Capítulo 5:

Un Reto Llamado Sawatari


Yuya debió haberlo imaginado.

Su vida por sí misma ya era una comedia trágica, pero que ahora sus compañeros de escuela se burlaran de él, ya subía el nivel.

—¿Escuchaste? Se dice que Sakaki hizo trampa. —

—Sí pude enterarme, ¿has visto lo que dicen en las redes? Tal pareciera el campeón se considera el verdadero ganador. —

—¿Puedes creer que Sakaki llegaría tan lejos? No me imaginé que fuese una mala persona. —

—Ya sabes lo que dicen, no juzgues a un libro por su apariencia. —

—¿Verdad? —

Algunos alumnos que estaban cerca rieron por la conversación, y aunque la mayoría intentaba herir profundamente a Yuya solo por diversión, Yuya mismo ahora mismo se sentía atrapado en un extraño limbo.

"¿No se supone que las burlas debían terminar?"

Yuya miro por el rabillo de su ojo, y notando como es que varios de sus compañeros comenzaron a reír de forma discreta, desvió una vez mas su mirada hasta su casillero, el cual presumía de feos e hirientes garabatos.

"¿Porqué...?"

Yuya se cuestionó en un crudo silencio para luego leer cada una de las palabras marcadas sobre la pequeña puerta.

"Desaparece. Basura. Muérete. Escoria."

Eran frases que se distinguían, pero aun así incluso había mas palabras debajo marcadas en un intenso rojo.

"Suicídate. Cobarde. Marica."

Se distinguían entre lineas, y aunque Yuya intento pasar por alto estos insultos, su corazón aun martillaba sobre su pecho.

Sentía que le faltaba el aire.

Sus piernas comenzaron a sentirse débiles ante su propio peso; pero por mas que el nudo en su garganta se atreviera a arañar su voz, en ningún momento se mostro molesto.

De hecho, fue todo lo contrario.

Con expresión tranquila saco de su lugar las sandalias que debía llevar, y guardando sus propios zapatos, rápidamente se alejo como cualquier otro día.

Sí.

Esta era la mejor manera de hacerle frente a este tipo de fenómenos.

No tenía porque darle relevancia.

Pensó ansiosamente, por lo que girando en la esquina para ir a su salón lo que menos esperaba encontrar, fue a Gongenzaka caminar con un balde lleno de agua en una mano y en la otra una esponja.

—¿Uh...? —

"¿Qué esta pasando?"

Yuya se sintió aturdido una vez su amigo le observó, mas pasando de él, se dirigió a un destino totalmente incierto.

—¿Gongenzaka...? —

Yuya llamo, pero al ver la nula respuesta, decidió seguir a su amigo, y lo que encontró realmente hizo que su corazón ardiera y sus ojos escocieran.

Gongenzaka ahora mismo limpiaba el que era su casillero, y con un aura totalmente varonil y áspera, gritaba demandante a quién estuviese cerca.

—¡Si realmente te consideras con honor, no harás menos a un ser humano! —

—Gongenzaka... —

—¡Si tienes compasión, no dañaras a quien es tu hermano! ¡Sí te consideras humano, tenderas la mano! —

Esas eran las creencias que el padre de Gongenzaka recitaba cada cierto tiempo en el dojo familiar, pero que su amigo las estuviera gritando mientras limpiaba las palabras hirientes en su casillero, le conmovía en el alma.

—Gongenzaka... Muchas gracias. —

Yuya murmuró mientras una lagrima rodaba por su mejilla; y animándose a sí mismo, limpió bruscamente su rostro antes de dirigirse a ayudar a su amigo, quien le miro profundamente antes de sonreírle.

Sí.

Ambos no necesitaban de palabras justo ahora, pero Yuya, agradecía sentirse menos solo.

—Limpiare de este lado. —Anunció, y eso pareció bastar por el momento.


El incidente de su casillero parecía haberse convertido en la comidilla de todos los estudiantes, y aunque había maestros que regañaran por esparcir rumores, hubo quienes solo miraron antes de retirarse.

En un cruel silencio.

Y aunque Yuya ya estaba acostumbrado a este tipo de trato, que su amiga incluso hablara de ello en pleno almuerzo hizo que su apetito disminuyera gradualmente.

—¿Quién haría algo tan cruel como eso? ¿Yuya no has molestado a nadie últimamente? —

La sola implicación hizo arder la boca de su estómago, mas aun así hizo el intento de responder de forma vacilante.

—No que yo recuerde. —

—¿Tu torpeza habría sido la causa? ¿Qué tal sí alguien se molestó por eso y ahora intenta desquitarse? —

¿Habrá sido cierto eso?

Yuya lo medito concienzudamente, pero negó en el acto.

¿Acaso había molestado a alguien lo suficiente como para recibir ese horrible trato?

No lo sabía, no obstante expresó lo que su mente opinaba.

—Que haya ofendido a alguien o no, esto es pasar a los extremos. —

—Pero... —Yuzu dudo una vez mas, pero prefirió quedarse callada.

Nada bien haría seguir echando leña al fuego, así que Yuzu se detuvo, cambiando radicalmente de tema.

—He escuchado que las Industrias Arckumo se han estado moviendo en el campo de los duelos, y que están patrocinando a varios duelistas, Yuya, ¿no has dado tu respuesta ya? —

El repentino cambio de tema tomo desprevenido a Yuya, mas comprendiendo rápidamente a lo que su amiga se refería, contestó con lo se esperaba.

—El Señor Tsukumo dijo que me encontraría. Hasta entonces, le daría mi respuesta. —

—¿No eso suena cuando te dan falsas esperanzas en un trabajo? —

Una vez mas Yuzu clavo una filosa daga sobre su pecho.

¿Yuzu realmente no sabía que llegaba a lastimarlo con esas especulaciones?

Yuya se sintió mareado, pero con falsa firmeza, volteó a verla.

—Se que desconfías del Señor Tsukumo, pero Yuzu. ¿No deberías apoyarme mientras tanto? —

—¿Eh...? —

Yuzu parpadeo un par de veces, mas cuando cayo en cuenta de su pequeño desliz, tapó rápidamente su boca con sus manos.

Mm, Yuzu ahora mismo se veía adorable.

Pero Yuya, que se sentía abatido, no prestó la debida ni la correcta atención.

Solo quería sacudirse de esos horribles sentimientos.

—El Señor Tsukumo es un hombre de palabra, deberíamos confiar en él si es que deseamos no solo me patrocine, sino que incluso patrocine a la escuela de duelo.—

—¿La escuela de duelo...? —

Yuzu pareció meditar las palabras, por lo que regresando su vista a su amigo con gran interés, preguntó de forma conveniente.

—¿Y cuando es que el Señor Tsukumo vendrá por tu respuesta? —

—Pronto. —

Soltó Yuya, antes de que su amiga hiciera mas incómodas preguntas.

—Sí el Señor Tsukumo desea patrocinarte solo por ganar un duelo contra el campeón, ¿crees que considere patrocinarme a mi también? —

¿Como dijo...?

Yuya sintió que el suelo bajo sus pies tembló.

¿Acaso había escuchado mal?

¿Yuzu deseando ser patrocinada por el Señor Tsukumo? ¿Porqué? ¿No se suponía que ella solo quería ser una duelista profesional?

—Pensé que habías dicho que querías seguir un camino distinto. —

Susurro Yuya con extremo cuidado en sus palabras, a lo que Yuzu, parpadeo con aire desentendido.

—Vamos, ¿porqué de pronto la seriedad? Solo lo decía por si se convertía en una opción. —

—¿Una opción...? —

Yuzu agitó su mano, como deseando quitar peso al asunto.

—Yuya, contrario de ti que sabes que hacer en tu vida, yo aun sigo pensando que hacer con la mía. Así que pensar que incluso también podría volverme duelista de entretenimiento es valido, ¿no crees? —

Yuya quiso refutar al respecto, sin embargo lo que su amiga decía tampoco estaba mal.

Era verdad que él quería ser como su padre, pero Yuzu...

Yuzu tenía opciones.

Así que después de pensarlo mucho no le extraño que dijera aquello. De hecho, considero que podría ser una buena idea.

¿Se imaginan un dúo dinámico de duelistas de entretenimiento?

¡Podría ser extremadamente divertido y rentable!

—¡Yuzu! Si esto funciona, ¿crees que el Señor Tsukumo me permita también tener un compañero? ¡Podríamos hacer muchas cosas juntos! ¿No te parece? —

—Yuya... —

Un brillo feliz iluminó el rostro de Yuzu, por lo que alcanzando una de sus manos, Yuya agregó.

—Deberíamos practicar más en todo caso. —

—¡Sí! Hagamos eso, luego de la escuela. —

Mm, y como si aquella platica hubiese sido una promesa, Yuya no tardó mucho en acompañar a Yuzu en la salida.

Aun había miradas que le eran dirigidas, pero Yuya supo ignorarlas.

Así que no fue tampoco una sorpresa que tres niños pequeños le llamaran en repetidas ocasiones.

—¡Hermano Yuya! —

Gritaron animadamente al unísono, y luego de los saludos iniciales tampoco fue una sorpresa que le pidieran ver en directo la increíble invocación péndulo.

—¡Eres increíble! He esperado mucho, hermano Yuya, ¿serías tan amable? —

Rogo con ojos de cachorro el niño de cabello azul, a lo que Yuya, después de pensarlo detenidamente asintió con una sonrisa.

No faltaría a nadie si tuviera un simple duelo.

—Esta bien... —

Los niños entonces celebraron.

Por fin podrían ver en acción a su hermano mayor.

Y como está fuese una invitación todos caminaron en la misma dirección.

Hasta que, una voz mas se sumo.

—¿No ese es Sakaki Yuya? Vaya, desde hace tiempo que deseaba conocerte. —

—Tú... —

Yuya alzo su vista, y lo que encontró a cambio fue a un estudiante del mismo año.

El uniforme, los zapatos, los accesorios, el cabello. Todo le decía que era de la clase popular, más por mas que busco dentro de su memoria ningún nombre llego hasta que el joven frente a el se presento.

—Perdón si me meto de pronto en tu camino, es descortés. Sin embargo anhelaba conocerte. Mi nombre es Sawatari Shingo, y es un honor que este aquí. —

El tono fue ligeramente arrogante y superficial, pero eso no fue impedimento para que Yuya notara el entusiasmo en su mirada.

—Se escucha que derrotaste al campeón. ¡Que suerte la tuya! ¿Alguna vez pensaste en dar una entrevista? —

¿Cómo...?

Yuya de pronto sintió un breve sonrojo surcar su rostro.

¿Dar una entrevista? ¿Él?

Se consideraba conocido, más no famoso.

—No lo he pensado... —

—¿Uh..? —Shingo le observo aturdido, como si no esperara a que respondiera a todos los halagos, mas recuperándose rápidamente siguió insistiendo.

—¿Y porqué no lo pensarías? Eres muy famoso, tanto que incluso mis amigos se convirtieron en tus fans. —

—¿Realmente? —

—¡Yuya! —Yuzu grito de forma encolerizada.

Había algo que no le gustaba de ese dichoso fan.

Su amigo era altamente manipulable, pero que alguien se atreviera a abusar de ese hecho, realmente la hacía enojar.

—¡Oye! ¿No es demasiado sospechoso que vengas de la nada a alabarlo? —

—¿Qué...? —

Yuya aterrizó nuevamente en el suelo.

—Para nada. —Dijo Shingo con un deje de desdén, y posando una de sus manos cerca de su pecho continuo. —¿Cómo podría ser sospechoso? Sospechosa debes ser tu para acapararlo todo el tiempo. ¿No lo cree señorita? —

A este punto Yuzu deseaba golpearlo, pero Shingo fue mas rápido por lo que anunció.

—Yuya fue cautivante desde que lo vi en televisión, no obstante, lo que mas me interesa observar otra vez es la invocación péndulo. —

—¿La invocación...? —

Yuya se mostro confuso por un momento; Shingo explicó.

—Ver la invocación hizo que mi corazón se acelerara. Por lo que hice una promesa conmigo mismo para encontrarte, Sakaki Yuya y pedirte amablemente tengas un duelo amistoso conmigo. ¿Qué dices? —

¿Duelo amistoso?

Era verdad que a Yuya le llegaban muchas propuestas así, sin embargo, que lo hiciera alguien que lo halagara tanto... Sin duda era reconfortante.

—Podemos tener nuestro duelo en el estadio de la escuela LDS. ¿Sabes? Mi padre es el siguiente candidato a alcalde de la ciudad, por lo que le comenté y él mismo reservo el lugar por unas horas. ¿Desean venir? —

Mm, esas debieron ser palabras mágicas ya que cuando Yuzu intento poner la debida atención ya se encontraban cruzando la puerta de la famosa escuela LDS.

Ah, y vaya que el glamour la hizo sentir aturdida.

Tantos salones, tantas cartas, tanto presupuesto hizo que el corazón de Yuzu palpitara.

Aunque nunca fue con un buen sentimiento.

Se sentía humillada.

¿Acaso la escuela de su padre no era lo suficientemente buena? ¿Qué de impresionante tenía que hubiera cientos de estudiantes disfrutando del duelo?

¡Apostaba a que era un duelo seco! ¡Insulso!

Su padre estaría decepcionado de solo apreciar que nada de esto tenía puesto el corazón de un duelista profesional.

Sí, eso tenia que ser.

Y aunque Yuzu se distrajera discutiendo consigo misma, fue Yuya el que observo todo con mirada asombrada hasta llegar al dichoso estadio y...

—¡Dios...! —

Vaya que era enorme.

Había pelado en contra del campeón en un estadio aparte, y se había sentido plenamente confiado.

Pero estar aquí justo ahora...

Se sentía menos que una diminuta hormiga.

—¡Bienvenidos al estadio del LDS! Me complace anunciar que han llegado al mejor lugar. —

Shingo anunció, alzando sus manos a forma de júbilo y al mismo tiempo, demostrando lo que su estatus podía hacer.

Por lo que los niños que les acompañaban, se asombraron mas allá de la medida.

—¡Es increíble! —

—¡Impresionante! —

—¡Me da escalofríos! —

La emoción de los infantes fue contagiosa, y Shingo supo bien como utilizarla.

—¿Verdad? Esto es lo que mi padre consiguió para mi, así que espero también lo valoren al igual que yo. ¿Yuya seras amable de demostrar tus habilidades en el duelo? —

Yuya que estaba distraído, asintió ante la repentina pregunta y sacando su disco de duelo dispuesto a comenzar, una petición mas le hizo esperar.

—¡Espera! ¡Espera...! ¿Tu crees que...? —

¿Uh?

¿A que venía la vergüenza de Sawatari?

—¿Crees que podría ver esas cartas péndulo? —

—¿Qué...? —

"¿Mirar las cartas péndulo...? ¿Porqué?"

Yuya se sintió aprensivo de un momento a otro, y aunque Sawatari aun se mostraba inocente, se sintio aun mas extraño cuando mas estudiantes se les acercaron.

—Por favor, Yuya, no me mires así. Ellos también son tus fans, ya lo había dicho. Ellos solo tienen curiosidad. —

¿Curiosidad?

Algo le sonaba mal a Yuya en el tono que Sawatari manejo.

¿Estoy siendo paranoico?

—Vamos Yuya, no seas egoísta. ¿No ves que tus fans solo desean conocer las cartas péndulo? Prometo solo observarlas un momento, después las devolveré. —

Sawatari intentaba convencerlo.

¿Que era ese sentimiento extraño que bajaba por su columna? Era como un instinto.

Algo que le hacía reflexionar que algo...

Estaba mal.

—Yo... —

Yuya dudo.

Realmente lo hizo.

"¿Porqué...?"

Ni él sabia la respuesta.

Quizá estaba celoso.

Tal vez él quería ser el único en demostrar una invocación tan poderosa al público.

O tal vez, sentía que esas cartas que le habían ofrecido una victoria eran demasiado importantes como para dárselas a cualquiera que las pidiera.

Pero...

—¿Yuya...? Vamos, somos amigos ahora no. —

¿Eh...?

Yuya miro a Sawatari, y observó esa sonrisa amable.

—Hablamos y nos reímos juntos, ¿no incluso les di un recorrido por la escuela del LDS? Se sabe que eso es malo para la competencia. —

—Ah... —

Yuya se sentía abrumado, y aunque sus pensamientos dictaran lo contrario. Las miradas en su dirección le obligaron a estirar su mano.

—¡Esas cartas...! —

Los estudiantes mayores se emocionaron, y aunque las pasaron de mano en mano, tentándolas y mirándolas contra el sol. Algo dentro de Yuya se sintió mal.

"Ellos solo tienen curiosidad... No es nada malo."

—¡Son asombrosas! —

"Esta bien que puedan mirarlas un poco..."

Se dijo Yuya autoconvenciéndose, sin embargo la mirada cruda y la sonrisa mezquina que recibió a cambio, hizo que su cabeza diera vueltas, y sus piernas se debilitaran.

—¿Sawatari...? —

—¿No piensas que esas cartas son hermosas Yuya? ¿Porqué alguien como tú las obtendría? —

—¡...! —

Yuya sentía como el sudor frio resbalaba por su cuello.

Y aunque no hubiese sol, ni fuese un verano caluroso. Empapar suavemente su ropa le hizo saber lo nervioso que estaba.

—Eres una persona patética, tanto que me da un poco de lastima. —

—¿Qué...? —

—¡Ey! —Yuzu salio a su defensa, pero no alcanzo a decir mas de dos palabras.

No cuando Sawatari había tomado de imprevisto el mazo entero de Yuya, antes de observarlo con oscura burla.

—¿Y te dices ser duelista? Tus cartas, tu deck... Es patético. —

Yuya había apretado sus uñas sobre sus palmas.

Las uñas sin dudar mordieron la carne, y aunque siempre estaban cortas, la fuerza con la que estaban siendo enterradas hizo que un poco de liquido rojo se escapara.

El ceño fruncido, los ojos temblorosos, le divirtieron enormemente a Sawatari, quien no tardo en expresar su sentir.

Carcajeándose en el medio.

—¡Sakaki Yuya! ¿Realmente creíste que era un fan? ¿Que deseaba conocerte? ¡Por favor! Solo quería verificar si los rumores eran ciertos, y ver por mi mismo cuanta trampa habías hecho. —

—¡El hermano Yuya no hizo trampa! —

Gritaron encolerizados los infantes en el estadio, mas eso apenas fue una pequeña brisa para Sawatari y sus cómplices; los cuales, rápidamente respaldaron sus acciones.

—Luce igual de patético que cuando descubrió su casillero. —

—¡Hubieran visto su cara! —

—¡Casi se orina del miedo! —

Las risas burlonas le siguieron, pero contrario a lo que muchos esperarían, fue Yuya el que grito de forma agraviada.

"¿Ellos fueron los que me insultaron? ¿Ellos fueron los que escribieron cosas desagradables en mi casillero? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿Porqué? ¿¡Porqué!?"

"¡¿Qué diablos les hice?!"

—¡Sawatari! —Rugió Yuya, desde el fondo de su corazón. —¡No voy a perdonarte esto! —

—¡Ugh...! —

Sawatari, que no esperaba una reacción tan enérgica dio un paso hacia atrás.

"¿Crees que puedes tocarme? Ya verás."

—No quieras verte valiente. Todos sabemos que eres patético; ¿Porqué mejor no corres a los brazos de tu mamá? —

—¡Regrésame mis cartas! —

Sawatari parpadeo repetidamente, antes de entender a lo que Yuya se refería.

Aun tenia el deck en una de sus manos.

"Esto..."

Y eso le dio una buena idea.

—¿Las quieres de regreso? Recógelas.—

Y con ello, arrojó las cartas de Yuya al suelo.