Según Green, esto se hacía para ayudar a los Pokémon que tristemente eran abandonados por sus Entrenadores y también para dar un espectáculo a los niños, los Entrenadores del mañana. Algo dijo respecto a que hoy en día los jóvenes suelen tener más miedo de ser Entrenadores debido al fracaso inerente que suelen sufrir en sus vidas tras seguir sus sueños.
No pensó mucho en ello, pero admitió que sonaba como un buen plan. No es que entendiera de qué servía esto para inspirar a los niños, pero no es que se queje. No todos los días uno puede enfrentarse a gente tan talentosa de todas partes del mundo y AMA las batallas, así que es un ganar-ganar. Green hasta se tomó la molestia de darle una lista general de todos con quienes se va a enfrentar, conocer un poco sus historias, sus logros.
Según Green todos aquí son prodigios más allá de la comprensión, seres admirados y temidos debido a que siempre, SIEMPRE, encuentran la forma de ganar a excepción de cuando se enfrentan entre ellos. Recuerda bien a esa chica, por supuesto, y es una de las invitadas a este evento.
Y ahí radica su problema con esto. Problema como tal no es, pero es un poco... raro.
—... Todas son chicas.
Justo: no es que hubiera TANTAS personas aquí, pero le llamó la atención que todas fueran chicas. No le malentiendan, no es que Red esté juzgando, pero siempre se encontró con más Entrenadores que Entrenadoras mientras viajaba por el mundo. Luchó con algunos Campeones actuales o antiguos y solían ser más hombres. Le parece raro que al parecer todas estas chicas fueran prodigios nunca antes vistas y él ni enterado.
Aunque tampoco es que investigue mucho. Red es de esos que vive el día a día y no está conectado mucho a las redes sociales o el internet en general. Cuando no está entrenando en una montaña abandonada o luchando contra los Líderes de Gimnasio de cuanta Región le apetezca, no suele hacer mucho. Hablar, más bien. Es medio consciente de que ocurrió un desastre ideológico en Teselia sobre si está bien o no tener Pokémon 'esclavos' o que al parecer un empresario quiso destruir el mundo, pero tampoco sabe tanto.
Pero las chicas de aquí sí: según los apuntes que le pasó Green, todas aquí tienen aventuras incluso más locas que la suya. Al parecer varias tienen Pokémon Legendarios extremadamente fuertes y ¿parece que una tiene a literalmente Dios en su Master Ball? De cualquier forma, eso lo incentiva más a querer darlo todo.
Ojalá el publico acompañara más al momento, pero bueno, allá ellos. Mientras pudiera combatir todo estaría bien. Satisfecho con su resolución, lanzó los papeles al aire y le ordenó a Pikachu que lo hiciera polvo gracias al poder de Mewtwo que le dejaba la libertad de no tener que hablar. Mientras su compañero cumplía su capricho, se permitió dejar de mirar a la multitud de cara extraña y centrarse en sus oponentes.
Estaba su vecina de Paleta Leaf, Lyra quien le ganó, Kris quien casi le gana, una chica llamada May quien tenía al trío de Hoenn en su poder, la chica de pelo azul con el poder de Dios de su lado, un par de chicas de Teselia (por supuesto que iban a ser de Teselia con las facciones que tienen) que al parecer son de las más fuertes de por aquí, una chica rubia con el poder de la muerte de su lado, una chica que tiene Pokémon de otras realidades y la absoluta genio que nos destruirá a todos. Él tiene que enfrentarse a todas ellas.
—... Parece factible.
Tendrá que esforzarse mucho, pero un buen desafío tras tanto tiempo es lo que más quiere Red. Le gusta viajar y eso, pero es más divertido cuando eres el mejor. Cuando SABES que eres el mejor. Todo Entrenador que se precie quiere llegar a lo más alto, ser el mejor que habrá jamás como su idolo de la infancia Ash. Puede que sea diez años mayor que Ash, pero aun así él será el mejor.
Él ganará. Será el mejor. Una vez que termine este molesto discurso, él...
—¡Y ahora, antes de pasar al plato principal, ¿qué les parece si conocemos mejor a nuestros participantes?! ¡Algo que no suelen contar o qué esperan de este evento!
A Red le extrañó que el ánimo del publico se amargara aún más, per en fin: seguro que se emocionarán cuando él demuestre sus habilidades. Con eso en mente y queriendo dar el ejemplo, dio un paso adelante mientras usaba de una vez el microfono que le obligaron a cargar todo este tiempo.
Ahora, Red no es el maestro de la oratoria y cualquiera que se atreva a decirlo solo recibirá la risa más irritante y grosera de Green, pero no importa: no es que le falten razones a Green para reírse de ello. No obstante, se la pasó este último mes preparando un discurso para demostrar que puede usar algo innecesario como las palabras si quiere... Aunque no es que ahora quiera en sí.
Negando mentalmente con la cabeza, dio su discurso. —Voy a darlo todo para ganar y ser el mejor. No importa si tienen el poder de los mares, las ideologías, la muerte, un extraterrestre o Dios, todo se puede vencer si trabajas lo suficiente. Espero que la pasen bien con esto, porque yo sin duda lo haré.
Sencillo, conciso y casi conmovedor. Claro, a lo mejor si le pusiera más empeño a su dialogo podría haber tenido más impacto, pero decir tantas palabras juntas es un esfuerzo titanico como para agregarle melodrama. Retrocediendo hasta su ubicación, al lado de su vecina de hace años Leaf, esperó que al menos los animos se elevaran más.
No lo hicieron. Si acaso empeoraron.
—... Público difícil.
¿De verdad querían estar aquí? Casi parece que vinieran obligados.
—... Por supuesto que dirías algo así, ¿eh, Red?— El tono pasivo-agresivo vino de al lado, de su vecina de hace años Leaf, quien de repente comenzó lo que él creía era una de las tantas conversaciones que tenía en el pasado. Con el microfono frente a su boca pero sin dar el paso, ella lo miró con enojo.
—Si— Contestó con honestidad, aunque eso molestó aún más a Leaf a juzgar por su cara de pocos amigos más pronunciada... Ahora que lo pensaba, cuando eran niños Leaf no solía juntarse con los demás niños más allá de él. Según Green él es su amigo de la infancia, aunque no cree eso. Amistad es lo que tiene con Green: esto es... ¿un poco de desprecio mezclado con odio?
Difícil saberlo. Las niñas tienen piojos y eso.
—¡Serás...!— No contenta con lo que dijo, pudo sentir que se venía un nuevo dolor de cabeza. —¡Por supuesto que serías así de insensible! ¡Siempre lo fuiste! No me extraña que dejara de ser tu amiga: ¡eres insufrible!
Dijo todo eso con un tono odioso y aunque Red usualmente suele dejarlo ahí porque no le gusta hablar mucho, no pudo evitar preguntar, aprovechando que llevaban años sin hablarse. —¿Éramos amigos?
Una duda genuina sin ninguna intención de ofender.
—¡!
La forma en que los ojos de Leaf se abrieron fue un poco graciosa... y preocupante.
—...
De repente sintió que todos los ojos estaban puestos en él, incluyendo a las otras prodigios que pensaba vencer. Antes de preguntar qué pasaba con la mirada, Leaf comenzó a...
—¡T-T-Tú...!— Quería insultarlo: ese tono siempre lo usaba cuando quería insultarlo, pero se mezclaba con una voz rasgada a la par que un liquido se empezaba a formar en sus ojos a una velocidad alarmante. Antes de que pudiera procesar la situación, las recién formadas lágrimas cayeron por sus ojos a una velocidad pasmosa.
—¿Leaf? ¿Qué pasa?
Si algo nunca le gustó del todo de Leaf es que le costaba entenderla. Se enojaba, se alegraba o se entristecía de maneras que él no entendía. Era agotador lidiar con ella y por eso nunca la consideró una amiga, y sentía que el pensamiento era mutuo. Pero que de repente pasara de su clásico enojo a un llanto demasiado intenso para tan poco es... extraño.
—Yo... ¡Yo...!— En un momento su voz chilló de una forma que le lastimó los oídos, pero justo cuando se estaba preparando para lo que fuera a soltar, de repente se recompuso con una velocidad demasiado extraña, al menos lo suficiente para mirarlo de frente sin nuevas lágrimas. —Está bien, bien, bien, bien. Si me quieres odiar está bien. Odiame, despreciame, dime que doy asco, como quieras. No me importa. Ya no me impo-
—Pero no te odio, ¿sabes?
Aunque tampoco la ama...
—¡!— De repente sus ojos volvieron a abrirse y las lágrimas volvieron a salir con todo. —¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡No te odio! ¡Nunca podría odiarte! ¡Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perd-
Y siguió repitiendo 'perdón' como un disco rayado, aunque notó que con cada palabra su voz se iba quebrando. Red no entendía bien qué pasaba, pero no quería que Leaf sufriera: no solo porque era una molestia (aunque era la mayor parte) sino debido a que, quiera o no, él terminó apreciando a Leaf lo suficiente para desearle buenas cosas.
—Lea-
—Perdón, perdón, perdoname o voy a matarlos a t-
—Te perdono. No quiero hacerte triste. Y quiero que estés al máximo para nuestra batalla.
Enfrentarse al trio de Aves Legendarias normales más fuertes del mundo y también a versiones suyas de Galar que parecen ser muy fuertes también es emocionante, por lo que ella tiene que estar al máximo.
—¡!— Leaf abrió los ojos por tercera vez y más allá de que el animo del publico no podría estar en su punto más bajo por alguna razón, enseguida se recompuso, volviendo a mostrarse su expresión frustrantemente altiva, algo que le recordaba mucho a Pikachu en sus inicios, quien solía ponerle mala cara y ser violento con todo el que se acercara.
A Pikachu le pasó eso debido a un trauma con un miembro del Team Rocket. ¿A lo mejor le ocurrió algo así a Leaf? Para pensarlo, supuso, pero después del combate.
—Je, como sea. Veo que sigues igual de obtuso, Red— Volviendo a mirar al frente con una rara mezcla de unos ojos enojados que tenían una sonrisa feliz, Red no pude evitar pensar que Leaf era tan aterradora como cuando eran niños. Es por eso que nunca pudieron ser amigos, pese a que en principio la idea no le disgustó.
Pero claro, ¿cómo iba a seguir un consejo de Green? ¿Desde cuando le prestaba atención al día de los inocentes?
Negando emocionalmente con la cabeza, miró de nuevo a la multitud, quienes se encontraban un poco más tranquilos, aunque no pudo evitar ver en varios de ellos unas ganas de irse volando en un Charizard que le sorprendía. Es verdad que Red no suele interactuar con la gente más allá de las batallas, ¿pero tan mal están las cosas? ¿Tanto perdieron la pasión por los combates la sociedad?
Eso no puede pasar. Si la gente deja de querer combatir, ¿entonces eso no significa que en un punto habrá combatido contra cada Entrenador del mundo? Eso es aburrido y desesperanzador para alguien como él, ansioso por ver crecer a la gente en este campo. ¿De qué sirve mejorar si no va a ver nadie a quien impresionar? Por mucho que Green bromeara con ello, no es que le encante la soledad.
No le gusta, pero la compañia es buena.
—... ¡Bueno, ¿alguien más?!— La presentadora, que al parecer era una piloto de avión de Teselia, trataba de animar al publico o a las demás. Red se preguntaba qué hacía una piloto jugando a la animadora cuando hay modelos o cantantes trabajando en este mundillo, pero Green no le dio una respuesta cuando preguntó. Supone que es otra de esas cosas que Green no le cuenta por motivos que no entiende.
Pero bueno, sus razones tendrá. No es como si le contara todo de él o lo que sabe... Es verdad que no hablan mucho y en realidad muchas veces Green habla por Red cuando hacen esas salidas en donde hay que beber bebidas molestas que te hacen doler la cabeza. A Red no le gustan esas bebidas.
—... Es como dijo el chico raro, voy a ganar y dar un espectáculo— De repente habló la chica de los shorts minusculos y de apariencia un poco intimidante. A Red por lo general no le gustaban las chicas de Teselia: son demasiado directas, hablan de cosas incómodas y tienen un físico que le genera sensaciones raras en el estómago. Es verdad que casi todas aquí tienen algo extraño, pero las dos chicas de Teselia son más intimidantes.
De hecho, a simple vista, ella es más alta que él y Red no se considera enano, incluso un poco más alto que la media. Y la forma en que habla, su tono, grita que es una chica con la que no daría gusto hablar.
—J-Jaja, si, Hilda tiene razón. ¡Esto es para divertirse (creo) así que lo vamos a dar todo! Y estoy emocionada de conocer a más gente como yo. Es... es tranquilizador, la verdad— Eso último fue dicho con un tono relativamente extraño a diferencia de su efusividad anterior, pero Red no está para juzgar a nadie. Al menos no es el único que está incómodo con todo esto.
—Está será una buena experiencia de aprendizaje. Estoy esperando qué me pueden ofrecer los que son como yo. A diferencia de varios de aquí, mi experiencia con mis pares son nulas. Esto sin duda me abrirá nuevas puertas— La Kalosiana, porque por supuesto ese tono es de una Kalosiana, dio una respuesta que le hizo tener recuerdos de cuando iba a la primaria. Recuerdos neutrales, aunque un poco aburridos.
—Si esto los ayuda...— La voz frágil que sin duda se perdería si no hablara a través del microfono fue un cambio agradable. Viendo por la pantalla gigante arriba del público, al parecer era la de pelo, la que tiene el poder de Dios de su lado. No lo parece porque Red no puede evitar compararla con esas coordinadoras que existen en otras Regiones, pero no hay que subestimarla. Esperaba dar una gran pelea a Dios.
¿Qué es Dios ante un Lanzallamas? Es su enemigo natural, después de todo.
—¡Me esforzaré al máximo! ¡VAMOS YA!— La que hasta ahora no había registrado en su mente lo empezó a hacer con todo, gritando a los cuatro vientos como si buscara romper su timpano. Dada su tamaño más pequeño y a que tenía vestimentas de verano en plena primavera, era la chica de Alola. La de Pokémon de otro mundo.
Ultra-Cosa es como se llamaba, ¿no? Red está emocionado por luchar contra Pokémon de otros universos. Algún día espera viajar a otros universos también.
—... Si, eso— Pese a que veía una sonrisa en ella, la voz que salió de la chica de Hoenn fue más bien apagada, desinteresada. Red dudo en si era la chica de Hoenn o la de Alola, pero Green le aseguro que tenía que ver a su pecho para reconocerla. Una rápida mirada confirmo que tenía los más hinchados después de la chica de coletas de Teselia, pero no entendía qué significaba eso.
¿En qué le sirve eso para derrotarla? Los combates no se ganan con el pecho... salvo que seas Ash: él gana con lo que quiere porque es el mejor.
—Si Red va a darlo todo, es justo que yo también lo haga, ¿verdad? ¡Al fin podré cobrar mi venganza!— Kris, la chica que casi lo derrota, exclamó a las estrellas que iba a ser mejor que él. Ya bastante tuvo con perder con Lyra como para sumar a otra chica de Johto. No obstante, asintió a sus palabras, feliz de que tuviera como mínimo una gran batalla asegurada.
—...— Lyra, la chica que acabó con su invicto, tenía la cara de piedra, de esas que te dan cuando no quieres cuidar el Gimnasio de tu rival ansioso por seguir viajando. Puede que Green ya haya olvidado que fue Líder de Gimnasio, pero él nunca lo haría. Algún día todos esos momentos en los que se quedó viendo a la gente correr de él nada más entrar serán devueltos.
No hay peor enemigo que el aburrimiento.
—¡Mientras le gane a Red nada más importa!— Leaf declaró con orgullo pese a que su destino es caer a sus pies y luego decirle que es en sentido figurado, que no tiene que arrodillarse frente a él literalmente.
De verdad es una chica rara. Su mamá tampoco ayudaba a ese sentimiento, siempre insistiendo en que debería ser más cercano a ella y formar una familia, pero Red no quiere una hermana, menos una tan molesta e irritable.
—Los aplastaré a todos— De repente su pensamiento se cortó con la simple declaración, la certeza, de la prodigio que al parecer está destinada a superar a todos, de destruirnos o algo así. Todos, hasta las demás prodigios, se pusieron en alerta a sus palabras, como si temieran sus posibilidades de victoria.
—... Intentalo— Si, él tiene ganado esto.
—Eso haré, Gran y Sabio Red.
—... No me gusta como sonó eso.
De algún modo sintió que se metían con su edad. Es verdad que sus quince años fueron hace casi una década, pero tampoco es que ella sea una niña como la chica de Alola y ella no parece de las que se meten con la edad de uno.
Es por eso que no le gusta Galar: su cultura tan 'deportiva' llena de tanto marketing terminan hciendo parecer que hay edad para ser Entrenador Pokémon, que es como cualquier otro deporte: es una visión tan distorsionada y alejada de su realidad que no puede evitar querer darle una lección de humildad.
—Que pena~
Si, Red la va a hacerse arrodillar literalmente. Los de Galar son tan arrogantes y apestosos como dicen. Falta verle los dientes para asegurarse de que el estereotipo se cumple al completo.
—B-Bueno, ¡ahora todos tuvieron su momento! ¡Les emociona, ¿verdad?!— La piloto apuntó su microfono a la multitud que parecía estar viviendo un velorio, pero antes de dar tiempo a un momento incómodo, ella lo volvió a apuntar hacia ella. —¡Ahora, las batallas van a comenzar! ¡Como dijimos, la Liga, la auténtica Liga, dará comienzo con el combate inaugural que el público eligió, el cual revelaremos en este momento!
Si, al parecer una de las maneras en que quisieron comprometer más a la gente con esto de hacer un Festival de Supercampeones Legendarios (nombre que ojalá solo fuera una broma de Green y no algo que aprobara el Profesor) fue ofrecerle a la gente la oportunidad de decidir quien empezará el torneo. Todo con tal de no dar ninguna preferencia pese a que seguro Galar movió mano en esto.
O tal vez fue Teselia, o quizás Kalos: las tres eran más o menos lo mismo.
—...— Se quedó en silencio, rogando que fuera él.
—¡YA ESTÁ! ¡Lyra y Kris serán quienes darán inicio al gran espectáculo!
—...
Por esto él no cree en Dios.
Mientras Red lamentaba la injusticia de la maldad conocida como democracia, Green observaba desde el Centro Pokémon más cercano la situación con una mezcla de diversión y miedo a partes iguales. Diversión porque la cara de Red era para matarse de la risa y miedo porque todo lo demás es para matarse del susto. Esquivaron por muy poco la bala Leaf y eso fue solo porque Red dijo las palabras adecuadas.
Que eso haya sido por un golpe de suerte no le calma las aguas precisamente. Suspiró cuando vio a las dos chicas de Johto comenzar el combate de inauguración con un publico que estaba solo de adorno. Pagados con muchísimo dinero así sea para aparentar. Claro, la gente viendo esto es como mínimo tres cuartas partes del planeta, pero es solo porque esto es el equivalente a ver una bomba a punto de explotar.
El Arma Definitiva se empequeñece al lado del desastre que se puede dar. Las caras de la gente a su alrededor, Entrenadores poderosos pagados para entrar a la batalla en cualquier momento, daban al lugar una semblanza de desastre. La enfermería sonreía, claro, pero eso es lo que hacen. Les entrenan para mantener la calma.
—Este plan va a fracasar. Va a fracasar y todos vamos a morir— No supo quien dijo eso o si fue él mismo, pero de cualquier forma está de acuerdo con el desconocido posiblemente muy guapo. Ahora que tenía la muerte tan de frente, se dio cuenta de que quizás lo único que puede rivalizar con el fin del mundo es su confianza en sus habilidades. Está muy seguro de que puede dar más pelea que ningún otro mortal.
Preferiría no hacerlo, claro, pero morir de una forma genial es su mayor consuelo en esto. Si tan solo él también fuera un sobrehumano...
—Ten fé, nieto. Todo va a salir bien— Lejos de enojarse o relajarse ante las palabras de su abuelo, Green negó con la cabeza, como si ya hubiera lidiado con esto un montón de veces: porque es cierto.
—Maldigo el día en que te enteraste de esa caricatura pervertida. Una animación que consumen los perdedores va a condenar a nuestra especie, ¡y lo peor es que ellos serán los últimos en morirse!— Por supuesto que Green no está metido en esas cosas porque es demasiado genial y la vida es muchísimo más emocionante, pero por culpa de su abuelo ahora es dolorosamente consciente.
Ellos y los ancianos idiotas que creen que es una buena idea porque están demasiado desconectados de la realidad. El miedo hace eso. —Puede que no te falte razón en tu escepticismo, pero te garantizo que como mínimo este será el mejor intento que tendremos hasta que podamos mudarnos a otro planeta, aunque no creo que viva para ver eso último...
Cansado de lidiar con su nostalgia agridulce, rodó los ojos y ya pudo imaginarlo llevando a su bisnieto a recoger su primer Pokémon. La resiliencia de los Oaks nunca se debe subestimar. —Al margen de tus deseos por dejar este mundo a su suerte, ¿de verdad crees que él tiene lo necesario? ¿ÉL, de todos los hombres posibles, es el único capaz de 'conquistarlas'? ¿Red, el BatallaPokémonsexual?
No lo malentiendan: Green y Red son amigos. Amigos que se molestan más de la cuenta y que en el pasado eran mucho más enemistados entre sí. Puede que aún se considerara mejor que Red en varios aspectos, pero a estas alturas Green quiere a Red con todo el paquete: su silencio, su visión de tunel y su tendencia a aislarse en montañas. Él es su amigo y aunque quisiera nunca tendría alguien tan digno de su grandeza, pero...
—...
—Me cae bien Red, pero juro que él se esfuerza un montón por tener el menor número de amigos posibles. Al tipo lo dejas con una chica y lo único que puede decirte es si, no o darle órdenes a Pikachu. Eso está bien: tampoco es como si los Entrenadores fueramos el ejemplo de buenas relaciones amorosas, pero pedirle que conquiste a todas esas chicas es condenar a este mundo.
Los Entrenadores eran un tipo de vocación que exigía demasiado de uno: vivías pensando con y por los Pokémons. Como entrenarlos, cuidarlos, entenderlos, capturarlos, amarlos y un montón de cosas má. Es un estilo de vida que demanda todo de ti y que no te permite dedicarle tiempo a nada más. Las amistades son una cosa, pero algo como una relación es casi imposible. Más si te encanta viajar.
Claro que existen parejas en este mundo, ¿pero parejas de Entrenadores DE VERDAD? Esas escasean. Todos pueden tener novia y un Magnezone un poco fuerte, pero dedicarte a vivir de esto, del viaje y las batallas, deja a toda una profesión incapaz de tener relaciones 'de verdad' siendo muy dedicado o hasta el retiro. E incluso cuando te retiras, muchas veces acabas formando una familia con una antigua Entrenadora que no quiere estar sola.
Así nació él y así probablemente nacerán sus hijos. Como ama su vida actual no es que le preocupe eso, pero ahora...
—Tienes razón. Red no es el hombre ideal para conquistar a esas chicas... Ni tú tampoco— Hablando con una cara seria, Green solo pudo aceptar la realidad. —Ningún hombre que sea Entrenador podría hacerlo de hecho. Puede que si vivieramos en mis tiempos las cosas serían diferentes, pero con ustedes enfocándose tanto en sus carreras, no existe un Entrenador que pueda conquistar a más de una chica. Sería pedirles que se humillen.
Green puso una cara digna de un Voltorb ante ese ataque indirecto hacia la juventud, SU juventud, pero lo dejó hablar: no es como si le sirviera hacer algo más. —Pero un hombre que tenga que conquistarlas tiene que ser fuerte, muy fuerte, y un hombre que no se dedique a ser Entrenador preferiría saltar de un segundo piso junto a un Machamp antes que tratar con ellas.
—Que ejemplo tan específico...
Así como él es tan genial y tiene miedo, es comprensible que hombres menos capacitados quieran morirse de maneras menos dolorosas. —Estás en lo correcto en Red no es el Entrenador más casanova y que no fue buena idea dejarle el caso de Leaf sin involucrarnos, ¿pero a quién más tenemos? Los Entrenadores hombres más fuertes son gente demasiado mayor para esas chicas y tú ya te has negado, así que solo podemos confiar en el más fuerte.
En lugar de dar una respuesta, Green miró la pantalla con el combate entre Lyra y Kris en un inicio tardío. Ellas eran las chicas menos peligrosas de ese infame grupo, así sea solo porque no tienen la capacidad de destrucción apocaliptica de las otras. Claro, su fuerza está a la par, pero no pueden inundar el mundo, comerse todo el planeta o lo que sea Eternatus, pero aun así...
—Por Arceus...
—E-E-Esto es...
—¡E-Estamos muertos!
La destrucción generada por un Typhlosion y un Feraligart no dejaba a dudas de que eran un peligro. Los movimientos apenas perceptibles, la destrucción voraz del estadio pese a la fuerza de más de mil Mega-Alakazams abajo y que por culpa de los escombros disparados con fuerza pura a las gradas dando imaginación para lo peor es la prueba de que su fuerza no es normal. A pesar de que les dijeron que solo se esforzaran en un 20% o similar, ya estaban demostrando que eso fue un error de calculo.
Y cuando saquen a los Legendarios...
—... Je, si, estamos muertos.
A menos que Red de alguna manera logré tener un harén de mujeres peligrosas que van a querer compartir a un hombre... por lo que sí, supuso que era un buen momento para cumplir tus deseos más profundos o hacer cosas que siempre quisiste pero nunca pudiste. Green ya había pedido la pizza más grande y cochina que el dinero pudiera comprar. ¿De qué servirá el dinero en unos días? Lo importante es por lo menos subir un par de kilos.
—El abuelo dijo que estas chicas lo aceptarían si Red les llegara al corazón, ¿no? Que ellas están demasiado desesperadas del amor de alguien, de cualquiera, para rebajarse a eso.
No es que Green no creyera que ser temidas y odiadas por casi todo el mundo te hiciera bien al ánimo, pero duda que su dolor sea tan extremo.
O quizás... No, no: definitivamente es el fin del mundo.
—¿Cuándo te he fallado, Green? Cree en el plan de tu abuelo, ¿si?— Samuel le puso una mano en el hombro y aunque Green estaba molesto por el gesto que le hacía parecer todavía un niño en busca de afecto, estaba muy agobiado para alejarlo. No tenía ganas de esforzarse en nada que no fuera pensar en su pizza.
—...
—Verás, lo que estás haciendo ahora es un acto de tsund-
—Abuelo, solo... cállate.
Cuando este mundo se acabe y Green sea el líder del mundo por defecto, lo primero que hará será convertir a ese científico de olor a cebolla en la representación del mal absoluto. Él y su Fosil Domo pueden irse a la mierda.
Hola, aquí TheGenesis con... esto.
...
...
¿Qué es esto, se preguntan? Pues que coincidencia: yo también lo hago.
Ya hablando en serio, esta es una historia que grita 'lol' por todos lados y su espíritu es el 'xd', una cosa que no te vas a tomar en serio ni yo tampoco, pero que quiero publicar por la sencilla razón de que quiero practicar algo sumamente esencial como escritor, algo que he descuidado demasiado.
... Nunca, NUNCA, he escrito en tercera persona.
Si, es lo normal, pero TODAS mis historias son en primera persona. Creo que una vieja historia mía estaba en tercera persona, pero hablamos de 2018. Ni mi yo que estaba madurando en 2020 ni mucho menos mi yo actual ha practicado como se debe el tipo de narración que suele ser más 'aceptada' entre la gente que consume libros. O eso me hace creer R*ddit, pero el punto es que no me viene mal practicarla y así nace esto.
Como dije en mi otra historia de Pokémon, no tengo las habilidades necesarias para hacer la historia de mis sueños con Ash en la que se convierte en el mejor que habrá jamás ni tampoco confio en hacer algo suficientemente original al contar de nuevo la historia de los juegos. Ni siquiera me hagan hablar de atreverme a hacer algo del manga, por mucho que me guste.
Así nace esto, una historia que me enseñará a ver si soy bueno en tercera persona, me ayudará a practicar mi narración de combates y de paso me permitirá explorar una idea que quizás pudo haberse hecho de mejor manera en una historia más seria, pero dudo que la terminara haciendo. Ah, y por supuesto hacer humor y el romance (harem basura) que tan bien se me da (se me da fatal).
Por mucho que esta historia la quiera tirar abajo, no la publicaría si no me apasionara lo suficiente. A diferencia de mis otras historias, esta será de cantidad de palabras mucho más cómoda. En vez de mis normales 6.000 o 7.000 palabras, creo que unas 3.000 o 4.000 me permitirán actualizarla lo suficiente para no abandonarla.
Sobre mi historia de Pokémon que si vale la pen-que me esforcé en hacerla interesante, está avanzando. A paso del Torterra de Ash pero esta avanzando. Es que escribir ese capítulo está siendo más complicado de lo que pensé.
En fin, no sé qué piensen de esto ustedes, si les interesa o quieren matarme por hereje, pero gracias por leer. Si bien soy fan de Pokémon, no me he jugado todo ni investigado demasiado. Aparte, si bien tomaré en cuenta Masters hasta cierto punto, siempre he creído que los protagonistas son Avatares y ya: hay rasgos canónicos, pero puedes moldearlos hasta cierto punto sin que sea raro.
Por no mencionar que en esta historia el mundo fue muy distinto en cierto punto y eso se notará en las protagonistas.
Bueno, nos vemos. Cuidense, ¿si? Y felices fiestas.
