Dia 1: Arriba el otoño

Una muchacha se encontraba sentada en la banca de un parque en una plaza central en su pueblo. Tenía una bufanda naranja puesta y una chaqueta de abrigo, el otoño estaba siendo especialmente gélido a pesar de que no había comenzado hace mucho.

Parecía que estaba esperando a alguien ya que miraba la hora cada cierto tiempo. Detuvo su mirada en las hojas secas de tonos naranjas que adornaban el suelo a su alrededor, había muchos árboles en el parque así que todo lucia más pintoresco con la presencia de los colores del otoño.

Mientras miraba el suelo, una persona llegó y detuvo su andar justo a su lado, aunque estaba de pie. Volteó a ver quién era pensativa y vio a un muchacho con el cabello en forma de llama.

¿Tú eres Bulma?-preguntó el muchacho al encontrarla, la chica lo miró sorprendida al escucharlo. Él era la persona que había estado esperando.

¿Vegeta? -preguntó asombrada, hacía mucho tiempo que no lo veía- Sí soy yo ¿Me recuerdas? -preguntó mientras se ponía de pie para saludarlo.

Ella solo lograba recordar su característico ceño fruncido y la forma tan peculiar de su cabello ya que cuando era pequeño lo tenía igual. Ahora era un apuesto joven con cuerpo fornido y una expresión varonil que podría atraer a cualquier chica.

Te ves diferente a lo que recordaba- respondió él con cierta timidez, la recordaba como una niña muy linda e intrépida, pero no esperaba que después de tantos años sin verla se cruzaría con una joven mujer tan bonita, lucía encantadora incluso con su gruesa ropa otoñal.

Los dos se habían visto solo por fotos de perfil algo antiguas debido a que solían chatear, Vegeta se había mudado del pueblo cuando era pequeño para ir a vivir a una gran ciudad junto a sus padres y no se habían visto desde entonces.

Habían empezado a hablar hace poco ya que se habían encontrado en las redes sociales.
Vegeta le había contado que volvería a vivir al pueblo nuevamente ya que sus padres extrañaban a la familia que habían dejado atrás cuando se habían mudado tan lejos y no tenían problemas de dinero como para necesitar estar en la gran ciudad para buscar un futuro mejor.

Luego de hablar por unos días, el día en que Vegeta se mudaría al fin llegó y acordaron verse en el parque central del mismo. Después de todo los dos lo conocían bien así que no tendrían problema en encontrarse.

Llegaste tarde- le reprochó Bulma mientras volvía a sentarse en la banca, Vegeta se sentó al escuchar lo que la chica decía.

Pensé que llegaría más temprano, este pueblo todavía tiene caminos confusos como siempre- dijo Vegeta a modo de queja, aunque no habían hablado directamente de eso por chat los dos asumían ese encuentro como una cita, aunque ninguno lo dijera.

No es bueno hacer esperar a una chica-dijo Bulma con tono de broma, Vegeta bufó al escucharla.

No creo que me esperaras con tantas ansias, cuando éramos niños solías quejarte mucho de mi- le recordó Vegeta, Bulma lo miró pensativa.

Robaste mi muñeca- le recordó Bulma, Vegeta hizo una mueca al recordar que eso era cierto.

Cierto, creo que todavía debe estar por ahí-dijo Vegeta pensativo, no recordaba qué había hecho con ella.

¿Todavía la tienes? -le preguntó confundida, le parecía un poco extraño que la conservara.

No estoy seguro, pero no vine para que me reclames por tu muñeca-dijo Vegeta con fastidio, Bulma rio al escucharlo, ya casi sonaba a una pelea de niños.

Es cierto, bueno ¿Qué quieres hacer? A menos que no quieras pasar el día con la molesta niña gritona- dijo haciendo referencia a la forma en la que Vegeta la llamaba cuando eran niños. Los dos solían verse a menudo en el pueblo ya que allí la mayoría de las personas se conocían, aunque antes era algo más pequeño que en el presente.

Tú dime, tú sabes lo que hay para hacer en este pueblo desértico-dijo Vegeta, Bulma había permanecido allí desde que era pequeña- Supongo que sigue igual de aburrido que siempre- agregó, aunque debía admitir que extrañaba un poco la tranquilidad del mismo.

Más o menos, a veces pasan cosas extrañas- mencionó Bulma- Más en esta época, aunque no es nada tan grave- mencionó mientras se ponía de pie, Vegeta la miró pensativo mientras hacía lo mismo.

¿Qué cosas? -preguntó Vegeta confundido, Bulma lo miró con un aire misterioso mientras pensaba si decirle o no.

Mejor no te lo diré hoy, tengo que dejar algo para la segunda cita- dijo Bulma mientras comenzaba a caminar, Vegeta la siguió al escuchar lo que había dicho.

¿Cita? -preguntó Vegeta haciéndose el desentendido, aunque para él era evidente que los dos se gustaban desde que eran niños, aunque ninguno se había confesado al otro en el pasado. Cuando la vio al llegar pudo sentir como su corazón se aceleraba un poco, ese sentimiento estaba allí definitivamente.

¿No es una cita? Entonces me voy, yo que iba a llevarte a la feria del pueblo- dijo Bulma al escucharlo dudar, hizo como si fuera a irse en otra dirección diferente a la que iba en primer lugar, pero Vegeta la detuvo tomándola del brazo.

Bien, tu ganas, vamos- dijo mientras la llevaba del brazo a la dirección en la que ella estaba caminando antes, la soltó luego de algunos pasos y ella dejó de caminar.

Primero dime si es una cita, sino no vamos-le solicitó, Vegeta no pudo evitar acordarse de cuando eran pequeños y hablaba con ella, era igual de obstinada que en ese entonces.

Puedes decirle como quieras- dijo Vegeta como respuesta, Bulma sonrió al escucharlo, sabía que eso significaba que estaba cediendo a lo que ella había dicho.

Cita- dijo Bulma con decisión, tomó la mano de él y comenzó a caminar más rápido mientras lo arrastraba con ella para que fueran a donde ella había sugerido.

Vegeta se sonrojó al sentir su mano sobre la suya, aunque bien sabía que ellos se conocían y tenían cierta confianza las cosas eran diferentes ahora que los dos eran adultos, pero Bulma aun actuaba como la jovial e intrépida niña que había sido siempre.

Los dos llegaron a la feria del pueblo luego de caminar un poco, el cielo ya se estaba comenzando a oscurecer debido a que era otoño. Cada día los días serían más y más cortos y el manto de la noche los alcanzaría por más tiempo.

Vegeta y Bulma visitaron algunos puestos de artesanías que había por allí, aunque parecía que los feriantes habían llegado hace poco, muchos aún estaban acomodando sus productos en los puestos.

Parece que estamos temprano, este año hay muchos puestos- dijo Bulma sorprendida al ver que todos los puestos estaban llenos.

¿No suele haber tantos? -preguntó Vegeta sorprendido al escuchar las palabras de la chica. Casi todas las cosas solían mantenerse igual en el pueblo siempre, o al menos así lo recordaba él.

No, siempre hay unos pocos, qué bueno que vinimos- dijo Bulma sonriente, pasaron por algunos puestos de juegos de feria que antes no podían jugar por ser demasiado pequeños. Ahora era una buena oportunidad para hacerlo.

Apuesto a que te gano en este- lo desafió Bulma en un juego que consistía en derribar latas con un arma que disparaba aire. Estaba segura de que podía sacar un mejor resultado que su acompañante.

Sigues igual que siempre- dijo Vegeta al notar que la chica era justo como recordaba, eso lo reconfortaba ya que siempre le había gustado mucho cómo era.

Eso suena a que tienes miedo-dijo Bulma nuevamente para apresurarlo, realmente quería jugar.

No hay forma de que ganes en esto y yo no-le aseguró Vegeta con confianza en sí mismo, Bulma le sonrió al ver que había aceptado su desafío y se dirigió a pagar para que les dieran sus intentos para jugar en aquel puesto.

Si yo gano harás algo que yo quiera y si tu ganas yo haré lo que quieras-le propuso Bulma como apuesta, Vegeta asintió, aun así, no quería nada en particular.

El premio por tirar todas las latas las tres veces es un peluche grande-les avisó el dueño del puesto. Tenía muchos peluches en el puesto, aunque también había otros premios más pequeños- Tienen tres intentos cada uno- les advirtió ya que los dos les habían pagado por sus respectivos intentos.

Yo primero-dijo Bulma, le guiñó un ojo a Vegeta mientras ella tomaba el arma para poder disparar. La peliazul realizó su primer intento y sólo le quedó una lata en la tabla en la que estaban puestas- Diablos-dijo como reproche a sí misma ya que le había faltado una.

Tiene dos intentos más- dijo el hombre ya que había dos pilas de latas más para que lo hiciera.

Mientras Bulma se colocaba donde debía para apuntar a la siguiente el hombre estaba acomodando las latas que Bulma había tirado en la primera tabla. Disparó nuevamente y esta vez pudo derribarlas todas, sonrió al lograrlo.

Buen tiro-dijo Vegeta al notar que lo había logrado, aunque estaba seguro que él no fallaría cuando lo hiciera.

Último intento-dijo el hombre como aviso, se puso a reacomodar las latas de la segunda tabla y Bulma se acomodó para tirarle a las de la tercera.

La peliazul tiró y logró tirar todas las latas nuevamente, aunque el error de la primera le había negado la posibilidad de obtener un peluche grande.

Muy buen tiro señorita, puede elegir un premio mediano con los resultados de sus intentos- le explicó el hombre, Bulma sonrió, tampoco era una mala recompensa.

Lo elegiré luego de que él tire ¿Está bien? -preguntó, el hombre asintió ya que ya había acomodado las latas de las tres tablas para que Vegeta hiciera su intento después de ella.

El hombre le dio el arma a Vegeta para que lo hiciera él esta vez, aquello no tardó demasiado ya que Vegeta no había demorado mucho en apuntar. Logró derribar todas las latas para sorpresa de Bulma, no esperaba que lograra hacerlo más fácil que ella.

¿Cómo lo hiciste? -preguntó Bulma asombrada, no esperaba que pudiera.

Solo debes tirar cerca de la tabla, si lo haces todas caerán-respondió Vegeta con simpleza- Ese fue el error de tu primer tiro- le remarcó, Bulma hizo una mueca ya que no le agradaba vivir en un mundo en el que él le hubiera ganado.

Bien, tú ganas- dijo Bulma resignada a la derrota, el hombre los llamó para que eligieran los premios que habían ganado jugando.

¿Cuál peluche quiere? -preguntó el hombre mirando a Vegeta, el susodicho hizo una mueca, no le interesaban en absoluto aquellos muñecos enormes, aunque vio a Bulma mirarlos asombrada.

Ella lo elegirá, a mí me da igual- dijo Vegeta señalando con la mirada a Bulma, ella lo miró asombrada al escuchar su respuesta.

Pero es tu premio ¿Por qué debería elegirlo yo? -preguntó ella confundida.

A mí no me interesa, elige el que te guste y quédatelo, solo quería jugar para ganarte-le recordó, Bulma hizo una mueca, aunque no iba a desperdiciar la oportunidad de quedarse con el premio.

Quiero ese-dijo volteando a mirar a los peluches. Era un peluche bastante grande con forma de gato negro, el material del que estaba hecho se veía muy suave y bonito.

También puede elegir el premio que ganó usted-le recordó el hombre mientras bajaba el peluche de donde lo tenía colgado con un palo con un gancho. Bulma recibió el peluche cargándolo en sus brazos y miró los demás premios que había pensativa, debía elegir entre los premios medianos.

¿Qué es eso? -preguntó Bulma al ver unos trozos de papel en unas bolsas de colores translúcidas, parecía algo interesante.

Esas son dos entradas para la noche de películas de terror de Hakuren al aire libre en unos días-le mencionó el hombre con naturalidad, Bulma las miró pensativa. Sonaba a que era algo que podía compartir con Vegeta si lo elegía ya que sabía que a él no le interesarían los demás premios.

Si elijo eso ¿Irías conmigo? -le preguntó interesada, Vegeta hizo una mueca, aunque la idea no sonaba tan mal, a él le gustaban las películas de terror de todos modos.

Bien, pero no sé si podrás resistirlo, recuerdo que eres miedosa-dijo Vegeta como respuesta, Bulma tomó las entradas y le agradeció al hombre antes de que siguieran su camino por los puestos de la feria.

Yo no soy miedosa- dijo Bulma mientras caminaban, aunque le costaba un poco cargar su nuevo peluche ya que era bastante grande.

Si lo eres, cuando jugábamos nunca querías ir al bosque oscuro o al campo de maíz de noche- le recordó Vegeta, Bulma frunció el ceño.

Eso era porque le tenía miedo a la oscuridad, pero ya no le tengo miedo. Además, tú le tenías miedo a los gusanos, y no puedo afirmar que eso se te haya pasado-dijo mirándolo pensativa.

No es miedo, es asco-la corrigió Vegeta, solo pensar en esos insectos babosos y repugnantes hacía que sintiera incomodidad.

Luego de seguir platicando un rato más, se encontraron con otros dos amigos de Bulma. Se sorprendieron al verlo de nuevo ya que no sabían que él había vuelto. Aunque Vegeta los conocía desde antes no había tratado tanto como ellos como con Bulma, ellos dos solían molestarse mucho entre sí cuando eran pequeños.

Qué bueno que estén juntos ahora, siempre supe que se gustaban-comentó Milk al verlos, era bastante obvio que se veían como una pareja y mucho más con Bulma cargando aquel enorme peluche que evidentemente era un premio de la feria.

No somos novios-aclaró Bulma de inmediato al escuchar el comentario de su amiga, aun así, sabía que lo decía a propósito ya que era su mejor amiga, sabía mejor que nadie que ella no tenía novio.

Ya sé, pero deberían- mencionó Milk- Hace mucho no te vemos Vegeta ¿Qué tal la capital del oeste? -preguntó intrigada, al menos ella nunca había ido allí.

No es la gran cosa- respondió Vegeta, al menos para él no lo era. Se había aburrido mucho cuando había ido ya que desde antes había estado acostumbrado a vivir en aquel pueblo. Suponía que las cosas serían diferentes a cuando era niño al volver a pesar de que el pueblo se veía casi igual.

¿Es verdad que hay ladrones en la ciudad? -preguntó Goku, para ellos era algo extraño ya que en el pueblo casi nunca se enteraban de robos.

Si, bastantes-respondió Vegeta, aunque esa pregunta no le parecía muy interesante.

¿Vendieron tu casa de la ciudad? -preguntó Bulma intrigada, no quería que Vegeta volviera a irse, aunque no iba a decírselo.

No, es un departamento, pero papá lo conservó para cuando tenga que ir a hacer negocios allá-mencionó con naturalidad- De todos modos, ahora nos quedaremos aquí, odia la ciudad- dijo refiriéndose a su padre.

¿Y ustedes están en una cita? -preguntó Goku a su vez, a él le parecía que se veían como una pareja.

Vegeta y Bulma se miraron entre sí mientras decidían qué responder a pesar de que antes los dos habían acordado en cierta forma que si lo era.

Sí- respondió Bulma luego de pensarlo unos pocos segundos- él ganó este premio para mí-dijo mostrándoles el gran peluche de gato negro, aunque era difícil que no lo vieran ya que era muy grande.

Qué bonito-dijo Milk fascinada por el peluche, era muy grande y se veía suave.

Pero ¿Ustedes no se llevaban mal? -preguntó Goku confundido, creía recordar que los dos siempre estaban peleando cuando eran pequeños.

Solo a veces, pero eran cosas de niños-respondió Bulma- Como cuando Vegeta robó mi muñeca o yo desarme su auto de juguete para convertirlo en un robot-comentó, Vegeta la miró al recordar eso, se había olvidado de lo último.

Tú lo hiciste- dijo al cerciorarse de que ella lo había hecho- No sabía qué había pasado con eso-dijo nuevamente, recordaba que había encontrado aquel robot, pero no su auto de juguete

No había quedado mal- dijo Bulma justificándose- Era mejor que tu auto de juguete- comentó, Vegeta hizo una mueca.

Era mi favorito, menos mal que robé tu muñeca-dijo Vegeta a su vez. Milk y Goku no podían evitar divertirse al escuchar aquella conversación sobre el pasado.

Goku vamos a jugar a eso de las latas, yo también quiero un peluche- le pidió a su novio, Goku asintió al escuchar su propuesta.

Claro, suena bien-dijo Goku sonriente- ¿Quieren venir? -les preguntó, después de todo podían seguir juntos recorriendo la feria después.

Los alcanzaremos en un rato, quería que Vegeta me acompañe a ver algo. Podemos hacerlo hasta que ustedes jueguen-les sugirió, los dos asintieron al escucharla, después de todo tardarían un rato en hacer eso.

Nos vemos en un rato- dijo Milk mientras ellos se encaminaban al lugar de los juegos, Bulma asintió mientras les sonreía, ella y Vegeta retomaron su camino por la feria.

Dame eso, ya casi no puedes cargarlo-dijo Vegeta haciendo referencia al peluche de gato negro, se lo quitó de improviso a Bulma ya que al parecer no podía sola con él.

Pero si puedo- le reprochó la peliazul al ver a Vegeta cargando el peluche.

Claro que no, ya casi vas a arrastrarlo, te lo daré cuando te deje en tu casa después-le propuso, Bulma lo vio sorprendida al escuchar que iba a acompañarla.

¿Me vas a acompañar a mi casa? -preguntó asombrada, Vegeta asintió.

Sí, no hay forma de que puedas llevar esta cosa sola- se justificó Vegeta, Bulma sonrió al escuchar eso. Sabía que seguramente era una excusa que estaba poniendo para poder acompañarla cuando volvieran. Aunque fingiera ser un cretino él podía ser muy dulce, lo sabía desde que eran niños.

Siguieron caminando por unos metros hasta que vieron un puesto de calabazas, Bulma se sorprendió al verlo.

¿Calabazas? -preguntó asombrada Bulma, Vegeta volteó a verla confundido al escucharla.

¿Qué tiene? -preguntó Vegeta confundido, Bulma se veía absolutamente sorprendida.

Cierto, hace mucho no estas en el pueblo-dijo Bulma recordando que él no sabía por qué se sorprendía- Hace años que no hay calabazas para esta época, el cultivo de calabazas suele estar seco hace años- le mencionó. Vegeta la miró sorprendido al escuchar eso.

Pero este pueblo siempre les vendió calabazas a los pueblos vecinos-mencionó Vegeta, al menos eso era lo que él sabía desde que se había ido.

Antes era así, pero hace años que el campo de calabazas está seco, este año los espíritus nos dieron una gran cosecha-dijo el señor que atendía el puesto, tenía cabello pelirrojo y era muy alto, aunque su expresión se veía algo seria. No era un anciano, pero si era mayor que Vegeta y Bulma, extrañamente los dos no lo conocían.

Quisiera comprar una-le pidió Bulma, el hombre le dijo el precio de las calabazas y la peliazul le dio el dinero a cambio de la misma- Muchas gracias- le agradeció sonriente.

Tampoco podrás cargar la calabaza-dijo Vegeta en cuanto Bulma estaba recibiéndola, el señor se la había dejado en una gran bolsa de tela que hacía que fuera más práctico llevarla. Estaba encima del mostrador de madera donde había otras calabazas en exhibición.

Yo llevaré el peluche y tú la calabaza-le sugirió Bulma ya que iban a volver juntos.

De acuerdo- dijo Vegeta, le entregó el peluche a Bulma para que ella lo llevara y él tomó la bolsa que contenía la calabaza. En cuanto lo hizo, un viento helado comenzó a correr entre los puestos de la feria, era extraño que apareciera tan de repente a pesar de que hacía frío.

Qué extraño-dijo Bulma mientras abrazaba el peluche que cargaba, se recargó en Vegeta para que el viento no la hiciera caer por perder el equilibrio a causa del gran gato negro.

El viento cesó luego de algunos segundos a pesar de que el ambiente seguía frío, pero los dos tenían una extraña sensación luego de que eso había sucedido.

¿Seguimos? -preguntó Bulma refiriéndose a Vegeta, el susodicho asintió mientras llevaba la calabaza consigo.

Decidieron ignorar lo extraño de aquel viento repentino para seguir con su cita, pronto irían a encontrarse con Goku y Milk también.

Luego de que la cita terminara, Vegeta la acompañó a su casa que no estaba tan lejos de la feria, su nueva casa estaba en la misma parte del pueblo que la de Bulma así que eso no traería mayores problemas cuando tuviera que regresar solo.

El viento volvió a soplar cuando iban a la casa de Bulma y cesó luego de algunos segundos como la primera vez ¿Era solo un fuerte viento helado o el aviso misterioso de los sucesos que estaban al porvenir?

Buenas tardes! Este es el primer oneshot para la dinámica del grupo de Facebook "Dragon ball fanfics (de todo un poco)". El día 1 es: Arriba el otoño 🍂

Tratare de seguir con los oneshots aunque no aseguro poder seguir el ritmo porque son muchos aunque ya tengo algunos hechos. Espero les haya gustado esta nueva propuesta, si les gustó por favor déjenme un voto o un comentario.

Nos leemos pronto.

Niebla~