What if…

Figlio perduto

I

- ¡A cubierto!

Fue el último comando que los miembros de la tropa Autobot lograron recibir antes de que el bramido de la explosión silenciara cualquier otra orden de su líder.

La onda expansiva destruyó los edificios aledaños, el teniente KITT logró ponerse a salvo saltando ágilmente a una improvisada trinchera de escombros justo a tiempo antes de que todo el lugar se cimbrara por el misil enemigo, en menos de una fracción de segundo ya se encontraba corriendo una serie de secuencias lógicas en su procesador para poder calcular la mejor trayectoria de disparo que utilizaría para derribar a los malditos Seekers.

El joven ingeniero de la unidad Omega y los suministros de energía que habían logrado recolectar fueron puestos a resguardo a unos cuantos metros de la explosión en una bodega derruida que logró soportar de milagro la caída de los edificios circundantes.

- ¡Gracias Solarius! ¡Estuvo cerca!

El explorador rojizo anaranjado solo negó con la cabeza, no importaba que tan oscuro se mostrara el panorama Impulse siempre se mostraba como un rayo de sol de esperanza y vivacidad.

- Un placer como siempre, pero será mejor guardar silencio por el momento- le contestó su amigo en voz baja.

El enemigo estaba cerca, no podían darse el lujo de ser descubiertos para ser eliminados y que les robaran su preciosa carga de suministros y refacciones que tanto habían sufrido en localizar.

La tropa había logrado sobrevivir al misil Decepticon, pero faltaba alguien, el líder de la unidad Omega a la que pertenecían los tres Autobots.

El espadachín carmesí había logrado alertar a sus compañeros de unidad el tiempo justo antes de que sus sistemas de batalla detectaran en rango de peligro inminente a los Seekers, era en ocasiones como esas en las que Avalanche agradecía tanto sus buenos reflejos como el de haber tenido la suerte de encontrar a un mentor Decepticon como el que le había entrenado durante sus ciclos de juventud lo que junto con su programación Decepticon le habían permitido sobrevivir todo este tiempo.

En el momento del inminente impacto del misil, Avalanche dio la orden de buscar refugio, todo el mundo sabía que los Seekers eran máquinas de guerra, no eran soldado de infantería ¡Eran la maldita élite aérea de Megatron! Eran muy pocos los que podían jactarse de sobrevivir a un ataque Seeker directo ¡Y parecía que en TD les habían tocado lo más selecto de esos malditos orgullosos voladores!

Avalanche y su unidad se encontraban entre la espada y la pared desde que esa maldita trina de Seekers había llegado a esa zona de guerra. ¿Trina Seeker? ¡Esos infernales Decepticons eran cuatro! ¡Cuatro Seekers! ¿Era una maldita broma?

Avalanche no tuvo tiempo de seguir procesando su perorata de insultos contra los Seekers, antes de que resultara herido por el impacto o la destrucción siguiente, fue empujado sin miramientos hacia un lado del camino donde se encontraba un boquete en el suelo producto de viejas explosiones de las batallas campales en TD.

La roja estructura de Avalanche cayó unos cuantos metros hacia abajo justo a tiempo de evitar el golpe de la explosión salvo que en esta ocasión los "excelentes reflejos" del comandante carmesí sirvieron para nada ya que rodó y golpeó patéticamente contra el metálico suelo.

Aún no había terminado de orientarse cuando ahora fue jalado al fondo de un improvisado techo que le resguardara de ser descubierto por los ópticos enemigos.

Después de la explosión y la subsecuente destrucción de la caída de los edificios siempre seguía el tétrico golpeteo de los escombros, pero aun peor que esos sonidos de muerte y destrucción era el aria sónica de las turbinas de los Seekers sobrevolando el área en busca de sobrevivientes para eliminarlos, Avalanche odiaba ese sonido, lo odiaría hasta el ciclo de su desactivación.

El comandante ocultó lo mejor que pudo su firma energética esperando fuera suficiente para no llamar la atención de esas arpías de Unicron.

Avalanche no podía soportarlo más, debía asomarse un poco, ¡Aunque fuera un poco! Para ver con sus propios ópticos que esos malditos señores de la guerra se habían alejado, salir y ver que sus compañeros y amigos se encontraban en línea y en buen estado. ¡Solo un poco!

Estaba a punto de asomar un poco la cabeza cuando volvieron a jalarlo con más fuerza a la protección y seguridad del rudimental refugio.

Después del tirón que sintió en las llantas superiores sobre sus hombros le siguió un fuerte golpe, como un puñetazo, en la parte de atrás de su casco que lo hizo agachar de manera dolorosa las puntas de su cabeza que en ocasiones Impulse y los Autobots que tenían referencias de la cultura y vida terrestre comparaban con las orejas de los gatos.

Avalanche apagó y encendió rápidamente los ópticos rojos. ¡Le había dolido el golpe más que la caída por el boquete!

- Sore wa itai! (¡Eso duele!)- gruñó Avalanche llevando la mano hacia atrás de su cabeza para sobar la superficie donde había recibido el golpe- ¡Creo que me abollaste!

Como toda respuesta, Avalanche recibió un zape en la misma sección de su cabeza.

En cierta ocasión mientras la unidad Omega esperaba suministros mecánicos y repuestos para reparaciones interceptaron un cargamento destinado para los Decepticons que había caído del lado equivocado de la frontera, ¡Cual sería su sorpresa al encontrar entre las cajas a Nightbird! Un mecanoide diseñado por los humanos en la Tierra y que por modificaciones ordenadas por Megatron se había convertido en un arma Decepticon de gran valor.

Fue Impulse junto con el médico Red Canyon quienes lograron hacer los ajustes necesarios para tomar control de la programación de Nightbird y evitar en primer lugar que los eliminara al ser reactivada y en segundo inhibir los protocolos Decepticons para "convencerle" de que se uniera a la causa de la unidad Omega.

Después de ganarse su confianza (o lo que es lo mismo darse una paliza mutuamente) Avalanche logró hacer que Nightbird les obedeciera, si no dócilmente al menos no había desactivado a ninguno de sus compañeros de unidad o los refugiados que encontraban en TD (hasta ahora)

Nightbird se había vuelto la sombra de Avalanche, por más que el comandante carmesí le prohibiera exponerse o seguirlo a sus expediciones al exterior de la base, ella siempre encontraba la forma de escabullirse y desobedecer esa orden.

"Creo que le gusta, comandante…" se burlaba como amigo Impulse de su superior cada que Nightbird lo golpeaba, ya fuera levemente o con toda la intención de arrancarle la cabeza cuando el necio guerrero y la silenciosa ninja discutían.

Pero era en ocasiones como esas cuando Avalanche agradecía tener a Nightbird a su lado, a su manera se preocupaba por él, el espadachín carmesí que no tenía a nadie desde que en sus ciclos de sparkling perdiera a su hermana adoptiva Bantha, en la fundidora Autobot durante un ataque Decepticon y que había estado perdido durante tanto tiempo, que había sido repudiado por su programación Decepticon en un mundo Autobot hasta la asignación de su unidad y designación en TD con sus compañeros y amigos... Sí, era agradable tener a alguien que quisiera estar con él no solo por seguir ordenes o porque no tuviera otra opción, sino que lo buscara por el gusto de estar junto a él, de compartir tiempo y un cubito de energon con él.

Además, Avalanche debía admitirlo, en muchas de sus incursiones siempre se tiraba de cabeza al peligro para evitar que sus compañeros resultaran heridos lo que hacía arden los circuitos de lógica de KITT cada que el comandante ignoraba sus algoritmos y planes tan bien estructurados para ponerse en un riesgo de desactivación segura, era esa la señal para que Nightbird apareciera y ya fuera darle apoyo en el ataque u obligarlo a replegarse aunque tuviera que jalonearlo o llevárselo a golpes.

¡Avalanche era mucho más alto y fuerte que ella y aun así la creación humana podía dominarlo con una sola mirada asesina o de un salto tironear su punta de casco como si lo jalara de una oreja felina!

El sonido de las turbinas se alejó, al parecer los Seeker habían perdido el interés de ese sector al no detectar firmas sobrevivientes, el comandante Avalanche esperaba que no hubieran localizado a sus amigos porque estos hubiera ocultado su firma de energía como lo habían hecho Nightbird y él y no porque hubieran caído en acción…

- Ikou! (¡Vamos!)- ordenó Avalanche saliendo del primitivo refugio.

El comandante Avalanche había detectado que Nightbird obedecía de mejor manera los comandos en japonés con los que había sido programada originalmente que las ordenes en cybertroniano o en lenguaje Decepticon, además al guerrero carmesí le gustaba hablarle en japonés a Nightbird cuando se encontraban solos, no era necesario que ella contestara (no podía, no había sido dotada con esa habilidad de comunicación por los humanos) pero podía ver el aumento de intensidad lumínica en sus ópticos amarillos como si sonriera, así que Avalanche lo interpretaba como señal de agrado por parte de la fémina.

Los sistemas de Avalanche estaban alertas al máximo para detectar la presencia de Decepticons o el arribo de los Seekers que les habían atacado, ahora que lo veía con más claridad el boquete era de considerable tamaño, ¡Y él ni siquiera le había prestado atención cuando avanzaba a la cabeza de la formación de sus compañeros! Vaya que Nightbird se tomaba el velar por su seguridad muy seriamente.

El guerrero carmesí estaba a punto de decirle algo más a la ninja robótica cuando algo llamó su atención, los ópticos amarillos de la feme brillaron al máximo ¿Miedo? ¿Miedo de qué? Avalanche bajó la mirada hacia su rojo chasis siguiendo la línea de la mirada de la mechatrix frente a él.

Justo en su insignia, no una insignia Autobot si no la insignia automotriz terrestre de su modo alterno, en el caballo rampante de los vehículos Ferrari había un punto rojo, un marcado laser apuntaba directamente a la cabeza del corcel.

Ninguno de los dos habían detectado al enemigo que desde el terreno alto apuntaba al Ferrari Testarossa.

Los reflejos de los que Avalanche se sentía tan orgulloso nuevamente no sirvieron para nada, ni siquiera tendría tiempo de mover una mano antes de que el disparo le perforara no solo el emblema Ferrari sino la cámara de chispa que resguardaba su chasis.

Todo sucedió al instante, el disparo, Avalanche siendo sacado de la trayectoria del proyectil laser, la caída de Nightbird sobre él y para fortuna de ambos el disparo que hizo retroceder al Seeker, no había duda de que se trataba de uno de esos infernales cuatro Seekers por el fuerte gruñido que cambió a una risa desquiciante justo en el momento en que el sonido de turbinas que tanto odiaba Avalanche y el característico sonido de transformación se hacían presentes solo para alejarse ver cumplido su objetivo al menos parcialmente.

Por obra de Primus y la rápida reacción de Nightbird, Avalanche había salvado la chispa. ¡Nightbird! Avalanche la tenía sobre él, la ninja había caído de lado sobre él por el impulso tanto de su empuje contra el Ferrari como por el disparo del Seeker.

- ¿Nightbird? ¡Nightbird!- la sacudía Avalanche para que reaccionara.

El Ferrari no tenía respuesta, Avalanche sintió su mano pegajosa, su atención se dirigió a su mano, el disparo la había alcanzado, una mezcla de energon y aceite manchaban la mano rojiza de Avalanche.

- ¡Comandante! ¡Comandante!- gritaban desde arriba.

Los audios de Avalanche detectaron el vocalizador de KITT, gracias a Primus el Transam era un excelente francotirador que hasta los Seekers temían, si no tanto Avalanche como Nightbird hubieran sido eliminados.

- ¡KITT! –gritó desde abajo Avalanche- ¡Está herida! ¡Ayúdame a subirla! ¡Por favor!

- ¡Solarius e Impulse están cerca! ¡Los subiremos!- contestó KITT analizando como poder sacar de ahí a Avalanche y su muñeca rota.

- Por favor, Night, por favor, resiste- le hablaba Avalanche a la ninja preocupado por no obtener respuesta- por favor… quédate conmigo…

- ¡Aquí estamos, comandante!- la inconfundible voz de Impulse llegó a los audios de Avalanche- ¡Los sacaremos de ahí!

Continuara…