Me perdí 6 meses, debe ser porque aún no creo estar escribiendo lo que quiero, no consigo reflejar el ambiente o eso creo, me desmotiva un poco leerme y no verlo, pero espero que al menos uds disfruten. En el capítulo anterior estos son los hechos relevantes
-Los vampiros son una especie conocida en la sociedad.
-Uminari, pese a ello, odia en su mayoría a los vampiros, creen que uno es el responsable de los asesinatos en serie presentados en los últimos años.
-Nanoha y Kyouya viven solos, ella se siente sola, él es un mujeriego que la deja a su suerte.
-Nanoha está a punto de ser violada al salir de casa después de pelear con Kyouya.
-Fate es una hija de puta.
Ok, eso último, ustedes lo juzgan. Ahora lean y disfruten esta actualización.
Calor, sudor, sed, desesperación, dolor… Y placer, estos últimos divididos por una linea muy delgada, incluso en medio de ciertas vejaciones el cuerpo podía sentir una oleada de espasmos que le conducirían al orgasmo incluso sino se quería.
Prueba de ello, era como unas implacables caderas masculinas golpeaban con ferocidad en medio de unas delgadas piernas que se bamboleaban al son de las embestidas. Él, se esmeraba, estaba decidido a darle el máximo placer posible a su presa de aquella noche y no se rendiría hasta conseguirlo, el sudor caía desde el mentón hasta el pecho desnudo de quien abajo se encontraba, a esas alturas su virilidad se deslizaba con tremenda facilidad dentro de la cavidad femenina, era suya, estaba siendo suya, tal como le gustaba siempre hacerlo, a las malas. Sus labios se paseaban por la piel del cuello y en ocasiones iba un poco más abajo para degustar los senos, iba a disfrutar esta noche, no iba a dudar ni un segundo en aprovechar su racha de buena suerte, así que le hizo honor a su perversión tocando cada rincón de ese cuerpo ya fuese con la boca o los dedos.
Unos cuantos minutos después, un sonido agudo inundó el recinto, seguido de un gruñido ronco por parte del hombre, quien en una ultima y fuerte embestida terminó por vaciarse dentro de ella, cayendo sobre el menudo cuerpo aún con la respiración agitada.
—Muévete por favor, no me dejas respirar. —Un empuje ligero lo hizo ubicarse a un lado, aún muy agitado como para oponerse.
—Vale vale. —Se quedó viendo el techo.
—No ha estado nada mal, eh… Kyouya. —Mariya finalmente alzó la voz, esta vez para hablar y no gemir, su cuerpo perlado en sudor yacía justo al lado de él, como una ninfa recién salida de algún río, completamente desnuda y sin pena de estarlo.
—Ha sido tu único orgasmo en semanas, agradécelo. —Rió, alcanzando un cigarro desganadamente en la mesa de noche, el cual encendió con el mismo cansancio.
—Tienes un ego demasiado grande, no tanto como tu amigo… Pero créeme, he visto mejores.
—No me digas. —Alardeó incrédulo, girando su cuerpo para observarle, apoyado en un codo. Su expresión de confianza delataba el conocimiento de sus dotes amatorias. —Deberías reconocer de una vez que soy el único que te satisface, no por algo regresas cada cierto tiempo a esta cama. —Caló profundo para luego dejar salir el humo de sus pulmones contra su amante.
—Ah si? te falta mucho mundo querido. —Le arrebató con sensualidad el cigarro e imitó al contrario, aunque lentamente fue girando su cuello a un lado, apartando algunos mechones de cabello mientras erguía su torso, con intención de mostrar algo en dirección a Kyouya, cuya expresión confiada se borró, transformándose primero en incrédulidad y luego en soberbia al ver lo que tanto presumía su amante.
La causa fueron esas dos heridas aún frescas adornaban la piel del cuello… Marcas de colmillos, reconocibles a simple vista, pero eso no era todo, los dedos de Mariya señalaban un lugar aún mas intimo; la entrepierna, dándose cuenta que el mismo patrón se repetía en la cara interna de un muslo. No podía creerlo, así que ella…
—Te has estado tirando a un muerto y luego vienes a mi cama a revolcarte conmigo? —Bramó ofendido, mas no celoso en ningún momento. Se hizo en píe y se puso de mala gana los bóxers tirados en el suelo, pero no mucho después empezó a arrojarle las prendas de vestir con desprecio a esa misma que retozaba junto con él antes a la cama.
—Ey imbécil, que diablos te pasa?! —Sorprendida de una reacción así se sentó, nunca pensó que fuese tan grave, pero Kyouya seguía esmerado en su tarea así que juntaba las pertenencias contra su cuerpo mientras lo observaba irritada. —No es mi culpa que los humanos sean tan aburridos, una a veces quiere experimentar, ser amantes de turno no te da derecho a esta escena. —Lanzó el primer dardo, justo en el ego.
—Crees que estoy celoso? —Carcajeó y le lanzó por ultimo las bragas a la cara. —No quiero tener nada que ver con esos chupasangre, mucho menos estoy dispuesto a compartir con ellos, ni siquiera tu cuerpo de puta barata esta en negociación. —Chasqueó los labios despectivamente porque así como la mayoría en Uminari, Takamachi Kyouya odiaba a los vampiros, con todas sus fuerzas, no los soportaba y ahora era un perfecto ejemplo para dejarlo claro.
—Increible, capullo. —Mariya se puso en píe y como pudo se fue acomodando la ropa ante la mirada acusadora de quien hace nada le hacía el amor fieramente. —No eres mas que otro doble moral de este maldito pueblo, si fueses tan especial como dices, deberías estar más pendiente de tu hermana. Imbecil!. —Segundo dardo, justo en la herida, la vida de los Takamachi era pública, un hermano ninfomano y una hermana falta de afecto bajo el mismo techo. Y dicho esto, se puso los tacones, saliendo no poco después por la puerta, no sin antes darle un empujón al malnacido que la había insultado, dejándolo atónito y sin ser capaz de devolver una punzada peor que aquella, pues en el fondo, el mismo Kyouya sabía que había razón en esas palabras.
—Lárgate de una vez. —Gritó, reaccionando y siguiéndole mientras sonoramente bajaba las escaleras, lugar desde la observó tirar la puerta de un portazo que hizo eco en la residencia, dejándolo solo ahora con sus cargos de consciencia que difícilmente lo llevarían a algún lado. Quizá estaba demasiado cómodo siendo el hermano mayor, demasiado cómodo disfrutando de un fideicomiso que no alcanzaría para toda la vida, pero que al menos les daba un respiro a los hermanos Takamachi mientras se decidían que hacer con sus vidas.
Nanoha… Que sería de ella en estos momentos? Pensó, seguro estaba con Hayate, ni modos, era muy tarde para salir a buscarla, debía estar bien, después de todo las malas noticias son las primeras en llegar no?
Pero kyouya, estaba muy equivocado…
xXxX
Ya había escuchado esos gritos antes, esas suplicas, ese llanto… No en balde tenía muchos años entre los vivos para dar fé de cuan ruin era la raza humana, aunque quizá mas ruin era ella, quien jamas hizo nada por defender a los mas débiles, divagó. Siempre pensó que la vida era una cadena alimenticia y para su fortuna estaba en la cima. Sin embargo, ciertas palabras la hicieron detenerse antes de marcharse del todo.
"Debemos matarla! es la chica Takamachi, nos reconocerá."
"Imbecil! por qué no me dijiste antes que era ella?"
Reclamos iban y venían entre los abusones. Fate observó hacía abajo, pese a estar en una azotea de un edificio, podía apreciar vívidamente los detalles de la escena gracias a un desarrollado sentido de la vista que solo un ser sobrenatural de su clase poseía. Aún los sujetos no se decidían que hacer con ella, al parecer la identidad de Nanoha los había sorprendido, ya lo esperaba, los Takamachi eran conocidos así como otras tantas familias. Pueblo pequeño, infierno grande.
"Hagamos lo que hagamos nos va a reconocer, incluso si solo la dejamos ir. Disfrutemos y luego nos encargamos del cuerpo"
"Buena idea, voy primero"
Fate soltó un quejido, esos bastardos le harían tomarse una molestia que no tenía planeada.
—La golpeaste tanto que la dejaste casi inconsciente. —Rió uno de ellos.
—Así podré usar ambas manos, no tendré que callarle la boca. —Contestó con igual burla, terminando de arrancar la falda escolar, gozando su vista con un escultural cuerpo que pese a estar maltratado notoriamente con golpes era igualmente hermoso. Era su turno, hacía tanto que no disfrutaba de una chica virgen que ya la tenía como piedra, llevó las sucias manos a su pantalón para desabrocharlo y cuando soltó el botón la voz de su compañero llamó su atención.
—Que diablos… —Murmuró este.
—Que sucede? —Alzó la vista para observar los ojos del contrario, que no eran capaces de devolverle la mirada, pues se encontraban demasiado atónitos viendo lo que sea que tuviese entonces a sus espaldas. Al percatarse de ello, fue que un extraño y nada agradable escalofrío le pico la espina dorsal y la pregunta formulada antes nunca fue contestada, en vez de ello, una veloz sombra se movió desde su retaguardia contra su camarada en fracciones de segundo, arrastrándolo a la espesa oscuridad al fondo del callejón, allá donde las luces públicas no lograban alcanzar, justo ante sus ojos, los cuales fueron incapaces de prever tal acción. Por algunos segundos el silencio se hizo del lugar, ese silencio que solo puede servir de antesala a una catástrofe, pero para infortunio suyo fue interrumpido por un espantoso alarido de dolor que si pudiese ser definido, la palabra entonces sería desgarrador, no mucho después un crujido proveniente del mismo sitio le prosiguió. El victimario que pasó a víctima en cuestión de segundos ignoraba que a su amigo le habían quebrado el cráneo en pedazos contra el asfalto, no fue hasta que un chorrete de sangre brilló contra el pavimento en un área mas cercana a la suya que comprendió que estaba muerto y el próximo sería él pero desgraciadamente era muy tarde, solo tuvo tiempo de ponerse en píe cuando ya justo frente a sus narices esa misma diabólica sombra se movía en su dirección, deteniéndose justo a centímetros de su tembloroso cuerpo. —Que eres? —Preguntó, mas por el shock que por otra cosa, ambos ya sabían la respuesta. Pudo observar una sonrisa ladeada en el rostro de la muerte en persona, era hermosa… De ojos rojos, brillantes, pálida y los caninos que sobresalían de su sonrisa delataban lo que ya era obvio. No tuvo tiempo a detallar un instante mas aquella maquiavélica presencia cuando un fuerte apretón en su ingle lo hizo observar hacía abajo, uno muy lejos de ser una caricia.
El vampiro tensó los dedos contra la masa dura que se escondía entre las piernas de aquel, amplió la sonrisa y de un jalón preciso arrancó el miembro con todo y gónadas de ese pobre diablo, llevándose un trozo de ropa en el camino. Pese a ser un movimiento rápido, pudo vivir como la carne se deshilaba del cuerpo, los testículos ofreciendo resistencia, debía admitir. Tiró a un lado las carnes como si fuesen basura. El hombre soltó un grito aún mas fuerte que su muerto compañero y se llevó de inmediato las manos a la mortal herida que empezaba a sangrar a borbotones, cayó de rodillas y se hizo en forma fetal mientras observaba los zapatos del verdugo que le arrebató la virilidad y próximamente la vida… No muy lejos de ahí, su pene con los restos de la cremallera flotaban en un charco.
Una muerte larga y dolorosa, habría tiempo para redimirse de los pecados cometidos hasta hoy, pensó Fate, quien girando sobre sus propios talones se dirigía al inconsciente cuerpo de una pelirroja que temblaba de frío mas por instinto de supervivencia que por estar despierta. Inclinó el cuerpo hacía abajo y coló ambos brazos por la espalda de Nanoha elevándola cuidadosamente del suelo para mantenerla contra si misma mientras el viento ondeaba la gabardina junto con los cabellos, dio una última mirada hacía atrás y se encontró con la aterrorizada expresión de aquel bastardo, humillado y encharcado en su propia sangre, su rostro estaba mas blanco que el papel, le quedaban como mucho 2 minutos mas de vida antes de desangrarse por completo.
xXxX
Donde estaba?
Ese fue el primer pensamiento que se cruzó en la desorientada mente de Nanoha. Sus sentidos parecían estar desconectados de su cuerpo, no sentía, no olía, no escuchaba, no veía… Pero su consciencia estaba ahí. Acaso había muerto y estaba su alma transitando hacía ese lugar después de la vida? las respuestas llegaron con una imagen borrosa, no distinguía que era, pero el fondo tras la figura principal se movía, haciéndole saber que no estaba siendo transportada a algún lugar, por suerte junto con la imagen se empezaron a oír sonidos que pudo identificar como pasos.
—Do-donde estoy? —Apenas podía mover los labios, deseaba saber que sucedía, pero no hubo respuesta alguna, no una inmediata, por lo que intentó mover sus extremidades, las cuales parecían hechas de plomo, apenas y podía balancear las piernas y sea quien sea la tenia firmemente sujeta de todas formas. Se detuvieron, quizá eran sus agresores, la habían traído a un sitio mas alejado para empezar el abuso o para continuarlo? un terror se apoderó de su ser al percatarse que ciertas zonas que no deberían estar expuestas a la brisa lo estaban, en esas circunstancias no lograba entender si todavía siquiera seguía siendo virgen. Sea lo que fuese que estuviera pasando, no iba a permitirlo, si iba a morir iba a dar la pelea, en una descarga de miedo y adrenalina, empezó a removerse, notando como lentamente sus piernas y brazos correspondían, siempre fue una chica dura. —Suéltame! —Alcanzó a gritar, si es que a eso se le podía llamar un grito, pues su garganta se contrajo inesperadamente haciéndola toser, dejando correr un liquido tibio con sabor metálico.
—Estas a salvo. —Una fría y suave mano se plantó sobre una de sus mejillas, descansando el pulgar en el mentón. Nanoha abrió los ojos y lentamente sus pupilas brindaron un panorama mas nítido de quien le hablaba. Una caricia en su labio inferior con la yema del dedo que reposaba sobre su piel le produjo un instantáneo cosquilleo que la fue despertando no solo al sutil placer proporcionado, sino también al dolor en múltiples zonas de su cuerpo, pero de momento nada fue mas llamativo que la imagen que sus ojos procesaban; un rostro blanco, porcelano, contrastado por el rubí de un par de labios que entreabiertos, unos labios que hacían perfecta pareja para los ojos que compartían aquel mismo color. Quiso protestar pero el pulgar de su captura fue más rápido y presionó sobre sus labios. Nanoha parpadeó y no se atrevió a decir nada, en medio del dolor y la angustia, lo que más predominaba era el embelesamiento producido por ese ser. En ese momento se dio cuenta que se encontraba recargada sobre un brazo que la sostenía con demasiada facilidad, su dueña estaba apoyada sobre una rodilla, mientras la otra le servía como sostén adicional. El tiempo se le agotaba, podría en realidad pasar el resto de lo que le quedase de vida observándole, pero ya no quedaba mas, sentía su vida apagarse, sus ojos volver a cerrarse, su cuerpo lleno de contusiones ya no resistiría… Era el fin. —Quédate conmigo. — Esa voz de nuevo, la hizo espabilarse por un instante, uno que fue suficiente para apreciar como alejaba la mano que antes acariciaba su cara.
—Que eres? —Preguntó con su último suspiro de vida.
Fate no tuvo que responder, sus colmillos se alargaron, dejando que el brillo de la luna sobre ellos delatara su naturaleza, aunque fue una visión corta ya que llevó su propia muñeca hasta ellos, clavando así el filo de estos en su carne. Nanoha nunca había visto a un vampiro en persona en toda su vida y mucho menos a uno que se mordía a si mismo, hubiese preguntado si tuviese las fuerzas, de hecho lo intentó pero la muñeca sangrante del vampiro se posó justo sobre sus labios.
—Bebe.
—No. —Alejó su rostro en otra dirección, no tenía idea que pretendía aquella heroína de turno, pero nada podía ser bueno, menos si se trataba de un vampiro.
—Quieres vivir o no? —Aspiró, llenándose de paciencia, volviendo a presionar su herida sobre los labios apretados de Nanoha, a quien su vida se le cruzó justo frente a sus ojos; Kyouya, Hayate… Aún había gente por la que preocuparse. La pregunta de la extraña dio justo en su alma, así que abrió la boca a regañadientes de su consciencia.
—Aghh aghh. —El primer contacto de la sangre contra su paladar le pareció exquisito, sus mandíbulas no pudieron resistir y se abrieron completamente, provocando que sus labios abrazaran la herida del la cual pronto comenzó a beber como si dependiese la vida de ello, como un bebé al seno, como un naufrago al agua… Así de desesperada se veía. La sangre cruzaba su garganta a grandes sorbos, no le importaba que parte de ella se desbordara por la comisura de los labios.
Que era eso? sintió como su cuerpo lentamente se llenaba de energía, de vida. Sus dos manos se aferraron a ese brazo. Fate se quedó observando como esa humana se alimentaba con tal ahínco, que no pudo evitar sentir un cosquilleo excitante nacer en su vientre, sus labios se entreabrieron y sus dedos en la espalda se movieron hacía la nuca de la castaña, comenzando a acariciar con intensidad para continuarla atrayendo al encuentro de su sangre con los labios.
Ya a Nanoha le importaba un comino las consecuencias de lo que hacía. Que provocaría ello? no tenía idea, solo sabía que su cuerpo respondía, que el dolor se iba y en su lugar el vigor se apoderó de su ser. A Fate le hubiese gustado continuar el vinculo pero se vio en la necesidad de separar su muñeca de los labios.
—Suficiente. — Suspiró, con voz sofocada.
Nanoha cerró los ojos de golpe al ser separada, sintió como su cuerpo se contraía, estremeciéndose. Sus manos se fueron directo al cuello de la gabardina del ser nocturno que aún la sostenía, apretando con fiereza la tela mientras un cosquilleo también se extendía por su cuerpo.
—Que me sucede? —Preguntó entrecortada, percatándose de como era apoyada por completo sobre el suelo.
—Solo es una reacción. —Contestó, recargando parte de su cuerpo sobre la castaña, dejando una mano sobre la cintura y la otra sobre un hombro, sosteniéndola, ayudándola a mantenerse controlada. Fate lo había visto antes, sabía lo que Nanoha sentía y no pudo evitar ladear una sonrisa mientras el rostro de la contraria dibujaba muecas que se transformaban al placer, porque en efecto, eso fue lo que su cuerpo comenzó a procesar; placer, deseo, calor, humedad, y el origen de ese desenfreno ocurría justo en su entrepierna. Ya no pudo decir mas, solo se dedicó a apretar sus muslos, como impidiendo que lo que sea que estuviese latiendo entre esta se extinguiera, pero fue en vano, pues esa sensación solo se hacía mas y mas intensa. Que diablos era esa sangre?
—Ahhhh ahhh detenlo! —Suplicó, llena de vergüenza al percatarse que su entrepierna se humedecía y que ni siquiera estaba siendo tocada, aunque por ese instante hubiese anhelado que las manos frías que la sostenían se desplazasen justo a las zonas que la estaban torturando.
Fate solo se quedó así, observándola, sintiendo y viendo como se retorcía bajo suyo, hasta que finalmente Nanoha pareció estallar, jalando el cuello de su gabardina tan fuerte que su cabeza descendió varios centímetros hasta que sus labios casi rozaron. Para la adolescente todo su cuerpo estalló, con origen en su entrepierna, extendiéndose hasta la punta de sus dedos los cuales se durmieron.
—Ya pasó… —Susurró, para luego respirar profundamente, llenándose del dulce aliento que brotaba de los labios de una agitada castaña. — Puedo olerlo. — Sonrió, haciendo referencia esta vez, al otro peculiar aroma que inundaba su nariz. Un aroma que llegaba desde la entrepierna de Nanoha que indicaba el final de todo ese torrente de reacciones.
—Me… Me has convertido?
—No. —Se reincorporó finalmente, quedando sentada con una pierna extendida y otra flexionada, exhalando largo.
—Entonces? por qué me has dado tu sangre? —Nonada le imitó, sentándose también, aunque sobre sus rodillas justo frente a Fate, observándola con clara angustia. Para ella, cuyas ropas rasgadas no le cubrían del frío, se le hacía anormal no sentirlo.
—Solo te he curado, se necesita mas que esto para convertir a alguien. —Observó hacía la mordedura que se había hecho, la piel comenzaba a unirse por si sola, regenerándose y dejando solo un rastro de sangre sobre la lisa piel. —Si te sientes extraña, no es mas que en un efecto secundario. Nuestra sangre puede ser muy beneficiosa para los seres humanos.
—Gracias… —El alivio se dibujó en el rostro de Nanoha, quien finalmente se dedicó a observar el lugar que las rodeaba, sabía que no estaban en Uminari, probablemente a las afueras, entre los centenares de arboles que formaban el bosque que les separaba de otras ciudades, a unos metros a espaldas de Fate ademas, podía apreciarse un claro, único espacio donde no caía la sombra de las ramas y que reflejaba una mas que decente luz de luna para poder observar los movimientos de su contraria. — Como te llamas? —Después de ese corto pero pesado silencio, se atrevió a preguntar, como era posible siquiera que ni siquiera pensara en el riesgo de estar en medio de la nada, con una asesina seguramente.
—Fate —La inmortal criatura alzó la vista nuevamente, clavando sus rojos en los azules, como dagas.
—Así que Fate, vaya esperaba un nombre mas… —Echó una risa, cubriendo su boca. Mas de antaño.
—No todos los vampiros somos tan viejos.
—Ah, así que eres nueva en esto. —Concluyó, dando un par de palmadas sobre el césped, Nanoha de cierta forma, se sentía con una confianza poco usual, no era normal hablar con extraños de esta forma y si bien era una chica amable, jamas hablaría así con un desconocido, menos si dicho desconocido podría abrirte el cuello en canal.
—No nueva, pero tampoco una reliquia, srta… —Sus ojos se entrecerraron, tratando de adivinar el nombre de la inquieta pelirroja frente suyo.
—Nonada! Takamachi Nanoha. —De un salto en la voz contestó. — Disculpa, con todo este incidente he olvidado… He olvidado presentarme. —Cubrió su rostro con su palmas negando avergonzada. Pero antes de abrirlos para continuar, escuchó como Fate se ponía en píe, su vista no tardó en alzarse, observando la imponente pero delgada figura de la nocturna, comparada consigo al menos, la rubia era notoriamente alta, el viento soplaba a favor de su cabello, cubriendo el fleco parcialmente su rostro, aunque podo duro la grandiosa escena, su admirada vampiro, se dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección opuesta. —Espera! a donde vas? —Como un niño asustado, Nanoha se puso en píe.
—He matado dos personas, debo poner distancia entre la escena y yo, así que entre mas pronto vuelva a casa, mejor. —Dijo sin devolver la vista, aún así Nanoha la seguía como un cachorrito asustado, sus pisadas y respiración agitada, delataban que seguía aterrada, produciendo una breve sonrisa en su cara.
—Que… Que has matado a quien?!
—A tus captores, esos hombres que pretendían, bueno, ya sabes. —Esta vez, le vio de reojo.
—Dios, les has matado… —Claro estaba, no esperaba una declaración así.
—…
En Fate no hubo respuesta. Mas bien se encontraba regocijándose internamente por la satisfacción que le daba ver a Nanoha tan curiosa y confiada pese a admitir que había acabado con esas vidas como si nada. Quizá fue por ello que le permitió a Nanoha seguirle. Era como llevar sin correa o trampa, a la mas tierna de las presas a su morada…
Me pregunto si les gusto, si así fue pueden dejar un comentario, nada me gusta mas que saber lo que piensan de esto, lo que no les gusta lo que si, etc. Me resultará difícil plasmar las personalidades de Fate y Nanoha, sin parecer raras… pero intentaré mi mejor esfuerzo. Pienso actualizar seguido.
