Se despierta agitado tocándose el cuello. No hay sangre ni la sensación de dolor que sintió antes, solo sudor y el corazón en su garganta.

Normalmente el interior de su hogar lo aburriría, yéndose aún contra las órdenes de su madre, pero no quiere salir esta vez. Es el presentimiento de que algo malo ocurrirá si se va. Como si perder de su vista a su madre un segundo acabará mal para ella.

¿Y dónde está ella? Recorre toda la casa, pero no la encuentra.

Entra en pánico.

¿Tendrá que salir a buscarla?

No.

Papá acaba de llegar a casa.