La mañana comenzó bastante tranquila para la joven florista. Unas golondrinas habían comenzado a anidar junto a su ventana y le despertaban con una bella melodía que le era imposible rechistar por tan hermoso despertador. Una vez levantada, se bañó sin prisa para después preparar su desayuno y ponerse en marcha con su trabajo. Sin embargo, tras revisar sus víveres notó que únicamente tenía variedad de carne tras ser lo que llegaba casi todos los días.
Suspiró un tanto disgustada con eso. Si bien le había parecido de buen sabor los diferentes cortes de carne, le comenzaba a hartar consumir tanta proteína. Extrañaba los vegetales y la comida sumamente saludable a la que se había acostumbrado toda su vida. Si su madre la estuviera viendo, seguramente le reclamaría por descuidar su hábito alimenticio.
-Espero que abra pronto el dueño de la tienda –Comentó para sí misma, aunque Flowey le escuchó desde la mesa mientras leía el periódico –Con tanta carne comienzo a sentirme rara.
-¿Rara de qué tipo? –Flowey apartó la vista de su lectura para enfocarse directamente en la florista.
-No sé… sólo rara –Comenzó a hervir unas hojas para hacer un té –Supongo que comienza a asquearme comer sólo carne.
-Bien… -Volvió a retomar su lectura –Rechaza lo que te traigan y ya.
-Sería muy descortés… Y aunque tenga semillas para hacer un huerto, no hay espacio en este lugar para algo así.
-Se puede buscar una forma –Divagueó la flor queriendo prestar más atención a su lectura que a ella.
Sirvió en una taza su contenido y se sentó a lado de la flor para tomárselo tranquilamente. Su sabor amargo le daba una calma de lo más apacible junto con el silencio que reinaba en el comedor. Flowey no conversaba para nada cuando se disponía a leer el periódico, y era algo que le causaba algo de gracia a Frisk pese a no comentarlo abiertamente. Era como ver a un jefe de familia sentado leyendo tras el desayuno antes de irse al trabajo.
Se dispuso mejor a ver la ventana para apartar cualquier pensamiento sobre familia. Le comenzaba a inquietar no obtener los resultados esperados en el tiempo que llevaba en la ciudad. En su lugar, había obtenido una cita desagradable, una posible amenaza, y un acosador que terminó por ausentarse.
Le dio un gran trago a su bebida que le escamó levemente la lengua sin darle importancia. Tampoco quería pensar sobre ello, ya le era suficiente con saber que inconscientemente había estado contando los días conforme recibía los alimentos con sus instrucciones específicas. No había necesidad siquiera de rechazar los productos, ya que se suponía que el día anterior había sido el último de acuerdo a lo que le había dicho el viejo monstruo. Por lo mismo le había extrañado ver al otro esqueleto entrar en su local y con tales exigencias. ¿Era por eso que ya no se presentaba? ¿Se habían cambiado de rol entre su familia?
¿Y por qué nunca le había dicho sobre que la había estado protegiendo como un cliente más? No sólo se le hacía raro que se lo mantuviera en silencio, sino que no recibía paga alguna. Incluso se le había hecho raro al esqueleto que se trataba de su hermano.
No le había dicho nada a Flowey sobre su aparición, pero no podía evitar sentirse un tanto incómoda con la posibilidad de tener a un posible enemigo.
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A Sans le costó mucho trabajo levantarse tras sentirse completamente adolorido de todo el cuerpo, pero sabiendo que tenía mucho por hacer en la mañana y la regañada que le pondría el jefe, fue suficiente para que terminara acudiendo a la cocina para desayunar con todos, aunque no evitó ir de mala gana.
Las cosas estaban como siempre: Papyrus cocinando animadamente algún platillo que les será incómodo comer y Gaster leyendo tranquilamente el periódico del día junto con varios documentos consigo. Desde que habían optado por no salir por mucho tiempo por cuestiones de seguridad, los planes y contactos del líder de familia habían incrementado gracias a la larga espera que había dictado. No le agradaba saber que tendrían más trabajo en consecuencia a ello, pero sabía que su opinión sería rotundamente ignorada. Tenía que limitarse siempre a acatar órdenes suyas sin opción a cuestionamientos.
Se sentó frente a él estando aun un tanto soñoliento mientras esperaba que su hermano trajera sus platos.
-Esperaba que al menos te arreglaras por tu tardía –Comentó Gaster sin mirarlo. Una vez más parecía que tenía ojos por todas partes.
-Si, buenos días para ti también –Dijo simplemente Sans con indiferencia.
-El tiempo de queda ha terminado, por lo que regresarán a sus actividades diarias hasta nuevo aviso –Dictó en lo que daba vuelta la página –No quiero que nuestros clientes en Snowdin consideren que nuestro trato se ha anulado.
-NO HACE FALTA, YA ME HICE CARGO AYER POR LA NOCHE.
Papyrus se había acercado para acomodar la mesa tranquilamente, pero fue en cuanto puso un decorativo florero en el centro cuando Sans captó con mayor detenimiento las palabras de su hermano. No pudo evitar oscurecer sus cuencas ante el impacto que le daba tal cosa. ¿Acaso… había ido con ella también?
No le cabía duda de que esas flores amarillas podría prevenir de ella, o de lo contrario no podría explicar cómo es que su hermano quisiera ponerse tan detallista sabiendo las burlas que luego él le pondría por ello. El moño azul en el ramo era demasiado para una casa meramente masculina.
-PUSE TODO LO RECAUDADO EN TU ESCRITORIO, JEFE.
-Aunque sea un buen indicador tu iniciativa Papyrus, las horas acordadas y puntualidad en ellas es lo que dicta a un caballero, no lo olvides. –Terminó cerrando el impreso y dejó que el esqueleto menor le quitara los documentos con su magia para terminar de poner la mesa - ¿Todo en orden?
Sans sintió la mirada del menor sobre él pese a estar fingiendo seguir semidormido sobre la mesa.
-SI –Le puso su omellete que había tenido flotando con su magia –TODO EN ORDEN.
Tras escuchar ello, terminó por levantarse para comer sin levantar ninguna sospecha de lo que pudiera estar pasando, pero no tuvo ni oportunidad para pensar en alguna posibilidad o escape de que no hubiera visitado a la florista, ya que tras poner atención a su plato, notó que su omellete tenía con cátsup escrito encima "¿quién es ella?".
Si antes andaba adormilado, aquello se había ido en un abismo donde parecía haber erradicado por completo tal estado. Por mero reflejo e impacto que le daba la situación, se comió su desayuno casi de un solo trago con tal de que el jefe no notara las palabras escritas en su plato. Casi se atraganta al haber olvidado el mal sazón que tendía. Por muy extraño que le sonara en su mente, parecía que su hermano había utilizado jabón como un ingrediente más por lo que le indicaba su sabor.
-Modales al comer, Sans ¿Cuántas veces debo decírtelo? –Comentó el jefe de familia mirándolo de reojo.
-Lo siento, tenía hambre –Se encogió de hombros aparentando total naturalidad, pero internamente se estaba aguantando las ganas de vomitar.
Tomó con cierta urgencia su café para quitarse el mal sabor de boca, teniendo en cuenta de que no debía de llamar la atención los nervios que le daba el embrollo en el que estaba metido. No pasaba por alto que de vez en cuando Papyrus lo miraba de reojo mientras comía tranquilamente, por lo que estaba más que seguro de que notaba su incomodidad en el asunto, mas no dijo nada frente al jefe. De algún modo le calmaba que no tenía la intención de ponerle en aprietos, pero sabía que tarde que temprano lo bombardearía con centenares de preguntas sobre porqué había estado ocultando a una humana entre sus clientes por custodiar.
¿Cómo le explicaría eso? Si se tratara de un monstruo le sería fácil evadir el tema, pero al ser una humana se le complicaba todo asunto. Gáster repudiaba a los humanos y por ende tenía como regla para ellos no protegerlos ni hacer negocios con ellos en lo más mínimo, incluso tenían como opción dejarlos morir sin pena alguna. Papyrus era demasiado apegado al jefe con tal de impresionarlo, por lo que aplicaba la misma regla con tal de ser tomado en cuenta para las cosas importantes.
A él le daba igual la disputa entre especies, pero admitía que le daba cierto malestar los humanos por lo que le había tocado vivir. Después de todo, habían sido los humanos quienes le habían dado fin a gran parte de las especies de monstruos y todavía querer ponerse en la cima de la cadena alimenticia. Los humanos habían acabado con gran parte de su familia…. Eso era un rencor que no podía dejar atrás tan a la ligera.
Con Frisk era diferente. Si bien su principal factor para estarla vigilando era el hecho de que parecía estar en la mira de muchas cosas misteriosas, terminó por realmente agradarle al grado de preocuparse por ella de lo que posiblemente pudiera estar en peligro sin saberlo. Sabía que él no le agradaba y que tenía sus razones para mantenerse recelosa, pero no tenía intenciones de ceder ante eso. Realmente quería agradarle también.
Por andar pensando en varias cosas sobre la humana, no se percató del momento en el que el jefe se había levantado y retirado para encerrarse como siempre en su oficina. Tras notar que su hermano estaba sentado observándolo con seriedad, siguió tomando su café que ya se encontraba frío. Lo que vendría a continuación no le causaba precisamente alegría, pero tampoco iba a comentárselo.
-DEJA DE HACERTE EL IDIOTA Y CONTÉSTAME DE UNA BUENA VEZ –gruñó el menor tratando de disminuir el tono de su voz
-¿De qué hablas, bro? –Dejó su taza vacía y sonrió a su hermano con su mismo aire natural.
–SABES DE QUÉ ESTOY HABLANDO.
-¿Quieres mi opinión sobre tu decoración, acaso? –Señaló el florero con una risa burlona –Suponiendo que quieres conectarte con tu lado femenino… ¿Debería de preocuparme eso?
-DEBERÍA DE PREOCUPARME YO, YA QUE SON PARA TI –Las tomó y se las arrojó con enfado. Detestaba cuando se ponía de ese modo al grado de no poder hablar con seriedad con él. -¿DESDE CUÁNDO SON LAS DAMAS LAS QUE MANDAN FLORES?
Sans tomó el ramo un tanto sorprendido con eso. En un principio había pensado de que las había comprado para darle la pista sobre que la había conocido, pero en ningún momento le había pasado por la cabeza la posibilidad de que ella le hubiera mandado algo. No podía evitar causarle algo de gracia que le regalara precisamente flores, suponiendo que no pensó en otra cosa que pudiera tener a la mano para mandarle… ¿o porque sólo de esa forma sabría que había sido ella?
Por más que trataba de visualizar el modo en el que ella tuviera la iniciativa de mandarle algo por medio de su hermano, simplemente no le cuadraba tal escena en su mente. Era tan raro… justo como ella.
No pudo evitar sonreír con ello. No cabía duda de que aquella humana era una caja de sorpresas.
-OH DIOS… SI ES LO QUE CREÍ –Resopló el menor un tanto preocupado.
-¿De qué hablas, bro? –Le extrañó aquella preocupación.
Papyrus no dijo nada en el acto. Parecía querer asegurarse de que nadie escuchaba a sus alrededores, como si lo que estuviera por comentar fuera sumamente peligroso.
-SI EL JEFE SE ENTERA DE QUE HAS ESTADO PROTEGIENDO A UNA HUMANA… Y TODAVÍA QUE TE GUSTA, ESTARÁS EN APRIETOS, SANS. –Susurró lo más que pudo, pero su tono parecía como si hablara en un volumen moderado.
-Wow ¿qué? Paps, te estás haciendo una idea descabellada –Se burló sin poder evitarlo. Ver tan serio a su hermano queriendo hablar de algo así con él le daba bastante gracia. –No es lo que estás pensando.
-¿ENTONCES PORQUÉ LA HAS ESTADO OCULTANDO?
-Ehhh…
No pudo pensar en una respuesta sincera para eso. ¿Cómo le explicaba lo que estaba investigando de ella sin sonar paranoico? Hasta para él le sonaba ridículo la posible respuesta que pudiera darle con ello. Suspiró resignado tras no poder idealizar un buen argumento.
-Me agrada… eso es todo –Comentó finalmente con sinceridad a medias.
-¿ES TU AMIGA ENTONCES?
Suspiró Sans nuevamente con algo de gracia. A duras penas y ella le devolvía la palabra cuando conversaba con ella, mucho menos lo podría considerar como un amigo que no fuera la hierba parlante.
-No hay amigos verdaderos en el trabajo que estamos, Paps. Ya lo sabes –Dijo sin más con tal de evadir el tema. –Pero es agradable ver algo colorido… y con vida en este lúgubre lugar.
-BUENO, ESO ES MUY CIERTO. –Comentó con cierto pesar –ENTONCES… ¿ES SÓLO ESO? TANTAS MOLESTIAS QUE TE HAS TOMADO EN OCULTARLA DE NUESTRA FAMILIA… ¿SÓLO PORQUE TE AGRADA?
-Si, así es.
-¿HASTA DE DAR DE TU DINERO PARA NO LEVANTAR SOSPECHAS?
-Sip.
Tras unos segundos de incómodo silencio, Papyrus prosiguió a seguir hablando en busca de una verdadera razón para que su hermano tomara tantas molestias y peligros por una humana.
-ELLA… DESPUÉS DE RECHAZAR LA CUSTODIA LOCATARIA, ME PIDIÓ QUE LE ESPERARA… Y TE HIZO ESO. –Señaló el ramo que aun sostenía Sans con cuidado. Esperó un poco a que su hermano dijera algo con ello, pero al notar total silencio de su parte, supuso que no le iba a decir nada al respecto. –ME PIDIÓ QUE TE LO DIERA A MODO DE AGRADECIMIENTO POR LO QUE HAS HECHO POR ELLA.
Nuevamente esperó a que Sans dijera algo con ello, pero seguía manteniéndose en silencio observándolo con total tranquilidad. Le exasperaba esa actitud de su hermano siempre, era como si tuviera todo tan controlado que nunca necesitara de su ayuda. Estaban hablando de una humana ¿Qué no entendía la gravedad del asunto? Estaban violando la confianza de su líder al romper una de sus principales reglas… y fallando a toda su especie al estar custodiando a una humana como si fuera uno más. Simplemente no podía evitar sentirse mal con todo ello, estaban haciendo las cosas mal si seguían permitiéndolo.
Sin embargo Sans estaba con su misma expresión sonriente mientras inclinaba cómodamente su silla. Considerando que con ello había tenido suficiente su plática, Papyrus se levantó de la mesa molesto con su actitud tan indiferente ante los problemas.
-NO PIENSO CUBRIRTE DE ESTO SI NO HAY UN BUEN MOTIVO –No pudo evitar el tono amargo de su voz –PARA QUE LO SEPAS.
-Ok. –Dijo sin más el esqueleto bajo sin prestarle siquiera atención.
Aquello fue el último detonante para molestarse y retirarse antes de querer golpearlo por su insolencia. Tenía varias cosas qué hacer en el restaurante y demás pendientes como para que el vago de su hermano le arruinara el día. En lo que se dirigía hacia la puerta, se apuntó mentalmente no volver a preocuparse por estupideces como esa, después de todo, le había dado la impresión de que le estaba ocultando una vez más algo y que no confiaba en él.
Si quería lidiar con eso, sería problema de él y no suyo.
En cuanto escuchó el portazo de la puerta principal, Sans se acomodó correctamente en su sitio y borró su típica sonrisa. Jugó levemente con el ramo mientras pensaba en sus pocas posibilidades de librarse de aquel embrollo con la humana sin parecer sospechoso. Si les decía la verdad sobre que estaba investigándola sobre lo raro que se estaban tornando las cosas a su alrededor, la lógica que le daría Gaster sería que la matara antes de que pudiera volverse un problema si no era un asunto que lo involucrara a él.
No, no le involucraba en absoluto… y sin embargo ya estaba metiendo las manos por ella. Se había arriesgado él y a su familia por haberla salvado de aquel conflicto que no era nada tema suyo. Y ahora tenía el riesgo de que el magnate soltara la sopa en un descuido… y que Don Dreemurr fuera tras sus huesos por "traición" a los monstruos en caso de descubrirlo.
Se levantó de mala gana dirigiéndose hacia su recámara para terminar de vestirse, llevándose el ramo consigo para ponerlo en su ventana. Aunque le pareciera ridículo tener tal cosa, apreciaba mucho el gesto de que Frisk se lo hubiera mandado. Al querer ponerlo en un contenedor considerable de su habitación y ver que no cabía, le quitó el listón para no tener que maltratar los tallos. Pero una vez que lo quitó por completo, una pequeña hoja muy bien doblada cayó casi al instante. La detuvo con cierta urgencia antes de que callera al suelo.
La caligrafía de la hoja doblada era bastante legible y nada complicada para leer, cosa que le dio gracia al esqueleto. No tenía mucho escrito, pero no pudo evitar emocionarlo levemente de que se dignara en mandarle de esa forma tales palabras.
"Hierbe los pétalos y tómate la infusión en cuanto esté listo .Te ayudará a alivianar toda tensión. Espero que esto te ayude". Es todo lo que decía.
Por más que leía una y otra vez aquella extraña indicación, no podía creérselo. ¿En verdad ella se estaba mostrando preocupada por él? ¿Enviarle carne todos los días… realmente le estaba brindando "frutos"? Con ello se rio a carcajadas de su propio chiste mental.
La florista había tenido el cuidado suficiente de no firmar la nota ni de poner siquiera iniciales, pero no le cabía ninguna duda de que se trataba de algo de ella. La guardó cuidadosamente en uno de sus cajones y terminó de colocar aquellas flores en el desgastado contenedor. Ya luego haría caso a la indicación, primero tenía cosas importantes que hacer.
Y una de ellas era agradecerle en persona.
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-Esta es una idea estúpida. –Rezongó la flor con leve irritación.
-Pero si fuiste tú quien me sugirió hacer algo así –Comentó Frisk mientras mostraba leve dificultad de cargar un saco lleno de cosas, así como la maceta al mismo tiempo –Además no es tan malo, muchos podemos vernos beneficiados con esto.
-Se nota que no has aprendido nada… En este lugar todo está muerto, o no se ha dado cuenta de que lo están por dentro. Nada florecerá aquí y nadie hará nada.
Frisk se encontraba recorriendo las calles con paso lento mientras se dirigía hacia el parque principal. Tras un día relajante en su trabajo, le había llegado la idea de convertir aquel lugar descuidado en un huerto donde no sólo ella tomara los frutos que surgieran con ello, sino que todos en Snowdin podrían hacerlo.
Nadie tendría que pasar por lo que ella pasó de no conseguir alimento por discriminación. Además, podía darle algo de color y calidez a aquel barrio tan gris y deprimente. Sabía que no la tenía fácil, pero estaba completamente determinada en salvar aquel lugar. Después de todo, le había hecho una promesa al pino de ahí.
Una vez llegando a su destino, dejó en una de las bancas el saco que ella había hecho improvisadamente con una sábana vieja y la maceta de Flowey. Contempló con detenimiento su entorno antes de tomar la decisión de con qué comenzar, pero tras una breve revisada que dio, no tuvo que pensarle tanto para entender por dónde debía empezar si quería lograr su cometido.
-Hay mucha basura por todas partes –Suspiró con cierto pesar. No contaba con tantas bolsas para recoger todo –Todo está oxidado y…
-Ni se te ocurra tocar todo eso con las manos –Le advirtió la flor en lo que sacaba del saco unos guantes de jardinería para pasárselos –No quiero que te mueras por una estupidez así.
-Gracias –Sonrió en lo que se los ponía –Podrías ayudarme y así regresaríamos más temprano.
-Tú y tu maldita necedad de hacerme trabajar –Gruñó molesto.
No quiso insistirle más y puso manos a la obra con todo, peo tras comenzar a levantar las piezas fáciles y ponerlas en bolsas de basura, notó cómo a sus espaldas se encontraban algunas lianas surgiendo de la maceta a levantar varias cosas para ponerlas en un solo punto. Simplemente sonrió en silencio con satisfacción y siguió con lo suyo.
De vez en cuando le escandalizaba mentalmente por lo que encontraba entre las cosas que levantaba. Comprendió porqué Flowey le preocupaba lo que pudiera tocar por accidente por las miles de cosas que habitaban en aquel suelo descuidado. Los cristales y piezas oxidadas era lo de menos, sino por algunas jeringas y…
-No necesito averiguar qué viene siendo eso –Se levantó con cierta prisa y se apartó en cuanto antes –Ni tampoco porqué hay algo así aquí.
-A algunos les agarra la calentura en cualquier lugar –Dijo Flowey con indiferencia en cuanto se acercó lo suficiente y vio la pieza de látex utilizada –Y el hotel puede ser algo caro para ciertos miserables de por aquí.
-¿Usarán este parque para… eso? –Preguntó alarmada. –Pero si hay juegos viejos aquí… Es una zona para niños.
-¿Sigues queriendo arreglar este efímero lugar? –Esbozó una mueca burlona ante su disgusto.
Frisk se quedó en silencio tratando de digerir tal información. No sabía mucho sobre el tema, pero hasta para ella era desagradable que utilizaran un espacio público con ese fin. Los juegos, aunque estuvieran descuidados e imposibles de utilizar, seguía siendo un indicativo de que aquel lugar estaba pensado para que los niños jugaran y convivieran. ¿Y los adultos sólo hacían lo que les daba gana… y de ese modo? No veía como algo malo las relaciones sexuales, pero si consideraba que era algo de total intimidad y de lo que los infantes no requerían estar en contacto de esa forma. Ya había recogido algunos moños desgastados entre la basura, le aterraba la idea de que… Sacudió su mente de inmediato al no querer tener ese pensamiento atroz rondándole.
Esperaba estar equivocada. En verdad que lo esperaba.
-Con más razón hay que salvar este lugar, Flowey. Seguramente todos por aquí piensan que ya nada se puede hacer… Nosotros les demostraremos lo contrario.
Continuó recogiendo la basura sin más qué decir. Aunque le alarmara qué tan ruines podrían ser algunos en la ciudad, no por ello pensaba en darse por vencida. El pino sin hojas le indicaba que aún había vida en el lugar. Aun había esperanza.
En cuanto fue más que notorio el atardecer sobre el lugar, Frisk optó por continuar al día siguiente tras no contar con la luz suficiente. Habían levantado suficiente basura para que el lugar quedara escombrado, así que aquello le daba una satisfacción suficiente por lo pronto. Recogió sus herramientas y las puso en su saco improvisado para acto seguido cargar la maceta de su amigo.
El agotamiento estaba sobre todo su cuerpo, pero no se quejó en ningún momento. Caminó con algo de prisa para que no le agarrara la noche y llegar lo más pronto posible a su hogar. Ansiaba poder bañarse en cuanto antes.
Pero en cuanto ingresó a su propio local, no contaba con toparse con la silueta de cierto esqueleto recargado en su recibidor, como si fuera lo más natural del mundo estar en la oscuridad de un negocio que no le pertenecía. No se cuestionaba cómo es que había entrado, ya que era testigo de aquella particular habilidad que tenía de aparecerse donde quisiera.
Flowey tenía una expresión siniestra con tan sólo verlo, pero Frisk optó en tomar con calma la situación. Prendió la luz para contemplar a Sans y su particular sonrisa indiferente. Sin lugar a dudas no había cambiado en nada tras un mes de ausencia.
-Supongo que el letrero de cerrado no te bastó –Dijo sin más la florista en lo que se acercaba para poner sus herramientas en su lugar.
-Sigo cumpliendo parte del trato de no estar fuera del local –Atajó con algo de gracia su comentario.
-Agradecería entonces que respetaras cuando no estoy, al menos –Suspiró un tanto resignada. –Este negocio no pertenece a tu red delictiva.
-Fui informado de eso –Se encogió de hombros sin darle importancia –Pero ese nunca fue el caso de venir aquí todos los días, te lo aseguro.
-¿Entonces?
-¿Entonces qué?
Frisk suspiró con resignación. Por más que trataba de comprender sus acciones con ella, simplemente le generaba malestares innecesarios. Puso la maceta sobre el recibidor y terminó sin problema alguno de colocar sus herramientas. Sans no decía absolutamente nada, incluso le parecía que le sonreía mientras la observaba trabajar. ¿Es que no sabía hacer otra mueca? ¿Cómo podía sonreír con lo que sea?
-Te vez terrible –Comentó Sans finalmente tras notar que la humana le había descubierto observándola.
-Qué halagador de tu parte… -Dijo secamente la humana alzando una ceja –Si viniste sólo a insultarme y…
-Vine solo a decirte gracias –La interrumpió antes de que pudiera reclamarle por haber entrado sin estar ella –Ya sabes… por las flores.
-Oh…
Realmente se quedó estática sin saber realmente qué decirle. Una parte lógica de su mente le dictaba que era suficiente con un "de nada", pero por otra parte no quería sentirse tan seca con el gesto de su parte de mandarle alimentos. Fuera cual fuera la intención con ello, realmente le había salvado. Tras considerar que no lo volvería a ver y por las prisas del otro esqueleto, se había sentido en la urgencia de mandarle algo para no verse desagradecida. Nunca consideró siquiera recibir un gracias por un detalle menor de su parte.
-Sé que no fue mucho a comparación de lo que me mandabas, pero…
-Sin lugar a dudas es un regalo hecho por ti –Le sonrió animadamente mientras volvía a meter las manos en los bolsillos de su saco. –Así que fue más de lo que hubiera imaginado de tu parte.
Ambos se quedaron parados sin saber qué más decir. Flowey por su parte, observaba a los dos en silencio con un gesto de irritación total. No le gustaba lo que estaba pareciendo tal escena.
-Bien, ya agradeciste. Ahora vete –Gruñó la flor desde su lugar, llamando la atención de ambos –No tienes que hacer ya nada aquí. No vuelvas.
-Supongo que tienes razón –Comentó el esqueleto para su sorpresa.
Frisk se quedó estática tras oír eso. Después de tanto tiempo acosándola, mintiéndole y luego ausentarse sin decir nada ¿Ahora le daba por acceder tan fácil a dejarla en paz? ¿Realmente nomás había venido a decirle gracias… o a despedirse de ella definitivamente?
No estaba entendiendo con claridad el cambio del mafioso, pero intuía que la amenaza del esqueleto alto tenía algo que ver en ello ¿Ahora Sans sería su enemigo? ¿Estaba en peligro? ¿O simplemente no lo volvería a ver a él ni al otro esqueleto?
–Fue un gusto poder conocerte, Frisk. Sin lugar a dudas, eres la chica más interesante que he conocido.
Hizo un leve gesto con su sombrero a modo de despedida cordial y se giró para darle la espalda. Entendiendo que estaba por retirarse, Frisk se quedó quieta observándolo un tanto anonadada con tantas incógnitas rondando en su mente.
-E… ¡Espera! –Exclamó con urgencia.
Sans se giró un tanto extrañado con el tono de su voz. Se había acostumbrado a su habitual indiferente y casi acusatorio con el que se dirigía a él, que el percibir otro decibel de su parte le fue un tanto intrigante. Le causó algo de gracia notar que con decir tan sólo aquello llamándolo, se encontraba abochornada con su propio gesto, pero firme muy a su forma.
Esa mujer sí que le mostraba algo nuevo cada vez que la veía.
-Yo… he… ¿Te gustaría acompañarnos… a cenar? –Dijo finalmente tras hacer caso omiso al sonrojo que sentía en sus mejillas por la vergüenza que sentía de no mostrarse correctamente –Me regalaste demasiada carne y… no podré comerme yo sola todo eso.
-¡¿Qué?! Frisk, no… -Comenzó a reprocharle Flowey con un semblante furioso.
-Claro, me encantaría –Sans se giró por completo para contemplarla –Siempre es un gusto saborear tu comida.
Conteniéndose lo más que podía, Frisk tomó la maceta de Flowey para llevárselo consigo y para que le siguiera Sans hacia las escaleras que conectaban a su hogar. Una vez ingresando a su departamento, el fugaz reflejo que le dio cruzarse con su espejo de la sala le indicó que tal y como Sans le había dicho, se veía terrible. Tenía su cabello completamente despeinado y llena de tierra por todas partes.
-Yo ahora vuelvo –Comentó en lo que dejaba a su amigo en la mesa –No tardo.
Se metió a su recámara y cerró la puerta para cambiarse lo más rápido posible, pero quitarse toda la tierra fue más aparatoso de lo que tenía previsto, parecía que se había revolcado en el mismo suelo. Optó finalmente con llevarse consigo sus prendas y se metió a bañar rápidamente con tal de quitarse toda la suciedad de su parte, no era higiénico que tratara de cocinar en ese estado.
Sabía que no era correcto estarse bañando haciendo esperar a su invitado, por lo que trató de apurarse lo más pronto posible. No le daba confianza dejarlos solos, mucho menos cuando Flowey dejaba más que claro que lo detestaba a muerte.
Saliendo en poco tiempo, se desenredó su corto cabello con rapidez y se dirigió hacia su cocina para poner manos a la obra. Contempló fugazmente de que el esqueleto se encontraba sentado con calma en el comedor mientras que Flowey estaba con un visible gesto de apatía, más se encontraba tranquilo a su modo. Aquel silencio y calma no le daba confianza viniendo de ellos.
-Lo siento por la demora –Se disculpó tras notar la hora –No tardaré en hacer la cena.
-Descuida –La observó con una mirada pícara –Vale la pena la espera.
Sin más se puso a preparar la comida teniendo todo a la mano. En efecto no había tardado tras tener la mayor parte aventajada, después de todo, ya había contemplado que llegaría cansada a su casa tras el esfuerzo de limpiar todo un parque. Colocó todo con cuidado en la mesa y le sirvió primero.
Sans en verdad parecía disfrutar su comida tras servirse más de una vez, pero aun así se mantenía en un silencio sumamente incómodo para la humana. Realmente quería preguntarle qué había estado haciendo en su ausencia, pero sabía que además de grosero, sería muy malo de su parte interrogarle por sus tendencias delictivas. Ya se lo había advertido tanto Flowey como el propio Sans indirectamente.
Por más que pensaba en qué pudiera decirle para abrir un tema de conversación, nada le llegaba a la mente.
-Cada vez me convenzo más de que eres la mejor cocinera del mundo –Dijo Sans tras terminarse su tercer plato. –Para ser alguien que no comía carne, sabes prepararla muy bien.
-Es gracias a ti, supongo –Sonrió tímidamente con el cumplido –Me diste la oportunidad de probar otras opciones, aunque extraño comer vegetales.
-Creí que con todas tus plantas podrías equilibrarte –Rió levemente con su comentario –Pensé en que si querías una ensalada, simplemente morderías una de tus flores.
-No todas las plantas son comestibles, muchas de ellas llegan a ser tóxicas en su consumo –Comentó haciendo caso omiso a los gruñidos de molestia por parte de Flowey –Algunas pueden ser utilizadas para remedios caseros y otras es mejor no usarlas bajo ningún modo.
-Así que además de gustarte las flores, sabes de botánica. Eso es interesante –Comentó con sinceridad –Ahora entiendo por qué me dijiste que hirviera los pétalos del regalo que me mandaste.
-No sabía cómo te encontrarías en este tiempo, así que opté por enviarte flores gorse –Terminó su plato y lo puso a un lado –Calman hasta el alma más atormentada por cosas que sienten que no se puede hacer nada más.
Frisk había hablado un tanto apasionada tras gustarle el tema puesto en la mesa. Ya había notado por su cuenta que le daba facilidad conversar mientras tuviera que compartir su conocimiento en la materia, pero tras notar que el semblante del esqueleto se tornaba un tanto extrañado, comprendió de alguna forma que había sido imprudente su propio comentario.
-¿Por qué consideraste que esa flor sería buena para mí?
-La otra vez me dijiste que te dedicabas a la mafia porque no tenías opción –Se mantuvo firme pese a preocuparse internamente de lo descortés que pudiera ser de su parte –Y si ese es el caso, supuse que ser un asesino debe ser una carga lamentable para ti.
"O al menos eso espero", se dijo Frisk en sus adentros. Quería encontrar algún motivo por el cual no dudar de él pese a que toda lógica le indicaba lo contrario. Aun cuando fuera testigo de su destreza asesina, el que la salvara sin pedirle nada a cambio y luego ayudarle a mantenerse alimentada en su ausencia le indicaban que no se trataba de alguien terrible como se lo pintaba Flowey, sino alguien que tenía una vida lamentable nomas.
-He… ¿Cuántas veces me sorprenderás, chica? –Por primera vez, Frisk notó que su sonrisa había disminuido. –Para ser alguien que parece tener los ojos cerrados, sabes ver más allá de lo que tienes al frente.
-¿Acaso no te gustó la flor? –Preguntó extrañada.
-Siendo sincero, no la he probado aun.
-Entiendo…
-Pero con tu descripción, me es grato saber que realmente pensaste en mí –Nuevamente volvió su típica sonrisa – ¿Ahora si me extrañaste?
-No. –Dijo casi en el acto. –Pero si estuve preocupada.
La sinceridad directa que caracterizaba a la humana era algo fascinante para el esqueleto, por muy cruda que fuera en ocasiones. Y ahora que escuchaba de su parte que realmente se había preocupado por él y no se trataba de una percepción suya fantasiosa, le llenaban de un calor indescriptiblemente agradable.
Aquella chica de ojos alargados… realmente se había preocupado por él en su ausencia. ¿Quién necesitaba consumir pétalos medicinales, cuando se tenía a tan interesante mujer consigo? No pudo evitar reírse con ello, cosa que le extrañó aún más a la humana del otro lado de la mesa.
-Supongo que fue algo tonto de mi parte –Arqueó la ceja un tanto molesta con ello.
-No, no, es que me es interesante –Admitió tras controlar su risa –De todo lo que hubiera esperado de ti, no creí que te preocuparías.
-Lo último que me dijiste fue irías a hacer algo de tu "trabajo" –Hizo énfasis en la última palabra –Se puede pensar cualquier cosa tras ello.
-El que yo te preocupe significa que en verdad te agrado ¿sabes? –Sonrió triunfante con su revelación personal.
-No me desagradas –Finalmente admitió. Después de todo, era algo que había pensado por su cuenta tras su ausencia. –Pero no puedo confiar en ti sabiendo que matas por intereses personales.
Y de nuevo estaba esa rudeza en sus palabras. Sans suspiró un tanto resignado con tal información, después de todo, estaba en lo cierto. Era justamente las palabras que le había dicho a su hermano en la mañana. No podía haber verdaderos amigos en la profesión que estaba.
-Jamás te mataría, si eso es lo que te ha preocupado.
-Hay otras maneras de ser cruel con los vivos ¿cierto?
-¿Estás segura que sólo eres una florista? Tu razonamiento da para más que eso.
-Me ofende que me consideres apta para tu área.
Se levantó para recoger los trastes sucios e ir a preparar té, pero el esqueleto había sido más rápido y había utilizado su magia para ayudarle. Sin decir nada al respecto, Frisk fue por las tazas y sirvió el té sin siquiera preguntarle si quería tras estar despistada con sus pensamientos, pero Sans lo aceptó amablemente y se lo tomó con cuidado.
-Hablo enserio cuando te digo que no te haría daño de ningún tipo –Comentó tras haber consumido casi la mitad de su taza. Admitía que tenía un aroma relajante.
-Pero tú hermano si lo haría ¿cierto?
Frisk lo observaba fijamente en espera de alguna reacción negativa, pero en su lugar, simplemente había cerrado sus cuencas manteniendo su sonrisa. Dejó su taza terminada y se recargó en la mesa cómodamente.
-Se presentó de nuevo ¿no es así? –Por la gracia que le daba, parecía que no era la primera vez que lo hacía.
-Si, me dijo su nombre, aunque no lo recuerdo. Sonaba complicado –Admitió en lo que le daba un sorbo de nuevo a su taza. –Pero si recuerdo que dijo que era tu hermano y que se apellidaba Gaster, además de amenazarme con ser una enemiga por declinar su oferta.
-No fue por rechazarlo, sino porque eres humana. –Comentó con calma pese a la seriedad del asunto.
-Si noté su desprecio, así como muchos otros de por aquí –No ocultó su tono de desagrado por ello. La discriminación era tan notoria sin importar lo poco que había recorrido del lugar. No se quería imaginar cómo era el resto de la ciudad con el tema. –Así que por ello supongo que te estabas despidiendo de mí. Tu hermano buscará matarme en cualquier momento, y aunque digas que no me lastimarías nunca, eso no implica que él si lo haría y no evitarías que eso ocurriese.
No era un tema agradable para tocar después de la comida, pero quería que las cosas quedaran con seriedad para evitar cualquier malentendido. No le gustaba cuando le ocultaban las cosas por nomas, por lo mismo había tenido esa discusión con su madre el último día que había estado con ella, y la razón del porqué se encontraba en la ciudad.
Quería las cosas claras, sin máscaras, sin mentiras. Pero en el fondo sabía que eran peticiones infantiles de su parte si el mundo se estaba mostrando más atroz de lo que había pensado. Descubrir siquiera que el parque se usaba para otros medios le carcomía la mente por el disgusto.
-¿Tienes miedo? –Preguntó Sans tras un rato.
-Más bien disgustada por la situación. El que me quieran muerta por el único motivo de ser humana es absurdo.
Parecía que el esqueleto se estaba cuestionando mentalmente sus palabras antes de siquiera decirle algo, pero tras un rato de silencio incómodo, finalmente habló con su tono relajado habitual.
-Sé que estás en todo tu derecho de negarte a responderme esto, pero no pierdo nada con intentarlo –Comentó observándola tan detenidamente, que Frisk lo estaba tomando con la misma seriedad del asunto – ¿Realmente a qué viniste a Ebott?
-Ya te lo dije, busco a alguien.
-Sé que me dijiste eso, pero no noto que tengas la necesidad de salir de tu florería a menos que sea estrictamente necesario para ti. No estás buscando realmente entonces.
-¿Por qué piensas eso?
-Porque la carne no te la daban a una misma hora. Siempre fueron tiempos diferentes.
La florista no pudo evitar una mirada sorpresiva con ello. Realmente no se había percatado de los tiempos en los que le traían los paquetes, pero mucho menos se había puesto a cuestionar sobre la posibilidad de que le estuviera midiendo con ello. Percibía que siempre llegaba el monstruo de avanzada edad con la mercancía a temprana hora por su jornada de trabajo, pero ahora que analizaba más a fondo, no le había prestado atención a los tiempos.
Una vez más, Sans le estaba mostrando porqué era un delincuente peligroso. Frisk se sintió ingenua tras notar haber caído en ello.
-¿Me estabas… probando?
-No, trato de comprenderte. –Comentó con seriedad por primera vez en toda la noche. Era más que claro que era un tema delicado para él también –Entiendo que buscar a alguien en una gran ciudad desconocida para ti puede ser complicado, por lo mismo me parecía lógico que estuvieras en Snowdin, un lugar pequeño a comparación de otras regiones, si se trataba de alguien de este mismo lugar. Si no sales de tu local, implica no sólo que aquella persona no sabe de tu estadía aquí, sino que esperas topártela en algún momento llegando a tu negocio.
Tanto Frisk como Flowey se mostraban anonadados con lo fácil que había llegado al punto con tan sólo haber programado entregas de carne para ella.
-La gente aquí se conoce entre vecinos, no hay mucho que mostrar. Así que si estuvieras buscando a alguien específicamente de este barrio ya lo habrías localizado al menos. No sabes siquiera por dónde buscar ¿cierto?
-¿Cómo lo…?
-Al punto que quiero llegar –Le interrumpió de inmediato, no queriendo desviar el tema que quería –Es que en verdad quiero ayudarte a encontrar a quien sea que estás buscando. Tengo contactos que pueden ser de utilidad de ser necesario.
Parecía que realmente se estaba dirigiendo a ella con sinceridad, pero tal y como le había comentado momentos antes, no era un sujeto al que se le debería confiar algo si justamente le había puesto sobre la mesa la razón por la cual lo hacía peligroso.
-Ya te dije que no te diré nada de eso. Es personal.
-No lo digo por verme entrometido en tu vida, por muy raro que te parezca. Lo digo para que te puedas ocultar con esa persona.
-¿Tan peligroso es tu hermano?
-En lo personal, considero que no, pero puede que sólo sea mi lado amable como hermano mayor –Comentó con algo de gracia –Pero mientras sea una incógnita para mí lo que pudiera pasar, sería prudente que te encontraras lejos de la zona de ser necesario. También si quieres regresar a tu pueblo, puedo ayudarte con eso.
Frisk sobrepesó las palabras del esqueleto, pero no había tenido que pensarlas demasiado para llegar a una conclusión. No había llegado a la ciudad para rendirse al final. Sabía que tendría retos y estaba dispuesta a enfrentarlos, pero sobre todo…
-No puedo volver. Prometí que no lo haría. –Comentó recordando con tristeza las palabras de su madre. –Y gracias por la oferta, pero no pienso abandonar lo que he hecho aquí.
-Ok… -Se levantó para colocarse su sombrero de nuevo –Entonces supongo que ya debo retirarme.
También se levantó Frisk por cortesía y le acompañó a la puerta, aunque sabía que realmente se desaparecería como habitualmente acostumbraba. Flowey sonrió un tanto satisfecho desde su sitio y comenzó a levantar las cosas con sus lianas.
-Supongo que ahora si es un adiós –Divagó Frisk al estar ambos junto a la puerta de salida –Si ya no harás nada, claro.
Sans se quedó meditando en silencio mirando la puerta, como si con ello pudiera encontrar las respuestas que necesitaba. Terminó riéndose levemente tras saber que se veía como un tonto frente a ella.
-Sé que tienes tus razones para desconfiar en mí y lo respeto. Yo haría lo mismo en tu lugar –Comenzó a decirle sin siquiera mirarla –Pero soy sincero cuando te digo que me preocupas una vez más.
-Estamos a mano entonces, ya que tú me preocupaste primero –Sonrió levemente con su comentario. No entendía a qué se debía que pudiera decirle algo así, pero le sentaba bien poderse expresar de ese modo si de igual forma sería la última oportunidad que tendría –Adiós entonces, Sans Gaster.
-Hey, en verdad no es justo que sepas mi nombre completo y yo no el tuyo –Reprochó con algo de gracia –Necesito saber algo de ti para estar parejos.
-No te diré mi apellido.
-¿Tan horrible es que no quieres que lo sepa?
-Flowey me advirtió que pueden abusar de mí por dar mis datos personales.
-Entonces respóndeme una pregunta –Se aventuró un poco tras sentir seguridad por la lejanía de la planta parlante – Esa persona que andas buscando ¿Es importante para ti?
-Si… mucho.
-¿Vale la pena para ti esperarlo aquí, siendo el caso de que cometes un riesgo de ese modo?
-Eso ya son dos preguntas.
-Esta es por saber de mi hermano –Le guiñó una cuenca. –Anda, respóndela.
Suspiró un tanto resignada y se cruzó de brazos antes de responder.
-Él es la razón por la cual me fui de mi pueblo. No sólo es importante para mí, es especial en mi vida. Realmente deseo volver a verlo.
Sans se quedó contemplando la puerta más de la cuenta, lo que ocasionó que la humana se girara para contemplarlo extrañada con ese comportamiento. Su puerta era muy común y desgastada, no había nada en ella que pudiera causarle un verdadero interés ¿o sí?
-He… ya veo.
No entendía a qué se refería, pero antes de que pudiera preguntarle le había puesto su sombrero de cierto modo que le tapaba los ojos. Antes de poder protestarle por ello, al levantarse el sombrero contempló que su dueño se había esfumado por completo.
Frisk realmente no entendía que había pasado, pero supuso que al igual que ella, él no era bueno con las despedidas.
Porque eso había sido una despedida ¿cierto?
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Si, me tardé mucho en actualizar esto, pero si me siguen también en mi otro fanfic "Osado Corazón", sabrán que se me acumularon tantas cosas a las que tuve que darles prioridad. (pero quería ser independiente ¿no?) D:
Por mayoría de votos tanto en Wattpad como aquí en Fanfiction net, no avisaré cuando un capítulo tenga contenido sexual explícito. Leí cada uno de sus comentarios y la mayoría prefiere tomarlo con sorpresa a que se les dé un aviso, así que seguiré con el ritmo que ya tenía planeado desde el principio.
Gracias nuevamente por tenerme paciencia. Los quiero mucho!
Michi fuera!
:D
