Bulma se sentó frente a la pequeña mesa que siempre usaba cuando estaba sola. Era otra navidad que pasaría con su hijo y su novia, sabía que llegarían en poco tiempo.

Ese día se había levantado diferente, como si algo le oprimiera el pecho más de lo usual. Por más que el tiempo pasaba ella había dejado de ser una mujer feliz desde aquella vez, desde que lo había perdido.

Solo podía seguir adelante debido a que tenía a su amado hijo que se parecía tanto a él, pero cuando estaba sola por completo sentía que solo sobrevivía a la tristeza que la invadía.

Miró su taza de café que ya estaba por la mitad, había días en que solo podía estar extrañándolo todo el día, como si no hubieran pasado casi veinte años desde aquello. Pero la opresión en el pecho estaba allí, estaba viva cada día desde que se había borrado la existencia de su amado príncipe saiyajin.

Por más que había pretendido ser fuerte cada momento desde eso se sentía extremadamente solitaria cada instante sin él. Nunca había pensado en estar con alguien más en lo que le quedara de vida, nadie sería como él.

Pensaba en él, en su rostro serio, en su voz tosca, su temperamento difícil y sus fuertes brazos que alguna vez la habían abrazado como nadie lo había hecho antes.

La gente solía pensar que era una loca por extrañarlo tanto, bien sabía que nadie nunca podría comprender su dolor más que ella que vivía con él cada día.

Ella lo había conocido bien, ella siempre había sabido lo que era él, el cariño en sus besos, la profundidad de su alma, la realidad del ser del príncipe saiyajin que ahora no era más que un recuerdo que perduraba en su mente tal y como el día en que se había enterado de que él ya no estaba en ese mundo.

Miró la taza con café frío que tenía en sus manos, a pesar de que las cosas habían cambiado, de que ella había cambiado, nunca había logrado olvidarlo. Aun así, que eso fuera así la consolaba un poco, al menos habría algo de él que nunca se iría lejos de ella.

Algunas lágrimas comenzaron a caer al pensar en él, recordaba siempre los momentos que habían pasado juntos, lo que habían sido y pensaba a menudo en lo que podrían haber podido ser.

Perdón Vegeta- dijo como si hablara con él, aunque ciertamente estaba sola allí. Ella sabía bien que él la regañaría por estar llorando o por seguir triste por él después de tanto tiempo, pero simplemente era inevitable.

Lo extrañaba cada día, cada momento, cada instante. Solo sentía que aquello se calmaba un poco cuando Trunks la visitaba, él era la evidencia del amor que había surgido entre ella y Vegeta, verlo le daba fuerza para seguir por más que ella se sintiera tan sola.

Miró los escasos adornos navideños que Trunks había puesto en su casa, lo había dejado hacerlo ya que él le había dicho que ayudarían a alegrar un poco más la casa, pero verlos solo la hacía sentir más triste.

Eran un recordatorio cruel de cuando solía amar la navidad, solía organizar fiestas y festejar con sus amigos, incluso había pasado algunas más privadas solo con su esposo, aunque había sido en unas pocas ocasiones. Recordaba que, aunque él sólo estuviera junto a ella con su expresión seria, aun así nunca se sentía sola a su lado.

Sintió que las lágrimas se deslizaban más frecuentemente por sus mejillas, se reprochó nuevamente por llorar allí sola, él no querría que ella estuviera así.

Perdón Vegeta- dijo para sí misma como si él todavía pudiera escucharla y no estuviera en alguna parte del infierno pagando por los crímenes de su pasado- Trataré de llorar menos- dijo nuevamente, aunque sentía que era una mentira. Solo sentía ganas de derrumbarse como cada navidad, cuando nadie podía verla.

Trató de recomponerse mientras pretendía alejar esos pensamientos de ella, pero la soledad la quemaba como si estuviera dispuesta a entregar su propia alma por un minuto con él. Solo necesitaba de él, algo de él, una mirada, sentir su aroma, un abrazo o un instante a su lado.

Volvió a sollozar, bien sabía que era algo imposible y solo se torturaba con aquella fantasía que solía rescatarla y hundirla al mismo tiempo. Cuando se encontraba feliz sentía que la sumía en un profundo pozo de culpa por no poder estar con él, cuando se encontraba triste, veía en ella una esperanza por más que era un anhelo imposible.

Al menos podía imaginarlo, al menos el príncipe saiyajin había sido suyo el tiempo que habían compartido juntos. Recordaba que él solía acariciar su mejilla o su cabello antes de acostarse junto a ella cuando creía que estaba dormida o en la mañana cuando se levantaba antes que él, nunca se lo había dicho, pero recordaba cada una de ellas y las resguardaba en su corazón como un tesoro.

Se decidió a tirar el café frío que no podía terminar, aunque se perdió en sus pensamientos una vez más y cerró los ojos mientras una solitaria lágrima escurría por su mejilla. Ya había llegado la esporádica resignación luego de su profunda tristeza, tendría que seguir sobreviviendo.

Perdón Vegeta-dijo nuevamente en un susurro, sentía culpa, culpa de seguir sin él cuando solo habría deseado estar con él y vivir lo más feliz posible a su lado.

Se dejó caer en la mesa derrotada por sus sentimientos, no lloraba, pero tenía una sensación de vacío dentro de sí. Se quedó así, como si esa posición pudiera aliviar su congoja, y de repente, sintió como si una pequeña brisa acariciara levemente su cabello.

Levantó la vista un segundo después de que eso ocurriera, sentía algo familiar que no podía explicar y prefería creer en lo imposible, que él había acariciado suavemente su cabello solo una vez más.

Muchas gracias por leer y espero les haya gustado, nos leemos en el próximo oneshot o drabble. No olviden dejar un kudo o review si les gustó.

Nieblaneitor