- Viniste. - murmuró, encontrándose con la imagen de la joven en el bosque, a sólo unos metros del templo.

- Por supuesto que iba a hacerlo. - sonrió. - Jamás podría dejar a Kikyo en su día.

- Eres una buena hermana, Kagome.

- Somos, querrás decir. - elevó la vista, encontrándose con Rin, sentada sobre uno de los árboles.

- ¿Qué demonios haces ahí?

- Al parecer... - descendió. - El encontrarte con mi hermana hace que todo a tu alrededor desaparezca, Inuyasha. - se burló.

- Cállate. - se cruzó de brazos.

- Ya, Rin, no lo molestes. - se acercó, tomándolo del brazo. - Puedo oler a Kikyo, se está acercando, lo mejor es que nos mantengamos fuera de la vista de los aldeanos que están en el templo.

- Si. - murmuró, al mismo tiempo en que los tres ascendían hasta el árbol, posicionándose en las ramas altas que les permitían disfrutar de la ceremonia.

Segundos después, Naraku, en compañía del monje Miroku, se detuvieron frente a la puerta del templo.

- ¿Nervioso, amigo? - sonrió.

- Un poco. - respondió, mirando al frente, esbozando una pequeña sonrisa. - ¿Sabes?, a veces pienso que todo fue obra del destino.

- No tengas dudas de que así fue. No es casualidad que un híbrido como tú, haya conocido a una joven de la misma condición. Estoy seguro que nadie podría entender mejor a la señorita Kikyo, que tú.

- Si, pero... mi pasado. - su semblante se ensombreció. - Mi vínculo con los Yashin...

- Tú dejaste todo eso atrás, ¿no?

- Si.

Pero, al parecer, Zero no.

- Entonces no tienes nada de que preocuparte. - sonrió, palmeando su espalda. - Y cambia esa cara, la señora Kikyo se está acercando.

Señora Kikyo.

Sonrió internamente, comprendiendo lo que aquello significaba. Segundos después, ella se posicionó a su lado, con sus ojos al frente y su sonrisa radiante, mientras Kaede se colocaba a su izquierda. Ambos hicieron el esfuerzo de no mirarse, pero su deseo fue mayor. El brillo en sus miradas lo dijeron todo, el sueño de sus vidas estaba a un paso de realizarse, por fin iban a unirse completamente, tal y como lo venían deseando desde hacía tiempo.

- Ella se ve hermosa, ¿no te parece, Inuyasha? - preguntó Kagome, uniendo las palmas de sus manos.

- Si, eso creo. - respondió, mirando en otra dirección.

- ¿Qué te pasa? - lo miró confundida. - ¿Es por el olor a lobo que se siente en el ambiente? - se quedó en silencio, evitando mirarla.

- Tranquilos. - intervino Rin. - Seguramente sólo están de paso. Hubiese deseado estar a su lado, ¿verdad, Kag?

- Si, desearía poder estar en el interior del templo, acompañándola en todo momento.

Esto no se siente bien... tengo un muy mal presentimiento.

Pensaba el híbrido, sin apartar sus ojos de la zona en la que provenía aquella intensa fragancia.

En las sombras.

- Koga, ¿se puede saber para que hemos venido hasta este lugar? - preguntó Hakkaku.

El líder no respondió, sólo se limitó a seguir observando a la joven a la distancia.

Kagome Shizen, heredera principal de la poderosa espada Sakura. Hm, no parece una mujer tan fuerte, pero... ¿Por qué Zero necesitaría eliminarla si no lo fuera? Entiendo que quiera la espada, pero puedo robársela sin la necesidad de asesinarla.

- Oye, te estamos hablando.

- ¿Qué?

- ¿Cuándo piensas decirnos el motivo de estar cerca de esta aldea?

- Porque tenemos trabajo, y para eso voy a necesitar de su ayuda.

Al parecer, esa jovencita no se encuentra sola, por lo que necesitaré una buena distracción.

- Escúchenme bien, voy a necesitar que graben bien cada uno de los aromas que hay en este lugar. Atacaremos al anochecer, cuando toda la gente se haya dispersado.

O ella se encuentre de camino a su hogar.


Bien, después de meses sin tener noticias de esta historia, por fin la he desbloqueado jajaja. Lamento mucho si es muy corto el capítulo, pero lo importante es que hemos salido del hiatus y trataré de volver a actualizarla con regularidad.

Le agradezco mucho a quienes hayan permanecido aquí, esperando su regreso. Por supuesto que comprenderé si no recuerdan casi nada, por lo que en mi canal de WhatsApp, he dejado un resumen de la trama y los personajes (tanto para aquellos que necesiten refrescar su memoria, como para quienes tengan intenciones de leerla)

¡Muchas gracias por acompañarme en este hermoso camino de la escritura!