- . My Hero Academia 180 grados. -

10. Donde Uraraka recibe un consejo de Tsuyu


Uraraka tenía la mirada perdida, sin percatarse de que Tsuyu llevaba un tiempo observándola mientras caminaba a su lado.

En la mente de Uraraka se repetía el momento en que había visto a Deku a sus bonitos ojos verdes y lo que parecía un leve sonrojo.

—Ochako—llamó Tsuyu con su tono característico—Sabes que siempre digo lo que pienso.

Uraraka parpadeó, sorprendida. Rió de forma un tanto incómoda, sintiendo un leve calor en sus mejillas.

—Sí... lo he notado.

Tsuyu, siempre tan directa, no perdió tiempo en llegar al punto.

—Por eso te diré algo. Creo que te gusta Midoriya y que estás pensando en él ahora mismo.

El rostro de Uraraka se iluminó de un rojo profundo.

—¿Uh…?!—exclamó, llevando ambas manos a sus mejillas, como si al cubrirse pudiera disimular su reacción. Sin darse cuenta, su cuerpo comenzó a flotar lentamente del suelo.

Antes de que pudiera elevarse demasiado, Tsuyu la sujetó rápidamente por el tobillo con su lengua, jalándola de vuelta a tierra firme.

—Espera, aún no he terminado—dijo con calma, mientras la bajaba suavemente.

Uraraka se cubrió el rostro, dejando cuidadosamente sus meñiques fuera para evitar flotar de nuevo, pero no podía ocultar su vergüenza.

—Entonces… ¿es cierto?—preguntó Tsuyu, mirándola con sus grandes ojos.

—¿Es tan obvio?—murmuró Uraraka, todavía escondida tras sus manos.

— No tanto. Pero te he visto por un tiempo en clase de artes marciales. Normalmente eres muy centrada, pero la persona que ví hoy en la construcción no era ni de cerca la misma. Estuviste cometiendo muchos errores y todo el tiempo fue por estar mirando en la misma dirección. Si bien la suposición más obvia hubiera sido que te gusta el amigo de Midoriya, dado que de alguna forma sobresale más, creo que no eres del tipo de persona que se deja impresionar por el exterior y ciertamente Midoriya parece más tu tipo —explicó Tsuyu con la precisión de alguien que sabe observar.

Uraraka bajó las manos despacio, su expresión mostrando una mezcla de resignación y nerviosismo.

—No lo dije para incomodarte—continuó Tsuyu—Solo me dio curiosidad saber cuándo se lo dirás. Pareces tan distraída últimamente...

—No le diré—respondió Uraraka, su voz más suave y apagada— Él está pasando por muchas cosas y necesita concentrarse en sus propios objetivos y no quisiera distraerlo con mis sentimientos.

Tsuyu ladeó la cabeza.

—Eso parece muy noble.

Uraraka miró al suelo, jugueteando con sus dedos.

—¿Tú crees?

—Pero dime—Tsuyu inclinó la cabeza ligeramente—¿Qué harás si llega alguien menos noble, que también se fija en Midoriya y decide confesarle sus sentimientos antes que tú?

Esas palabras hicieron que el corazón de Uraraka se detuviera por un segundo. Abrió los ojos, sorprendida ante la posibilidad que no había considerado. Se quedó quieta, como si el frío de esa idea la hubiera congelado.

—Por tu expresión veo que no lo habías pensado—Tsuyu hizo una pausa— Prometo no inmiscuirme de ahora en adelante, dado que normalmente no soy así, pero sólo quería que te dieras cuenta de que esto parece estar afectandote y que alguien podría salir herido en la construcción si no aprendes a sobrellevar bien tus sentimientos"

Uraraka seguía ruborizada, buscando cómo desviar la conversación. Entonces, de pronto, levantó la mano y señaló hacia el otro lado del paseo peatonal.

—¡Mira, es Camie!—exclamó, saludando enérgicamente.

Camie, que caminaba en dirección contraria, levantó la mano, sonriendo despreocupadamente al ver a Uraraka, aunque su rostro mostraba un ligero desconcierto.

—¿Son tus amigas?—preguntó el joven alto y musculoso que iba junto a Camie, cuando ya habian avanzado una cuadra.

Ella inclinó la cabeza, pensativa.

—A la que me saludó hoy no la había visto nunca en mi vida, pero la chica que estaba a su lado me resulta vagamente familiar, así que por eso saludé. Pero no es que sepa su nombre o algo así—respondió Camie, encogiéndose de hombros.

El joven soltó una carcajada exagerada.

—¡Wow! ¡Saludas a completos desconocidos en la calle! Definitivamente necesito aprender más de ti sobre habilidades sociales, ¡eres increíble, Camie!—gritó con entusiasmo.


Midoriya entrenaba sus patadas solo en la playa, el cielo cubierto por un velo oscuro. Las olas susurraban a lo lejos, y la arena fría bajo sus pies era el único testigo de su esfuerzo. Era una sensación extraña estar tan solo. Ni el señor Toshinori ni Todoroki se habían puesto en contacto desde la mañana, lo que lo había dejado inquieto, aunque intentaba no pensar demasiado en ello.

Mientras seguía con su rutina, su teléfono vibró en el bolsillo. Sin detenerse a revisar quién llamaba, lo contestó con la respiración algo agitada.

—¿Sí?

—Hola, ¿Deku?

—U-Uraraka, hola— dijo poniéndose nervioso por algún motivo —¿Cómo estás? ¿Todo bien?

—Sí, todo bien—contestó ella, con una pausa que pareció alargarse en el aire—Lo siento, sé que debes estar entrenando. Tal vez sea mejor que llame después.

Midoriya se sintió un poco preocupado por el tono de su voz. Algo en ella sonaba diferente.

—¿Sucede algo?—preguntó, su instinto protector activándose de inmediato—Y si es por el entrenamiento, no te preocupes, tengo manos libres. Puedo seguir mientras te escucho.

Uraraka soltó un suspiro ligero, que Midoriya apenas escuchó por el ruido de las olas.

—Es bueno saber que no te interrumpo. Solo... quería seguir conversando contigo.

Midoriya sintió un repentino calor en las mejillas. Era la primera vez que una chica lo llamaba de noche, y aunque no era nada fuera de lo normal, había algo en la situación que lo hacía sentir… ¿demasiado personal? Cómo un matrimonio que conversa en la cama antes de dormir.

'Rayos' se maldijo a si mismo por pensar ese escenario, porque se imaginó a él y a Uraraka en ese escenario íntimo.

—¿Deku?

—¡Ah, sí!—respondió apresuradamente, intentando sacarse la idea de la cabeza—¿Y...cómo estuvo tu día?

—Ah yo?, bueno como sabes fui a la escuela y me pusieron una sanción por llegar tarde.

—A mí también— rió un poco Deku, empezando a relajarse.

'Asi es. Debo de mantenerme calmado y concentrado para que Uraraka no piense algo raro de mi' se dijo reanudando su ejercicio de patadas y algunos ejercicios para esquivar.

—Después fui a mi clase de artes marciales. Hoy conociste a Tsuyu, quien toma clases conmigo, y a Ojiro, que presta el local de su familia para las clases—continuó Uraraka.

—Sí, sus quirks me parecieron muy interesantes—comentó Midoriya, concentrándose tanto en el tema como en su ejercicio.

—Creo que solo te falta conocer a mi amiga Camie. Es muy agradable, pero a veces dice cosas... algo osadas.

—No creo que llegue al nivel de Kacchan. Sería muy raro ver a una chica siendo así—bromeó Midoriya.

Uraraka soltó una pequeña risa.

—Ah! Eso me recuerda que el otro día encontramos a Bakugo en el tren y no creerás lo que le dijo (Uraraka se aclaró la voz para la imitación): "Oye guapo, no arruines tu bello rostro con ese ceño fruncido"

Midoriya casi perdió el equilibrio en medio de una patada.

—¡¿Y cómo salió con vida de eso?!—exclamó, sorprendido—He visto a Kacchan gritarle incluso a mujeres mayores...

—Pues créelo o no, me pareció haber visto a Bakugo sonreír.

Midoriya frunció el ceño, tratando de imaginarse esa escena.

—Entonces... a Kacchan le gustan ese tipo de comentarios...—murmuró, completamente perplejo por el descubrimiento.

Hubo una pequeña pausa antes de que Uraraka hablara de nuevo, esta vez con un tono más suave.

—Deku... ¿y a ti?—preguntó, su voz algo vacilante—¿Qué tipo de cosas te gusta que te digan las chicas?

Midoriya sintió que el calor regresaba a sus mejillas con fuerza.

—P-pues... eso sería difícil de decir—respondió, más nervioso de lo que esperaba. Rara vez hablaba con chicas, y mucho menos recibía ese tipo de preguntas.

—Si alguien te dijera...—comenzó Uraraka, dejando que sus palabras flotaran en el aire por un momento.

Midoriya sintió que su respiración se detenía, su corazón acelerándose en anticipación.

—...creo que eres muy lindo—dijo ella suavemente, pausando por unos segundos antes de añadir—¿Eso causaría alguna impresión en ti?

Deku enrojeció como un tomate y tuvo que cubrirse la boca y la nariz para intentar respirar bien.

'Tranquilo. No te lo está diciendo a ti. Sólo es una pregunta casual', intentó convencerse.

Pero no pudo evitar imaginarse a Uraraka frente a él, diciendole esas palabras con su cabello ondeando con el viento. Finalmente pudo respirar bien, tranquilizarse y se encontró sintiéndose muy contento, aunque con las mejillas ardiendo.

—S-sí... eso definitivamente me haría sonreír—admitió, su voz apenas un murmullo.

—E-es bueno saberlo—respondió Uraraka, y Midoriya pudo notar que ella también estaba nerviosa. Eso, de alguna manera, lo hizo sonreír aún más.

El silencio que siguió no fue incómodo. Al contrario, fue un silencio compartido, como si ambos se estuvieran dando cuenta de algo que no podían poner en palabras.

—Creo que es hora de que me meta a bañar—dijo Uraraka finalmente, rompiendo la quietud—Nos vemos mañana, Deku.

—Hasta mañana—respondió él, su voz más tranquila.

Colgaron al mismo tiempo, y Midoriya se quedó un momento mirando el mar, las olas moviéndose suavemente bajo la luz de la luna. Dejo que la brisa agitara un poco su cabello y por primera vez, se dio cuenta de lo agradable que era estar en la playa de noche.

—Es cierto... debo continuar con el entrenamiento—se recordó, aunque con una sonrisa que no podía quitarse del rostro.


Notas de la autora.

Listo el décimo capitulo. Sus comentarios siempre son bienvenidos! Muchas gracias por leer, seguir y darle like. Realmente me hicieron sonreír. Saludos!