Parte 4 – Capitulo 2: El despertar en un nuevo mundo

Un destello de luz dorada iluminó el espacio mientras Alex blandía su espada bastarda con un movimiento fluido y preciso. En estos momentos [Summarbrander], su hoja de clase divina, no era solo un arma más; era una extensión misma de su voluntad. La espada tenía un diseño práctico y simple en su estructura, pero al mismo tiempo ostentaba una belleza intricada en los detalles.

La hoja de un blanco puro, con una acanaladura que corría a lo largo de su centro, estaba decorada con complejos patrones geométricos y runas nórdicas que parecían brillar tenuemente cuando era blandida. La empuñadura estaba finamente trabajada, con filigranas que adornaban la guarda y los gavilanes, también hechos del mismo material que la hoja, dando una sensación de continuidad en su diseño. A pesar de su apariencia estilizada, [Summarbrander] era eminentemente hecha para el combate.

Mientras Alex canalizaba su poder divino a través del arma, la energía dorada comenzó a envolver la hoja, crepitando como rayos dorados que recorrían su superficie. La espada parecía vibrar con vida, emitiendo un leve zumbido. Con un movimiento veloz, descargó un golpe contra una roca de gran tamaño.

[Golpe Sagrado]

El impacto fue devastador. La energía divina explotó al contacto, reduciendo la roca a cientos de fragmentos que se esparcieron en todas direcciones, dejando un eco sordo en el claro rocoso. Los alrededores estaban llenos de restos similares: fragmentos de roca dispersos como testigos silenciosos de las pruebas anteriores.

Desde que había terminado la tediosa tarea de reequiparse con su equipo divino, había estado probando todo tipo de habilidades, desde las más básicas, como [Golpe Sagrado], hasta aquellas de mayor nivel y complejidad. Cada una de ellas parecía funcionar perfectamente, replicando de manera precisa su comportamiento en Yggdrasil. Este descubrimiento le proporcionaba una tranquilidad inesperada, pero también planteaba más preguntas sobre la naturaleza de este mundo y cómo algunas cosas parecían seguir funcionando como en el juego.

Alex observó los resultados de su última demostración, envainando la espada en su vaina de metal blanco, que compartía el diseño ornamental y la temática de su armadura. La satisfacción era evidente en su postura mientras daba un paso atrás para admirar su equipo.

Bajo la luz del sol, su figura completa se reveló con majestuoso detalle. [Breidablik], su armadura de nivel divino, era un testigo de poder y diseño meticuloso.

Su yelmo cerrado, de forma alargada y angular, casi como un triángulo invertido, parecía diseñado para intimidar. La parte superior tenía siete púas dentadas, similar a una corona desgastada, que reforzaba su apariencia imponente. La abertura en "V" del rostro, aunque estrecha, dejaba entrever un brillo dorado que emanaba de sus ojos, dotándolo de un aire enigmático y sobrenatural. De la parte trasera del casco, fluía un material etéreo similar a mechones de cabello blanco, que se ondulaba con un movimiento constante, como llamas al viento.

Los brazos y manos estaban protegidos con precisión. Las hombreras angulosas se unían a los rerebraces, protegiendo la parte superior de los brazos con placas robustas que no sacrificaban movilidad. Los codales en los codos estaban reforzados con un diseño articulado que permitía movimientos amplios y rápidos. Los brazales que cubrían sus antebrazos mostraban grabados intricados con la temática de filigranas y motivos orgánicos. Los guanteletes de placa segmentadas eran una obra de arte en sí mismos; cada articulación estaba diseñada con precisión, terminando en nudillos puntiagudos que reforzaban su imagen intimidante.

Las manos, completamente cubiertas, mantenían la agilidad necesaria para manejar a [Summarbrander] con destreza. Las decoraciones de las placas no comprometían la funcionalidad, mostrando que, aunque elegantes, eran tanto armas como protecciones.

El torso estaba protegido por placas de metal superpuestas, diseñadas para parecer escamas reforzadas, con relieves que en conjunto formaban la imagen de alas desplegadas y símbolos sagrados. Las hombreras angulosas y los grabados intricados en las piezas metálicas de los brazos completaban un conjunto que exudaba ferocidad y elegancia en igual medida.

Debajo de la armadura, Alex llevaba un gambesón negro acolchado ajustado, una cota de malla y chausses reforzados del mismo color, lo que aseguraba no solo protección, sino también movilidad. Las escarcelas a juego y el faldar amplio que caía hasta debajo de sus rodillas añadían un toque caballeresco. Este último, hecho de un tejido blanco puro con bordes desgarrados, aportaba un aire de guerrero errante.

Las grebas que cubrían sus piernas estaban tan finamente trabajadas como el resto de su equipo, y las botas metálicas reforzadas parecían hechas para resistir el peso del mundo. Todo el conjunto brillaba en un blanco desgastado, con un acabado que oscilaba entre opaco y radiante, creando un contraste fascinante que capturaba la esencia de lo que un caballero ideal podía llegar a ser.

A la distancia, Elizabeth observaba en silencio. Sus ojos rojos y afilados seguían cada movimiento de Alex con una mezcla de admiración y asombro. Había visto a su señor probar decenas de habilidades desde que comenzaron, cada una más impresionante que la anterior. La forma en que su armadura y su arma parecían fundirse con él, actuando como una extensión de su cuerpo, le resultaba casi hipnótica.

Mientras Alex admiraba su reflejo en el borde pulido de una de las placas de su armadura, un pensamiento cruzó su mente. Su armadura [Breidablik] no era solo un equipo de combate; era la representación física de un ideal que habia seguido fielmente en su pasado. Había diseñado su armadura inspirándose en el "Juramento de Devoción" que eligió como parte fundamental de su clase de Paladín en Yggdrasil.

El juramento de devoción simbolizaba los valores de nobleza, bondad y honor, junto con un deber inquebrantable de proteger a los inocentes y luchar contra la injusticia.

En resumidas cuentas, simbolizaba la imagen idealizada del Paladín perfecto.

Cada detalle de su armadura reflejaba esos ideales, las líneas puras, los grabados intricados, y el blanco opaco y resplandeciente representaban la pureza del propósito. No era un diseño concebido al azar; era un reflejo de los principios que su personaje había abrazado y que, de algún modo, Alex había terminado incorporando como propios durante los primeros años que paso jugando Yggdrasil.

Recordó el momento en que decidió que su personaje encarnaría la figura de un ángel perfecto. Había sido un joven entusiasta, emocionado por la posibilidad de crear un Paladín Angelical ideal que lideraría cruzadas y sería un ejemplo de justicia para otros jugadores. Ese entusiasmo lo había llevado a interpretar su rol con una seriedad que ahora, al recordar, le arrancaba una sonrisa nerviosa y avergonzada.

Ese ideal lo habia llevado, tiempo después, a diseñar una apariencia que reflejara su deseo de encarnar al "Caballero Blanco", un defensor perfecto que luchaba por la justicia y la protección de los inocentes. Pero, en ese entonces, su diseño no se basaba únicamente en sus ideales. Había alguien más cuya influencia estaba profundamente arraigada en cada detalle: Su amigo Touch-Me, el Campeón Mundial de Alfheim y uno de los jugadores más icónicos de Yggdrasil.

Recordaba con claridad el día en que su buen amigo Madra los presentó. Había sido durante una de sus tantas sesiones de rol junto con Geovdrik y Chevalier, amigos que compartían una pasión similar por la caballerosidad y los ideales de los caballeros medievales. Madra, que para entonces ya ostentaba su titilo de Campeón Mundial, apareció con un aura de complicidad y dijo:

"Ustedes tienen que conocerlo. Ese tipo es molesto como el infiero, pero seguro encaja perfectamente con su grupo amante del rol jajaja."

Y no se había equivocado. Desde el primer momento en que vio a Touch-Me, equipado con su armadura [Cumplimiento de la Ley], hecha completamente de un platino blanco resplandeciente, Alex sintió que estaba ante el epítome de todo lo que aspiraba a ser en ese momento. "El Paladín de Plata Pura", como muchos lo llamaban, no era solo un jugador excepcional en el PvP, sino también una figura cuya rectitud, bondad y sentido de la justicia parecían traspasar la pantalla. En algún punto desde aquel encuentro, Alex empezó a verlo como un modelo a seguir, incluso como un mentor en su incansable búsqueda de ideal.

No fue hasta tiempo después, tras reunir los materiales y cristales de datos necesarios, que Alex finalmente pudo crear su primer conjunto de armadura completa de nivel divino: [Breidablik] cuyo significado en nórdico antiguo es "Vasto Esplendor" simbolizando no solo su apariencia sino su propósito. El diseño y apariencia de la armadura no solo era un reflejo de sus ideales como un "Angel perfecto" o un "Caballero Blanco", sino también un homenaje a la figura de su buen amigo Touch-Me y a su legendaria armadura.

Aunque con el pasar de los años había abandonado poco a poco parte de su enfoque de rol extremo, quedando como una espina vergonzosa de su pasado, las influencias de sus amigos y su antiguo modelo a seguir seguían grabadas en cada centímetro de su equipo.

Soltando un suspiro y dejando de lado los recuerdos del pasado, Alex ajustó los guanteletes de su armadura, comprobando que todo estuviera en su lugar. La familiaridad que sentía con cada pieza era reconfortante, como si estuviera reencontrándose con un viejo amigo. Respiró profundamente y, tras un momento de reflexión, abrió su inventario.

Dentro de los muchos objetos almacenados, sus ojos se posaron en un par de brazaletes que parecían destacar entre todo lo demás. Hechos de un metal plateado, de aspecto pesado y con un diseño imponente, los [Brazaletes de Atlas] evocaban inmediatamente la figura del titán condenado a sostener el mundo sobre sus hombros. Las intricadas cadenas grabadas en su superficie parecían moverse por sí solas, mientras que los pilares del mundo, representados en los bordes del diseño, añadían un toque imponente.

Este objeto, dejado atrás por su querido amigo Madra, no solo era una pieza invaluable al ser un Ítem Mundial, sino que era un testimonio de su eterna hermandad y los recuerdos que ambos compartían.

'Fortaleza de los Titanes…', pensó mientras extraía el objeto de su inventario. Su habilidad única permitía un incremento masivo en todas las estadísticas físicas del usuario, pero con un detalle crucial: el poder no se activaba de inmediato. En cambio, se acumulaba gradualmente a lo largo del tiempo mientras el objeto permaneciera equipado.

Alex sabía que este era el momento perfecto para aprovechar esa habilidad. Antes, en los últimos momentos de Yggdrasil, no había tenido el lujo de esperar días para recargar el poder del brazalete, y por eso lo dejó en manos de Elizabeth junto con otros objetos. Ahora, varado en un mundo real y desconocido, la situación era completamente diferente. Este lugar no era Yggdrasil, y cualquier ventaja que pudiera obtener sería crucial para garantizar su seguridad y la de su nueva compañera de viaje.

Con esa decisión tomada, Alex procedió a quitarse los guanteletes. Desprendió las correas que los aseguraban y los dejó cuidadosamente a un lado. Levantó un poco el brazal del antebrazo, seguido de la cota de malla y el gambesón, revelando sus muñecas y antebrazos. El exoesqueleto que cubría su cuerpo, blanco como el mármol y marcado con fisuras doradas en las articulaciones, brillaba débilmente a la luz del sol.

Los brazaletes dorados que portaba, [Estrella de Leonis], captaron su atención por un momento. Decorados con la imagen de dos leones enfrentados y una gema blanca que resplandecía en su centro, era un objeto de Nivel Divino que había llevado durante años. Eran una parte esencial de su equipo, pero ahora tendría que prescindir de ellos.

Con un movimiento lento, casi reverente, los desprendió de sus muñecas. Inmediatamente, una sensación de pérdida recorrió su cuerpo, tanto física como mentalmente. Era como si parte de su fuerza le hubiera sido arrebatada, similar a cuando se despojó de su anterior armadura pero en una escala mucho menor. [Estrella de Leonis] había potenciado varias de sus habilidades raciales como Querubín, y ahora, sin ellas, la diferencia era notable. Guardó los brazaletes en su inventario, dejando escapar un leve suspiro.

Finalmente, tomó los [Brazaletes de Atlas] y los colocó sobre sus muñecas. El metal frío pareció ajustarse automáticamente a su tamaño, como si reconociera a su nuevo portador. Aunque no sintió un cambio inmediato como con los brazaletes anteriores, había algo reconfortante en la presencia del objeto. Sabía que la habilidad estaba funcionando, acumulando su poder de manera lenta pero constante, como si una fuerza indomable lo invadiera poco a poco.

Acomodó el gambesón y la cota de malla sobre los brazaletes, asegurándose de que todo quedara en su lugar antes de ajustar los brazales y volver a ponerse los guanteletes. Al ajustar las correas, se permitió un momento de pausa, cerrando los ojos y dejando que su mente asimilara el cambio.

'Sera cuestión de tiempo. Pronto, el verdadero poder de estos brazaletes saldrá a la luz.'

Elizabeth, que observaba desde la distancia, mantenía los ojos fijos en cada movimiento de su señor. Aunque desconocía por completo sus verdaderas intenciones, no podía evitar sentir un profundo anhelo y admiración. La idea de ver a su señor no solo portando la legendaria armadura con la que se ganó su título de Campeón Mundial de Asgard, sino también con los ítems mundiales que una vez le fueron confiados por el señor Madra y la señorita Rin, asi como su propio escudo, llenaba su mente de anticipación.

Hasta ahora, nunca había tenido la oportunidad de contemplar a su señor en su máximo esplendor. Durante su tiempo sirviéndolo en los aposentos del Salón Dorado, el anillo de Tiphereth y los Brazaletes de Atlas habían permanecido como reliquias desde que los obtuvo, guardados con cuidado en su tesoro pero nunca utilizados. Ahora, la posibilidad de verlo equipado con tres piezas de poder absoluto parecía más cerca que nunca.

Cuando Alex terminó de ajustar los guanteletes y se aseguró de que todo estuviera en su lugar, alzó la vista hacía el vórtice flotante frente a él.

'Uno menos. Ahora, veamos el siguiente.'

Extendió su mano hacia el vórtice dorado que se expandía ante él, y este reaccionó como si entendiera sus intenciones, ampliándose lo suficiente para permitir la extracción de su próximo objeto. Con un gesto firme, Alex sacó el [Escudo de Gabriel].

El imponente escudo apareció lentamente desde el vórtice, como si su presencia reclamara el espacio a su alrededor. Era una obra maestra de proporciones intimidantes, de aproximadamente 1,80 metros de altura. Su forma distintiva, similar a un escudo heater, era complementada por el metal plateado que lo componía, brillante y puro como un espejo recién pulido. La majestuosa cabeza de un león rugiente dominaba la superficie, irradiando poder y autoridad. Cuatro alas doradas se extendían hacia los bordes del escudo, cada pluma detallada con una precisión que parecía desafiar las capacidades humanas. Era un símbolo de protección absoluta, pero también de valor inquebrantable.

Cuando el escudo estuvo completamente fuera del vórtice, Alex lo inclinó ligeramente, apoyando su punta contra el suelo. La tierra cedió varios centímetros bajo el peso del impacto, dejando una gran marca en el proceso. No era reflejo de la carga del escudo, ya que en sus manos se sentía tan ligero como una pluma, sino más bien un gesto deliberado para poder contemplarlo en todo su esplendor.

A pesar de haberlo utilizado durante toda la batalla contra Kether, que resulto en su aparente muerte e inexplicable resurrección en un Nuevo Mundo, el escudo permanecía en perfecto estado, sin un solo rasguño ni signos de desgaste. No había rastro de las abrazadoras llamas o de la fuerza abrumadora de la magia que el Enemigo Mundial había desatado sobre su armadura.

Alex dejó escapar un leve suspiro de alivio al confirmar que los ítems mundiales parecían conservar su característica de indestructibilidad, tal como funcionaba en Yggdrasil.

Sin embargo, mientras lo observaba, notó que su tamaño podría ser un problema en su configuración actual de equipo. Aunque él mismo era más alto que el escudo, con al menos medio metro de ventaja incluso sin su enorme armadura de Campeón Mundial [Santuario Alado], el escudo seguía siendo demasiado grande para un combate rápido y dinámico. Con su actual armadura [Breidablik], su altura era de aproximadamente 7,3 pies(2,22 metros), y el escudo necesitaba adaptarse a un tamaño más manejable para no entorpecer sus movimientos.

Con esto en mente, decidió probar algo. Cerró los ojos por un momento, concentrándose, e intentó replicar lo que había hecho anteriormente con su inventario y habilidades. Canalizó su voluntad hacia el escudo, enfocándose en el deseo de reducir su tamaño. Al instante, el escudo respondió, como si compartiera un vínculo telepático con él. Ante sus ojos, la enorme pieza de metal comenzó a encogerse gradualmente, ajustándose a un tamaño más apropiado para un escudo Heater que se adapte a su tamaño y proporciones, sin perder su majestuosidad ni detalles ornamentales.

Cuando terminó, Alex levantó el escudo y lo examinó. Ahora era lo suficiente compacto para manejarlo cómodamente en combate frenético contra jugadores, pero seguía siendo imponente, algo ligeramente más grande que un escudo estándar debido a su gran estatura. Satisfecho con el resultado, giró ligeramente sus talones y, con un movimiento ágil, casi instintivo, colocó el escudo en su espalda. Como si estuviera imantado, el escudo se acopló perfectamente, sin necesidad de correas ni amarres, otra muestra de la magia que contenía.

'Perfecto,' pensó. La prueba había sido un éxito, y cada funcionalidad parecía responder como debería.

En la distancia, Elizabeth no podía apartar la mirada. El reflejo de su señor equipado con tres Objetos Mundiales era un espectáculo impresionante. Una mezcla de admiración y anhelo llenaba sus ojos mientras guardaba esa imagen en su cabeza e imaginaba lo que vendría a continuación. Este era su creador, el Lumiel Seraph que ella siempre había creído que podría ser: el protector invencible, el Campeón absoluto de Asgard.

Alex, por su parte, volvió su atención al vórtice flotante.

'Ahora solo queda uno. Veamos qué tan especial es esta última adquisición.'

Sus ojos dorados brillaron a través de la hendidura de su casco con una mezcla de curiosidad y emoción al buscar el último de los ítems mundiales en su poder: la [Capa de Auriel].

Con un gesto, extrajo dos objetos de su inventario: la capa en cuestión y un monóculo mágico, una herramienta que había utilizado previamente para analizar este ítem antes de obtenerlo(robarlo descaradamente de las manos de Kether). Sus dedos enguantados se cerraron en torno a la tela blanca, levantándola con cuidado para observarla a plena luz del día.

La Capa de Auriel era sencilla a primera vista. Su tela completamente blanca, de textura ligera y suave como la seda, no mostraba adornos ni detalles innecesarios, salvo por un majestuoso broche en forma de sol naciente. Este broche, elaborado con un minucioso detalle, estaba conectado a tres pequeñas cadenas de oro que se extendían a lo largo de los bordes superiores de la capa, presumiblemente para sujetarla al portador. Había una sencillez majestuosa en su diseño, que contrarrestaba su naturaleza divina.

'Así que este es el ítem de la Séptima Sephira…' pensó, recordando el simbolismo de Auriel dentro del set de los Arcángeles. A pesar de la brevedad de su encuentro con Kether, las circunstancias en ese momento no le habían permitido analizar a fondo este objeto. La ansiedad por robarlo antes de que el Enemigo mundial pudiera detenerlo había limitado su tiempo para estudiar sus propiedades.

Sin perder más el tiempo, Alex llevó el monóculo a la altura de sus ojos y activó su habilidad.

[Discernir Objeto Mágico Mayor]

Un destello de luz cubrió brevemente la capa, pero en vez de aparecer una ventana de información como ocurría en Yggdrasil, todo el conocimiento sobre el objeto se trasladó directamente a su mente. Fue una sensación extraña pero ya familiar.

'Debería empezar a acostumbrarme a que me llenen la cabeza de información sin mi consentimiento,' pensó Alex con un dejo de sarcasmo mientras soltaba un leve suspiro.

Comenzó a procesar toda la información. La descripción y el trasfondo oculto del ítem seguían siendo los mismos, sin cambios aparentes desde la última vez que lo vio. Con eso descartado, pasó directamente a lo importante: las habilidades.

'Interesante…' pensó mientras analizaba cada detalle.

La [Capa de Auriel] contaba con diez habilidades, divididas entre cuatro pasivas y seis activas. Las pasivas llamaron inmediatamente su atención, especialmente dos de ellas.

La primera, [Luz de Auriel], ofrecía una reducción del 25% en todo el daño recibido de cualquier fuente, además de incrementar en un 25% la regeneración de salud, maná y resistencia. Sin embargo, lo que realmente destacaba era su efecto activo: una habilidad de emergencia que bloqueaba todo daño mágico, físico o elemental durante cinco segundo, al tiempo que purificaba cualquier efecto de estado negativo.

La segunda pasiva y la más sorprendente era [Vínculo con la Llama Eterna], no solo duplicaba el daño de todos sus ataques con atributo de fuego, sino que aseguraba que este elemento no pudiera ser mitigado por simples resistencias o inmunidades. Antes, enfrentarse a un enemigo inmune al fuego significaba que gran parte de sus habilidades quedaban inutilizadas, pero ahora… ahora su fuego era absoluto. Su magia y habilidades devoraría cualquier cosa su paso, convirtiendo en cenizas incluso lo que se suponía incombustible.

En cierto modo, le recordó a las habilidades rotas de aquellos ítems conocidos como "Los Veinte", pero desechó el pensamiento casi de inmediato. Comparar este simple efecto con esos ítems era ridículo. Lo que ellos podían hacer estaba en una categoría completamente distinta a la que uno sin conocerlos podía siquiera imaginar.

De las otras dos habilidades pasivas, ninguna era particularmente relevante en ese momento, por lo que decidió centrarse en las activas. Las seis habilidades activas de la capa tenían una utilidad variada, y cada una parecía más impresionante que la anterior.

La primera, [Abrazo Purificador], era una habilidad tipo buff de un solo objetivo que envolvía a un aliado en un cordón de fuego sagrado, eliminando todos los efectos de estado negativos y protegiéndolos contra cualquier daño mágico o elemental durante cinco segundos.

La segunda, [Cadena de Fuego], tenía un enfoque similar pero dirigido hacia enemigos. Esta habilidad invocaba un cordón de fuego que envolvía a un enemigo, inmovilizándolo e infligiendo daño continuo de fuego sagrado durante cinco segundos. Era una combinación de control y daño en un solo objetivo.

Otra habilidad de control era [Látigos de Fuego], que generaba hasta seis cordones de fuego capaces de atacar, alejar o atraer enemigos a una distancia de 15 metros. Adicionalmente, infligía daño de fuego sagrado, reduciendo la resistencia al atributo sagrado en un 25% y ralentizando la regeneración de salud del objetivo durante diez segundos. Si el objetivo era un no-muerto o una criatura demoníaca, los efectos debilitadores eran el doble de efectivos.

La cuarta habilidad, [Azote de las Potestades], era un ataque en área que combinaba control y daño continuo. Dentro de un radio de 50 metros, inmovilizaba a todos los enemigos durante diez segundos mientras infligía daño constante de fuego sagrado. Para enemigos no-muertos o demoníacos, el daño alcanzaba su punto máximo, la inmovilización duraba el doble y había una posibilidad de desterrarlos dependiendo de sus niveles y resistencias. Sin embargo, el largo tiempo de reutilización de 48 horas limitaba su uso.

Las últimas dos habilidades eran las más notables y mejor adaptadas a su estilo de combate. Primero estaba [Resplandor Final], una habilidad AoE que cubría un radio de 100 metros con una luz cegadora. Dentro de los primeros 10 metros desde el portador, restauraba completamente la salud y purificaba los efectos negativos de hasta diez aliados. Desde los 10 hasta los 100 metros, infligía daño masivo de atributo fuego y sagrado. Los enemigos no-muertos y demoníacos que estuvieran dentro del área eran desterrados si su nivel era inferior al del portador o si carecían de resistencias suficientes. En caso contrario, recibirían el doble de daño verdadero, ignorando resistencias.

Superando a la habilidad [Azote de las Potestades], esta tenía un tiempo de reutilización de 82 horas.

Finalmente, la habilidad [Potestades de la Guardia Solar] permitía la invocación de hasta seis Guardianes Solares por día, aunque solo podía invocar a dos de forma simultánea, con una duración de una hora cada uno. Estas invocaciones, ángeles de nivel 80, eran las más poderosas dentro del coro de las Potestades y solo se podía acceder a ellos a través de medios especiales.

Uno de estos medios sería a través de los cristales de invocación otorgados por los Nueve Serafines de mayor rango que lideraban a los coros angelicales, similares a los que él habia utilizado durante su breve batalla con Kether y que aún mantenía en su inventario, esperando a que finalice su extremadamente largo tiempo de reutilización.

El otro método era la habilidad de la Capa de Auriel, aunque tristemente no recibían mejoras por las habilidades pasivas de Alex, lo que las hacía más débiles que sus invocaciones directas, seguían siendo una fuerza considerable en combate si las controlaba adecuadamente.

'Ciertamente es digno de llamarse un objeto mundial', pensó Alex con satisfacción mientras absorbía todos los detalles.

Aunque sus habilidades eran extraordinarias en comparación con ítems de un nivel más bajo (Divino, Artefacto, Campeón de Mundo), seguía estando muy por debajo de los ítems mundiales que poseían habilidades únicas de un solo uso como "Los Veinte" o especializadas con un alto tiempo de reutilización. A pesar de eso, tanto la [Capa de Auriel] como las otras piezas de los Arcángeles tenían algo único que las diferenciaba: los efectos de set.

Su mente se dirigió a los signos de "?" que había encontrado cuando analizó los otros objetos del set en el pasado y ahora en el presente con la [Capa de Auriel]. Ahora, después de tanto tiempo desde que él y sus amigos consiguieron las dos primeras piezas, por fin podría ver qué se ocultaba detrás de esos signos, ya que el primer sello del set se desbloqueaba al equipar tres piezas de los Arcángeles.

'Por fin… Veamos que tan especial es este set,' pensó, mientras una mezcla de curiosidad y anticipación brillaba en sus ojos dorados.

Con un movimiento ágil y sin interrupciones, Alex se colocó la capa sobre los hombros, dejando que la tela blanca cubriera totalmente su escudo y se extendiera detrás y alrededor de él con elegancia. Sus manos enguantadas se movieron ágilmente mientras aseguraba las finas cadenas de oro al broche en forma de sol naciente, que ahora descansaba en su pecho, sujetando la capa firmemente en su lugar.

No fue hasta que terminó de abrochar la última cadena que algo ocurrió.

De repente y sin previo aviso, las ventanas del HUD de Yggdrasil, que hasta ahora habían permanecido ausentes en todas sus acciones, aparecieron ante él en un destello brillante de luz. Alex parpadeó, sorprendido por la repentina manifestación de la interfaz. Su mente le decía que esto solo podía deberse a una cosa: el primer sello del set se había desbloqueado.

Y estaba en lo cierto.

Habilidades iniciales para el primer sello del set (Tres piezas reunidas):

1. [Autoridad de la Corona] (Habilidad Activa)

"La Corona que representaba a Kether, el antiguó líder de los Arcángeles, otorgaba un dominio absoluto sobre los nueve coros angelicales y los Arcángeles que los comandaban. Este vestigio de su poder encarna el derecho del portador a reclamar la posición perdida de Kether como líder de las Emanaciones y soberano de los coros celestiales, lo que permite al portador ejercer autoridad sobre todos los seres de naturaleza angelical."

Efectos:

• Permite tomar el control de cualquier ser de naturaleza angelical, sin distinción si son invocaciones o jugadores.

• Invocaciones angelicales: Control indefinido hasta que sean derrotados o finalice la invocación. Es imposible de resistir.

• Jugadores angelicales: Control temporal (duración limitada en base a su nivel). Si el objetivo resiste el control, recibe una penalización grave a todas sus estadísticas principales durante 24 horas.

Costo:

• Consume Mana o Puntos de Fe.

• El costo de la habilidad varía según el rango y nivel del objetivo.

• No se puede utilizar dos veces consecutivas contra un mismo objetivo.

2. [Bendición de los Coros Celestiales] (Habilidad Pasiva)

"Una manifestación del vínculo entre las Emanaciones Divinas y los nueve coros celestiales. Este poder refuerza a los ángeles aliados, canalizando las energías sagradas de las emanaciones divinas que representan los Arcángeles. Este poder potencia significativamente a los coros correspondientes a las emanaciones reunidas, pero solo muestra su verdadero poder si se posee la [Corona]."

Efectos:

•Los jugadores o invocaciones aliadas y de naturaleza angelical dentro de un radio de 200 metros del usuario obtienen un aumento de estadísticas en función de su coro. Las invocaciones directas del usuario experimentan el mismo aumento independientemente de la distancia entre invocación e invocador.

• Los coros asociados a las piezas del set reciben un aumento adicional del 50% a sus estadísticas.

• Cuando se posee la [Corona], el efecto se extiende a todos los coros angelicales independientemente de la pieza del set que se posea, potenciando un 50% más a todas las estadísticas.

• Las invocaciones angelicales del coro correspondiente a las piezas del set en posesión duran tres veces más de lo habitual.

• A cambio de Puntos de Fe, es posible hacer que una invocación angelical del coro correspondiente a pieza del set en posesión, permanezca indefinidamente hasta que sea destruida o cancelada. El costo de Fe es proporcional al nivel del ángel invocado.

• Piezas en posesión: [Escudo de Gabriel], [Capa de Auriel], [Anillo de Tiphereth].

• Coros asociados: Querubines, Potestades, Arcángeles.

3. [Elección del Apóstol] (Habilidad Única)

"Los dioses de los nueve mundos fueron silenciados cuando sus emanaciones divinas les fueron arrebatadas durante la rebelión de los Arcángeles. Sin esta conexión sagrada, su influencia se desvaneció, reduciéndolos a meros vestigios de su antigua gloria. Sin embargo, con la restauración de tres de las emanaciones perdidas, se abre una oportunidad única en todo Yggdrasil: la posibilidad de devolver a una de estas divinidades su vínculo con la existencia.

El portador de las emanaciones recuperadas obtiene el derecho de elegir a una deidad que pueda volver a manifestar plenamente su influencia en los mundos. Al hacerlo, establece un pacto sagrado con ella, convirtiéndose en su Apóstol y primer heraldo en la nueva era que se formará a partir del resurgir de los dioses. A cambio, la divinidad elegida le otorgará su favor y acceso a su poder divino, canalizado a través de la fe de sus seguidores."

Efectos:

Elección del Favor Divino: Permite al usuario seleccionar una divinidad entre aquellas capaces de recuperar su vínculo con el plano terrenal.

• La elección es irreversible sin un medio especial de anulación.

• Cada deidad ofrece un Favor Único, que otorga bendiciones y habilidades especiales relacionadas con su dominio y credo.

Título de Apóstol: Al establecer el pacto, el usuario es reconocido como el Apóstol de la divinidad elegida.

• Obtiene la capacidad de acumular Puntos de Fe, utilizados para potenciar habilidades divinas y desbloquear nuevos efectos del "Favor Divino".

• Recibe un porcentaje pasivo de Puntos de Fe basado en la cantidad de seguidores de la deidad, la devoción de estos y sus acciones en nombre del credo.

Restricciones y Condiciones:

• Solo las divinidades cuyo vínculo con las emanaciones divinas aún existe pueden ser elegidas.

• La elección de una deidad afecta a la relación del usuario con otras facciones religiosas y entidades divinas.

• Si el usuario pierde las emanaciones divinas, su conexión con la deidad se debilitará y podría ser revocada luego de un tiempo.

..

.

Alex simplemente se quedó en su sitio, analizando detenidamente cada fragmento de información que brindaba la interfaz frente a él. Teniendo en cuenta el papel de los Arcángeles como comandantes de los coros celestiales, le parecía lógico que las habilidades del set, al menos las del primer sello de los cuatro que eran, fueran poderosas mejoras destinadas a las invocaciones. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue la opción de hacer permanentes las invocaciones de los coros relaciones con las piezas del set obtenidas.

No pudo evitar imaginar el revuelo que esto habría causado en Yggdrasil. Una invocación permanente era algo nunca visto en el juego, y permitir la existencia de un ejército de ángeles sin restricciones habría generado incontables quejas hacia los desarrolladores. En cierto modo, era similar a la controversia que ocurrió cuando uno de sus compañeros Campeón Mundial se convirtió en un Enemigo Mundial debido al uso de uno de Los Veinte, requiriendo la cooperación de más de 40 jugadores clasificados de alto nivel para derrotarlo… sin contar a los que se necesitaron para frenar a su gremio que estaba entre los diez primeros.

Pero había un detalle más inquietante dentro de esta habilidad y que imponía un limitante claro en su uso: Puntos de Fe. Un recurso que ni siquiera él, con todo su conocimiento sobre la historia de los ángeles y divinidades de Yggdrasil, conocía. Su mente vagó hacia la última habilidad del set: [Elección del Apóstol].

Alex estaba al tanto del significado de las "emanación divinas", conociendo lo que representaban y su vínculo con las piezas de los Arcángeles y sus antiguos dueños, pero no esperaba la existencia de tal habilidad. De hecho, pensó que esta habilidad sería aún más polémica entre la comunidad de Yggdrasil que la anterior.

Si comprendía correctamente su significado, esta habilidad podría haber abierto una expansión masiva en el juego similar a la de "Valkyrie's Downfall", desatado en Yggdrasil una auténtica cruzada divina, una guerra abierta entre las diferentes facciones religiosas y todos sus dioses. Convertiría a aquel que reuniera las primeras piezas del set en el objetivo número uno de los jugadores afiliados a aquellas facciones.

Su mente conectó esta revelación con un detalle clave que había pasado por alto hasta ahora: la misión de historia que le fue dada a amiga Rin, la única jugadora con la clase de Santa dentro de la Orden de la Luz Primordial, junto con el [Anillo de Tiphereth]. Todo encajaba. Desde el inicio, el objetivo real de aquella misión no era simplemente encontrar las reliquias perdidas de los Arcángeles, sino utilizar su poder para expandir la influencia de una única deidad en todo Yggdrasil.

Un contenido de historia que nunca llegó a salir a la luz. ¿La razón? La abrumadora dificultad de la misión, sumada a lo casi imposible que era encontrar el paradero de los Arcángeles y mucho menos reunir al menos las tres piezas del set para desbloquear el primer sello.

Pero eso era un problema del pasado. Ahora tenía otras preocupaciones, y una de ellas era el claro inconveniente que presentaba esta habilidad.

Volvió a leer un fragmento en específico:

"Solo las divinidades cuyo vínculo con las emanaciones divinas aún existe pueden ser elegidas."

Alex frunció el ceño.

Esto no era Yggdrasil. No tenía idea de cómo funcionaba la influencia de las deidades en este mundo que era similar a la realidad, ni siquiera sabía si seguían existiendo o si alguna vez habían existido. Sin embargo, había algo que le daba una pista: la magia sagrada y el poder sagrado que todavía podía utilizar.

Momentos antes, había hecho pruebas y comprobado que sus habilidades de Paladín, Caballero Sagrado y Guardián Celestial seguían funcionando. Según el trasfondo de Yggdrasil, el poder de estas clases era un don conferido por la divinidad a la que juraban lealtad. Entonces… ¿Su capacidad para seguir usando este poder significaba que su vínculo divino con su deidad aún estaba presente? ¿Era esto a lo que se refería Elizabeth sobre como la diosa Ariane le hablo cuando aparecieron en este mundo?

¿O tal vez puedo seguir usando magia sagrada y poder sagrado gracias a mis clases raciales… o al poder divino nato de mi raza?

Se quedó pensativo por unos segundos.

Y entonces lo recordó.

Había otra ventana de HUD aparte de la que estaba viendo.

Centró la mirada en la pestaña de información del set. Efectivamente, debajo de esta parecía haber otra ventana superpuesta, oculta a simple vista.

Con un movimiento de mano, tal como lo haría en Yggdrasil, apartó la ventana principal, despejando la pantalla.

En menos de un segundo, la información oculta quedó completamente expuesta ante sus ojos.

Y con ello, encontró la mitad de las respuestas que buscaba.

[Voto Sagrado: Favor de Ariane] (Forzado)

"Un juramento divino otorgado a aquel que consagró su alma a Ariane, la diosa de la Virtud y el Honor. Este voto establece una conexión directa con la deidad, convirtiéndolo en su único apóstol y Heraldo, otorgándole poderes sagrados que encarnan los ideales más elevados del credo de Ariane. El portador de este voto recibe la "Bendición de la Virtud y el Honor", un don que equilibra la rectitud de las Virtudes cardinales y la dignidad del Honor, guiándolos en sus acciones y otorgándoles fuerza en los momentos más cruciales."

Efectos:

1. Desbloqueo de Puntos de Fe:

Activa la estadística oculta Puntos de Fe, acumulada al extender la influencia de la divinidad, aumentar el número de seguidores o realizar acciones acordes con el credo de Ariane, como proteger a los inocentes, combatir el mal, o actuar de manera honorable en la batalla.

• Los Puntos de Fe pueden ser utilizados para:

• Potenciar habilidades divinas.

• Desbloquear nuevos efectos de la Bendición.

• Aumentar la afinidad con Ariane.

• Rezar por "milagros".

2. Bendición de la Virtud y el Honor:

Una bendición divina otorgada por Ariane, diosa de la Virtud y el Honor, que guía al portador a actuar con rectitud y dignidad. Esta habilidad representa la esencia del credo de Ariane, fusionando los principios de la virtud con el código del honor caballeresco.

• Al recibir la Bendición, el portador obtiene uno de los cinco efectos de manera gratuita.

• Los efectos restantes deben desbloquearse utilizando Puntos de Fe, incrementándose el costo con cada desbloqueo.

Efectos:

No Temeré a la Muerte (Pasiva):
"La verdadera virtud no se mide por evitar la muerte, sino por enfrentarla con honor y determinación."

• Si el portador recibe un golpe mortal que lo dejaría con 0 puntos de vida, su voluntad inquebrantable lo protege de la muerte una vez por combate, restaurando un 50% de su salud y maná.
Enfriamiento: 24 horas.

Sentencia (Activa):
"Un juicio divino realizado según los principios de la diosa Ariane y el portador, condenando las acciones que vayan en contra de las virtudes y el honor."

• Juzga a un objetivo en función de su moralidad relativa al credo del usuario y su deidad. Si el objetivo es considerado corrupto o malvado a los ojos de la Divinidad, sufre una reducción de un 30% en todas las estadísticas, sin posibilidad de resistir.
duración: 12 horas.
Enfriamiento: 24 horas.

Gloria del Valor (Pasiva):
"El verdadero caballero encuentra fuerza en el enfrentamiento digno y justo. Mientras más sean los enemigos a los que se enfrente para defender una causa justa, más grande será la gloria del caballero y su fuerza."

• Aumenta progresivamente el poder del portador según el nivel y el número de enemigos enfrentados simultáneamente. Este efecto solo se activa contra enemigos que no sean significativamente más débiles y siempre que las acciones del usuario sean compatibles con los ideales de virtud y honor, evitando fines malvados o caóticos.

Disciplina del Caballero (Pasiva):
"La templanza es una de las principales virtudes en el credo de Ariane. Mantener una disciplina equilibrada entre moderación y control premia al caballero que lucha por lo que cree justo."

• Reduce el costo de activación de todas las habilidades entre un 0% y un máximo del -40%, asi como reducir su tiempo de activación entre un 0% y un máximo del -50%, acumulándose gradualmente mientras el portador no consuma más del 50% de su maná total. Si el consumo de maná excede este límite, la bonificación se reinicia a 0% y no puede acumularse nuevamente hasta que pase el tiempo de enfriamiento de 168 horas(7 días). Ademas, se sufrirá una penalización de 25% el costo en todas las habilidades durante 24 horas.

Maestría de Códigos (Pasiva):
"Un verdadero caballero comprende y vive según los códigos que rigen su camino."

• Reduce un 50% el tiempo de activación de los Códigos y un 25% sus tiempos de enfriamiento. Además, permite mantener un [Código] adicional activo de forma simultánea y sin penalizaciones en su coste de activación. Este efecto puede acumularse con otros similares que incrementen el número máximo de Códigos activos.

..

.

La ventana antes oculta mostraba una larga lista de habilidades y efectos, cada uno más sorprendente que el anterior, pero lo primero que llamó la atención de Alex fue el título que encabezaba la lista:

"[Voto Sagrado: Favor de Ariane] (Forzado)."

Su mirada se estrechó de inmediato.

Lo que realmente le llamó la atención no fue solo el contenido de la habilidad, sino su relación con el tercer efecto del set: [Elección del Apóstol].

En algún momento entre que obtuvo la [Capa de Auriel] y el momento actual, algo había sucedido. Algo que no solo activó la [Elección del Apóstol, sino que además forzó un vínculo con la diosa Ariane, la misma a la que su personaje había jurado lealtad dentro del juego.

Ademas, la palabra "forzado" al lado de la habilidad no era un detalle menor. En Yggdrasil existían habilidades que imponían un estado forzado sobre su objetivo, como el control mental o efectos de estados como el de "Desesperación" que si no se resistía forzaba a su objetivo a escapar de su enemigo.

'¿En qué momento ocurrió esto?'

'¿Fue al equipar la capa? No… si fue así, la habilidad no habría estado activa antes de este momento.'

'Entonces… ¿Se activó en el instante en que llegue a este mundo? '

'¿O tal vez… mucho antes?'

Cuanto más lo analizaba, más preguntas se formaban en su mente.

'Si la [Elección del Apóstol] debía permitirle escoger una divinidad, ¿por qué no tuvo esa opción?'

'¿Es posible que este "Voto Sagrado" tenga alguna relación con su llegada a este mundo?'

' Si es así… ¿significa que Ariane es una verdadera diosa y fue ella quien lo envió aquí?'

'¿Por qué? ¿hubo alguna razón detrás de esto?'

'¿O simplemente fue un efecto colateral de algo más?'

'Si todo esto es cierto… ¿qué implicaciones tiene para él? ¿Y para Elizabeth?'

La acumulación de preguntas parecía no tener fin.

Por un momento, su mente comenzó a analizar cada una de ellas con una intensidad casi excesiva, como si intentara diseccionar cada posibilidad y encontrar la clave que uniera todas las piezas del rompecabezas. Era un hábito natural en él. En Yggdrasil, la información era un recurso valioso, a menudo más poderoso que cualquier objeto o habilidad. Comprender su situación a fondo podría significar la diferencia entre sobrevivir o cometer un error fatal.

Y esto… esto no era un simple detalle.

La cuestión principal era clara:

su llegada a este mundo podría no haber sido un accidente.

Hasta ahora, simplemente había asumido que había despertado aquí por simple coincidencia. O quizás por algún fenómeno inexplicable, similar a los escenarios de transmigración o reencarnación que tanto abundaban en la literatura moderna. Incluso él mismo había utilizado ese concepto en algunas de sus obras ya que le permitía a su público escapar, aunque sea por un momento, de la terrible realidad que se vivía en su mundo.

Pero nunca había considerado seriamente la posibilidad de que alguien lo hubiese traído aquí intencionalmente.

¿Y si no fue solo un accidente?

¿Y si todo esto… ya estaba decidido desde antes de que él llegara?

El [Voto Sagrado] lo había convertido en un Apóstol sin su consentimiento. Suponiendo que fuera una divinidad real la que lo había forzado a este papel…

¿Qué significaba eso realmente?

Una parte de él rechazaba la idea de que existiera un ser con tal poder sobre él.

Era ridículo.

No importaba qué dijera la habilidad, al final todo esto provenía de un juego. Y aunque Elizabeth y él mismo eran una prueba tangible de que aquello del juego se hizo realidad, aún no podía creer que un dios que solo existía en el juego como una fuente de números y datos fuera real… simplemente no podía ser posible porque los dioses no exist…

Ese último pensamiento fue su error.

Un dolor intenso atravesó su cuerpo de golpe.

Fue como si una corriente punzante recorriera cada fibra de su ser, concentrándose en su pecho con tal intensidad que por instinto se encorvó, llevando una mano al lugar afectado en un intento de mitigar el dolor.

El impacto fue lo suficientemente fuerte como para interrumpir sus pensamientos por completo.

—¡Señor Lumiel! —Elizabeth gritó su nombre con evidente preocupación, acercándose apresurada.

Alex levantó una mano en su dirección antes de que pudiera alcanzarlo.

—Estoy bien… —murmuró con voz tensa. —Solo sentí… algo. No te preocupes.

Elizabeth se detuvo, aunque su expresión mostraba que no estaba del todo convencida. Se quedó cerca, sin apartar la vista de él, lista para intervenir si algo más ocurría.

Alex inhalo lentamente, recuperando la compostura mientras intentaba analizar lo que acaba de suceder.

El dolor… no había sido un simple malestar ni una simple coincidencia.

Fue una reacción inmediata a algo.

Pero, ¿a qué exactamente?

Intentó recordar el instante preciso en que ocurrió.

Y entonces lo comprendió.

Justo antes de que el dolor lo golpeara, su mente estaba a punto de afirmar algo con certeza:

'los dioses no exi…'

El dolor lo interrumpió de nuevo antes de que pudiera completar el pensamiento, aunque esta vez no lo tomó por sorpresa y pudo disimular su molestia para no preocupar a Elizabeth.

Pero lo sabía: su cuerpo era el que le impedía terminar la frase.

El significado era claro.

Había dos explicaciones posibles.

La primera, la más obvia, era que su propio cuerpo —o mejor dicho, su avatar— no podía negar la existencia de las deidades sin sufrir consecuencias.

Después de todo, él no era humano.

Ahora su cuerpo era el de un ángel, un raza que dentro de la historia de Yggdrasil se relata que es un ser nacido de la luz primordial y un emisario de lo divino. Su esencia misma estaba vinculada a las deidades, lo que significaba que al intentar negar su existencia… su propia naturaleza lo castigó.

Pero había otra posibilidad.

Una más inquietante.

¿Qué pasaba si la reacción de su cuerpo no se debía solo a su naturaleza como ángel?

¿Y si se debía a su nuevo vínculo con Ariane?

El [Voto Sagrado] establecía un lazo directo con la diosa, convirtiéndolo en su único Apóstol y Heraldo. Mas allá de ser su patrona en términos de clase de trabajo, ahora su relación con ella era absoluta.

El hecho de que su cuerpo reaccionara de esa manera al intentar negar la existencia de los dioses… podría significar que Ariane no lo permitiría.

Tal vez, desde el momento en que su alma fue consagrada a su servicio, cualquier acto de duda, cualquier intento de negar su existencia o la de otras deidades, sería castigado de inmediato.

Y si eso era cierto…

Entonces su libertad de pensamiento ya no era absoluta.

No podía evitar que, a pesar de las circunstancias, una leve sonrisa apareciera debajo de su yelmo ante tal descubrimiento.

—Interesante… simplemente interesante.

Un vinculo forzado. Un castigo inmediato por negar a su diosa. Y la posibilidad de que su llegada a este mundo no fuera un accidente.

Las piezas del rompecabezas estaban comenzando a encajar.

Y si todo esto era cierto… entonces tenía aún más razones para seguir investigando el funcionamiento de este nuevo vinculo y sus propiedades.

Aunque esta habilidad venía con ciertas penalizaciones que podrían considerarse severas al estar atado a una entidad superior, de momento los beneficios que traía consigo las superaban con creces.

Para empezar, y lo más importante, ya no tenía que preocuparse por los Puntos de Fe. Gracias al [Favor de Ariane], esta estadística se había desbloqueado definitivamente.

Por curiosidad, intentó percibirla del mismo modo en que podía sentir su maná, salud y resistencia y… ahí estaba.

Era una sensación extraña. Similar a su reserva de maná, pero diferente en esencia. Estaba completamente vacía, lo cual tenía sentido, considerando que apenas había obtenido acceso a ella.

Si su descripción era correcta, estos puntos no se regeneraban con el tiempo como él maná, sino que se acumulaban a través de sus acciones, extendiendo la influencia de Ariane, aumentando el número de seguidores o actuando conforme a los principios de su credo.

'Un recurso ligado a la fe y la devoción… no parece ser algo fácil de obtener a corto plazo.'

De momento no tenía forma de probarlo. Así que dejó ese problema para el Alex del futuro y se enfocó en lo siguiente.

Su miraba se dirigió a la segunda característica del [Favor de Ariane]: La [Bendición de la Virtud y el Honor].

Era facil ver las ventajas de las cinco habilidades que ofrecía esta bendición. Como explicaba su descripción, cada una representaba un aspecto del credo de Ariane, fusionando sus virtudes cardinales con el honor caballeresco que simbolizaba su papel como patrona de los Caballeros Sagrados.

Si su interpretación era correcta:

[No temeré a la Muerte] representaba el Honor.

[Sentencia] encarnaba la Justicia.

[Gloria del Valor] correspondía a la Fortaleza.

[Disciplina del Caballero] reflejaba la Templanza, aunque también tenía matices de la Prudencia.

[Maestría de Códigos] no solo estaba vinculada a la virtud del honor, sino tambien a los propios Códigos de Caballería, pilar fundamental de los Caballeros Sagrados.

Cada una de estas habilidades tenía el potencial de cambiar el curso de un combate. Juntas, harían de la [Bendición de la Virtud y el Honor] un poder que, si se usaba correctamente, podría considerarse una carta de triunfo en sí misma.

Pero había un problema.

De momento, solo podía escoger una de forma gratuita.

Si aún estuviera en Yggdrasil, la decisión sería sencilla. Su elección sería [Disciplina del Caballero]. A pesar de la penalización por excederse en el consumo de maná, la reducción en el costo de activación de habilidades compensaba ampliamente ese inconveniente. Pero su verdadero valor radicaba en su reducción del tiempo de activación en un -50%.

En otras palabras: podría utilizar todas sus habilidades un 50% más rápido, a cambio de un incremento del 10% en su gasto de maná por cada uso.

Sin embargo, en este mundo, su situación era completamente distinta.

No tenía información suficiente sobre las amenazas que podría enfrentar.

Con todo esto en mente, su decisión no era tan sencilla.

Estaba entre tres opciones.

La primera seguía siendo [Disciplina del Caballero], ya que la reducción en el tiempo de activación del -50% eran una ventaja demasiado valiosa como para simplemente ignorarla.

La segunda opción era [Gloría del Valor], cuya utilidad dependía de su estilo de combate. Si bien no era una habilidad que ofreciera un beneficio inmediato, podría volverse un arma letal en combates prolongados o en enfrentamientos contra múltiples enemigos poderosos, y si la combinaba con su armadura [Santuario Alado] y los [Brazaletes de Atlas]… solo podía imaginarse la fuerza imparable que se volvería, aunque claro, eso dependía de si la habilidad funcionaba como él creía.

Y la última opción…

[No Temeré a la Muerte]

Esta habilidad era un seguro de vida.

Un efecto de última oportunidad que le garantizaba sobrevivir ante un ataque letal.

No era un concepto nuevo ni desconocido. Le recordaba a la característica pasiva de los Caballeros de la Muerte, una clase de no-muertos de nivel bajo-medio en Yggdrasil que, al recibir un golpe fatal, se mantenían con 1 punto de vida en lugar de morir inmediatamente.

Sin embargo, [No Temeré a la Muerte] era completamente distinta.

Esta habilidad no solo evitaba la muerte, sino que restauraba un 50% de su salud y maná, dándole una oportunidad real de contratacar o escapar de aquello que provocó su activación.

'Si la utilizo correctamente, podría significar la diferencia entre la vida y la muerte… y si lo combino con la habilidad de resurrección del [Anillo de Tiphereth, entonces tendría no una, sino dos habilidades que lo salvarían de una posible muerte.'

En un mundo donde posiblemente la derrota no significaba reaparecer en la base o punto de aparición más cercano, sino la muerte absoluta, no podía permitirse subestimar el valor de una habilidad como esta.

Su decisión aún no estaba tomada… pero ya tenía en claro cuáles serían sus opciones.

La primera en ser descartada fue [Gloría del Valor].

Si bien su combinación con su armadura de Campeón Mundial [Santuario Alado], que brillaba en enfrentamientos contra grandes cantidades de enemigos, y los [Brazaletes de Atlas], que aumentaban drásticamente sus estadísticas físicas (puntos de vida, ataque físico, defensa física, agilidad y resistencia) haría de esta esta habilidad un refuerzo considerable, había un problema: su utilidad dependía de las condiciones de su activación que no eran del todo claras.

La descripción indicaba que el poder del usuario aumentaba progresivamente según el número y nivel de los enemigos a los que se enfrentaba de manera simultánea, siempre que no fueran significativamente más débiles que él.

Pero, ¿Qué significaba realmente este "aumento progresivo de poder"?

Si se enfrentaba a un gran numero de enemigos poderosos, la sinergia entre la habilidad y su equipo lo haría prácticamente imparable. Sin embargo, ¿Qué ocurriría si solo tenía que enfrentarse a uno o dos seres de un nivel similar o mucho mayor al suyo?

¿El incremento de poder que otorgaba la habilidad era fijo, sin importar la fuerza del enemigo, siempre que cumpliera con la condición de no ser "significativamente más débil"?

¿O la bonificación aumentaba proporcionalmente a la fuerza de cada oponente, volviéndose más efectiva mientras más poderosos fueran?

Esa incertidumbre era lo que volvía a esta habilidad poco fiable en su situación actual.

Si la activación dependía únicamente del número de enemigos, entonces no serviría de nada contra un solo oponente de poder descomunal. Y si dependía de la fuerza del enemigo, la habilidad podía ser más útil de lo que pensaba, pero aún asi podría ser contrarrestada si el enemigo era uno solo… simplemente no podía arriesgarse a depender de una mecánica que aún no comprendía en su totalidad.

Con esa duda en mente, la habilidad quedo descartada.

La siguiente en ser eliminada fue [Disciplina del Caballero]

Aunque la reducción en el tiempo de activación de habilidades era tentadora, su mayor problema residía en la penalización.

Si bien confiaba en su capacidad para mantener su consumo de maná bajo control, eso solo era cierto en un ambiente controlado, como lo fue Yggdrasil. Pero aquí, en un mundo donde no sabía si había un límite de nivel, y donde podría enfrentarse a seres con un poder superior al de cualquier jefe, no podía garantizar que mantendría su gasto de maná por debajo del 50%.

Especialmente si se veía obligado a utilizar las habilidades de su clase [Campeón Mundial], que consumían una cantidad absurda de recursos.

El riesgo de sobrepasar el límite y activar la penalización era demasiado grande como para considerarlo en este momento.

Eso dejaba solo una opción.

[No Temeré a la Muerte]

Era la elección más segura.

No solo le garantizaba una segunda oportunidad en combate, sino que además restauraba un 50% de su salud y maná. Una habilidad que, bien utilizada, podía significar la diferencia entre la victoria y la muerte.

Lo mejor de todo es que no era una habilidad de resurrección, sino un seguro de vida.

Y ese detalle marcaba una gran diferencia.

En Yggdrasil, los objetos de resurrección no podían utilizarse de manera consecutiva. Un jugador no podía revivir inmediatamente tras ser eliminado y volver a caer en combate para ser resucitado de inmediato otra vez.

Si fuera posible, el PvP del juego se habría terminado convirtiéndose en una absurda competencia de ver quién tenía más objetos de resurrección en su inventario.

Todos los objetos de ese tipo imponían un tiempo de espera de 24 horas tras cada resurrección, impidiendo que un jugador muriera y reviviera constantemente en medio de una batalla.

Si esa misma limitación existía en este mundo, entonces esta habilidad le otorgaba una salvación adicional, independientemente de cualquier método de resurrección.

En otras palabras, aunque estuviera por ser eliminado una vez, esta habilidad impediría su muerte.

Y si luego caía de nuevo, aún tenía el efecto de resurrección definitivo del [Anillo de Tiphereth] como una segunda línea de defensa.

Con la decisión tomada, extendió la mano y seleccionó la habilidad.

Tan pronto como lo hizo, sintió cómo [No Temeré a la Muerte] se integraba a su repertorio de habilidades, volviéndose parte de su ser.

Al mismo tiempo, las habilidades restantes en la lista se atenuaron, indicando que ahora estaban bloqueadas hasta que pudiera desbloquearlas en los santuarios designados, utilizando Puntos de Fe.

Aunque ahora que lo pensaba…

¿Había siquiera santuarios de Ariane en este mundo?

Dejó escapar un leve suspiro. No era algo que valiera la pena pensar ahora. Ya lo averiguaría con el tiempo.

Por el momento, su prioridad había cambiado.

Alzó la vista al cielo.

El sol brillaba en lo alto, pero sus ojos no sentían molestia alguna al mirarlo directamente.

Si tuviera que estimar la hora basándose en su posición, diría que eran entre la de la mañana.

El clima se mantenía moderadamente frío, no muy distinto a lo que fue de noche. Aunque en su mundo el concepto de estaciones había desaparecido hace mucho tiempo, por la temperatura y la posición del sol, podía suponer que estaban en los primeros días de otoño.

Un dato irrelevante en este momento.

Ya había hecho todo lo que tenía que hacer aquí.

Había comprobado el funcionamiento de sus habilidades.

Estaba completamente equipado con su equipo divino.

Contaba con cuatro ítems mundiales en su poder…

Ahora solo quedaba una cosa por hacer:

Reunir información.

Y ya tenía su primer objetivo en mente.

Con esa resolución en mente, desvió la mirada hacia Elizabeth, quien seguía esperando en silencio a solo unos metros de distancia.

—Elizabeth.

Al escuchar su nombre, la pequeña dragonoid reacciono de inmediato, irguiéndose con más energía de la esperada.

—¡Sí, Señor Lumiel! —respondió con firmeza, con un tono ligeramente más enérgico de lo que habia mostrado hasta ahora.

Sus ojos rojos se iluminaron con atención y en su rostro apareció una leve expresión de determinación.

—¿Necesita algo? Si hay algo en lo que pueda serle útil, por favor, no dude en pedírmelo.

Parecía que, aunque no lo mostraba abiertamente, aún seguía preocupada por la violenta reacción que había tenido momentos antes.

Alex suspiró levemente.

—No es necesario. Estoy bien —dijo con tranquilidad, reafirmando sus palabras con una leve inclinación de cabeza. —Pero gracias.

Elizabeth pareció relajarse un poco al escuchar eso, aunque su expresión seguía reflejando cierta inquietud.

—Dicho eso… —Alex cambió el tono de la conversación sin darle más vueltas al asunto. —Es hora de ponernos en marcha. El descanso terminó, y tenemos muchas cosas por hacer.

—Estoy lista para partir en cualquier momento, Señor Lumiel —afirmó ella sin dudarlo.

Sin embargo, tras una breve pausa, inclinó ligeramente la cabeza y agregó con cautela:

—Si no es mucho atrevimiento… ¿puedo preguntar a dónde nos dirigimos?

Alex la observó en silencio durante un instante.

Era una buena pregunta.

Después de todo, no había mencionado en ningún momento cuál sería su próximo destino.

Finalmente, optó por la respuesta más directa.

—Vamos a espiar a los nativos de este mundo y reunir información sobre ellos.

Elizabeth parpadeó un par de veces.

Y luego, como si hubiera descubierto un mensaje oculto en sus palabras, su rostro se iluminó con un destello de emoción.

—¡Oh! ¡Ya veo! ¡Así que era eso!

Alex no le prestó mucha atención a su reacción. En su lugar, extendió una mano en su dirección en señal de invitación, mientras desplegaba sus seis alas.

Las estructuras blindadas, que antes permanecían ocultas a simple vista, se desplegaron con un movimiento fluido, revelando su majestuosa envergadura.

Las plumas blancas brillaban con una tenue luz, y el metal dorado que reforzaba su estructura reflejaba los rayos del sol con un fulgor casi sagrado.

—Entonces, ¿nos vamos?

Elizabeth no dudó ni un segundo en responder.

—¡Sí!

Sin vacilar, tomó la mano que Alex le ofrecía con la suya, que parecía frágil y delicada en comparación con la armadura que él llevaba.

En cuanto se aseguraron de que todo estaba en orden, Alex flexionó las piernas y, con un solo y potente impulso, se elevó en el aire.

El movimiento generó una explosión de viento y polvo, arrastrando guijarros y hojas secas en todas direcciones.

Y así, en un parpadeo, ambos desaparecieron en el cielo, dejando atrás la formación rocosa que les había servido como refugio durante su primera noche en el Nuevo Mundo.


Nota de autor:

¡Hola de nuevo! En esta cuarta y última parte del capítulo 2 se abordan varios temas que han sido insinuados en capítulos anteriores y que sentarán las bases para lo que vendrá más adelante. Sin embargo, por el momento, todavía estamos algo lejos de eso... (Si quieren comprender un poco mejor lo que se menciona aquí, pueden releer la parte 1 y la parte 4 del capítulo 1, aunque no es estrictamente necesario, ya que intenté que todo se entienda sin necesidad de haberlos leído).

Con esto, concluye el arco introductorio del Nuevo Mundo y la forma en que Alex y Elizabeth reaccionaron ante su llegada. Es cierto que me estoy tomando mi tiempo (mucho, de hecho) para desarrollar algo que, en la mayoría de los fanfics de Overlord, suele resolverse en las primeras mil palabras del capítulo 1. Sin embargo, no quiero apresurar las cosas ni que el OC que introduje en la historia de Overlord termine pareciendo un simple cascarón vacío, cuyo único propósito sea mostrar un poder absoluto y humillar a todos los habitantes del Nuevo Mundo. (Spoiler: Dudo mucho que eso suceda en el futuro.)

PD: me gustaría agradecer a todos aquellos que leen la historia y en especial a los que la siguen y le dieron a favoritos.

[Divagaciones sin importancia]

Pero bueno, hablando del OC... Esto es algo que noté incluso antes de publicar la historia, pero no puedo evitar sorprenderme por lo extrañamente similar que son Alex/Lumiel Seraph (mi OC) y Aurora Borealis, el OC del fic Golden Conquest.

Simplemente me resulta curioso cómo pueden existir dos historias tan parecidas y, al mismo tiempo, tan diferentes. Mientras que Lumiel podría considerarse un Paladín de la Devoción, Aurora es un Paladín de la Conquista—dos polos completamente opuestos, pero a la vez similares. En cierto modo, es como si se mostraran dos universos alternos en los que se explora qué ocurriría si un Paladín de la Conquista o un Paladín de la Devoción llegara al Nuevo Mundo.

Solo me parece curioso. Y algo que me hizo mucha gracia es que, en el último capítulo de Golden Conquest, se da a entender que Aurora adopta el alias de Alexander (básicamente el mismo nombre de Lumiel, lo que refuerza aún más mi punto de que son muy similares y eso me gusta, jajaja).

Ahora sí, nos vemos en el próximo capítulo. ¡Adiós!