- . My Hero Academia 180 grados. -
5. Donde reflexionan sobre las motivaciones de Shigaraki, Uraraka y Toga se emocionan, y Todoroki habla de su pasado
—¿Qué dices, joven Midoriya? —exclamó Toshinori, su voz resonando en la oscura y desierta playa—. ¿¡Que se encontraron con Tomura Shigaraki!?
Deku dejó de jalar la enorme pieza de chatarra que estaba arrastrando hacia la orilla, dejando escapar un largo suspiro mientras se secaba el sudor de la frente con el antebrazo. Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, reflejándose en la superficie del agua, creando un contraste casi irónico con la gravedad de la conversación que acababan de iniciar.
—¿Ha oído hablar de él? —preguntó Midoriya, mirando a Toshinori con curiosidad.
Antes de que Toshinori pudiera responder, Todoroki se cruzó entre ellos, cargando una caja de metal que parecía pesar más que cualquier cosa que Midoriya hubiera levantado esa noche.
—Era un colaborador cercano de All for One —dijo Todoroki, su voz firme pero contenida—. Escuché a mi padre hablar de él en varias ocasiones. Al parecer, tiene un poder terrible.
—Sí —afirmó Midoriya, recordando con un escalofrío cómo Shigaraki había desintegrado un balón con solo tocarlo frente a ellos—. Definitivamente es un quirk terrible. Me hace pensar que es mejor haber nacido sin ninguna singularidad que tener que cuidarse de tocar las cosas y destruirlas...
Todoroki miró una de sus manos, sus dedos tensándose ligeramente.
"Y que quería conseguir atacando a la joven?" preguntó Toshinori.
Midorya continuó jalando la chatarra con las cuerdas mientras seguía con la conversación. Tal vez como una forma de deshacerse del estrés que le provocaba recordar el hecho de que Uraraka hubiera estado en peligro por su culpa.
"Shigaraki le confesó... que él fue el culpable de haber destruido el puente que había construido la empresa de su padre y que estaba molesto... de que Uraraka su hubiese interpuesto en su camino... salvando ese auto"
"¿Y le dijo que pretendía atacando el auto?"
"No se lo dijo. Pero si le contó algo muy extraño antes" Izuko recordó cuando lo vio entregándole su celular a Uraraka "Probablemente pensó que Uraraka ...no sobreviviría a su encuentro, y por ello le contó que hace mucho tiempo... él también tuvo personas que le importaban realmente... y que recordar eso le provocaba un gran malestar"
Toshinori permaneció meditando con el ceño fruncido por un largo rato.
¿Se estaría refiriendo a su familia? Sabía, por su propia investigación, que Shigaraki era el nieto de su maestra, Nana Shimura. All for One había usado esa información en su última batalla para intentar distraerlo. Sin embargo, hasta ahora, Shigaraki nunca había mostrado interés en volver a pensar en sus orígenes. ¿Sería posible que, ahora que ya no contaba con la influencia directa de All for One, algo en él hubiera cambiado?
"Siento interrumpir sus pensamientos" se disculpó Todoroki frente a él "Pero quisiera saber cómo le fue con mi padre?"
Toshinori sonrió de manera irónica, levantando una mano para mostrar su corbata quemada, antes de arrojarla con la chatarra. —Definitivamente no está nada contento —dijo con un tono burlón—. Especialmente cuando le dije que no le diría dónde estabas. Pero al final, pudo comprender que no ha estado haciendo las cosas bien.
Luego, con un movimiento tranquilo, sacó un sobre del bolsillo de su chaqueta y se lo extendió a Todoroki. —Me pidió que te entregara esto.
Los ojos de Todoroki se entrecerraron, su expresión endurecida. —No quiero escuchar sus excusas —murmuró, desviando la mirada hacia un lado.
—Esto es de tu madre —añadió Toshinori suavemente.
Himiko Toga caminaba dando saltitos por una calle oscura y solitaria. La luz tenue de las farolas apenas iluminaba sus pasos, y la brisa nocturna jugaba con los mechones rubios de su cabello. La ciudad estaba tranquila, envuelta en una calma que contrastaba con la energía efervescente de Toga. Mientras avanzaba, sus ojos curiosos exploraban cada rincón, buscando algo que rompiera la monotonía de la noche.
Al pasar frente a una tienda de aparatos electrónicos, algo captó su atención de inmediato. En una de las pantallas encendidas, un rostro familiar apareció, uno que no había visto en mucho tiempo. Toga se acercó rápidamente, casi pegando la cara al vidrio del aparador, con una sonrisa amplia y emocionada.
—¿¡Ochako!? —exclamó, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y emoción.
En las noticias, Ochako Uraraka aparecía con una expresión de preocupación en su rostro. A su lado, un chico hablaba con la prensa, sus palabras inaudibles para Toga a través del cristal, pero el gesto protector de su postura era inconfundible. En cierto momento, Ochako y el chico se voltearon a ver mutuamente, y ambos sonrieron, una sonrisa cómplice que irradiaba una conexión especial.
—¡¿Qué?! —Toga se llevó las manos a las mejillas, su excitación aumentando con cada segundo—. ¡Pero ese muchacho se parece mucho a mi primer amor de secundaria! —Recordó con un suspiro —. No es como que me importe ahora —dijo dejando escapar una risita— ¡Pero al final parece que tenemos gustos similares!
Se quedó mirando la pantalla un poco más, sus ojos fijados en la imagen de Ochako y el chico juntos. Una pequeña chispa de algo desconocido, una mezcla de celos y fascinación, pasó por su mente. No era exactamente envidia lo que sentía; era más bien una especie de reconocimiento. Como si, de alguna manera torcida, entendiera lo que estaba viendo.
Finalmente, Himiko se apartó del escaparate, dándole la espalda al televisor. Sus manos se juntaron frente a su pecho, apretadas con emoción. Los pensamientos corrían salvajes en su cabeza, mezclando recuerdos del pasado con deseos presentes.
—Tal vez ahora sí puedas entender cómo me sentía en ese entonces, Ochako... —murmuró para sí misma, su sonrisa ampliándose aún más, casi hasta el punto de volverse una mueca peligrosa.
—¡Waw, es una camisa rosa! —exclamó Uraraka emocionada mientras sacaba el regalo de la caja con un brillo especial en los ojos.
El delicado tejido de la camisa se sentía suave entre sus dedos, y su color rosado era perfecto, ni muy chillón ni demasiado tenue, justo en el tono que le gustaba. Sonrió con alegría al imaginar a Deku escogiendo el regalo con tanto cuidado, pensando en ella.
Sin aguardar un minuto más, se la probó rápidamente frente al espejo de su habitación. La tela se deslizaba sobre su piel con una ligereza agradable, notó que la prenda realzaba perfectamente su figura. Giró de lado a lado, inspeccionando cómo le quedaba desde todos los ángulos, y no pudo evitar sentirse encantada al ver lo bien que le quedaba también por detrás.
—¡Es muy linda! ¡Igual que Deku! —dijo en voz alta, sonriendo sin darse cuenta.
Pero en el momento en que las palabras salieron de sus labios, la realidad la golpeó. Se quedó congelada, el calor subiendo rápidamente por su rostro mientras una oleada de vergüenza la invadía. ¿De verdad acababa de decir eso en voz alta? Aunque estaba sola en su habitación, la sensación de haber confesado un pensamiento tan personal la hizo sentirse expuesta.
—¿Pero qué estoy diciendo? —murmuró, sonrojándose aún más. Se llevó las manos a las mejillas, intentando calmar el rubor que sentía quemar en su piel.
Avergonzada, colgó la camisa nueva con cuidado en su perchero, como si fuera un tesoro delicado que debía proteger.
—¡Es mejor que me duerma! —decidió tratando de convencerse a sí misma de que el sueño sería suficiente para borrar el embarazoso momento—. Ha sido un largo día y ya no pienso con claridad!
Apagó la luz de su habitación rápidamente, la oscuridad envolviéndola en un manto de calma. Se recostó en su cama, arropándose hasta la cabeza con las sábanas, como si el hecho de cubrirse pudiera esconder sus pensamientos. Pero incluso bajo las sábanas, la sonrisa nerviosa seguía en su rostro.
Intentó respirar profundamente, repitiéndose que todo era normal. Pero, ¿por qué entonces sentía esa calidez en su pecho cada vez que pensaba en él? ¿Por qué la idea de que él hubiera escogido una camisa especialmente para ella la hacía sentir tan... feliz?
Mientras luchaba contra sus pensamientos, la fatiga finalmente comenzó a apoderarse de ella. El peso de un día largo y lleno de emociones la llevó lentamente a un sueño inquieto. Pero incluso en sus sueños, la imagen de Deku permaneció, su sonrisa aún brillando en su mente, y la camisa rosa que él le había regalado flotando en el borde de su subconsciente, como un símbolo de algo más profundo que aún no estaba lista para aceptar.
—Deku...
Deku estornudó, acostado en el futón extra de su habitación.
"¿Te resfriaste?" preguntó Todoroki desde la cama y Deku negó con la cabeza.
—No, solo un estornudo —respondió, volviendo a acomodarse bajo las mantas. Después de un momento de silencio, se armó de valor para preguntar algo que había estado rondando su mente toda la noche—. Disculpa. Si no te molesta que te pregunte, ¿has pensado qué harás respecto a tu padre?
Todoroki guardó silencio por un instante, sus ojos fijos en el techo oscuro de la habitación, como si buscara respuestas entre las sombras proyectadas por la tenue luz de la luna.
—Aún no he tomado una decisión definitiva —empezó Todoroki con voz calmada, pero había una tensión latente en sus palabras—. La raíz de todo es que mi padre quería a toda costa crear un sucesor que pudiera superar a All Might. Fue por eso que se casó con mi madre, esperando que la combinación de quirks hiciera al usuario alguien sumamente poderoso.
Deku asintió, meditando en lo que decía. Era increíble imaginarse a alguien naciendo con dos quirks, ambos potencialmente muy poderosos.
—Dos quirks... —repitió, absorto en lo genial que sonaba eso desde una perspectiva superficial.
El rostro de Todoroki se contrajo levemente, su expresión mostrando ira contenida.
—Por donde se mire, es algo inmoral haberse aprovechado de su estatus para concretar un matrimonio arreglado con esos fines —sentenció Todoroki con firmeza—. Es por eso que no quiero convertirme en la marioneta de mi padre usando su maldito quirk.
Deku lo escuchó atentamente, sintiendo una profunda empatía por el dilema de su amigo. Quiso preguntar más, pero no sabía cómo abordar el tema sin parecer insensible. Aun así, se atrevió a preguntar:
—¿Y qué opina tu madre sobre esto?
La habitación se llenó de un silencio incómodo. Todoroki desvió la mirada por un momento, como si recordara algo doloroso.
—Mi madre fue internada en un sanatorio mental cuando yo todavía era pequeño —dijo finalmente, llevándose una mano a la cicatriz que cruzaba su rostro—. Esto me lo hizo mi madre, lanzándome agua hirviendo por tener una mirada demasiado parecida a la de mi padre.
Deku lo miró con sorpresa e incredulidad. Sabía que Todoroki no tenía una relación fácil con su familia, pero escuchar eso era algo completamente distinto.
—Lo siento, Todoroki... No sabía...
Todoroki lo interrumpió con un suspiro, como si no quisiera detenerse ahí.
—El estado mental de mi madre se fue deteriorando desde la muerte de mi hermano mayor, Toya, que murió incinerado con el fuego que él mismo creó, intentando ganar el reconocimiento de mi padre.
Deku se quedó sin palabras. Era demasiada información, cada revelación más dolorosa que la anterior. La imagen de Todoroki como el hijo perfecto, creado para ser una herramienta de venganza y orgullo, se desmoronaba ante sus ojos, reemplazada por una más humana y dolorosa.
—Es por eso que, si pudiera deshacerme del poder de fuego de mi padre, lo haría sin pensarlo —continuó Todoroki, con una resolución tranquila, aunque sus ojos brillaban con una intensidad que mostraba su deseo de liberación.
Deku frunció el ceño, considerando sus palabras.
—Eso es lo que hacía All for One —dijo, finalmente, con voz seria—. Le prometía a personas que querían deshacerse de sus quirks que los liberaría de ellos, y a su vez, le prometía a quienes nacieron sin quirks, como yo, que los dotaría de una singularidad. Es por eso que ganó tantos adeptos en poco tiempo.
—Sin embargo, él empezó a acaparar los mejores quirks para sí mismo y se volvió sumamente poderoso —continuó Todoroki, frunciendo el ceño—. En ese aspecto, por su ambición de poder, me recuerda a mi padre.
Deku asintió lentamente, viendo el paralelismo.
—El señor Yagi me contó que Tomura Shigaraki, la persona que atacó a mi amiga Uraraka, tenía una relación similar a la de un padre e hijo con All for One, pero que al darse cuenta de que quería utilizarlo, Shigaraki lo abandonó —recordó Deku, reflexionando en voz alta—. Viéndolo así, creo que soy afortunado de que mi padre solo se haya ido cuando descubrió que no tenía un quirk.
Fue la primera vez que Deku hacía esa declaración en voz alta. No tenía pruebas, pero asumía que era lo más probable. La ausencia de su padre, una herida abierta durante tanto tiempo, de repente parecía tener una explicación más tangible.
—Bueno, al menos te llevas bien con tu mamá —señaló Todoroki, suavizando un poco su tono—. En la carta que me envió mi madre, dice que quiere que vaya a visitarla, y estoy considerando ir mañana.
Deku le sonrió con calidez, sintiendo una oleada de alivio por la decisión de su amigo.
—Entonces da lo mejor, verás que todo saldrá bien —lo animó Midoriya con sinceridad.
Todoroki asintió, esbozando una leve sonrisa. Era un gesto pequeño, pero para Deku, era una señal de que, tal vez, su amigo estaba empezando a encontrar una forma de sanar las heridas de su pasado.
Notas de la autora.
Listo el quinto capitulo! Como siempre sus comentarios son bienvenidos. Saludos!
