El Símbolo de la Paz y la Justicia

Escrito por TheGodfather93, traducido por Fox McCloude

Disclaimer: Dragon Ball, My Hero Academia y todos sus personajes respectivos son propiedad de Akira Toriyama y Kouhei Horikoshi. Todos los derechos reservados.


Capítulo 21: Una asociación mutuamente beneficiosa.


Nota preliminar: Este capítulo está dedicado a la memoria de Luis Alfonso Mendoza, el actor de voz original de Gohan adulto en el doblaje latino, a cinco años tras su trágico asesinato junto con su esposa Lourdes Adame y su cuñado Jorge Adame. Se habrán ido, pero nunca serán olvidados, descansen en paz.


A pesar de sus mejores esfuerzos, Gohan no pudo suprimir el bostezo que se le escapó de los labios. La lluvia siempre parecía ponerlo más somnoliento de lo normal, y hoy parecía haver venido con una venganza, con las gotas de agua salpicando y golpeteando como piedritas contra las ventanas del salón de clases.

Sentía que los ojos le pesaban, pero hizo un esfuerzo consciente para mantenerlos bien abiertos, haciendo un juego de rastrear las gotas de lluvia que chorreaban por el vidrio escarchado. Era extrañamente artístico, y extrañamente relajante también. Le recordaba esos protectores de pantalla retro que volvían a hacerse prominentes a cada tanto.

– ¿Estás cansado, Son-san? – le preguntó la voz de Ojiro, sacando a Gohan de su ensimismamiento.

– Un poco. – le respondió.

– ¿Problemas para dormir?

– Más bien habrá estado de fiesta los últimos dos días. – sugirió Kaminari. – ¿Tengo razón, campeón?

Gohan se rio. – Algo así. – Por supuesto, la montaña de rufianes a los que había apaleado no estarían de acuerdo, pero sus opiniones eran irrelevante.

– ¡Lo sabía! – se rio Kaminari. – ¡Eres un pillo! ¿Dónde estaba mi invitación?

Esta vez, Gohan le quitó los ojos a la ventana y encaró apropiadamente a su compañero de clases. – No tenía tu dirección, así que no sabía a dónde enviar la paloma mensajera. Perdón por eso.

Kaminari se sorprendió. – Espera, ¿esas todavía existen? Vaya mierda, no tenía idea.

Ojiro se rio por lo bajo, e incluso Gohan no pudo evitar que se le escapara una sonrisa.

Kaminari entrecerró los ojos. – Oh, son unos patanes. ¡La próxima vez que haga una fiesta, no voy a invitar a ninguno de ustedes!

Ojiro soltó una risotada. – No es nuestra culpa de que tu cerebro sea del tamaño de un cacahuete.

Kaminari resopló molesto antes de volver a su asiento. Riéndose todavía por la broma, Ojiro volvió a mirar a Gohan.

– Todavía tenemos tiempo antes de que venga Aizawa, así que te dejaré que descanses un poco. La verdad sí parece que lo necesitas.

– Lo aprecio. – replicó Gohan con una sonrisa, regresando a su observación de ventanas.

Más gente empezó a llegar al salón, y pronto la conversación se volteó hacia cómo empezaban a ser reconocidos por el público en general después de que concluyó el festival deportivo.

– ¡Vi a mucha gente mirándome! ¡Fue súper embarazoso! – gemía Hagakure.

– ¡Habla por ti! ¡Yo ya tuve que firmar una docena de autógrafos! – se jactó Kirishima.

– ¿Una docena? Yo lo único que tuve fue unos mocosos de primaria diciéndome que hice un gran esfuerzo. – lloriqueó Sero.

– Eso es porque te falta la gracia de alguien como yo. – se burló Aoyama con su típico tono presuntuoso. – Yo he tenido a gente deteniéndose para hablarme desde que salí de mi casa.

Sero gruñó. – ¿Seguro que no se estaban burlando de ti? Lo más notable que hiciste aquel día fue vomitar tus entrañas, digo.

– ¡Qué grosero!

– Un par de chicas de secundaria querían tomarse selfies conmigo. Fueron súper dulces. – celebró Mina.

Jirou gruñó. – Y a mí me han tocado tipos raros que querían que les firmara mi nombre en sus cuerpos.

– Yo he tenido gente diciéndome que estuve súper genial en la batalla de caballería. – señaló Shoji.

– ¡Qué bien, hermano! ¡Te llevaste por completo ese evento! – lo alabó Kirishima.

– ¿Qué hay de ti, Son? – inquirió Sero, captando la atención de Gohan. – Seguramente deben haberte rodeado fans por todas partes.

Satou soltó una risotada. – Eso creerías, pero nah. El astuto bastardo decidió ponerse una capucha y un tapabocas cuando sale. La gente cree que está enfermo, así que lo evitan como la plaga.

– También ayuda que uso una voz rasposa. – agregó Gohan. – Sirve para añadir a la ilusión.

Satou resopló. – ¡Oh cielos, tienen que escucharla! ¡Suena exactamente como Beto Reyes! ¡Vamos, Son, haz la voz!

– No.

Satou hizo un puchero. – Aguafiestas.

– ¿Quién es Beto Reyes? – preguntó Kaminari.

– Un niño que sale en esta antigua caricatura estadounidense. – replicó Satou.

– Viejo, ¿cómo es que sabes eso? – preguntó Sero, sonando perplejo ante el prospecto.

– ¿Cómo es que tú no lo sabes? Esa sería la pregunta apropiada aquí. – replicó Satou.

Sero parpadeó. – Touché.

– Es decir que se pone una voz falsa, ¿eh? – musitó Hagakure. – Wow, Son-kun, eso es súper inteligente.

– Por desgracia, no es 100% efectiva. – admitió Gohan. – Me veo tan sospechoso que otras personas de aspecto similar se me han acercado a preguntar dónde pueden contactar a mi proveedor.

– ¿Proveedor? – inquirió Midoriya.

– De drogas, muy probablemente.

Midoriya se quedó estupefacto. – Y-ya veo.

– Eh, no pasa nada la mayor parte del tiempo. – le aseguró Gohan a su amigo. – Sólo les digo que no tengo nada para ellos, y usualmente eso basta para que me dejen en paz.

– ¿Y qué pasa cuando no te dejan en paz? – preguntó Hagakure.

– Entonces simplemente me largo. No vale la pena meterme en un altercado con un drogadicto sólo porque está siendo una molestia. – Además, la mayor parte del tiempo tenían que lidiar con sus propios problemas.

– Eso es muy maduro de tu parte, Son-san. – lo halagó Yaoyorozu.

Gohan esbozó una sonrisa, pero la respuesta que iba a dar se le quedó en la garganta cuando la puerta se abrió y entró Aizawa, haciendo que todos se fueran hacia sus asientos a toda prisa. – Buenos días. Qué bueno verlos a todos en una sola pieza. – saludó, con sus pequeños ojos negros escaneando todo el salón antes de detenerse en el único estudiante con heridas visibles. – Midoriya, ¿hasta dónde llegó el daño?

– Físicamente me siento bien, pero quizás me queden algunas cicatrices. – replicó Midoriya. – Tengo que ir a un último chequeo con Recovery Girl después de la escuela, y luego podré quitarme este casco.

– Excelente. – asintió Aizawa. – Eso significa que no debería tener impacto en la lección de hoy en la mañana… la cual es muy importante.

Hubo un gruñido colectivo ante el anuncio, y palabras como "examen sorpresa" y "teoría de las leyes de los héroes" flotaron por todo el salón. Incluso Gohan frunció el ceño con el prospecto; por muy confiado que estuviera de poder quedarse despierto, ese contenido aburrido seguramente lo haría quedarse dormido por completo.

Aizawa sonrió malignamente. – Tienen razón de emocionarse… ¡porque hoy elegirán sus nombres de héroes!

Como si alguien hubiese activado un interruptor, la atmósfera cambió en un instante, y casi toda la clase rugió con aprobación.

– ¡Qué bien!

– ¡He estado esperando por esto!

– ¡Finalmente es mi hora de brillar!

– Pero antes de eso… – exclamó Aizawa, frenando en seco las celebraciones – … tenemos que revisar las ofertas de los héroes profesionales de las que hablé el otro día.

El humor volvió a cambiar de nuevo, sólo que esta vez había una corriente palpable de excitación que gradualmente se iba acumulando.

– Como sabrán, los héroes profesionales de todo el país han visto el festival deportivo, y ya es tiempo de que envíen sus peticiones de reclutamiento para pasantías a los estudiantes que han captado su interés. – explicó Aizawa. – Si aceptan una de estas peticiones, pasarán toda la próxima semana trabajando en la agencia de ese héroe. Dejen una buena impresión, y esa agencia podría querer contratarlos cuando se gradúen.

»No habrá escuela durante el período de las pasantías, pero eso no significa que tengan la libertad para holgazanear. Aún siguen representando a la U.A., y tenemos una reputación que mantener. Si hay cualquier comportamiento inapropiado o poco profesional, su pasantía puede, y muy probablemente será cancelada en un instante… y habrá repercusiones severas.

Unos pocos estudiantes tragaron saliva al oír eso, y Sero alzó una mano temblorosa.

– ¿Sí? – inquirió Aizawa.

– ¿Qué pasa si a alguno de nosotros no le mandó oferta ningún héroe?

– Buena pregunta. – reconoció Aizawa. – Si no les ha llegado oferta de nadie en específico, no hay por qué alarmarse. Hay cuarenta agencias de héroes de todo el país que están dispuestos a aceptar estudiantes de la U.A., y dependerá de ustedes elegir alguna si quieren trabajar en ella.

Sero se calmó un poco, claramente satisfecho con la respuesta.

Aizawa se aclaró la garganta. – ¿Alguna otra pregunta? – Ante el silencio resultante, presionó su apuntador y una serie de números aparecieron en el pizarrón. – Aquí están los resultados del reclutamiento.

Y como si les hubieran quitado el aliento, toda la clase se quedó en silencio.

Mina fue la primera en romperlo. – ¡Wh-whoa! – jadeó.

– ¡S-santa mierda! – tartamudeó Sero.

– Eso no puede ser… – murmuró Kaminari, frotándose los ojos.

– ¡Oh, claro que sí! – exclamó Satou.

– ¡Son más de nueve mil! – rugió Kirishima.

Gohan parpadeó para sacudirse el shock. Si era alguna clase de error, Aizawa lo habría corregido en el acto, pero su silencio confirmaba lo que todos ya sabían.

TOTALES DE OFERTAS PARA LA CLASE 1-A

SON: 9,034

TODOROKI: 3,251

MIDORIYA: 2,476

BAKUGO: 2,474

ASHIDO: 53

IIDA: 41

YAOYOROZU: 35

KIRISHIMA: 30

URARAKA: 21

SATOU: 7

Aizawa se rascó la barbilla. – Esto… no tiene precedentes. Desde el festival deportivo, hemos tenido agencias de héroes de todo el mundo que quieren reclutarte, Son. Esto a veces pasa, pero a veces las descartamos porque suele ser mucho problema. Sin embargo, dado el anormalmente alto número de peticiones, y tu desempeño en general, decidimos hacer una excepción sólo por esta vez.

Gohan estaba genuinamente sin palabras. – N-no sé qué decir, sensei.

– En última instancia, la decisión es tuya. – continuó Aizawa. – Pero que sepas, sin embargo, que si decides ir al extranjero, estarás totalmente al cuidado de la agencia que elijas. No podremos ofrecerte apoyo si lo necesitas hasta que regreses a Japón.

Gohan frunció el ceño. – Necesito pensar un poco sobre esto.

– Entendible. – replicó Aizawa asintiendo. – Házmelo saber cuándo hayas tomado una decisión. Tienes hasta el fin de semana, o sea dos días a partir de hoy. Lo mismo para el resto de ustedes.

– Entendido, sensei.

– De Son lo entiendo, ¿pero cómo es que Todoroki sacó tantas? Si ni siquiera llegó a las semifinales. – se preguntaba Kaminari, lo que desató otra ronda de cotorreo emocionado en la clase.

– Seguramente es debido a la influencia de mi padre. – espetó Todoroki, con un deje de amargura en su tono.

Bakugou, para sorpresa de nadie, estaba furioso. – ¡¿Cómo demonios Deku sacó más que yo?! ¡Si le pateé su maldito trasero!

– Tal vez porque eres un peligro para la seguridad de todos los que te rodean. – dijo Tsuyu con calma, a lo que Bakugou le gruñó.

– Si hasta parecías un gorila rabioso mientras estabas encadenado en el podio. – comentó Sero con una risita. – Tiene sentido que más agencias de héroes no hayan querido arriesgarse a que destroces sus oficinas.

Varios estudiantes se rieron de eso, y Bakugou (sorprendentemente por una vez) no dijo nada. Simplemente se desplomó en su asiento y se quedó echando humo en silencio.

– ¡Esos profesionales no tienen ojo para el talento! – gimoteó Aoyama.

– ¿Pero cincuenta y tres? ¡Eso es mucho más de lo que esperaba! – celebró Mina con alegría.

– ¡Naturalmente! – se rio Kirishima. – ¡Estuviste increíble allí afuera! Yo tuve menos de lo que esperaba, pero treinta no está tan mal.

Mientras la clase se dejaba llevar en sus discusiones, Gohan le echó una mirada a Midoriya, que miraba boquiabierto el pizarrón. Le sonrió a su amigo, sintiendo una especie de… ¿orgullo, tal vez? Era una sensación desconocida, pero le resultaba agradable. ¿Era esto lo que se sentía ser un maestro que veía a su estudiante tener éxito? Si ese era el caso, definitivamente podría acostumbrarse a ello.

– Todos están emocionados ahora, pero sus pasantías no valdrán de nada si sus nombres de héroes no tienen el impulso que necesitan. – declaró de repente la voz asertiva de Midnight. La mujer en persona entró en el aula y se posicionó junto a Aizawa, con las manos en las caderas y una sonrisa llena de confianza para todos. – Por fortuna, me tienen a mí aquí para llevarlos por el camino correcto.

– Efectivamente, Midnight-san se encargará de evaluar qué tan apropiados son sus nombres. Yo no sirvo para ese tipo de cosas. – gruñó Aizawa, retirándose detrás del escritorio.

– El nombre que elijan debe proyectar una cierta imagen, algo que refleje quién eres como persona y como héroe. – continuó Midnight. – Tomen por ejemplo a All Might. Es un nombre simple, pero irradia fuerza, confianza y esperanza, dándoles a las personas normales algo con lo que inspirarse. Eso debería ser su base.

Cogió una pila de cartulinas blancas y las entregó a los estudiantes en la fila del frente. – Tomen una y pasen el resto a quienes están detrás. Tienen quince minutos para decidir sus nombres de héroes. Luego de que lo hagan, los compartirán con la clase.

Una ronda de murmullos emocionados se apoderó de la clase, pero Gohan no la compartía; él ya sabía bien cuál iba a ser su nombre de héroe. Lo había estado pensando mucho y profundamente durante los años, y tras numerosas revisiones, horas incontables de rascarse la cabeza, y de interminables búsquedas por internet para investigar, ya tenía el que consideraba perfecto.

Así que, apenas recibió su cartulina y pasó el resto, sacó un marcador y lo escribió. Una vez que lo hizo, colocó la cartulina en su escritorio y se llevó las manos detrás de la cabeza, permitiéndose una pequeña sonrisa en los labios. Una cosa era pensar en su nombre de héroe, pero era otra muy distinta hacerlo oficial.

Miró el reloj por la esquina del ojo, y no pudo evitar hacer una mueca. Quince minutos era un tiempo horriblemente largo para sentarse sin hacer nada.

– ¿Quién quiere compartirlo primero? – preguntó Midnight.

Gohan, Mina y Aoyama alzaron sus manos, y Midnight se sorprendió. – El campeón, ¿eh? Acércate entonces, Son-kun, vamos a oírlo. – le dijo, incitándole a venir con la mano.

Gohan se dirigió hacia el frente del salón, manteniendo su cartulina oculta de los ojos curiosos; pudo ver a algunos de sus compañeros más impacientes doblando el cuello para espiar qué había escrito.

Asumiendo su lugar al lado de Midnight, respiró profundamente y mostró la cartulina. – El Héroe Todo en Uno: Saiyaman.

Algunos estudiantes dijeron "¡Oohh!", otros hicieron "¡Aahh!", y Midnight se rascó la mejilla, con aspecto más de curiosidad que otra cosa. – Interesante. ¿Hay algún significado detrás de él?

– Todo en Uno es una referencia a las diferentes cosas que puedo hacer con mi Quirk. – replicó Gohan, a lo cual Midnight asintió.

– Tiene sentido. ¿Y Saiyaman?

Ante eso, Gohan no pudo evitar sonreír ampliamente. – Pensé que sería apropiado. "Saiya" es un anagrama de "yasai", y mi nombre Gohan significa arroz cocido… así que van bien juntos. En cuanto a la parte de Saiyaman, supuse que es lo bastante similar a Superman para sonar genial. – Omitió mencionar que brevemente había considerado llamarse el Gran Saiyaman, pero decidió no hacerlo porque sonaría demasiado pomposo.

Una gran sonrisa se formó en los labios de Midnight. – Excelente razonamiento, ¡y lo apruebo por completo! ¡Puedes volver a tu asiento, Saiyaman!

Gohan hizo exactamente eso, recibiendo algunos aplausos y vítores de sus compañeros, y sintiéndose bastante emocionado por la recepción positiva. Genuinamente no se esperaba eso.

Mientras pasaba al lado del escritorio de Midoriya, le pareció vislumbrar una expresión de shock en su rostro, pero fue demasiado breve así que concluyó que fue su imaginación. Lo que sí fue real, sin embargo, fueron los pulgares arriba que su amigo peliverde le dio con aprobación, a lo cual Gohan asintió con gratitud.

La verdad, fue afortunado haber encontrado una explicación legítima para justificar el nombre Saiyaman; no podía exactamente admitir que era un homenaje a su linaje alienígena.

Aoyama fue el siguiente. – Yo seré el Héroe Brillante: I Cannot Stop Twinkling!

– ¡Eso es una oración completa! – se burló Kaminari, lo que le ganó una ronda de risas por lo bajo que no hizo nada para perturbar al extravagante rubio.

– Será más fácil si le quitas el "I" y contraes el "cannot" en "can't". – sugirió Midnight.

Aoyama chasqueó los dedos estando de acuerdo. – ¡Asombroso! ¡Gracias, mademoiselle!

Mina fue la siguiente. – La Heroína Ridley: ¡Alien Queen!

Midnight cruzó los brazos. – ¿En serio? Eso suena muy aterrador para una heroína. Y también, la parte de Ridley no tiene sentido.

Mina parecía decepcionada. – ¡Pero… pero si él dirigió la primera película de Alien!

– ¿Y cuántas personas más van a entender la referencia? – presionó Midnight.

– Vamos, sensei… ¿por favor? – suplicó Mina.

– ¡No! Ahora vuelve a sentarte…

– Umm, disculpe por interrumpir, sensei, ¿pero puedo hacer una sugerencia? – intervino Gohan, temblando ligeramente cuando Midnight le lanzó una mirada.

– Adelante.

– ¿Qué tal si sólo le cambian el epíteto? – sugirió. – Personalmente creo que Alien Queen suena bastante único, y encaja bien con su Quirk. Sí, puede que suene un poco escalofriante si conoces el contexto exacto… pero el profesor guía de la Clase B tiene un alias que literalmente hace referencia a cierto tirano de Rumania muy bien conocido por su crueldad.

Midnight se frotó el mentón pensativa. – Ese… es un buen punto. De acuerdo, Ashido-kun, ¿tienes alguna otra idea?

Mina cerró su boca de golpe, como si no esperase que la pusieran en esa situación. – ¡Oh! Umm, ¿q-qué le parece Heroína de Ácido: Alien Queen?

– Eso queda bien. – concedió Midnight resoplando. – Es rápido, conciso, tiene algo de aliteración, supongo que no es exactamente justo asumir que la palabra "Alien" tiene connotaciones negativas. Puedes volver a sentarte, Ashido-kun.

– ¡Sí! – exclamó Mina feliz, alzando su puño en el aire. Le lanzó a Gohan una sonrisa cálida antes de volver a su asiento de un salto.

La clase continuó bastante normal luego de eso, mientras los estudiantes iban uno tras otro a anunciar sus nombres de héroes.

Froppy sonaba lindo, si bien inusual, y parecía encajar bien con Tsuyu.

Red Riot sonaba bastante rudo, y apropiado para alguien como Kirishima… pero Gohan se preguntaba si tal vez no constituiría una infracción de derechos de autor.

Creati sonaba realmente inteligente, exactamente lo que esperaría de Yaoyorozu.

Gohan sintió que el bolsillo le vibraba, y discretamente sacó su teléfono, sólo para ver un mensaje de texto de Mina.

¡Gracias! :3

Él sonrió antes de teclear una respuesta rápida.

Alien Queen sonaba genial. Me alegra que haya cedido.

Cellophane, Tentacole y Earphone Jack sonaban bien; hacían lo que se suponía que harían.

Tailman e Invisible Girl sonaban algo básicos, pero hey, también lo eran Superman y Batman.

Sugarman quedó casi en la misma área, pero era lo bastante cercano a Saiyaman y Superman que a Gohan le gustó bastante.

Anima era… extraño, pero Koda también lo era.

Chargebolt sonaba sorprendentemente genial, y mostró un nivel de creatividad que Gohan no esperaba de Kaminari.

Tsukuyomi y Uravity eran alias bastante asombrosos, pero eso no le sorprendió para nada.

Todoroki e Iida optaron por usar sus nombres de pila, una elección interesante. Gohan no sabía qué pensar de ello, pero respetaba la simplicidad, y supuso que ambos tendrían sus razones.

Midoriya eligiendo usar Deku fue inesperado, pero luego de que justificó su decisión, tuvo mucho sentido. También le pareció admirable, e hizo que el ya floreciente respeto de Gohan por su amigo peliverde se incrementara aún más.

Y luego estaba Bakugou…

– ¡Rey de las Explosiones Asesinas!

– ¡Diablos, no!

– ¿Lord de las Explosiones Asesinas?

– ¡Ese es igual de malo!

– ¡Rey Dios de las Explosiones Asesinas!

– Por el amor de todo lo que es sagrado, Bakugou-kun, ¡ve a sentarte y piensa bien en esto! ¡Me vas a provocar una aneurisma!

El resto de la clase se rio mientras el residente psicópata se retiraba hacia su asiento, con furia por toda la cara. Le llevó cuatro intentos más a Bakugou y Midnight llegar a un compromiso, y Gohan no pudo evitar preguntarse si su aceptación de Gran Dios de Explosiones Asesinas Dynamight fue una admisión de su derrota. De cualquier manera, no era asunto suyo, ni tampoco le importaba.

Aunque sí le importó cuando Aizawa dejó caer un libro del tamaño de la Biblia frente a él y le dijo que era una lista de todas las agencias de héroes que querían reclutarlo… pero el prospecto de tener que leer lo que parecía una enciclopedia literal era muy desmotivador, así que decidió dejarlo para después.

Mientras la clase se reanudaba y volvía a la normalidad, Gohan no pudo evitar soltar un bostezo. Toda la adrenalina que tuvo antes ya se había agotado, y la fatiga acumulada de los últimos dos días de vigilantismo ininterrumpido ya empezaba a pasarle factura.

Mientras sentía que se le caían los párpados, apretó sus dientes y se los abrió con los dedos. Sucumbir al sueño ahora simplemente no era una opción. Midoriya tenía una cita con Recovery Girl justo después de la escuela para que le quitaran el casco, y Gohan no se perdonaría si se perdía acompañar a su amigo por tener que cumplir un castigo por haberse quedado dormido en clase.

Sería un desafío, sin duda, pero estaba dispuesto a afrontarlo, y tenía confianza en que podría superarlo. Si había podido plantarle cara a un Hitler espacial en un planeta alienígena a los cinco años sin retroceder, superar el dulce abrazo del sueño debería ser pan comido en comparación… ¿verdad?

– ¿Te encuentras bien, Son-kun? Casi pareces un zombi.

– Me siento como uno, pero me las arreglaré. – dijo Gohan con voz quejumbrosa, sonriendo a pesar de su somnolencia. Ahuyentar el sueño resultó ser más difícil de lo que anticipó, pero al final lo consiguió.

Midoriya todavía se veía ligeramente preocupado, pero por fortuna no quiso insistir más. Uraraka, por otro lado, no pudo contener su curiosidad.

– ¿Qué rayos hiciste anoche?

– Yo, ahh, fui a dar una vuelta por Kioto, y no regresé hasta que ya era súper tarde. Más o menos perdí la noción del tiempo, ¿sabes? – replicó Gohan con una risita.

Por supuesto, omitió mencionar que el viaje de paseo había tomado una ligera desviación cuando frustró a un grupo de terroristas alemanes que intentaban robar una corporación multinacional súper rica, pero hey, detalles arbitrarios.

– Ahora vámonos, démonos prisa antes que la lluvia empiece de nuevo.

No hizo falta que se los dijeran dos veces, sus dos compañeros apretaron el paso y antes de poco tiempo se encontraron ante la oficina regular de Recovery Girl en la enfermería de la U.A.

Midoriya se acercó a la puerta y tomó un profundo respiro. Hizo una pausa como si estuviera insegura, mordiéndose los labios preocupado, pero una palmada amable de Uraraka le dio el empuje que necesitaba para tocar a la puerta.

En pocos segundos la puerta se abrió, y el rostro sonriente de Recovery Girl ya estaba allí para saludarlos. – ¡Bienvenido, Midoriya! ¡Llegas justo a tiempo! Son y Uraraka también, ¿eh? Qué sorpresa tan desagradable. – Miró alrededor. – ¿No está Satou esta vez?

– Tenía planes. – reveló Gohan, sintiendo un subidón de orgullo por su mejor amigo. Yuki, la chica de la heladería, finalmente accedió a salir en una cita con él; aparentemente él la impresionó lo suficiente en el festival deportivo para que decidiera darle la oportunidad.

– Ya veo. Bueno, ven y toma asiento, Midoriya. – señaló Recovery Girl, gesticulando hacia la silla para pacientes en medio de la sala.

Midoriya hizo eso exactamente, arrastrando los pies ligeramente.

Recovery Girl cogió una tabla de notas y se paró frente a su paciente, observándolo de pies a cabeza. – ¿Cómo te sientes?

– Bien. – replicó Midoriya.

– ¿Algún dolor?

El chico negó con la cabeza. – No.

– ¿Qué has estado haciendo los últimos dos días?

Midoriya exhaló profundamente antes de responder. – Quedarme en casa y descansar. También he estado leyendo mucho.

– Muy bien, muy bien. ¿Algún ejercicio, o algo que te haya hecho sudar? – continuó Recovery Girl, anotando todo.

– Nada en absoluto.

– Muy bien, entonces, vamos a quitarte eso de la cabeza. – exclamó, dejando de lado su tabla de notas y cogiendo el casco por los lados. Midoriya cerró los ojos.

Gohan sintió que su corazón se aceleraba, mientras Uraraka se llevaba las manos a la boca. El casco de Midoriya se deslizó lentamente fuera de su cabeza, con los movimientos lentos y precisos, hasta salir completamente, y Uraraka soltó un gritillo ahogado.

– Deku-kun… – susurró.

Midoriya abrió gradualmente los ojos, frunciendo el ceño con preocupación. – ¿Qué tan mal estoy?

– Decir mal es… cuestión de perspectiva. – dijo Gohan con voz calmada, acercándose para mirar mejor. – Honestamente, amigo, creo que te ves muy rudo.

Desde lejos no se notaba tanto, pero de cerca era definitivamente visible: una marca de quemadura arriba de su ceja derecha, parcialmente obscurecida por los mechones verdes de Midoriya, que se deslizaban por el ojo, volviéndose más delgada y dentada antes de terminar en el pómulo.

– Se… te ve bien. – agregó Uraraka tímidamente.

Las mejillas de Midoriya se sonrojaron mientras Recovery Girl le entregaba un espejo. Lo movió alrededor, tratando de ver la cicatriz en su totalidad, con los ojos muy abiertos todo el tiempo. – ¡Wh-whoa!

Gohan exhaló un suspiro de alivio, feliz de que su amigo se lo tomara bien. Honestamente, no sabía que esperar, pero tenía total fe en Recovery Girl y el Doctor Shuzenji. Idealmente Midoriya debería haber quedado con cero cicatrices, pero el resultado final probablemente era lo mejor que podrían haber esperado.

Recovery Girl evaluaba la escena con una mirada cautelosa. – La severidad se irá con el tiempo, pero la cicatriz nunca desaparecerá por completo. Hay opciones quirúrgicas que podríamos probar, como injertos de piel, láser…

– Lo dejaré así. – interrumpió Midoriya radiante. – Será un buen recuerdo de lo lejos que he llegado.

– ¿Huh? – Uraraka lo miró confundida.

Midoriya dejó el espejo y le sonrió a la chica. – Siempre he admirado lo fuerte que es Kacchan, y el hecho de que se haya tenido que empujar tan lejos para vencerme simplemente… me hace sentir muy orgulloso de lo que he logrado hasta ahora.

– Eres muy extraño, jovencito, pero no puedo decir que no te haga encantador. – comentó Recovery Girl con una risita, a lo cual Midoriya se sonrojó.

Gohan se rascó detrás de la cabeza, tratando de mantener su gesto fruncido a raya. – Esa es una actitud muy admirable. – concedió, aunque no entendía por completo. ¿Se habría vuelto algo más cínico con los años?

Uraraka se veía aún más conflictuada, frunciendo la cara como si se quedara profundamente pensativa, antes de ceder con una sonrisa temblorosa. – Si así es como te sientes, Deku-kun, entonces te apoyaré.

– Gracias, chicos. Eso significa mucho. – murmuró Midoriya, luciendo genuinamente agradecido. – Y gracias, Recovery Girl. Si no fuera por usted y su hermano, seguramente el daño habría sido mucho peor.

– De eso no tengo ninguna duda. – admitió con seriedad Recovery Girl. – Necesitaré hablar muy seriamente con el comité de los eventos escolares, para asegurarme que haya mejores réferis en futuros festivales deportivos. Ustedes son niños, por todos los cielos. Hay cero razones para que estén involucrándose en peleas casi mortales entre ustedes.

– ¡Es lo mismo que yo pienso! – Gohan estuvo de acuerdo. Bakugou, el público, los organizadores del evento, hasta la propia Midnight, todos tenían algo de culpa hasta cierto punto. Lo que le pasó a Midoriya no se debía repetir.

– Me alegro que algunos jóvenes entre ustedes tengan algo de sentido común. – señaló Recovery Girl, cuyas facciones se suavizaron ligeramente. – Pero bueno, no tiene sentido llorar por leche derramada; lo hecho, hecho está. Este es un momento feliz, y ustedes deberían irse y celebrar la recuperación de Midoriya.

– Eso me gustaría. – comentó Uraraka.

– Sí, eso suena bien. – añadió Midoriya, saltando fuera de la silla y con aspecto de querer moverse. – ¿Eso te parece bien, Son-kun?

– Por supuesto. – replicó Gohan, que ya iba a medio camino hacia la puerta. Por mucho que admirase a Recovery Girl, entre menos tiempo pasara en hospitales, mejor para él.

Despidiéndose por última vez de la enfermera, el trío abandonó la habitación y se dirigió hacia la salida.

– Y bien, Son-kun, ¿ya sabes lo que harás en tu pasantía? – inquirió Midoriya mientras caminaban.

Gohan negó con la cabeza. – No tengo idea. Le eché un solo vistazo a ese bulto gigante que Aizawa dejó caer en mi escritorio, y decidí que no tenía las facultades mentales para lidiar con él en ese momento.

Uraraka se rio. – Era un libro masivo. A todos nos pilló por sorpresa.

– Me alegro de que hayan perfeccionado el reciclaje de papel en las últimas décadas. – gruñó Gohan. – Habría sido horrible si un montón de árboles tuvieran que morir para hacer algo así de ridículo.

– Es cierto. La gente solía botar muchos más desperdicios. – añadió Midoriya.

– Sí sé que Uraraka planea ir con Gunhead (gran decisión, por cierto), ¿pero tú ya decidiste con quién vas a ir? – preguntó Gohan.

– Todavía no. – respondió Midoriya. – Para ser honesto, no me esperaba recibir más de un puñado de solicitudes. Tendré que investigar un poco y pedirles consejo a nuestros profesores.

– Muy inteligente. Es buena idea estar preparado. – lo halagó Gohan.

Al salir de la enfermería, los tres amigos se encontraron siendo bañados por los rayos dorados del sol, que se filtraban por detrás las nubes grises y deprimentes.

– Wow, eso se aclaró bastante bien. – comentó Uraraka, cubriéndose los ojos de la luz.

– Sí, más buenas noticias para variar. – Gohan estuvo de acuerdo.

– Hey, Son-kun, si no estás muy ocupado, ¿quieres revisar tus opciones de pasantía ahora mismo? – propuso Midoriya, atrayendo la mirada del híbrido Saiyajin. – N-no toda la cosa, obviamente, pero no puedo mentir, tengo bastante curiosidad de ver cuáles son tus opciones.

– Yo no planeaba decir nada, pero… yo también. – añadió Uraraka pícaramente.

– ¿En serio? – Gohan se rio. – Bueno, supongo que podemos echar un vistazo. No hará daño recibir más de una opinión.

El trío encontró una mesa cercana que no estaba mojada, y se sentaron a su alrededor, Gohan de un lado y sus amigos del otro. Una de las cosas buenas del campus de la U.A. era que los árboles eran abundantes, así que incluso en el clima lluvioso, no era muy difícil conseguir donde cubrirse.

Dejando su bolso a un lado, Gohan sacó a la madre de los reportes de reclutamiento y la dejó caer sobre la mesa, haciendo temblar los cimientos de la madera.

– Diablos, no estabas bromeando sobre esa cosa. – observó Midoriya. La curiosidad se apoderó de él, y extendió las manos para recoger el libro, sólo para dejarlo caer de inmediato. – ¡Wow! ¡Se siente como una pila de ladrillos pegados todos juntos!

Posicionando el libro para que todos lo pudieran ver, Gohan lo volteó para abrir la primera página, y Midoriya jadeó.

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Agencia Gang Orca

Gohan se frotó los otros, preguntándose si habría leído bien; esos nombres que estaba viendo eran muy grandes.

Midoriya, por otro lado, no pudo contener su shock. – ¡E-e-e-esto es básicamente el top 10! – dijo tartamudeando.

– Mira aquí, donde dice "Japón". – añadió Uraraka, señalando al tope de la página. – ¿Significa eso que han hecho listas separadas para todos los diferentes países?

– ¡Déjame ver! – exclamó Midoriya, agarrando el libro y pasando las páginas rápidamente. – ¡Tienes razón, Uraraka-san! ¡Ahora mismo estoy en la sección del Reino Unido, pero tienen secciones para Estados Unidos, Canadá, Australia, e incluso Sudáfrica y Brasil! ¡Y Colombia, también! ¡Wow! ¡Hay incluso más países después de eso! ¡Y mira, hasta tienen una breve descripción de quiénes están en estas agencias y el tipo de trabajo que hacen!

Mientras Midoriya continuaba hablándole a una estupefacta Uraraka, Gohan entrelazó sus dedos y respiró profundamente. Esto… era mucho más grande de lo esperado, y necesitaba tiempo (y aclarar su cabeza) para procesarlo todo.

Midoriya finalmente dejó caer el libro, y luego inhaló por la nariz y exhaló por la boca. Luego de que al parecer recuperó alguna semblanza de compostura, se volteó hacia Gohan con una expresión mayormente inquisitiva. – Aparte de All Might, que está retirado de tomar estudiantes en pasantías, tienes prácticamente a todos los héroes posibles de dónde elegir.

Gohan parpadeó. – Ya… veo.

– ¿Está bien, Son-kun? – preguntó Uraraka quedamente. – Eso debe haber sido mucho para asimilar.

– Acertaste. – replicó Gohan con una risita seca, rascándose detrás de la cabeza. – Sí, uh, estoy bien, gracias por preguntar. Sólo un poco abrumado.

– Perdón si, umm, se me fue un poco la mano allí. – expresó Midoriya, con un ligero tono rosa en sus mejillas.

– No te preocupes por eso. – le aseguró Gohan amablemente. – Es bueno ver a alguien emocionarse por esto. Para ser perfectamente honesto, estaba un poco aterrado de abrir esa cosa.

Midoriya soltó una risita nerviosa. – Entonces, ¿tienes alguna preferencia? Quiero decir, ¿quieres quedarte en Japón o ir al extranjero?

– No puedo decirlo con certeza. – confesó Gohan. – Hay pros y contras en ambos casos. Por un lado, sería bueno ver más del mundo y ayudar a combatir el crimen en otros países. Además, sería una buena forma de construir conexiones. Por otro lado… extrañaría a todos mis amigos. – Y se le haría mucho más difícil mantenerlos a salvo si surgía la necesidad.

– Si terminas yendo al extranjero, ¿no te preocupa la barrera lingüística? – se preguntó Uraraka.

– Nah, mi inglés es bastante bueno. Aparte de lo que enseñan en secundaria, tomé muchas clases extras. – reveló Gohan. Ya que el inglés era esencialmente la lengua más hablada del planeta Tierra, decidió que era una prioridad dominarlo. Le habría gustado aprender español también, pero no tuvo tiempo para hacerlo.

– Oh, eso es genial. Mi inglés es… pasable, supongo. – admitió tímidamente Uraraka.

– Si necesitas algunos consejos, con gusto puedo ayudarte. – dijo Midoriya con una sonrisa. – Yo leí un montón de cómics americanos de niño, así que diría que puedo mantener muy bien una conversación en inglés.

– Eso me gustaría. – replicó Uraraka, cuyo rubor en las mejillas se volvió algo más pronunciado.

Gohan sonrió, sintiendo inmediatamente una abertura. Cuando le vino un bostezo, se aseguró de exagerarlo. – Suena a que ya ustedes tienen su tarde organizada. En cuanto a mí, realmente necesito irme a casa y dormir un poco. Siento que estoy por desplomarme.

Los ojos de sus amigos se ensancharon de alarma, y tuvo que suprimir el impulso de reírse.

– ¿Seguro que estarás bien tú solo? – preguntó Midoriya, incapaz de ocultar sus nervios. – No quisiera que te vuelvan a emboscar los reporteros.

– Sí, esta vez vine preparado. – declaró Gohan con una risita, sacando una gorra, tapabocas y gafas de sol de su bolso antes de ponérselos. – Aquí lo tienen. – dijo con su voz falsa rasposa, haciendo que las quijadas de ambos se abrieran de par en par.

– ¡Wow! ¡Realmente no suenas como tú en absoluto! – exclamó Uraraka.

– ¿Estás seguro de que va a funcionar? – inquirió Midoriya. – Quiero decir, realmente no hay forma de saber que eres tú, pero aun así te ves algo sospechoso… como si tuvieras algo que ocultar.

– Supongo que vamos a averiguarlo. – replicó Gohan, metiéndose el reporte de reclutamiento en la bolsa y echándose la tira al hombro. – Si alguien pregunta, les diré que tengo una deformidad facial debido a mi Quirk.

– Supongo que eso podría funcionar. – musitó Midoriya.

Gohan sonrió detrás de su máscara. – Bueno, ya me voy. Los veré mañana, chicos, buena suerte con sus lecciones de inglés. Y oye, Midoriya, si les da hambre por el camino, dense una vuelta por la panadería de Enzo. Díganles que yo los envié, y les dará un buen descuento.

– Yo, uhh, tendré eso en mente. G-gracias, Son-kun. – tartamudeó Midoriya.

– Nos vemos después. – murmuró Uraraka, despidiéndose con la mano.

Devolviéndole el gesto, Gohan se marchó. Antes de abandonar el campus, miró por encima del hombro a sus amigos y vio que se sentaron separados, ambos con nervios por toda la cara. No pudo evitar reírse un poco de la imagen.

¿Acaso alguien que nunca había estado en una relación estaría cualificado para jugar al casamentero? Probablemente no. Pero Midoriya y Uraraka eran una de esas raras parejas que simplemente eran evidentes, hasta para un tonto totalmente ignorante del romance como él. Ya llegarían allí eventualmente, eso él lo sabía con certeza. Pero si la oportunidad de darles un empujoncito en la dirección correcta se presentaba, la tomaría con gusto.

Y hablando de romance… sacó su teléfono para enviarle a Satou un mensaje de texto.

¿Qué tal te fue en la cita?

El hecho de que no había escuchado nada era ligeramente preocupante, pero también podría ser un buen augurio. ¿Quizás la cita resultó tan bien que Satou no tenía razones para coger el teléfono? Gohan sin duda esperaba que ese fuera el caso.

Metiéndose el teléfono en las manos, atravesó el portón de entrada y lanzó una mirada rápida a sus alrededores. Para su inmenso alivio, no había nadie sospechoso alrededor: nada de reporteros, fans rabiosos ni tipos con aspecto de acosadores. Había un grupo de colegiales de secundaria de aspecto raro que parecían estar esperando no muy lejos de su salida usual, pero si verse sospechoso fuese un crimen, la mitad de la U.A. ya estaría encerrada.

Acababa de pasar de largo al grupo cuando una voz lo llamó. – ¡Hey tú, el de la U.A.!

Dándose la vuelta, vio que el hablante era un heteromorfo con cara de rata que llevaba una camiseta naranja y shorts azules. – ¿Puedo ayudarte? – preguntó en voz rasposa.

– ¿Conoces a Iron Son?

Gohan dio un respingo; ese era un nombre que la generación más joven le había puesto en las redes sociales. Afortunadamente, no se había vuelto viral todavía. – Nop, lo siento. Estoy en el curso de estudios generales.

– ¡Aww, este tipo sólo es un don nadie! – se quejó el niño rata con sus amigos, que fruncieron el ceño estando de acuerdo. – ¡Vamos chicos, nos saltearemos la última clase mañana y volveremos antes que se termine la escuela! ¡Definitivamente lo atraparemos entonces!

– "Buena suerte con eso." – pensó Gohan, resistiéndose al impulso de resoplar.

Poco después que los chicos se habían ido, sintió que su bolsillo vibraba, y se movió para revisar su teléfono.

Una mierda.

Gohan hizo una mueca sombría. Eso sonaba ominoso.

¿Quieres hablar al respecto?

La respuesta vino instantánea.

No.

Rascándose detrás de la cabeza, Gohan se debatía cómo responderle, cuando su teléfono vovió a zumbar.

Quiero ir por unos kebabs.

Ahora, eso sí le hizo levantar una ceja, así que tecleó otra respuesta.

¿El lugar de siempre?

Sí.

De acuerdo, te veré en un rato.

Deslizándose el teléfono de vuelta en el bolsillo, Gohan no pudo evitar suspirar. Satou realmente esperaba esa cita con muchas ansias. Con suerte, su mejor amigo no estaría demasiado herido, así que se dirigió al lugar de kebab a paso firme, y se olvidó rápidamente de su cansancio.


(-0-)


El siguiente día escolar fue un viernes que resultó bastante aburrido y sin eventos, salvo por la sesión de la mañana en la cual el resto de la clase reaccionaba a la nueva cicatriz de Midoriya. La mayoría se alegraron de que el daño no fuera más severo, mientras que los estudiantes más alborotadores de la clase 1-A (Satou, Kirishima y Kaminari) hicieron eco del mismo sentimiento de Gohan sobre que la cicatriz le hacía verse genial y rudo. Bakugou, extrañamente, se quedó en silencio todo el rato.

El sábado fue todavía más aburrido, y aunque a Gohan normalmente le gustaría disfrutar de un día de aprendizaje libre de estrés, todavía tenía que decidir lo que haría para su pasantía, y su indecisión ya le estaba carcomiendo. Todos los demás en la clase ya habían decidido: Satou terminó yendo con Kirishima a un héroe menos conocido llamado Fourth Kind en la prefectura de Hiroshima, mientras que Midoriya optó por ir con Gran Torino, alguien de quien Gohan no había escuchado hablar antes, pero aparentemente fue el mentor de All Might.

Así que, cuando el día escolar concluyó, se fue directo a su apartamento y se sentó en la computadora. El límite para aceptar las solicitudes sería a las nueve de la noche, así que apenas tenía tiempo para decidirse por algo.

Entre más exploraba la web, más atractiva se volvía la idea de ir al extranjero. Japón era su hogar y le encantaba vivir aquí, pero el índice de crimen había bajado significativamente desde que apareció la Mancha Dorada. Y además, por mucho que le preocupaba dejar a sus amigos atrás, esta ronda de pasantías sólo duraría una semana. Seguramente serían capaces de mantenerse lejos de los problemas por una sola semana.

Australia, Canadá, los Estados Unidos y el Reino Unido eran opciones atractivas inicialmente, pero entre más pensaba en ello, más se daba cuenta que ir a uno de esos lugares sería más una oportunidad desperdiciada. Los cuatro países tenían relaciones positivas con Japón, y Gohan no tenía dudas de que, si continuaba por su camino actual, la oportunidad de viajar a uno de ellos para buscar trabajo eventualmente llegaría.

Suramérica, por otro lado, era uno de los lugares que estaba considerando fuertemente. Tenía una cultura rica vibrante, gente amigable y comida increíble, pero la región estaba plagada de un problema muy serio de narcotráfico que había existido desde mucho antes que el primer Quirk hubiera surgido. Desde que los Quirks se fueron haciendo más prominentes, y los héroes y villanos superaron a los deportistas como las figuras públicas más amadas (y odiadas), ese largo problema de narcotráfico fue degenerando en algo mucho más siniestro.

Gohan tenía mucha fe en sus habilidades, pero sabía que hacer mella en el narcotráfico de Suramérica requería un nivel de fineza mucho más allá del cual era capaz actualmente. ¿Pero detener crímenes de nivel callejero, y hacer que la vida de la gente normal fuese un poco más fácil? Eso podía hacerlo bastante bien.

El problema era… su nivel de español y portugués estaba limitado a saludos, despedidas, y a ordenar barbacoa. Aunque los héroes profesionales que le ofrecían las pasantías probablemente hablarían inglés, la barrera lingüística le impediría encajar y mezclarse bien con el resto de la comunidad, y no estaba seguro de si estaba preparado para pasar una semana entera siendo todavía más un marginado de lo que ya era.

Miró el reloj y suspiró, viendo que ya eran más de las cinco y media. Estaba progresando, pero muy lento. Aun así, todavía tenía tiempo.

Otro contendiente fuerte, si bien algo menos ortodoxo, era Sudáfrica. No estaba muy familiarizado con la cocina local, pero era un país hermoso, con una larga, documentada y a menudo turbulenta historia. Los anormalmente altos niveles de crimen habían sido una espina en el costado de Sudáfrica desde el siglo XX, y el cambio de espíritu de la época hizo muy poco para aplacar el problema.

Aunque la segregación racial se había convertido hacía mucho en cosa del pasado, la disparidad en fortunas que plagaba constantemente al país se había visto exacerbada por la aparición de los Quirks, y de allí era de donde surgían la mayor parte de los problemas.

Los héroes en la cima prosperaban financieramente, mientras que los que estaban al fondo del ranking tenían dificultades para sobrevivir al día a día, y más de la mitad del público en general vivía en la pobreza. Era una situación trágica, y una que hacía que recurrir a los crímenes se volviera un prospecto atractivo para las clases inferiores. También resultaba en un fuerte sentimiento en contra de los héroes.

Ahora, ¿estaría justificado el odio contra los héroes? Gohan no tenía idea, no estaba lo bastante cualificado o informado para emitir su juicio. ¿Pero el pensamiento de ver los problemas de primera mano, y hacer lo que fuera para ayudar a producir un cambio positivo, sin importar lo pequeño que fuera? Eso era algo que podía apoyar. El hecho de que la mayoría del país hablaba inglés era un plus.

Hasta ahora, Sudáfrica iba a la cabeza. Tronándose los nudillos y tomando un sorbo de agua, Gohan tecleó "México" en el motor de búsqueda, y entonces empezó a sonarle el timbre de la puerta.

Frunciendo el ceño con confusión, se giró hacia la puerta. ¿Quién rayos podría ser? Definitivamente no era Satou; su mejor amigo podría haber sido un troll, pero él sabía que estaría ocupado viendo sus opciones de reclutamiento esta noche, y no se atrevería a interrumpirlo con eso.

El timbre volvió a sonar, y esta vez un ceño fruncido se apoderó de la cara de Gohan. Nadie más excepto Satou, el Doctor Shuzenji, y el personal de la U.A. sabía su dirección. También estaba su casero, pero él no contaba porque nunca le tocaba al timbre. Si tenía un problema, se ponía a golpear el puño en la puerta hasta que le abrieran.

Luego de un tercer toque, Gohan se puso de pie y caminó hacia la puerta. Aspirando para endurecer su rostro, desbloqueó el seguro, y luego giró la cerradura para abrirla.

– ¡Ya era hora, maldición! ¡Si hubiera esperado más te juro que me habrían salido canas!

La quijada de Gohan se abrió de par en par. – "¡¿Qué diablos?!"

Frente a él estaba una mujer de piel oscura y estatura promedio, vestida con un leotardo blanco con bordes púrpuras que mostraba un físico impresionante, y unas botas púrpuras a la altura del muslo. Una impresionante cabellera blanca caía por debajo de sus muslos, y un par de orejas de conejo sobresalían de su cabeza, y tenía sus manos con guantes blancos en sus caderas.

Una sonrisa algo pícara adornaba esos rasgos hermosos y a la vez penetrantes. La heroína número 7, Mirko, miró con sus brillantes ojos escarlatas detrás del híbrido saiyajin, y silbó. – No me lo esperaba viendo el basurero de afuera, pero tienes un bonito lugar aquí.

Gohan parpadeó, finalmente saliendo de su estupor. – Umm, ¿gracias?

Abriéndose paso por un lado, Mirko ingresó al apartamento y se quitó las botas, antes de acostarse en su sofá levantando los pies, usando su posición para acentuar cada contorno de sus fenomenalmente bien definidas piernas. Gohan tragó saliva, evitando rápidamente la mirada.

– ¿No vas a ser un buen anfitrión y ofrecerme algo de tomar? – preguntó, mientras empezaba a cambiar canales en el televisor.

– Perdón, es que no esperaba visitas. – se disculpó Gohan, más por formalidad que otra cosa. – ¿Le gustaría algo de té? También tengo agua y cordial.

Mirko frunció la nariz. – ¿Tienes cerveza?

– No, señora. Aún soy menor de edad para comprar alcohol.

– Oh cierto. El té está bien entonces.

Suponiendo que su invitada sorpresa no sería muy exigente, Gohan echó los ingredientes para té de menta en una tetera y vertió suficiente agua para dos. En el fondo, escuchó un "bip-bip" mientras el Correcaminos esquivaba un disparo, y luego salía corriendo para escapar del frustrado Wile E. Coyote. Mirko se carcajeó.

Luego de dejar la tetera hirviendo, Gohan se giró hacia su visitante y se rascó detrás de la cabeza. –Umm, perdón por interrumpir, pero ¿qué está haciendo usted aquí exactamente?

– Recibiste mi mensaje de que quiero reclutarte para pasantía, ¿correcto? – preguntó Mirko, sin desviar la mirada de la pantalla.

– Lo recibí.

– ¿Y por qué no me has respondido?

– He estado sopesando mis opciones. – admitió Gohan nerviosamente. – Es que tengo, ahh, muchas de ellas que revisar.

– ¿Ah sí? – exclamó Mirko, finalmente mirándolo a la cara, antes de sonreír de oreja a oreja. – Bueno, te puedes ir olvidando de esos perdedores, porque vas a venir conmigo.

Gohan frunció el ceño. – Todavía no he tomado mi decisión final.

– Mira, niño, en lo que a mí concierne, te sacaste la lotería. – declaró Mirko llena de confianza, apretando su puño para enfatizar su punto. – Nunca he aceptado estudiantes para pasantías antes, y tampoco planeaba hacerlo. Diablos, ni siquiera tengo ayudantes. Pero veo mucho de mí misma en ti, y quiero ayudarte a sacar ese potencial.

– ¿Ve mucho de mí en usted? ¿Cómo así? – preguntó Gohan, confundido.

– Porque trabajo sola, y así es como me gusta. Y detecto esa misma vibra en ti.

Gohan no lo podía creer; logró descifrarlo de inmediato. – Bueno… no está exactamente equivocada.

La sonrisa de Mirko se ensanchó aún más. – Míralo de esta forma: podrás pasar el rato conmigo todo el día, ayudándome a darle palizas a los tipos malos. ¿No te suena eso más divertido que pasar todo el día haciendo lo que te dice algún viejo amargado, obligándote a firmar pilas de papeleo que llevan acumuladas por meses, o aburrirte hasta la muerte con sermones y discursos inútiles sólo para tener excusas para sonar inteligente?

– Espere, ¿eso de verdad ocurre?

– La mayor parte del tiempo, sí. ¿Qué, en serio no pensaste que iban a tirar de cabeza a un mocoso con apenas un mes de entrenamiento en las profundidades del trabajo de los héroes, y arriesgarse a ponerse en la lista de espera de la U.A. si algo sale mal? – Ante la expresión nerviosa de Gohan, Mirko resopló. – Me lo imaginaba. Tienes corazón, niño, pero hay más en este negocio que solamente aplastar a los villanos. Me llevó más tiempo darme cuenta de eso del que me gustaría admitir, y por eso es que trabajo sola.

Gohan cruzó los brazos. Por increíble que sonara todo esto, tenía que haber alguna cláusula en alguna parte. – Digamos que accedo a esto. ¿Qué hay para usted?

La sonrisa de Mirko se tornó casi depredadora. – Haciéndote el difícil, ¿eh? Eso me gusta. Para ponértelo directo, el mundo necesita más héroes como tú y como yo, héroes que no le tengan miedo a un poco de cinta roja y que simplemente quieran que se haga lo que hay que hacer.

– ¿Y usted no tiene ningún reparo en arrojarme directo a lo más profundo, como acaba de decir?

– ¡Nop!

Gohan sintió que se le aflojaban las extremidades, y no pudo evitar ese temblor de la emoción que lo recorría. – No mentiré, me ha despertado la curiosidad.

– ¡Y tú la mía! – se rio Mirko. – Créeme, nunca pensé que admitiría a un estudiante, pero aquí estamos.

– Estoy conmovido. – confesó Gohan, sintiendo que algo de calor se le subía a las mejillas.

– ¡Y deberías estarlo! – exclamó Mirko, antes de sacar su teléfono. – ¿Cuál es tu número?

Gohan se lo entregó, y su teléfono pitó poco después.

– Acabo de enviarte mi dirección por texto. Quiero verte allí a las nueve y treinta, el lunes por la mañana. Y ni un minuto antes. – le advirtió. – Me gusta dormir un poco más los lunes.

Eso le parecía justo. – Entendido.

– Buen chico. Ahora, ¿cómo va ese té?

– Ya casi está listo. – replicó Gohan, sacando un par de tazas.

Había apenas llenado la taza hasta la mitad cuando empezaron a sonar sirenas de policía en la distancia, e instintivamente se volteó en su dirección; Mirko había hecho lo mismo, agitando sus orejas de conejo.

Una sonrisa audaz se apoderó de sus labios, y se levantó del sofá de un salto para ponerse sus botas, antes de salir hacia el balcón. – El té tendrá que esperar para otro día, ¡el deber llama! ¡Nos vemos el lunes, chico! ¡No llegues tarde, ni temprano! ¡O sino, ya sabes!

Gohan no tuvo tiempo de responderle, ya que la heroína número 7 saltó fuera del balcón. Lo siguiente que vio fue una figura con orejas de conejo en retirada, saltando de edificio en edificio antes de desaparecer por completo.

El chico parpadeó perplejo. – Huh, de acuerdo.

A pesar del apasionado discurso que le dio Mirko, todavía no había confirmado su aceptación oficialmente, pero… esto podría funcionar. Quizás demasiado bien, de hecho.

Dejando de lado la taza medio llena, frunció los labios mientras un pensamiento se colaba en su cabeza y le hacía detenerse. Luego vino un segundo, y un tercero.

Tomando asiento en el sofá, Gohan se inclinó de frente y se frotó la barbilla, con el ceño fruncido mientras se concentraba. – Hmm.

La inesperada visita de Mirko acababa de resaltar un pequeño detalle de sus planes anteriores. A pesar de sus mejores intenciones, estaba pensando puramente en un nivel superficial, y le molestó haberse dado cuenta de que estaba siendo muy corto de vista.

Si se hubiera ido al extranjero, no podría haber hecho un impacto tan grande como le habría gustado hacerlo como Son Gohan. Podría dar una probada de la cultura heroica, seguro, y tal vez detener algunos crímenes, pero ningún humano cuerdo que tuviera un sentido del cuidado permitiría que un estudiante extranjero (y de la U.A., de paso) se pusiera en riesgo. Diablos, incluso los crímenes callejeros genéricos podrían considerarse demasiado peligrosos si el país estaba lleno de violencia por armas de fuego. No… el resultado más probable era que pasaría toda la semana siendo mimado como una especie de príncipe, y el prospecto era suficiente para hacerle vomitar.

Él definitivamente había podido hacer un impacto como la Mancha, pero la aparición de un vigilante como ese en tierras extranjeras, al mismo tiempo exacto que el chico dorado de la U.A. se iba de viaje para obtener experiencia laboral, eso levantaría muchas preguntas incómodas. Incluso si se quedaba en su forma base y se cubría como un ninja, el modus operandi de la mancha ya era muy distintivo, y cualquiera con ojo para los detalles e interés en el vigilantismo podría mirar más de cerca, y lo último que quería era que alguien conectara los puntos.

Entre más intentaba racionalizarlo, más se daba cuenta de que Mirko en realidad era su mejor opción. Incluso comparada con otros héroes japoneses, el nivel de libertad y responsabilidad que le ofrecía era simplemente demasiado bueno para dejarlo pasar. Lo que dijo antes no era una hipérbole; realmente si sentía que le había pegado a la lotería.

Reclinándose sobre el sofá, Gohan soltó un largo suspiro, al instante sintiendo que se le quitaba el peso de los hombros. Para ser honesto, a pesar de lo mucho que creía en sí mismo y en su confianza, siempre había un pequeño margen de aprehensión cuando pensaba en lo de las pasantías, ya fuera en el extranjero o en una agencia local. Y por más que intentase suprimirlo en lo más profundo de su conciencia, siempre había una voz fastidiosa diciéndole que creía que todo esto estaba por debajo de él.

¿Pero cuando pensaba en hacerlo con Mirko? Esa voz se quedaba silenciada, y todo lo que sentía era emoción.

Exhalando profundamente para tratar de controlar su entusiasmo, se levantó y tomó un sorbo de su té. Ya no estaba ardiendo como antes, pero todavía estaba lo bastante caliente para aliviar hasta la más fría de las almas, y al mirar la taza medio llena que iba a darle a Mirko, no pudo evitar fruncir el ceño. Aunque podría habérsela bebido él también, sería un desperdicio. El acto de beber té, para él al menos, era mucho más disfrutable en buena compañía.

Dejando de lado su taza, cogió el teléfono, marcó el número de Satou, y se lo puso en la oreja.

Sonó dos veces más antes que su mejor amigo contestara. – ¿Hola?

– ¿Qué estás haciendo ahora? – preguntó Gohan.

– Bueno, estaba a punto de masturbarme, pero entonces llamaste, así que lo que sea que necesites, hazlo rápido.

Gohan casi se ahogó. – Ok, primero, yo no necesitaba saber eso. Segundo, quería saber si tenías tiempo de venir por algo de té.

– ¿A qué se debe la ocasión? – inquirió Satou, sin perturbarse.

– Ya decidí lo que haré para mi pasantía… o más bien, lo decidieron por mí. – reveló Gohan.

– ¿Qué? ¿Cómo?

– Ella misma vino personalmente a mi apartamento y prácticamente me obligó a aceptar.

– ¡¿ELLA?! – gritó Satou, haciendo que Gohan casi temblara.

– Eso es todo lo que te diré en el teléfono. – le gruñó. Hubo una breve pausa.

– Estaré allí en cinco minutos.

La llamada se cortó, dejando a Gohan con un molesto zumbido en su oreja. Esperando que no le tomara mucho que se fuera, cogió su taza, y se bajó un sorbo. Quizás debería haber llamado a Midoriya para darle la noticia; seguramente también se habría sorprendido, sin duda alguna, pero probablemente de una forma que no lo habría dejado medio sordo.

Bajándose otro sorbo, Gohan frunció el ceño, el único amigo que había tenido en su apartamento era Satou. Tal vez ya era tiempo de cambiar eso.

Llegando la mañana del lunes, Gohan se encontró al pie de un elegante edificio de apartamentos en una de las partes más concurridas de Tokio, mirando hacia los pisos superiores. Luego de chequear de nuevo en su teléfono para confirmar que tenía la dirección correcta, no pudo evitar rascarse detrás de la cabeza. Sólo había visto a Mirko una vez, pero este lugar ciertamente no encajaba con la vibra que recibió de ella.

De nuevo, las apariencias podrían ser engañosas… lo cuál era algo que él sabía muy bien, dadas las miradas de asco que estaba recibiendo de los hombres de negocios bien vestidos de traje y los demás.

Llevaba su disfraz usual cuando salía: una capucha, pantalones largos y el tapabocas, para evitar que la gente lo reconociera del festival deportivo, pero aquí en Azabu, eso sólo le hacía destacar como un vegano en una convención de carniceros. El maletín que llevaba tampoco ayudaba. Al menos los peatones les estaban dando espacio; probablemente creían que estaba enfermo de algo contagioso.

Aun así, no tenía ganas de permanecer mucho tiempo aquí. Golpeteando su pie impacientemente contra el pavimento, miró su teléfono y frunció los labios. Sólo le faltaban unos pocos minutos…

A las 9:30 en punto, presionó el número para el apartamento de Mirko en el intercomunicador. Cuando zumbó, deslizó la puerta para abrirla e ingresó al edificio. Ya libre del escrutinio público, se bajó la capucha y se guardó el tapabocas en el bolsillo, antes de suspirar de alivio.

Tras un breve viaje por el elevador, se encontró frente a la puerta de Mirko. Hubo un ligero revuelo de nervios en su estómago, pero logró suprimirlo y tocó el timbre.

La puerta se abrió para revelar a una sonriente Mirko, que llevaba puesto un sostén deportivo negro y shorts de ciclista. – ¡Buenos días, chico! ¡Qué gusto verte! – Lo miró algo extrañada. – ¿Por qué diablos pareces que fueras a esquiar? ¡Afuera está ardiendo!

Al ver no razón para mentirle, Gohan soltó una risita nerviosa. – Yo, ahh, tuve que ponerme un disfraz para que no me reconocieran, pero lo único que hice fue atraer más miradas.

Mirko soltó una carcajada. – Apuesto a que sí. Vamos, pasa. – le dijo mientras se apartaba.

Gohan aceptó la invitación y se quitó los zapatos, antes de dar un vistazo rápido a su entorno. –Wow. – fue todo lo que pudo decir; este lugar era espacioso, con muebles de gran estilo contemporáneo, y un piso de madera tan liso que se sentía como si pudiera patinar en él. Hasta la vista era espectacular, permitiéndole a sus ojos deleitarse con la ciudad, incluyendo la Torre de Tokio.

– ¿Te gusta lo que ves? – preguntó Mirko retóricamente, parándose junto a él. – Ya que vivo por mi cuenta, y no tengo que pagar ayudantes o rentar un espacio de oficina, puedo gastarme lo que gano en lo que quiera. No diría que necesito nada de estos estúpidos lujos, pero me ayuda a mantener a mi mamá fuera de mis asuntos.

Gohan no pudo evitar sonreír con nostalgia al oír eso. Las madres eran madres, sin importar el mundo donde vivieran. – ¿Se tiene mucha privacidad en un lugar como éste? – inquirió. – Me vi rodeado de reporteros luego del festival deportivo, y desde entonces he estado muy cauteloso cada vez que salgo.

Mirko frunció el ceño. – Siento mucho que te haya pasado eso. Aquí no tendrás ese tipo de problemas, todos mis vecinos son bastante tranquilos. – Se acercó a la ventana y miró las calles concurridas abajo. – Uno de los beneficios de vivir en un lugar como Azabu es que todos aquí están demasiado metidos en sus propios asuntos para andar asomando las narices en los tuyos. Mientras tú les des su espacio, ellos te darán el tuyo.

– Eso me gusta. – replicó Gohan, haciendo una nota mental de traer su uniforme escolar la próxima vez que viniera.

– Sí, a mí también. – Mirko estuvo de acuerdo. Luego se aclaró la garganta y se giró para encararlo, con los brazos cruzados. – ¿Ya desayunaste?

– Lo hice.

– Qué bien, porque no preparé nada. Viniste aquí para aprender de mí, no para que te mantenga. – dijo como si fuera un hecho.

– Ni lo soñaría, señora. – replicó Gohan con una sonrisa.

– ¡Bien! Pero primero, ¡corta con esa mierda de "señora"! Eso me hace sentir vieja. – lo regañó. – Sólo llámame Mirko.

– Lo que usted diga, Mirko-sensei.

Mirko hizo una mueca, pero aun así logró sonreír. – Eres un pillín muy educado, ¿no? Pero está bien, puedo trabajar con eso. Veamos si mantienes la misma energía después de hacer nuestro calentamiento matutino.

– ¿Calentamiento matutino?

La sonrisa de Mirko se ensanchó aún más, volviéndose casi salvaje. – ¡Una pelea de sparring, por supuesto! ¡Quiero ver en dónde estás!

– Ahh. – respondió Gohan. Debió habérselo esperado; Mirko era muy notoria porque le encantaban las peleas. Hasta había rumores de que participó en clubes de pelea clandestinos en el pasado, pero dada la tendencia de los medios a decir basura sólo por una historia, nunca le prestó mucha atención.

– ¿Alguna objeción? – preguntó Mirko.

Gohan negó con la cabeza. – Nop, le entro con gusto.

– ¡Excelente! – exclamó Mirko. – Puedes ir al baño a ponerte tu traje de héroe. Está por el corredor, segunda puerta a la derecha.

– Entendido. ¿Dónde haremos el sparring?

– Ya lo verás. – dijo Mirko en tono provocador.

Ahora, eso sí hizo que Gohan sintiera curiosidad, pero él no era otra cosa sino paciente. Asintiendo con gratitud, se dirigió al baño y bajó su maletín para empezar a cambiarse. Igual que el resto de su apartamento, el baño de Mirko era fino y moderno, y probablemente del tamaño del dormitorio de su apartamiento. También era bastante limpio, lo cual siempre era agradable de ver.

Una vez que terminó de ponerse su gi, empacó las botas y la capa de vuelta en el maletín, antes de abandonar el baño. Ya de vuelta en la sala, Mirko estaba practicando sus patadas, con movimientos rápidos y fluidos, y una forma impecable. Con ese simple vistazo, Gohan se sintió genuinamente impresionado.

Cuando ella lo vio, sonrió ampliamente. – Sígueme. Es hora de ver si esos músculos tuyos son sólo para presumir.

Mirko lo llevó hacia una puerta del apartamento que no era visible desde la sala, y luego de abrirla, Gohan se encontró mirando un enorme gimnasio. – Whoa… esto se ve genial.

– ¿Verdad que sí? – dijo Mirko.

Gohan todavía no había medido apropiadamente el tamaño del apartamento, pero esta habitación se veía igual de grande, si no todavía más. Había una colchoneta enorme para sparring que ocupaba gran parte del espacio, mientras una enorme cantidad de equipos de levantamiento de pesas y calistenia (tanto de la vieja escuela como de alta tecnología) ocupaban la esquina más lejana del gimnasio.

Mientras empezaba a estirarse, se dio cuenta que el piso bajo sus pies era bastante firme pese a su acolchamiento. Y además, aparte del enorme espejo junto a la sección de entrenamiento, pudo ver algo brillante y metálico detrás de las grietas del papel tapiz de las paredes. Entrecerró los ojos, y luego frunció el ceño sólo ligeramente perturbado. – Umm, Mirko-sensei, ¿por qué las paredes están reforzadas con acero?

Mirko se rio. – Lo notaste, ¿verdad? Es para que no se rompan mientras hacemos sparring. – replicó despreocupadamente.

– ¿De verdad? – Gohan se sorprendió. – ¿Qué clase de sparring vamos a…? ¡Whoa! – Una repentina ráfaga de viento le hizo agacharse, esquivando una patada voladora de la heroína número 7, quien se estrelló contra la pared haciendo un fuerte rechinido metálico que le zumbó en los oídos.

– Aww, ¡esto tiene que ser una broma! ¿Otra vez se abolló? ¡Esos imbéciles me dijeron que lo habían reforzado más que nunca! – se quejó Mirko, mirando el daño con los brazos en jarras.

Gohan, entretanto, se quedó mirándola en shock.

– Ooh, si esos imbéciles esperan que les pague extra por venir a reparar su propia mierda, ¡va a ser una deuda infernal! – siguió quejándose.

– ¡C-c-casi me vuela la cabeza de una patada! – tartamudeó Gohan.

– Ya sabía que podrías manejarlo. – razonó Mirko resoplando, antes de girarse para encararlo con una mueca desafiante adornando su rostro.

Sin más aviso, se lanzó de nuevo de frente con una patada voladora al pecho, pero Gohan la bloqueó con sus palmas, haciendo que Mirko saltara hacia atrás con una voltereta y aterrizara de pie.

Hubo un silencio momentáneo, antes que una sonrisa digna del Gato Cheshire apareciera en su rostro. – Oho, ¡cómo voy a disfrutar de tenerte aquí!

Mirko se lanzó con una serie de patadas rápidas de frente y de lado, pero Gohan se agachó, se deslizó a los lados y evadió cada una de ellas, y cuando ella se extendió para una patada giratoria, él se dejó caer al suelo y lanzó una barrida hacia su pie de apoyo, sólo para que ella se aprovechara del impulso para dar otra voltereta y aterrizar de pie otra vez.

– ¡Viste la abertura! ¡Qué bien! – lo halagó Mirko, cuya anterior molestia parecía haberse disipado por completo. – ¡Ahora, vamos a subir un poco la marcha!

Comenzó a atacar de nuevo con una furia salvaje y descontrolada que carecía de ritmo, pero sorprendentemente no dejaba ninguna abertura. También era rápida, muy, muy rápida; mucho más que nadie con quien Gohan se hubiera enfrentado en este mundo hasta ese momento.

Dándose cuenta que ella ya había terminado de darle golpes gratis, decidió hacer su propia abertura: desviando con la palma una patada giratoria y frenando su impulso por el muslo y la rodilla, dio un pequeño empujón de frente y hundió el codo en el pecho de Mirko, haciéndola retroceder. Desde esta posición, lanzó un golpe de revés ligero que le rozó la nariz, y luego lanzó una patada giratoria con el talón hacia su abdomen, haciéndola retroceder varios metros y sacándole un grito ahogado de dolor.

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, sus ojos casi se salen de sus cuencas. – ¡R-rayos! ¿Está herida? Perdón, no fue mi…

– ¿Por qué diablos te disculpas? – lo regañó Mirko, con un delgado hilo de sangre chorreando de su nariz y su cuerpo temblando de… ¿alegría? – ¡Hace mucho tiempo que no me excitaba tanto como ahora! ¡Diablos, niño, golpeas como si fueras un camión! ¡Y yo aquí preocupándome de tener que contenerme, pero no, ahora sí puedo ir con todo!

Gohan tragó saliva. ¿Acaso esta mujer también era en parte Saiyajin?

Todavía sonriendo como si fuera una niña de cumpleaños en McDonald's, Mirko se posicionó de nuevo como si fuera una corredora olímpica, y luego se lanzó hacia él con una velocidad muy superior a la que hubiera mostrado antes. – ¡Luna Rush!

Gohan, por supuesto, podía rastrearle los movimientos con facilidad: vio la forma en como su cuerpo se contorsionaba en medio del aire, la forma en que los músculos de sus muslos se tensaban mientras su pie descalzo volaba hacia su cara. Tan hipnótica era la vista frente a él, que casi se olvidó reaccionar, sólo logrando agacharse en el último segundo.

Luego retrocedió mientras el pie libre de Mirko venía descendiendo desde arriba, estampándose en el piso acolchado y haciendo que el metal debajo de él crujiera. Otra ráfaga implacable de patadas la siguió rápidamente, cada una buscando hacerle arreglos en la cara.

Aun así, continuó esquivando, aunque no tan limpiamente como antes; a pesar de sus mejores esfuerzos, se dio cuenta que su concentración disminuía… la vista de las piernas desnudas y sudorosas de Mirko le estaba despertando algo primigenio en su interior, y tenía el sentido común suficiente para sentirse mortificado por el prospecto.

Apenas tuvo un breve respiro cuando Mirko cesó su asalto, jadeando de agotamiento, pero sólo fue pasajero; doblando sus rodillas, volvió a saltar en el aire y vino bajando hacia su cabeza con una violenta patada hacha. – ¡Luna Arc!

Gohan lo bloqueó con las palmas, pero Mirko usó el impulso para lanzarse lo bastante alto como para usar el techo de trampolín. Mientras descendía, su cuerpo giró como una rueda antes de soltar una devastadora patada descendiente, cuya sola intención era hundir al híbrido Saiyajin en el suelo. – ¡Luna Fall!

Un bloqueo de brazos cruzados fue suficiente para ahorrarle la vergüenza, pero no antes de generar una ráfaga de viento al impactar. Gohan miró arriba sorprendido, sólo para lamentar su decisión inmediatamente al casi tragarse una entrepierna cubierta de tela de spandex. – ¡Luna Tijeras!

Como si toda su fuerza hubiese sido succionada fuera de su cuerpo, sintió que le daban vueltas como un muñeco de trapo antes de estamparse en el suelo con un fuerte y seco golpe.

No le dolió, pero el shock fue suficiente para despertarlo de su trance, y lo primero que vio fue a una Mirko que jadeaba y le sonreía desde arriba. – ¡El primer round es para mí!

Gohan parpadeó, y luego miró hacia abajo. Mirko estaba esencialmente sentada en su pecho, aprisionándole los hombros contra el suelo con sus rodillas. Sintió una subida de calor inmediatamente en sus mejillas. – ¿Huh? – ¿De verdad había perdido? ¿Cómo diablos pasó eso?

Mirko se rio. – Debo darte crédito, niño, me vine con todo lo que tenía contra ti, ¡y lo soportaste como un campeón! Por un segundo casi me preocupé de haberte arrancado la cabeza, pero wow, sí que sabes cómo soportar los golpes.

– J-ja… – murmuró Gohan distraídamente, ahora fijándose solamente en esa solitaria gota de sudor que fluía como un río por esos duros abdominales. De repente, sintió algo en sus regiones inferiores, y eso sí fue suficiente para sacarlo totalmente de su estupor. – "¡Oh diablos!"

Fue entonces que Mirko se puso de pie de un salto y le extendió una mano. – ¡Vamos! Empecemos ya con el segundo asalto… oh. Vaya, mierda.

Levantándose a una velocidad casi como un borrón, Gohan se cubrió la erección con las manos. – ¡De verdad, de verdad lo siento! ¡Le juro que no soy un pervertido! ¡N-no tengo idea de qué me pasó allí! – dijo tartamudeando.

– Está bien, chico. – resopló Mirko. – No te preocupes por eso. Supongo que debería tomármelo como un cumplido, ¿no?

Gohan no iba a dejarlo pasar. – ¡De verdad, de verdad, de verdad, lo siento! – continuó, haciendo reverencias una y otra vez.

– ¡Ya te dije que está bien! – le espetó Mirko, aunque no detectó nada de rabia en su voz.

Tragando saliva, Gohan desvió la mirada, incapaz de mirarla a los ojos. Entretanto, sus mejillas estaban ardiendo como un infierno. No podía ni imaginar lo patético que se vería ahora.

Un silencio se apoderó de ambos y pareció estirarse por una eternidad, pese a que sólo duró unos cuantos segundos. Mirko lo rompió aclarándose la garganta. – Eso será suficiente sparring por hoy. Ve a darte una ducha. Si no trajiste una toalla propia, siéntete libre de usar una mía de la gaveta.

– Gracias. – replicó Gohan, volviendo a hacer una reverencia antes de salir a toda prisa del gimnasio. Por fortuna sí trajo su propia toalla, y la sacó rápidamente de su bolso de camino al baño.

Una vez adentro, cerró la puerta y exhaló un largo y profundo suspiro. – ¡Diaaaaablos! – dijo en un grito ahogado.

Dando tumbos hacia el espejo, miró de frente y se sintió asqueado al ver su reflejo: su cara estaba más roja que un tomate, su cabello más desordenado de lo usual, y estaba sudando a chorros. Esta mañana había sido un desastre de proporciones cataclísmicas. Su único consuelo era que Mirko no parecía muy molesta por ello, y a menos que le fuera con el chisme a alguien más, lo que pasó entre ellos se quedaría entre ellos.

Exhalando una vez más para tratar de dispersar esos pensamientos sucios que arremolinaban en su cabeza, se alejó del espejo y se quitó la ropa, luego entró a la ducha y abrió el agua fría a toda su capacidad.

Mientras un torrente de agua helada lo recorría, su corazón se iba acelerando, pero unas respiraciones bien medidas, afinadas con años de meditación, ayudaron a ahogar el frío, y antes de que pasara mucho apenas sí lo notaba. Cerrando sus ojos, Gohan dejó que su mente se lo llevara a lugares más relajados, lejos de cualquier mujer coneja ridículamente musculosa y atractiva.

Gohan no supo cuánto tiempo le llevó ducharse, pero hizo maravillas para mejorarle el humor. Aún seguía algo mortificado (y no esperaba que eso fuese a cambiar en un futuro cercano), pero ya lo había dejado atrás y estaba listo para concentrarse en lo que tenía que hacer. Ya no era un niño, no podía permitirse distracciones tan triviales.

De vuelta en la sala, Mirko estaba relajándose en su sofá, con su uniforme de heroína, viendo lo que parecía ser un reality show de mala muerte. En cuanto notó que él había entrado, lo miró y sonrió. – ¿Ya te vestiste? Muy bien, porque nos vamos a patrullar.

– Estoy listo, Mirko-sensei. – declaró Gohan.

– ¡Excelente! – Saltando fuera de su sofá, Mirko se plantó frente a él con los brazos en jarras. – Muy bien, es hora de dejar claro cómo va a ser esto. Durante toda la semana, empezaremos cada mañana con una pelea de sparring. Luego de eso, saldremos a patrullar. Dependiendo de cómo resulte el día, quizás nos quede tiempo para un poco más de sparring por la tarde. ¿Eso te parece bien?

– Sí, sensei. – afirmó Gohan. Podía trabajar con eso.

– Muy bien. – Mirko asintió. – Y también, no quiero que se repita lo que pasó hoy, ¿entendiste? Entiendo que eres un adolescente, y que tienes las hormonas locas por todos lados, pero cielos. Encárgate de esa cosa antes de llegar aquí… o mejor todavía, consíguete una novia que lo haga por ti.

– ¡E-eso no será necesario, sensei! ¡Le prometo que no volverá a suceder! – tartamudeó Gohan.

Una sonrisa burlona se formó en los labios de Mirko. – ¿Qué te pasa? ¿Te da miedo un poco de contacto femenino?

– ¡No!

– ¡Pues claro que no! Sin duda alguna no te dio miedo ponerme las manos encima a mí por todas partes. – se burló ella con una risita entre dientes. – Vamos, si eres un chico guapo… ¡seguro que las chicas de tu clase matarían por salir contigo! ¡Todo lo que tienes que hacer es pedirlo!

– Sensei… – protestó Gohan, sintiendo que el calor le volvía a subir a las mejillas. ¡Diablos, y justo cuando había recuperado la compostura!

– Hey, ¿no has considerado empezar tu propio harem? Creo que son súper aburridos, pero me imagino que tú serías una de las pocas personas que podría hacerlo.

– ¡Absolutamente no! – A su madre le daría un ataque cardíaco si se le ocurriera siquiera mencionarlo.

Mirko, sin embargo, no parecía querer dejarlo. – ¡Oh, vamoooos! ¡Por lo menos piénsatelo!

Gohan se frotó el puente de la nariz y gruñó, no queriendo darle el gusto a su sensei con una respuesta. Esto sólo la hizo reírse todavía más, y pronto estaba carcajeándose como una lunática. Si esto era lo que iba a tener que soportar durante el resto de la semana, quizás habría sido mejor irse a Suramérica… esa barrera lingüística ahora le vendría muy bien en estos momentos.

Esta historia continuará…


Notas del traductor:

Hola, gente, ¿cómo están? Y bueno, ya estamos de vuelta con esta historia. Un capítulo bastante divertido, hasta ahora creo que es mi favorito. Si les he de ser sincero, me llevé una sorpresa cuando vi aparecer a Mirko, una parte de mí subconscientemente deseaba que Gohan hiciera su pasantía con ella, pero no me imaginé que ese fuera a ser el caso, creí que tal vez se iría con Endeavor o Hawks, pero no me quejo. De las heroínas adultas de la serie ella es mi favorita, tanto por su apariencia como por su personalidad, y esa actitud irreverente y amor por las peleas sirve muy bien para contrastar con Gohan. Y apuesto a que muchos ahora se mueren de la envidia de que haya experimentado sus tijeras, sin el riesgo que conlleva. Qué vergonzoso habrá sido para él tener esa erección delante de ella, pero dudo mucho que ningún hombre que se precie hubiera podido evitar esa reacción natural.

En detalles menores, la Clase 1-A ya tiene sus nombres de héroes, y creo que no hay sorpresa alguna de cuál iba a ser el de Gohan. Si preguntan por el de Mina, el autor dijo que el nombre Pinky le parecía estúpido, y yo personalmente también agradezco que le hayan dejado su idea original. Y Bakugou ya también tiene el suyo (bien que se tardó en el manga para decidirse, vaya). Pobre Satou, creo que es bueno que nos dejaran la cita que tuvo con esa chica Yuki fuera de pantalla, debió haber resultado muy mal.

En fin, con eso terminamos este capítulo. Supongo que tenemos mucho que esperar ahora que viene el arco del asesino de héroes, me pregunto si Gohan y Mirko se verán involucrados o estarán en otra parte cuando suceda. Gracias por los reviews a Guest, BRANDON369 y Aspros d'Lars, los estaré viendo la próxima vez. Y como siempre, ¡superen los límites, PLUS ULTRA!