-Wingdings Gaster. Ex soldado francotirador de las fuerzas armadas de Italia y líder de su propia familia que se dedica a la extorsión de locatarios en Snowdin. Aunque algunos rumores indican que también se dedica a la medicina incógnita. Nombre clave: "El doctor".
Varios policías novatos estuvieron apuntando con algo de prisa, mientras que Michael Hallyton se limitó en observar la fotografía que él mismo había conseguido para la investigación detallada. Había sido algo complicado obtener algo tan detallado, considerado que el investigador que llevaba su caso se encontraba en calidad de desaparecido, y su familia no tenía ni idea de lo ocurrido ni de la investigación que estuvo llevando a cabo. Había algo de especulaciones sobre el término "doctor" que algunos informantes habían brindado sobre llamarlo así entre susurros, pero nada lo suficientemente coherente para dar con algo preciso. No obstante, era un hecho lo extremadamente peligroso que era por su uso de magia y manejo de armas. Así que había peligro en cualquier distancia tratándose de él.
-Sans Gaster. Primogénito de la familia. –Otra fotografía se colocó sobre el corcho frente a todos. –Acusado de más de trescientas muertes, en su mayoría humanas. Nombre clave: "El comediante".
-¿Cómo podría tener tantas muertes un joven? –Señaló un policía sorprendido, dejando de anotar.
-¿Por qué "comediante"?
-Por una habilidad que comparte con su padre, de aparecerse y desaparecerse cuantas veces quiera. –Señaló el comisario, sin importarle ser interrumpido. –Se desconoce si eso tiene un límite en cuanto a veces o por distancia. Y en cuanto a su nombre clave, es por la descripción de algunos testigos que afirman sobre un humor retorcido.
-Siguiente. Papyrus Gaster. –Su asistente colocó otra fotografía sobre el corcho, el cual muchos pudieron identificar inmediatamente y no precisamente por algo delictivo. –El menor de la familia, acusado de treinta muertes aún en investigación. Y lo más reciente, el prometido de la hija de la líder sindical de los trabajadores monstruos. Nombre clave: "El gran P.".
-¿P de Papyrus? ¿Por qué no se nos ocurrió algo mejor?
-En realidad, creemos que se lo puso él mismo.
-¡Pff! Que tonto.
-Siguiente. Frisk, sin apellido. Posible descendiente del líder criminal fallecido Masao Saito, mejor conocido como "El jugador". Acusada de tener vinculaciones directas con la yakuza, organización criminal oculta en alguna parte de Waterfall y con Asgore Dreemurr, conocido como La bestia de Ebott. También es acusada de complicidad e intervención de la captura de la familia Gaster, atentando contra la vida del cuerpo policiaco y acusada de alteración política en pleno proceso electoral. Nombre clave: "Flapper Florista".
Michael vio cómo colocaban la foto de la chica de rasgos asiáticos, siendo la misma que le habían tomado en aquella primera vez que la habían interrogado justamente en el establecimiento que estaban pisando. A diferencia de los otros criminales, nadie tuvo objeción alguna sobre el nombre clave que recientemente le habían dado tras la persecución desastrosa. Una mujer que había dejado en ridículo a la policía únicamente con el uso de muchas flores era altamente vergonzoso, pero imposible de no borrar de la memoria de los demás.
Bajo su perfil detectivesco, la chica en sí no era el peligro a tratar de momento en cuanto se estuviera a tiempo para una intervención pacífica. No obstante, el alcalde había quedado tan furioso con la situación que no había quedado de otra salvo agregarla en los expedientes de seres a capturar como máxima prioridad, aun cuando no tuvieran el permiso de difundir lo que había pasado precisamente en el día del juicio y que ahora su padre estaba teniendo problemas por haber sido el sujeto que le dio voz y poder a esa chica para poder insultarlos. Pero no era algo que le importara realmente al ser un juez sumamente respetado y querido al que tarde que temprano volverían a necesitar de él. Más que nadie lo sabía y por ello podía sonreír a la situación mientras tenía flores nuevas por contemplar.
Razón por la cual estaba ahí además por el hecho de ser quien llevará el caso ahora de toda la familia Gaster. Heredando un expediente demasiado inconcluso ante varias discrepancias que muy seguramente la familia esqueleto se encargó de que fuera así. Siendo complicado seguirles el rastro ante tanta discreción, burla y rumores que no llevaban nada. Todo ello, claro, hasta la llegada de esa chica de rasgos asiáticos que de alguna manera nadie podía quitarle la vista una vez que pusieron su foto al frente. Una vez que pudieron ser testigos de su forma de pensar. Una mujer que definitivamente no le tenía miedo a la muerte, siendo sus únicas debilidades visibles los delincuentes temidos por los múltiples asesinatos ocurridos en sus manos. Definitivamente eso la haría difícil de capturar ante una situación demasiado llamativa también.
-...y los amantes…
-No son amantes. –Intervino Michael al escuchar ese término. Y pese a la situación, se limitó en soltar una tenue sonrisa que no pudo mantener por mucho tiempo. A su percepción, el momento lo ameritaba, siendo uno de los pocos gozos que podía recibir en su profesión muy de vez en cuando. –Poniendo a un lado el cuestionamiento sobre si un esqueleto tiene lo que se debe tener para complacer a una dama... En esa mirada de la chica hay una evidente virginidad, sin contar el hecho de que sólo estaríamos desviando las cosas con una categoría así.
-¿Entonces cómo pretende que los llamemos?
-Como lo que es, señor. –Tenía demasiada atención de todos los presentes ahora. –Son pareja.
-¡Pero es inaudito pensar en esas cosas entre ellos!
-Señor, está entorpeciendo la investigación por dejarse llevar por una moralidad que está fuera de lugar. –Michael sabía que nadie le podría replicar por eso, aun cuando quisieran jugar todavía a ser unos ciudadanos ejemplares que ni sus propias madres les creerían. –No señores, esto no es un caso que implique una lujuria alimentada por el morbo. Este es un caso de una pareja interespecie que está dispuesta a todo con tal de permanecer juntos, sin importarles el desastre que dejan a su paso. Así que llegando a este punto que ni siquiera deberíamos de poner sobre la mesa, ¿en verdad van a darle más importancia a su amorío interespecie que a los crímenes que cometen? Si es así, hay espacio en la radio para programas rosas sobre cómo debe ser un buen matrimonio, no aquí en donde impartimos justicia sin importar de quien se trate o lo que les guste cogerse.
-Señor… –Su policía a su cargo susurró a modo de advertencia, ante una preocupación inminente, pero lo ignoró por completo.
-Ella no es una mente criminal, pero no cabe duda de que puede serlo en cualquier momento. –Tuvo que resaltar aquello ante varias miradas molestas ante la burla que fue aquella situación. –La florista cuando estuvo aquí, pareció que le causó una gran conmoción el hecho de saber que Asgore Dreemurr es un delincuente sumamente peligroso. En palabras suyas, lo considera un padre, lo que implicaría que la obtuvo en cuanto mató a El Jugador y la educó o engañó como tal.
-¿Cómo es eso posible si directamente habla sobre odiar a los humanos?
-Esa es una buena pregunta. –Sin el permiso de nadie, comenzó a acercarse al frente. Después de todo, solo se le estaba escuchando a él ahora. –Una joven que parece que esté en busca de su "padre" sufre al saber la verdad, salta de un edificio para estar a la protección de la familia Gaster y ahora se presenta para defenderlos. Si mi conjetura no falla, y por lo regular no lo hace, es que la chica ahora que sabe la verdad, parece que tuvo intenciones de hacerse notar. Ser el foco de atención.
-¿Habla… de una situación de venganza, detective?
El detective no dijo nada más al respecto y no porque no se tratara de lo que estuviera pensando. Cualquiera podría concluir eso, incluso él, pero aun así, le daba la impresión de que había algo más en todo eso. Parte de su trabajo era poder leer a los criminales, entender su forma de pensar para saber cómo atraparlos. No obstante esta chica… era un enigma cada vez que trataba de estudiarla. ¿Qué es lo que quería realmente? ¿Qué significaba su aparición tras tantos años? No lograba llegar a algo con el peso suficiente. Y tal vez, era por el hecho de que en ninguna de sus acciones pretendía ser una criminal por más allegada que fuese de varios en potencia. ¿O acaso por primera vez se estaba ablandando con un caso?
La joven en verdad había estado dolida cuando vio la pared con todas sus investigaciones. Y ahora que le tocó volver a verla, podría apostar que arriesgarse de ese modo fue un caso desesperado de su parte de que no le arrebataran lo que le quedaba. Pero…
-"Si la ley actual no nos respeta, entonces nosotros no la respetaremos". –Citó el policía pelirrojo a su cargo tras ponerse de pie para hacerse notar entre varios presentes. –Fueron las palabras que mencionó en el juicio. Y por más que tratamos de apaciguar la situación, varios presentes se están encargando de esparcir ese mensaje por los rincones de Waterfall, casi como si eso hubiese sido de modo estratégico. Tal vez esa sea su intención ahora que la ciudad está en proceso electoral, ya que hay un monstruo en Snowdin que se acaba de presentar como candidato más, justo esta mañana.
Rudolph Holliday, reno de cincuenta años. Su investigación sobre el pasado de Asgore Dreemurr le llevó a conocer ese nombre mucho antes y había parecido que no le había llevado a nada considerando que ya no estaban vinculados. Hasta ahora, claro, que se había presentado junto con otro más que ya se sabía a leguas que sería la competencia del alcalde en mando. Ciertamente había sido una sorpresa que un monstruo quisiera postularse a un rango así, pero aún más, que tuviera todos los requisitos a la mano para poder inscribirse como tal pese a todas las limitantes por tratarse de un no humano. Y además, aquello no era nada barato ni sencillo.
Definitivamente había sido asesorado para saber cómo defenderse ante tantas limitaciones. Y podía hacerse una idea de quienes pudieran estar en su equipo de campaña y sus respectivos motivos. Pero para saberlo con más precisión, tendría que visitar a un viejo amigo que podría confirmárselo como ningún otro.
Alguien cuya melena pelirroja de su policía a cargo le recordaba bastante y que varios niños atestiguaron ver a alguien como él en la escena.
.
.
Chara no había pasado por tanta hambre en su vida. No que recordara con precisión, claro. Por lo que por más que le fuese irritante la situación y una carga para sus planes, tenía que admitir que contar con una pequeña aliada informante era grato por ahora. Aun cuando había sido idea de la mocosa y no suya por claras razones. Haberse topado con ella el día anterior había sido buena suerte o mala suerte a perspectivas de cada quien. Era una desgracia para ella que aparentemente los fuegos fatuos no tuvieran aroma propio que le indicara que pudieran estar cerca.
-¿Hola? Traje hamburguesas esta vez. –Mencionó la fuego fatuo de tonos lima por algún motivo, al momento de acercarse lo suficiente al punto de encuentro tan alejado de lo que era su hogar en Snowdin. –Espero que le gusten.
Chara la observó desde su escondite desde las alturas, siendo bastante sencillo para ella ocultarse a simple vista, aún cuando la fuego andante causara suficiente luz en el rincón. Desde que había dejado la yakuza había optado en ser más discreta en sus pasos ahora que había decidido acercarse al punto en donde supuestamente estaba su hermana. Pero una vez llegando a orillas de Waterfall, simplemente no pudo avanzar más por razones incómodas. Unas más que otras.
¿Quién diría que los Gaster eran demasiado precavidos? Una vez que se había acercado lo suficiente pudo notar que había varios conejos vigilantes que, si bien no eran una amenaza, parecía que tenían facilidad para comunicarse con simples sonidos como si de una red de telegrama se tratase. Sin contar el hecho de que le había dado la impresión de que uno le había observado en el punto exacto en donde se escondía, casi como si pudiera oírle respirar pese a la distancia considerable. Y no se quedó más tiempo para averiguar si avisaría al respecto o no ya que no tenía el ánimo de matar a alguien. Aquello habría llamado mucho más la atención de lo que pretendía ser discreta.
Otra razón era simplemente porque ya había demasiados seres que la comparaban con aquella a la que llamaban "amante del esqueleto". Y portar la máscara para evitar eso haría que inmediatamente la pudieran relacionar con la yakuza. Aquellos que pudo notar que no eran precisamente bienvenidos en territorio de los esqueletos con tan solo poder verlos aquellos segundos de enfrentamiento. Si tan solo hubiera logrado conservar sus pelucas, tal vez pudiera infiltrarse con más ánimo y con más destreza. Pero tenía que admitirse que la razón más paralizante de todas era simplemente el hecho de no saber qué hacer una vez que lograra verla y reconocerla. Y eso solo la hacía tan patética como una piedra en el camino de alguien más.
No queriendo pensar más en ello, Chara se dejó caer desde el punto donde estaba escondida para aterrizar justo a lado de la chica flama con demasiada precisión que la asustó inmediatamente, pero que aun así mantuvo la bolsa de papel al alza para que la tomara con confianza.
-Hola. –Repitió la chica con una tenue sonrisa. –Supongo que ha de tener hambre desde ayer.
-No te creas tanto sólo porque te lo permito. –Mencionó Chara mientras tomaba la bolsa de papel con rapidez, antes de que notara el ruido de su estómago implorando alimento. Ya había detectado desde antes de que se trataba de algo delicioso sin necesidad de darle un bocado todavía. –¿Qué no deberías de ir a la escuela a esta hora?
-Hoy es sábado.
Teniendo que escuchar su risa, se dispuso a darle una gran mordida a la hamburguesa. No tenía ni idea de si solo era su hambre, pero era aún más deliciosa de lo que recordaba que eran. Kris rara vez le había permitido comer una al querer obligarla a acostumbrarse a la dieta de un japonés común que consistía mayormente en mariscos. Y todo por aquella vez que le había dicho que extrañaba la comida mexicana.
Estando ahora en el suelo, pudo notar que se había sentado junto a un periódico que seguramente había volado con el viento y terminado ahí de forma irónica a lo que ya era su vida. Mostrándole precisamente las fotos de la familia Gaster ahora que los estaban buscando por haberse escapado, pero enfocándose en el que tenía una sonrisa burlesca pese a estar ante policías amenazándolo de muerte seguramente.
-Y dime, flamita. –Pasó alimento para hablar mejor. –¿Cómo es mi supuesto cuñado?
-Un vagabundo alcohólico de lo más irritante. –Soltó la chica con tanto rencor, que le causó demasiada gracia. Por lo visto, no era alguien que le cayera bien. –No entiendo cómo alguien como él puede ser el mejor amigo de mi tío.
-¿El sujeto de lentes que fue por ti, es tu tío? –Recordó al sujeto que se había presentado específicamente como "el mejor amigo del novio". Dio otro bocado pequeño y pasó. –Creí que se trataba de tu padre.
-No, mis padres murieron hace tiempo. –La flamita se recargó en la pared para seguir conversando con la comodidad que permitía estando de pie en un callejón apestoso. –Mi tío Grillby es todo lo que tengo.
-Un consejo, no reveles demasiado de ti a extraños. –Le señaló inmediatamente ante el hecho de estarle contando su vida de la nada. –Esta ciudad está llena de locos depravados.
-Skate me dijo que desde un principio pudo notar que usted es una persona de confianza, y creo lo mismo. –Chara la observó con desdén mientras seguía comiendo. –Si no lo fuera, habría dejado morir a todos en aquel lugar.
-Tuve consideración, eso es todo. Eso no me hace una samaritana a la cual debas alimentar en agradecimiento.
-Pudo haberla negado si no le parecía.
-¿Y rechazar algo que huele delicioso a kilómetros? Ni hablar. –Pese a todo, le sonrió conforme bajó lo que le quedaba de la hamburguesa. Si bien la chamaca había puesto dos en la bolsa, optó por guardar parte de ello en caso de que no tuviera alimento más tarde. –Pero hablo en serio en que deberías de cuidarte. Al menos tienes a alguien que te espera en verdad. Muchos no contamos con eso.
-Pues tiene la oportunidad de reunirse con su hermana ahora que sabe que está viva, pero pareciera que no quiere verla a la vez. ¿Por qué?
-¿Qué te hace creer que se trata de mi hermana? –Por primera vez Chara se mantuvo seria en la conversación.
-Es demasiado obvio. –La chica se encogió de hombros sin importarle su reacción. Tal vez ya se había cuestionado que pudiera causarle algún malestar o precaución mencionarlo. Razón más para recordarse que solo era una mocosa curiosa y ella misma era una mujer que estaba cometiendo demasiadas torpezas ahora. –No solo por el hecho de que se parecen físicamente, claro. Ambas parecen darles igual las diferencias entre especies a comparación de otros humanos.
-¿Y eso nos hace hermanas?
-Las hace compartir una misma historia. –La chica sacó un collar de oro del bolsillo de su vestido, mientras le esbozaba una sonrisa de satisfacción que solo alguien que sabía estar en lo cierto pudiera darse. –Una en la que se acostumbraron más a convivir con monstruos que con humanos.
Ante la distancia considerable que había entre ellas, le arrojó el collar para que lo atrapara sin mucha dificultad. Chara había olvidado por completo que le había enseñado su tesoro oculto ante una desesperación no experimentada en mucho tiempo. ¿Acaso había vuelto por ello para dárselo? ¿O se le había caído en alguna parte de toda la persecución y ella lo había recogido? Ninguna de esas preguntas parecían ser de importancia ahora que lo estaba teniendo de vuelta en sus manos. Las cuales, estaban rozando la comisura con suavidad para percatarse que había sido abierta con cierto forcejeo que solo alguien que no conoce la pieza lo suficiente pudiera ejercer.
-Eres astuta como tu amiga, flamita. –Le tuvo que reconocer con una sonrisa genuina. –Me agradas.
-¿Quién es el monstruo que sale en la foto? –La chica no perdió el tiempo.
-Alguien que ya no está. Eso es todo lo que te diré. –Se colocó el collar para no volver a perderlo. Teniendo que ocultarlo ante el temor de que alguien lo pudiera relacionar del mismo modo que lo había hecho la aparente aspirante a detective o reportera. –Ahora vete, que seguramente te estarán buscando estando tan lejos de tu hogar de nuevo. No quiero problemas y tú tampoco deberías de estarlos buscando.
-Problemas ya tengo, tendré que trabajar para Sans por un tiempo. –Mencionó nuevamente con demasiado malestar. –Pero ya que es quien tiene oculta a la florista, tal vez pueda ayudarle a reunirse con ella de nuevo.
-No. No intervengas. –Contestó inmediatamente al momento de levantarse. –Este asunto no te compete.
-Pero…
-Escucha flamita, es de mala suerte que alguien se quede conmigo más de la cuenta. –Chara comenzó a caminar fuera del callejón, pero aun así la fuego fatuo la siguió con intención de permanecer todavía con ella. –Así que agradece el favor que te estoy haciendo. Una prostituta solo es para un rato, no para frecuentar tanto.
-Pero usted quiere ser más que eso, ¿cierto?
-¿Qué acaso eres una especie de terapeuta? –Siguió caminando dándole la espalda.
-Me parece que no pudo ser más que solo ser aquello que otros esperaban de usted.
-¡Largo!
-¡Su hermana también se siente sola!
Se detuvo en el instante sin poder pensar en nada más. No quiso girarse hacia ella ante el temor de que le diera pauta a que pudiera realmente acompañarle todo lo que le plazca. No obstante, ahora contaba con su atención innegablemente.
-La oí llorar la otra vez que estuvo en mi casa. Gritar de desesperación por todo aquello que parecía estarse aguantando. –Continuó la fuego fatuo al obtener la oportunidad. –Mencionó a sus padres y hermanos… comentando sobre detestar que la dejaran abandonada sin saber el motivo.
-Estúpido Azzy…
Murmuró Chara tan inmediato e impulsivamente, que no pudo reaccionar a tiempo de lo que había dicho sin más y que ahora acaparaba mucho más la atención de la adolescente que amenazaba con no poder quitársela de encima una vez más.
Recordaba perfectamente aquel día por más que se convenciera de lo contrario, razón por la cual había terminado acariciando su collar con la comisura de sus dedos. Recordaba cada detalle que hablaron y lo que los llevó a terminar llevando a cabo esa decisión, pero claramente había sido algo torpe y lleno de fallas que un par de niños no pudieron visualizarlo al momento. A ella le había tocado sufrir esa estupidez, le había tocado tener que lamentar por todo en soledad. Creyendo que sería una carga que tendría que llevar por la eternidad ante el mal juicio de algún ser superior que optó con torturarla más. Pero estaba resultando que no había sido así, cosa que le aterraba desde el instante en que todas las pistas apuntaban a que Frisk, su pequeña hermana curiosa, había quedado también en el mundo tan hostil que les había tocado vivir.
Y si Frisk había estado todo este tiempo viva, lamentando y detestando el hecho de que la habían dejado sola, con información que muy seguramente tergiversaron cada quien por sus respectivos intereses… ¡Maldita sea!
Estaba aterrada de saber que en efecto su hermanita había estado todo ese tiempo con vida mientras que ella había tenido que pasar la peor parte como siempre. Pero tal vez, Frisk no había estado tan a salvo si Kris siempre estuvo al tanto de ella por un largo periodo. O peor, si los Dreemurr la tuvieron cómo único objeto al no tenerla más a ella y era razón por la cual pudiera detestarla en muerte ante las múltiples cosas que pudo haber ocurrido tras eso. Y no podría culparla por eso.
Pero si en esa soledad había pasado lo que se temía, necesitaba saber qué tanto parecido tenía con ella ahora. Rogando de que no fuese el caso.
-De acuerdo, flamita. –Mencionó Chara tras soltar un fuerte suspiro. Dejando caer su mano que impulsivamente le había llevado a un pasado del que ya no estaba segura de si había sido grato. –Tal vez si puedas ayudarme con una cosa.
.
.
Papyrus se había quedado al menos una hora observando en la lejanía, sin saber cómo presentarse nuevamente ante su prometida que muy seguramente había quedado devastada por el hecho de no comunicarse con ella en cuanto quedó libre. Tan solo le bastaba con verla entre las cortinas de su habitación para concluirlo, la cual permanecía en cama pese a que la mañana hacía horas que había terminado. No le gustaba verla así, pero menos el hecho de que ni siquiera era la razón por la cual se había presentado por más preocupado que estuviera.
Tenía un objetivo que requería de mayor atención tras la última conversación en prisión. Papyrus sabía que tenía que jugar sus cartas con más precisión si se pretendía usarlo para intereses ajenos. Por lo que había tomado la iniciativa de averiguar más allá de las palabras que les había dejado a la deriva como invitación de que se le buscara nuevamente. Casi como si en efecto hubiera contemplado el hecho de que podrían salir de esa, aun cuando ellos mismos sentían que se habían quedado sin opciones. Por lo que estaba harto de permitir ciertas cosas. Si ahora contaba con una nueva oportunidad de vida, pero teniendo tanto por arrastrar, más le valía usarlo de manera conveniente.
La señora Temmie no era una mujer fácil en todo el sentido de la palabra. Su apariencia amigable y adorable la usaba a su favor para despistar lo inteligente y astuta que era para sus propios beneficios, pero aún más, era irritante y egoísta con el poder que tenía y difícil de poder leer como oponente ante tantas barreras imposibles de describir con unas cuantas palabras. Esa había sido su primera impresión de ella. Ahora, la consideraba una mujer que estaba al tanto de sus propias debilidades y sabía jugar con ellas a su propio favor por más que supiera que había batallas que las tenía perdidas. Suficiente para temerle y admirarla al mismo tiempo. Y eso no era fácil de obtener de su parte.
Por lo que no queriendo posponer más la conversación, se limitó a aparecerse dentro de la mansión, justo donde recordaba que estaba su oficina en aquella vez que le había dado un breve recorrido del lugar. Y para su sorpresa, la señora estaba ahí, con papeles en mano y una suave sonrisa que no dudó en dedicarle tras verle directamente.
-Tengo puerta, ¿sabes? –Mencionó la señora sin darle importancia a lo imprevisto. –No hacía falta esta clase de indulgencia, hoi.
-USTED DIJO QUE QUERRÍA HABLAR CON NOSOTROS SI LOGRÁBAMOS LIBRARNOS DE ESA. –Papyrus optó por ir al grano de una buena vez.
-Sí, lo dije. –Le apartó la vista para enfocarse nuevamente en los papeles que tenía en mano. Por lo que podía percibir a su distancia, se trataban de cuentas y recibos. –Curioso que vengas tú solo tras el ofrecimiento que vulgarmente me rechazaste.
-PASARÉ EL MENSAJE SIN NECESIDAD DE TANTOS PRESENTES.
La señora soltó una risilla aguda tras eso, pero aun asi no se dignó en verle directamente mientras continuaba con lo que y tenía en mano. Aun así, Papyrus le esperó con la paciencia necesaria para no quedarse con las manos vacías del asunto. Mientras Sans investigaba lo anormal de las esposas que anularon su magia sin necesidad de ser algo conectado, él se encargaría de averiguar específicamente quería la señora para librarse del pendiente de una buena maldita vez. Como familia, estaban de acuerdo en que estaban hartos de que los demás pretendieran usarlos a conveniencias ajenas. Por lo que ahora que estaban en la mira, usarían a su favor la situación para recordarle a la ciudad entera que los Gaster eran una familia de temer.
Tenían una nueva oportunidad para hacerlo, pero primero, tendrían que resolver los conflictos y pendientes que dejaron a su paso.
-Al menos siéntate. No cobro por eso, jijiji. –Soltó la señora Temmie tras observarle de reojo tras varios minutos en pausa. –Si hubieras tenido la cortesía de avisar que vendrías, habría mandado a tener listo una charola de té con postres, hoi.
-COMPRENDERÁ QUE HAY CORTESÍAS QUE NO OTORGO A CUALQUIERA.
-Lo sé, lo sé… mi esposo era como tú. Si iba a obtener algo, no iba a avisar de que lo haría. –Finalmente dejó todos los papeles acomodados y divididos según lo que necesitaba, y le prestó atención absoluta tras esos enormes ojos que tenía. –Mi esposo fue un maldito, sí. Pero era mi maldito. Y por eso es que tengo que encargarme del desastre que dejó.
-¿INCLUSO CUANDO SE TRATÓ DE UNA INFIDELIDAD?
-¿Intentas juzgar a mi esposo por haber tenido un percance, cuanto tú estando comprometido haces de las tuyas?
-¿C-COMO…?
Papyrus se sintió atrapado sin saber qué decir al respecto. ¿Cómo demonios pudo enterarse de eso? Había sido algo espontáneo, pero definitivamente aislado, ¿cierto? Por más que hiciera memoria, había sido imposible que alguien pudiera estar cerca aquella vez y que él no lo hubiese detectado de alguna manera. Aunque claro, le había seguido hasta la zona poblada, frente a un callejón donde perdió su rastro. ¿Acaso había sido eso a lo que se refería? ¿Había sido muy notorio la razón por la cual había estado persiguiendo a una mujer?
Pero antes de que se le ocurriera una excusa o una simple explicación que le librara de la situación, la señora se había echado a reír nuevamente, ahora con verdadera gracia ante su evidente nerviosismo.
-¡Hoi! No sabía nada, pero tu expresión me acaba de confirmar que sí. –La señora se recargó en su escritorio para estar más cerca. Cosa que era imposible considerando que estaba ante un gran escritorio y ella siendo tan pequeña. –Hombres, supongo que no pueden limitarse a solo una, ¿eh? ¿Mi hija no es lo suficientemente bonita para ti, hoi?
-N-NO ES ESO, YO…
-No necesito excusas ni detalles. –Alzó su mano para interrumpirle en todo. –Como mujer soy muy tolerante, pero como madre es un privilegio que no puedo otorgar hacia otros.
Papyrus tan solo se sintió como un idiota ante la sutil amenaza. La maldita señora le había atrapado sin saber si realmente había sido el caso o no. Encontrándole una debilidad inmediata al apostar la posibilidad que ni siquiera era alta o baja de su parte.
-¿Sabes? De toda la familia Gaster, tú eres el que me cae mejor, hoi. –Pese a la breve seriedad del asunto, la señora no parecía querer borrar la sonrisa en ningún momento. –Wingdings es un amargado que solo sabe vivir en el pasado, y el primogénito es sumamente impulsivo, causante de más males que bienes. Pero tú, tiendes a ser más precavido y calcular tus movimientos. Tú eres quien cuida sus espaldas y me parece que no te lo han agradecido siquiera, ¿verdad?
-¿A QUÉ QUIERE LLEGAR CON ESO?
-A que aprovechemos que viniste solo y hablemos de negocios, Papyrus. Tú quieres mantener a salvo a tu familia y yo a la mía. Y qué mejor siendo un solo sector, ¿no crees?
-SIN RODEOS, SEÑORA. –Se cruzó de brazos al entender de inmediato lo que iba a tocar. –¿ME TRATA DE PEDIR QUE MATE A ESE PERRO POR USTED?
-No permito siquiera su mención en esta casa, si no te importa. –Enfatizó demasiado lo último, casi como si no despegara los dientes para insistir con una sonrisa que visiblemente era más de enojo ante su recuerdo. –Pero ya que lo hiciste… he de suponer que comprendes el problema que presenta, hoi.
-PARA USTED SOLAMENTE.
-Piénsale un poquito, muchacho. Ese pulgoso trabaja para Dreemurr. –Apartó la vista por ese breve momento para buscar una campanita entre sus pertenencias y la movió un poco para emitir su suave sonido. –Yo mantengo el orden y el equilibrio, no importándome lo que sean cada quien con sus profesiones. Pero ellos son muy selectivos. Y dado que ustedes son declarados como "traidores" a los intereses de Dreemurr, sin contar que la policía los busca con prioridad bajo la orden del mismo alcalde… Créeme, les conviene que se mantenga todo tal y como está.
-EN REALIDAD, NOS DA IGUAL TODO ESO. –Papyrus sonrió, sabiendo de antemano que se tocarían esos temas. –CADA VEZ QUE NOS AMENAZAN, SEA QUIEN SEA, TERMINAN QUEDANDO EN RIDÍCULO POR EL HECHO DE QUE SIEMPRE NOS SALDREMOS CON LA NUESTRA SIN IMPORTAR LA BARRERA QUE NOS PONGAN.
Uno de los sirvientes tocó a la puerta para ingresar ante el llamado de la líder. La cual mencionó con dulzura que les trajeran algunos postres y el té de la tarde ahora que se contaba con compañía que "alegraría mucho a su pequeña terrón". Lo cual le indicó de inmediato de que traerían a Tammy en cualquier momento para reunirse. Y Papyrus no supo cómo sentirse al respecto con eso, salvo el hecho de que pese a todo, la señora parecía mantenerse firme en que el compromiso se diera entre ellos, aun cuando diera mala imagen a lo que venían siendo sus intereses políticos.
-¿TAMMY SABE SOBRE QUE TIENE…?
-¿Acaso eso te importa? –Interrumpió la señora de inmediato. Teniendo una respuesta precisa con el simple hecho de observarle. –Ella siempre admiró a su padre. No voy a atormentarla con cosas que no le competen en lo más mínimo, hoi.
-LE OCULTA LA VERDAD. ELLA MERECE SABERLO.
-Oh muchacho, no todos pueden manejar la verdad y comprender que hay decisiones por tomar en sentido supervivencia. –Parecía que se le fuera a escapar una risilla en cualquier momento, sin embargo la contuvo con la razón de verse más seria aparentemente. –Mi niña es hermosa, pero muy sentimental, hoi. Por ejemplo, ¿cómo crees que se sentiría si le dijeras que la engañaste?
Papyrus ni siquiera tenía que meditar esa pregunta para saber que le rompería el corazón nuevamente. Y si bien en otras circunstancias no le habría importado en lo más mínimo, el problema era precisamente que Tammy sí le importaba. Tal vez no en el modo que a ella le hubiese gustado, pero definitivamente no era una chica a la que quisiera causarle tantos malestares una y otra vez. Era buena con él sin importar que el compromiso fuese forzado, era comprensiva con sinceridad y en verdad decidida en querer tener al menos una oportunidad de que aquello en lo que estaban atados fuese una realidad.
Y saber precisamente que la señora Temmie le tenía precisamente como amenaza su hija, lo hacía un problema irritante que no había medido antes. ¿Qué tantas ansias de poder tenía la señora como para no importarle el hecho de estar usando a su hija para salirse con la suya?
-En fin, supongo que hay cosas que no vale la pena insistir, ¿hoi? –La señora se encogió de hombros. –Pero, ¿cuánto crees que tarde en averiguar quién fue aquella con la que osaste engañar a mi dulce terrón? Créeme, a mí nada se me escapa, jijiji.
-TODO, MENOS UN LEGÍTIMO HEREDERO, ¿UH? –Enfatizó sin dejarse molestar por eso. No estaba para doblegarse por más que hubiese cometido un error de primera. –SI LE SOY SINCERO, NO ME IMPORTA MATAR A ALGUIEN EN CUANTO TENGA UN VERDADERO OBJETIVO. Y LO ÚNICO QUE ME DEMUESTRA CON ESTO, ES QUE SE ENCUENTRA DESESPERADA. ME NECESITA MÁS DE LO QUE QUIERE ADMITIR Y NO ESTOY DISPUESTO A SER SOLO USADO SIN TENER MI PARTE COMO CORRESPONDE.
-Por ahí hubieras comenzado. ¿Qué es lo que quieres?
-CONTROL EN ALGUNAS DECISIONES QUE SE TOMAN EN TODO EL SINDICATO DE MONSTRUOS, PARTIENDO DESDE AHORA. NO ACEPTO MENOS.
Papyrus tuvo que contenerse de no soltar una sonrisa triunfal tras eso, aun cuando ver que había callado por ese momento a la señora le causara una gran satisfacción. Frisk había comentado en una comida que había negociado con el señor Holliday para encaminarlo a ser un verdadero representante para los monstruos en las elecciones, por lo que era una buena oportunidad para poner de su parte con lo que tenía al alcance. Porque en efecto no eran los héroes de ninguna historia y jamás podrían serlo, pero definitivamente no serían los que se quedarían de brazos cruzados. Siendo de alguna manera su forma de cumplir un sueño olvidado.
En verdad podía sentirlo. Algo había cambiado desde su salida de prisión. Y más le valía aprovecharlo.
-Escucha, muchacho. No…
-NO, USTED ESCUCHE. LA ÚNICA RAZÓN POR LA CUAL NO LA HE MATADO EN ESTE MOMENTO, ES PRECISAMENTE POR EL HECHO DE QUE AQUELLO PONDRÍA MUY TRISTE A TAMMY. –Descubrió un poco su saco para mostrarle su arma, aun cuando realmente no la necesitaba para acabar a una bola de pelos tan baja. –ASÍ QUE NO PRETENDA USARLA COMO MI DEBILIDAD, PORQUE ES USTED SU DEBILIDAD EN PRIMER LUGAR. USTED COMETIÓ EL ERROR DE SUBESTIMARME Y AHORA TENDRÁ QUE AFRONTAR LA CONSECUENCIA.
Pudo escuchar unos pequeños pasos apresurados, por lo que tuvo que apresurar un poco sus planes antes de que fueran interrumpidos.
-SÉ QUE EN CUANTO NO MATEMOS AL GRAN DON ANTES DE LA FECHA, ESTARÉ CASADO CON SU HIJA Y PERDERÉ MI APELLIDO. PERO ESO NO ME HACE NI HARÁ PERDER A MI FAMILIA. –Podía decir eso con orgullo ahora. Incluso sonriendo con sinceridad y algo de malicia. –ASÍ QUE NO ME IMPORTA SU AMENAZA AL RESPECTO. ADELANTE, QUE HAYA BODA. PORQUE UNA VEZ CASADOS, TAMMY SERÁ PARTE DE MI FAMILIA Y LA PROTEGERÉ DE MALDITOS MANIPULADORES COMO USTED.
Pudo haber esperado variedad de reacciones, incluso le habrían gustado mucho más que lo que terminó obteniendo como simple indiferencia escudada de una sonrisa persistente. Pero al menos en cuanto vio que dejó de estar de brazos juntos, separó uno para tenderle la pequeña mano. Con ello simplemente no supo si había hecho algo bueno o no, o simplemente la señora se enfocaba en lo que quería sin importarle todo lo demás.
-Entonces, ¿tenemos un trato? ¿Te encargas del pulgoso y yo te dejaré ciertas libertades por aquí?
-¿ASÍ SIN MÁS?
-Así sin más. Yo siempre cumplo mi palabra, Papyrus. Sin importar quien sea. –Mantuvo su mano al alza. –Y por ello, no tolero que no sea recíproco conmigo, hoi. Lo dejo en claro de una buena vez.
Sabiendo que ya no contaba con tanto tiempo, terminó tomando su mano para cerrar el trato y con un breve movimiento se soltaron a los pocos segundos.
-Bien, me parece que obtuvimos algo bueno hoy, ¡hoi! –La señora colocó ambas manos sobre el escritorio ahora, como si tuviera la necesidad de apoyarse. –Espero que esto tenga un resultado mucho mejor que lo de Gerson con su metida de pata.
-EXPLÍQUESE.
-Bueno, Gerson y yo teníamos un trato. Él se encargaría del error de mi esposo y yo de la suya. Yo hice bien mi trabajo como siempre, pero él se atrevió a tomárselo a la ligera. Y ahora tengo que lidiar con los errores de otros como siempre, hoi.
-¿UN ERROR DE LA SEÑORA ALPHYS BOOM? –Se atrapó a sí mismo teniendo interés en el tema, pensando específicamente en el hecho de tratarse de la creadora de Flowey y todo lo que pudiera detonar en eso.
-No hablo de su segundo matrimonio, sino del primero. ¡Ups! Creo que eso era secreto, no debí decirlo, jijijiji. –La señora se tapó el hocico con una falsedad sumamente irritante para lo que era capaz de tolerar. –Supongo que los errores pasan y por eso no debería de tomarse las cosas personal, hoi.
Papyrus separó sus dientes para preguntar algo más, pero fue interrumpido por el azote de la puerta para dar paso a dos pequeños seres que llevaban la solicitud de la señora, pero que no habían sido los causantes de tal escándalo al estar detrás de quien había llegado con prisa. La cual pese a mostrarse siempre muy arreglada fuera de su inmenso cabello negro, ahora estaba agitada y con los ojos llorosos llenos de sorpresa.
-Aa-hh, lo s-siento, es que yo… –La timidez le llegó de inmediato al prestarles toda la atención absoluta. –Es q-que yo…
-HOLA, TAMMY.
Con ello fue suficiente para hacerle llorar, cosa que lo puso nervioso y se puso de pie para ir con ella, pero la chica fue más rápida y se lanzó hacia él, abrazando sus piernas y mojándolas con sus lágrimas que le daba pena seguir mostrando ante tanto público para ella. Papyrus se tuvo que limitar a acariciarle la cabeza ahora que no parecía poder hacer algo más de momento.
-¿E-estás bien? –Tammy hipó un poco entre palabras. –¿T-te hicieron daño?
-ESTOY BIEN. LAMENTO NO HABERME COMUNICADO ANTES.
-Me alegro… Me alegro de que estés bien, Pyrus.
No pudo hacer nada más salvo acariciarle el cabello con cierta frecuencia para calmarle. Teniendo toda su atención y sin poder notar la sonrisa maliciosa que se formó en los labios de la señora que observaba a su distancia.
.
.
Oh… avvocato significa abogado.
Frisk se encontraba sentada en el sillón de tono olivo, leyendo el diccionario de italiano que había logrado encontrarse en la casa. Ahora que no se le permitía salir de la casa de los esqueletos hasta nuevo aviso, tenía que crearse algunas distracciones dado que lograba mantener limpio con más facilidad gracias a que los seguidores estaban dispuestos a ayudarle en muchas cosas. Pero aun así, le era sumamente complicado concentrarse ahora que había descubierto una parte de sí misma que no sabía aún cómo procesar.
Dada su vida aislada y carente de necesidades sociales, había sido que nunca había pensado en el hecho de que en algún momento le surgiría la necesidad de formar una familia propia. Siempre había pensado que su vida familiar sólo serían sus padres y que solo se daría en cuanto lograra verlos reunidos de nuevo, pero ahora que era un hecho de que aquello jamás se dará por múltiples razones, la sensación de que le habían arrebatado toda oportunidad de elegir por su cuenta aquello era sumamente agobiante. Por supuesto, ya tenía el hecho de que al estar con Sans las oportunidades eran muy bajas, pero eso era mejor que nada. Por lo que no podía evitar sentir cierto rencor hacia los Dreemurr ahora que comprendía lo tan poco que les importó a ellos realmente. ¿O tal vez sí, y esa era la razón por la cual la habían dejado así? ¿Querían tener completo control de su vida? ¿O solo lo estaba pensando demasiado si estaba el hecho de que no sabía nada de ninguno desde que había puesto un pie en la ciudad?
Frisk terminó cerrando el diccionario ahora que era un hecho que no estaba leyendo más. Sea cual sea la razón, tenía que enfocarse en su presente. Y si ese era el no poder tener hijos de ningún modo, tendría que continuar con eso y ya. No dejarse llevar por algo que simplemente no sería para ella, ¿cierto? Pero…¿entonces por qué no podía deshacerse del sentimiento como todo lo demás? ¿Por qué era tan complicado ahora tener total control de ella misma últimamente? No estaba segura de si realmente le gustaba poder comprender un poco más la empatía o no. Ahora las cosas le parecían que dolían mucho más de lo que aparentaban, y eso no era agradable en absoluto.
Pudo calmarse en cuanto pudo detectar el aroma de su novio en el lugar, sin necesidad de alzar su mirada para comprobar qué tan cerca se encontraba tras su aparición. Tan solo optó por estar en silencio en su sitio, teniendo un diccionario viejo en sus manos que muy seguramente le causaría gracia de verle con él.
-¿Interesante tu lectura, bonita? –Sans se sentó a lado suyo, poniendo un brazo al costado para abrazarla.
-No. El italiano es una lengua extraña.
-Bueno, la mejor forma de practicar una lengua, es con un experto. –Con su mano libre, tomó la suya para levantarla. –¿Empezamos ahora?
-¿Por qué presiento que no lo dices de modo educativo? –Levantó su mirada para ver a su novio, el cual le estaba contestando con una sonrisa burlona que podía contemplar de muy cerca. –Sans, insisto, estamos bajo el mismo techo que tu padre. No creo que…
Sin esperar a que terminara su oración, Sans ya había colocado su mano sobre sus dientes, estando a la altura suficiente para ser un divisorio entre ellos además de la sonrisa burlona que seguía sin desaparecer al haberle engañado de alguna manera de que la besaría. Frisk no estaba segura si aquello le había decepcionado un poco.
Desde que había sido un éxito a medias el poder liberarlos, parecía que Sans se había vuelto mucho más cariñoso con ella. Y por parte de ella no había una queja específica en ello al gustarle su compañía como sólo él pudiera brindarle, pero había momentos en que besarse se volvía algo sofocante después de un tiempo ante el hecho de que el esqueleto podía aguantar mucho más la respiración que ella. ¿O acaso ella seguía haciendo mal en todo eso? ¿Era normal o no perder el aliento al momento de besarse con alguien que no tenía labios? ¿Sans se daría cuenta de eso?
-Ahora dime, bonita, ¿qué ocurre? –La voz de Sans le trajo de vuelta a la sala.
-¿Cómo…?
-Tu rostro tenderá a ser inexpresivo, pero tus manos siempre delatan cuanto te estás conteniendo de algo. –Sans, quien seguía sosteniendo su mano, entrelazó sus dedos con los de ella para moverla un poco y aclarar su punto. Aunque Frisk no le entendiera del todo a qué se refería en eso. –Me gusta leerte corporalmente, pero me gusta más poder escucharte. No tienes por qué contenerte conmigo y lo sabes.
-¿Aunque se trate de algo malo y tonto?
-Yo soy malo y tonto, y sin embargo sigues conmigo. Prefiero saber cómo te sientes.
Sabía que eso era cierto, y probablemente esa era parte que le había cautivado de él y la razón por la cual ahora ella estaba ahí. Oculta por ser buscada por la ley, sin importarle nada eso con tal de estar pasando un momento como ese: a su lado, escuchándole sin importarle en lo más mínimo si sus palabras eran adecuadas o no. Sin interrumpirle en cuanto no terminara de explicar todas sus inquietudes al respecto.
Sabía que Sans realmente no le importaría del todo si tuvieran hijos o no, si ya sabían de antemano que las posibilidades eran muy bajas de cualquier manera, pero escuchar lo que opinaba, y sobre todo, ver que pese a todo él seguía ahí con ella, le era mucho más alentador que solo quedarse con un sentimiento hueco que en poco tiempo se llenaría de más preguntas. Por lo que en verdad estaba dispuesta a no darle importancia del todo, por mucho que su razón de afrontar a Asgore fuesen más altas ahora. Pero en cuanto expresó ese hecho de querer finalmente sacarlo de su escondite para exigirle respuestas, Sans finalmente se mostró preocupado.
-Aunque estoy agradecido y maravillado por lo que hiciste, en verdad te quiero lejos de esta clase de peligro.
-Y yo no te quiero arriesgándote a esa clase de cosas tú solo, y sin embargo lo haces con frecuencia. –Insistió con el impulso de ponerse de pie ante el enfado, pero estar aún con su mano entrelazada a la de Sans de algún modo se lo impedía. Y no realmente porque le jaloneara u obligara. –Tú has afrontado mucha clase de peligros, por lo que no veo que yo no pueda hacerlo también.
-Ya hemos hablado de esto antes. Yo tengo mi manera de salirme con la mía, pero no creo que quieras acudir a mi estilo.
-Bueno, pues yo ya tengo mi manera de hacerlo. –Frisk le reprochó sin mucho ánimo.
-Frisk, esto no es cualquier cosa. Ni siquiera mi familia y yo nos habríamos atrevido a lo que tú hiciste. –Pese a que Sans lo decía con un tono preocupado, su sonrisa comunicaba otra cosa. –Amenazaste todo sistema en su cara, pusiste en evidencia los errores de una ciudad entera y ni siquiera son capaces de admitir que los pusiste en ridículo aun cuando esto se les está saliendo de las manos.
-¿A qué te refieres?
-Ningún medio de comunicación te menciona, pero entre voces hablan de una flapper florista de rasgos asiáticos que fue la causante de todo. Supongo que son testigos que estuvieron cerca de lo acontecido, pero Waterfall está volviéndose un caos gracias a ti. –A Frisk eso le sonaba algo preocupante pese a que era demasiado darle crédito de algo así, pero Sans no lo mencionaba precisamente con temor o reproche, sino todo lo contrario. –Y Snowdin está mejor gracias a ti.
-¿Qué es una "flapper"? –Recordó escuchar esa palabra hacia su persona aquella vez que fue al banco.
-Es la forma en la que se refieren a mujeres que usan peinados y vestimentas cortas, pero sobre todo, aquellas que consideran revoltosas y difíciles de controlar. –Sans mantenía demasiado su sonrisa de un modo que le perturbaba un poco. Si bien era un gesto natural esta vez de su parte, que estuviera contento con algo así le era desconcertante. –Supongo que en la parte de los vestidos es porque has estado usando los de Muffet.
-Que absurdo que se les ponga una categoría a esta clase de cosas, pero ya no me sorprende.
-Creo que no deberías darle importancia a eso siquiera, sino a lo otro. –Sujetó aún más su mano para comunicarle de algún modo su emoción al respecto. Sans definitivamente le era extraño. ¿Estaba preocupado o emocionado? Que se decidiera. –Frisk, en este momento están dando inicio las campañas políticas para alcalde. Y tú insultaste al que pretende quedarse con el poder, le hiciste ver que está haciendo las cosas mal, junto con varios testigos más.
-Es que sí está haciendo las cosas mal.
-¡Exacto! ¿Y sabes qué ocurrió ahora que lo expusiste?
-¿Tendré que mantenerme oculta porque ahora quieren meterme a la cárcel?
-Sí, pero también incitaste a que otros que nunca habían hablado, hablaran ahora. ¡Agghh! Maldita sea, te admiro demasiado, pero también me aterra esto.
-¿Por qué? No entiendo.
-Monstruos, humanos, ladrones, ciudadanos… todo aquel que ha sido marginado ante un sistema que solo favorece a unos pocos, están de acuerdo contigo, están dispuestos a escucharte, y eso es lo que el gobierno seguramente está temiendo. Por eso quieren detenerte, mucho más que por el hecho de que nos rescataste. Y dado que saben de tu vinculación con el Gran Don… creo que esto se volverá un caos del que no estoy seguro de si será para bien o no.
Frisk observó el reloj cercano a ella ante tales palabras. El señor Gerson le había mencionado algo al respecto sobre ser el tipo de persona que tenía capacidad de mover a otros, y ciertamente aquello no le interesaba. ¿Por qué ella tendría que cargar con las vidas de otros cuando apenas y sabía que quería en la suya? Pero también el señor Holliday le había mencionado algo al respecto, y ahí estaba, financiando su postulación como candidato con el simple objetivo de cumplir su palabra de que trabajarían de la mano ante algunos intereses en común. Y siendo asesorados por Mettaton que sabía demasiado del tema, pero quien había solicitado que no se le mencionara en ningún momento por sus propios intereses y perfil a mantener. Razón por la cual Frisk era quien directamente financiaba con todo el dinero que había logrado retirar para llamar la atención del señor tortuga. Y hoy era el día en que se registraría finalmente con éxito que seguramente daría de qué hablar y finalmente cambiaría de tema en la ciudad.
En efecto, ahora tenía a sus propios aliados, siendo tal vez la razón por la cual Don Gaster le había dado un trabajo dentro de lo suyo. Tal vez después de todo, sí había algo mafioso en ella como modo de destino extraño del que nunca pudo huir realmente. Su novio era mafioso, la familia de su novio eran mafiosos. Su padre biológico fue un mafioso y aquel que pretendió hacerle creer que era su padre adoptivo se trata del mafioso más temido. Por lo que el único modo de hacerle salir con demasiado ruido, además de por tratarse de ella, sería entrando a su propio terreno.
Y ahora sabía perfectamente cómo hacerlo.
-Ya sabía que si te lo propones, moverías al mundo. Y ver que en efecto eso pasa, solo me hace emocionarme mucho más por el hecho de que soy yo quien permanece a tu lado. –Continuó Sans en poco tiempo. Apretando su mano del que no parecían querer soltarse en ningún momento conforme hablaban. –Me diste una segunda oportunidad para vivir, vivir realmente, y el único modo del que quiero aprovecharla es estando contigo. No quiero perder eso.
-Yo también me siento afortunada de tenerte conmigo y tampoco quiero perder eso. –Le sonrió con cierta ternura de que pensara eso. –Por eso es que acepté el trabajo que me propuso tu padre.
-...¡¿Qué?!
-Quiere que lo represente en algunas negociaciones. O que más bien sea… un abogado. –Recordó la palabra del diccionario, mirándolo brevemente, en lugar de a su novio evidentemente exaltado. –Supongo que le agradó la forma en que los defendí en el juicio.
-Creo que tal vez sea una forma de obligarme a estar en esa clase de cosas. –Soltó Sans con amargura. Incluso su agarre de mano fue más ligero en el instante. –O tal vez es su modo de darse por vencido conmigo, quién sabe. Ha querido que me haga cargo de algunas negociaciones desde hace tiempo, pero simplemente no me interesa.
-Siendo el caso, tal vez solo quiere que trabajemos juntos en esto. Yo no puedo causar el tipo de intimidación que ustedes hacen.
-Ser un equipo, ¿eh? No sonaría mal si no fuera por el hecho de que el viejo no tiene contactos precisamente agradables. –Sans no sonaba precisamente tranquilo con eso. –La mayoría se tratan de adinerados que necesitan un riñón o un corazón a toda costa, sin necesidad de hacer preguntas del por qué los necesitan en cuanto ellos no pregunten de dónde los sacamos. Otros se tratan de proveedores de armas que guiamos a salvo a través del tren, u otro tipo de mercancía que podemos gestionar un intercambio.
-¿Qué tipo de mercancía?
-De muchos tipos. –Sans mantuvo un silencio molesto para ella tras eso. Sabiendo de antemano que no quería decirle nada más al respecto. –Al ser un grupo pequeño tendemos a depender mucho de otros. Razón por la cual estábamos muy asociados a los Blook.
Frisk escuchó con atención aquello. A su perspectiva, una gran multitud sólo causaba ruido e incomodidad, mientras que un pequeño sector pudiera comunicar más confianza y mayor control de algunos factores. ¿O acaso estaba viendo mal las cosas?
A lo que le habían explicado, aquellos maniquíes y peluches flotantes que le había tocado presenciar en el mar se trataban de la familia de Mettaton, lo que significaba que eran los negociantes del puerto que tal vez pudieran ocasionar ciertos problemas en tales "negocios" en uso de la estación del tren, si es que estaba logrando entender bien. Y contando con que estaba el aparente caos que Sans le estaba mencionando, tal vez Waterfall no sería un buen punto para gestionar por ahora. ¿Entonces qué punto le convendría a Don Gaster? ¿Habría alguna otra parte en la que él negociara? ¿Dentro o fuera de la ciudad? Desconocía demasiado todavía al nunca haberle interesado antes como para prestar atención de cómo vivían, fuera de estar vendiéndoles seguridad a locatarios del barrio.
No le agradaba la idea de hacer eso, mucho menos el estar en cercanía a partes humanas que generaban un olor demasiado desagradable para ella, por más que no pudiera explicarse específicamente del por qué. Y no sabía nada sobre armas como para ayudar en las negociaciones al respecto, por lo que al tener todavía el diccionario en una mano y con una palabra en específico, se le vino una idea en la que tal vez no tendría problema en negociar sin sentirse incómoda.
-Sans, ¿y si se comercializara también algunos alimentos?
-¿Algo así como tener una frutería?
-Algo así como sacar provecho a una situación. Grillby y la familia Bunny dependían mucho de la venta de alcohol, pero con la "ley seca" han perdido gran parte de esas ganancias ahora que es algo difícil de conseguir.
-Espera, espera, ¿dices que sabes fabricar bebidas alcohólicas?
-No, pero puedo averiguar cómo. Algunas son fermentación de frutas, ¿no?
-Hablas del vino. –Sans se vio bastante pensativo tras eso. –En realidad… no suena mal. El moonshine que consiguió Grillby la verdad es que es asqueroso, pero había sido lo único que se podía conseguir hasta ahora.
-Sería una forma de poder ayudarlos y compensarlos. Aunque solo se trata de una idea. –Tuvo que aclarar de inmediato al ver que Sans parecía estar dispuesto a ponerse de pie nuevamente. –Además de poder dar con una receta, sé que tendría que ver la forma de hacer en grandes cantidades y espacios para cultivar todo eso.
-Sí, pero creo que tengo la solución a eso. Vamos.
Sin avisarle siquiera de lo que haría al no haberse soltado nunca, la teletransportó fuera de la casa sin importarle o recordar que no debía de dejarse ver por un tiempo indeterminado. Llegándole el aroma del exterior inmediatamente antes que la vista que le indicaba que estaban sobre una tarde bastante luminosa donde los niños preferían estar en sus casas comiendo con sus familias.
Y por extraño que le pareciera, ya había intuido que Sans pensaría lo mismo que ella sobre aprovechar el espacio del parque. Lo cual le sacó una tenue sonrisa.
.
.
Ser prostituta y una asesina discreta tenían algo en común: la actuación. Podía engañar a su presa haciéndole creer lo que realmente ella quisiera que creyera. No obstante, no se podía engañar a cierto tipo de magia en cuanto no la entendiera en lo más mínimo. Razón por la cual Chara había necesitado algunas cosas y algo de cercanía fuera de peligro para lograr su objetivo. Así que Fuku había sido en verdad de ayuda en conseguirle una peluca y unos lentes. Y en compañía de ella que estaba tan campante a su lado, los conejos no sospecharon en lo más mínimo conforme caminaban juntas. O por lo menos, eso le pareció al poder ingresar pese a que hubo uno que otro que la observaron más de la cuenta.
-¡Lo logramos!
-Shhh, aún estamos demasiado cerca. –Le advirtió Chara tras un leve movimiento de cabello que podía pasar desapercibido como coquetería, pero que realmente tuvo intención de acomodarse la peluca negra. No era de buena calidad, por lo que si alguien se le acercaba podría detectar que era falsa. –En cuanto estemos lo suficientemente lejos de la frontera, podremos separarnos.
-Pero yo aún quiero ayudarle en algo más.
-Ya estás haciendo suficiente. En verdad.
-Bueno… mientras caminamos puede decirme algo. ¿No le importa que su hermana menor esté saliendo con un monstruo?
-Debería de importarme más el hecho de que está con un mafioso, ¿no te parece? –No pudo evitar sonreír con esa pregunta. –No, no me importa con qué esté interesada. Tal vez es de familia no importarnos eso después de todo.
-¿Usted tampoco…?
-No, me da igual en verdad. –Optó por responder sin necesidad de dar demasiados detalles. –¿Y a ti, flamita? ¿Qué es lo que te mueve?
-Lo único que quiero es un lugar justo para vivir en libertad.
-Eso no existe, flamita. El mundo está lleno de crueldad sin sentido sin importar a dónde vayas.
La chica pareció darle un sermón sobre que el cambio era posible, pero no le prestó atención en lo más mínimo tras ver de reojo el parque y acaparar por completo su atención en un instante. Agradeciendo estar lo suficientemente alejada para pasar desapercibida de estar observando más de la cuenta a la joven que se encontraba en el centro y que destacaba lo suficiente para haberle encontrado tan pronto, pese a que Fuku le había comentado que la mantenían oculta tras los sucesos recientes.
Sosteniendo la mano del esqueleto trajeado que le acompañaba, mientras que con la otra parecía acariciar el árbol seco del centro del parque, se encontraba la mujer con la que le comparaban erróneamente. Teniendo una tenue sonrisa que tanto recordaba en ella cada vez que estaba cerca de cualquier planta, cabello corto que reflejaba haberse adaptado bien al tiempo y pestañas envidiables que lograban ocultar su mirada sin importar qué tan lejos o cerca se estuviera de ella, teniendo que seguramente escucharla para saber realmente cómo se estaba sintiendo. Y no siendo del todo necesario ahora, dado que podía notarla feliz y campante en compañía de quien seguramente se trataba del amante que tanto mencionaban entre rumores.
Habían pasado tantos años, pero lograba recordar perfectamente su risa con tan solo observarla en la distancia. A aquella niña que amaba caminar descalza en la tierra y acariciar las flores con su cabello a su paso juguetón.
Era ella. Sin duda alguna era ella.
-Estás viva… –Susurró en un sollozo que no pudo contener, pero que esperaba que los lentes pudieran ocultar. –En verdad estás viva…
.
.
.
Celebrando que he podido retomar un poco el ritmo en darme espacios para escribir. ¡Yay! Y tengo planeado en julio poder hacer lo mismo con Osado Corazón, así que deséenme suerte para tener el control de mi vida por fin, jajaja. Ya que mi trabajo pareciera querer consumirme cada vez más.
¡Michi fuera!
:)
