tres figuras.
Entrando con gran pompa, el vampiro de ojos rojos declaró con voz cortante.
— Buenas tardes.
—...
Cilius, al oler la presencia de Rouge, sintió palpitaciones agredir su garganta.
Sin querer, terminó tragando saliva, sintiendo sed tras cada respiración.
Rouge, siendo quien era, primero tuvo que comprobar la ubicación de Cilius.
Su mirada acabó sobre él, quien era sometido contra el suelo por más de 5 hombres adultos.
Pudo ver indicios de lágrimas desesperadas en la comisura de sus ojos...
(OO)
La mente de Rouge se reinició. Casi pudo oír las notificaciones de "Error" en letras rojas
apareciendo en su pantalla detenida.
La vista fue muy chocante para él, alguien que vivió muchas cosas a lo largo de su vida.
Tenía muchas preguntas. Muchas.
Primero, ¿por qué todos lo mantenían abajo? ¿Qué pensaban hacerle?
Además, también tenía la camisa desgarrada, dejando al descubierto su pálida piel aperlada...
—...
Esos...
Esos bastardos...
Sin tener tal intención, el vampiro terminó malentendiendo la situación por una más grave.
Tenía suficiente evidencia para llegar a esa conclusión.
Negrura arropó sus hombros. No dejaría ninguno vivo. Haría abrigos con sus pieles.
Zen reaccionó antes de su inminente ataque de ira.
— ¿¡A qué están esperando!? ¿Una invitación a bailar? ¡Ataquen!
— ¡...! ¡Sí!
No dejaron que el tiempo siguiera estancado, soltando a Cilius y saliendo al encuentro del
vampiro.
No fueron los únicos, la voz de Zen atrajo a más cazadores al sitio, quienes vinieron en tropel,
reuniéndose en los pasillos y la celda.
Para Rouge no hubo diferencia.
Una mosca o diez no lo vencerían.
De hecho, reunirlos a todos allí le facilitaría mucho el exterminio.
Rouge no fue clemente, empezando por los más próximos.
Blanc fue por el otro extremo, usando sus manos desnudas para sesgar las vidas de quienes
aparecieran.
Por supuesto, los cazadores no eran presas del todo fáciles.
— ¡Ugh!
Las balas bañaron el lugar, haciendo necesario evadir o tomar atajos de camino a ellos.
Aunque sus reflejos no eran tan inhumanos como los de ellos, tenían un instinto de batalla
entrenado desde muy jóvenes. Ni siquiera la muerte de compañeros cercanos los hizo desistir.
Los sellos también eran problemáticos.
Rouge llegó a un cazador que estaba a punto de activar un sello debilitador sobre él. Pudo
cortar su cuello antes de que dijera la palabra final que activara el hechizo.
Pero no tuvo tiempo de descansar. Una espada dibujó un hermoso arco blanco detrás de él.
Aunque bajó la cabeza a tiempo, parte de su cuello fue herido por la hoja...
Atravesó el pecho del contrincante, pero un tercero atacó su espalda, perfilando un tajo
profundo tras su carne.
— ¡Ugh!
Estampó al hombre contra la pared, dando un espectáculo sangriento del mismo al resto de
sus compañeros.
Por esto los cazadores rara vez iban contra purasangres.
Eran aterradoramente fuertes. Matar cientos no era problema para ellos.
— ¡Agrupens—¡UAAAAHHH!
Cabezas fueron aplastadas como uvas. Shade se movía, usando la fuerza bruta para someter a
los más problemáticos. Odiaba especialmente a los que traía armas.
Además, él también tuvo el mismo malentendido que Rouge. Pensó que habían intentado
desvivir a su hermano. Su ira no tenía precedentes.
Zen se mordió la uña, nada contento con este escenario lleno de sangre.
¿Cómo llegaron aquí? No deberían haberlos encontrado así de fácil...
— ¿...? Ah...
Allí lo vio.
A su molesto aprendiz...
El niño vampiro que acogió con el fin de volverlo un arma...
Estaba atado con cadenas, mirando el espectáculo campal. Parecía desconectado de todo lo
que sucedía.
Así que fuiste tú...
Sucio traidor...
Apareció ante Crux, sacando una daga de su ropa.
Aunque cortarle la garganta no lo mataría, atravesar su cerebro debería darle fin. El tipo
apenas supo de él cuando ya estaba a centímetros de golpearlo.
— ¿¡...!?
El cuchillo fue repelido por las garras de Blanc, quien dejó su extremo para defender el frente
indefenso de Crux.
— ¿Qué?
Ambos, sorprendidos, no pudieron objetar en el momento. ¿Qué hacía este vampiro
defendiendo a un cazador?
Bueno, si las cosas eran así...
Él activó el sello con una palabra. Crux se contrajo de dolor, cayendo sobre su rostro...
Sintió lava desbordarse dentro de él. Dolor extremo y agonizante.
Blanc se giró a él, alarmado. ¿Qué había pasado?
Zen sonrió maliciosamente.
Ingenuo. Aun te falta mucho por crecer.
Alargando la mano, enterró su cuchillo dentro de su pecho, retorciendo la hoja para más daño.
— ¡Nhg!
Sangre brotó de su boca, para enfermizo placer de Zen.
Crux mordió sorpresa e indignación. Su interior bullía bajo un calor ensordecedor. ¿Era una
solución de plata y mercurio? La sangre se precipitó de su boca...
¿En qué momento le había metido tal cosa?
Ah...
Cierto, una vez me obligó a tragar una espera extraña...
Entonces ese era su "seguro".
Blanc sujetó el brazo del humano, para sentir la piel derretirse ante el mínimo roce.
¿¡...!?
Las vendas cayeron de su piel, revelando sellos luminiscentes tatuados, quienes debilitaron en
gran medida al vampiro albino.
— Juguemos un poco...
Tomando el cuello del vampiro, regresó un rodillazo a su estómago. Blanc jadeó, sin nada de
aire.
Crux sacó unos dardos. Los mismos que usó antes con Cilius.
— Aunque es posible que el efecto no sea igual al de tu padre, igual podrías servirnos...
Era mucho más inexperto y joven. Eso debería hacer fácil dominarlo.
Los otros estaban distraídos con el aluvión de cazadores que aparecían a cada segundo.
Afortunadamente, tenía una ventaja que ellos no podían detener.
Tenía un dispositivo de teles-transportación que lo llevaría a un lugar seguro. Fue inteligente y
planeó su ruta segura de escape en caso de emergencia.
— ¿¡...!? ¿¡CRUCX!?
Sin embargo, antes de tomar el dispositivo y activarlo, una mordida a su hombro lo derribó.
Encima vio ojos rojos y llenos de ira.
— ¿¡Qué demonios...!?
¡La plata y el mercurio que plantó en su cuerpo deberían haberlo matado ya...! Debería estar
sufriendo un dolor insoportable, ¿y aún seguía moviéndose?
Los sellos dañaron el cuerpo de Crux, pero él, a un paso de morir, no invirtió tiempo para tales
cosas.
Sus dientes arrancaron parte del hombro del cazador, oyendo por consiguiente un grito sin
filtro de su mentor.
Bueno, más que mentor, fue la persona que lo torturó estos siete años. Obtenía placer al
cortarlo, ahogarlo o quemarlo. Al ser vampiro, sus heridas se curaban varios minutos después,
para su impropia y sádica alegría. Soportó tales tormentos debido a su odio extremo a los
vampiros...
Pero, dado que ya su muerte estaba decidida, decidió regresar las facturas pendientes.
¡Te llevaré conmigo, infeliz...!
— ¡Hk...!
Aunque probó algo de sangre, los sellos hicieron que la ventaja fuera mínima.
Crux pateó su estómago, arrojándolo para atrás. El cuerpo de Crux tembló bajo el intenso
dolor de su carne perdida, pero no olvidó ponerse de pie...
— Eres un niño malo, Crux. ¿No solo trajiste vampiros a nuestra base, sino que también me
atacas por la espalda?
Crux escupió sangre, riéndose.
— ¿Alguna vez me has visto como parte de ustedes? Solo soy una herramienta, así que no
intentes pasarte de benévolo...
Porque no lo era.
Solo era un sádico que amaba torturar a otros. Verlos suplicar por piedad y tener completo
control sobre sus vidas.
— Tch, que niño más malagradecido eres... Ya no eres necesario, de todos modos...
Los descendientes nacidos del vampiro albino serían su nuevo escudo y espada. Desde
pequeños los abrazaría, induciendo en ellos su propia ideología.
Si quieres alterar el mundo, altera la visión del mundo de los mismos niños.
— Eres horrible...
— ¿¡...!?
Blanc, puesto de pie, le dio una mirada dura. Su mano sostenía su pecho ensangrentado. Aún
faltaba tiempo para curar una herida así de grave.
Crux se lamió los labios. Ese niño se veía tan puro y limpio, que cualquier daño a él se volvía
notorio.
Quizás sería más divertido que Crux...
— Personas cómo tú deberían dejar de existir...
— Lástima que estoy vivo... Pronto sabrás lo agradable que puedo ser.
No, no pensaba hacerlo.
Los ojos del vampiro cambiaron de rojo a tonos azulados y blancos. Furiosos torbellinos
tomaron control de sus irises cundidos en rabia.
— ¡...!
Crux lo recordó, estático.
— ¿Eh? ¿¡...!? ¡Muh!
Zen cayó de rodillas, sosteniendo su pecho. No podía respirar... El sudor goteó de su frente,
mientras la sangre de sus venas se enfriaba.
Blanc llegó a él.
¿Qué era este sentimiento?
El vampiro delante de él, además de verse superior...
...parecía tan magnífico. Respirar el mismo aire fue todo un honor inmerecido. Quiso respirar
más oxígeno.
Sus ojos oscurecidos por el desprecio le causaron urgente regocijo.
¿Qué es esto?
Aun cuando sabía que algo andaba mal con él, no podía escapar de sus garras.
Solo podía mover la cola como un perro obediente.
— Zen Krisgh...
La voz de su amo fue tan increíble que tuvo que esconder un gemido.
Blanc perfiló líneas oscuras bajo sus ojos hipnotizantes.
— Muere...
— Ah...
"Claro..."
Tomando el mismo cuchillo que usó para apuñalar a Blanc, atravesó su propio cuello sin
vacilar. Crux abrió los ojos como platos, viendo cada segundo correr con suma lentitud.
— ¡Ng! ¡Brr!
La boca del cazador, manchada de rojo, no paró de mostrar una extasiada sonrisa.
Pensar que podría hacerlo suicidarse con una palabra, tomar control de su vida y muerte con
una mirada...
Realmente amo estos seres...
La muerte no escondería su fascinación por ellos.
El cuerpo de Zen cayó. La sangre pintó una alfombra debajo de él.
Una muerte adecuada para una persona horrible como él.
(...)
Clank...
Rouge y Shade rompieron las ataduras de Cilius, aun si eso los lastimó en el proceso.
Una vez estuvo liberado, Rouge recogió los hombros del hombre lobo con premura. La vista de
antes lo dejó muy angustiado.
— Hey, ¿está bie—
Antes de que el vampiro dijera algo más, Cilius saltó a su cuello y lo mordió.
Sus dientes atravesaron fácilmente su piel desnuda.
— ¿¡Mmm!?
Un abrazo habría sido más sencillo de esperar.
Derribado, tuvo al hombre lobo montando sobre él desesperadamente. Bebía de su sangre
como un hombre que encontró un oasis en medio del desierto más seco de todos.
La piel desnuda en sus muñecas, tobillos y cuello comenzó a reconstruirse.
Hace algunos meses que no probaba este sabor. Solo ahora supo cuánto lo había extrañado.
Pero Cilius aún seguía sin estar satisfecho.
Shade, a poca distancia, exaltó una mueca de sorpresa.
— ¿¡Cilius!? ¿Qué—¡¡Huahh!!
En cuanto Shade intentó prevenir su ataque impropio, Cilius atacó, enterrando sus dientes en
él también.
— ¿¡...!?
La sangre de los hombres lobo estaba llena de vitalidad, así que era una buena opción para
recuperarse... Tener parentesco lo hizo aún más apetecible. Lo obligó a permanecer abajo,
gruñendo ante cualquier resistencia.
Una vez estuvo lleno, Cilius se apartó del cuello violado de su hermano, jadeando...
Ah...
Como un balde de agua fría, le regresó la razón...
Maldici—
(...)
Terminó...
Finalmente terminó.
Todo estaba destrozado, con sangre manchada por todas partes...
Incluso el techo que miraba, estaba corroído por la muerte de sus compañeros cazadores.
Encima de él vio la silueta de Blanc, colocando sus pies a los costados de sus hombros rectos.
— Pareces haberte recuperado ya...
— Sí.
Blanc obvió los gritos en el fondo de sus tíos siendo masacrados por su padre. Que los adultos
resolvieran sus propios asuntos.
— Ey... ¿por qué hiciste eso?
— ¿Hacer qué?
— Atacar a tu jefe...
Crux soltó una risa, escupiendo algo de sangre.
— Ese bastardo me torturaba todas las noches. Supongo que poder recuperarme de casi
cualquier herida movió una fibra sádica en él...
—...
Adivinó su pregunta sin oírla.
— Me quedé con él por la oportunidad de matar otros vampiros... Era el único que me daría
respaldo...
De otro modo, habría muerto en alguna zanja...
— ¿Por qué nos odias tanto?
—...
¿Otra vez la misma pregunta? ¿Aun esperaba oír una respuesta?
Recordó aquella noche.
La sangre drenada de sus padres y hermanos. Incluso sus tíos no se salvaron...
Esos malditos justamente atacaron cuando todos se reunieron, masacrándolos como ganado.
Bueno, no pierdo nada con hablar. Pronto moriré, de todos modos.
— En mi cumpleaños número 10 la familia se reunió para celebrarme... Cerca del final, una
vampiresa de sangre pura irrumpió con sus subordinados, matándolos a todos allí...
—...
Fue gracioso verlo abatido, como si esto moviera algo dentro de él.
— Me dejó de último... El odio que mostré por ellos terminó causándole gracia...
"Ella decidió maldecirme con su sangre en vez de enviarme con los demás..."
Habría querido lo otro.
No ser un monstruo.
— Aun recuerdo sus risas... Fueron aún más intensas cuando mataban a mi hermanita de 5
años... Se divirtieron a consta de los gritos de mamá y papá...
Los labios de Blanc temblaron.
Seguía recordando aquellas voces. Voces que aún no podía olvidar por su miedo y odio.
Cuando ella introdujo su sangre en él, sintió en carne propia cómo dejaba atrás su humanidad,
como su mente se rompía en pedazos y volvía a unirse.
Sus ojos se humedecieron.
— Cuando desperté así, me arañé las venas hasta hacerme sangrar... Lo peor de todo, fue que
en unos minutos se curó...
Se sintió sucio, repugnante...
— Ey...
"¿Puedes matarme ya? Esto duele mucho, y probablemente muera después de 5 minutos o
más..."
La resistencia de los vampiros no era pequeña. Realmente lo aborrecía.
La boca de Blanc bailó.
— ¿Por qué debería?
— ¿Esperas que un moribundo te dé una explicación ya obvia? Solo hazlo...
— ¿Esto es lo que buscabas todo este tiempo?
— ¿...?
— Todo lo que hiciste, todo el odio que mostraste, era para acabar aquí...
"Acabar miserable, al igual que tu familia..."
—...
Era imposible que Blanc no lo supiera.
Una parte de Crux no fue sometida con su hipnosis.
A eso de la mitad, él mismo los llevó a donde quedaba su jefe.
Todo fue un acto elaborado.
Sabía desde el principio quién ganaría aquí.
Crux sonrió.
— Supongo que sí... ¿Ya podrías matarme?
—..Está bien...
Crux cerró los ojos, resignado a lo que habría de suceder.
Esperó su muerte impaciente.
— ¡¡Hk...!!
Su pecho fue atravesado, destrozando sus costillas.
¡Ugh!
¡Aunque pidió morir, este tipo era brutal! ¿¡No podía acabarlo sin causar dolor!?
— ¡Nggg...! ¡Sucio bastardo...!
Sintió su mano apretar su corazón, para luego salir de su caja torácica.
Ah...
Bueno.
No importa cuánto tardé en llegar aquí.
Ya moriré.
Finalmente seré libre de este tormento.
En eso, sintió caer gotas sobre sus labios resecos. Algo de olor dulce y delicioso...
Su lengua no pudo mantenerse quieta, movida por el instinto.
— ¡Gh...!
Lamió las gotas, dándose cuenta demasiado tarde de lo que era.
Sangre, sangre de Blanc.
Lo vio con su muñeca cortada por encima de su boca, dejando que la sangre fluyera hacia sus
labios.
— ¡T-Tú!
¿¡Qué estaba haciendo!?
Su sed volvió, con el doble de ímpetu.
Antes de hacer algo para evitar cualquier acción, Blanc frotó su muñeca abierta contra él.
— Muerde.
— ¡...!
Su cuerpo maltrecho tomó control. La necesidad era demasiado para ser ignorada. Su
razonamiento no pudo contra ella.
Sus dientes atravesaron su piel, succionando ávidamente cada trago.
Esto no debería poder salvarlo. El veneno en su sistema ya debería haber corroído la mayoría...
— ¡...!
Sintió un latir poderoso retumbar dentro de su pecho en reconstrucción.
Un retumbar que sintió en el pecho de la persona que le cedía su muñeca...
Una extraña conexión lo ató a él. Algo que no entendía.
Blanc sonrió.
— Vínculo de vida.
Explicó:
— Introduje parte de mi corazón en el tuyo, vinculando tu vida con la mía...
"A diferencia de un vínculo de sangre, tu muerte es mi muerte...viviremos lo mismo..."
— ¡...!
La revelación fue tan grande que incluso se olvidó de tragar.
Blanc pasó una mano por su cabello.
— Lamento todo lo que viviste por nuestra especie... Deberías haber crecido sin nunca
cruzarte con nosotros... Y mucho menos de esa manera...
Crux trató de negar.
No...
No te disculpes...
No lo hagas...
Ni siquiera fuiste el responsable... ¿Por qué te disculparías conmigo?
— Lo siento...
—...
Tapó sus ojos, picaban y bañaban sus manos.
Este bastardo...
¿Por qué no lo dejaba morir en paz? ¿Por qué lo atormentaba así?
Blanc, después de limpiar su cabello del polvo, lo atrajo en un abrazo suave, aun dándole de su
sangre.
— A partir de ahora todo estará bien...
Los hombros de Crux saltaron, recordando brevemente los abrazos de su madre.
Aunque eran personas y especies diferentes, el calor no se sintió distinto.
Las lágrimas fluyeron sin control...
(...)
Horas más tarde, el atardecer fulguraba sobre las cabezas de quienes salían del bosque.
— Pensar que estarías tan hambriento para morderme apenas me vieras...
Rouge dio masajes sobre su cuello previamente mordido. Cilius no fue nada amable.
— Maldición... ¿No puedes solo olvidarlo?
Cilius quería morir.
Es decir, no solo mordió a ese vampiro frente a todos, ¡también a su hermano!
Y no bebió poco. Ambos quedaron algo pálidos. Su fatiga debió ser demasiado severa llevarlo a
eso.
Por supuesto, Rouge veía diversión en molestarlo.
— ¿Debería hablar de esto cuando lleguemos?
— ¡Dios, no! ¡No lo hagas!
¡Nadie debería saber lo que pasó! ¡Nadie!
En eso, sintió un tirón de su brazo.
Su hermano le enviaba una mirada nerviosa.
— No me importa que nos hayas mordido, pero ¿estás bien?
— ¿Eh? Sí. Ya estoy bien. No tengo heridas por ningún lado.
Shade humedeció sus labios.
— No todas las heridas son físicas...
¿...?
— Es decir, fuiste secuestrado...
— No fue tan traumático como ceder ante mis instintos, así que estoy bien. Deja de insistir.
— Aun así... Lamentamos no haber llegado antes...
— Ah... No te preocupes, llegaron justo a tiempo.
—...
Justo a tiempo...
Sí, justo antes de que pasara algo peor.
— Ah, si es necesario, también puedes beber de mí si aún no te recuperas por completo...
— ¡Estoy bien!
Rouge rio.
— No solo bebiste de mí, sino también de tu hermano. ¿Qué pensaría Rihana?
— ¡Cierra la boca!
Aunque a ella no le importaría, incluso si se enterara.
Compartir sangre entre familia no era nada raro para los vampiros. Para Shade, el concepto
era nuevo, pero no desagradable.
Si Cilius lo necesitaba, le daría toda la sangre que necesitara.
Más atrás, estaban los "jóvenes" del grupo.
Un vampiro mestizo, y uno convertido. Ya no tenía esposa que lo mantuvieran cautivo.
Rouge no pudo ejecutarlo al enterarse del vínculo formado con Blanc. Aunque tuvo muchas
cosas que decir, no pudo deshacer algo ya hecho.
Si la vida de uno de ellos acababa prematuramente, el otro moriría al instante. De igual forma,
Crux viviría la misma vida que Blanc, aun siendo un vampiro de menor clase.
Crux miró el atardecer.
— ¿Realmente no me torturarán en cuánto llegue?
— El vínculo traspasa el dolor también, así que no.
— Hmm...
Sus ojos escanearon al peli-blanco.
— ¿Por qué me dejaste vivir? Habría sido mucho más fácil solo matarme.
— Supongo...
Blanc sonrió.
— Solo terminaste agradándome, nada más...
—...
¿Por una razón así dio parte de su corazón? ¿Por agradarle?
— Los sigo odiando...
— Lo sé.
"Pero hay un largo camino por delante. Algunas cosas podrían cambiar..."
—...
¿Realmente su visión podría aclararse con el tiempo? ¿Podría ver una luz en medio de toda
esta oscuridad?
— Eso espero...
Ojalá pudiera ver blanco en ese interminable telón negro... El mismo blanco de Blanc.
(...)
Si pensó que las cosas estaban mal antes, ahora estaban peor.
Al volver, no solo trajeron a los mestizos de la familia sanos y salvos, también trajeron a un
convertido a la mansión como bonus...
¿¡Es una broma!?
¡Ahora no eran dos, sino tres! ¡Se multiplicaron!
Y ¿quién era ese otro hombre lobo? ¿Familia de Cilius? Encima se quedó a comer con ellos
como rutina... ¡Fue insoportable tener tantos desconocidos a la mesa!
Una vez terminó la cena, salió al balcón, mirando el cielo estrellado.
¿Siempre se vio tan turbio y desordenado?
Estaría igual a su corazón.
— Querida, aquí estás...
Walker desfiló hacia el balcón, llevando una pijama ligera. Su porte de rey seguí intacto.
— ¿Qué haces despierto?
— Aunque es divertido dormir con mi adorable yerno, sería raro que no me tomara mi tiempo
para estar con mi esposa...
La abrazó desde atrás, enterrando su nariz en su cuello.
— Llevo 700 años sin filete, dame de comer.
Ella pellizcó su mejilla.
— No estoy de humor.
— Al menos no dijiste que te dolía la cabeza.
Se rio el vampiro, sin lamento real.
— ¿Y?
— ¿Y qué?
— ¿Por qué no estás de humor?
— Hablar de ello no lo hará mejorar.
— Quizás...
—...
Ella suspiró alto y fuerte.
— Siendo sincera, esperaba que ambos murieran...
—...
La mirada de Walker titubeó.
— Pero trajeron a otro... No me gusta nada.
—...
— ¿Decepcionado? Es decir, parece gustarte mucho esos mestizos...
Dijo ella, dibujando una sonrisa irónica.
Walker, tomando mechones de su cabello y enrollándolos en un dedo, comenzó a relatar:
— Sabes, hace 2.000 años conocí una persona muy interesante. Tenía un cuerno y pelaje por
todo su cuerpo como un semi-humano. Fue creado por humanos sedientos de poder. Vivió
mucho dolor a causa de ellos. Se llamaba Aru, y lo conocí brevemente cuando visité la tierra de
los elfos...
—...
¿Qué relación tenía él con esto? ¿Estaba cambiando de tema?
— Aunque resaltaba entre las multitudes de elfos platinos, fue querido y amado. Era un ser tan
exótico para los elfos, que terminaron tratándolo como una flor preciosa...
Ella levantó una ceja.
— Mi pensamiento no era diferente al de los vampiros normales. Pensaba que lo diferente e
incompleto no merecía una segunda mirada, pero...
"Al verlos relacionarse en igualdad de condiciones, me parecieron igual de hermosos..."
El vino se cruzó con la oliva.
— No importa si ahora no lo entiendes. Algún día lo harás. Solo te pido paciencia...
"¿La tendrías por mí, tu esposo...?"
—...
Ella apretó el puño, luego relajando los dedos.
— No esperes nada inmediato.
— Jaja, gracias.
— Tampoco plena sinceridad de mi parte.
— Me funciona.
— Y olvídate de comer filete durante los siguientes 1.000 años.
— ¿¡UAH!? ¿¡Eso no es demasiado!?
Ella sonrió, soplando sobre su nariz, para luego besar sus labios rápidamente.
— Solo bromeaba.
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Hola, amigos, lectores, gente que no me sigue, y demás... No planeaba hacer una secuela...
Todo comenzó conmigo haciendo un dibujo de Cilius y...se parecía, pero al mismo tiempo no,
pero me daba cosa borrar, por lo que decidí "Tch, solo hagamos que este tipo sea su hijo y
ya..."
Pero habría sido aburrido no darle trasfondo... En lo que me inventé sobre él, después tuve
que pensar sobre los demás, y...así salió todo esto. Al menos fue más fácil que hacerlo todo de
cero.
Hablando sobre mi proceso de escritura, diría que a veces me voy por el azar. Es decir, no me
va planificar cada movimiento, cada palabra, cada gesto... Algunas cosas son del momento,
mientras que otras ya planificadas terminan siendo derribadas por los personajes...
Y sí, me comí un spoiler de Dr. House... Al principio pensé que era triste, pero después lo pensé
mejor y dije "Ey, ¿eso no es lo que hago exactamente en mis historias? Caramelos
agridulces..." y se me pasó. Ante todo, me gustó mucho el ¡Amigos mejor que chicas!
Hombre, lo diré de frente, escribir escenas de acción es una lata. ¡Es horrible!
Sobre todo porque no soy Jakie Chang ni nada... A veces me preocupa que no esté fluido, o si
no pega con el momento... Me esforcé mucho, pero aun así no queda como "Wow, que pelea
más padre..." pero ¿qué puedo hacer?
También me di cuenta de que hay mucha sangre y violencia en lo que escribo O_O. No es que
siempre esté pensando en apuñalar a alguien... Al menos no mientras no esté en la
universidad, jaja.
También agregué o modifiqué algunas cosas en la historia:
No pensaba meter el regreso de la suegra, pero pensé que era un buen ángulo para
comenzar y cerrar.
Shade cambió de hermano frío, a hermano y tío demasiado amoroso.
Decidí que mi Rouge estaba mejor soltero, sería molesto introducir a una tercera que
ni siquiera salió en la obra anterior. Sé de lo que hablo.
Izaf se volvió el tío que finge ser indiferente mientras les da dulces a los sobrinos bajo
la mesa. Un tío tsundere.
Al principio llamé a Zen como "Liu Han", pero a mitad de camino me di cuenta que lo
había nombrado otra vez como Zen. Como Zen era más simple, y ya lo había usado
mucho, decidí dejarlo así como estaba...
Y sí, disfruté mucho escribiendo esto. No lo negaré. Introduje la versión de Eren odia vampiros
XD por mi necesidad de trauma.
Y lo del calabozo con las cazadoras fue traído en el momento. A mi pobre Cilius casi lo violan,
jajajaja. Pero ahora su hermano y cuñado piensan que no iba a ser por mujeres („„)
Bueno, viendo lo aburrido que se está poniendo esto, decido despedirme de ustedes con un
besote. ¡Analyn se va! ¡Bye!
