Contrario a lo que uno esperaría, Draco no tenía su sonrisa socarrona cuando la atrapó. No es que Hermione no pudiera pensar en un hechizo para librarse, considerando que él estaba solo, pues ni Crabbe ni Goyle estaban presentes, pero le pareció rara la reacción.

—¿Qué haces aquí? Esta no es la torre Gryffindor, no deberías estar aquí.

El miedo del chico no parecía tener algo que ver con ella. De todas las personas, ¿desde cuándo a Malfoy le asustaba ella? No, no era eso, temía a lo que podía decir.

Él tampoco debería estar aquí.

—¿Estabas espiándolos? —preguntó Hermione.