Ladies and Gentlemen!

Después de una pequeña pausa, retomamos con nuestros capítulos en donde nos quedamos. Seguimos a nuestra viajera que aun se encuentra en Liyue, visitando a nuestro "doctor", "medico" favorito de la región. Un personaje tan importante para él, debe existir una historia tan hermosa. ¿Están listos?

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Genshin Impact no me pertenece. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.


Caminar con Lumine era una de sus actividades favoritas cuando la misma regresa a Liyue.

Verla caminar entre el pasto alto con una pequeña sonrisa en su rostro, podía decir que era lo más hermoso que sus ojos podían ver. Por primera vez, se alegraba de encontrarse vivo. Escucharla tararear alguna que otra cancioncita mientras ella se encarga de mirar todo a su alrededor como de atrapar a los pequeños insectos que vuelan a su alrededor mientras explica que con los mismos se pueden crear varios objetos, era aquella información la que llamaba su curiosidad que no dudaba en acercarse a la misma para escucharla con atención y aprender de la misma como ella también hace cuando se encuentran juntos.

Observar como ella se agacha un poco para recoger las flores que habían estado buscando en todo ese tiempo junto con Qiqi a su lado, no podía dejar de pensar que se veía como una madre cuidando de su pequeña niña al escucharla hablar con suavidad como que una sonrisa apareciera en la misma cuando la pequeña Zombi no dejaba de preguntarle sobre las mismas cosas una y otra vez. Era sorprendente ver que a ella no le molestaba volver a repetirle las palabras, incluso le ayudaba a que recordara las mismas y la felicitaba con una dulce caricia a sus mejillas.

Un gesto que alegraba a la pequeña Qiqi y provocaba que para Baizhu empezara a sentir una gran curiosidad por ella.

Una curiosidad que crecía con el paso del tiempo y que era capaz de transformarse en una enfermedad contagiosa.

Era imposible no mirar aquella fortaleza como belleza e inteligencia que poseía. Aquella facilidad con la que habla a pesar de que aún le seguía costando entender algunas cosas de aquel mundo, que incluso su pequeña compañera alada, Paimon, siempre se encontraba a su lado mientras le hacia una breve explicación de las mismas. La forma tierna en que es capaz de hacer algún chiste para romper los silencios incomodos como aquella seriedad que se forma en su rostro cuando se encuentran con fuertes enemigos en su camino. Baizhu era capaz de perderse entre aquella dulce voz como sus ojos dorados brillando de alegría, era capaz de perderse en aquella hermosa danza con su espada misma como en aquellas grandes carcajadas que es capaz de soltar con total libertad cuando habla con todas las personas como si de viejos amigos se tratara.

Aquella tierna sonrisa y suave tacto, quizá era lo que le llamaba aún más. Su forma única de ser, fue lo que cautivo aún más su corazón.

Era capaz de trabarse un poco o confundirse al ver que ella le prestaba total atención en aquellas pequeñas clases que le daba al aire libre sobre que remedios son buenos y que otros pueden ayudar en un momento de emergencia, incluso saber cuál de todos también podía tratarse de algún veneno. Tenía que aprender de todo un poco porque era incierto lo que se encontraría más adelante. Era algo sorprendente saber que alguien más estuviera interesado en sus conocimientos que de alguna manera, podía sentir alegría al mismo tiempo que aquel nerviosismo lo invadía al sentirla tan cerca de él.

Podía sentir como su débil corazón golpeaba con ternura su pecho y una pequeña sonrisa aparecía en su rostro mientras trataba de continuar con una extensa explicación a la que ella no dudara levantar su mano como si de una pequeña niña se tratara.

Pero, mientras más sentía que se involucraba con Lumine, más miedo tenía de lo que su tonto corazón fuera capaz de sentir.

¿Miedo a que tenía?

Miedo a sentir.

Miedo a amar.

Miedo de cambiar.

Tenía que mover su cabeza de un lado a otro cuando pensaba de esa manera. Tenía que distraerse con otra cosa o aquellos ojos dorados serían capaces de adivinar todos sus pensamientos y quisiera alejarse de él por aquel extraño pensar.

Lo que menos quería, es que Lumine se alejara de él.

Lo que menos quería, era quedarse solo con sus pensamientos y aquellas ideas sobre aquellos temas tabú que son capaces de molestar a una y muchas personas más.

¿Por qué era tan fuerte ese sentimiento en su pecho?

El simple pensamiento de que una persona tan importante para él se aleje, era aterrador.

Podía soportar la idea de que cada quien tomara su camino, era difícil que se entrelazaran sus destinos entre sí. Podía soportar la idea de la vida y la muerte, al final en cuenta, era su trabajo curarlos y tratar con todo tipo de remedios para que la persona mejore o dejar que este tenga un digno descanso. Era su deber velar por los mismos. Pero pensar que Lumine desaparezca de un momento a otro sin explicación alguna, era realmente aterrador.

No le agradaba.

Le gustaba saber que siempre regresaba con bien. Le encantaba verla pasar por la farmacia para saludar o conseguir un buen remedio para la que sería su próxima parada. Disfrutaba escuchar cada una de aquellas historias que traía de las otras naciones como de los nuevos amigos que se encargó de hacer en su camino, los momentos tan críticos por los que paso como de una buena victoria al final. Era imposible no soltar carcajadas o hablar cuando las cosas se ponían interesantes.

Claro, desde hace mucho, pensó que la vida de Lumine era demasiado interesante que realmente quería estar al tanto de todo lo que pasaba a su alrededor. Debe ser interesante ver lo que sus ojos son capaces de apreciar que era imposible no soñar despierto con aquellas buenas descripciones que la misma es capaz de decir, que incluso, era capaz de llamar la atención de todas las personas que se encontraban en su farmacia. Sus historias tenían un cierto efecto calmante en todos ellos que se quedaban escuchando, soltando pequeñas risitas y sorprendiéndose de lo peligroso que fue toda aquella situación.

Ella también tenía el don de curar. Tenía el don de dar paz y otorgar tranquilidad a todas las personas a su alrededor. En muchas ocasiones se dio cuenta que las personas de su entorno se encontraban mejor de salud. Quizá, escuchar las aventuras de una joven viajera, era capaz de reanimar a las mismas.

Quizá, era aquel místico poder que rodea a la misma. Aquel halo dorado que la rodea y que es capaz de alejar el poder del abismo, aun resultaba un misterio para él. Quizá, había algo más en ella que era capaz de atraer a las personas.

Si, quizá era eso también.

-¿Baizhu?

Salir de sus pensamientos en cuanto ella le llama por su nombre. Provocaba que soltara una pequeña risita mientras negaba.

Realmente, aquello no le importaba por más curiosidad que pudiera tener, simplemente tenía que hacer la vista gorda y esperar pacientemente por su regreso. Esperar pacientemente a que ella le diga toda la verdad de lo que es en realidad.

-Bien hecho querida viajera -Decir con una ternura que él mismo se desconocía.- Haz hecho un buen trabajo, te felicito

Una dulce caricia a sus cabellos dorados era más que suficiente como una pequeña recompensa por un trabajo muy bien realizado. Un gesto que a Lumine le encantaba porque no era capaz de separar su mano mientras es capaz de soltar varias risitas. Aquella acción se sentía tan bien para la viajera de dorados cabellos, no importando verse como una niña pequeña, era un gesto que le encantaba demasiado.

Y aquel, era un suave toque que él también disfrutaba. Porque era de esa manera en la que estaba más que seguro que ella realmente se encontraba ahí. Y de alguna manera, era capaz de curar en secreto todas aquellas heridas que aún se podían encontrar abiertas. Aunque al final quedarían como cicatrices más, le alegraba poder ser de ayuda para poder aliviar todo el dolor que pudiera tener en ese momento.

Se encontraba molesto de ver tantas heridas y saber que fue demasiado imprudente, sabía muy bien que aquella imprudencia sería peligrosa en un futuro que no dudaba en regañarla con suavidad. Se molestaba no poder salir de la farmacia porque siempre llegaría alguien que necesite de su ayuda. Era imposible irse de ese lugar. Por eso, le tocaba esperar pacientemente por ella.

Esperar ver aquella radiante sonrisa, esos ojos que brillan de vida misma.

Era lo único que necesitaba para curar aquel corazón tan cansado y enfermo que tenía.

Si, porque la enfermedad que descubrió, era demasiado fuerte como para encontrar una cura. Podía ser buena, tan maravillosa que milagrosamente, sería capaz de curar todos los males del mundo, pero la misma podía ser fatal para aquellos que pierden su camino, para aquellos que pierden su destino o incluso su luz misma.

Podía ser contagiosa, podía ser mortal a sus ojos.

¿Acaso a él se le estaba permitido sentir?

No lo sabía y tenía miedo de descubrirlo.

Pero era imposible contener su curiosidad.

Mientras más se acercaba a ella, mientras más fuertes eran sus deseos de estar a su lado, más miedo tenía de lo que pudiera suceder en el futuro. Más miedo tenía de que su débil corazón dejara de mantenerlo con vida o que aquellos sentimientos que recién estaba descubriendo, sean solo una simple ilusión como la mayoría de las cosas.

Le temía tanto al dolor que estaba más que dispuesto a hacer los mismos a un lado antes de caer en la esperanza.

Regresando al presente, Baizhu no pudo evitar soltar un pesado bostezo mientras dejaba el libro, que había intentado leer, en aquella mesita de noche que se encontraba al lado de la única cama de aquel cuarto.

Acomodo sus lentes y alzo la vista para analizar la habitación en la que se encontraba.

¿Qué hora era?

Supone que ya es demasiado tarde porque desde hace algún tiempo, los últimos rayos de sol ya se habían ocultado y lo único que podía escuchar, era el suave ruido del viento como el cantar de algunos pequeños grillos. Ni siquiera se había dado cuenta en qué momento habían encendido la luz de la habitación.

Enderezó su espalda que le dolía horrores. Cerró los ojos por un momento para descansar los mismos y tomar una gran bocanada de aire. En el momento que volvió abrir los ojos, su vista inmediatamente se dirigió a donde la viajera de dorados cabellos se encontraba descansando desde hace ya un par de días.

Creía volverse loco al ver que ella no es capaz de abrir aquellos ojos dorados que le encantaban tanto que realmente no le importaba el castigo que Hu Tao ya tenía preparado para él, sería capaz de utilizar todo lo que este entre sus manos para que ella pueda despertar de aquel sueño que creía, se volvería eterno.

Se encontraba desesperado. Su poder no era suficiente para que ella despertara.

Lo había intentado de todo, pero su querida viajera no era capaz de despertar.

No entendía porque pasaba algo como esto si su salud era la mejor de todas. Había revisado a la misma en varias ocasiones y no había nada malo en su cuerpo. Ella había sido capaz de purificar aquel mal, aunque no dejaba de sentir que quizá, se encontraba algo más en su interior.

Algo que fuera capaz de poner su vida en peligro.

Al pensar de esa manera, no pudo evitar tener aquel horrible presentimiento de perder a Lumine para siempre. La simple idea le causaba unos horribles escalofríos que tenía que mover su cabeza de un lado a otro para alejar aquellas malas ideas.

No, ella iba a ser capaz de despertar.

Cuando menos se lo espere.

Ella será capaz de abrir los ojos.

Era imposible que algo malo le suceda.

Era imposible que pueda caer de esa manera.

Pero.

-Por favor -Susurro con cierto pesar. Tomando la mano de la viajera entre las suyas, una vez más empezó a usar su poder curativo en la misma. No importaba agotarse en ese momento, con tal de que ella fuera capaz de despertar. Incluso le daría su vida misma.- Debes despertar mi querida viajera -Soltó una pequeña risita que le sabia tan amarga que fue capaz de morder sus labios hasta sangrar con tal de evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.- Debes despertar Lumine, tienes que despertar, sé que lo harás, así que por favor, no tardes o seré capaz de volverme loco

No podía perderla ahora que se había dado cuenta de que se trataba aquella enfermedad que atormentaba su débil corazón.

Amor.

Siempre había sido amor el causante de todos sus males.

El amor que podía destruirlo en ese momento.

Soltando un pesado suspiro. Se levanto un poco de su asiento para acercarse al rostro de Lumine. Un rostro tan tranquilo y sereno era el que se encontraba ahí. Sin poder evitarlo, cerro sus ojos con suavidad al mismo tiempo que había besado la frente de la querida viajera de dorados cabellos.

Esta, sería otra noche difícil.

No se había dado cuenta en qué momento se había quedado dormido hasta que sintió una pequeña mano acariciar sus cabellos con suavidad mientras un dulce tarareo lo hacía adentrarse aún más al mundo de los sueños.

Baizhu se levantó de manera sorpresiva. Soltando un pequeño quejido ante aquellos molestos rayos que se colaban por la ventana, lo que más llamo su atención, fue una risa alegre que no dudo en mirar a esa dirección con su rostro avergonzado.

Ella se encontraba ahí.

Lumine al fin había abierto sus ojos.

Y se veía tan radiante que en lugar de responder aquel alegre llamado, solo pudo lanzarse a ella y abrazarla con fuerza. Por un momento, pudo sentir como su corazón se le salía del pecho, pero al sentirla tan viva ahí, fue capaz de soltar todo el aire que había estado guardando. Incluso, fue capaz de sentir como un gran peso desaparecía de sus hombros.

-No me hagas preocupar de esa manera -Susurro Baizhu en un tono molesto. Aunque en realidad, era una mentira que se sintiera de esa manera. Estaba más que aliviado que tuvo que morder sus labios con suavidad para evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.- No lo vuelvas a intentar, nos asustaste a todos, no sabía que más hacer si no eras capaz de despertar

-Perdón -Se disculpo la viajera.- Pero no podía dejar que eso le pasara a una persona importante para mí -Baizhu abrió un poco más sus ojos al sentir como ella correspondía a su abrazo. Sentir aquellos delgados brazos detrás de su espalda, provoco que sus mejillas se pintaran levemente de rojo. Sentía que, si no era capaz de controlar su débil corazón, ella se daría cuenta de sus sentimientos en ese momento. En su lugar, ella soltó una risita tan cantarina que no fue capaz de pensar en otra cosa que no sea ella y su cabeza siendo apoyada en su pecho.- Todos son importantes para mí, si puedo ayudar a cargar con aquel peso de sus hombros, con gusto lo hare, incluso compartir una pesada carga contigo, estoy más que dispuesta a eso y mucho más -Al final, cuando ambos se separaron. Baizhu notó la determinación en la mirada de la viajera. Aquella misma mirada que siempre le dedicaba, incluso al saber cuál era aquel pequeño secreto que guardaba, ella seguía estando ahí.- Seguiré estando por aquí por mucho tiempo Baizhu, no me iré, aun no, ¿Lo olvidaste? Aun me tienes que enseñar como hacer esa medicina especial

Aquella gran sonrisa, esas mejillas sonrojadas.

Sin poder evitarlo, su cuerpo se movió solo.

Con ternura, besó la frente de la viajera.

Al separarse de ella, una sonrisa apareció en el rostro del doctor de Liyue.

-Claro que sí, aún tenemos mucho que compartir -Soltó una suave risita. Lumine que lo miraba, no pudo evitar sonrojarse, era la primera vez que veía una sonrisa tan grande en su rostro.- Aún tenemos mucho que hacer, solo si me prometes que intentaras evitar el peligro, pero si no puedes hacerlo, tienes que venir de inmediato para empezar a curarte

-Lo intentare -Carcajeó Lumine.- Gracias Baizhu, por cuidarme todo este tiempo

Baizhu sonrió. Como siempre ha hecho, poso su mano en aquellos dorados cabellos de la viajera. Suaves y tiernas palmaditas le dedicaba mientras ella sonreía y le preguntaba sobre todo lo que se había perdido en todo ese tiempo que había estado durmiendo.

Mientras Baizhu hablaba, sus pensamientos se encontraban en algún otro lugar.

Sentir que perdía a Lumine, fue realmente aterrador.

Pero al verla despierta, fue cuando pudo respirar al fin.

El amor podía ser aterrador, pero también era capaz de aliviar el alma misma.

En ese momento, él lo comprendió. Lo importante que era ella para él. No solo por sus estudios de la inmortalidad, no tenía nada que ver con eso cuando el corazón se encontraba implicado.

Una medicina o una maldición mucho más fuerte era lo que podía sentir. Podía ser su fuerza, al mismo tiempo que su más grande debilidad.

El tierno amor que empezaba a sentir por ella. Esa calidez que la misma le brindaba. Era algo que no iba a dejar ir. Ahora que había probado el paraíso y el infierno, era imposible que quisiera dejarla ir. Claro, aún tenía que saber un poco más del mismo y el tiempo mismo sería su cómplice.

Pero, aun así.

Como su médico, como su amigo.

Solo pedía estar a su lado.

Era lo único que necesitaba para sanar su alma. Era lo único que necesitaba para saber que ella se encuentra bien. Para poder curar aquellas heridas y poder enseñarle un poco más de aquel mundo de la medicina.

Solo era capaz de pedir eso.

Porque una vida juntos, quizá aun sea una idea un poco descabellada.

Pero, así como iban las cosas, no sonaba nada mal aquella idea.


¡Muchas gracias por leer!

Estamos a dos personajes cinco estrellas para terminar con la región de Liyue. Una de mis naciones favoritas. ¿Pueden adivinar quien será nuestro próximo personaje? ¡No se lo pierdan! Pues estará igual de emocionante.

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Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Martes 11 de Marzo de 2025