La política a veces era de lo más absurda… pero beneficiosa a fin de cuentas.
Eso pensaba Mettaton mientras escuchaba desde su asiento la palabrería repetitiva del alcalde de la ciudad en su tarima. No importaba si le prestaba atención o no, se sabía la muletilla intermedia que daba en cada uno de sus discursos al que lo invitaban por mero protocolo empresarial. Ya estaba acostumbrado a asistir a esos eventos de aparente prestigio, pero por más que trataba de comprender los fines lucrativos que dictaban en sus movimie ntos, ante sus ojos sólo se trataba de malas inversiones cuyo fin era sacar el mayor provecho posible sin reflejar la verdadera cantidad invertida en los documentos a presentar. Patéticos, de eso no se trataba el mundo del dinero.
El robot suspiró aburrido sin importarle que uno que otro pudiera escucharle. Él sabía que sólo estaba ahí porque querían que invirtiera en algo que al final ellos le sacarían mayor cantidad monetaria que él, y si bien le molestaba que le tomaran por tonto de que no se daría cuenta, no podía pasar por alto el beneficio que le otorgaba contar con los favores políticos que conllevaba tal inversión a mediano plazo.
Después de todo, nunca estaba de más pensar a futuro de lo que pudiera sacarles. Y más cuando tenía ya varias ideas en mente de lo que pudiera necesitarlo.
En cuanto el alcalde dejó de hablar, Mettaton se unió a los aplausos mientras sonreía desde su sitio. Era el momento preciso en el que los fotógrafos comenzaban a trabajar y no quería salir mal en ninguno de los medios, después de todo tenía que mantener una imagen más que perfecta. Se paró siendo seguido de algunos de sus guardaespaldas que lo custodiaban desde variados puntos, y esperó el momento preciso para poder hablar personalmente con el dirigente a cargo de toda la ciudad en cuanto comenzaron a repartir las bebidas burbujeantes.
-Excelente discurso, alcalde. –Comentó el magnate mientras sostenía su copa elegantemente. –No cabe duda de que ha sido la luz de la innovación para todos en Ebott.
-Ah, señor Blook. Me alegra de que esté aquí. –Sonrió el regordete humano en cuanto se giró a verlo. –Espero que considere participar en el proyecto.
-Nada me honraría más que formar parte. –Aduló con su tono carismático que usaba exclusivo para negocios. –El turismo es algo que beneficia en muchos factores a la ciudad. Y no sólo generará ingresos, también generará más empleos. Es un ganar ganar bastante atractivo.
Dieron unos cuantos pasos para retirarse juntos del lugar en el que habían estado situados. Mientras que el alcalde daba tragos gustosos a su bebida, Mettaton se limitaba a girar elegantemente la suya. Desde el incidente de su hotel había optado el protocolo de no consumir absolutamente nada sin antes haber pasado por sus catadores personales, pero no por ello debía verse grosero en no tener consigo lo que le ofrecían por cortesía. Así ante la primera oportunidad de un respaldo, dejó su copa con contenido completo y continuó conversando con el humano antes de que alguien más acaparara su atención. Sabía que no era el único con las mismas intenciones.
-Como experto en la industria del entretenimiento, es bastante interesante para mí formar parte en la creación de un parque de diversiones a nivel público. –Continuó el magnate con semblante sereno. –Y he de suponer que el realizarlo en la costa de Waterfall vendría siendo por el flujo poblacional en crecimiento reciente.
-Veo que has investigado muy bien, señor Blook. –Acarició con algo de gracia su bigote asquerosamente esponjoso y canoso. –En efecto, hemos presentado un crecimiento por las visitas extranjeras, aunque he de admitir que el problema de eso es que luego se quedan. No sé cómo es que logran romper con toda la seguridad preventiva, pero siempre logran adentrarse sin papeles y luego es difícil dar con ellos.
-Algo se le ocurrirá para solucionarlo, sin duda. –Simplemente dijo sin querer dar más aire al tema.
-De hecho… si tengo algo en mente. –Dio un último trago a su copa y la dejó en el primer sitio que encontró. –Pero eso es un asunto de interés político, espero que entienda porque no le diré nada, señor Blook.
-Comprendo.
-Fue agradable conversar con usted, pero debo retirarme. –Indicó sonriente el alcalde pese al tema presentado. –Me comunicaré con usted para ver los detalles muy pronto.
-En ese caso, le pasaré mi línea directa para evitar tantos protocolos molestos.
Sacó su cartera de piel para sacar su tarjeta personal, la cual no daba con tanta facilidad tras dirigirlo a su oficina de su mansión. Pero en cuanto la abrió se quedó estático por un breve momento al ver la foto chamuscada cuyo rostro conservaba de tan inusual chica de facciones orientales. Había olvidado que la había guardado ahí en aquel día… ¿Por qué lo hizo en primer lugar? Ni él daba con una respuesta certera para eso.
-Señor Blook ¿Está todo bien?
-Ah… si, alcalde. –Actuó como si nada hubiera pasado y le entregó su tarjeta y cerrar su cartera de inmediato, casi como si no quisiera verla. –Esperaré su llamada.
Al tomar la tarjeta y guardarla en su bolsillo, estuvo a punto de girarse para retirarse hacia otro grupo que se encontraba en espera de su atención limitada, pero se detuvo en un instante y volvió a prestarle atención al robot con un semblante de lo más enigmático.
-Espero que entienda que no aplicaríamos su misma… política laboral para el lugar. No será ni un circo ni un zoológico después de todo.
No hacía falta analizar sus palabras tras lo directo que había sido con ello, pero una vez más Mettaton tuvo una sonrisa deslumbrante para la situación sin siquiera inmutarse con eso.
-Usted es el alcalde y sabe qué es lo mejor para la ciudad ¿no es así?
-Me alegra que comprenda a la perfección. Por eso es un placer negociar con usted.
Sin nada más que decir, el regordete humano se giró y se retiró hacia el otro grupo bien trajeado que le esperaban con el mismo semblante que había empleado el robot, el cual había opacado aquella apariencia una vez que le dio la espalda y se retiró sin tener nada más que hacer ahí salvo ser uno del montón que no compartían su verdadera visión de las cosas.
Al notar que ya se retiraba, sus guardias que habían estado a distancia considerable en respeto a la conversación con la figura política se pusieron a sus costados. Su chofer ya lo estaba esperando con suma elegancia y le abrió la puerta de la limosina para retirarse a la brevedad. Aunque el robot mostrara elegancia y carisma en sus pasos, habían aprendido a leer sus gestos para notar cuándo era apropiado indicarle algo o no. Y en ese momento, más les valía ni saludarlo por cortesía.
Mettaton tomó un vaso dentro de la limosina y se sirvió un trago mientras comenzaban a avanzar de regreso hacia su mansión para calmar el coraje que le había dado tal comentario despectivo. El que le dijera precisamente a él sobre que no se contrataría monstruos para algo que saldría de su propio dinero… era de lo más insultante. Estaba acostumbrado a esa clase de comentarios dado que algunos de sus propiedades eran atendidos por monstruos desesperados por trabajo, y si bien era regocijante para él que se dirigieran hacia él como un humano más tras su apariencia costosa, todavía quedaba uno que otro que le discriminaba por dar empleos que los mismos humanos promedio rechazaban, como si quisieran recalcarle que lo que hacía no era suficiente para ser considerado uno de ellos.
Aunque rechazara su naturaleza en cierta medida por el bien de sus intereses personales, no podía hacer vista gorda a la situación desfavorecida que tenían varios monstruos en la ciudad. Sabía de primera mano la impotencia que se sentía no poder conseguir las cosas por el simple hecho de una apariencia distinta a lo "normal" que dictaban los humanos, y aun cuando se dignaba en darles una oportunidad de empleo a los monstruos necesitados… aun así muchos le juzgaban al grado de odiarlo a muerte. Los humanos le criticaban por atreverse a dar empleo a monstruos y los monstruos le detestaban por atreverse a estar en la cima hasta de los mismos humanos. Había veces que realmente no podía comprender a la sociedad en si, pero tampoco le interesaba en cuanto sus planificaciones estuvieran al margen de sus intereses. La ambición era el verdadero motor del progreso, y eso era algo que sus competencias no podían soportar al ser él quien había dado con la fórmula correcta.
Terminándose su bebida y dejándola a un lado, sacó nuevamente su cartera con algo de culpabilidad para contemplar nuevamente el rostro de la joven que se había atrevido a humillarlo… y que además le había salvado la vida. Si bien se consideraba un experto en leer las debilidades de sus oponentes por medio de la avaricia y lujuria, así como saber a la perfección tratar a cualquier mujer, nada de eso podía aplicar con ella por mucho que lo pensara. Por mucho que lo analizara, no podía visualizar un panorama del porqué de sus acciones. Y no le ayudaba en nada el hecho de que no pudiera acercarse para dar una repuesta clara por cuenta propia. Estaba acostumbrado a ser amenazado de muerte y que le restringieran dar un paso en varias zonas, pero por primera vez le molestaba sentirse impotente ante algo que le estaba carcomiendo y no poder solucionarlo dada esa restricción.
La razón por la cual aceptaba invertir en el proyecto del alcalde, era para luego pedirle el favor de apropiarse de su local en nombre del gobierno y así él tener cierta autoría en ella para acercársele y "ayudarle" en conservar su insignificante pero apreciado negocio para ella, pero nada de eso servía si no conocía antes a la chica para saber cómo manejarlo sin dejar cabos sueltos. Por primera vez se sintió impotente al saber que ella era distinta a las chicas que estaba acostumbrado a cortejar… y tal vez esa sería la razón por la cual conservaba su foto, si no fuera por el hecho de que su hombría le impedía aceptar ese hecho. No, a él nadie le deslumbraba, sino todo lo contrario. Él no tenía que buscar las cosas al ser los demás quienes llegaban a él… ¿Por qué estaba siendo diferente ahora? ¿Por qué no podía dejar el tema en el olvido? ¿Por qué… tenía le necesidad de agradecerle en persona por haberle salvado la vida pese a su descortesía con él?
Con algo de molestia cerró su billetera y la guardó mientras analizaba el asunto mentalmente. Si el plan del alcalde era poner su centro de diversiones en Waterfall, eso le generaría otro conflicto más incómodo… pero no quería pensar en ello por ahora. No les temía a comparación de lo que pudiera hacer cierto esqueleto si daba un pie en Snowdin tras su advertencia.
Pero… si no podía conseguir trabajadores monstruos para ello… ¿Qué tal una humana necesitada de trabajo, al grado de tener que mudarse a otro lado?
Por primera vez en ese día, Mettaton sonrió de verdad.
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Dejando sus herramientas a un lado, Frisk se quitó el sudor de su frente tras terminar de atender varias plantas ya crecidas y se levantó enérgicamente pese al esfuerzo que hizo. Se acercó a la banca en donde había dejado algunas de sus cosas a cuidado de la maceta rodeada de una bufanda recién tejida, cuyo ser se acurrucaba en ella mientras la observaba con un deje de gran molestia.
-Maldito frio, maldito lugar, maldita tu… –Murmuraba Flowey por lo bajo.
-Te dije que me esperaras en la casa. –Le comentó tras oírle perfectamente y tomó su botella de agua para darle un gran trago. –No hacía falta que me acompañaras.
-Cada vez que te dejo sola terminas en riesgo de muerte, no tengo de otra si tu estupidez te persigue a todas partes.
-Pero sin pétalos eres más débil…
-Cállate.
La florista simplemente suspiró causándole gracia el comportamiento de su amigo y retiró las cosas para sentarse a lado suyo. Desde que le había contado que se había topado con Sans y de que esa había sido la razón por la que había llegado tarde aquella vez, la flor había tomado la decisión de no volver a dejarle estar sola tras considerarlo más que necesario. Y si se comportaba así con ella por el simple hecho de verlo casualmente, no quería ni imaginarse lo que haría si le contaba de lo que habían hablado, por lo que había optado en omitir esos detalles por el bien de su tranquilidad. No era necesario después de todo.
Sacó su almuerzo de su bolsa y comenzó a comerlo tranquilamente a modo de descanso. Estaba muy contenta de ver que su esfuerzo estaba valiendo la pena en más de un sentido. No sólo las plantas eran más que notorias en el parque al grado de ya ver varios brotes a punto de florecer en cualquier momento, dado que se había puesto en la tarea de plantar varias flores de clima friolento dadas las condiciones que ofrecía Snowdin, sino que también notaba con gusto de que varios niños habían comenzado a aparecer recientemente a jugar en el lugar de mejor apariencia. Los juegos aún se encontraban en terrible estado y eso estaba fuera de sus posibilidades de momento, pero el que pudieran disfrutar de correr y darse maromas en el pasto agradable del lugar era más que suficiente para ella. Tan sólo hacía falta que el pino estuviese recuperado por completo y su trabajo ahí habría terminado. Incluso había solucionado lo de los botes de basura al darles un soporte de cemento imposible de retirar, tal y como le había sugerido Flowey tras hartarse de la situación repetitiva. Le había sorprendido de que una flor supiera cómo manejar y emplear cemento para empezar, pero supuso que era una de las muchas cosas que su amigo se rehusaba a contarle por mucho que le preguntara. Esa situación en particular comenzaba a preocuparle, pero se limitaba a aceptar el hecho de que su amigo veía las cosas para su bien y seguía adelante.
-¡Vete! ¡Tú no puedes jugar!
-¡Pero yo quiero!
-No puedes, esto es para niños y tú eres una niña.
Siendo cada vez más notorios los gritos, Frisk se giró para ver los niños humanos que estaban discutiendo mientras uno de ellos sostenía un balón. Se hacía una idea de lo que estuviera originando tal discusión infantil, pero al ver que la habían empujado tuvo el impulso de levantarse y ver si no se había lastimado tras su llanto repentino.
-¿Estás herida? –Frisk se puso frente a ella para verla mejor, lo cual los niños a su espalda se asustaron de ver a un adulto ahí. – ¿Te duele algo?
-N-no… -Sollozó la pequeña mientras se limpiaba las lágrimas.
-No deberían de ser rudos con ella. –Frisk se giró hacia los niños un tanto incomodados con su presencia. –Aquí todos pueden jugar.
-Lo sentimos, señorita. –Dijeron los tres niños al unísono.
Tras comprender que indirectamente había llamado la atención a unos niños desconocidos por mero impulso, se sintió incómoda de haberse entrometido en algo que no le correspondía figurando como una autoridad adulta ahí, pero no había podido evitar preocuparse por la niña tras su llanto que terminó siendo realmente por la impotencia que por el mero gesto. Ahora no tenía ni idea de cómo librarse del asunto sin verse grosera ni autoritaria, y tal parecía que Flowey lo había notado dado que hizo acto de presencia un tanto molesto de haberse salido de la comodidad de la bufanda para ponerse a lado suyo exhibiendo la ausencia de sus pétalos.
Para sorpresa de Frisk, la presencia de Flowey había incomodado en gran medida a los niños que dieron un paso atrás con un semblante asustado.
-Un monstruo aquí…
-Flowey no es un monstro. –Contestó la joven de inmediato al escuchar el susurro de uno, olvidando así por completo la incomodidad que había sentido segundos antes. –Es… una flor única.
-Pues parece un monstruo. –Indicó la niña mientras se ponía a lado de sus amigos, olvidando que minutos antes habían sido groseros con ella. –Está mal juntarse con ellos, es lo que mi mami siempre me dice.
-Pues tu mami es una… -Gruñó el mencionado mientras cambiaba su semblante nada conveniente para el momento.
-¡Flowey! –Atajó de inmediato la florista al detectar las malas palabras que estaba por pronunciar frente a los niños. –No está mal juntarse con monstruos, todos convivimos un mismo lugar.
-Pero son diferentes a nosotros. –Comentó el niño que abrazaba su balón.
-Ser diferente no es malo. Lo que sí es malo es lastimar a otros sólo por ser diferente.
Frisk realmente no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero tal parecía que estaba dando una lección no planeada a esos niños que nuevamente se encogían en su sitio tras sentirse regañados. Un tanto incómoda con eso, se dispuso a retirarse de vuelta hacia sus cosas, pero contempló que el niño monstruo de la otra vez estaba revisando sus cosas y comiendo su comida. Dado el hecho de que no se había dado cuenta de que había sido descubierto por la dueña de las pertenencias, Frisk optó por permanecer así para que siguiera comiendo tranquilamente.
-Entonces… ¿por qué andaban peleando? –Frisk intentó hacer plática en lo que pensaba qué hacer.
-Mary quiere jugar con nosotros, pero no puede porque jugaremos algo para niños. –Aclaró el que tenía el balón abrazado.
-¿Hay juegos sólo para niños y otros solo para niñas?
Preguntó la joven un tanto anonadada. La ciudad sí que era extraña si hasta para eso había divisiones. No le encontraba sentido al hecho de que hubiera cosas para un solo género, pero no se sentía en postura de juzgar si era una costumbre citadina. Ella no convivía con nadie desde niña, pero si recordaba los juegos que había tenido con sus hermanos, que pese a ser mayores a ella, siempre la habían involucrado con tal de nunca dejarla sola. La nostalgia que le generó tal recuerdo de su infancia le hizo esbozar una tenue sonrisa, la cual fue suficiente para calmarla y seguir conversando con los niños.
-¿Y porque no juegan algo que puedan participar todos? –Sugirió mientras se agachaba a su altura, sentía que pudiera ser grosero verlos hacia abajo. –Debe haber algo ¿no?
-Pero queremos jugar futbol…
-Yo también quiero jugar eso. –Reprochó la niña.
-Las niñas juegan con muñecas. –Comentó otro niño.
-Yo nunca tuve muñecas. –Comentó Frisk vacilando un poco, tratando de recordar si realmente había tenido, pero solo recordaba algunos peluches esponjosos, los colores y… –Jugaba con mis hermanos con unas botellas de plástico.
-¿Con botellas? –Preguntó un niño asombrado.
-Sí, mis hermanos y yo las tomábamos del botiquín y les poníamos cara… esos fueron nuestros muñecos, supongo. –Rio dulcemente ante el recuerdo. –Nunca jugamos con un balón, aunque creo que fue porque no tuvimos uno.
No tenía ni idea del porqué, pero de pronto todos los niños la estaban observando con una mirada que parecía estar a punto de llorar. ¿Había dicho algo malo? Volteó hacia Flowey para saber si él entendía algo, pero para sorpresa suya éste había apartado la mirada de todo, como si no quisiera para nada que le viese en ese momento, aunque su semblante indiferente permanecía en él.
-Señorita… – Aventuró tímidamente un niño.
-¿Si usted consiguiera un balón… podría jugar con sus hermanos? –Preguntó otro con curiosidad.
-Murieron hace tiempo, así que con balón o no, daría lo que fuera por volver a verlos.
Algo en sus palabras debió de estar mal, ya que los niños comenzaron a llorar mientras la observaban muy extraño. Preocupada por sus reacciones, Frisk trataba de dar con algo para calmarlos, mas no se le ocurría nada y Flowey parecía estar perdido en sus pensamientos sin prestar atención a lo del frente. Para sorpresa suya, uno de los niños le tomó de la mano tímidamente mientras seguía sollozando.
-No somos sus hermanos… ¡pero puede jugar con nosotros!
-¡Nosotros tenemos un balón!
-¡Juegue con nosotros!
Fue así como Frisk comprendió que sus lágrimas eran por sentirse mal por ella en su anécdota. Conmovida por la pureza de los niños, se limitó a asentir con la cabeza mientras acariciaba la cabeza de uno de ellos.
-Sólo si dejan que todos juguemos.
En lo que los niños asentían y se limpiaban sus lágrimas, Frisk se agachó aún más para hablar con su amigo, el cual aún permanecía con la mirada distante más de la cuenta. Tomándolo con cuidado del tallo para acariciarlo y llamar su atención, la flor se giró hacia ella con un semblante un tanto extraño para la joven.
-Vamos Flowey.
-¿Tú quieres jugar? –Le preguntó con su habitual voz, pero con una mirada aun distante.
-Suena divertido.
Sin emitir palabra alguna, la planta se retiró con la comodidad de sus raíces en la tierra y se dirigió hacia lo que los niños estaban armando como una portería. Comprendiendo que esa era su forma de estar de acuerdo, Frisk se levantó y se dirigió hacia sus cosas con paso tranquilo para no alarmar al niño monstruo que aun comía plácidamente. En cuanto estuvo a lado suyo, le acarició la cabeza para que comprendiera nuevamente que no tenía intenciones de regañarlo ni nada.
-¿Quieres jugar con nosotros? –Le sonrió para que se calmara tras darse cuenta de que ahí estaba. –Hay un balón, así que será divertido si somos más.
-Yo…
Frisk apartó su mano para comenzar a quitarse los zapatos, los cuales no serían convenientes para jugar con una pelota dado su tacón bajo y la incomodidad que presentaría. Tras ponerlos junto con el resto de sus cosas, así como su sombrero para evitar estar pendiente de que se le cayera en el movimiento, hizo un ademán con su mano para señalar el lugar en el que estarían todos. Un tanto dudoso, el niño de escamas color mostaza le siguió los pasos tímidamente mientras observaba al resto de los niños humanos, los cuales se sentían extrañados con su presencia, mas no comentaron nada y empezaron a ponerse todos de acuerdo para jugar.
Para ser su primera vez pateando un balón, Frisk descubrió que era pésima en ello. Constantemente apuntaba para otros lados al grado de dar pase al equipo enemigo, incluso en una ocasión dio a su propia portería en el cual Flowey dejó que pasara el balón mientras se burlaba de ella. Mientras que la niña resultó ser bastante buena con los pases, al igual que el niño monstruo que poco a poco mostró que se estaba divirtiendo con ellos.
Notando que la estaban ignorando dada su ausencia de habilidad en los deportes, la florista se hizo a un lado y prefirió observarlos jugar mientras se sentaba en el césped. El que disfrutaran jugar entre ellos en el parque que ya mostraba los buenos cambios en su cuidado le hacían sonreír plenamente. Incluso le pareció que su amigo se estaba entreteniendo haciéndole de portero con sus lianas, cosa que le era muy extraño pero satisfactorio en más de un sentido.
-¡Darien! ¿Qué te dije de acercarte a los monstruos?
El grito de un hombre le vino por la espalda con suficiente fuerza para darse cuenta de su cercanía. Se giró para verlo y contempló a un señor regordete con una bata manchada de masa y harina empuñando los puños conforme daba pasos firmes.
-Tranquilo señor, sólo están jugando. –Comentó Frisk para bajarle los humos que se le notaban en la cara, mientras se levantaba sacudiendo un poco su falda en el proceso.
-¿Tranquilo? Ese monstruo en cualquier momento podría morderle y causarle una enfermedad. –Se giró hacia ella irritado de que alguien le interrumpiera.
-¿Por qué haría tal cosa?
-¡Porque es horroroso! ¡Tan sólo mírelo! –Gritó ahora enojado con ella de que le cuestionara. – ¿Qué no comprende la situación?
-Me parece más bien que es usted el que no comprende.
Aunque hubiese previsto lo que estaba a punto de hacerle el señor, no pudo apartarse con tiempo suficiente del golpe de puño cerrado que le había dado justamente en su mejilla, tumbándola por completo en el suelo mientras se sujetaba completamente adolorida y atónita por la situación. La violencia repentina había sido tal que la desconcertó por completo al grado de sentirse mareada por el impacto doloroso que daba por hecho de que le dejaría una marca rápidamente.
No comprendía porqué había terminado de esa forma, tan sólo habían estado conviviendo… ¿Tanto miedo tenía?
Escuchaba que el señor seguía gritándole unas cosas, mientras que uno que otro chillido infantil resonaba lejanamente, pero nada de eso lograba procesarlo al ser más notorio el malestar que sentía en su mejilla que acaparaba gran parte de su concentración. Tras un grito colérico que en particular pudo reconocer le hizo aterrizar en la situación al grado de asustarse por completo de lo que pudiera pasar. No tenía necesidad de siquiera verlo para darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder, pero aun así pudo reaccionar ante la flor que se dirigía rápidamente hacia ellos mientras empleaba un gesto aterrador que nunca había visto en él antes. Y el que sus lianas sacaran de inmediato unas espinas rojas nada agraciadas no ayudaba para nada con la situación. Incluso los niños habían salido corriendo asustados en la transformación aterradora de lo que antes parecía una pequeña e inofensiva flor.
-¡Flowey no!
Rápidamente se levantó y se interpuso en su camino con tiempo antes de que se abalanzara sobre el sujeto que le había tumbado, a lo cual había terminado recibiendo los cortes de sus espinas con brazos abiertos para recibirlo y detenerlo pese al dolor que ya de por si sentía. Pudo sentir con gran dolor cómo las espinas se adentraban de golpe en su piel mientras evitaba gritar por ello para no alarmar aún más. Al darse cuenta de lo que estaba haciendo, Flowey hizo desaparecer sus espinas antes de que los daños fueran más profundos, incluso su expresión aterradora había cambiado a una muy distinta inmediatamente mientras la observaba directamente a los ojos. Era extraño para la joven, pero por un momento le pareció ver extrema preocupación en sus ojos, casi al grado de estar aterrado por lo que le había hecho.
-Frisk… –su voz era apenas y un susurro.
-¡Maldito monstruo! ¡Es una aberración! –Gritó el señor a sus espaldas, el cual mantenía una postura a la defensiva sin importarle que la joven le había salvado de una posible muerte dolorosa. –Esa cosa es peligrosa ¡Seguramente está cultivando más en este lugar!
-¡Es peligroso para los niños!
-¿Cómo se lo han permitido?
Frisk escuchaba los gritos de los padres cada vez más absurdos conforme se acercaban con paso prisa y más seguros al tener un tema en común de cual respaldarse entre ellos. Mientras sentía cómo su amigo temblaba ante una rabia evidente por su expresión sombría, no tuvo otra alternativa salvo sujetarlo con extrema fuerza mientras lo abrazaba para evitar que se lanzara nuevamente hacia los presentes y decidió salir corriendo del lugar antes de que una masacre se desatara. No tuvo ni tiempo de ir por sus cosas tras notar cómo comenzaban los adultos a lanzarse sobre las plantas y las arrancaban o pisaban con extrema violencia para no dejar ni un rastro de ellas. Incluso le pareció percibir que habían agarrado sus herramientas de jardinería para cometer tales atrocidades con una brutalidad nada necesaria.
El impulso de ver todo eso e impedirlo era grande, pero por primera vez Frisk optó por no hacerlo al ser lo mejor para todos que se apartase lo más lejos posible del lugar. Si eso estaban haciendo con las plantas que difícilmente había logrado que crecieran dado el terrible estado del lugar con anterioridad, no quería imaginarse de lo que intentarían hacerle a su único amigo, el cual tenía toda intención de atacarlos violentamente sin importarle que los hijos lo viesen todo sin poder hacer nada por el miedo. Violencia sobre violencia solamente generaría heridos insensatamente, y si no le quedaba de otra salvo elegir en esa situación, en definitiva optaba por salvar a su amigo sobre el parque que le había costado meses rescatar.
Curioso… Sans le había planteado un tema similar antes… Tener una verdadera respuesta a eso le hacía sentirse peor de lo que hubiera imaginado.
Al sentir que sus piernas no le daban para más, la joven se percató de la ausencia de sus zapatos al haberlos dejado con el resto de sus cosas, mas no le dio importancia al darse cuenta de que se encontraba cerca de su preciado hogar. Estando más tranquila por la distancia y por asegurarse de que nadie le había seguido, se dispuso a continuar caminando mientras liberaba la presión que había efectuado en su amigo por cautela de lo que pudiera suceder, pero para su sorpresa, Flowey le detuvo mientras estiraba sus raíces para contemplar su cara, lo cual no pudo evitar hacer una mueca de dolor con el simple roce en su mejilla adolorida.
-Ese hijo de puta… lo que te hizo… No…
-Estoy bien, Flowey. No…
-¡No estás bien! –Gritó colérico, lo cual hizo que algunos peatones sobresaltaran del susto. –Debiste dejarme que me encargara de ese maldito. No debiste entrometerte, no…
Frisk sabía que su rabia no sólo estaba dirigida al señor que le había golpeado, sino al hecho de que sus espinas también habían terminado lastimándole inconscientemente, lo cual admitía en sus adentros que los cortes generados en sus brazos le dolían en gran medida, mas no le diría nada al respecto para no alarmarlo más. Aunque ya le había tocado en algunas ocasiones ver lo atemorizante que podría mostrarse si algo no le parecía, le desconcertaba ver tales gestos por parte suya, así como haber presenciado una forma en verdad aterradora en él nada agraciada, más optó por no darle importancia y seguir adelante. Era lo único que le quedaba realmente por hacer.
Dada la ausencia de pétalos en su amigo, terminó acariciando su tallo para relajarlo mientras le sonreía para indicarle que estaba bien. La situación le generaba un gran mal sabor de boca, pero sabiendo que su amigo se encontraba fuera de todo el conflicto era suficiente para sentirse bien por el momento. Ya luego vería como solucionar o reparar la situación, no era una prioridad ahora.
Caminó con cierta prisa al serle ya incómodo sentir el pavimento sobre sus medias ya rotas, pero en cuanto estaba a menos de una cuadra de su amado local, parecía que la mala suerte le perseguía en ese día sin terminar al presenciar que el par de esqueletos le esperaban recargados en su elegante vehículo rojo llamativo. Por un momento se la pensó de continuar con sus pasos para no toparse con ellos, pero viendo que sería inevitable sabiendo lo insistentes y demandantes que venían siendo sobre ella, terminó aceptando el destino y dio pasos firmes hacia delante mientras analizaba la situación silenciosamente.
-¡HUMANA, YA ERA HORA! –Exclamó el más alto en cuanto la visualizó aproximándose al lugar. –ES MUY MALO DE SU PARTE NO CUMPLIR CON SU HORARIO LABORAL.
-Papyrus insistió en esperarte aquí en vez de buscarte. –Comentó Sans riéndose de su queja. –Esperamos no ser repen…
Ambos esqueletos se quedaron atónitos una vez que la humana estuvo lo suficientemente cerca de ellos. Frisk simplemente les había saludado con un leve movimiento de cabeza y se disponía a sacar su llave, pero en un movimiento brusco, Sans le sujetó la muñeca y se acercó para contemplar mejor su rostro, lo cual fue para ella extremadamente incómoda su cercanía tras su expresión nada grata. El agarre de su parte estaba siendo doloroso tras el toque de sus heridas recientes, como si no hubiera sido suficiente el daño que ya le habían provocado en el parque.
-¿Quién?
Sus cuencas oscuras, así como el tono de su voz nada característico en él, le dio alerta suficiente a la joven de apartar su muñeca y con esa mano tapó su herida con cuidado. Por el semblante que estaban teniendo ambos esqueletos sobre ella le indicaba que la marca era más que evidente en su rostro, por lo que requería mayor atención que las posibles preguntas que le harían.
-HUMANA ¿QUÉ…?
-No es asunto suyo. –Comentó con algo de indiferencia para pasar de largo el tema y abrió la puerta con ayuda de Flowey al no disponer de una de sus manos para cubrirse. Lo que menos quería eran más inconvenientes con los que lidiar. – ¿A qué se debe su visita?
Hasta para ella la pregunta había sido tonta tras estar acostumbrada a sus llegadas de extrema confianza con ella, pero realmente tenía la necesidad de cambiar de tema al ser algo que en definitiva no quería pensar en el momento. Estaba satisfecha de haber evitado una catástrofe sobre su amigo y era la única cosa que se permitiría por ahora.
Ingresó a su local y se apresuró en poner a su amigo en la primera maceta disponible que tuvo al alcance, mientras notaba cómo era seguida de los mafiosos con una mirada nada agraciada para su gusto. Antes de que pudiera decir algo, ambos esqueletos ya estaban muy cerca de ella aprovechando de que estaba en libertad de cualquier carga.
-¿CÓMO SE HIZO ESTAS HERIDAS? –Papyrus preguntó con un tono de enfado mientras revisaba sus brazos descubiertos.
-¡¿Quién te hizo esto?! –Nuevamente preguntó Sans mientras revisaba su mejilla con cuidado, pero aun manteniendo su expresión sombría al mismo que su tono de voz, aunque algo exaltado ahora mientras percibía un ligero temblor en su mano. –Dime y le…
-Repito, no es asunto de ustedes. –Se apartó de ellos nuevamente, extrañada de que tuvieran esa clase de comportamiento con ella. –He de suponer que vinieron a comer ¿cierto?
-SI, PERO…
-Mi horario de almuerzo terminó hace rato, por lo que si me disculpan, tengo que trabajar ahora y…
-¿PIENSAS TRABAJAR CON ESA PRESENTACIÓN?
Aprovechando que ya se encontraba en su recibidor, Frisk sacó un pequeño espejo de él para ver la razón de porqué tanto escándalo con eso, pero al ver su moreteada mejilla comprendió que no podría ocultarlo ni con su cabello corto para disimularlo. Realmente era más que notorio el golpe bien dado, pero aun así consideró que estaban exagerando al considerar que no podría trabajar en ese estado si claramente se encontraba bien para cargar y atender. Un simple golpe no la detendría de lo que tenía que hacer.
Frisk estuvo a punto de dirigirse hacia ellos para amablemente pedirles que se retiraran y la dejaran sola, pero en una fugaz mirada contempló con horror que Sans ya no se encontraba en el lugar. ¿Cuánto tiempo había pasado de su ausencia? No había escuchado en ningún momento la puerta ni pasos de su parte, por lo que claramente había hecho uso de su peculiar magia de aparecerse donde le pegara la gana. Su hermano parecía también haberse recién percatado de que ya no se encontraba con ellos, pero a diferencia de ella, simplemente rechistó por lo bajo y volvió a dirigirse hacia la dueña del lugar.
-TAL PARECE QUE TENDRÉ QUE HACERME CARGO, COMO SIEMPRE. –Empleando su magia de tono azulado, con un ademán de su mano volteó el letrero de abierto a cerrado. –SUBAMOS POR HIELO ANTES DE QUE EMPEORE SU HERIDA.
La joven no sabía ni qué decir al embargarla decenas de pensamientos de lo que estuviera por hacer a continuación el mafioso ausente, pero para sorpresa suya, Flowey había estirado una de sus lianas para indicarle sutilmente de que subieran al departamento. Y si su amigo estaba opinando que estaba de acuerdo en atender eso primero… no le quedaba otra opción para que dejaran de insistir con el tema. Aunque le doliera hasta con el más simple roce, se sentía perfectamente bien para seguir con sus ocupaciones, por lo que las reacciones de todos eran en extremo exageradas.
Sin pedir permiso ni nada, Papyrus se había ingresado a su cocina en busca de hielo y el primer pañuelo de tela que encontró a la mano, mientras que Flowey le estiraba con sus lianas una silla para que se sentara mientras mantenía un perfil silencioso ante la presencia del mafioso en sus aposentos. Un tanto incómoda con su gesto, notó que el esqueleto se había sentado a lado suyo de la mesa y le colocó con cuidado el trapo que envolvía la cantidad de hielo que había ingresado en él.
-¿Sans iría a matarlo? –Preguntó sin más mientras tenía bastante cerca al hermano del mencionado.
-SI DA CON EL AGRESOR, ES MUY PROBABLE. ÉL LO DECIDIRÁ EN EL MOMENTO –Contestó sin preocupación mientras seguía con sus atenciones con cuidado. – ¿PUEDE DECIRME QUÉ LO CAUSÓ AL MENOS?
-No tengo ninguna necesidad de contarles si con ello van a generar más violencia. –Atajó mientras le quitaba suavemente el pañuelo para hacerlo por su cuenta. –Ya sería demasiada para un solo día.
-CLIENTE NUESTRO O NO, FUE UNA AGRESIÓN HACIA UNA MUJER EN UN LUGAR QUE ESTÁ A NUESTRO CUIDADO Y MANDATO. NO PODEMOS PERMITIR TAL COSA. –Contestó con seriedad mientras bajaba su mano al ya no sostener los hielos. –ASÍ QUE SE EQUIVOCA EN DECIR QUE NO ES ASUNTO NUESTRO, PORQUE SÍ LO ES.
-Difiero de esa opinión.
-¿HUMANO O MONSTRUO?
-¿Acaso eso importa?
-¿SIEMPRE ES USTED TAN DIFÍCIL? –Gruñó con su comportamiento descortés a su perspectiva. –SIGO SIN ENTENDER CÓMO ES QUE LE AGRADA TANTO A MI HERMANO.
-Puede preguntárselo usted.
Contestó nuevamente un tanto irritada con todo. Realmente quería pasar de página con el tema y nadie le entendía que en verdad se encontraba bien, nadie le daría importancia a su herida mientras pudiera cumplir con sus labores atentamente. Incluso se estaba cuestionando si sería apropiado buscar unos zapatos e irse corriendo nuevamente hacia el parque para asegurarse de que el señor estuviese bien, pero supuso que tampoco sería bueno de su parte si con ello lograría identificar a su agresor y con ello ponerlo en mayor peligro.
-NUNCA ME DICE NADA DE CUALQUIER FORMA, ES TAN EXASPERANTE. –Suspiró molesto mientras se cruzaba de brazos y observaba a la humana con gran atención. –TODO EL TIEMPO LE ESTOY CUBRIENDO LA COLUMNA DE SUS ESTUPIDECES Y AUN ASÍ NUNCA ME LO AGRADECE.
-¿Le ha dicho cómo se siente con eso?
-SOMOS HOMBRES, NO HABLAMOS DE SENTIMIENTOS. –Argumentó como si fuese lo más lógico. –PERO ME DA LA IMPRESIÓN DE QUE AUN USTED SIENDO MUJER, NO FRECUENTA HACERLO TAMPOCO. ES MUY RARA.
-Lo hago con Flowey. –Arqueó la ceja extrañada con ese tema.
-No, no lo haces. –Susurró por lo bajo la flor, aunque todos los presentes lo escucharon claramente. –A veces es un fastidio tratar de adivinar lo que tienes.
-ENTIENDO ESO, SANS ES IGUAL. –Contestó el esqueleto más calmado en cierta forma. –SIEMPRE CON SUS SECRETOS Y APARENTANDO QUE TODO ESTÁ BIEN.
-Tal vez simplemente no quiere preocuparlo. –Comentó la humana también calmada, mientras seguía sosteniendo el hielo en su costado. –Es su hermano mayor después de todo.
-EL QUE NO ME DIGA LAS COSAS ES LO QUE PRECISAMENTE ME HACE PREOCUPARME MÁS.
Aunque no lo comentara abiertamente, Frisk se sintió identificada con esa sensación al grado de sentirse culpable innecesariamente, ya que después de todo ella había aplicado por muchos años el cerrarse emocionalmente para no generarle problemas a su madre. Nunca la quiso preocupar y así aprendió a no expresarse abiertamente, pero ahora estaba segura que había lastimado a su madre al haberse apartado de esa forma.
Se despejó de ese pensamiento rápidamente al tampoco darle lugar en el momento, estaba segura que ese tema se solucionaría en cuanto diera por fin con su padre. Era sólo cuestión de tiempo, se decía repetitivamente.
Al entumirle la mano tras tenerla mucho tiempo levantada, bajó el trapo y lo puso sobre la mesa para descansar por un rato con eso, pero antes de que dijera algo más al respecto, el esqueleto se acercó a ella y tomó sus muñecas para contemplarlas con detenimiento.
-CREÍ QUE ERAN GRAVES CUANDO LOS VI POR PRIMERA VEZ, PERO AHORA VEO QUE EXAGERÉ UN POCO. –Las revisaba con cuidado con la simple vista. –APENAS Y SON SIMPLES RASGUÑOS, ASÍ QUE SE CURARÁN PRONTO.
En efecto, las cortadas que minutos antes le habían dolido bastante al grado de sentir que le habían atravesado, ahora que las veía bien apenas y podían notarse, suponiendo así que había sido más lo colérico del momento que cualquier otra cosa. Una razón más para que dejaran el tema a un lado y le dejaran hacer las cosas que requerían de su atención inmediata. Flowey estiró una liana para tocarla lentamente sus heridas, y aunque tuviera una expresión un tanto extraña para la humana, él no comentó nada al respecto mientras revisaba por cuenta propia sus brazos.
-VUELVO A PREGUNTARLE ¿QUÉ OCASIONÓ QUE LE AGREDIERAN?
-Supongo que no encajar en la ciudad. –Al ver la expresión de desconcierto del mafioso, Frisk pensó con mayor nitidez sus palabras. –Jugaba con niños en el parque, tanto humanos como monstruos y… a un señor eso no le pareció.
-PUEDO HACERME IDEA DE LO QUE LO IRRITÓ… PERO ESO NO JUSTIFICA QUE LA GOLPEARA, ESO NO SE HACE. –Suspiró más relajado de por fin saber el motivo de todo, ahora tenía algo que contarle a su hermano para que se calmase si llegaba a haber oportunidad. –Y DADO QUE USTED SE ENCUENTRA HERIDA, NO QUEDARÁ DE OTRA SALVO QUE YO PREPARE LA COMIDA EN ESTA OCASIÓN.
-No hay necesidad de eso, tengo que t…
Antes de que continuara su insistencia, una bolsa de papel fue colocada bruscamente sobre la mesa, llamando la atención así de los presentes. Sans se había aparecido de la nada estando sentado con ellos cómodamente, y si bien había retomado su sonrisa habitual, la oscuridad de su mirada delataba que no había dejado todavía el tema.
-Traje pan para acompañar la comida. –El tono de su voz era tan casual que Frisk lo tomó como mal augurio. – ¿No dicen que las penas con pan son buenas?
-QUE CONSIDERADO.
Frisk trató hallar algo distinto en esa apariencia desinteresada que mostraba el mafioso. Sus manos, sus ropas… algo. Pero no encontraba algo que revelara lo que realmente hubiera hecho en su ausencia salvo que aun mantuviera esa mirada vacía sobre ella. Considerando que en definitiva ninguno de los presentes le dejaría trabajar, sin más se levantó de su asiento y se dirigió hacia la cocina para comenzar a hacer lo que no tenía planeado.
-HUMANA, NO DEBERÍA SOBRESFORZARSE, AL MENOS DEJE QUE LE AYUDE.
-Agradezco el ofrecimiento, pero en verdad pienso que están exagerando todos. Sólo fue un golpe. –Abrió el refrigerador para ver algunos ingredientes y ver que pudiera improvisar. – ¿Les parece si preparo quiche?
-ESO NO QUEDARÍA CON EL PAN.
En cuanto la joven volteó con ellos para saber si estaban de acuerdo, Sans ya estaba llegando a lado suyo para tomarla del brazo con el que había sostenido la puerta del refrigerador. Escuchó un grito de reclamo por parte de su amigo a lo lejos, pero no pudo contestar algo al respecto tras el mareo que sintió al notar que se habían trasladado a otro lugar que no pudo identificar de inmediato.
El viento otoñal hacía mayor acto de presencia en la altura en la que se encontraban, por lo que instintivamente Frisk se abrazó a sí misma en busca de calor, liberándose así del agarre del mafioso. La ausencia de zapatos le hacía imposible el caso al sentir sus pies fríos con el mero tacto de aquel piso. Lamentó no haberse puesto esa prenda en la primera oportunidad.
-Esto podría tomarse como secuestro, Sans. –Argumentó mientras observaba su entorno para saber que la había teletransportado en el techo de un edificio, mas no tenía idea de dónde exactamente ante el cielo nublado que tenían sobre ellos. – ¿Por qué me trajiste aquí?
El esqueleto no emitió palabra alguna, tan sólo mantenía la mirada fija en ella sin el habitual brillo con el que siempre le observaba al otro lado de la calle. Frisk no comprendía su cierta impulsividad repentina. Estaba acostumbrada a su actitud relajada, burlona y de extraña coquetería con ella, pero ahora le daba la impresión de que su sonrisa vacía estaba tratando de ocultar un enojo que no venía a cabo.
Si, la habían golpeado, arruinado su proyecto personal de meses, y en efecto no estaba bien y ni era agradable, pero no había corrido un verdadero peligro dentro de eso. Conocía su insistencia de querer protegerla, y aunque todavía le fuera extraño que quisiera hacerlo, comenzaba a resignarse a que lo hiciera… pero si esa situación no había sido un atentado de muerte, ¿por qué molestarse? ¿Y por qué con ella?
Además, ¿qué no habían ido a comer a su casa? Tenía que preparar algo si esa había sido su intención ahora que no le dejaban trabajar, y el que la retuviera en un lugar desconocido dejando a dos seres con nada de tolerancia en su casa no era para nada una buena idea.
-No sé qué me esté dando más coraje. –La voz casual de Sans, así como su sonrisa, habían desaparecido por completo una vez que se dignó en responder. –Si el que un imbécil se atreviera a golpearte, o el hecho de que tú no le des importancia.
Frisk estaba a punto de argumentarle que no tenía caso darle tal atención a la brutalidad del señor, pero al estar lo suficientemente apartada de él pudo notar que en sus zapatos había tierra y pasto pegado, como si hubiera pasado por un terreno mojado. No tuvo que pensar las cosas con profundidad para dar con la situación.
-¿Diste con él? ¿Acaso…?
-"No es asunto tuyo".
La florista arqueó una ceja extrañada con esa actitud suya. Él le había dejado claro la otra vez que ellos solamente mataban por cuestión de "negocios" y a quienes se lo merecían. ¿Acaso en su criterio ese señor se había merecido algo así? ¿Así sin más? Ni había dado tiempo de evaluar la situación ni conocer los hechos… o al menos darle una oportunidad. ¿Un simple coraje ameritaba cometer una atrocidad en cuestión de segundos? Además… ¿Cómo estaría seguro de haber dado con el sujeto correcto? ¿Qué tal si había acabado con la vida de alguien que no tuvo nada que ver?
Por primera vez, ante ella sintió cuál era el verdadero peligro que ameritaba un asesino. Si quisiera realmente podría matarla si algo en ella no le parecía en algún momento. ¿O por eso le había llevado a ese lugar aislado? ¿Para matarla al enojarse con ella... por eso? No lo diferenciaba que le golpearan sólo por tener una opinión distinta.
-Asesinar por un arrebato ajeno… qué patética forma de justificar un hecho.
Había sido un susurro para ella misma, un pensamiento en voz alta para procesar todo en cuenta propia, pero aun así Sans le había escuchado claramente. Pese a todas las posibles reacciones, el esqueleto simplemente soltó una risa amargada.
-¿Así es cómo me vez entonces, bonita? ¿Cómo alguien patético? –El mafioso trataba de controlarse, pero no pudo evitar dar un paso delante de forma colérica, cosa que hizo retroceder a la joven instintivamente. –No te agrado ni por intento, pero sí que te esmeras en ver lo bueno de quienes te lastiman.
-No estoy viendo nada de nadie, sólo no quiero problemas.
-¿Qué tienen los demás que yo no para contar con tu piedad? –Continuó hablando sin escucharla realmente. – ¿Por qué ellos merecen tu aceptación mientras que yo… ante tus ojos sólo puedo ser un asesino?
Frisk estaba a punto de responderle que no tenía sentido su pregunta si era precisamente eso, pero supuso que esa no era la respuesta que realmente deseaba el esqueleto. Le era extraño que le cuestionara tal cosa, ya que si bien era más que consciente de su faceta clandestina y de la que en definitiva no era de su agrado, el que le sacara de uno que otro apuro era lo que le hacía sentirse agradecida con él. ¿Acaso no lo había dejado en claro? ¿Qué no habían conversado sobre eso ya antes? ¿O una vez más era causa de su nula forma de expresarse?
-No entiendo muy bien a lo que te refieres… pero creo que he tratado a todos por igual, incluyéndote. No estoy en postura de juzgar o favorecer a nadie. –Argumentó mientras pensaba en cómo librar la situación de forma tranquila. –No puedo ver por las acciones de los demás, sólo de las mías.
-Pero aun cuando fuiste el único ser en querer reparar lo que arruinaron otros… y aun con el daño que te hicieron, ¿Todavía piensas en perdonarlo?
Las palabras un tanto coléricas del esqueleto le confirmaban que en efecto había ido al parque y visto por cuenta propia lo dañado que lo habían dejado tras el conflicto. Pero eso la dejó todavía más confundida. ¿Estaba molesto porque le golpearon o porque arruinaron su trabajo? ¿Por qué Sans no podía decirle directamente qué era lo que lo tenía tan irritado? Sus comentarios no tenían cierto orden, como si el mismo mafioso no pudiera organizar su mente.
-Bueno… dices que te agrado ¿no? Y por eso es que me ayudas. –El frío en sus pies era cada vez más incómodo, por lo que la joven comenzó a andar lentamente con tal de ignorar ello. –A mí me agrada la naturaleza y busco ayudarle siempre en agradecimiento por lo que hace por mí. Es así como trato de entenderte. Así que no te preocupes por el parque, volveré a reparar los daños en cuanto pueda.
Parecía que había dado una respuesta incorrecta, ya que un gruñido de desesperación salió de los dientes del esqueleto aun con su mirada oscura. Frisk a esas alturas no tenía ni idea de qué más hacer o decirle, por lo que estaba deseando que de una buena vez terminara y le dijera realmente qué tenía.
-No puedo creer que comience a comprender a tu planta… en verdad te metes en problemas.
-¿Estás molesto conmigo por eso? –Preguntó finalmente al no agradarle que mencionara a su amigo en todo ello. – ¿Soy yo un problema para ti?
-¿Qué? No, bonita, no estoy enojado contigo. –Su pregunta extrañó a Sans, por lo que terminó calmándose poco a poco al reparar en su posible rudeza. –Estoy preocupado por tu forma de ver las cosas. Un día de estos en verdad podrían matarte si sigues así.
-Sólo he dicho lo que pienso.
-Lo sé, y… me gusta tu forma de pensar. Enserio. – Suspiró cansándose más del tema. En verdad que era complicado hacerle ver lo mal del asunto. –Pero ya te dije una vez que el mundo no comprenderá tu forma de ver las cosas. Hoy fue un golpe, ¿qué seguirá mañana?
-Seguir adelante.
La humana había sido tan directa y fría con sus palabras, que el esqueleto la contempló un tanto estupefacto. ¿Realmente de qué estaba hecha esa chica? En el tiempo que la conocía había corrido peligro en variadas ocasiones y aun así ella permanecía de pie sin darle lugar a traumas o emociones siquiera. No tenía idea de si realmente bloqueaba sus sentimientos para evitar que le afectara los hechos, pero no le cabía duda de que era asombroso qué tanto pudiera aguantar y todavía pensar en seguir haciendo las cosas en las que fervientemente creía. Podía verse delicada como una flor en apariencia, pero vaya que tenía nervios de acero para que nada le perturbara.
En verdad era tan magnífica… que le dolía que no se diera cuenta lo mucho que le enojara que trataran de hacerle daño.
Realmente estaba molesto, lo admitía consigo y esperaba no desquitarse con ella, pero le era inevitable no reprocharle que perdonara tanto a quienes la lastimaban… mientras que él simplemente tenía que conformarse con poder dirigirle la palabra. En efecto, la chica trataba a todos por igual, pero era precisamente eso lo que le dolía. La trataran bien o mal, era directa con todos, en cambio con la flor… lo llamaba amigo, permanecía con ella y hasta permitía que estuviera a su lado a todas partes. Incluso estaba más que seguro de que sabía tanto de ella que tenía garantizado permanecer a su lado en toda la vida. Un ser de carencia de emociones, un arma mortal de extrema advertencia tenía el honor de contar con el cariño de la florista ¿Era porque se trataba de una flor? ¿O en verdad le tenía un cariño personalizado? ¿Por qué solo podía ser un conocido para ella?
Contemplando a la chica, observaba como se abrazaba a sí misma para darse un tanto de calor con el denso frío que les acompañaba en las alturas, por lo que no dudó en quitarse su saco y ponérselo en los hombros antes de que se congelara por completo. Aunque su cercanía repentina le había hecho titubear un poco, Frisk aceptó de buena forma la prenda y terminó de acomodársela de mejor forma.
-Gracias, pero creo que será mejor que me lleves a mi casa.
Sans no quería volver sin que comprendiera realmente lo preocupante que era la situación a su perspectiva, pero comenzaba a entender que no importaba lo que le dijera si al final ella tomaba sus propias decisiones y las llevaba a cabo a su perspectiva. Suspiró un tanto abatido al sentir que realmente no dejaría de ser un simple conocido para ella por mucho que intentara cambiar eso. Y como conocido, no tenía el derecho de pedirle que tuviera más precaución. Eso solo podían hacerlo la planta parlante… o el maldito sujeto que aparentemente seguía buscando.
-De acuerdo, tú mandas bonita.
Borrando todo mal pensamiento de su parte, le guiñó la cuenca y alzó su brazo más animado, pero Frisk no tomó tal recibimiento tras cuestionarse algo más.
-¿Por qué me has estado llamando así?
-Me vienen muchas palabras a la mente al tratar de describirte. –Mantuvo su brazo alzado sin darle importancia. –"Maravillosa" sería muy larga y complicada para emplear como apodo, así que creo que "bonita" te queda perfecta ¿no te gusta?
-No estoy acostumbrada a que me llamen por un apodo.
-Eso puede arreglarse.
Notando que ya llevaba mucho tiempo con el brazo alzado, Frisk tomó su ofrecimiento antes de verse grosera. No tenía una idea clara de porqué el esqueleto había tenido ese comportamiento tan extraño con ella, pero agradecía de que ya había terminado por ahora. Estaba preocupada de cómo estarían las cosas en su casa y por el señor por el cual Sans no quiso decirle nada sobre su posible paradero o estado, pero sabía que no le respondería de igual forma si se trataba de algo ilícito de su parte.
Pero el que primero se mostrara molesto por algo que no le correspondía, para que luego volviera a su habitual forma de ser con ella, era algo que seguía sin poder comprender pese al tiempo.
Sin que lo supieran, habían dado con un sentimiento en común.
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Ya sé que he ido lenta en las actualizaciones... pero ya saben mi situación :(
Muchas gracias por su paciencia, cariño y apoyo que me brindan pese a todo. Realmente me motivan a seguir pese a la ralentización de mis materiales que espero que el siguiente año acabe los problemas de eso. Amo que se den cuenta de muchos elementos de la trama! 3 Significa que estoy haciendo algo bueno, jeje. En verdad muchas gracias por sus comentarios, en verdad son un motor para seguir adelante.
Antes de que se me olvide, a este fanfic le hice un blog en Tumblr, por lo que los invito a visitarlo y ver algunos dibujos que he hecho de esto. Entren a flapperflorist (punto) Tumblr (punto) com.
Y para quienes también me siguen en mi otra historia "Osado Corazón", tengan paciencia en la llegada de la tercera temporada, me encuentro realizándole un tráiler animado para mayor impacto, el cual podrán ver en mi cuenta de youtube "Mich Sonrisa" o en mi Tumblr personal con el mismo nombre.
¿Qué pasará con Flowey y Papyrus solos?
¿Qué planea Mettaton?
¿Algún día Sans dejará de ser solo conocido?
Lo sabrán en el siguiente capítulo… tal vez :V
Michi fuera!
:)
