Este fic participa del evento Vampire Week 25 organizado por Esdefanfic
Prompts: mordida, maldición, ataud
Vampiro: sasabonsam
Universo: Moderno
«Un visita podria terminar en una desgracia»
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Nada más salir del aeropuerto, sintió el peso del ambiente, el calor parecía calentar cada vez con intensidad cuando pasaban los segundos, el sol brillaba con fuerza, empeñando su vista por el sudor. Giro hacia atrás, observando el frío ambiente que encerraba las puertas cristalinas del aeropuerto. Antes de poder tomar una decisión razonable, escucho los pasos de alguien acercarse a él.
– Bienvenido a Congo – exclama sonriente, no podía creer que ella estuviera tan fresca, mientras él parecía que pronto desfallecerá. Ella notando su rostro pálido, lo mira con preocupación – ¿Te sucede algo?
– Que si me sucede algo – con cierto dramatismo, usa su pasaporte como abanico – hace tanto calor que creo que me voy a desmayar.
Temari bufa molesta.
– Solo estamos a treinta grados, deja de lloriquear y entra al auto – dijo descontenta.
– Mujer problemática – murmuró con enojo, pero obedece. Arrastra su equipaje y lo mete al maletero para luego subirse al auto, donde ya la rubia copiloto le esperaba.
– Como no queremos que se desmaye el bebito – menciona con burla mientras enciende el aire acondicionado del auto – ¿Mucho mejor?
Shikamaru le mira con cierto recelo y se cruza de brazos, no pensaba decir que, si estaba a gusto que el aire frío le de directo en su cara, enfriando el súbito calor que le dio al salir del aeropuerto que parecía una agradable nevera.
Temari sonríe ganadora mientras arranca el auto hasta su destino.
Entra hasta una casa bien acomodada, alejada del centro de la ciudad, detrás, a unos kilómetros, Shikamaru pudo observar una gran reserva, o bosque salvaje, ya que Temari nunca le contó que su familia tenía una o viviera cerca de una reserva.
– No sabía que también tuvieran una reserva – indica de manera casual mientras salía del auto y miraba los imponentes árboles.
La rubia siguió con su mirada, mirando fijamente al lugar, tardando en responder.
– No es nuestro – responde, cierra la puerta del auto, y sin más camina hasta la casona – vamos entra – al darse la vuelta hasta su invitado, observa que él sigue mirando al bosque lejano – más tarde iremos al bosque, es parte del tour que te prometí.
– ¿Tour? – Shikamaru preferiría estar en casa, específicamente en la habitación de ella, pero era mejor no tentar a la suerte – bien, me emociona por empezar – menciona sin mucho ánimo.
Temari le lanza la llave que lo coje en el aire, mientras entra a la casa donde ya les esperaba sus hermanos para darle la bienvenida a su novio.
Una vez terminado de dejar las cosas en una habitación alejada de su novia, supervisado por uno de los hermanos, ambos se despidieron para salir de vuelta al centro, allí Temari le mostró la ciudad, aunque para Shikamaru no había mucho que ver, para él toda la ciudad era casi la misma, aunque con ligeras diferencias.
– ¿Por qué compraremos todas estas cosas? – Shikamaru no pudo evitar mirar las cuerdas, linternas, un hacha mediana, botellas de aguas, una mochila y otros utensilios – Temari te amo, pero no voy a ser tu complot para secuestrar, torturar y asesinar a tus enemigos – sus palabras atrajeron la curiosidad de los compradores que estaba cerca de ellos.
– Jaja, que gracioso – señala molesta – creo que aun tenemos tiempo de ir al bosque que no has dejado de preguntar en el almuerzo,
– Solo fueron tres preguntas – le corrige –, y creo que sería mejor mañana temprano, los bosques suelen ser traicioneros en la noche.
– Son apenas las tres de la tarde – Temari, obstinada, rechaza la idea, después de todo Shikamaru había estado aburrido durante el recorrido mientras ella intentaba mostrar con fascinación los lugares más turísticos del centro, además, que tenía el plan de llevarlo al museo. Sin embargo, su novio extranjero había tenido todo el día la cara aburrida, además de sudorosa, sabía que él era más un hombre de bosque que de ciudad, ermitaño – además soy experta, ya he estado en el bosque y por eso se que vamos a necesitar.
– Y porque mejor no vamos por tu equipo en vez de comprar nuevos – señala con cierta desconfianza.
– Cállate – chita molesta mientras compra un par de botas adecuadas para el recorrido boscoso.
….
Casi al atardecer llegaron en la entrada del bosque, Temari había decido ir por otro camino, con tal de no ir por la ruta de su casa, aquello le despertó curiosidad a Shikamaru, pero decidió no decir nada.
– No creo que sea buena idea dejar el coche – Shikamaru señala mirando el auto y a su propietaria que decidida caminaba hacia el bosque.
– No le sucederá nada, vamos – insiste.
Shikamaru suspiró, mirando el cielo donde hay tonalidades naranjas. Toma el primer paso, pero se detiene al notar un cartel de madera podrida por el tiempo, y casi oculto en un arbusto; se acerca y aparta las hojas. Traga saliva al leer.
– Oye problemática – el llamado atrae la atención de la rubia, al girar su enojo se esfuma – por la imagen deduzco que señala que no entremos – en el cartel descolorido por el tiempo, aún se podía observar la imagen de una calavera dentro de un círculo rojo y a sus lados triángulos amarrillos con signo.
– Eso – buscando una respuesta, alivia su tensión – es solo para los cazadores, ya te dije que yo ya estuve aquí. Solo hay animales salvajes, pero en las profundidades. ¡No seas miedoso!
– No soy miedoso, simplemente tengo que ser el tipo sensato.
Sus palabras molestaron a Temari que sin palabra gira sobre sus talones y sin pensarlo ingresa al bosque. Él solo abrió los ojos, y murmurando barrios insultos por tener la brillante idea de admirar el bosque, también se sumerge en el bosque, siguiendo el paso de ella hasta estar a su par.
En silencio recorre los senderos, admirando el ruido de los pájaros, hasta incluso vieron a algunos reposando en las altas ramas, y más de un animal. Tuvieron cuidado en pasar por ramas bajas, mirando bien que no les caiga la sorpresa de una víbora o tarántula.
Pronto la poca luz del día que se filtraba entre los árboles, fue reemplazada por las linternas.
– Deberíamos regresar – shikamaru limpia su sudor, estar dentro del bosque se sentía un calor húmedo, al punto de mitigar sus energías, las cuales eran siempre pocas.
– Espera, escuche algo – Temari mira fijamente donde captó el ruido – ¡Es un niño!
– ¡Temari! – antes que pudiera atraparla, ella sale corriendo en una dirección, agotado corre detrás de ella, sin perder de vista su espalda. A diferencia de ella que parecía conocer el lugar, él tropieza contra ramas, golpeando más de una vez su cara, aun así, no dejaba correr detrás de ella; hasta que cae de golpe al suelo cuando tropieza con una raíz sobresaliente – mierda – gruñe molesto al sentir su lengua arder por la mordida provocada cuando su mentón chocó contra el duro suelo. Al subir la mirada, no encontró a Temari, asustado se levanta y comienza a caminar, dirigiendo la linterna en todas partes mientras camina hacia donde fue la última vez que la vio – ¡Temari! – gritó su nombre sin importar que algunos animales salvajes podrían ser atraídos por el ruido, – ¡Temari!
Soltó un suspiro de alivio cuando su linterna enfocó el cuerpo femenino, caminó hasta ella recriminando su actuar:
– Nunca debes correr de esa manera, no en bosque desconocido, no me importa si has entrado antes – le extrañó que no hubiera respuesta en ella, al menos un bufido molesto, pero nada. Asustado, la agarró del hombro y la giró, palidece de horror con la cara desfigurada llena de sangre, la mandíbula destrozada, pero evidenciado unos dientes filosos, algunos gusanos gordos penetraban su piel, ávidos de buscar carne fresca. Un ruido le estremeció, eran chasquidos de dientes, los dientes de esa figura chocaban entre sí, evidenciando su hambre. Shikamaru inundado por el temor, bajó la mano y dio un paso hacia atrás, gran error, las cuencas oscuras que hacían de ojos lo miraron fijamente antes de saltar sobre él – ¡Ahh! – gritó de horror y cerró los ojos, al retroceder por el susto cayó al suelo de trasero. Podía sentir que aquella cosa le mordió el cuello, que sus dedos fríos que parecían garras se incrustaron en su carne. Su grito se escuchó en toda la selva, espantando a las aves que salieron disparadas.
– ¡Shikamaru!
Abrió los ojos de golpe al escuchar que lo llamaban, el sudor frío le bañaba el rostro, como el terror, sus ojos inquietos buscaban aquella figura monstruosa que se alzó sobre él, no había nadie más que su pareja.
Temari al observar su estado, se sintió fatal, con cuidado toma su mano, pero el cuerpo de él se sobresalta del susto.
– Solo fue un animal – señala suavemente para calmarlo, pensando que lo que lo asustó posiblemente fue un tigre o un animal salvaje – regresemos a casa – sugiere mientras intenta que se levante, solo pudo hacerlo cuando él cooperó.
La respiración de Shikamaru era agitada, la mandíbula le temblaba como todo su cuerpo, intentaba decirle lo que vio, pero solo al solo recordar aquella imagen, las palabras se atoraron en su garganta. Cerró los ojos.
– Oh mierda – Temari quedó de piedra al notar el cementerio que se observaba frente de ellos, sobre todo un ataúd abierto – malditos cazadores, de seguro que fueron esos ingleses en busca de una nueva colección para su museo – divago molesta mientras se inclina con respeto y pidiendo permiso, para luego cerrar el ataúd.
….
Entrada en la noche, Shikamaru se removió en su cama, la imagen de una figura encorvada le estaba persiguiendo, el corrió entre la maleza del bosque, en los charcos, su respiración se escuchaba tan agitado que quemaba en su garganta. Sus ojos miraban a todas partes y a la vez nada, todo estaba tan oscuro, como si la luna creciente que se alzaba en el cielo oscuro solo estuviera ahí de adorno. Pronto se escuchó las garras filosas cortando los árboles, estos caían rechinando detrás suyo.
De pronto sintió estar en tierras movedizas, o en un lago oscuro espeso que intentaba tragarlo, mientras el ruido de castañear los dientes se escuchaban tan cerca, y el filo de unas cuchillas. Intentó seguir luchando con el líquido espeso, pero sus manos quedaron enterradas, solo podía mover el cuello que lo sentido arder, quemar con fuerza.
Todo quedó en silencio cuando enfrente suyo se elevó un montículo, el agua oscura, como si fuese petróleo, se deslizaba dejando limpio un pedazo rectangular de madera improvisada que aparentaba un ataúd; sus ojos marrones no podían dejar de verlo, era como si estuviera hipnotizado, a pesar que mentalmente quería apartar la mirada.
Lentamente se abrió la puerta junto con chirrido que parecía un gritó, cerró los ojos cuando se abrió por completo, pero sintió como algo detrás suyo apretó su nuca con tanta fuerza, que los filos se introdujo dolorosamente en su cráneo. Gritó de dolor, pero la voz no salió, sólo se escuchó el zumbido de moscas saliendo del ataúd ensangrentado, allí solo había el cuerpo de Temari, mutilado y sin vida, se podía evidenciar que un corte fino le rebano el cuello.
La vista se le nublo de las lágrimas que caían, y el gritó de una bestia inundó el páramo oscuro, se volvió más fuerte a cada segundo, como si la bestia corriera hasta él, sin embargo, en cambio, se vio a sí mismo convertido en un monstruo sin aspecto, la boca desfigurada, el cráneo hundido, y las manos y pies en forma de garras en gancho, nuevamente abrió la boca para soltar un gritó ensordecedor, las moscas zumbaban a su alrededor, como si estuvieran proclamando a su nuevo líder, su horror fue más cuando aquella bestia que controlaba su cuerpo se abalanzó al cuerpo de la rubia para comer de su carne, desgarrando enorme pedazos que tragaba.
– ¡No! ¡Noooo! – Despertó de golpe, su cabello despeinado se sintió pegajoso por el sudor, miró la habitación oscura, sintiendo que estaba siendo vigilado, juzgado por algún ente. Pero la habitación estaba en silencio, oscura, la brisa ingresaba suavemente por la ventana abierta, meciendo la cortina delgada.
Aun sintiendo el terror en su piel, apretó las sábanas y cerró los ojos, una mala elección porque tan pronto como lo hizo los abrió, puesto la imagen de temari muerta en sus manos le provocó pavor.
– Es solo una maldita pesadilla – murmuró con enojo, en su mente saltó la duda de lo que vio en el bosque, trago saliva. Salió de la cama y caminó hasta la ventana, tenía intención de cerrarla, ni siquiera supo cómo llegó hasta la habitación, no recordaba nada más que aquella figura monstruosa saltando sobre él. Cerro la ventana y le puso el pestillo, y antes de cubrir con la cortina, el bosque lo sintió llamar, no era un llamado como de su bosque, tan sutil y ligero; este llamado lo sintió venenoso y bestial, inconsciente llevo su mano hasta el cuello donde sintió una fuerte punzada – Joder – gruñe tirando de la cortina gruesa, la habitación se volvió más oscura, se sintió enjaulado.
Negó con la cabeza y a tientas camino buscando la cama, sintió que el cuarto se llenó de una sensación pesada, sofocante. Escuchó el sonido de unas garras golpeando la pared, y sintió el picor de su mano que se hacía cada vez más persistente.
Corrió hasta la salida, no estaba solo y lo verificó cuando chocó contra algo o alguien, pronto una luz se encendió justo cuando el rostro desfigurado de una bestia se reveló en un grito, la boca costurada no podía retener por más tiempo el grito ensordecedor de la bestia, revelando sus colmillos filosos y un olor fétido, nauseabundo.
Shikamaru despertó de golpe, con la respiración agitada, el sudor empapando todo su cuerpo, los ojos en par mirando a la nada. La luz del día se filtraba en la ventana, pero su mente estaba en aquella pesadilla que la sintió tan viva.
No era un hombre supersticioso, pero de alguna manera supo que estaba siendo maldito. Necesitaba respuesta o huir del lugar.
Necesitaba hacer algo, y pronto.
…..
Sin decir ni una sola palabra, salió de la casa bien temprano, con la mente ocupada en pensamientos que no iba a ningún lado, no era alguien que tuviera el pasatiempo de psicoanalizar los sueños o pesadillas. Era un hombre de lógica, pero tampoco podía ignorar lo que había vivido, además que, al mirarse en el espejo, noto que una mancha oscura apareció en su cuello, exactamente en el lugar que fue mordido.
Más de una persona lo vio salir de la casa, y todos ellos concordaban con la idea de que parecía tener una paranoia.
Y su día no mejoró cuando descubrió una leyenda aterradora y repugnante, lo peor era la seguridad de los ancianos al decir que esos vampiros o como ellos llamaban sasabonsam eran reales, su rostro palideció aún más cuando una anciana con ojos aterrados le apuntó:
– Estás maldito – le dijo con el terror impregnado en su voz, – te convertirás en uno de ellos, en la tercera luna tu hambre consumirá tu ser – no quiso quedarse a escucharla, huyó como un cobarde, como siempre ella lo llamaba y sus amigos.
….
– ¡¿Cómo qué no lo encuentran?! – Temari estaba a un milímetro de perder la poca paciencia que tenía y dejarse dominar por los nervios, algo que rara vez, hasta nunca, había ocurrido.
– Lo siento señorita – uno de los guardianes del hogar Sabaku No respondió con una voz temblorosa –, no está en los jardines, ni en ninguna de las habitaciones, he mandado a mis hombres a buscarlos en el mercado, la ciudad – tragó saliva en espera de que ella pudiera entender mejor la situación.
– ¿Por qué tantos gritos a tan temprana hora? – el mediano de los hermanos entra en la sala, con los hombros caídos y el rostro adornado aún por el cansancio.
– El invitado de la señorita Temari se ha extraviado.
Kankuro no pudo evitar soltar una carcajada, molestando aún más a la rubia.
– Por favor Temari – rezongo – por esto es que estas alzando la voz, ni que fuera un niño – reprochó – ya es un adulto, él supo muy bien lo que estaba haciendo cuando salió disparado de la cas a altas horas de la noche, o de la madrugada – dudo por un segundo, aunque se encogió de hombros sin importancia.
– ¿Qué? – la rubia miró a su hermano – ¿A qué hora fue? ¿Y cómo lo sabes? – aunque no tuvo que esperar una respuesta de él, los ojos rojos y la enorme sombra debajo de ellos, el rostro pálido, su cabello castaño desordenado, el olor desprendiendo de su ropa desordenada de salida, le daba una idea verídica de que estuvo haciendo toda la noche.
Kankuro pudo observar un halo de vapor salir por las fosas nasales de su hermana, estaba bastante molesta.
– Creo que fue a eso de las dos de la mañana – atino a decir mientras se levanta – parecía loco, será mejor que mires la cámara – intentó que la atención de su hermana regrese al extraviado hombre, aunque no fue necesario que lo diga dos veces.
Temari dio la orden de que la lleven hasta el sector de vigilancia y que preparen la grabación.
Lo que observo en aquella grabación la dejó un mal sabor de boca, la piel se le erizo. Era una lástima que la habitación de Shikamaru no contaba con camara de vigilancia, asi podria deducir que es lo que le hizo espantar como para salir de la alcoba abruptamente, chocar con las paredes, tropezar mientras gritaba algo y reía entre rato; y como si no bastara, en un segundo su mente se disocio del ambiente, caminó hasta la salida, con el rostro fijo en la puerta, pasando de largo de Kankuro que en ese justo momento ingresaba con una botella en mano, siendo ignorado sus balbuceos que parecía querer invitar a su cuñado a que beba con él.
– Señorita Temari – el llamado provocó que diera un brinco del susto, el guardia ignorando su rostro perturbado continuó –, mi gente ha encontrado información del posible paradero del señor Nara.
…..
Sintió el aire fresco, casi frío, era un contraste de cambio de ambiente, aunque era de esperarse, tenía la ventana abierta, el viento chocaba con su cara recargada en el borde del asiento, cerca de la puerta. Había abordado el avión hace una hora atrás. No espero mucho para encontrarse con los amigos de Shikamaru, que también habían tomado un vuelo para llegar a Japón; de manera ilusa creyó que Shikamaru posiblemente tomó un vuelo a Francia, donde vivía Ino, o a Irlanda donde Chouji estaba viviendo de manera temporal, pero ninguno de ellos sabía el paradero del Nara, los padres, que los tres llamaron en una videollamada grupal, tampoco desconocían si su hijo había vuelto a casa, habían quedado que ellos buscaría el paradero, de que posiblemente se encontraba en una de las reservas del bosque que tenían. Pero hace dos días atrás que no tenían respuesta de los señores Nara
La situación le estaba provocando un pavor extremo, cada vez que pensaba en el evento del bosque, cuando encontró pálido a Shikamaru, intentaba buscar que es lo que le puso tan pálido, cada vez que intentaba recrear el momento en su mente, no podía encontrar nada.
– Hemos llegado – la francesa habló en un susurro, como si estuvieran en acecho.
Cuando abrió los ojos, desconoció el lugar. el bosque que se cernía delante suyo parecía más denso, más impenetrable.
– Andando – Chouji apago el motor, y dudo en salir del auto, no eran las únicas que presintieron que algo andaba mal.
Sin embargo, Temari tomó valor y bajó del auto. El ambiente fuera del auto le fue incómodo, frívolo, el viento silbaba en una melodía melancólica, el olor a fetidez inundó el lugar.
– Que olor más horrible – Ino cerró con fuerza la puerta del coche.
– Oye – Chouji le miró con enojo – hay que mantener silencio. No me agrada nada de esto, es como si el bosque hubiera – el único hombre de los tres, miro la fauna ensombrecida, se sintió intimidado.
– Recuerdo que había una ruta aquí mismo – Ino fijó su vista hacia adelante – todo parece tan distinto – la francesa se abraza a sí misma, dudando si debía ingresar con ellos o esperar en el auto.
Su amigo, como si leyera su mente, le entrega la llave.
– No creo que sea conveniente que una modelo se ensucie, eso es lo que hubiera dicho Shikamaru – murmuró ella misma mirando la llave del auto alquilado, las apretó en sus manos, y niega con la cabeza – vamos, debemos sacar a ese vago ermitaño de su cueva, de seguro que la señora Nara está luchando con los dos vagos, necesita de nuestra ayuda.
Temari sonrió levemente por la actitud animada de Ino que entró al bosque, seguido de Chouji, ella se detuvo unos segundos, con la mirada inundada por la preocupación. Cerró los ojos y cargó en su hombro la mochila pesada, y caminó hasta igualar los pasos de los chicos.
El espíritu que antes cargaban se cambió a uno similar de Temari, aunque más se notaba el temor. Antes el bosque era inundado por árboles de colores vivos, las copas verdosas, abundantes, anchas y otras angostas, no cubrían el paso del sol; sin embargo, ahora solo existía una penumbra, los árboles gigantes parecían cubrir cualquier entrada del sol, dejando en una sombra, tampoco, la densa neblina ayudaba mucho, cuanto más se adentraba, la visión se hacía difícil.
Además, no se escuchaba ningún solo ruido de animal, era como si los pájaros hubieran migrado, y los venados, que antes abundaban, copiaron sus acciones, puesto no había ninguno de ellos, aunque se conocen por ser tímidos.
– ¡Ahh! – Ino no pudo evitar soltar un fuerte grito cuando sus pies pisaron un cadáver de alce. La piel, que era lo que habia pisado, tenia una consistencia aguada, ademas que en el cuello tenia una enorme mordida, los ojos del animal sin pupila, tenia un color amarillo.
– No creí que una reserva de alces pudiera tener un depredador – Chouji alumbró con su linterna el cuerpo del animal, notando que en el estómago tenias unas profundas garras que desgarró la piel, y las tripas estaban expuestas, saqueadas y dejando solo un atisbo de lo que fueron los órganos del pobre alce.
– Esa mordida parece la de un león – Temari solo estaba deduciendo, aunque le parecía tan extraño como a Chouji.
Ino se sintió mareada, ver las tripas carcomidas, el estoma abierto, las moscas revolotear cerca del cadáver; su cuerpo se tambaleó, su cabeza dio vueltas, y sintió una sombra detrás suyo, antes que pudiera girar, tragando su malestar, observó detrás de Temari unos ojos rojos brillando en la oscuridad. Con manos temblorosas apuntó a Temari que no tuvo tiempo para cubrir sus ojos.
– ¡Maldita sea Ino! – Gruño mientras cubre sus ojos y retrocede – ¡¿Qué rayos te ocurre?!
Ino soltó su linterna, el aparato cilíndrico cayó al suelo, y la luz parpadeó un par de veces antes de apagarse. Su boca se sintió seca, el corazón le martillo con fuerza en el pecho. Chouji notando el estado de su amiga la sacudió mientras le gritaba para que le responda, pero ella no podía escuchar nada.
– ¡Ino! – Chouji observó como lentamente los ojos se volcaron y el cuerpo de la modelo perdió fuerza, antes que caiga al suelo, la atrapó en sus brazos. Miró sorprendido, aún incrédulo.
– Supongo que ser modelo le ha ablandado – Temari murmuró.
– Puede ser – Chouji miró detrás suyo, donde su amiga había mirado fijamente con el rostro de horror –. Será mejor regresar al coche, hay algo que no me gusta de todo esto.
– Los Nara están acá, atrapados por algo – Temari recogió la linterna del suelo, tanto de ella como de Ino – Si quieres puedes regresar, yo iré por ellos.
– ¿Atrapado? – pregunta molesto – Sabes algo que nosotros no sabemos – no hubo objeción de ella – Señorita Temari, ¿Qué ocurrió en África? ¡Respondame! – sin embargo, ella siguió su camino, Chouji gruño molesto.
Se replanteo volver al coche o seguir a Temari que parecía estar segura de lo que hacia, el ulular de un alma en pena provocó un escalofrío y cargar en sus hombros a su amiga mientras corrió detrás de donde se perdió Temari.
Temari siguió su camino, golpeando la linterna que a cada rato parpadea.
– Porquería barata – murmuró con enojo y soltó un resignado gruñido cuando esta se apagó, intentó encender la linterna de Ino, pero tampoco tuvo suerte. Pronto su atención fue atraída por un ruido de una rama quebrarse por el peso de una pisada, se giró, la densa neblina no le ayudó a descubrir de quién se trataba – ¿Chouji? – preguntó, no hubo respuesta, la linterna se encendió de inmediato, ella no perdió el tiempo y alumbró a su alrededor, lo único que encontró fueron árboles adornados por lo que parecía ser rasguño de un animal salvaje – puede ser que alguien les regaló un tigre, leopardo – tentó a dar opciones, acallando las voces de su cabeza, con sigilo continuó su camino, asustada.
….
Chouji rechisto molesto, llevaba unos minutos largos siguiendo a la novia de su amigo desaparecido, y arrastrando a una Ino que despertó pero estaba en un trance, con la mirada perdida; toda la situación le estaba poniendo de un humor que nunca creyó sentir.
– Señorita Temari, por favor deténgase – suplicó, guardando algunas palabrotas que querían brotar de él. Para su alivio, la mujer se detuvo de golpe, Chouji suspira de alivio y avanza más rápido, borrando la distancia. Sin embargo, antes de poder alcanzarla, Ino se detiene de golpe, provocando que él se detuviera. Sin entender nada, giró a verla, y antes que pudiera preguntar, Ino negó con la cabeza, mirando adelante, donde estaba la figura.
– Ella no es Temari – murmuró con un hilo de voz, los ojos de la chica se llenaron de lágrimas. Chouji sintio un escalofrio por sus palabras, quiso dar la vuelta para enfrentar al ente que había estado siguiendo – no, Chouji, no lo veas – los labios de Ino temblaban, la respiración se volvió agitada – ¿Qué te pasó Shikamaru?
Chouji no pudo evitar voltear, sí era su amigo, necesitaba verlo, necesitaba contarle la graciosa anécdota que le ocurrió en su vuelo hasta Japón, su nación, además de contarle que conoció a una dulce mujer que cocinaba delicioso. Ya podía escucharlo decir que no se enamore, que si tiene oportunidad, que se escape antes que esas arpías lo atrapen, que cambiarán sin miramientos sus horarios y hasta lo obligarán a que viaje solo para conocer a su familia.
– Shikamaru – Chouji lo llama con una emoción agridulce, sus ojos se llenan de lágrimas cuando este se acerca, el acero se hundió en el pasto seco que adornaba el suelo. Lágrimas amargas mojaron sus regordetas mejillas levantadas en una sonrisa temblorosa por toda la emoción que le estaba inundando.
El filo de unas garras se escuchó, cortando el aire para luego rebanar el estómago, Ino soltó un gritó de horror cuando las tripas volaron del cuerpo de su amigo. Cubrió su boca que solo podía exclamar del llanto, sus piernas temblorosas quisieron retroceder, pero tropezaron. Los ojos de aquella bestia le cortaron el aliento, negó con la cabeza y suplicó en silencio, las lágrimas no dejaban de caer.
….
Temari nuevamente se detuvo al escuchar un desgarrador gritó, su cuerpo tembló, con la linterna de su celular alumbró el camino donde los escuchó, pero luego miró hacia donde estaba corriendo, detrás de lo que parecía ser la figura de la señora Nara, se perdió entre la oscuridad y los árboles. Dirigió la luz hasta el suelo lodoso, podía sentir lo resbaloso que estaba bajo la suela de su zapato, por lo que su intención era seguir las huellas hasta dar con ella.
Sin embargo, con horror identificó que lo que estaba pisando no era lodo, era sangre fresca, resto de cuerpo mutilados de alces, venados. Ahora entendió el olor a pestilencia, con manos temblorosas busco su paño y con ello cubrió su nariz.
– ¿Qué clase de animal hizo esto? – se preguntó mientras pisaba con cuidado para no caerse, el lugar evidenciaba que podría haber sido un animal hambriento, aunque no identificaba cual – ¡Señora Nara!
No hubo respuesta, Temari continuó buscando alguna huella, pero no encontraba. Extrañada se detuvo, miró a todas partes, no creía que se equivocó de ruta, estaba a centímetros de la señora Nara.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó el crujido de una rama, sin embargo no provino del suelo. Con el corazón latiendo a desenfrenado, miro arriba al mismo tiempo que apuntaba su celular, una mancha oscura golpeo su cara, Temari soltó un exclamación de sorpresa y de asco, el líquido era espeso, viscoso y caliente, molesta lo limpio con el paño, sobre todo sus ojos.
– ¡Ahh! – Tiró el paño lejos de ella cuando evidencio mancha de sangre, aún su cara tenía un poco, a su costado cayó un brazo mtilado que la hizo chillar y retroceder, soltando su celular que cae boca abajo.
Hubiera retrocedido aún más, hasta hubiera corrido, pero su cuerpo chocó con un frío cuerpo, la respiración se volvió agitada, y los pelos de su nuca se le erizo. El olor a muerte abundaba detrás de ella, trago saliva y se armó de valor para levantar la cabeza, después de todo, gotas viscosas caían en su coronilla, evidenciando que cualquier cosa que tenía detrás suyo, era más alto que ella.
Su cuerpo se petrificó, la sensación de incertidumbre fue despojada para ser reemplazada por una angustia dolorosa, a pesar de la cara desfigurada, el cabello oscuro, los pocos rasgos humanos que conservaba, el matiz aun marrón en los globos oculares oscuros, podría reconocer a su novio.
Su garganta deseosa de brotar las palabras, se adueñaron de la angustia que sintió al verlo, incrédula, se separó, y volteó a verlo. Las manos habían perdido su forma para volverse un gancho, los huesos unidos y a la vista, debido a que la piel podrida se había desprendido. Y las extremidades de la pierna estaban retorcidas, terminando en un arco como sus manos. Volvió a subir la mirada, la vista se le nublo, y la poca luz de la luna que se filtraba entre los árboles, no ayudaba mucho a ver el aspecto del ente, pero solo basto un parpadeo para que las lágrimas comience su recorrido. La boca estaba desfigurada por enormes colmillos, la cual se abrió aún más, desgarrando los huesos de la articulación temporomandibular. El monstruo alzó sus garras y las bajó decidido hasta el cuerpo de la rubia.
– Shikamaru – las palabras salieron de sus temblorosos labios en un último aliento, mientras se imaginaba que su novio saldría entre los arbustos, con una escopeta, rescatándo a ella y su imprudente viaje en busca de su paradero sin prepararse completamente. Se regañó a sí misma por no ver las señales, Shikamaru lo hubiera hecho, en vez de viajar de manera imprevista sin un plan hasta el bosque Nara, entrando a un bosque sombrío que no parecía nada al anterior que muy bien conocía.
Una sonrisa agridulce adorno su pálido rostro, la fuerza se drena en cada succión de la bestia; la había derribado al suelo, apresada bajo el cuerpo del humanoide que no quedaba nada de Shikamaru, desgarrando su piel para succionar la sangre de sus venas. Miro por última vez la luna, pensando que un arma no sería de gran ayuda para algo tan sobrenatural.
fin
