Naruto y sus personajes no me pertenecen, esto por meros fines de diversión mía y de ustedes.

Historias 1

"Cerezos"

Pareja: Sasusaku.

Genero: confort.

Época: Blank period.

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—Muchas gracias, Dra. Haruno, de verdad nuestra familia agradece el apoyo que nos brindó.

Se inclinó suavemente una dama que no pasaba de más de los 30 años y vestía con un elegante kimono negro.

—Lamento mucho su pérdida, señora… realmente me hubiera gustado hacer más por su esposo, pero…

Respondió la joven, bajando la cabeza para ocultar su descontento.

—Hizo lo que pudo, doctora, pero simplemente creo que… hay cosas en las que no se pueden ganar, tal como la enfermedad de mi querido esposo.

— "No, no tendría por qué ser así…si hubiera investigado más, si hubiera conseguido la cura" …Lamentablemente así es. —asintió la médico, levantando la cabeza, mostrándose nuevamente como la profesional que era. —Me voy, espero de todo corazón que usted y su familia encuentren pronta resignación.

—Muchas gracias, y aquí está, doctora... —le entregó un sobre. —El pago pactado con el Hokage por sus atenciones y las de su equipo.

Sakura sintió un estremecimiento en el pecho al ver dicho sobre, muy dentro de ella sentía que no merecía cobrar, cuando no había sido capaz de curar a su paciente, sólo había servido para apaciguar las dolencias de aquella enfermedad extraña que terminó por llevárselo; pero trabajo era trabajo, pensó, tomando el pago, ya que este no era exclusivamente suyo, también pertenecía Konoha, quien la había enviado a resolver ese caso.

Dando una última reverencia, la kunoichi se despidió de la joven viuda y salió del templo de donde estaban velando a su difunto paciente, para encaminarse por las coloridas calles de aquel pintoresco pueblo que quedaban a sólo un par de días a pie de Konoha.

Sin embargo, ni sus colores, olores o gente pudieron hacer que la médico se sacara de la cabeza el hecho de que no había podido salvar a su paciente, un hombre que había muerto demasiado joven, dejando a su hermosa esposa viuda con dos niños pequeños.

"Pude haber hecho más, tal vez sí… yo debí, debía salvarlo… no tenía que morir…"

Comenzó a frustrarse y odiaba eso de ella.

Como médico sabía que la muerte era parte de la vida; sin embargo, era difícil ignorarlo y más cuando se trataba de personas que, según ella, apenas empezaban a vivir sus vidas.

Pero… ¿qué era lo justo?

No lo sabía, lo único de lo que creyó estar segura es que ella, como médico, tenía que haberse esforzado más, y no lo había hecho.

"Shannaro… odio esto… me siento tan inútil… ¿por qué no pude salvarlo?"

Se reprochó, sin darse cuenta de que tanto había avanzado en su camino, puesto que había llegado a la orilla de un mirador en donde había una banca con una hermosa vista al mar; pero nuevamente ignoró aquella belleza, y sólo alcanzó a sentarse en la banca, donde una vez más se reprochó el no haber podido ayudar a esa familia. El no haber podido vencer esa enfermedad.

"Shannaro… no quiero sentirme así, pero… ¡es qué debí salvarlo! Por mi culpa esa familia…"

—¿Eres… Sakura?

Y de repente aquella voz.

La kunoichi levantó la cabeza dando un sobresalto, y más se sobresaltó al encontrarse con los ojos de aquella persona que la veía con aparente indiferencia, pero a la vez con notoria curiosidad.

—Sa…suke-kun…—se sonrosó.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Sakura bajó de nuevo la cabeza, sintiéndose estúpida por sentir aquello que su excompañero de equipo le hacía sentir, cuando a unos cuantos kilómetros lejos de ella, había una viuda que velaba a su marido en un templo.

—Una misión. — fue lo único que alcanzó a responder.

Sasuke al verla extraña, se sentó en la banca a un lado de ella, y para su sorpresa Sakura ni se inmutó cómo pensó que lo haría lo que comprobaba que efectivamente tenía algo.

—¿Todo bien? ¿Misión cumplida?

Sakura hipeó.

—No…

—Pero veo que ya te pagaron… —observó él el sobre que aun sostenía ella en su mano.

—Tuve que recibirlo… pero…—musitó cabizbaja. —¡NO LO MERECÍA! —gritó, dejando salir parte de su frustración. —Se murió… no pude salvarlo…

—Mmm… ya veo…

—Sí tan solo hubiera hecho algo más… si tan sólo…

—Sakura… no es tu culpa…

—Me asignaron la misión para ayudarlo y no pude, no pude hacer nada…

—¿sufrió al morir?

—Traté de que no… fue lo mínimo que pude hacer, y por un momento creía que había encontrado la cura, pero luego decayó… —contó frustrada. —y… sólo pude ayudarlo con minimizar el dolor que sentía…

—Entonces hiciste tu trabajo… —concluyó el Uchiha de lo más normal.

—¿Eh? —se sobresaltó la kunoichi, sintiendo como si su corazón se hubiera golpeado contra su pecho.

—No eres omnipotente, Sakura, sólo… hay cosas que no se pueden cambiar, no siempre nos toca ganar…

—Lo sé, pero aun así… duele…

Sasuke la miró de reojo, y enseguida se puso de pie.

—Acompáñame…

—¿eh? —Sakura se sonrojó, sintiendo algo extraño en cuanto sus miradas se conectaron.

—No pienses raro… quiero que veas algo.

—¿Ver algo?

—sí, solo sígueme…

Sakura entonces se levantó de la banca y lo siguió.

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De un momento a otro la pareja de shinobis se encontraba dentro de un hospital, que a simple vista destacaba por sus largos pasillos y habitaciones vacías, y en cuya puerta había extrañamente el adorno de una flor marchita…

—¿Dónde estamos, Sasuke-kun?

—Toca una de las puertas…

—¿Eh? ¿La que sea?

Sasuke asintió lentamente.

Sakura entonces acudió a la primera que tuvo más cerca, y al tocar el pomo de la puerta la flor marchita que estaba de adorno se activó, floreciendo de una manera radiante que deshizo la puerta en miles de pétalos que salieron volando en dirección a la kunoichi la cual se vio envuelta entre estas, así como de una fresca brisa.

Se maravilló con tal belleza.

—Sasuke-kun… —rio fascinada, viendo a su acompañante el cual con una leve sonrisa parecía estarla invitando a abrir otra puerta.

Y así lo hizo.

Con el corazón palpitándole con fuerza, fascinada y llena de alegría y expectación, Sakura abrió otra puerta donde fue recibida con pétalos de rosas rojas que tenían un exquisito aroma.

Luego, fue a la siguiente y los girasoles en fila deleitaron su vista, y así fue yendo puerta tras puerta, encontrándose en cada habitación con una flor diferente que tenía diferente forma y aroma. Hasta que llegó finalmente a la última habitación que tenía precisamente una pequeña rama con una flor marchita que reconoció bastante bien, la flor a la que debía precisamente su nombre.

Sin poder esperar más a ser bañada por aquellos hermosos pétalos de cerezo, tocó el pomo de la puerta; sin embargo, en lugar de florecer, la ramita que cargaba con la marchita flor se cayó y se quebró, y de la habitación no hubo más que un oscuro vacío

Sakura experimentó de nuevo una sensación de pérdida, aquella que le provocó perder a su paciente, pero no sólo a él, también a todos los shinobis caídos en la guerra, y a todo aquel paciente que tampoco había podido ayudar en su trayectoria como médico, incluso el sentimiento de no haber podido ayudar a sus amigos cuando estos más lo necesitaron.

—Hay vidas que no se pueden salvar. —se acercó Sasuke, agachándose para recoger lo que había quedado de la ramita.

Sakura comenzó a hipear nuevamente.

—Mi hermano una vez me contó que los cerezos simbolizan tanto la vida como la muerte, y que su corta vida no hace más que recordarnos que la vida es fugaz, pero, como parte de un todo, cuando algo termina, algo nuevo también comienza… tómala… —le ofreció la ramita.

La llorosa Sakura, comprendiendo, como parte de su resignación como médico tomó aquella frágil ramita, y al hacerlo, esta floreció y resplandeció en sus manos al mismo tiempo que la oscuridad en aquella habitación se envolvió de nuevo en luz para mostrar en su centro que había un hermoso y frondoso árbol de cerezo.

El nuevo comienzo.

—Gracias, Sasuke-kun… —sonrió la llorosa Sakura, sosteniendo gentilmente aquella ramita con flores de cerezo. —Este genjutsu… es realmente hermoso…

El Uchiha con ojos cerrados y una leve sonrisa, sólo asintió y al hacerlo tanto Sakura como él se envolvieron de luz.

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—Fue… realmente hermoso…

Musitó una tranquila Sakura, recargada en el hombro de Sasuke.

Había estado consciente que, desde que el Uchiha la había mirado, la había metido dentro de un genjutsu, aunque desconocía lo que pretendía.

—¿Cuánto tiempo estuvimos así?

En medio de ellos, pudo sentir como sus manos y dedos estaban entrelazados.

Sasuke, apenado, retiró con sutileza su mano de la de Sakura, haciendo que esta se reincorporara, sintiéndose también avergonzada.

—Como dos minutos y medio…—carraspeó. —Me tengo que ir… tengo que terminar con un encargo de Kakashi. —dijo, levantándose de la banca sin atreverse a verla.

—Mmm… ya veo… yo… regresaré a Konoha junto con las personas que me acompañaron.

—Entiendo…

—Sasuke-kun… ¿cuándo volveré a verte?

El Uchiha se volvió ligeramente hacia ella, notando una mirada expectante y esperanzadora.

—Una vez que termine con el encargado de Kakashi, iré…

—¡¿En serio?! —a Sakura le brillaron los ojos. —¡Te estaré esperando! Bueno… ¡todos!

Sasuke, sólo la miró de reojo y con una leve sonrisa asintió, para posteriormente desaparecer en una nube de humo.

Mientras tanto, Sakura con el corazón y la mente más tranquila, se permitió respirar pronto de aquel aire tan fresco que había a su alrededor, así como apreciar la maravilla natural que tenía frente a ella.

Que hermoso…

Fin.

Notas de autora: canción que me inspiró a hacer este fic, "Gente" de Laura Pausini.

El próximo capítulo si bien me acuerdo, será un Naruhina.

20 de junio de 2024