Las mujeres eran complicadas a su manera, Lesser lo sabía de antemano. Pero ahora estaba ahí, dispuesto a soportar todos los gritos que su líder lanzaba cada vez que rompía algo con muy poca dificultad. Definitivamente se trataba de alguien muy fuerte y de temperamento muy confuso.
-¡Solo tenía que escucharme! –Exclamó Undyne una vez más, tras romper en el acto otra roca enorme que se había topado en el camino. Había sido un acierto haberla sacado de la mansión definitivamente. –Podría estar en peligro y él ni por enterado.
-Dudo que alguien como el Gran Don pueda estar en peligro. –Admitió Lesser mientras la seguía, manteniendo su distancia pese a todo. –No entiendo por qué es que te preocupa tanto el tema.
-Porque no es cualquier cosa lo que vi. Esa humana no es normal, es… una cosa rara. –No parecía ser capaz de describir aquello, como si no conociera las palabras adecuadas de algo que no tenía ni nombre para ella. –No pude detenerla de ningún modo. Y si eso está con la yakuza y los Gaster, quienes son sus enemigos… ¡Nyaaghh!
Ahora la observó romper un tronco con únicamente su cabeza, siendo de un modo algo figurativo que simplemente no podría hacerle entrar en razón por ahora. No obstante, Lesser continuó escuchándola, dejando que se desquitara con lo que sea que se atravesara en sus manos en cuanto no fuera con él de un modo no agradable. Y dado que habían tenido relaciones sexuales por casi dos días seguidos, sabía que así como era de agresiva con las cosas, también podía ser complaciente. Muy complaciente. Y aún no lograba entender por qué le había sugerido tal cosa de modo tan casual, pero no estaba para quejarse de eso. Le había gustado, y por la forma en la que ella había actuado, estaba muy seguro de que había sido algo mutuo. Así que oficialmente podía decir que se había acostado con su jefa directa, y que muy probablemente podría volver a pasar si solo era lo suficientemente paciente y atento para eso.
-No hay nada ni nadie que pueda derrotar al Gran Don, mucho menos una humana, por más anormal que pueda parecer. –Le recordó mientras esbozaba una tenue sonrisa para no verse burlón en ningún momento. –Y si se trata de alguien de la yakuza, mucho menos. Recuerda quién fue que liberó a la ciudad del tormento de ese grupo.
-Lo sé, pero tampoco creo que deba subestimarse el hecho de que está con los Gaster. Lograron escapar de la prisión de tal manera que generó alerta en toda la ciudad. Y si la humana con ellos es imparable cada vez que se le agrede, significa que han encontrado un modo de seguir una batalla por más fuerte que uno sea. –Pese a verse irritada todavía, por lo menos la anfibia se dignó en arrojar las cosas que había roto y recargarse en uno de los árboles que les rodeaban. El Gran Don tenía un enorme jardín como para tener esa clase de cosas. –Solo que no logro comprender cómo es que existe alguien así. Era como si… se hubiera vuelto una salvaje al tratar de matarla, o mientras más daño le hacía. No sé cómo explicarlo.
-¿Algo así como las amalgamas?
-¿Qué?
-Sí, las cosas raras que el Gran Don mantiene consigo, pero que son realmente creaciones de la señora Alphys.
-Eso ya lo sé. Lo que no entiendo es qué tiene que ver la comparación.
-Bueno, es que por la forma en que la describiste, me recordó a la vez que Dogamy y Doggaresa practicaron su técnicas con ellas. –Con ello logró tener su atención al grado de calmarla un poco más. –Por más que trataran de cortarlas, éstas se regeneraban tan rápido que no había herida alguna qué observar. Y cuando trataban de cortarles alguna pata o algo más, se volvían más agresivas al grado de ser una tarea imposible. Solo se calmaron cuando Dreemurr las llamó al haber observado lo suficiente.
-Entonces… ¿dices que Asgore tal vez está ya al tanto de eso y se está preparando para un ataque? –Definitivamente ya tenía su total atención. –¿Sabrá algo más?
-Es una posibilidad. Después de todo, los señores Boom y Dreemurr no son muy comunicativos. –Se encogió de hombros al no tener una respuesta específica para eso. No era algo que hubiera pensado antes. Si podí evitarlo, se mantenía lo mayormente alejado de esas cosas. –Tal y como te lo dije antes, en este negocio todo conocimiento recibido es un reconocimiento.
-¿Entonces que me estés compartiendo esto, es un reconocimiento que me haces?
-Tal vez. –Lesser sonrió al reconocerlo. –¿Qué me darás tú a cambio para saber algo más?
-Por la forma pervertida en que me ves, sé muy bien qué es lo que quieres. –Pese a su reproche, por el tono de su voz no parecía molesta con eso. –Así que dale.
-Bueno, tal vez sea información clasificada, así que será un secreto entre nosotros. –Lesser mantuvo su sonrisa ampliamente, sabiendo que podría una vez más saborear esos enormes melones ante él. –Las cosas esas son indestructibles, pero por la forma que actúan parecieran ser lobas hambrientas cuando se trata de atacar, o las perritas más dóciles cuando están tranquilas. Y creo que eso se debe al olor del perfume de la señora Alphys.
-Yo nunca he olido algo en la señora Alphys.
-Eso es porque no eres una perra. –Le sonrió con malicia por la broma, pero la anfibia no parecía estar para esa clase de cosas por ahora. Así que procedió antes de apagar cualquier calor del momento. –Incluso es algo muy tenue para nosotros, pero podemos detectar un aroma particular en la señora. Supongo que esa es la forma en la que se comunica con ellas para indicarles que ella es su alfa.
-¿Algo así como feromonas? –La anfibia no pareció sorprendida con eso, pero al menos tampoco parecía insatisfecha con esa información. –No sé si eso funcione en humanos, pero lo tendré en cuenta cuando vuelva a enfrentarme a esa maldita humana.
Lesser tenía algunas preguntas al respecto, pero optó por guardárselas por ahora. Teniendo algo más interesante en mente, pero que inmediatamente la anfibia le negó por completo al poner su mano sobre su hocico, una vez que se había acercado a ella cuando la conversación pudo llegar a su fin. La líder que tenía se había salido con la suya nuevamente y él de tonto se había dejado llevar una vez más.
-No dije que hoy, tonto. –Lo soltó en cuanto notó que estaba dispuesta a golpearlo si era necesario. Pudo entender eso con tan solo sentir su agarre con algo de dolor. –Solo quiero dormir por ahora.
Sin más, se retiró sin despedirse siquiera de él. Estando tal vez más tranquila, pero dejándolo a él con ganas de algo que bien podría volverse adictivo para él, pero no pareciéndolo para ella realmente, por más que hubiese sido idea de ella y no suya. Dándole la espalda con descaro mientras se alejaba de él para adentrarse nuevamente en la mansión en la que ella había sido acogida.
Lesser miró hacia la luna con resignación y leve disgusto. ¿Así se sentirán las prostitutas baratas?
.
.
-Bien, ya pueden irse.
El policía abrió el cancel, dando paso al par de prostitutas baratas que le habían hecho compañía a Muffet de un modo que no estaba segura de si había sido grato o no. Muy seguramente por el hecho de ser el tipo de seres que evitaría relacionarse al ser para ella la epítome de lo bajo que pudiera caer una mujer sin ninguna otra aspiración que no fuese sobrevivir el día a día. Al menos ella sabía que había muchas cosas por las cuales luchar, teniendo buenas oportunidades o un punto de partida gracias a su querido W.D. El cual debía de reunirse con él a toda costa, ya sea en vida o en muerte. Pero era algo que primero necesitaba comprobar con sus propios ojos.
Por lo que, en cuanto el policía dio paso a la caimán y felina para que salieran de su celda, se puso de pie al mismo tiempo que algunas garrapatas cumplían su orden de brincar hacia el tipo y morderlo inmediatamente. Causándole dolor, confusión y finalmente preocupación al momento en el que Muffet aprovechó toda la ocasión para empujarlo y salir corriendo sin esperar nada más.
Había hecho que dos garrapatas se sacrificaran en romper los seguros de las esposas desde dentro desde hace unas horas. Por lo que solo había logrado tener libre dos pares de manos y siendo más que suficientes para ella para todo sus cometidos. Aunque los reflectores de magia estuvieran presentes en alguna parte e impidieran su telarañas que apresaban todo intento externo, no le quitaban su habilidad natural de poder trepar las paredes sin necesidad de algo a qué aferrarse con exactitud. Ni tampoco le quitaba todo su conocimiento en combate cuerpo a cuerpo gracias al entrenamiento que había tenido con su amado.
-¡Deténganla!
No dudar de ninguno de sus movimientos era clave para su objetivo principal, por lo que no daba tiempo alguno ni piedad en cada uno de sus movimientos. Teniendo que matar inmediatamente en más de una ocasión cuando algún policía despistado se cruzaba en su camino, rompiéndoles el cuello ya sea con sus manos disponibles o piernas. Corriendo en las paredes y techo al tener mayor velocidad en ellas, que en los obstáculos constantes en el piso. Escuchando uno que otro vitoreo de algunas mujeres presas, aparentemente apoyándole en su intento de huída precipitada, pero también haciendo que más policías pudieran localizar su ubicación y teniendo que correr en más círculos por lo mismo.
Sabía que estaba incumpliendo con el entrenamiento que su querido le había dado para circunstancias así, pero al no poder contar con el elemento de que siempre habría un Gaster que pudiese salvar toda situación, tenía que rescatarse a sí misma una vez más. Y por ello y más, era que en esta ocasión no le importaba tener que mancharse las manos. Teniendo que usar finalmente a un cadáver como escudo ante la presencia de disparos una vez que la consideraron una verdadera amenaza y no una simple fugitiva común. Pero estando en ese punto, sin poder usar su magia, fue que quedó un poco estancada ante tantos disparos. Acercarse en ese punto ya era un problema considerando que los policías ya no estaban para tratar de detenerla, sino para matarla de ser necesario.
Y para mala suerte de ellos, ella también.
Tomando la pistola del cadáver consigo, lanzó un disparo preciso hacia uno de ellos, pero en ello le hizo darse cuenta que el muy idiota del muerto no había cargado con más balas en su arma. Muy seguramente por no considerarlo necesario en una cárcel para mujeres. Maldita sea.
-Ponga las manos donde podamos ver… ¡aaaahhhh!
Aquello sí que le tomó a Muffet por sorpresa. Asomándose tras el grito repentino que inmediatamente se volvió un coro de lo mismo ante múltiples y pequeñas arañas trepando a los policías, mordiéndolos y desconcertándolos lo suficiente para que ella pudiera aproximarse con más seguridad. Percibiendo que ahora contaba con todo un ejército que estaba defendiéndola sin que ella se los pidiese. Pero, ¿de dónde habían venido tantas y sabido que ella estaba ahí? No había logrado que alguna garrapata fuese en su auxilio como hubiese sido su plan en un principio, al ver que las necesitaría más consigo, que fuera en donde lo que sea podría aplastarlas.
Y la respuesta a ello no había tardado en darse. Notando como cierta flor con sonrisa desconcertante observaba todo desde el techo, ante un escenario que tal vez le hacía algo de gracia de contemplar. Incluso estando listo de matar a todo aquel que sobreviviera al mar de arañas que se estaba volviendo todo el pasillo.
-Dios salve a la reina de las arañas. –Soltó la flor con un deje de malicia.
-¿Flowey?
Muffet no pudo evitar soltar lágrimas silenciosas. Alguien había llegado a su auxilio.
.
.
Las mañanas no eran lo mismo desde que su madre ya no estaba, pero por más que Ronnie se esmeraba en que la familia se mantuviera optimista y alegre como lo habría hecho ella en todo momento, no tenía ningún resultado favorable en sus intentos. Mas bien parecía que obtenía el efecto contrario cada vez que quería forzarse a sí mismo en mantenerse alegre, y no podía culpar a sus hermanos por querer apartarse de él cada vez que lo intentaba. Incluso al verse a sí mismo al espejo se asustaba de su propia sonrisa y mirada alocada. Como si él mismo hubiese olvidado cómo hacerlo naturalmente.
Por muy alocado que le fuera para él ahora, tenía que admitir que el método de su madre, fuera de mantener toda negación sobre tanta pérdida, había sido conveniente en su momento para mantener las cosas con mente fría. Pero nunca les había enseñado cómo hacerlo por su cuenta y ahora que era el hombre de la casa, se daba cuenta que no tenía ni idea de cómo mantener una moral fuera de todas las gestiones financieras, arreglos y demás que poco a poco resultaban peores cada día. No hacía falta que calculara una y otra vez los números para saber que estaban peor que en banca rota, pero aun así no podía dejar de hacerlo una y otra vez sobre la mesa, con tal de hacer algo de provecho o que le viesen ocupado para que al menos aquello reflejara que no estaba de brazos cruzados.
-¿Té, hermano? –Escuchó a Connie aproximándose.
-¿Todavía queda algo de eso en la casa? –Soltó sin apartar de vista su libreta con cuentas anotadas, lamentándose inmediatamente por no pensar su respuesta antes.
-Bueno, la cachorrita nos enseñó cómo replicar el romero y la albahaca, así que eso tenemos por un tiempo considerable. –Ronnie soltó un chasquido por escuchar eso. Pero aun así aceptó la taza humeante que le brindó en el instante. –Y por cierto, creo que tiene razón.
-¿A qué te refieres?
-Frisk, tiene razón sobre que solo hemos sido los que han aguantado, pero es claro que no podremos más en cualquier momento. –Soltó Connie con seriedad nada característico en ella. Ya había supuesto que algunos de sus hermanos habían prestado demasiada atención, por más que le hubiese gustado que aquello hubiese sido discreto. –Ronnie, ya no tenemos el cabaret, ya no tenemos a mamá, apenas y tenemos un hogar… No podremos aguantar más.
Ronnie lo sabía de antemano, y eso le aterraba cada segundo. No le había agradado la idea, pero había hecho vista gorda de que algunas de sus hermanas mantenían con más fuerza el prostituirse, pero aun así aquello no les dejaba nada porque simplemente no les quedaban clientes desde que los Gaster habían destrozado el lugar. Después de todo, la voz había estado corriendo respecto a que su familia era un imán para atraer los problemas de la familia esqueleto. Justo lo que había querido evitar desde antes.
-¿Estás diciendo que quieres volverte ladrona o asesina, Connie?
-Estoy diciendo que deberíamos de poder hacer algo más. –Evidentemente le daba tristeza tener que admitir eso. Teniendo sus orejas bastante bajas por la culpa. –Frisk nos ofreció dinero para compensar nuestra ayuda, ¿cierto? Tal vez debamos…
-No. Una cosa es colaborar por una urgencia mayúscula, pero aceptar dinero de mafiosos es otra cosa. Solo ocasiona más problemas.
-Pero Frisk no es mafiosa.
-Abre los ojos, hermana. Ella lo es desde su última visita. –Seguir hablando de ella le incomodaba demasiado, pero tampoco podía seguir reprimiendose. –De hecho, creo que lo es desde que en las calles la evitaban. Lo es desde que estaba en boca de todos el hecho de ser la pareja de uno de ellos. Tuvimos a una mafiosa en nuestra casa todo este tiempo y ahora estamos pagando las consecuencias. ¿Quieres arriesgarte a que esto se vuelva peor?
-Ya estamos mendigando en las calles, Ronnie. ¡No podemos caer más bajo de lo que estamos! –La voz de Connie comenzó a quebrarse. –Sé que ella atrajo los problemas de la familia Gaster aquí, pero mamá confiaba en ella por una razón y nadie puede escuchar el alma como ella. Así que…
-¡Mamá no está, solo estoy yo ahora! –Exclamó tras llevarse por sus emociones. Siendo muy tarde para retractarse de eso por ahora. –Soy el mayor, soy el hombre de la casa. Por lo mismo es que decido lo que es mejor para la familia.
-¿Y lo mejor según tú, es que nos muramos de hambre?
-¿Y tú sabes lo que le pasó a la hermana de Shyren?
-¡Es diferente!
-No, no lo es. No creas que los mafiosos se contendrían contigo solo porque eres mujer. –Dejó a un lado su té sin tomar y su libreta repleta de números negativos. –Ese estilo de vida, esa clase de ambición no tiene distintivos, les es muy fácil acostumbrarse al dinero obtenido a través del miedo y resuelven todo a través de lo mismo. Yo no quiero eso para ti y nadie más.
-Sé que tienes miedo, Ronnie. Yo también lo tengo. Lo tenemos todos en esta casa. –Insistió con demasiado énfasis en la palabra. Haciendo que algunos de sus hermanos se asomaran finalmente de sus respectivos escondites. –Y estoy segura que Frisk también lo tuvo al momento de que estuvo por perder a los Gaster. ¿Pero sabes qué nos diferencia de ella? Que no se quedó de brazos cruzados y se arriesgó para tenerlos consigo pese a todo. Mientras que nosotros… no hicimos nada cuando nuestras hermanas se fueron y no hicimos nada cuando se llevaron a mamá. ¿Y para qué? ¿Para tener nuestra moral intacta? ¿De qué sirve eso si cada vez estamos peor?
-Papá creía que en las buenas acciones estaban…
-¡Papá no está más!
Ronnie se sintió dolido de que su hermana usara su argumento en contra, pero tenía razón. No obstante, aquello solo hizo que quisiera apartarse más al no poder con la presión de tantos observándole, exigiendo una solución de tener que cargar con una familia numerosa y pobre cuando apenas y sabía qué hacer consigo mismo. Incluso pudo notar en la distancia la mirada oscura de Shyren, preocupada por él en todo momento y a su vez estando de acuerdo en querer hacer algo más por mucho que fuese un peligro. No hacía falta que hablara con ella para comprender su silencio una vez más.
Y fue así que, tras una larga caminata fuera de casa y con escopeta en mano, pensó seriamente en que si alguien debía de mancharse las manos por el bienestar común, debía de ser él por mucho que le desagradara la situación. Incluso tener que sujetar el arma le causaba cierta repulsión por saber que incluso Don Gaster le había ofrecido enseñarle cómo usarla correctamente. Odiándose a sí mismo de tener que ceder a cierta presión a causa del hambre, cuando era consciente de que estaba tomando la peor de las decisiones ante una situación desesperante.
Pero en cuanto se ocultó en un callejón para atrapar a algún despistado para asaltarlo… simplemente se desplomó en el suelo ante un temor inminente que le llegó de golpe. Dejando la escopeta a lado suyo cuando el malestar que le producía le hacía querer arrojarla lo más lejos posible de él. No, no podía hacerlo. No podía fastidiar a alguien más sólo porque él la estaba pasando mal. No era lo correcto. No, no, no… No tenía ni idea de qué hacer.
-¿Qué demonios estoy haciendo? –Susurró para sí mismo.
-Es lo mismo que yo me estoy preguntando.
Si no fuera por el hecho de estar ya sentado en el suelo, se habría caído del susto tras escuchar esa voz al otro lado del callejón. Muy seguramente, observándole con su ojo azul luminoso desde que había entrado a ese lugar.
.
.
Flowey no sabía cuántas horas habían pasado, pero por la puesta de sol que Muffet y él contemplaban en silencio ante un agotamiento, podía hacerse una idea de que les había llevado más de la cuenta huir de la persecución que tuvo que ser menos aparatosa que la que Frisk había planeado para los Gaster, pero más sangrienta, ante el hecho de que ninguno de los dos estuvo dispuesto a contenerse esta vez. Sin ni una pizca de piedad y aparentemente la desesperación de Muffet era más grande de lo que había creído que pasaría en ese lapso aislada.
Sabía desde antes que podía ser un arma mortal por voluntad propia por sus múltiples habilidades, pero haberlo contemplado lo dejaba sin palabras. Estaba seguro de que ella solo se contenía bajo la absurda ideología de que una señorita debía de ser más agraciada y risueña, pero resultaba mucho más letal que todos los malditos esqueletos juntos si entraba en la exasperación. Y aquello confirmaba mucho más su percepción del momento respecto a que Don Gaster había querido esos genes en su familia. Y el muy idiota no aceptó la opotuna mejora que se le presentó en charola de plata.
-Ellos… –Finalmente Muffet soltó palabra alguna tras recuperar bien el aliento.
-Están bien. Frisk y yo logramos sacarlos. –Contestó comprendiendo exactamente qué quería saber. Y aprovechando ello, con sus lianas le ayudó a quitarse las esposas que faltaban por retirarle. No siéndole complicado ante el hecho de estar bastantes dañadas tras todo el percance. –Dado que Frisk tuvo que exponerse para hacerlo, ahora tiene que mantenerse oculta porque la busca la policía. Y no pudimos venir inmediatamente por ti porque no contemplamos que los separarían. Creímos que estarían juntos.
-Ya veo…
Tras ello se mantuvo de nuevo en silencio, como si estuviera cuestionándose sobre si había sido lo correcto o no haberse escapado por su cuenta o no. Y aquello podía intuirlo por el simple hecho de que ella tendía a ser demasiado parlanchina, así que la tristeza debía de estar haciendo el efecto contrario en ella. Limitándose a observar las pequeñas arañas que se había quitado de su cabello, notificándole su propio reporte de daños pese a no ser algo necesario a su perspectiva. Tenía que reconocer que las pocas palabras que Papyrus le había enseñado para comunicarse con las arañas le había ayudado lo suficiente, pero no era algo que le diría en ningún momento. Aquello si bien había tenido el objetivo de distraer el personal suficiente, la masacre que la chica ya había comenzado le había dado oportunidad de hacer algo más. Y vaya que había llegado a tiempo, antes de que ella misma se metiera en un problema en el que no pudiera hacer algo más salvo esperar su muerte.
-Los Gaster no vinieron por mí porque consideraron que era mejor que estuviera presa, ¿cierto? –Flowey ni siquiera tuvo oportunidad de contestar eso, aunque era evidente que tampoco necesitaba de una respuesta para saberlo. –No cabe duda de que solo quieren deshacerse de mí en cualquier oportunidad.
-Muffet…
-Yo… ¡estaba aterrada! No sabía qué había pasado con ellos y… sabía que si les pasaba algo, habría sido mi culpa por no quedarme en Snowdin. La única vez que me piden directamente que me quede tras mucho tiempo ansiándolo… y lo arruino. ¿No es eso patético? –La arácnida no esperó ni un momento para quebrarse. Soltando lágrimas inmediatas mientras miraba hacia un frente que apuntaba a orillas de Hotland. –Yo soy patética, porque por más que sepa qué debo hacer… una parte de mi solo implora saber si soy querida. Q-Queriendo que me salven para saber si al menos les importo… pero no, yo no puedo ser una damisela en peligro. No fui entrenada para eso.
-¿Y qué tiene que quieras ser una damisela en peligro de vez en cuando? –Le recriminó de inmediato al comprender que solo se estaba dejando llevar ante tanta desesperación que debió sentir en aislamiento total. –Creo que cualquiera se agotaría de tener que hacer todo por una familia que no sabe reconocerte. Y no es justo que te estés sintiendo mal por una bola de ineptos que no saben ser adultos funcionales.
-B-bueno, tal vez los hijos, pero W.D….
-¡Todos! –Exclamó para interrumpirle. Esos malditos esqueletos. Si no fueran por Frisk y Muffet que los apreciaban lo suficiente para considerarlos importantes en sus vidas, los habría matado uno por uno, hueso por hueso. –Todos son unos malagradecidos por todo lo que haces por ellos y que ni siquiera saben reconocerte.
-¿Es que… es tan difícil? Lo único que quiero es ser querida.
-Entonces díselos. Yo creo que mereces ser querida.
-¿Tú me quieres, Flowey?
-No tengo la capacidad de hacer eso. –Al verla tan decaída con eso, optó por seguir hablando. –Pero si pudiera, supongo que estarías en la lista.
-¿Ya tienes una lista en mente? –Se giró a verle con algo de sorpresa.
-Basta con que solo estén Frisk y tú para que pueda considerarse una lista.
-¿Y estaré primero o después que ella?
-¿Eso importa?
-Olvídalo, solo es… Es solo que no puedo evitar sentir envidia de cómo se le dan las cosas. –No parecía decirlo con malicia o enfado, sino más bien con pesar de tener que admitir estar así. Limpiándose sus lágrimas por cuenta propia tras incomodarse con ellas. –Supongo que también estoy resultando ser una terrible amiga por sentirme así, para variar.
-Bueno, también eres mi amiga, y para mi estás bien. –Tras eso, Flowey tuvo que justificarse más al tener demasiada de su atención ahora, como si esperara más que tal afirmación con palabras suficientes para su gusto. –Está bien que tengas la capacidad de poder expresar tus sentimientos, aun cuando sean incómodos, malos o buenos. No cualquiera puede hacerlo.
-¿Sientes envidia de mí de que yo puedo tenerlos?
-Si eso te hace sentir mejor…
-Fuhuhu. Gracias, Flowey.
Finalmente pudo sacarle una sonrisa tras toda esa ola de inseguridades de su parte. Y aquello era suficiente por ahora.
La arácnida finalmente se puso de pie y se estiró un poco tras haber sido liberada de las últimas esposas desde hace minutos y no procesado del todo todavía. Pero aún más, liberada de su propia inquietud al respecto. Y pese a estar desmaquillada, con el cabello revuelto y con vestimenta arraigada y sucia… realmente la veía bien, fuera de la parte emocional, claro estaba. Muffet era fuerte, ágil, inteligente, astuta… servicial, soñadora… linda a su manera… ¡Aggh! ¿Por qué demonios Muffet le daba tanta importancia a un sujeto que claramente la despreciaba y usaba a su conveniencia, cuando claramente ella era impresionante por su cuenta? En verdad que no podía comprenderlo, pero muy seguramente era por el mismo caso de que Frisk estaba dispuesta a hacer la vista gorda de que su estúpido noviecito era un criminal altamente peligroso y que solo sabía causarle problemas. ¿Acaso las mujeres perdían el raciocinio al estar enamoradas? Eso era una idiotez.
Pero la idiotez más grande era que él mismo no podía evitar sentirse extraño con eso. Sin poder explicarse cómo era posible que pudiera estar experimentando algo que sí mismo podía denominar como "sentirse extraño" para empezar. Y eso era desde que había escuchado el canto de la sirena, por lo que podía atribuir que le había causado un daño más grave del que se suponía que podía ocasionar. Pero no tenía ni idea de a quién recurrir para saberlo.
-Gracias por apoyarme en salir de prisión, pero creo que por ahora me mantendré oculta por un tiempo, en lugar de ir con los Gaster. –Comentó Muffet tras dejar pasar varios minutos meditando. –No soy tan fuerte como para soportar el hecho de que finalmente estoy siendo desplazada ahora que ya tienen su figura femenina en casa. Así que… haré lo que me pidieron en primer lugar: apartarme de ellos.
-¿Estás segura de eso? –Soltó de inmediato.
-No, pero tampoco es que tenga otra opción menos dolorosa por ahora. –En verdad parecía que en cualquier momento entraría en llanto, pero lo contuvo lo suficiente para mantenerse firme en su propia decisión. –Como dije, no soy fuerte para eso.
Flowey quería decirle que eso no era cierto, que era impresionante de muchas maneras. Pero no tuvo que pensarlo demasiado para saber que, sintiéndose que había caído muy bajo ahora, tal vez era la oportunidad que ella necesitaba para saber qué hacer realmente con su vida, en lugar de seguir persistiendo en la estupidez esqueleto y meditar adecuadamente sus pasos. Aunque también estaba seguro de que no sería algo permanente tampoco. Muffet amaba a Don Gaster, por más patético y absurdo que fuese eso. Y si algo estaba aprendiendo en estos días, era que una mujer enamorada estaría dispuesta a hacer lo que sea en cualquier momento.
Y fue así, como supo que Muffet no se iría tan lejos. Con tal de hacer que le busquen como acto desesperado aunque no lo comunicara ni lo admitiera, en espera de que el vejete vaya por ella, ahora que no estaba en zona de peligro. Sabiendo exactamente en dónde se resguardaría para eso.
-Te visitaré de vez en cuando. –Terminó diciendo al no ser necesario nada más.
-Te tendré una buena merienda cuando lo hagas.
Respondió Muffet con una sonrisa, antes de apartarle la vista por completo y emprender camino hacia Hotland con el mayor porte firme posible para ella. Teniendo una que otra araña acompañándole, sin necesidad de una indicación verbal de que realmente queria ser acompañada o no, o tal vez era algo que solo un arácnido podría saber.
Flowey por su parte, se quedó en el mismo sitio hasta que el mismo cielo le indicara que estaba dejando pasar demasiado tiempo de forma innecesaria. Pero, ¿por qué tenía el presentimiento de sentirse "incómodo" ahora?
.
.
Ronnie se mantenía alerta de todo por si requería correr en cualquier momento, incluso de su propia respiración que ya estaba levemente acelerada. Aunque claro, sabía de antemano que la tenía de perder cuando su aparente oponente se trataba de alguien que podía liquidar mucho antes de que su presa lo supiera. Y realmente de su parte, no tenía ni idea de por qué estaba el esqueleto ahí ahora. ¿Acaso estaba en una zona que ellos cobraban por la seguridad?
No obstante, fuera de toda posible especulación, Sans Gaster tan solo se había limitado en caminar lentamente hacia él hasta detenerse junto al arma que estúpidamente había soltado y dejado a cierta distancia de él. Lamentando en sus adentros todas las malas decisiones que había estado tomando recientemente, siendo una de ellas el hecho de levantarse de la cama esta precisa mañana.
-Te recomiendo que dejes esto de asaltar a los profesionales. –Musitó el esqueleto mientras observaba el arma. –O que por lo menos sepas cómo sujetar una escopeta antes de semejante tontería. Das pena ajena.
-¿Qué…?
-Nunca habías apuntado con ella, ¿cierto?
Y sin necesidad de un permiso o de una oportunidad de su parte, había levitado el arma a suficiente altura para tomarla con rapidez y apuntarle con ella, sujetándola como si hubiese conocido cada uno de sus detalles con tan solo el tacto. Pero no estaba para contemplar su experiencia en absoluto, sino que ahora instintivamente había levantado los brazos en esperanza de que en verdad no le hiciera nada, aun cuando la diferencia de estaturas era notoria por la forma inclinada que debía de hacer con el arma. Cosa que aparentemente le hizo reír al mafioso por su reacción justificada.
-¿Sabes qué es lo que se dice de los maricas? –Era claro que no necesitaba que le respondiera tras continuar hablando casi de inmediato. –Que son unos malditos cobardes e inútiles como una mujer, por el simple hecho de que se les tiene que salvar por ser débiles en todo aspecto.
Ronnie no dijo nada al respecto. Si bien le disgustaba lo que decía, estaba demasiado concentrado en no mover ni un músculo que detonara que quisiera matarlo de inmediato. Pero al ver que el esqueleto bajaba el arma lentamente, supo que tan solo estaba para dialogar de una forma escabrosa como solo un mafioso como él podría encontrarle la gracia. Incluso podría apostar que también tenía intención de burlarse de él, solo para pasar el rato.
-Pero ambos sabemos que eso es una mentira. Mi chica es el ser más valiente que ha puesto un pie en este planeta, sin contar que fui rescatado de la muerte por ella recientemente, en vez de ser al revés el asunto. –Ya había notado antes cómo su alma revoloteaba cuando hablaba de Frisk, pero no había notado que también cambiaba su semblante cuando lo hacía. No cabía duda alguna de que este hombre en verdad estaba enamorado. Y por ese breve momento, tuvo algo de envidia de esa situación. –Y lo mismo podemos decir de ti, considerando que has tenido las pelotas para contradecir a un mafioso por pensar lo mejor para tu familia. Así que podemos concluir que los prejuicios son estúpidos, ¿cierto? –Esta vez sí parecía querer una respuesta de su parte. –¿Cierto?
-S-si…
-¿Entonces, cuál es tu opinión sobre los criminales? ¿Qué crees que separa a un criminal de un ciudadano común?
Ronnie sabía que la respuesta estaba en las acciones, pero se rehusó a contestar por el simple hecho de no gustarle que intentaran usar ese argumento en un mismo día. Y aún más, cuando trataba de decirle que él o cualquiera, fácilmente podrían volverse delincuentes por un simple descuido, decisión o simplemente por estar en el lugar o momento equivocado. Era tan simple, que esa era la razón por la cual repudiaba tanto la situación. Por que no era justo, era desesperante tener que sobrevivir a toda costa y que todavía se les tratara de juzgar ante las pocas posibilidades cada vez más limitadas. No, no era justo… y Frisk ya se lo había dicho.
Había creído que había sido un modo de justificación de su parte de aceptar la violencia para obtener lo que quería, pero ahora que lo pensaba, realmente las cosas estaban tan mal desde un inicio, que nunca existió la oportunidad de hacer el bien para empezar. Casi como si cualquier ojo espectador esperara el momento para poder juzgar y sentirse superior por el simple hecho de no estar así, cuando también en cualquier momento lo podría estar. Pero… ¿qué hacer realmente? Le desagradaba la idea demasiado por el simple hecho de sentirse mal desde un inicio del pensamiento. ¿Cómo sobrevivir a estas alturas de su vida, sin sentirse culpable?
-Bien, vamos. –El esqueleto le entregó la escopeta, dejándolo desconcertado con cada una de sus acciones. –Tienes cara de que necesitas un buen trago.
-¿Qué…? –Sujetó el arma, mas no la obtuvo por completo al estar todavía el esqueleto sujetándola al otro extremo. –Espera, es muy temprano para eso.
-Si solo te está deteniendo la hora, con más razón sé que lo necesitas.
Sin más, terminó siguiéndolo hacia el bar del sujeto de fuego que muchos ya identificaban como confidente o contacto directo de él. Sin entender cómo era que había terminado la situación así, aunque parte de ello era posiblemente por no tener el ánimo de llevarle la contraria ante tantos malos momentos entre ellos y sus respectivas familias.
Y ahora que el bartender le había llevado su bebida sin siquiera preguntar cómo era que estaban ahí, en un establecimiento aun sin abrir para todo público, que tuvo que admitir estar sorprendido. Recordaba que Connie le había contado sobre la gran cantidad de alcohol que había consumido el esqueleto aquel día para que terminaran juntos en otro lado. No obstante, el hombre que estaba a lado suyo definitivamente era diferente al que conocía o creía conocer algo de él. Sans ni siquiera estaba interesado en la bebida, aunque claro, muy seguramente era por el hecho de ser una imitación bastante barata y más dañina de lo promedio. Ronnie se lo tomó con algo de gusto por consumir algo cuando menos.
-¿Por qué haces esto? –Aun así, se vio en la necesidad de preguntar tras sentirse en algo de confianza. O por lo menos, fuera de peligro. –Creí que me odiabas por todo.
-No me agradas, pero tampoco soy un malagradecido. –El esqueleto se encogió de hombros en el instante. –Y además, sé lo que es sentirse desesperado, tomando malas decisiones que solo harán que tu familia se preocupe más. Y créeme, no vale la pena. A menos claro, que tengas el talento de poder sobrevivir a esto.
-No sé si "talento" sea la palabra para algo que cualquiera puede hacer con tan solo tomar una mala decisión. –Soltó Ronnie sin medirse a tiempo. Analizando ahora que tal vez, llevarle a tomar una bebida que casi era alcohol etílico, tenía una razón más que solo simpatizar con él. –Tu madre, mi madre… lo que ellas hacían sí que era talento. No esto.
-Coincido. –Sonrió Sans. –Sobrevivir también lo es, pero solo es apreciado para quien lo logra. Llevar un arma consigo sin darse cuenta de que no estaba cargada, es un error que te habría costado si trataras de asaltar a un sujeto como yo, por ejemplo.
-¿No está cargada? –Se apenó inmediatamente. Ahora comprendía por qué el esqueleto se había reído en su cara por su reacción hace unos momentos. –¿Cómo…?
-El peso es el indicativo más rápido. Pero eso sólo puedes saberlo si ya has cargado un arma antes, con intención verdadera de hacer daño. Quieres mantener a salvo a tu familia, pero no tienes ni idea de cómo mantenerte a salvo tú primero. Eso es de idiotas para esta clase de mundo en el que estamos.
-Algo así me dijo tu padre hace poco.
-¡Agghh! Lo que menos necesito ahora, es saber que me estoy pareciendo a él cada vez más. –Pese a su evidente disgusto, Sans no parecía realmente molesto con eso. El bartender, quien se mantenía a distancia considerable pero claramente atento, liberó una tenue risa que resonó lo suficiente para no hacer del silencio algo incómodo. –Pero supongo que es algo inevitable a estas alturas.
-No lo sé. Yo… Quise parecerme a mi padre en su momento, sabiendo mantener cabeza por encima de todo ensoñamiento. Teniendo todo bajo control sin una queja. –Ronnie observó su bebida a medio terminar con algo de nostalgia. Hablar de él era extraño, pero aún más, hacerlo con un sujeto que claramente era un peligro. –Pero ahora, solo quisiera parecerme a ellos por el simple hecho de no tener que ser yo.
-¿Para no tener que ser marica?
-No me gusta ese término, pero sí.
-Je, míranos. Somos un par de hombres despreciados por tener gustos diferentes a lo estándar. –Ronnie no supo qué decir con eso, por lo que se quedó observando su bebida solamente. –Eso no nos hace ni hará amigos, pero hace de este mundo menos solitario. ¿No crees?
-Sí, si lo creo. –Contestó con total sinceridad. –Y si tengo que admitirlo, me tienen sorprendido Frisk y tú con eso. Hasta podría decir… que los envidio.
-Lo siento, no eres mi tipo.
-No me refiero a eso. Sino al hecho de que le dijeron a una ciudad entera que están enamorados y siguen adelante, aun cuando tienen un gobierno entero que los busca y que no los dejarán tranquilos. –Finalmente apartó la vista de su bebida nada interesante. Teniendo sus orejas al alza para prestar atención en todo detalle tras lo siguiente que le diría. –¿Siquiera han pensado en si hay un futuro posible para ustedes?
-Eso no lo sabremos si nos detenemos. –Respondió Sans con una sonrisa sincera. –Y en cuanto podamos sujetarnos las manos, no tenemos intención de detenernos aunque se nos acabe el piso.
Por alguna razón, Ronnie pensó que aquello lo decía de un modo literal, pero no quiso preguntar nada más al respecto. En definitiva el esqueleto estaba muy firme con sus palabras, aun cuando minutos antes parecía tener intención de hacerle daño alguno. Era muy raro, pero muy neutral también en cuanto no fuese algo que le generara una irritación externa. Y eso era suficiente para dejar de mantenerse tan alerta de él por ahora.
-¡Cursi! –Exclamó el bartender desde su sitio. No teniendo ganas de seguir en discreción. –Ya dile por qué lo trajiste.
-Cierto. En realidad hay una buena razón para tenerte aquí. –Rió Sans tras aparentemente olvidar su propio objetivo. –Dime. ¿Qué te pareció la bebida?
-Si tengo que ser sincero… sabe horrible. –Se sinceró tras levantar el vaso, como si contemplarlo más de cerca pudiera aclararle más de lo que hacía su olor de alcohol etílico. –Pero lo entiendo, yo tampoco pude gestionar algo más con esta ley seca.
-Exacto. El moonshine es horrible por más que se intente mejorar. ¿Pero qué te parecería probar un "sunshine"?
Ronnie se quedó en silencio, en espera de obtener más información para saber qué responder a eso. Pero no obtuvo nada salvo una sonrisa paciente que esperaba que le respondiera algo. Incluso el bartender se quedó observándole, hasta cierto punto incitándole a que dijera algo con tan solo verlo a través de sus lentes.
-No tengo idea de lo que quieren llegar con eso… pero esto es Snowdin, el sol no sale para nadie.
-Pues ahora sí. Frisk quiere ofrecerte trabajo. Y antes de que me digas que no, usa esas enormes orejas y presta atención a lo que te diré.
-¿Por qué debería, si tú rechazaste ayudarme a buscar a mi madre?
Y de nuevo, se sintió alerta ante lo rápido que había borrado su sonrisa con su comentario. Su instinto le decía que era un buen momento para intentar huir de aquella situación que él mismo había arruinado, pero tampoco se lamentaba del todo en soltar aquello que seguía atormentándole. La desaparición de su madre se había detonado con el conflicto que generaban los Gaster entre otros mafiosos. No podía pensar en otra cosa tras ello, además de que algo sobre la hermana de Shyren tenía que ver en todo eso, claro.
No obstante, el esqueleto parecía sentirse incómodo con algo sobre eso, más allá de disgustarse con su negativa. Tomando sin su permiso lo que quedaba de su bebida, tragándosela de un solo golpe sin siquiera saborearlo. Aunque claro, no había nada por degustar realmente en algo que solamente quemaba la garganta.
-Supongo que es muy pronto para ofrecerte eso, así que te daré la oportunidad de pensarlo. –Dejó el vaso vacío sobre la barra, y se levantó para comenzar a retirarse lentamente. –El día que cambies de opinión, ya sabes dónde buscarme.
La verdad es que Ronnie no tenía ni idea realmente, pero lo contempló retirarse con cierta calma para luego desaparecer inmediatamente ante su vista. Dejándolo con muchas preguntas pero sin ánimo de realmente querer obtener respuestas de su parte.
-¿Sabes qué es lo que ocurrió? –Se giró inmediatamente hacia el hombre de fuego.
-Lo conozco lo suficiente para saber que te comprende en el dolor de perder una madre y no haber podido hacer nada. –Respondió el bartender sin una pizca de inquietud por lo ocurrido. Parecía que estaba acostumbrado a esa clase de cosas después de todo. –Aunque claro, él fue un niño cuando pasó y tú todo un hombre. Que le reclames por tu madre no debe de causarle gracia, sobre todo por tratarse de la mujer que permitió que lo violaran.
Ronnie bajó las orejas inmediatamente, no queriendo cuestionar nada más al respecto. La incomodidad era más que suficiente para querer retirarse de inmediato sin decir nada más. Pero no lo hizo, ante el leve temor momentáneo de que pudiera estrangularlo una vez que intentara cruzar la puerta, únicamente por su atrevimiento ante una extraña calma que quiso mantener entre ellos ante un objetivo pacífico. Mierda, había arruinado algo, ¿cierto? Pues bien, no estaba para más culpas al respecto, pero tampoco para ser un indolente.
Sans tenía razón en algo. Ser un par de hombres con gustos diferentes a lo que debía de ser natural no los haría amigos, ni tampoco el hecho de que sus madres habían sido las mejores amigas. Pero lo que sí los hacía, era en colegas de la locura de ser anormales ante un entorno exigente y crítico, repleto de peligros partiendo de pensar o actuar diferente.
Y para que hubiera una verdadera paz entre ellos, debía de perdonar todo aquello que sus respectivos padres habían dado inicio y que como hijos no debían de seguir cargando. ¿Pero cómo si era tan difícil siquiera poder mantener una conversación calmada entre ellos?
-Señor, sírvame otra de estas. –Ronnie tomó el vaso que le había arrebatado el esqueleto y se lo tendió al dueño.
-Llámame Grillby. –El hombre de fuego ya había tenido la botella lista para servirle. Tal pareciendo saber exactamente el momento en que debía de atender algo. ¿O acaso solo estaba haciendo especulaciones? –Espero que podamos volver a ser colegas si te animas. Ambos ya experimentamos el trabajar con Frisk y no fue tan mala idea, ¿cierto?
Ronnie se limitó a dar un gran trago de lo que sea que estuviera quemándole la garganta.
.
.
-BUONGIORNO.
-Bon… yor….
-NO, NO. "BUONGIORNO".
-¿Buon…?
-SÍ, ASÍ ES.
-Buon… yor… no.
-AHORA RÁPIDO. BUONGIORNO.
-BUONGIORNO.
-SÍ,LO DIJISTE BIEN ESTA VEZ, PERO NO ES GRITANDO.
-Pero si tú lo estás haciendo.
-SOLO TENGO VOZ ALZADA, NO EXAGERES.
Frisk terminó poniendo a un lado las hojas donde anotaba todo. Aprender italiano con alguien que le era difícil distinguir dónde dar un acento fonético o no, le sería más complicado de lo que ya le parecía en primera instancia. Pero se rehusaba a no conocer el idioma en cuanto tuviera que estar al tanto de muchas cosas de la familia Gaster. Y si bien Sans estaba completamente dispuesto a enseñarle su lengua madre, no era del todo de ayuda cuando de concentración se requería y él quería distraerla en todo momento con sus caricias, abrazos y demás. Por lo que ser firme en su objetivo estaba siendo más complicado de lo que parecía en primera instancia. ¿Por qué le daba la impresión de que a su novio realmente no le importaba del todo que hablara o no italiano? ¿No se daba cuenta que hablar una lengua que pocos entendieran en algunas cosas, podría facilitarle varias negociaciones que tendría que hacer?
Aunque claro, su verdadera razón era únicamente para entenderlo a él. Muy seguramente Sans ya lo sabía y por ello le distraía por estarlo disfrutando. Pensar aquello le hizo sentir el calor de golpe.
-BIEN, CREO QUE TIENES SUFICIENTE POR AHORA. –Por suerte, Papyrus no parecía percatarse del cambio de color de sus mejillas repentinamente. –TIENES UNAS CUANTAS PALABRAS APRENDIDAS, AHORA ENFÓCATE EN RECORDARLAS.
-De acuerdo, gracias. –Comentó con una tenue sonrisa, realmente agradecida de que no le negara una enseñanza más, además de tratarse de su maestro de conducir. –Si necesitas algo de mi parte, también puedes pedirlo.
Se puso de pie para continuar con las labores que nadie más parecía tener intención de hacerse cargo, pero que también le ayudaban a mantenerse activa en cuanto no le permitieran salir hasta que consideraran el tiempo suficiente. Y aquello no tenía ni idea de lo que significaba o si realmente se trataba de un margen corto. ¿Cómo era que podían medir qué tanto se necesitaba para estar fuera de peligro de algo o no? ¿Acaso había algo predecible en ello y ella no lograba percatarse de eso? ¿Podría tratarse de una especie de atención hasta que otra cosa tuviera el interés de los demás? Aquello no sonaba tan descabellado ahora que lo cuestionaba mentalmente.
-EN REALIDAD… QUISIERA QUE PUDIERAS AYUDARME CON ALGO.
-Claro, dime.
Frisk le observó detenidamente, esperando palabra alguna de su parte, pero el esqueleto parecía que le costaba encontrar las palabras adecuadas para expresar su aparente petición. Observando de un lado para el otro de la casa, como si quisiera asegurarse de que tampoco hubiera alguien que les escuchara a la vista, cuando estaba segura de que con esa voz tan elevada de tono, cualquiera podría escucharle en una distancia bastante amplia. Además, Sans estaba fuera de la casa, apoyándole con el caso de convencer a Grillby sobre el plan que estaban formulando. Y Don Gaster… realmente no tenía ni idea de donde estaba ahora que lo pensaba, pero no parecía estar en la casa si no había bajado a desayunar. Tan solo estaban algunos de los seguidores en la cocina, los cuales parecían más querer cuidarla a distancia "considerable", que realmente estar en espera de su jefe.
Y en realidad, no había esperado que Papyrus accediera tan pronto a su ofrecimiento, pero tenía bastante curiosidad ahora de qué podría tratarse, considerado que el esqueleto menor parecía poseer una terquedad particular a diferencia de lo que ya conocía del resto de la familia. Después de todo, le había rechazado recientemente el poder enseñarle a cocinar adecuadamente con ingredientes reales. Incluso le dio la impresión de que le había molestado aquella sugerencia cuando se la había mencionado.
-VERÁS… TÚ ERES UNA MUJER, ASÍ QUE, POR MÁS DESPISTADA QUE SEAS, TAL VEZ ENTIENDAS DE ESTAS COSAS. –Frisk alzó la ceja, sin saber cómo tomarse aquello . –TU SABES SOBRE TAMMY, ¿NO?
-¿Tu prometida?
-SÍ, ELLA. PUES VERÁS… ELLA ME AGRADA PESE A TODO, INCLUSO LA CONSIDERO ALGUIEN DE MUCHO APRECIO PARA MI, PERO… –Papyrus suspiró de inmediato. –SÉ LO QUE SIENTE POR MI, Y NO PUEDO CULPARLA POR ESTAR LOCA POR MI…
-Eso es tener el ego muy grande. –Soltó sin pensarlo.
-… PERO NO RESPONDO A SUS SENTIMIENTOS. Y ESO ES PORQUE… HAY ALGUIEN MÁS. –Terminó Papyrus su explicación sin prestar atención a lo que le dijo. Y con lo último, Frisk consideró no comentar nada más hasta que terminara. No tenía ni idea de que Papyrus estaba enamorado de alguien para empezar. –Y NO ME GUSTA ESTAR JUGANDO CON SUS SENTIMIENTOS POR MÁS QUE LE DIJE QUE NO SIENTO LO MISMO POR ELLA, PERO PARECIERA EN VERDAD TRATAR DE CONQUISTARME Y… ¡NO SÉ QUÉ HACER!
-¿Y ya le dijiste eso para empezar?
-¿CÓMO QUIERES QUE LO HAGA SIN LASTIMARLA?
-Creo que ya lo estás haciendo mientras mantienes una mentira.
-NO ES UNA MENTIRA. –Frisk ni siquiera se molestó en comentar algo más. –O BUENO, TAL VEZ SÍ LE ESTOY OCULTANDO ALGO, Y ES QUE…
Papyrus movió sus dientes, pero no soltó sonido alguno tras eso. ¿Acaso ese era su modo de "murmurar"? ¿Qué acaso era tan radical en la moderación de su propia voz? ¿Por qué no era capaz de hablar con un tono adecuado y ya? ¿Qué nadie le había dicho al respecto de lo incómodo que era a ratos que hablara casi gritando? ¿Tendría que hacerlo ella si nadie más lo hacía?
-Bueno… ¿y de quién se trata? –Preguntó Frisk, mucho antes de querer decirle realmente que intentara hablarle con un tono neutro, sin el riesgo de que se lo tomara como insulto también. –¿Quién es la chica que realmente te gusta?
-SE LLAMA UNDYNE FISHER- –Contestó bastante apresurado, pero Frisk no le sonaba el nombre de algún lado. ¿Debería de saber de quién se trataba para que le observara tan insistente tras eso? –LA ANFIBIA AZUL DE CABELLO ROJO QUE CONOCISTE HACE TIEMPO, DE HECHO.
-¿La que destruyó gran parte de mi casa, amenazó e intentó matarme? –Reconoció de inmediato. Hubo un silencio incómodo en respuesta. –No me agrada.
Y no estaba para menos. Si bien sus encuentros con ella eran demasiado pocos para contarse con una mano y le quedaba sobrando, había sido más que suficiente para causarle una gran repulsión su agresividad a la que hubiese preferido no conocer siquiera su nombre. Era una de las causantes de que su casa y negocio no existieran más, era una de las causantes de que la señora Bunny no estuviera con su familia ahora, y era quien había intentado matarla atravesándole una lanza en el pecho sin querer hablar las cosas primero. Así que no, no le agradaba y no tenía intención de pensar lo contrario. ¿Cómo era que a Papyrus le gustaba alguien así? ¿Qué acaso no había combatido contra ella el día que invadió su casa, ahora que recordaba? ¿Le gustaba alguien que golpeó? No entendía muchas cosas ahora.
-COMPRENSIBLE. –Admitió el esqueleto sin darle mucha importancia a su respuesta. –BUENO, ELLA FUE UNA AMIGA DE LA INFANCIA. SOLÍAMOS COMBATIR, JUGAR Y HABLAR DEL FUTURO, PERO TODO CAMBIÓ CUANDO NOSOTROS MATAMOS A SU PADRE.
-¿Por qué fue que mataron a su padre?
-FUE EL VIGILANTE DEL FARO EN SU MOMENTO, UN HOMBRE HONRADO EN SU TRABAJO Y ESO FUE SUFICIENTE PARA ESTORBAR A LA FAMILIA BLOOK Y SUS NEGOCIOS. ASÍ QUE EN ALIANZA QUE TUVIMOS EN SU MOMENTO, LO MATAMOS POR ELLOS. –El hecho de que lo explicara tan casual, no ayudaba a que pudiera tenerle compasión al respecto. –DESDE ENTONCES ELLA ME ODIA. O AL MENOS, ESO CREÍA.
-¿A qué te refieres?
-BUENO, ES QUE YO LA… BESÉ. –Papyrus desvió la mirada, teniendo un particular tono naranja en sus pómulos. ¿Acaso cada esqueleto adquiría el color de sus ojos? –¡P-PERO FUE UN ACCIDENTE! Y ADEMÁS ELLA ME DEVOLVIÓ EL BESO. ASÍ QUE AHORA NO SÉ QUE PENSAR Y… LA MUJER QUE SERÁ MI SUEGRA ESTÁ ENTERADA, LA CUAL ME RECOMIENDA QUE NO DIGA NADA, PERO TAMBIÉN SÉ QUE PODRÍA USAR AQUELLO EN MI CONTRA EN CUALQUIER MOMENTO.
-Y es por eso que quieres decirle primero, antes de que su madre haga algo al respecto, ¿cierto? –Terminó concluyendo en poco tiempo. Papyrus asintió, aun con la mirada hacia otro lado que no fuese ella. –Bueno, para ser justos, no quedaron comprometidos por amor, sino por intereses de otros seres. Así que no deberías de preocuparte tanto en cómo se sentirá con algo que ella de antemano sabe que nunca hubo cariño de por medio.
-SABÍA QUE SERÍAS DIRECTA CON ESO.
-A menos claro, que estés obligado a hacerlo.
-¿A QUÉ TE REFIERES?
-Es que he estado leyendo algunos libros sobre leyes desde que quise sacarlos de prisión, pero también para entender algunas cosas ahora que Don Gaster quiere que sea su avvocato. Algunas son bastante ambiguas o carentes de sentido. –Comenzó a inspeccionar alguna de las hojas que tenía consigo. Justamente había anotado algo al respecto. –Pero hay partes que hablan sobre pedir cosas muy específicas en contratos. Y en uno como el tuyo, pudiera estar algo como eso. ¿Sabes qué es lo que decía el contrato de casualidad?
-NO, ESE CONTRATO FUE FIRMADO POR EL JEFE Y POR LA SEÑORA TEMMIE.
-¿Y sabes si Don Gaster lo leyó antes de firmarlo?
Su refunfuñeo fue suficiente respuesta. Muy seguramente imaginándose la posibilidad de que en efecto, lo hubieran ofrecido como objeto de cambio sin siquiera saber los términos acordados. Así que Frisk se apuntó mentalmente en que tendría que ver ello luego si su papel sería abogar a nombre de la familia Gaster. Aun cuando no supiera exactamente cómo es que haría aquello.
-Y sobre lo otro sobre gustarte una chica agresiva… por más que no me agrade, la verdad es que tampoco puedo juzgarte por eso. –Dejó de prestar atención a sus apuntes para efocarse nuevamente en el esqueleto que ahora le observaba de vuelta. –Creo que el corazón no sabe de leyes, de lo que está permitido o no. Es algo que se da, aun cuando no parezca tener sentido ni para uno mismo. Lo cual no es para nada reconfortante en ningún sentido, siendo sincera.
-¿ESO ES LO QUE SIENTES CON MI HERMANO? –Intuyó con algo de gracia.
-Aun no entiendo algunas cosas y algunas otras solo me parecen absurdas. Pero nunca me imaginé haciendo todo lo que hago ahora, como probar comida nueva, conversar con alguien más con otro punto de vista y que aun así le gustase poder escucharme… Y en todo eso, ha estado Sans. –No se percató del momento en el que estaba sonriendo, hasta que le dio la impresión de que Papyrus le devolvía el gesto por solo escucharla. –Por eso estoy agradecida de haberlo conocido, por más absurdo que él me parezca varias veces. Para mí, él es aquel que me hace experimentar cosas nuevas, aprender y crecer. Y me hace feliz poder decir que él es mi pareja.
Papyrus, quien estuvo sentado en todo momento por la clase y la conversación, finalmente se detuvo y se colocó frente a ella, siendo demasiada notoria la diferencia de estaturas entre ellos. Apenas se percataba pese al tiempo conociéndolo, pero no parecía ser un sujeto que sonriera tanto a diferencia de Sans, quien mantenía una sonrisa casi intacta y que había aprendido con el tiempo a leer las verdaderas y las que no. En ello parecía parecerse un poco más a Don Gaster, aquel cuya frialdad constante no siempre significaba que estuviese indiferente o distante todo el tiempo. Por lo que percibir que en los últimos días Papyrus pudiera sonreír un poco más, era algo desconcertante por el hecho de ser genuinas por existir. Como si se tratara de un intermedio entre los otros dos esqueletos de la familia.
-¿SABES? HACE POCO ESTUVE PENSANDO SOBRE QUÉ SERÍAS TÚ PARA MI EN MI VIDA. –Frisk optó por esperar más contexto para saber siquiera qué pensar sobre eso. Y ahora que lo pensaba, realmente nunca habían hablado sobre eso hasta ahora, ¿cierto? ¿Por qué le daba la impresión de que había llegado a una conclusión silenciosa de que solo serían maestro-alumna? –CREO QUE NO ESTOY LISTO TODAVÍA PARA TENER UNA AMIGA DE NUEVO, CONSIDERANDO QUE LA SITUACIÓN NO ME HA FUNCIONADO EN NINGÚN MOMENTO. PERO SÍ ESTOY LISTO PARA TENER UNA HERMANA.
-¿Her… hermana?
-SI, ERES MI CUÑADA DESPUÉS DE TODO. SEA LEGAL O NO, TENGA SENTIDO O NO. EL JEFE INCLUSO TE ACEPTÓ COMO TAL. –Escuchar eso solo le hizo percatarse de su sonrojo. Que si bien ya había hecho aquello de Don Gaster, escuchar a alguien más con ello le apenaba demasiado. Ni siquiera era algo que hubiera hablado con Sans todavía. –SÉ QUE PERDISTE A TUS HERMANOS Y LO QUE SENTISTE POR ELLOS NADA NI NADIE PODRÁ SUSTITUIRLOS, PERO SI ME LO PERMITES, PUEDO SER UN BUEN HERMANO MAYOR PARA TI TAMBIÉN. PROTEGERTE COMO PARTE DE MI FAMILIA, REGAÑARTE POR PREOCUPARME POR TI Y ASEGURARME DE QUE NO TE METAS EN PROBLEMAS. ¿QUÉ DICES?
Ahora fue ella quien desvió la mirada ante los múltiples sentimientos que le generaba escuchar eso. Por un lado, era muy grato saber el cariño que le estaban queriendo brindar, cada uno a su respectiva manera. Pero había cosas que todavía no sabía cómo llevar a cabo ante una vida que era imposible de procesar, por más que la viviera cada minuto.
Ser "novia" era un título que daba la sensación de que implicaba luchar día con día para mantenerlo y no necesariamente siendo algo desgastante, sino emocionante, como lo era cultivar un arbusto de frutos silvestres en las que habría veces que te daría de comer si se le cuidaba correctamente. Ser "nuera" implicaba aceptación y respeto dentro de una familia que no era una cuestión directa, algo intrigante de poder explorar sin perder la esencia personal, como lo era cultivar más de una hierba aromática en un solo espacio designado. Ser "amiga" era como las artemisas y el maíz, siendo complementos de alguna manera pese a sus diferencias, apoyándose con tan solo estar ahí y ayudándose mutuamente a crecer.
Pero "hermana" era algo que hacía tiempo había dejado de serlo. Era algo que implicaba ser familia directa, compartir padre y madre, un hogar directo. Algo que ya no tenía realmente y que tal vez no tuvo del todo, salvo a ellos en su momento. Y toda su familia, o aquello que se tuvo en ese periodo, específicamente se había quebrantado tras su ausencia de la que todavía no tenía idea de qué había ocurrido realmente, pero que quedaba claro que habían sido asesinados.
Así que se sentía extraña poder aceptar algo así, como si le faltara el respeto de alguna manera a quienes fueron sus hermanos y ya no estaban más. Y también, era como si le faltara el respeto a quien todavía faltaba en la casa esqueleto.
-¿Pero qué hay de Muffet?
-¿DE QUÉ…?
-La trataban como una hermana. De hecho, ella actúa como una hermana menor de ustedes. –Le interrumpió al ver que se excusaría de algo que sabía muy bien a qué se refería. –¿Por qué cambió eso?
-SABES LA RESPUESTA. –Terminó aceptando con algo de exasperación. Borrando su sonrisa sin avistamiento de volver pronto. –ES DEMASIADO INCÓMODO Y MOLESTO QUE ALGUIEN QUE QUERÍAS COMO TAL, QUISIERA ANDAR CON TU PADRE, ¿NO CREES?
-¿Y en algún momento se lo dijeron?
-¡TODO EL TIEMPO!
-¿Se lo dijeron sin hacerle creer que es su culpa haberse enamorado de Don Gaster? –Su resoplido fue respuesta inmediata. –Papyrus, es absurdo que creas que tú puedes enamorarte de una anfibia agresiva sin que se te cuestione, mientras juzgas a los demás por algo que...
-NO LO ENTIENDES. ELLA ERA MI CONFIDENTE, MI AMIGA, NOS CONTÁBAMOS TODO. PERO SIN MÁS, RESULTÓ QUE LLEVÓ TANTOS AÑOS EN SILENCIO CON ESA ESTUPIDEZ Y… SIMPLEMENTE OPTÓ TIRAR TODO A LA BASURA POR UNA OBSESIÓN QUE NO SE DARÍA NUNCA.
-¿Entonces lo que te molesta es que no te lo hubiera contado nunca?
-¡ME MOLESTA QUE NO HUBIERA CONFIADO EN MÍ PARA HACERLE OLVIDAR ESO!
-¿Intentaste que Sans me olvidara, entonces?
-SÍ, PERO… ¡FUE DIFERENTE!
-No Papyrus, no es tan diferente. Entiendo la incomodidad que debió producirte que alguien de tu edad quisiera con tu padre, pero en lugar de estarle atacando a estas alturas, debiste haberle escuchado. Y no digo que deba andar con Don Gaster obviamente, sino que no debieron apartarla como castigo de algo que ella confió en que tú entenderías sobre amores complicados. –El esqueleto no le apartó la mirada en ningún momento, por lo que podía percibir el instante en que cayó en cuenta de algo. –Creo que eso es lo que debió dolerle de ti. Porque sé muy bien lo que es perder a un hermano, alguien en quien confías… y que de la nada te dejara solo. Pero al menos, aquí tienen la oportunidad de todavía hablarlo.
Ya sabía que Muffet no había tenido oportunidad de hablar con ellos, por más evidente de que ella fuese la parte que todavía les faltaba curar para seguir adelante. Por lo que se anotó mentalmente que si Don Gaster todavía quería alargar el proceso de liberarla de prisión, ella no esperaría más y actuaría con quien quisiera unirse o no. Ya que si bien no era alguien que pudiera comprender a otros, estaba casi segura de que Muffet estaría atormentándose por no estar con los Gaster ante una situación que se prestó a lo crítico. La forma en la que le había amenazado en el pasado le indicaba eso de alguna manera.
Así que, sosteniendo las hojas con una mano, alzó la otra para brindar el gesto de pacto cerrado que le había aprendido de Don Gaster. Queriendo hacer de las cosas una formalidad si se trataba de algo negociable.
-No creo que algo como esto nos hará hermanos como dices, pero si vamos a tratarnos como tal, quiero que te quede claro que yo no pienso quedarme de brazos cruzados ante cualquier inquietud. ¿Te queda claro?
-CREO QUE ES BASTANTE JUSTO. –Sorpresivamente, Papyrus reaccionó de inmediato a su gesto. Estrechando su mano de vuelta en cuanto había dejado de hablar y esbozando una media sonrisa que le indicaba que le causaba cierta satisfacción haber hablado de ello, pero que tampoco le era grato el recordatorio de una situación incómoda. –NYE HE HE, PERSONA QUE ABOGARÁ POR LA FAMILIA Y MI HERMANA DE LEY.
Frisk no se sintió cómoda con el término, ni tampoco tuvo el ánimo de mencionar algo de vuelta. Decirle o considerarle realmente un "hermano" le causaba remordimiento todavía, aun cuando había sido su propia decisión poner en firmeza aquello. Aun así, movió levemente su brazo para terminar el gesto.
Sin saber que cierta flor que no dio aviso de su llegada, estuvo escuchando todo desde su escondite.
.
.
-Le busca el señor Sageor Murderer. –Anunció su sirviente en cuanto puso un pie en la sala. –Y suena… molesto, señor.
Gerson tan solo mantuvo su sonrisa mientras se quitaba la gabardina y se la pasaba sin dar alguna indicación más. Si bien le habría agradado poder estar tranquilo en su propio hogar tras tener que visitar la prisión femenil y ver cómo habían terminado las cosas antes de que otros cuerpos policiacos le interrumpieran, no cabía duda que la jubilación solo era para aquellos que tenían vidas aburridas y no tenían el coraje suficiente de afrontar esa clase de cosas, por más riesgosas o agotadoras que fuesen.
Así que se dirigió hacia su oficina para tomar el teléfono, al momento que acomodaba su propio asiento para estar lo más cómodo posible ante una conversación que ya pintaba a ser de múltiples reclamos. Y ello con tan solo dejar que su respiración indicara que ya se encontraba en la línea telefónica.
-Solicité desde ayer a ambos aquí a la brevedad. –Soltó Asgore inmediatamente y sin tener intenciones de saludar primero. Los modales nunca fueron lo suyo de cualquier manera, como para inquietarse por eso a esas alturas. –¿Por qué eso sigue sin ocurrir, Gerson?
-Calma, Calma, Sageor. –Mantuvo su serenidad en todo momento, causándole gracia que pese a ser una línea sumamente privada, aún tuvieran que mantener ciertas precauciones. –Sabes que tengo que ver primero las cosas que tú no puedes ver. Y hoy tuve que ver una situación muy particular.
-Si eso es cierto, ¿cómo es eso de que la sirena estuvo con lo Blook y ya entró en fase de no retorno? –Gerson quería preguntarle sobre cómo era que sabía eso para empezar, considerando que él no estaba al tanto de eso todavía. Y no saber de algo primero le causaba cierta repulsión que no podría expresar por ahora. –¿Qué no se supone que Alphys tenía eso controlado en los especímenes?
-Alphys ya te había mencionado sobre el margen de error que ello…
-No me interesan sus cálculos. Me interesa el cómo piensan reponer tal pérdida. –Interrumpió con un tono cada vez más frívolo. Vaya, en verdad estaba molesto. –Tantos años queriendo mi cazadora perfecta y me vengo enterando por alguien más que no eres tú, que eso no será posible.
-¿Y qué me dices de mi sugerencia de usar a mi pequeño regalo?
-No, no servirá para eso. –Negó de inmediato, algo que ya se esperaba de su parte. –Y por cierto, ella se encuentra aquí. Parece que estuvo presente en la situación de Waterfall. ¿La mandaste a eso?
Gerson no tuvo respuesta inmediata por el simple hecho de no tener idea tampoco de eso, lo cual le hizo visualizar inmediatamente las manos de su esposa diciéndole "te lo dije" respecto a ser una figura que eventualmente produciría fallas en control. Pues bien, él ya había evaluado ese riesgo y tampoco estaba para arrepentirse de eso. Tan solo tendría que evaluar sus siguientes acciones con ella antes de que acelerara procesos que pudieran requerir más precisiones que impulsividad. Y ya tenía demasiado trabajo con Asgore como para querer mantener a cierto margen a alguien más que solo estaba destinada a ser un arma diferente. Alguien que pudiera superar a DT-00X en todo aspecto, por más que Alphys se negara a que eso fuese posible.
-No, pero seguramente es porque su pupilo tiene ciertos asuntos con "esa" familia. ¿Quiere que frene eso?
-No, será algo de lo que yo me encargue entonces. ¿Y sobre la sirena, qué?
-Supe de una hermana menor, pero no sé de su paradero. Y si tardamos tanto dando con la coneja…
-¡Aghh! Maldita sea, Gerson. ¡Ya estaba todo listo!
La tortuga tan solo rodó los ojos sin darle mucha importancia a su enfado. Realmente tener a su "cazadora" era más un berrinche de su parte que cualquier otra necesidad que ameritara una prioridad. Un extraño trofeo que quería poseer de algo que estaba fuera de su entendimiento y que tampoco le llamaba la atención poder comprenderlo a diferencia de otras cosas. Ni siquiera tenía sentido que quisiera una amalgama con esas tres mujeres en particular, siendo una de ellas la esposa de Don Gaster.
Pero como socio, debía de darle soluciones y no indiferencias. Así que en cuanto observó el techo para dar con respuestas mentales, curiosamente le llegó una al ver que una pequeña araña en su techo, tenía apresada a una mosca que indudablemente tenía sus segundos contados. Recordándole además de pedirle a sus sirvientes que limpiaran toda clase de rincón de su mansión, lo que había ido a presenciar hace al menos una hora tras el aviso de que la pieza faltante de los Gaster había huido de su encierro, pero que no hubo ningún avistamiento de alguno de los esqueletos a la deriva. Indicando por los testigos quedantes, que la arácnida había hecho toda esa masacre por sus propias manos. Y no había sido nada piadosa.
Y tal vez estaría por cometer un segundo riesgo a lo que estaba resultando Undyne, pero esa clase de decisiones, esa clase de cálculos sobre manejar ciertas emociones a su favor, era la clase de cosas que lo mantenían vivo y trabajando con emoción pese a los años.
-En realidad, ya tengo a alguien en mente que puede sustituir la pieza faltante. Y créame, la hará una cazadora digna de estar en su poder. –La araña del techo no había tenido piedad y ya se estaba comiendo la mosca. –Una cazadora nata.
.
.
.
Lamento mucho la constante tardanza en estos tiempos. He andado con los preparativos de mi boda dado que… me caso en menos de un mes! MENOS DE UN MES! Mi novio está loco por querer hacer todo tan apresurado, jajajaja, pero entiendo el porqué dado que el otoño es algo muy significativo para ambos y queremos que el inicio del otoño sea el inicio de nuestro matrimonio. Aun cuando ello cambió el plan de que fuese una boda medieval.
Es por ello que aviso que estaré algo lenta en las siguientes actualizaciones también, por tema de que tengo menos tiempos libres por la organización y mi trabajo al que debo adelantar varias cosas para que no me pidan cambios en diseños en el mero día de mi boda, jajaja. (Cosa que si veo a mis jefes capaces de hacerme. Si en mi cumpleaños y operación de muela lo hicieron…). Así que gracias por la paciencia. Espero poder compensarlo a final de año con algo que he estado preparando.
¡Los quiero mucho!
¡Michi fuera!
;)
