La razón por la cual los Gaster eran temidos como familia mafiosa, era más ni menos por ser altamente capaces de controlar grandes masas pese a ser tan pocos integrantes. Wingdings se había encargado personalmente de que ese fuese el caso, observando meticulosamente las habilidades de sus hijos a corto y largo alcance, cubriendo cada una de sus debilidades con el fin de no tener que preocuparse por detalles en cuanto él estuviese ocupado, y sobre todo, alimentando su astucia y conocimiento para una alta capacidad de resolución de problemas. Garantizando así, una victoria fuese como fuese.

Pero ahora, no podía evitar estar nervioso ante el hecho de que esta vez, habían demasiadas debilidades expuestas. Demasiadas fugas a contemplar y definitivamente, pocas posibilidades de salir lo mayormente airoso de una situación que implicaba exposición total. Ante el riesgo de una emboscada tras la delicadeza en la que se encontraban, referente a ser declarados como peligrosos en potencia tras su escape de la muerte en manos gubernamentales, había tenido que dejar que sus seguidores se dividieran siendo unos cuantos estando con él en equipo y otros en Snowdin junto a Papyrus, quien había puesto en alerta a los aliados para cubrir cualquier fuga que aún no estaban siendo capaces de contemplar cómo era posible.

Para casos extremistas, había contado con el apoyo de Muffet y sus múltiples habilidades para poder sacarlos de apuros, pero las cosas no estaban en buen estado de momento como para contar con ello. Y si bien la florista le había pedido a DT-00X que le convenciera, estaba seguro de que no era una posibilidad a considerar por ahora.

Así que si. Todo este plan había sido una mierda desde el inicio. ¿Por qué demonios había terminado accediendo? Se preguntaba mientras veía que un sujeto estaba desviando de lugar a la florista, sin ver ni una señal suya que indicara que era algo que debía de intervenir. O peor, el ver poco después cómo una criatura de lo más aberrante, pero extrañamente familiar, se manifestaba en el escenario donde los candidatos apenas y habían estado por dar sus discursos. Causando disturbios con su presencia nada agraciada y moviendo todo de lugar al que había contemplado como tirador experto.

Para ser una criatura marina, se veía demasiado extraña incluso para tratarse de un monstruo de las profundidades. ¿Acaso esa criatura no era una de las que había presenciado en la mansión del Gran Don? Sin pensarlo ante un mal presentimiento, desde la altura en la que se encontraba disparó hacia la criatura en un tiro que habría sido perfecto hacia su cabeza, sino fuera por el hecho de que no le causó ningún efecto fuera de alterarla mucho más aparentemente. Maldita sea, ¿el Gran Don habría traído esas criaturas en su lugar, sabiendo la posibilidad de una trampa? Si fuese su caso personal, sin duda alguna habría hecho algo muy similar si contara con semejantes recursos.

Señal o no, estaban a tiempo de hacer algo y hacer pasar la situación como una advertencia más y ya. Así que se preparó en intervenir en el instante al ya no ser un buen momento para confiar o no en un plan creado por alguien inexperta.

-Las manos en alto, Wingdings. –Escuchó detrás de él.

Fantasmas, por eso eran una gran molestia. Eran difíciles de percibir, pero sí lo bastantes predecibles para saber desde antes la posibilidad de que estarían presentes al estar en su territorio. Y había reconocido esa fastidiosa voz del jefe de todos ellos, por lo que ni siquiera se dignó en hacer caso a la petición. Incluso se tomó la libertad de ignorarlo al no querer perder ningún detalle.

-¡Dije, manos en alto!

-¿Ahora qué pretendes, Maddie? –Preguntó sin apartar la vista al objetivo.

-¡No me llames así! ¡No me llames así! ¡No, no, no! –Exclamó el líder molesto inmediatamente. –¡EJEM! Te advierto que te estamos acorralando, así que ríndete de una buena vez.

-¿Sigues revolcándote en las migajas que te da aquel que osa llamarse el rey?

-¿Y tú apoyando el lado traidor?

-Soy leal a mi familia. Sin importar las decisiones que tomen, yo los apoyo. Es una pena que no pueda ser tu caso.

-¡Tonterías, tonterías, tonterías! –Escuchó varios cartuchos indicándole cuántas armas estaban apuntándole, pero ni así apartó la vista al frente. –¿Crees que esta vez podrás salirte con la tuya? Estoy aquí para impedir cualquier intervención de tu parte para que no seas un estorbo. ¡Nuestra ayuda será la ofrenda apropiada para volver a estar en buenos términos!

Aquello le llamó la atención. Girándose brevemente para ver al viejo muñeco junto con otros igual de gastados, flotando sin importar el peso que estuvieran cargando con ese intento de cuerpo sólido a la vez que portaban varias armas viejas consigo, las cuales en efecto estaban apuntándole.

-El Gran Don quiere a tu hijo. –Sonrió el muñeco líder de forma macabra. –Y lo conseguirá a cualquier costo.

En el instante se escuchó un estruendoso golpe, haciéndole girarse nuevamente hacia donde había estado su objetivo. Contemplando a más ni menos que al Gran Don presentándose en un gran salto, golpeando sin piedad alguna hacia esa criatura al grado de dejarla inconsciente, supo que no era el caso que había estado pensando. Quedando todo en silencio ante su presencia, incluso su propia respiración parecía haber pausado por unos segundos ante el hecho de que la florista había tenido razón en que ella podría sacarlo de su guarida nada secreta.

Pero Wingdings inmediatamente entendió todo, siendo algo que ya había concluido desde hace tiempo pero que había olvidado. El Gran Don no estaba ante la florista porque quisiera verla tras su inusual llamado. Estaba ante ella para esperar que Sans llegara a su lado, sabiendo que trataría de llegar con ella a toda costa si percibía un peligro que podría pasar en cualquier instante. Claro, tras tantos años de ausencia, era claro que la florista no le interesaba en lo más mínimo si la había dejado a su suerte. En cambio, Sans le había hecho enojar primero en romper su regla inicial impuesta sobre todo criminal monstruo, después logrando huir de él en su propia mansión. Y ahora, tras atreverse a darle un mensaje de su parte para incitarlo mucho más, lo había insultado lo suficiente para tener su total atención.

Frisk era la carnada tal cual habían planeado, pero no para ser la debilidad de la bestia. La trampa estaba siendo para su hijo, quien no dudaría en ir a su auxilio ante una situación lamentable.

Por instinto había tratado de teletransportarse, ignorando a los tontos fantasmas que ni siquiera fueron capaces de dispararle a tiempo. Pero por más que intentó ser meticuloso de mantenerse en un área posiblemente segura para él, aun así lo desvió literalmente fuera de todo ante el posible hecho de ser demasiados reflectores presentes para siquiera intentar algo. Sintiendo la agonía de perderse a sí mismo por ese instante, y perdiendo el control de su magia por ese segundo que había diferenciado entre algo bueno o malo en un instante. O más bien, terrible.

Los reflectores lo habían desviado hacia la entrada de la fiscalía de Waterfall. Lo bastante lejos del punto donde se encontraba el Gran Don y su familia. Cometiendo la torpeza de estar en charola de plata de aquellos que lo querían preso y muerto. En un área que habían forzado su seguridad tras su intervención de sacar a la florista en petición de su hijo y que ahora lo habían visto confundido en ese instante, sin capacidad de poder emplear su magia apropiadamente. Solo, sin su familia que podían estar en un inminente peligro ante la mayor amenaza de todas.

La policía se había preparado demasiado esta vez ante la experiencia de perder contra ellos. Debía reconocerlo. Y eso significaba que ni con la florista tratarían de ser prudentes ante la desesperación que seguramente tenía el alcalde tras la vergüenza que había pasado con su apellido en mente.

-¡Las manos en alto!

Wingdings hizo caso a la petición, teniendo que dejar su arma al suelo. Pero no realmente porque quisiera ni fuera capaz de recuperarla después, sino porque necesitaba darse un minuto cuanto menos para poder procesar todo lo ocurrido. Tratando de pensar e idealizar algo que pudiera ayudarle, pero atrapándose a sí mismo en el miedo de que las cosas iban de mal en peor conforme pasaban los segundos.

Maldita sea.

.

.

Sans había visto la criatura que estaba peor de como recordaba que se había presentado con ella. Siendo anteriormente obligada por los Blook, siendo que seguramente había huido de Dreemurr antes de eso por sus palabras y por lo que lograba conectar con todo. Y ahora, parecía fuera de sí misma, actuando como lo haría cualquier animal asustado en un entorno donde cualquiera podría ser mayor amenaza que ella y razón por la cual actuar con agresión a todo posible oponente. ¿En verdad todas las mujeres en manos de la bestia, estaban condenadas a perderse en sí mismas en cualquier momento?

-Nunca había visto un ser marino tan… así. –Escuchó a Ronnie, quien estaba a lado suyo pese a que pudo haber huido en cualquier momento al igual que lo hicieron muchos otros. –Debe venir de las profundidades o algo así. Shyren nunca me ha contado de que algo así pueda existir.

Sans no apartó la vista al frente, pero aquello le había llamado la atención. ¿Enserio no la reconocía? A él le había sido tarea sorpresiva poder saber que se trataba de una amiga de su madre declarada muerta hace años en un tiempo en el que era bebé, pero el conejo era más grande que él, la había conocido cuando menos en una etapa memorable. Sin contar que al ser hermana de su prometida falsa, debía de cuanto menos tratar de ver que la cola de la criatura era de sirena cuanto menos. Así que, o estaba siendo completamente irreconocible e inexplicable su existencia pese a todo, o el conejo era distraído en cuanto a mujeres por no interesarle en lo más mínimo.

-¿No deberíamos huir también? –Preguntó el conejo al pocos segundos.

-No. Hay que sacarla de aquí, fuera de todo peligro.

-¡¿Qué?! ¿Por qué deberíamos…?

-Es Lyra Waterson.

La criatura de extraña apariencia se abalanzó hacia la tarima tras ver algo que le había llamado demasiada la atención. Siendo extrañamente el reno que se suponía que debían de mantener a salvo y siendo el viejo quien se mantenía en su trabajo si había podido reconocer su disparo estando lo suficientemente cerca de la situación. Mas no le hizo efecto alguno, confirmándole que esas criaturas estaban hechas para soportar cualquier ataque con tal de sobrevivir a toda costa, incluso en contra de su voluntad. Justo como Frisk.

-¡¿…QUÉ?! ¿Cómo dices que…? ¿Cómo es que sabes…?

-Escucha, no tengo tiempo para contarte cómo es que lo sé. –Se apresuró en decir tras notar que el conejo estaba exaltándose. –Pero si está aquí, es conveniente para nosotros. Ella podría saber qué pasó o dónde podría estar tu madre.

"Y la mía", pensó Sans inmediatamente mientras corrían hacia un punto relativamente cercano. Recordando la actitud que había tenido la sirena cuando le había visto, tratando de darle un mensaje con urgencia que no había podido entender tras su transformación tan viscosa y grotesca. Siendo el caso, podría poner a un lado el plan de Frisk de entretener a la bestia el suficiente tiempo para escabullirse a su mansión y encontrar las respuestas por su lado. Concentrándose mejor en lo que sí tenía seguro y al alcance.

-Lo sabía… Sabía que había posibilidad todavía de encontrar respuestas. Pero hasta yo me creí loco en su momento. –El conejo habló pese a no necesitar su opinión ni mucho menos haberla pedido. –Incluso un detective fue al orfanato a hablar con Shyren, diciéndole que había posibilidad de reabrir la carpeta de investigación sobre la muerte de su hermana tras algo que encontró.

-Terrible momento para que me adviertas de eso, ¿sabes?

-Pero entonces es cierto. ¡No estaba equivocado! Por eso no decías nada sobre Li-Li. Sabías que algo en efecto estaba pasando. –Y como si en ello se le hubiese iluminado el cerebro, se mostró más serio en el instante. –Eso significa que no solo podremos encontrar a mi madre, sino también hay posibilidad de saber qué pasó con la tuya, ¿cierto?

-Cuidado con tus palabras. –Se estaba exasperando de tenerlo como una sombra parlanchina. –Dijiste que estabas para ayudar, ¿no? Pues lo que necesito de tu parte es que la saques de aquí.

-De acuerdo, pero, ¿cómo planeas que la saquemos de esto si dices que no podemos usar nuestra magia?

-Al menos la última vez que la vi, tenía conciencia de saber quién era. Y si pudo reconocerme pese a tantos años, sin duda alguna debe reconocerte más a ti. –Pudo ver de lejos que Frisk se estaba encaminando hacia la criatura, seguramente queriendo ayudar a su candidato si no había nadie más pudiendo hacerlo. Eso definitivamente hacía que todo entrara en improvisación. –Llama su atención y guíala hacia otro lado. De momento solo estorba para los planes que todavía tenemos y la necesitamos estable de cualquier modo.

No obstante, tuvo la mala suerte en incremento de toparse con los tontos muñecos de los Blook, impidiéndole paso alguno. Aparentemente diciéndole que lo tenían acorralado y algo sobre no permitirle escapar. La verdad, era que no les había prestado demasiada atención al solo querer acabar todo de una maldita vez y llevarse a Frisk de regreso a Snowdin a como habían planeado el viejo y él como plan emergente. Así que valiéndole que ya cualquiera pudiera verlo en escena si de cualquier manera muchos presentes ya estaban huyendo, sacó sus armas y les disparó de inmediato. Teniendo a Ronnie tras su columna al estar presente sin armas con las cuales defenderse, pero al menos no siendo tan inútil ahora si aquellos que se acercaban los pateaba con una fuerza que reflejaba que sus músculos no los tenía por decoración. Aunque claro, escuchando un suave "lo siento" de su parte cada vez que lo hacía.

Todo estaba pasando tan rápido, que apenas y pudo ver que la sirena en objetivo había sido lanzada hacia otro extremo con demasiada fuerza tras haberse dirigido hacia un objetivo más grande, intentando atacarlo de nuevo y no lográndolo ante la fiereza de la temible bestia.

El silencio reinó ante el ser que se trataba la mayor amenaza de todos, estando Frisk como única resistencia al miedo que producía tenerlo de frente. Sans estaba aterrado ante ese hecho que estaba siendo real finalmente, pero tenía que confiar en lo que su bonita tenía planeado con eso. Tan solo debían de retomar las cosas a como las habían acordado, ¿cierto? Siendo así, se suponía que el viejo resguardaría al candidato Holiday, los seguidores encaminarían al público que quedara con dinero para que no haya omisiones, y él y Flowey estando cerca para intervenir en cuanto Frisk diese la señal.

-No es posible… La Bestia de Ebott está aquí. –Escuchó murmurar a Ronnie, ahora sí con miedo. Teniendo una postura en defensa ante varios muñecos más presentándose. Ahora varios con armas más grandes. –Li-Li quedó terrible, pero es un milagro que no se haya hecho polvo tras eso.

-Razón más para llevarla lejos de aquí.

-¿Viste como esa bestia la atacó? ¡Nos hará papilla a nosotros si nos acercamos!

-Y a ella le irá peor si la abandonamos. –El insistirle a un tipo que había insistido en su participación le estaba exasperando demasiado. –Ella está así seguramente por manos del Gran Don, y es probable que tu madre tenga el mismo destino si no sabemos lo que ella sabe.

-¿Cómo sabes…?

-¡Solo haz algo, marica!

En su total molestia, terminó matando a varios presentes sin importarle del todo si eran parte de los Blook o si solo transeúntes desafortunados. En verdad estaba harto y tenía cosas más importantes en las qué enfocarse, que en un tipo que ahora se estaba acobardando en el peor momento. Estaba notando de reojo que Frisk se estaba encaminando lentamente hacia la bestia completamente quieta. Algo en ello no le estaba dando buena pinta y prefería estar lo más cerca posible ahora.

Al ver la parálisis de Ronnie tras todo lo que estaba sucediendo, tuvo que golpearlo también para que reaccionara. Tumbándolo en el suelo.

-¿Vas a rendirte ahora, marica?

-Cállate.

-¡Marica, marica, marica!

-¡Basta de decirme así!

-¡Entonces defiéndete! –Aprovechando que estaba en el suelo, Sans lo tomó de la camisa con enojo. Queriendo golpearlo de nuevo, pero conteniéndose por ahora. –¿Dejarás que otros definan lo que eres? ¿Dejarás que lastimen a alguien delante tuyo? ¡Sé un hombre y haz algo!

-Pero…

-Amar una humana no me hace a mí menos monstruo. Y el hecho de que tú seas capaz de amar a un hombre no te hace menos hombre, ¿cierto? ¡Así que defiéndete, idiota! ¡Actúa! –Lo soltó de inmediato, pero solo porque finalmente tenía su atención suficiente para hacerle molestar también. El mejor modo que conocía para que alguien reaccionara en un momento como ese, después de todo. –Que se llevaran a tu madre no fue culpa mía, sino tuya. Eres un adulto, tú estabas cerca, la tenías al alcance, mas no hiciste nada salvo culpar a otros por lo sucedido. En cambio ahora, hay alguien que está a tu alcance, alguien a quien todavía se puede hacer algo. Y si permites que esa bestia se la lleve… tal vez nunca más la veamos ni demos con algo sobre nuestras madres.

El conejo le miró anonadado, sin necesidad de contar con su magia para entenderle a lo que quería llegar sin necesidad de más palabras para poder dejar en claro que le estaba pidiendo ayuda. Tal vez le molestaba su presencia repentina, pero definitivamente estaba ante algo que no podía hacer solo ahora, y si bien el agobio de querer tener a Frisk a salvo era una carga que llevaba consigo por cuenta propia, el querer saber sobre qué le había pasado a su madre realmente, era algo que podía compartir con él. Algo que podían comprenderse mutuamente para entender la necesidad de una respuesta y, de ser posible, una oportunidad de poder hacer algo.

Después de todo, ambos eran los hijos mayores de sus respectivas familias, ambos entendían el peso de querer proteger a sus familias y el dolor del fracaso constante de un anhelo insaciable al respecto. Realmente si sus vidas hubiesen sido distintas, tal vez hasta habrían sido buenos amigos, compartiendo el extraño caso de ser raros en un mundo repleto de juicios, pero agradable a su manera si no se estaba tan solo.

-Así que, ¿qué harás, idiota? –Le insistió.

Ronnie bajó la mirada por un breve instante, pero luego le tendió la mano para que le ayudara a levantarse, aunque era claro para ambos que no lo necesitaba. Tan solo estaba haciendo el gesto de entender la situación sin necesidad de más aclaraciones.

-Haz lo tuyo. Y cuando todo termine, voy a devolverte el golpe.

-Ya quiero ver que lo intentes.

Sin más, ambos se separaron, cada uno hacia un punto distinto y con un objetivo claro. Esperando no llegar tarde ante la incapacidad de no poder usar magia.

.

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Flowey detestaba tener que volver a separarse de Frisk cuando sabía que hacer semejante estupidez era un peligro andante en cualquier segundo por el simple hecho de ser ella. Pero tenía razón en cuanto a algo y era que la policía estaba siendo un estorbo por ahora. Por lo que usó cualquier técnica rápida para detener a la policía, requiriendo de toda liana posible con espinas con tal de limitarlos lo suficiente para encargarse de lo demás. Sin poder usar totalmente su poder en petición de Frisk previa, pero tampoco ante tantos reflectores en el entorno que de algún modo le hacían sentir debilidad ahora que estaba haciendo más esfuerzos de lo que realmente habría necesitado en un mejor entorno. Definitivamente debieron preveer eso.

-¡Las manos en alto! –Demandó el detective aproximándose cada vez más, siendo el más terco de todos, pero también el más ágil aparentemente para esquivarlo. Y eso que se veía más viejo y con menos extremidades que el resto de policías ineptos. –O lo que sea que le defina sus lianas. Queda arrestado por complicidad en la fuga de la familia Gaster e intervención del…

-¡Solo váyanse de aquí! Esto no es asunto suyo. –Exclamaba Flowey cada vez más irritado con su estúpida insistencia. –¡¿Que no ven que los estoy salvando?!

-¿Qué es lo que planea la Flapper Florista? –Cierto, era así como estaban llamando a Frisk ahora. Era mejor que "amante" cuanto menos. –¿Qué es lo que pretenden?

-Me tomaré el derecho de guardar silencio.

Intentó con lo que tuviera al alcance para arrojarles, pero no cabía duda de que aquello estaba reflejando que su magia estaba más débil si lo habían visto anteriormente volverse grande para incluso levantar un auto sin problemas. Así que al momento de escuchar un gran golpe que silenció todo después, se distrajo lo suficiente para que un policía pelirrojo ni siquiera dudara en encerrarlo en una caja de cristal, cuya tapa parecía debilitarlo mucho más al aparentemente contener aquello que evitaba toda magia por la forma distinta que tenía. No cabía duda de que la policía se había preparado para él para que tuvieran semejante cosa consigo.

Pero esa no era la peor parte, estando encerrado sin poder zafarse por su cuenta de momento. Sino que ahora todos, los policías, el detective y él, se encontraban observando cómo una bestia se hacía presente en el instante. Dejando en claro que nada podría detenerlo por más limitantes que hubiera ante su demostración con la amalgama salida de la nada.

-Cinco años sin verlo en público… y se presenta ante la florista. –Escuchó al policía pelirrojo.

-Caballeros, ya saben qué hacer. –Escuchó ahora al detective, aproximándose al punto de ponerse en la cabeza del grupo, el cual a excepción del pelirrojo, estaban visiblemente aterrados y con justa razón.

Maldita sea.

.

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Frisk se había dicho a sí misma que sería capaz de afrontar lo que fuera una vez que lo tuviera de frente, pero ahora entendía por qué todos al momento de expresarse de él era que le temían tanto con tan solo su presencia.

Lo que había recordado de un pelaje blanco y abultado como una suave almohada, lo contemplaba ahora grisáceo y sucio, que sin duda alguna se debía a toda la ceniza que tenía encima a causa de tanto tabaco, o por lo menos, eso era lo que le decía su nariz en primera instancia. Queriendo apartarse por un breve momento por el nauseabundo olor que emitía por ello, pero rehusandose a mover un músculo en falso. Después de todo, no era lo más impactante que contemplaba en primera instancia. Realmente no lo recordaba tan alto, ni siquiera por el hecho de no verlo desde cuando era niña, pero lo era demasiado si podía sorprenderse con eso pese a la distancia que tenían.

Lo que coronaba todo su pelaje era lo que bien podría tomarse como su cabello principal, siendo de un ocre lo mayormente cuidado dentro de todo, seguramente por tratarse de un elemento que bien lo acercara a ser una corona para sí mismo. O al menos eso pensó mientras no paraba de observarlo detenidamente, como si en verdad no quisiera perder ni un solo detalle ahora que finalmente tenía la oportunidad de estar frente a frente, de ver que en efecto, se trataba del mismo sujeto que llamaba su padre en sus recuerdos, en su mente. En un corazón que comenzaba a latir apresuradamente.

Asgore Dreemurr, tenía una mirada tan brillante como el oro expuesto al fuego. Fijándose únicamente en ella del mismo modo en que no le apartaba la vista en espera de que hubiera algo más que solo eso. Estar parados sin siquiera saber qué decir, aunque bien eso podría ser solo de su parte, ahora que comenzaba a notar que su mente la traicionaba lentamente, ante el hecho de cumplir finalmente su objetivo de llegar a la ciudad en primer lugar. ¿Qué es lo que realmente esperaba que sucediera llegando a ese punto? ¿Acaso estaba siendo una tonta por haber sentido por un breve momento, de que se acercaría a ella con una sonrisa y la abrazaría como antes? ¿Que le demostraría que le había extrañado en todo ese tiempo?

Tal vez sí, y por eso se sentía como una tonta en ese breve momento. Sintiendo cómo sus ojos querían humedecerse, pero rehusandose a ese hecho. Ella no lloraba, mucho menos en un momento como ese.

-En la ciudad te tienen muchos apodos o sobrenombres. Sageor Murderer, el Gran Don, la Bestia, el Rey… –Comenzó a nombrarlos cada uno conforme los recordaba, conforme daba pasos al frente. Optando por no ir con rodeos ahora que tenía la oportunidad que había querido desde hace casi un año. –Pero yo ya te tenía uno y era papá. Claramente no te fue suficiente.

Hizo una pausa, en espera de ver alguna reacción de su parte o palabra alguna que contradijera o afirmara los hechos, pero eso simplemente no pasó. Así que dio un par de pasos al frente más y procedió con lo demás.

-¿Pero sabes? Yo también terminé acumulando sobrenombres o apodos que me dieron en esta extraña ciudad. Lo cual hace irónico que la única razón por la que me presenté aquí, es por lo único que siempre me importó y valoré: ser tu hija. –Alzó mucho más su mirada tras dar otro paso aproximado hacia él. –Así que estoy ante ti, a pesar de todo, queriendo que me lo digas de frente.

Había muchas cosas por decirle, tal vez mucho más importantes por tratar en el instante y que había memorizado en su mente una y otra vez conforme las había acumulado en su trayecto en el auto, en toda su estancia en Ebott city. Pero la única que le imploraba su corazón fue la que pudo soltar en el instante, sacándose un peso que no había logrado liberar en varios meses.

-¿Alguna vez me amaste realmente como tu hija? ¿En toda la mentira… realmente fui una para ti?

Podía escuchar el mar azotando con furia en la lejanía al mismo tiempo en que algunos gritos despavoridos se alejaban cada vez más del lugar. Pero lo que seguía sin escuchar era palabra alguna de a quien estaba interrogando, de quien había invocado finalmente. En su lugar, pudo notar como lentamente dejaba de verla directamente a los ojos, aun cuando no movía ni un solo músculo de su parte. Tan solo podía notar como perdía su atención en el instante, para simplemente enfocarse en algo más que tal vez ni siquiera estaba en el lugar.

Aun tras tantos años sin verse, ¿ni siquiera le daría importancia de que estaba ahí con él finalmente? ¿De que había crecido? ¿O acaso era porque no la reconocía? ¿Porque no quería dar crédito a que era la misma? ¿Había cambiado demasiado? ¿Era eso? ¿O se estaba equivocando? ¿Por qué no le decía nada? ¿Por qué no hablaba? ¿Qué tenía que hacer ahora? ¿Cómo manejarlo?

¿O tal vez… su silencio era la única respuesta que podía darle?

-Ya veo. –Por un momento quiso bajar su mirada, pero se rehusó totalmente pese a la total decepción. –Entonces es cierto que el único título que tuve de tu parte es el de trof…

Había sido un movimiento tan rápido, que no fue capaz de procesar en el instante lo que pasaba, aun cuando el dolor inminente estaba sobre ella, atravesandola casi desde el vientre en forma de tridente. El ardor que el arma emanaba era realmente doloroso, como si le estuviera queriendo partir por la mitad con fuego puro, pero no se comparaba con el hecho de no poder apartar la vista de su atacante, de quien había lanzado el arma sin siquiera dudar o pestañear mientras tenía el descaro de finalmente dar pasos al frente una vez que ella misma no pudo mantenerse más de pie, para solo pasarla de largo mientras la dejaba en su agonía en el suelo sin siquiera verla. Sin brindarle ni una pizca de piedad.

-Debiste quedarte con Toriel.

Frisk quiso decir algo en el instante tras finalmente escuchar su áspera voz, pero tan solo pudo escupir sangre en su lugar. Sintiéndose mareada en el instante, pero rehusándose a sucumbir ante el dolor que amenazaba ser más intenso que cualquier otra cosa que hubiera experimentado en el alocado año que estaba pasando. Y vaya que había pasado por mucho con tal de poder reunirse con él, de poder volver a verlo en busca de reunir a su propia pequeña familia con problemas.

Escuchó unos gritos huecos aproximándose, mas no le importó de quienes se trataban realmente. Tan solo no podía apartar la vista del enorme monstruo que se alejaba lentamente de ella, dándole la espalda mientras ella no se sentía capaz por primera vez, de poder levantarse de esta en cuanto vio que había soltado el ramo de flores que le había dejado anteriormente como mensaje. Rechazando totalmente la única cosa que creyó que todavía los unía de algún modo. ¿Realmente qué había creído que pasaría? ¿Debía de suponer desde siempre que este sería el resultado? Era lo que todos le habían dicho, sí… ¿pero qué había hecho mal pese a todo? ¿Por qué aquello se sentía tan… irreal? ¿Tan mal? ¿Por qué dolía tanto cuando se suponía que estaba preparada para ese resultado?

Había fracasado, no tenía forma de resolver las cosas esta vez porque simplemente no tenían solución, tal y como todos le habían advertido desde un principio. Era una tonta, siempre había sido una por creer que podría lograrlo cuando la ciudad ya le había demostrado varias veces que no siempre era así. Era una tonta por creer ilusamente que en el fondo de todo el caos, estaba en una familia en la cual tendría que resolver sus diferencias y dolencias, tal como lo estaban haciendo los Gaster. Por que, si ellos lo estaban logrando con lo que creía firmemente que era una buena comunicación, ¿entonces por qué a ella… no le funcionaba? ¿Acaso era porque estaba ante alguien que en un inicio ya le había dejado en claro que ya no le importaba comunicarse con ella nunca más? Después de todo, su última carta había sido algo muy diferente… y siendo la razón por la cual finalmente había tomado riendas de lo que quería. Tal vez en efecto, era una muestra de que ya no había querido nada más de ella y que se resolviera como pudiera.

Pero que ilusa había sido todo este tiempo. Ella nunca había tenido una familia, salvo por aquellos que tenía retratados en su collar. Quedando igualmente en un pasado que nada ni nadie le devolvería. Estaba sola, lo estuvo por mucho tiempo.

Ella no tenía una familia, ni nunca la tendría. Hasta eso le habían arrebatado desde antes.

"Mantente determinada, Frisk".

Sentía cómo se estaba desvaneciendo lentamente, pero se rehusó con todas sus fuerzas tras esa voz lejana que pudo reconocer levemente. Tenía razón, no podía quedar ahí, por más terrible que se sintiera al borde de llorar en cualquier momento. No podía permitirse ser una idiota que había expuesto a todos solo por un capricho que ya todos le habían advertido lo que pasaría. Tenía que ponerse de pie, tenía que hacer algo mucho más que solo lamentarse de cómo eran las cosas realmente. Y sobre todo, tenía que impedir que esa bestia atacara a los seres que le importaban y que sin duda alguna reaccionarían de la peor forma tras lo sucedido.

No era tiempo de lamentos, era tiempo de actuar una vez más. Su malestar no era importante.

"Mantente determinada, Frisk".

Se rehusó a sucumbir al dolor, queriendo ponerse de pie lentamente, como pudiera al tener algo atravesándole que solo empeoraba la sensación con el movimiento. Así que trató de apoyarse con el mismo tridente, pero el simple hecho de tocarlo le quemó mucho más, así que terminó arrastrándose poco a poco. ¿Cómo era que había invocado algo así para empezar, si se suponía que había reflectores en los alrededores? Pues magia o no, esa cosa le lastimaba en muchos aspectos y no veía el modo de quitárselo sin entrar en agonía. Incluso parecía que tener el objeto atravesándole era mejor por ahora.

"Mantente determinada, Frisk".

-No me… digas lo… obvio. –Murmuró a la voz insistente, la cual seguramente solo estaba en su cabeza nuevamente.

"Mantente determinada, Frisk".

-¡Cá…llate!

"Mantente determinada, Frisk".

Frisk estaba a punto de golpear su cabeza por la desesperación que le producía esa insistencia. ¿Cómo podría silenciar su mente? Tal vez si pudiera lograrlo, no estaría atormentándose constantemente en primer lugar, siendo que era más importante tratar de levantarse y seguir al monstruo que con tan solo unos pasos ya se había alejado demasiado. Pero cada vez se sentía más pesada, más cansada, queriendo cerrar los ojos, pero si lo permitía perdería toda consciencia y se volvería algo que el resto llamaba como "estado salvaje", y aquello era algo que les preocupaba a Sans y a Flowey al no saber por cuánto tiempo podría permanecer así hasta volver si tenía suerte. A lo cual ¿dónde estaban? ¿Estarían con problemas también? ¿Podría aguantar lo suficiente hasta que alguien pudiera ayudarla?

Ya no tuvo la fuerza para seguir arrastrándose, notando la vista borrosa sin saber si se trataba de sus lágrimas que se escapaban, o si realmente estaba llegando a su límite. Ya no podía ver con exactitud de si había alguien más cercano a la situación, pero aun así no podía apartar la vista al monstruo que parecía seguir dándole la espalda y que se había detenido por alguna razón. Como si esperara algo que pudiera merecer mucho más su presencia que la chica que había dejado herida con tan solo un golpe.

Por suerte, su ángel guardián había llegado finalmente. Casi derrapando tras no haber detenido su carrera a tiempo, teniendo que quitarle el tridente de golpe y haciendo que gritara del dolor que había producido semejante acción, pero sabiendo que había sido necesario para que comenzara a recuperarse a su ritmo fuera de lo común.

-Lo siento.

-Luego… me dices qué pasó… –Frisk no trató de ocultar sus lágrimas esta vez. Por la forma que Sans la observaba intuía que se veía mucho peor de lo que se sentía. Y sin importarle que le manchara de sangre, la cargó y comenzó a llevarla lejos de ahí. –¿Y… el plan…?

-Cambio de planes. Tengo que sacarte de aquí ahora.

Frisk había querido protestar, pero lo cierto era que no le quedaba ganas de hacerlo, como si aquel tridente le hubiera absorbido todas las ganas de poder hacer algo, aunque bien podría ser su cansancio a causa de una herida que iba más allá de lo físico. Y como si no fuera suficiente, el tridente que habían dejado en el suelo se había movido para impedirles dar un paso más, poniéndose al frente de ellos. ¿Cómo era posible que pudiera moverlo si se suponía que había reflectores que impedían la magia? El hecho de que Sans no se teletransportara en el instante era indicio de que en efecto seguían esas cosas en el entorno. ¿Entonces no eran capaces de detenerlo del todo? ¿No era suficiente para su nivel? ¿Su plan había fracasado desde el inicio?

-A ti te esperaba, Sans Gaster. –Escuchó nuevamente la voz áspera que ahora si se dignaba en ver hacia su punto, pero seguía ignorándola de cualquier manera, si su atención algo sádica estaba sobre su novio que no había tenido de otra salvo detenerse. –Así que tienes la osadía de mandarme un mensaje, ¿pero no de afrontarme? ¡Ts, ts, ts! Por un momento creí que serías más valiente que tu padre.

Pudo ver cómo el ojo luminoso de Sans pretendía manifestarse inmediatamente, pero también la desesperación reflejada por cómo apretaba sus dientes hacia la imponente bestia. Mientras Frisk, solo sentía cómo su enojo personal estaba cada vez más presente a comparación de su decepción. ¿Así que solo había acudido al evento por él? ¿Por eso la había atacado sin más para provocarlo mucho más? ¿Ella lo había puesto en peligro al ser lo que quería? ¿Cuántos errores estaba cometiendo en el instante? ¿Cómo poder arreglarlo… si apenas y podía mantener el ritmo de sus propia respiración?

Su herida se estaba recuperando tras quitarle el arma de encima, pero no quitaba que le estaba tardando más de lo que recordaba que era capaz. ¿O acaso era porque por primera vez le estaba urgiendo estar bien y notaba todo más lento? ¿Dónde estaba Don Gaster para que pudiera ayudarle con eso? ¿Dónde estaban el resto?

-¿Qué fue lo que dijiste? ¿Que estaba bien en tus manos o algo así? –Se burló la bestia mientras sonreía maniaticamente al momento de acercarse un poco más. Extrañamente eso había hecho que alumbrara su extraño tridente cada vez más rojo. –Bueno, creo que no es así, ¿verdad?

Podía sentir cómo el corazón de su novio se aceleraba tras eso, pero no estaba segura de si se trataba de coraje o si de temor. Cualquiera de los dos parecía una opción válida a estas alturas, aunque de su parte, estaba furiosa ahora. ¿Para eso la había herido sin más? ¿Para demostrar un maldito punto y ya? Al final, aquel hombre que había llamado su padre, aquel que le había enseñado tanto de flores, siempre la había considerado un objeto, algo a lo cual usar a su conveniencia ¿no es así? ¿Habrá sido así con Chara? ¿Con Asriel? ¿Acaso los perdió por algo similar? ¿Aquella bestia ante ella era totalmente el culpable de que no estuvieran más… y ni siquiera le importaba?

Todo lo que había pasado en el pasado, los buenos recuerdos… ¿no valían para nada?

Sans tenía las manos ocupadas por estarla cargando, sin poder moverse al estar entre la bestia y el tridente, pero ella no. Así que pudo empujarlo a tiempo al suelo tras notar que el arma estaba por regresar a su dueño, pero no sin antes lastimarlos en el instante, encajándose en su hombro y costado ahora.

Si había alguien a quien debían lastimar tras la tontería que estaba resultado la situación, era a ella. No importaba el dolor que producía, no importaba que se perdiera de alguna manera. En cuanto pudiera mantener a Sans a salvo valía la pena. No obstante, no parecía ser suficiente el hecho de herirla nuevamente, sino que ahora la estaba arrastrando con toda y arma hacia él.

Pues bien, que así sea.

-Si vas a tratar de matarme… al menos ten la decencia de verme a los ojos al hacerlo, ¡MALDITO COBARDE!

Había exclamado con toda la fuerza que le quedaba, al igual que había escuchado que Sans hacía lo mismo detrás de ella. Pero ni así el monstruo jefe se dignó en verla, aun cuando ahora la estuviera sosteniendo con una sola mano, apretando la herida que aun no terminaba de cerrarse y abriéndole mucho más la reciente.

Tantos años queriendo volver a tocar su pelaje, queriendo un abrazo de él, ¿para esto?

Había pasado tan rápido como para percatarse de lo sucedido, pero siendo bastante audible para varios presentes el hecho de que terminó rompiéndole varios huesos antes de finalmente volverse todo negro ante ella, observando por un fugaz instante al zorro albino que estuvo contemplando la escena con un temple indiferente.

"Tonta".

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Moverse a prisa para alguien de su edad era un reto. Pero estando a una oportunidad única tras tantos años de espera, era algo que no podía desaprovecharse de ningún modo. Razón por la cual a Gerson le había importado en lo más mínimo que el alcalde no le viese presente en su tonto discurso de siempre. Tenía algo más importante por atender justo ahora junto con su esposa que le seguía el paso, aun cuando era claro que podría ir más rápido que él.

Uno de sus espías que tenía dentro de la mansión de Asgore, le había dado aviso de que el monstruo había salido finalmente de su trinchera tras un aparente llamado en la lejanía por la noche. Y aquello solo podía significar que finalmente su plan estaba en marcha de usar la única cosa que realmente le daría un triunfo total. Encaminándose inmediatamente hacia la sala de trofeos, ahora que finalmente tenía acceso libre, aunque claro, sin tener todas las herramientas necesarias dado lo apresurado que se había vuelto la situación.

No obstante, al momento de ingresar se toparon con la barrera más intrigante y algo impredecible con la que pudieran afrontar ahora, siendo algo que había dejado atrás todo modo sigiloso posible. Dejando así Dreemurr en claro a su manera, que estaba atento a sus tesoros sin importar cómo fuese la situación. Tratase de quien se tratase.

-¿Así que Asgore decidió usar sus neuronas finalmente, eh? Bwah ha ha ha.

En el apartado donde tenía siempre resguardada el alma de El Jugador, ahora se encontraba la esqueleto Gaster, teniendo a su alcance el arma carmesí, y portando el casco actualizado que le había realizado Alphys a petición suya tras el fracaso de la sirena, pero siendo visible ante ellos que esta vez estaba siendo funcional ahora para sus necesidades. Volviéndola ahora una guardiana incapaz de ser derrotada si estaba completamente alerta a todo movimiento en un rango establecido por la misma bestia que la tenía a su control ahora y le había dado la orden. Siendo el caso de que había creado una barrera de huesos con tan solo haber dado un paso al frente, pero siendo algo que pudo haberlos perforado si hubieran dado otro más.

Sabía cómo funcionaba ese casco y no era bueno para ellos. Ante el problema que había ocasionado la sirena, Asgore había querido una alternativa de mantener sus ingredientes frescos y útiles sin necesidad de tenerlas encapsuladas por tanto tiempo tras los inconvenientes que ya estaba presentando. Siendo que algunas habían terminado muerto dormidas en sus cápsulas, u otras como la esqueleto o la sirena, huyendo en más de una ocasión. Así que lo que estaban viendo era a alguien dormida, sin saber que estaba siguiendo órdenes hasta el agotamiento en cuanto no formara parte de un amalgama más.

"Es un hecho de que ya no confía tanto en nosotros" –Gesticuló Alphys en el instante. –"Solo nos usará lo suficiente hasta que ya no nos necesite".

-Si, pero ya habíamos contemplado que pasaría en cualquier momento. Solo que claro, pasó antes de lo previsto. –Reconoció Gerson con una sonrisa, pero lo cierto era que no le agradaba que sus cálculos fuesen movidos tan aprisa que, aunque hubiese visualizado la probabilidad, no era algo que pudiera pasar del todo. ¿En qué había fallado? –Solo tendremos que acelerar todo paso desde ahora.

Gerson seguía observando a la esqueleto teniendo casi en sus manos el alma de El Jugador, teniéndola tan cerca finalmente, pero aun no a su alcance por más que diese algunos pasos más.

Investigando infinidad de culturas, perspectivas, historias y trayectos realizados como antropólogo, el brillo carmesí de esa alma era de lo más atrayente que había podido contemplar en toda su vida, aun cuando había tenido oportunidad de tener las más exquisitas joyas en sus manos. No podía culpar a Asgore de poseerla con tanto recelo por lo sublime que era y por lo que implicaba en su carrera criminal, pero tenerla como un simple trofeo era darle muy poco uso de su capacidad. Al menos, debía de haberle permitido desde hace tiempo poder hacer más que brindarle materiales para su objetivo concreto con ello, pero su necedad de poder absorberla para obtener su poder era más grande que su razonamiento de ser algo mucho más grande que solo poder infinito tal cual. Aunque claro, también era culpa de Omegle que fuese más cuidadoso con su acceso desde entonces.

Mientras más jóvenes, más tontos, se decía. Pero no solo Asgore le había sorprendido con este tipo de reacción preventiva de su parte, sino que la pequeña Saito en un par de movimientos había logrado lo que esperaba cuanto menos en seis. Eso no le agradaba del todo ahora. ¿Era posible que algo tuviera ella que aún no era capaz de poder predecirle? Había sacado a Asgore de su fortaleza tal y como lo había previsto, estaba causado disturbios en el entorno tal y como lo había visualizado, e incluso estaba logrando que la actividad de la yakuza reavivara y se expusiera nuevamente tal y como lo había querido, pero hacer que ya no pudiera seguir sus pasos en la sombra a través del dinero, siendo que en lugar de eso lo usaba para invocarlo cuando quisiera… era demasiado astuto para alguien que estuvo aislada de todo. Eso debía de ser obra de Wingdings sin duda alguna, aunque tampoco eso explicaba cómo había llegado a la conclusión de tener su propio candidato político y que precisamente fuera parte del pasado de Asgore. Ni siquiera él había pensado en eso.

Los Gaster definitivamente eran la fuga que no estaba considerando en su plan con su peón. Tal parecía que tendría que deshacerse de ellos al igual que la Yakuza, antes de que siguieran importunando.

"Aunque nos apuremos, ya no tenemos tanto tiempo como creímos, Gerson. Tal vez debamos ver otra alternativa ahora que podemos".

-No hace falta, recuerda que tengo un par de ases bajo la manga para estos casos. Y ambos están en proceso de avance.

"En verdad que estás loco".

-Eso ya lo sabías, por eso te casaste conmigo, ¿no es así? Bwah ha ha ha.

"No hay garantía ni alta probabilidad de que el medicamento que me pediste funcione en ella". –Su esposa gesticuló lo más rápido posible, pero aun así le entendió a la perfección sin perder detalle. –"Tan solo estoy trabajando con hipótesis mediocres que mi maldito padre dejó de su experimento, más no puedo hacer nada más si es algo que no tengo a la mano para analizar y tú tampoco me dejas pese a la situación".

-Acercarse a ella de momento es peligroso. Hay que dejar que el rencor crezca en ella para que nuble su visión. –Finalmente tomó decisión de apartarse lentamente del lugar. Después de todo, no podría hacer nada más por ahora. –Sé que entiendes que es una pieza importante para nuestros planes.

"Lo que no entiendo es por qué buscas neutralizar su alteración, si su regeneración celular es lo que la ayudará a hacerle frente".

-Por que cuando ya no me sirva, necesitaré deshacerme de ella también. –Ambos se encaminaron hacia la salida, dejando a la esqueleto intacta que seguramente habría reaccionado si hubieran dado un paso más al frente de ella. –Por ahora es mi pieza caótica favorita, pero si sigue así, solo será un problema más.

"Entiendo".

-Tranquila, todavía tenemos piezas para mover. Convence a la anfibia de exponerse al experimento para ganar algo de tiempo, mientras que yo me encargaré de conseguirle a la arácnida como ingrediente de su capricho de amalgama cazadora. Así le demostraremos que todavía necesita tenernos cerca.

Ambos reptiles salieron del lugar con calma, teniendo que esperar un poco más a sus planes por el bien de todo. Si el poder divino del reinicio llegaba finalmente en manos de Asgore sería una total pérdida de potencial, pero, si llegara en manos de la humana, sería un peor resultado ahora que lo pensaba detenidamente. Tendría que darle la razón a su esposa esta vez, necesitaban recuperar a DT-00X como dé lugar.

La capacidad de tener el control del tiempo no era algo que pudiera estar en manos de cualquiera.

Solo las suyas eran dignas. ¿Cierto TobyFox?

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Me encuentro recientemente con análisis algo ortodoxos, en espera de encontrarme estable, o en su defecto, tener un tratamiento adecuado (nada que no tenga solución, tranquilos) porque ya estoy en un nivel de estrés sumamente elevado al grado de que no es sano, jajaja (ya ni lo estoy diciendo yo, lo dice la ciencia… literal). Así que puede que tarde un poquito de nuevo con el siguiente capítulo, por lo que agradeceré la paciencia, jeje. Prometo que valdrá la pena n.n

¡Michi fuera!

:)