La ceremonia de graduación marcaba el cierre de una etapa, el paso inevitable hacia la adultez. En los pasillos se escuchaban risas y despedidas, las cámaras capturaban sonrisas congeladas en el tiempo. Las familias se reunían, los amigos se abrazaban por última vez antes de seguir caminos distintos.

Sasuke observó todo con la misma indiferencia de siempre.

Cuando por fin terminó, Sasuke desajustó su corbata con un leve suspiro, buscó con la mirada a su familia en especial a su padre, cuando los encontró Fugaku estaba conversando algo con Itachi para variar, mientras se notaba que su hermana también lo buscaba, suspiró era obvio que a su pare no le interesaba estar ahí, lo vio decirle algo a su madre quien intentó detenerlo y se fue hablando por su teléfono.

Al parecer a su padre poco le importó que él hubiese sido el mejor de su clase durante la secundaria. Observó el ambiente de celebración con su habitual expresión de hastío. Su objetivo estaba cumplido: había seguido el camino que su padre había trazado para él, y aún así Fugaku no se detuvo a felicitarlo ni mirarlo.

En el próximo semestre entraría, junto con Naruto, en la Academia de Policía, como su padre y su hermano antes que él. Ese era su futuro. Su destino.

—Por favor, ríe conmigo, amor es el fin de una etapa importante—le pidió Mikoto, abrazándolo con cariño junto con Itachi—. Sakura-chan, ¿nos puedes sacar una fotografía?

—¡Por supuesto, Mikoto-san!

Los tres se abrazaron y Sakura tomó varias fotos. Como siempre, Naruto apareció justo a su lado para arruinar la última foto colándose en ella.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¡Sácame una foto con el Teme! —Naruto agitó la mano, llamando a Kushina, quien se acercó con una sonrisa radiante.

—Ya, ya, ya voy...

Minato le pasó un brazo por los hombros a su hijo y sonrió a Sasuke.

—Felicitaciones, Sasuke, buen logro sacar estos años el primer lugar.

—Hn.

—Eso es un "gracias". Papá, este tonto habla así siempre —bromeó Naruto, posando para la foto.

Sasuke rodó los ojos, pero no se movió cuando Kushina levantó la cámara. El clic quedó grabado en su memoria. De alguna manera, sentía que era un cierre definitivo. Una etapa que quería dejar atrás cuanto antes, para empezar su futuro. Para que, por fin, su padre lo mirase como lo hacía con su hermano.

—Sakura-chan, ¿qué vas a estudiar? —preguntó Mikoto.

—Voy a estudiar medicina Mikoto-san —respondió con seguridad.

—Esa es mi nena —dijo Ino con una sonrisa, dándole un codazo para abrazarla—. Serás la mejor cirujana de Japón— Sakura sonrió con orgullo.

—¿Y tú, Ino-chan? ¿Ya lo decidiste? —preguntó Itachi.

—Diseño de modas, en Bunka Fashion College.

—Qué increíble —comentó Mikoto, sorprendida—. Es una gran escuela.

—¿Y tú, Sasuke-kun? —preguntó Inoichi, el padre de Ino.

Sasuke levantó la mirada.

—Entré en la Academia de Policía —respondió de manera automática. Pero, por dentro, sintió un vacío extraño. Si fuera por él, estudiaría robótica o programación. Eso le resultaba más interesante que pasarse la vida siguiendo órdenes de otros.

—¡Oh, cierto! —exclamó Kiba, uniéndose al grupo junto con Shino—. Serás compañero de Naruto otra vez.

—El Teme no se va a librar de mí tan fácilmente —dijo Naruto con una sonrisa confiada.

—Eso suena más como un castigo que como un logro —bromeó Shikamaru, acercándose con las manos en los bolsillos.

—Tú no te metas, vago —dijo Naruto con una mueca.

—Solo digo la verdad —respondió con una sonrisa perezosa.

Kiba se pasó una mano por el cabello y sonrió.

—Yo voy a seguir con veterinaria.

Shino asintió con calma.

—Biología para mí.

Las conversaciones se mezclaban a su alrededor. Risas, fotos, abrazos, bromas sobre lo que vendría. Era la última vez que estarían juntos antes de que cada uno tomara su propio camino.

Fue entonces cuando Sasuke levantó la vista y la vio.

Alejada del bullicio, de pie junto a un árbol, Hinata Hyuga observaba la escena. No tenía amigos ni familiares cerca. Parecía debatirse internamente, tratando de reunir el valor para acercarse a Naruto obviamente, en la clase todos sabían que ella sentía algo por Naruto, menos él, y así quiere ser policía.

Sasuke se quedó observándola sin querer. Su mirada no se apartaba del rubio, aunque titubeaba, insegura. Dio un paso, pero se detuvo, y finalmente retrocedió dos. Su flequillo le cubría el rostro cuando finalmente se giró lentamente y se alejó de la multitud con su certificado en la mano. Su silueta irradiaba derrota y soledad.

Nadie más pareció notarlo.

Sasuke se giró de vuelta hacia su grupo, intentando poner atención a lo que decían sus amigos. Realmente, lo que hiciera esa chica rara no era de su incumbencia. Ni le importaba pero, no podía sacarse la imagen de ella caminando como un fantasma sin que nadie la notase… como si fuera invisible, inevitablemente su vista iba en la dirección en la que ese extraño ser se había marchado, pero ya no había rastro de ella, realmente era un fantasma. Sintió lastima por aquella cobarde.

15 años después

Sasuke no se consideraba un hombre vanidoso, pero en ese momento se quedó mirando su reflejo en el espejo más de lo habitual, recordó lo que alguna vez fue en su pasado: el chico arrogante, atractivo, seguro de sí mismo. Ese Sasuke adolescente, habría rodado los ojos al ver en lo que se convirtió.

Sus ojos, antes afilados, lucían cansados y apagados. Su rostro aún conservaba algunos rasgos de su juventud, pero estaba más redondeado. Su cuerpo, antes firme, reflejaba los efectos de una vida sedentaria y sin mucho interés en el ejercicio.

Con más de una década de distancia desde aquellos días, mirarse al espejo solo le devolvía la imagen de un hombre que apenas reconocía. Suspiró, se mojó el rostro y lo secó con una toalla.

—¿Sigues ahí, Teme? ¡Vamos, no puedes escapar de esto! —la voz de Naruto resonó en todo el departamento.

Sasuke salió del baño y cruzó la sala. Su departamento era amplio, de estilo minimalista y perfectamente ordenado. Un lugar sin alma, pero de buen gusto. O, como decía Naruto, "tan aburrido como él".

—Tsk… esto es ridículo.

—¡Lo que es ridículo es que sigas dándole tantas vueltas! —Naruto estaba tirado en el sofá como si fuera el dueño del lugar, con su típica sonrisa de confianza.

—No veo la necesidad de ir —gruñó Sasuke, cruzándose de brazos.

—¿En serio? ¡Es nuestra oportunidad de ver cómo están todos! Vamos, ha pasado tanto tiempo. Seguro que lo pasaremos increíble recordando viejos tiempos.

Sasuke bufó.

—Lo dudo.

Naruto lo miró con una sonrisa astuta.

—No me digas que es por cómo te ves ahora…

—Dime la verdad, teme. No quieres ir porque te da miedo que te vean así, ¿verdad?

Sasuke frunció el ceño.

—No digas estupideces.

—Sí, claro. No es como si estuvieras viendo las fotos en el grupo de la reunión o algo…— Sasuke sintió un leve espasmo en la mandíbula, pero no respondió. Naruto sonrió —Pensé que nada te importaba.

No necesitaba que lo dijera en voz alta. Ya se imaginaba las miradas sorprendidas, los cuchicheos. Había visto las fotos en el grupo de la reunión. La mayoría se veía igual o incluso mejor que antes. Y él… bueno, él ya no era el mismo que el de hace quince años.

—Mira, teme, todos hemos cambiado —suspiró Naruto—. Chouji es padre, Kiba esta menos salvaje, y tú… bueno, te relajaste un poco. Pero sigues igual de odioso que siempre.

—Tú sigues igual de idiota —masculló, sentándose en el sofá — Naruto se rió con ganas.

—Por cierto… Aún hay gente por confirmar. Shino aún no me ha respondido, y no sé si recuerdas a una chica que se juntaba con él y Kiba. Una rara que tartamudeaba todo el tiempo.

—¿Hinata Hyuga?—Sasuke respondió levantando la vista donde estaba el rubio.

—Sí. Esa misma. No logro encontrarla. Kiba dice que perdió el contacto con ella hace años, creo que después que salimos de la secundaria.

Sasuke no dijo nada, pero el nombre de Hinata quedó resonando en su cabeza. La recordaba perfectamente.

—Por lo tímida que era seguro no va a querer ir, imagino que debe seguir igual de rara —comentó.

—¿Y tú cómo lo sabes? —Naruto sonrió de manera burlesca— Quien sabe. Quizás tenga más vida social que tú.

Sasuke solamente lo fulminó con la mirada pero, a su amigo ya es inmune a ese tipo de reacciones.

—Mientras tanto, teme… yo que tú, empezaría a pensar qué me pondría para la reunión, por que con Sakura-chan te llevaremos aunque sea arrastrándote.

Sasuke suspiró. No estaba convencido de que fuera buena idea. Pero, en el fondo, tenía curiosidad. ¿Qué tanto habían cambiado todos en estos quince años? Y a veces su curiosidad podía más que su terquedad, quizás no sea tan mala idea ir, Naruto tiene razón en un punto, todos deben haber cambiado, él no debe ser el único, la vida adulta jamás sería como te la pintan en la secundaria.