Anteriormente era difícil poder saber qué pasaba por la mente de su hermano, manteniéndose preocupado siempre de cualquier tontería autodestructiva en la que pudiera estarse metiendo y en las que tendría que sacarlo de ahí antes de que fuera tarde. Pero ahora... Sans era un maldito libro abierto.
Su sonrisa boba que dejaba en claro lo feliz que en verdad estaba, sin molestarse de los regaños que el jefe o él le daban ante su constante torpeza durante la preparación de la mesa, sin tener ganas de contestar a las provocaciones de Muffet o DT-00X que eran casi una rutina mañanera reciente. Incluso ahora estaba tarareando sin darse cuenta, rompiendo con el silencio que habitualmente les acompañaba como si un miembro más de la familia se tratase.
Papyrus le observaba detenidamente sin poder encaminar del todo su tenedor con un nuevo bocado, preocupado por su salud mental ante un delirio que iba en incremento conforme pasaban los segundos. Pero por la mirada que también le lanzaban el resto, ignorando cada quien su propio desayuno ante el tenue canturreo de Sans, era evidente que había un pensamiento colectivo imposible de ignorar. Incluso la mirada asesina de la flor que ahora terminaba acompañándoles por insistencia de Muffet (esparciendo sus telarañas sobre su maceta por cualquier cosa), era un claro indicio de que toda sospecha era casi un hecho evidente.
Sin duda alguna, anoche había dado un paso grande con la humana y las cosas le habían resultado bien. De lo contrario no estaría siendo más idiota de lo que por sí ya era. Poco le faltaba para que se pusiera a dar de saltos como todo un loco.
DT-00X parecía querer romper su maceta nueva de un solo mordisco como si se estuviera imaginando la cara de su hermano en el proceso, pero no parecía querer comentar algo más ante tanta presencia que fácilmente podrían inmovilizarlo de inmediato en caso de la magia de la arácnida, o incluso matarlo de múltiples maneras accesibles. Incluso el jefe parecía mostrar una expresión indecisa de si debía de estar molesto o preocupado por cómo estaba su primer hijo. Y en cuanto Muffet, sólo estaba divertida con la situación, riéndose con su tono característico por lo bajo, mientras degustaba de vez en cuando el desayuno que ella misma había preparado para todos. Ninguno parecía querer perder detalle de Sans, como si en cualquier momento tuvieran que hacer algo para frenar su pérdida de cordura, o ahorcarlo por haber ido más allá en algo que claramente se le advirtió que no lo hiciera.
Fuera lo que fuera lo ocurrido realmente, Sans estaba un paso adelante de todos ahora. Era evidente su razón para estar contento si irradiaba un aire de idiotizado en todo su esplendor. Y aunque Papyrus estuviera molesto por una razón similar al resto, lo cierto era que le agradaba ver en verdad feliz a su hermano. Hacía mucho que no lo veía así, esbozando una verdadera sonrisa sincera y retomando la música entre tarareos sin darse cuenta él mismo. Incluso golpeteaba de vez en cuanto la mesa con sus dedos de tal forma que le produjo mucha nostalgia tal gesto. Lo cual le aclaraba que lo que fuera que estuviera sonando en su cabeza, parecía tener sentido para un instrumento particular.
Jamás podría decirlo en voz alta por muchas cuestiones, pero era inevitable que verlo así le recordaba a su mamá, canturreando algo que sólo tenía sentido para ella mientras les preparaba la comida, les acobijaba o limpiaba. Golpeteando una que otra cosa que estuviera a su alcance como si el entorno fuera siempre favorecedor para ella. Teniendo siempre la música dentro de ella sin darse cuenta hasta tener el piano en sus manos. Instrumento que ahora solo era un acumulador de polvo que nadie se atrevía a desechar o tocar nuevamente ante la ausencia de su dueña.
Grillby tenía razón, la humana era un tótem especial para él que, si bien alegraba sus días, también lo atontaba mucho más de lo que ya estaba. Ahora Sans tenía en verdad una debilidad que cualquiera podría notar y eso solo lo convertía en un blanco fácil junto con la humana que no sabía mantenerse con la boca cerrada. Su padre bien lo había dicho una vez. Su papel como francotirador era no perder de vista ningún detalle por más que se le alejara, pero lo que tenía ante él era complicado en muchos aspectos. Ya había decidido hacer el esfuerzo de comprenderlos, aun cuando no estuviera del todo de acuerdo, pero no quitaba el hecho de preocuparse aún más con el panorama que contemplaba.
-¿Qué? –Finalmente Sans se dio cuenta de que todos lo observaban. Estando casi por terminarse su plato a diferencia de los demás que apenas y lo habían tocado al no poder perderle de vista. –¿Tengo algo en la cara?
-¿Además de una cara de bobo? huhuhuhu.
-¿Me lo dice la que no sale de su habitación sin que la veamos maquillada? –Pareció que Sans sólo le había devuelto la burla por mera inercia, porque no se daba cuenta aun de la razón del comentario y de que todos estaban de acuerdo con ello. Realmente tenía una cara de bobo. –Debes levantarte muy temprano para estarte pintando tantos ojos cada mañana.
-Soy madrugadora porque yo no me ando desvelando como TÚ comprenderás.
-Suficiente. –Irrumpió finalmente el jefe de familia, bajando finalmente el tenedor al no estar siquiera comiendo durante varios minutos. –Mejor denme sus informes del día para que cada quien se retire a lo suyo. ¿Papyrus?
-MI ZONA SE HA MANTENIDO TRANQUILA. –Respondió de inmediato, sabiendo que sería el primero con tal de romper con la incomodidad. –NINGÚN AVISTAMIENTO DE LA YAKUZA O LOS DREEMURR.
La situación que presentaban era tan densa, que por lo mismo todos tenían razones para molestarse con Sans por su constante imprudencia. Desde que el jefe había decidido salvaguardar a la humana hasta saber realmente qué hacer con ella, tenían que reforzar entre todos Snowdin mientras no supieran qué nuevo movimiento pudieran emplear contra ellos. Estar únicamente a la defensiva era una terrible táctica de combate, pero ante la incertidumbre presente, era lo único que podían hacer por ahora.
Tenían que estar listos ante algo que desconocían por completo y eso evidentemente irritaba al jefe, sobre todo porque tenía que dejar a la vista el hecho de cuidar a la ex florista, aun cuando fuese un imán de problemas que no cooperaba para que no fuese el caso. Los rumores en Snowdin se habían disipado bastante rápido al ser una humana imposible de ignorar por su comportamiento, por lo que no tardarían otros en darse cuenta de la situación y empeorar aún más las cosas para ellos.
El Gran Don tenía muchos aliados a la "causa monstruo", por lo que muchos otros querrían derrocarlos de su zona con tal de tener mayor prestigio hacia la bestia. Y si bien estaban al tanto de que la yakuza todavía existía y que de alguna manera habían mantenido distancia limitada a sólo observar, lo cierto era que ya no se sabía nada más de ellos en mucho tiempo. Aunque claro, por el sigilo que sabían mantener era posible que ya estuvieran al tanto de la humana y que no pudieran saberlo con anticipación. Sobre todo, porque era Sans quien había sabido identificarlos y no le permitían salir ante el temor de que cometiera más errores a causa de su idiotez en aumento.
Estaban en muchas desventajas, ese era un hecho incuestionable. Por lo que quedarse únicamente tratando de reforzar su zona era invitar a otros a derrocarlos en cualquier momento ante muchas debilidades que presentaban. Principalmente porque estaban solos contra algo sumamente temible y difícil de pensar en cómo derrotarlo.
-Por mi zona corre mucho el chisme sobre la humana que trabaja para La Madriguera. –Soltó Muffet al momento que fue su turno. Dejando en evidencia lo mucho que le alegraba poder decir que tenía una zona asignada a nombre de la familia Gaster. La desgraciada lo había logrado finalmente. –Algunos han preguntado sobre si "estaba disponible" para... ya saben qué, dado el lugar en el que se encuentra cuya fama no es nada cuestionable. Pero la misma humana parece que frenó todo eso al pasear con un saco que todos reconocieron.
Papyrus le lanzó una mirada asesina. La maldita entrometida lo había hecho apropósito con tal de ver la reacción de Sans ante eso, lo cual evidentemente había funcionado, notando todos que el esqueleto había apartado la mirada ante una coloración que no había podido ocultar a tiempo. DT-00X en cambio parecía estar por lanzarse hacia él en cualquier momento para arrancarle el cráneo si no fuera por todas las telarañas que tenía consigo.
-Tampoco he visto algo que se asemeje a la descripción de la yakuza. –Continuó Muffet pese a haber empeorado aún más las cosas en cuanto al estado de Sans. –Pero sí que un par de canes han estado merodeando por la frontera. Portan un hacha consigo.
-De la elite asesina del Gran Don. –Comentó el jefe de inmediato.
-Justo esos, pero no parecen tener intensión de meterse más a Snowdin. –Muffet revolvió sus huevos con su tenedor con tal de hacer una pausa dramática. Vaya que le gustaba tener la atención de todos, queriendo demostrar ser de mayor utilidad que Sans o que él. Papyrus solo gruñó por lo bajo al no tener el ánimo de bajarle esos humos. –Mandé algunas arañas a que escucharan sus conversaciones mientras yo vigilaba a la humana, pero solo pudieron obtener un nombre extraño: Yamaguchi.
-¿YAMAGUCHI? ¿QUÉ CLASE DE NOMBRE ES ESE?
-No lo he escuchado antes ¿De quién se tratará? –Preguntó el jefe realmente interesado.
-Es el actual líder de la yakuza. –Los presentes se giraron de nuevo a Sans, el cual había dado esa información sin darle importancia. Tomando su café con sumo cuidado y tranquilidad ahora que ya había acabado su desayuno. –Kris Yamaguchi. La señora Dreemurr lo mencionó, sobre haber tenido un trato con él para que le dejaran cuidar a Frisk lejos de la ciudad.
-¡¿LA SEÑORA DREEMURR TENÍA UN TRATO CON LOS ENEMIGOS DE SU ESPOSO?!
-¿Has sabido todo este tiempo esa información y nunca consideraste ponerla sobre la mesa? –Preguntó el jefe de familia, molesto con su hijo que no paraba de esbozar una sonrisa boba.
-Con todo lo que pasó después de hablar con ella, apenas lo recordé. –Sans se encogió de hombros sin darle importancia a sus respectivos enfados y bajó su taza sobre la mesa. –Ese sujeto es líder de la yakuza desde niño. Y por lo que me dijo la señora Dreemurr, sabe perfectamente quién es Frisk y sólo procuró mantener alejado todo peligro que pudiera acercarse al pueblo donde vivía. Esa fue la negociación que tuvieron, así que... eso explica por qué había alguien de la yakuza en el tren que la trajo a la ciudad. Fue la última verdadera protección que le brindaron hasta el momento en el que puso un pie en Ebott city.
-¿Y LO DEMÁS SÓLO FUE VIGILANCIA SIN SENTIDO? –Cuestionó Papyrus sin poder comprender eso. –¿POR QUÉ LIMITARSE A VERLA EN LA DISTANCIA EN LUGAR DE TENERLA CONSIGO?
-No lo sé, pero la esposa del Gran Don mencionó que rompió su trato con ellos al haber permitido que Frisk viniera a la ciudad. Así que sólo está esperando que vayan a matarla en cualquier momento.
Por un momento notó de puro reflejo que la flor se había contraído desde su maceta, pero había sido tan rápido y sutil su movimiento que bien pudo haber sido su imaginación si no fuera por su agilidad siempre alerta de todo. Gajes que solo un gran francotirador como él pudiera notar. Desde que tenían a la planta sin la humana, siendo a su modo cooperativo con tal de que fuera más amena la convivencia, se había percatado de lo extraño que era DT-00X cuando se trataban de temas que no debería de poder comprender al ser carente de emociones. Aunque no diera su opinión con libertad ante tantos seres que no les importaría matarlo, evidentemente podía comprender las cosas a su modo. Era tan extraño... ¿Acaso la humana era la causante de eso? Si solo era un experimento desarrollado sin alma, aunque ya había logrado cosas extrañas con su hermano, por lo que todo era posible a esas alturas.
-Entonces todo esto podría confirmar que la humana es sólo una carnada para ambos, esperando quién muerde primero la trampa. Y eso estúpidamente nos pone en el medio de la disputa. –El jefe de familia comenzó a masajear las sienes ante un evidente dolor de cabeza en aumento. –Podríamos usarlo a nuestro favor haciendo que la yakuza debilite las filas del Gran Don, pero si no hicieron algo con la señora Dreemurr sabiendo desde siempre su paradero, me arriesgaría a pensar que hay una razón más importante para que no estén actuando aún. Saben que tenemos a la humana, ambos bandos lo saben ¿Por qué ninguno parece querer recuperarla?
-¿Y POR QUÉ MANTIENEN A LA ESPOSA DEL GRAN DON CON VIDA TODAVÍA?
-¿Tú que dices, Flowey? –Preguntó Sans directamente, metiendo a la planta a la conversación sin una pizca de inocencia. –Haz estado muy callado.
-No tengo nada que pensar. –Contestó de inmediato la flor, estirándose un poco desde su sitio al tener la mirada de todos de golpe. –Les he dicho muchas veces que no tengo idea de qué pretenda la cabra mayor, mucho menos lo que quiera el actual líder de la yakuza... Pero si hay algo que quisiera poner sobre la mesa. El alcalde dio la orden de detener a todo humano con rasgos orientales hasta dar con el líder. Eso pone en mayor peligro a Frisk al no contar con papeleo con el cual defenderse.
-La policía se la llevó en cuanto la vieron en el banco, ya pasó por ese proceso. –El jefe de familia intervino de inmediato. –Y el mismo Gerson fue quien la sacó de ese apuro, lo cual confirma que tal orden pudiera ser influencia de él mismo, queriendo hacer que otros se ensucien las manos sin necesidad de que ellos hagan algo al respecto. Y esto refuerza más el hecho de que el Gran Don no tiene idea de nada de lo que su socio está haciendo.
-¿Pero por qué entonces tiene a los perros buscándolo? –Preguntó Muffet.
-Me llegan a la mente dos posibles razones. Una es que, en un caso hipotético, estén haciendo algo similar a nosotros de mantener al margen a la humana, sin pasarse a otro lado que no sea quedarse en Snowdin. –El jefe aun masajeaba su cráneo ante un dolor de cabeza en aumento. Ya ni siquiera estaba teniendo intención de terminar su desayuno, pero una mano flotante sostenía todavía su taza de café que aún no se terminaba. –Lo cual no tendría mucho sentido si cuando otros canes atacaron la floristería, no parecieron saber a quién estaban atacando realmente salvo buscar a Sans. Y la otra razón pudiera ser que Gerson ya sabe en dónde buscar, más no el punto exacto. Eso tendría más sentido si está poniendo a su elite a rastrear al líder.
-¿Entonces la yakuza... pudiera estar oculta en Waterfall?
-SERÍAN EXTRANJEROS USANDO UNO DE LOS PUERTOS MÁS IMPORTANTES DEL PAÍS. –Papyrus comprendió de inmediato a lo que el jefe quería llegar. –SI EL SEÑOR GERSON CONVENCIÓ AL GOBIERNO DE ESTAR EN SU BÚSQUEDA, DEBE SER PORQUE LA MISMA YAKUZA YA HA GENERADO PROBLEMAS EN LAS IMPORTACIONES. TAL VEZ ALGO DE CONTRABANDO O…
-Personas. –Sans terminó la oración tras un cambio en su expresión. Por primera vez en el día parecía ser consciente de lo que estaban hablando al poner a un lado su embobamiento. –Eso explica que no todos los integrantes de la yakuza tengan rasgos orientales. Están reclutando a inmigrantes con tal de incrementar sus números. Y si no están haciendo algo aun... puede que sea porque están haciendo algo más grande bajo las sombras. Tal vez por eso Gerson quiera frenarlo antes de tiempo.
-¿ESO NO SIGNIFICARÍA QUE TAMBIÉN LOS BLOOK TENGAN PROBLEMAS CON LA YAKUZA?
-Tal vez son tan sigilosos que ni un fantasma pueda darse cuenta de sus movimientos.
-No sabemos casi nada de la yakuza ni de su actual líder, por lo que sus intenciones son una incógnita tan similar a las intenciones de Gerson. Pero si sabemos que la humana que tenemos es una completa ignorante de todo, lo que parece ser una ventaja para ambos bandos. –El jefe de familia tomó lo que quedaba de su café y se recargó en la mesa con suma seriedad. En definitiva, esa expresión significaba había dado con algo que no parecía ser del todo bueno. –Gerson podría usarla para debilitar a la yakuza, mientras que el tipo que dirige tal grupo en decadencia podría intentar hacer lo mismo si es una aparente debilidad del Gran Don. Así que, si estamos en el medio sin remedio, hay que hacer que este inconveniente se convierta en una ventaja para nosotros.
-¡Viejo, prometiste no involu... phfff!
Una mano flotante se puso rápidamente en Sans, tapándole los dientes para que no dijera nada más mientras otras habían aparecido para sostenerle con suficiente fuerza para que se quedara sentado, pero eso no pudo ocultar el evidente enojo que ahora mostraba. Mientras que Muffet iluminó sus ojos para detener de inmediato la flor que estuvo por incrementar sus lianas con espinas rojas a la vista. Era evidente que como grupo estaban muy divididos y que todo eso lo ponían a él en el medio, sin poder apoyar del todo un lado sin sentirse incómodo con ello. Aunque prefiriera el bienestar de la humana antes que su destrucción, era más coherente el otro punto de vista adversario a Sans.
Y lo que sea que estuviera por decir su padre, en definitiva, no pintaba para algo bueno si involucraba usar a la humana antes que los Dreemurr o la yakuza lo hicieran. Definitivamente estaba comenzando a mostrarse desesperado sin necesidad de expresarlo física o verbalmente.
-Para debilitar al Gran Don requeriríamos deshacernos de Gerson primero, ya que parece estar siempre con un pie delante de todos nosotros, incluso de su mismo socio. –Comenzó a explicarse mientras tomaba la taza de café que Muffet recién le había servido, teniendo ambos el control de los problemáticos del momento. –No pretendo usar a la humana directamente, sobre todo cuando ella es bastante consciente de que tenemos a un idiota que iría por ella con sólo decir su nombre. Eso sería ponernos en charola de plata.
-¿ENTONCES?
-Usaremos el recurso que, nos agrade o no, tenemos a favor nuestro a través de ti. –Papyrus se sintió muy extraño de que ahora el jefe le viera directamente a él tras eso. Por primera vez, notaba que fuera de toda esa seriedad, había un deje de súplica nada característico en él. –Waterfall es un sitio muy dividido. No contamos con aliados como familia, pero hay alguien neutral ahí que puede darnos una ventaja mayor que cualquier alianza mafiosa. Una que ni el mismo Gran Don o Gerson pueden manipular y que podría hacer algo con el tema de la humana.
A Papyrus le costó un poco procesar tal petición sin saber a qué se dirigía todo. Si no hablaba de una familia mafiosa o delincuentes, ¿se refería a…?
-QUIERES SEGUIRME USANDO COMO MONEDA DE INTERCAMBIO CON LAS TEMMIE. –Concluyó con un tono que evidenciaba su molestia y no le importaba mostrarlo u ocultarlo a esas alturas. Pero en cuestión de segundos se percató finalmente a qué iba dirigido todo. –SIENDO EL CASO DE SER MI ALIADA DIRECTA O INDIRECTA, TIENE ACCESO AL REGISTRO DE TODOS LOS MONSTRUOS TRABAJADORES Y CONTACTO DIRECTO CON EL GOBIERNO. ¿ACASO QUIERES QUE INFLUYA EN LA BÚSQUEDA DE LA YAKUZA A TRAVÉS DE TAMMY?
-Quiero que te posiciones mucho más de lo que esté haciendo la yakuza, Gerson o cualquiera dentro de ese territorio. Quiero que tomes el poder que ya tienes en Waterfall. –La sorpresa había sido tanta por parte de los presentes, que el jefe no se molestó más en seguir reteniendo a Sans. –Oficialmente te presentaron como el prometido de la única heredera de la líder sindical. La señora hará todo lo posible porque no te pase nada, ya sea para obtener lo que quiere o para no manchar su propio nombre.
Eso era cierto, además de que ya lo había pensado anteriormente ante el coraje que le daba la situación, pero escucharlo fuera de su mente ya lo volvía una total locura. Sin contar el hecho de que eso lo separaba aún más de su familia ¿cierto? Actuar como el prometido lo hacía intocable por esos lares, por lo que podría operar con cierta libertad ante el acceso de información que tendría al alcance de su mano. No le parecía mal de alguna manera poder visitar a Tammy en dado caso, siendo bastante agradable conversar con ella al escucharle con mucha atención y asombro todo lo que tuviera que decirle, algo que hacía mucho no había obtenido de su propia familia. Pero para que funcionara el plan que su jefe estaba formulando, tendría que ganarse también a su "suegra", lo cual le generaba un terrible malestar. Esa mujer le era insoportable en muchos sentidos.
Era injusto. ¿Por qué tenía que ser él siempre quien tuviera que sacrificarse por los demás? Sans era quien había cometido los errores y el jefe no se quedaba atrás con ello. Incluso Muffet tenía varias culpas de todos los cambios que habían tenido como familia a causa de sus caprichos e insistencias, pero él siempre era el que había tenido que pagar por todo ello y seguía ocurriendo lo mismo. Había aceptado el bienestar de la humana si eso implicaba que también era el bienestar de su hermano, sin contar el hecho de haber querido realmente salvar su vida por muy alocado que fuese el caso. Pero en verdad que no era justo que nada le fuera bien tras esas decisiones.
-Valorando nuestra situación, es lo único que nos quedaría. Al menos de momento. –Continuó el jefe con cierta pesadez en el tono de su voz que no pasó desapercibido pese a lo fugaz que había sido. –Sin aliados, o cualquier respaldo que nos brinde más tiempo, estamos expuesto ante algo que no podríamos resistir más tiempo. Aún más si esos canes están en la frontera y no sabemos nada por parte de la yakuza.
-¿Los Blook no podrían cambiar de opinión? –Sugirió Muffet desde su sitio. –Sé que el jefe de ellos fue claro en no querer estar contra el Gran Don, pero…
-No, no serviría de nada a estas alturas. –Interrumpió el jefe de familia. –Aunque hay un Blook que si está interesado en colaborar, pero es el que presenta un peor panorama a mi perspectiva.
-No estarás hablando de esa hojalata andante ¿o sí? –Sans soltó una carcajada sin requerir una respuesta, desconcertando a casi todos con su reacción. Tal parecía que tal noticia le había calmado lo suficiente. –Ese tipo quiso pasarse de listo una vez en nuestro territorio y lo tengo amenazado desde entonces. ¿Por qué demonios querría ayudarnos ahora?
-No lo sé, pero si no logramos saber en qué estamos metidos realmente, sería una opción a considerar. Y realmente espero no tener que recurrir a ello.
-De acuerdo… Pues si Papyrus se va a Waterfall para operar desde allá, supongo que volveré a mis deberes de vigilancia. –Comentó Sans.
-No, tienes prohibido salir hasta que se te quite lo idiotizado.
-Eso no tiene remedio ya, fuhuhuhuhu.
-¿En verdad crees que vas a solucionar todo encerrándome aquí? –Soltó Sans con un tono irritado que no pensó ocultar en ningún momento. –¿Aun con todo lo que dijiste?
-Me consta que es imposible, considerando que de igual manera te escapas a verla pese a que ambos teníamos un trato. –El jefe le contestó con el mismo tono, confirmándole así a Papyrus que de nuevo se daría la discusión entre ellos. –Incluso he tenido que tolerar que la humana ande tan campante por todo Snowdin, avivando aún más ese rumor que me tiene harto.
Después de eso, fue difícil escuchar los quejidos del uno al otro que terminaron haciendo que se levantaran de sus respectivos asientos. Papyrus suspiró con resignación y simplemente se levantó también de la mesa para retirarse sin avisar, queriendo apartarse de todo al no tener el ánimo de detenerlos en su disputa sin fin. Estaba Muffet o DT-00X para detenerlos si las cosas empeoraban, por lo que él se tomó la libertad de comenzar su vigilancia de una buena vez ahora que ya parecía que se había atrasado.
Al llegar a la bodega de autos se quedó contemplando el volante sin avanzar por varios minutos, sujetándolo mientras pensaba detenidamente la propuesta del jefe que, si bien podría dar una gran ventaja si él movía sus propios hilos a su manera, también lo apartaba aún más de su familia. Simplemente no era justo, ¿por qué todo su sacrificio sobre ellos no era suficiente para que lucharan por él también? ¿En verdad les daba igual que dejara de ser un Gaster? Había apoyado a Sans a salvar a la humana varias veces, incluso estaba haciendo un verdadero esfuerzo en aceptar tanto que la humana no era del todo mala, como el que su hermano estuviese enamorado de ella pese a ser de distintas especies tan opuestas. ¿Por qué Sans no hacía algo también por él?
Puso en marcha su vehículo y se encaminó al punto en el que debía comenzar su vigilancia, recorriendo las calles que aun dejaban a la vista la nieve difícil de retirar en el barrio en el que vivía.
Era extraño, pero por ese breve instante antes de que hablaran sobre el tema, se había sentido realmente en familia.
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Tras varios días siendo la burla de otros y siendo menospreciado por su error, Lesser estaba agradecido de que por fin le permitieran demostrar la utilidad que tenía para el grupo y el ser un excelente candidato para volverse el nuevo alfa. Ahora que Don Dreemurr había solicitado a primera hora del día la asistencia de la señora Doom en su mansión, no cabía duda de que tendría que asistir también ahora que era su única opción para ser el intermediario de toda comunicación.
El resto de canes no habían dejado pasar oportunidad alguna de burlarse de él una última vez antes de abrirle la puerta del auto a la esposa de Gerson para que ingresara, pero optó por no prestar atención y encaminarse al magnífico lugar en donde habitaba el monstruo más temido de todos. No cualquiera podría permanecer tanto tiempo a lado del Gran Don, pero además de Gerson y su mujer, él estaba teniendo la oportunidad tal y como lo había tenido Toby. ¡Eso tenía que significar algo! Una de las cosas que le gustaba ser el acompañante oficial de la señora Doom era justamente el trato y atención tan preferencial que le otorgaban el resto de los seres a su alrededor. Aunque no fuese algo dirigido hacia él personalmente, saber que eso le esperaba dentro de poco era sumamente alentador.
Después de un par de horas de traslado a causa de la distancia y el tráfico, ingresó a la mansión oculta entre tantas flores que le incomodaban su olfato. Los recolectores ya estaban haciendo su trabajo, lo que hacía que el polen levantara tanto su irritación a su nariz y le hicieran estornudar incontables veces durante su trayecto en esa zona.
-Saludos. Espero que su traslado haya sido de lo más tranquilo. –El búho mayordomo llegó con ellos tras una leve reverencia. –Señora Doom, le esperan en el lugar de siempre. A solas esta vez.
-Disculpe, pero la señora me necesita para la comunicación entre ambos. –Lesser dio un paso hacia adelante mientras hablaba. –El señor Doom lo pide y...
El suave tacto de la reptil le detuvo en todo su discurso, haciendo que girara para verla y notara su sutil señal que decía "haz caso", con ese aire indolente que tanto la caracterizaba. Lesser terminó asintiendo con la cabeza tras eso, guardando para sus adentros el disgusto que le daba que le separaran de su trabajo que lo posicionaba por encima del resto. No obstante, no quería conflictos y terminó de brazos cruzados en ese pasillo elegante mientras contemplaba que el búho encaminaba a la reptil de escamas amarillas.
-¡Hey! Eres uno de los perros que están en la casa del señor Gerson.
Lesser se giró al sentido contrario por esa voz poco reconocible para él. Ver a la chica pez acercándosele con demasiada confianza le hizo gruñir por lo bajo. ¿Qué demonios estaba haciendo tan campante en la mansión de Don Dreemurr? Creía que el señor Gerson se había desecho de ella hace tiempo.
-Así que tus amigos y tú forman parte de esto. –La anfibia extendió sus brazos para dejar en claro que se refería a todo el lugar y lo que conllevaba relacionarse en la zona. –Supongo que eso le da sentido a porqué el señor Gerson los tuvo en su hogar.
-Sí, pero eso no explica por qué te tuvo a ti. –Soltó con un tono nada agradable. Su presencia le desagradaba de alguna manera. –¿Qué haces en la mansión de Don Dreemurr?
-Me está enseñando a ser fuerte. Estamos entrenando todas las mañanas. –La anfibia le sonrió sin preocupación alguna. Era como si conservara un aire de ingenuidad consigo, aun con todo lo que seguramente ya sabía o había visto en el lugar. –Vengo de ahí, de hecho... pero ahora Don Dreemurr se fue alimentar a esas extrañas criaturas derretidas.
Lesser se quedó callado sin tener la necesidad de decir algo más. La chica le había hablado demás sin siquiera pedírselo, lo cual consideraba un problema de primera si estaba demostrando ser una boca floja ante la primera confianza que se daba. ¿Por qué Don Dreemurr tendría a una mujer como ella para entrenar? No tenía sentido, aunque tampoco era como si tuviera el valor suficiente para preguntar la razón sobre eso. No tenía que ser asunto suyo lo que quisiera su superior, aun cuando la curiosidad le carcomiera junto con el mal sabor de boca que le generaba tanta cercanía en poco tiempo. ¡El llevaba años luchando por ser reconocido! ¿Por qué una casi desconocida había escalado tan alto en poco tiempo?
-Ya que estamos en el mismo bando, me presento. –La chica extendió su mano mientras esbozaba una sonrisa que dejaba a la vista sus afilados colmillos, como si fuera una especie de piraña andante o algo. –Soy Undyne Fisher.
-Lesser. –Le respondió sin más, pero no tuvo ninguna intención de devolverle el gesto de darle la mano. –Solo Lesser.
-¿No tienes apellido?
-No, nunca conocí a mi padre... Y mi madre murió cuando yo era sólo un cachorro, por lo que nunca me dijo quién fue. –Contestó Lesser al momento de apartar la mirada de ella. Aunque estuviera dando información demás, notaba que no estaba corriendo peligro ante algo que el mismo Don Dreemurr le daba la confianza de recorrer su propio hogar a sus anchas. Después de todo, su olor le afirmaba que en efecto había pasado tiempo con él hace muy poco. –Así que no conozco otra familia salvo esta. Una unión entre monstruos que hacen lo posible por derrocar a los humanos que nos tuvieron reprimidos durante siglos.
-Entiendo... Supongo que algo similar me está pasando. –Respondió Undyne mientras notaba de reojo que estaba emitiendo una tenue sonrisa nuevamente. Por lo visto, se sentía en confianza suficiente para abrirse de igual manera, aun cuando no había sido su intención que ese fuera el caso. Definitivamente era una mujer muy ingenua. –Mi madre murió cuando nací, así que mi infancia la pasé con mi padre... hasta que la familia Gaster me lo arrebató.
-Esa familia es de lo peor. –Resopló con enfado de sólo pensarlo. –Preferir darle la espalda a la causa monstruo sólo por una humana...
-La conocí y vaya que protegen a esa asiática. –Interrumpió Undyne con un deje de irritación en el tono de su voz. –En Snowdin incluso la llaman "la amante del esqueleto".
-¿Una asiática? –Levantó sus orejas con curiosidad. Por fin parecía dar algo de utilidad estar hablando con la ingenua anfibia. –¿La humana que protege la familia Gaster... es una mujer asiática?
Undyne había asentido sin darle importancia, pero Lesser estaba levemente emocionado con dar con algo que se adelantaba a todos los demás, o al menos al resto de los canes que seguían en búsqueda de Kris Yamaguchi sin él por órdenes de Gerson. Tal vez era una simple casualidad que al primogénito Gaster le diera por tener el fetiche por una humana con rasgos orientales, pero si era perteneciente de la yakuza... y si esa era la razón de que Gerson quisiera frenarlos... ¿Tal vez ambos bandos estaban unidos contra Don Dreemurr? Que asquerosidad que humanos y monstruos quisieran aparentar unión para intentar derrocar lo inamovible. Y aún más que tal posible unión se deba por un romance prohibido.
-Supe que fuiste al ataque en Snowdin con el grupo inferior. –Comenzó Lesser a indagar aún más. –Además de la familia Gaster, ¿hubo humanos interfiriendo?
-¿En verdad te parece que los humanos hagan algo de utilidad en esta ciudad?
-Me refiero a si viste a más asiáticos o... algunos humanos inusuales apoyando a los Gaster.
-No tengo idea de a lo que te refieres, lo siento.
-Hace muchos años, un hombre japonés vino a Ebott city y cambió todo por aquí. –Comenzó a narrar al considerarlo de algún modo necesario para obtener más información. Aunque si debía admitir para sus adentros, se sentía sumamente superior de conocer una parte muy importante de la historia que muchos otros simplemente ignoraban. –Toby, nuestro antiguo alfa, solía contarme que él era un tipo muy astuto al que nunca rechazaba un desafío por más tonto o peligroso que fuese. Toby fue quien lo llamó primero "El jugador" por lo mismo, porque parecía que la buena suerte siempre le acompañaba, ganando casi como si supiera cada movimiento de sus jugadas, cada resultado estando a la par de él. Aunque claro, esa suerte se le acabó cuando Don Dreemurr lo mató para acabar con su imperio. Incluso tuvo piedad de los pocos que quedaron con vida, permitiéndoles que enterraran a sus muertos, pero eso fue un error, porque el discípulo de El jugador logró revivir la yakuza... y todo parece indicar que él fue quien mató a Toby.
-Lamento mucho escuchar eso. Suena a que fue alguien de mucho aprecio para ti. –Lesser se rehusó a responder eso. Por supuesto que fue alguien de mucho aprecio para él, casi como el padre que nunca tuvo. –¿Don Dreemurr sabe de esto que me cuentas? ¿Hay algún plan para detener de nuevo a la yakuza?
-Es clasificado. –Contestó el perro de inmediato, cruzándose de brazos de nuevo al recargarse en la pared. Todo parecía indicar que la espera sería larga en los asuntos de la señora que había traido. –Si estás en el cobijo del Gran Don, lo primero que deberías de saber es que la información que te brindan personalmente es un regalo y todo un honor. Si no obtienes nada directamente de ellos, es porque aún no eres digna.
-Ya veo...
La chica pez se recargó a lado suyo, imitando también su postura de estar con los brazos cruzados, pero incomodándole ese hecho al resaltar demasiado sus grandes pechos. ¿Cómo era que pudiera existir alguien con esas cosas tan grandes? ¿Se daba cuenta que por lo sudada que estaba podía ver más de lo que debería de ver? Con algo de dificultad apartó la vista de ella, aun cuando al ver hacia el frente se estaba imaginando cómo sería lamer ese par. Tenía cosas más importantes en las qué pensar que andar en cosas que sólo le distraían de sus objetivos.
Si habían solicitado la presencia de la señora Alphys en la mansión y no le habían permitido acompañarle, eso significaba que era algo sobre las amalgamas que dejaba en la mansión para proteger sus cosas. A él le incomodaban esas cosas gelatinosas andantes, pero parecían ser más importantes para sus superiores que la cacería del actual líder de la yakuza. El señor Gerson le había dicho que tenía que ser paciente en cuanto a ello y podía confiar en que ya tenía un plan en marcha, pero simplemente no lo comprendía por más que estuviera dispuesto a seguir toda orden.
Si tan sólo pudiera demostrarles lo digno que era de su total confianza... En lugar de que sólo lo dejaran esperando como cualquier otro perro. Necesitaba dar más pasos, estar delante de todos los demás canes. Y por muy alocado que pareciera, también de la chica pez que tenía a lado suyo.
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Papyrus había estacionado su elegante vehículo en algún punto reservado para continuar su vigilancia estando caminando. A diferencia de su familia, a él le gustaba estar en el mayor contacto posible con el entorno, percibiendo directamente el respeto que generaba con su majestuosa presencia, aun cuando tenía mayor ventaja en combates a distancia.
La división de vigilancias había sido extraña ahora que Sans ya no estaba tomando ese papel y su jefe quería abarcar la zona centro sin omisión. Aunque estuvieran los extraños seguidores grisáceos cubriendo puntos ciegos por todo Snowdin, el que le tocara a él particularmente la zona más cercana a la estación del tren le hacía cuestionarse si le estaban dando mayor valor y no lo estaba viendo todavía a causa de su forzado compromiso. Tenía una familia confusa, eso era un hecho.
Pero en cuanto dio vuelta a una parte que hacía días que no prestaba tanta atención, contempló con sorpresa que la humana estaba parada ahí, contemplando la montaña de escombros que se había vuelto su anterior hogar, estando ahora cubierto de nieve que ni así le quitaba lo desagradable a la vista que se había vuelto. Podía comprender por qué estaba ahí la humana, mas no el que estuviera limitándose a ver desde el otro lado de la calle, sin parecer tener intensión de acercarse en algún momento a revisar lo que quedaba de ahí. ¿O acaso era que ya lo había hecho antes? En cuanto estuvo lo suficientemente cerca de ella, la humana inmediatamente se giró hacia su punto.
-¿Usted?
-HUMANA ¿QUÉ HACE TAN LEJOS DE LA MADRIGUERA?
-Se me sugirió no salir de Snowdin y pienso cumplirlo, pero no permito que me limiten más. –Contestó nuevamente con ese tono tan irritante de su parte, retomando su vista hacia el punto en donde había sido una floristería. Definitivamente la humana no había cambiado nada pese a todo. –Además, destruido o no, este lugar sigue siendo mío y puedo visitarlo cuando quiera.
Papyrus en verdad que no entendía por qué la necedad de la humana de siquiera llegar hasta ahí. El lugar era tan sólo un acumulado de escombros cubiertos de nieve, siendo un lugar sumamente inadecuado para recorrer que dejaba en peor perspectiva lo descuidado que ya estaba Snowdin desde antes. Anteriormente habían surgido unas extrañas flores que no había visto antes, pero ahora habían desaparecido y había retornado a ser algo nada grato ni interesante por ver.
Y por más que la observaba, parecía igual de majadera que siempre. Sin importarle los peligros que provocaba ni las molestias que generaba a su familia. Poniendo a un lado el caso de que era antinatural que fuese una humana, ¿qué demonios le había visto Sans realmente? ¿Por qué ahora estaba más embobado si ella se veía igual de fría que siempre? No parecía haber algún cambio que le indicara si realmente había pasado un avance o no entre ellos. ¿O tal vez sólo su hermano se había ilusionado con algo que jamás se daría? No pudo contener un rechiste tras pensar eso último. Tanto que se estaba sacrificando por su tonto hermano que no parecía importarle perderle, y por una humana malagradecida. O peor aún, seres malagradecidos que solo veían por ellos mismos, dejándolo a un lado sin siquiera importarle su presencia. Tal vez si sería lo correcto volverse un Temmie a esas alturas...
-¿Y SÓLO PIENSA QUEDARSE AQUÍ A OBSERVAR ESE DESASTRE? –Preguntó al apartarle la vista a ella y enfocarse en el acumulado de escombros. Aunque no le fuese interesante e importante, era mejor que seguir viendo a la humana que no tenía intenciones de devolverle el gesto de atención directa. –¿NO PIENSA SIQUIERA ACERCARSE?
-No hace falta acercarme. –Contestó sin pensárselo demasiado. –Esta distancia es suficiente.
Papyrus se recargó en la pared, queriendo comprender realmente que estaba siendo tan interesante para la humana para que mantuviera esa distancia sin intensiones de siquiera ver qué tanto pudiera recuperar de ahí, aun cuando era evidente que no había nada que salvarse de eso.
-Sabe... Este era el punto en el que Sans siempre me observaba mientras yo trabajaba.
-¿MMHH?
-Cada mañana estaba puntual aquí, observándome con una sonrisa que jamás comprendí y asustando a parte de mi clientela que parecían conocerlo mejor que yo. Un acosador que sólo incomodaba mi día laboral. –Comenzó a narrar pese a que no le había pedido que lo hiciera. Aunque le prestara atención, la humana siguió mirando hacia el frente. –Era tan extraño en muchos aspectos... pero por usted supe que lo que hacía era vigilar que no hubiera peligro en el entorno, aun cuando jamás lo pedí. Pero ahora no puedo decir que no lo necesitaba, porque ahora no puedo imaginarme sin esos momentos. En qué hubiera pasado si no me hubiera conseguido alimento cuando yo no podía, en sus apariciones que salvaron mi vida en situaciones que jamás comprenderé cómo se dieron y en todos esos sacos que me acobijaron en las peores situaciones.
Papyrus reparó muy tarde en que le estaba observando con suma sorpresa por sus palabras, teniendo su mandíbula abierta por no esperar para nada eso. La humana hablaba con la seriedad de siempre... Pero definitivamente había algo diferente ahora.
-Muchas de esas cosas fueron provocadas por él mismo, como es el caso de que esto terminara en escombros. –Continuó la humana sin reparar en la reacción del esqueleto. –Debería de odiarlo supongo, o temerle o… simplemente no querer saber nada más de él para finalmente tener una vida tranquila. Pero es todo lo contrario, confío lo suficiente en él para confiarle mi propia vida y la de mi amigo que tienen en sus manos.
-¿A QUÉ QUIERE LLEGAR, HUMANA? –Frenó toda su divagación que sólo le incomodaba.
-A que no entiendo a Sans... pero creo que quiero hacerlo. –La humana se encogió un poco de hombros. –Creí que posicionándome exactamente en el punto en el que me observaba antes podría entender algo, pero sigue sin tener sentido para mí.
-SANS ES MI HERMANO, PERO TAMPOCO LE ENCUENTRO SENTIDO A MUCHAS DE SUS ACCIONES. –Admitió Papyrus mientras apartaba la mirada en ella. –TODO SE LO GUARDA HASTA EL MOMENTO DE EXPLOTAR.
-¿Es algo frecuente?
-NO, PERO ES IGUAL DE EXASPERANTE. –El esqueleto suspiró con un deje de exasperación por lo que estaba por hacer, aun cuando nadie estuviera viendo por él. –Y SI QUIERES SABER COSAS SOBRE ÉL… PUEDO DECIRTE CUÁL ES SU COLOR FAVORITO, SOBRE SUS PASATIEMPOS Y ESA CLASE DE CURSILERÍAS SIN SENTIDO.
-No es esa clase de cosas que quisiera entender de él.
-¿ENTONCES?
-Quiero comprender el modo en que ve las cosas. Comprender en qué se basa para tomar o no decisiones. –La voz de la humana seguía sonando fría al igual que el entorno en el que estaban, pero por primera vez percibió en ella un leve sonrojo. –Anoche estuvo por besarme, pero se detuvo. No es la primera vez que ocurre.
Papyrus se sintió incómodo de que le contara eso. No sólo no era asunto suyo, sino que le daba pena ajena su propio hermano con esa clase de comportamiento. ¿Qué acaso la humana no comprendía lo que era la intimidad? Que se guardara esa clase de cosas inmorales para ellos solos, ya era demasiado tener que esforzarse en tratar de aceptarlos como para que le generaran más molestias. Además, si no se había dado nada de lo que decía la humana ¿entonces por qué demonios su hermano andaba con una cara de bobo?
-Así que lo besé yo... ¡Solo en la mejilla! –La humana aclaró de inmediato con un sonrojo en aumento, aun cuando no fuera algo que le hubiera pedido que le aclarara. –O no sé si deba decirlo así si se trata de un esqueleto...
-HUMANA, NO HACE FALTA QUE ME CUENTE DE ESTAS COSAS. –Gruñó el esqueleto sin saber si sentir pena ajena en silencio o si mejor retirarse de una buena vez. –GUÁRDENSE ESTAS COSAS INMORALES PARA USTEDES MISMOS.
-Su padre dijo lo mismo. –La humana finalmente se giró para verlo. –¿Entonces es cierto que hay cosas que no debería de hablarse con hombres? ¿O es sólo porque se trata de un familiar suyo?
-AMBAS COSAS, ADEMÁS DE QUE SIGUE SIENDO COMPLICADO TRATAR DE PROCESAR QUE DE TODOS LOS ESPECÍMENES QUE HAY EN EL MUNDO...
-¿Se haya interesado en mi?
Con la interrupción de la chica, finalmente Papyrus le devolvió el gesto de mirarle directamente, aunque en su caso era mirar hacia abajo ante la poca altura que tenía. No la conocía lo suficiente aun, pero si la humana estaba hablando sobre eso con la frialdad de siempre, significaba que era más que consciente de que Sans estaba interesado en ella de un modo muy romántico para disgusto de muchos. ¿Acaso finalmente habían hablado o sólo era un hecho que aun siendo una idiota, se había dado cuenta de eso? Iba a protestar sobre el no querer que le manipulara con esa información, pero finalmente captó a qué estaba dirigiéndose todo ese extraño interés de percepciones. Tuvo que contener el impulso de golpearse el cráneo contra la pared ante la exasperación.
Si lo hubieran hablado directamente, no estaría la humana ahí queriendo comprender algo que ni él mismo lograba tras conocerlo toda su vida. No, la humana era tan tonta que ni con toda la obviedad que Snowdin notaba a primera vista, ella misma tuvo que tomar acciones directas y esa iniciativa había sido lo que le tenía feliz al bobo de su hermano ¿cierto?
Ese par de idiotas...
-TE LLAMAN "LA AMANTE DEL ESQUELETO", ¿Y APENAS TE DAS CUENTA DE ESTO? ¿ENSERIO?
-No puedo saber algo que no me dicen directamente. –Parecía que era algo que le molestaba a la chica, borrando su sonrojo anterior en su totalidad para dejar en visto un ceño fruncido en su lugar. –Se me dijo que hay cosas que no se les puede decir a los hombres, pero eso los hace seres complicados si ni siquiera quieren hablar de eso. Le pedí a Sans que me lo dijera sin tocar del todo el tema para respetar esta extraña regla citadina... ¡Y solo me lo dijo en otro idioma! ¿Cómo esperan que no esté confundida si sólo me dan rodeos? ¿Por qué algo que no se dice directamente tiene que ser obvio? No tiene ningún sentido.
-¡NYEH HEH HEH HEH!
Pese a que no le gustaba que la humana hubiera alzado un poco la voz, puso a un lado todo prejuicio y no pudo contener más la risa de lo divertido que le parecía que una estupidez le perturbara más que todas las veces que estuvo por morir. Era extraña hasta en eso, pero había algo en todo eso que le alegraba al estar presenciando algo más que pura frialdad e indiferencia de su parte. ¿Quién diría que el talento de Sans de sacar de quicio a alguien, iba a ser beneficioso en estos casos? La humana había cambiado a Sans en algunos aspectos, pero ahora no tenía duda de que Sans también había cambiado a la humana si ahora estaba siendo un poco más expresiva. Como si estuviera mostrando un lado que se había reprimido y la misma frustración lo dejara a flote.
Tal vez también había algo mal en él, porque por primera vez podía admitir en sus adentros que le estaba agradando la humana. Se quitó la mano de los dientes para seguir hablando, pero podía notar que ahora estaba él sonriendo con sinceridad.
-ASÍ QUE NO SOLO ERES PURA FRIALDAD. HAY UNA PARTE DE TI QUE ADEMÁS ES ENOJONA.
-¿Qué? ¡N-no! Ese no es el punto.
-SI ALGO ASÍ TE ENOJA, SIGNIFICA QUE TE IMPORTA. SANS TE IMPORTA EN VERDAD. –Soltó Papyrus finalmente, notando que la humana de nuevo se estaba calmando con eso. –BIENVENIDA AL CLUB DE LOS QUE NOS EXASPERAMOS POR LAS ACCIONES DE SANS, PERO AUN ASÍ LE QUEREMOS TAL Y COMO ES.
-¿Tampoco él es sincero con ustedes?
-NO, ES DIFÍCIL SABER LO QUE LE OCURRE SI SÓLO SE ESCUDA EN UNA SONRISA. PERO ES LA PRIMERA VEZ QUE VEO QUE SU SONRISA TIENE UN MOTIVO GENUINO. ASÍ QUE... GRACIAS POR ESO HUMANA. ESTÁS HACIENDO FELIZ A MI HERMANO, AUN CUANDO ESA NO HAYA SIDO TU INTENCIÓN.
-Y-yo...
-A CAMBIO DE ESO, TE MOSTRARÉ ALGO SI CON ELLO TE AYUDA A COMPRENDER SU FORMA DE VER LAS COSAS O NO. –La tomó de la muñeca y comenzó a caminar para llevarla consigo. –SÍGUEME.
La chica comentó algo en desaprobación o negación como siempre, volviendo a ser la humana fría que había conocido en un principio, pero Papyrus hizo oídos sordos mientras la encaminaba hacia el punto en el que había estacionado su auto. Antes de que preguntara por lo que fuera, le abrió la puerta por la parte del volante de modo caballeroso y le entregó las llaves al levantar su mano por estarle sujetando de la muñeca aun.
-SANS ES TAN FLOJO QUE NI SIQUIERA LE GUSTA CONDUCIR. –Comenzó a explicarle tras su mirada interrogante que le lanzaba. –ASÍ QUE TE ENSEÑARÉ A CONDUCIR PARA VER SI SU PUNTO DE VISTA TIENE SENTIDO O NO.
-¿En verdad va a enseñarme a conducir su auto? –Soltó la humana con sorpresa. Tomando las llaves más por inercia que por un verdadero interés. Ni siquiera se estaba subiendo al auto pese a haberle abierto la puerta. –No es a esto a lo que me refería de tratar de entender su modo de ver las cosas.
-SÉ QUE LAS MUJERES SON TERRIBLES PARA CONDUCIR Y TAMPOCO ES QUE SEA ALGO QUE DEBAN HACER, PERO PUEDE QUE YO MEJORE ESO SI YO SOY TU MAESTRO.
-En verdad no me interesa aprender a conducir. –La humana suspiró tras ver por un breve momento las llaves que tenía en la palma de su mano. –Pero si me interesa que si ya está dejando de hablarme de "usted", podría comenzar también a llamarme por mi nombre. Sé que llamarme "humana" lo hacen con un modo despectivo.
Papyrus iba a protestar, pero se sorprendió al darse cuenta de que era cierto. Definitivamente ya le estaba tomando confianza tras luchar por aceptarla y no se sentía desagradable hacerlo.
-DE ACUERDO... ENTONCES LLÁMAME POR MI NOMBRE TAMBIÉN. –Comentó con algo de resignación, pero nuevamente se atrapó con una tenue sonrisa tras eso. –AHORA SUBE AL AUTO.
La fanática de las flores estaba algo dudosa, pero finalmente aceptó la petición en silencio, sentándose en el asiento donde estaba el volante y esperando a que su maestro subiera en la parte del copiloto para que comenzaran las indicaciones.
-BIEN, EN PRIMERA, ASÍ NO SE SUJETA EL VOLANTE. –Comenzó a explicarle una vez que cerró la puerta y se puso el cinturón. –CON ESA POSTURA PARECE QUE QUIERES ESTAR LO MÁS RETIRADA POSIBLE DE ÉL.
-Me queda muy lejos. Solo así lo alcanzo.
-LOS ASIENTOS PUEDEN ACOMODARSE, HUMA... EH, FRISK.
Mientras le enseñaba cada parte del auto y sobre la importancia de cada uno, Papyrus pensaba en lo mucho que extrañaría todo una vez que tuviera que dar paso fuera de Snowdin para proteger de alguna manera a su rota familia que le estaba negando hasta el apellido en un futuro no lejano. Pero con todo dolor, ver que si había una esperanza si la humana estaba queriendo saber lo que fuera de su hermano, eso significaba que el peligro podría ser más grande de lo que pudiera imaginarse entre ellos. Y ya era muy tarde para llevarlo a retroceso.
Si en verdad iba a llegar el día en el que no pudiera estar cerca para su hermano teniéndolo como siempre a la vista, al menos se aseguraría de reducir toda posibilidad de que hubiera menos problemas. Le enseñaría a Frisk a tener una manera de huir cuando las cosas no tuvieran otra opción de su parte, esperando de todo corazón que algo así jamás ocurriera. Sobre todo porque la humana era tan terca como para tomar esa opción en primer lugar, pero si ahora le importaba Sans, esperaba que lo pudiera comprender y se fuera realmente.
Papyrus haría lo que fuera por su familia, aun cuando el costo fuera él mismo.
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Alphys llevaba horas intentando detener a la sirena, pero ésta ponía demasiada resistencia para todo, aun cuando estuviese sin voz a causa del exceso de su capacidad mágica de largo alcance. Por lo mismo era que Don Dreemurr le quería particularmente sin dañarla lo menos posible, pero realmente era un caso difícil si no le permitía que las amalgamas le ayudaran a detenerla al distraerlas alimentándolas y siendo cariñoso con ellas. La reptil suspiraba con irritación de vez en cuando por eso, las cosas eran siempre más sencillas a su modo y nadie parecía estar de acuerdo con ella por la poca visión de los demás. Cosa que le comunicaba que faltaba poco para tomar de nuevo su medicamento.
Tras no estar para perder el tiempo en tonterías, sacó una jeringa que había estado llevando consigo por un tiempo y se la inyectó en la cola sin aviso previo. Se apartó un poco para ver resultados y esperando de alguna manera que lo secundario no fuera contraproducente como otras ocasiones, pero para cierto alivio, había resultado paralizándola muy rápidamente, con un gesto de horror en su expresión, pero siendo aún capaz de respirar sin muchas complicaciones o parpadear de vez en cuando con menor ritmo para ambas cosas. Lamentablemente era la única dosis que había logrado crear basándose en la recolección de la telaraña de esa acompañante de la familia Gaster. Así que era un recurso que no podría volver a utilizar o crear sin la materia prima original. Ya luego pensaría en eso, al menos era enriquecedor saber que había resultado bien como única prueba.
Sin saber por cuánto tiempo funcionaría el efecto, dejó la curación de sus heridas para luego y se apuró en ir por el artefacto que había estado trabajando por un tiempo ante la petición de Don Dreemurr. Ni siquiera sabía si funcionaría adecuadamente ante el poco tiempo que le habían dado tras varios proyectos más en ejecución y prueba. Pero podía comprender que el tiempo se agotaba cuando las cosas no resultaban a la primera por mucho que su esposo hiciera lo posible para que fuera lo contrario. Razón aún más para querer recuperar a su más grande creación. DT-00X era todo lo que necesitaban para sus planes y nada le haría cambiar de opinión. Sobre todo cuando pensaban en sustituir a su hermosa creación con una idiota anfibia que ya estaban entrenando con pura cuestión física.
Levantó el casco que había creado recientemente y se lo colocó con cuidado pese a no ser algo necesario. La sirena sin poder borrar su expresión de horror ante la parálisis consigo, soltó unas cuantas lágrimas antes cubrir por completo su rostro con el casco. Sin poder sentir absolutamente nada con verle en ese estado y sin importarle siquiera que nada de eso impediría que ella se volviese una amalgama más cuando Don Dreemurr se lo permitiera finalmente. Después de todo, era por eso que la mantenía con vida y en buen estado por tanto tiempo. Aun con todos los problemas que había generado, al monstruo jefe le agradaba la sirena y le seguía dando la oportunidad de librarse por su cuenta o unirse a él como todos los demás.
El casco sólo sería para controlarle mejor que un tubo de cristal adormecedor si su magia era tan potente que rompía con todo a su paso, incluso las mentes ignorantes que estuvieran a su alcance. Era evidente que esa clase de cosas ya no servían con ella, pero un prototipo tan apresurado tampoco lo sería y ni siquiera tenía tiempo para molestarle que nadie más lo viera. Solo faltaba un ingrediente más para el nuevo intento de amalgama especial que tuviera todos los sentidos agudizados favor suyo, siendo una cazadora más que perfecta a la que no se le pudiera escapar absolutamente nada.
Y para eso, hacía falta alguien que pudiera escuchar más allá de lo que se podía percibir físicamente.
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¡Si! ¡Por fin pude actualizar! He tenido un par de semanas sumamente pesadas, pero finalmente pude terminar este capítulo tras espacios pequeños libres de tiempo, jeje. Con decirles que he estado llegando mucho más temprano al trabajo para poder escribir una media hora antes de entrar a mi día laboral... Bendito sea tengo una cafetería ahí, jajajaja. (Y me regalaron un café extra por mi cumpleaños, además).
Espero que les haya gustado. El siguiente capítulo saldrá hasta el 6 de junio, pero les prometo que la espera valdrá mucho la pena. Tendrán que tener palomitas preparadas para ese día, jajajaja.
Gracias por la espera y por los regalos que me brindaron por algunas de mis redes sociales en mi cumpleaños. ¡Los quiero mucho!
¡Michi fuera!
:)
