Alrededor del mediodía Heero regresó a casa, en cuanto abrió la puerta percibió un extraño olor a quemado, así que se apresuró a correr hacia la cocina apenas cerró la puerta y aventó su mochila con el equipo que llevaba
Se encontró a Duo mirando con decepción como lo que intentó hornear, parecía una masa negra que cubría todo el molde donde debió de estar comida
—Perdón, quería hacer algo para ti —dijo entre sollozos, mirando a su pareja
Heero suspiró, pero sintió bonito de ver a su novio queriendo hacer algo por él, se acercó y le agarró la mano, apartándola del molde quemado
—Quatre dijo 200 grados y yo entendí 400, que tonto soy
—Parece que comeremos fuera —dijo sin darle mucha importancia
—¿No estás molesto?
—¿Por qué lo estaría? —tocó su mejilla con una mano e hizo un intento de sonrisa— Me baño y salimos a comer
—Sí —sonrió emocionado, lanzándose a sus brazos un instante— Yo limpiaré este desastre
Acto seguido el trenzado le dio un beso en la boca y se puso manos a la obra. Heero en tanto subió al segundo piso para tomar un baño ya que estaba aún todo muy sudado
El trenzado limpió todo hasta que no quedó ningún rastro de todo su desastre, luego subió al segundo piso para ponerse una ropa más adecuada para su cita con Heero
Al subir al segundo piso, lo vio ya vestido, ahora se secaba el cabello
—Que tonto soy, debimos bañarnos juntos —pensó con picardía mientras observaba lo guapo que era y lo mucho que le gustaba ese hombre
—¿Qué pasa? —preguntó al verse observado con tanta insistencia
—Nada, pienso en lo guapo que eres —corrió hacia él y se lanzó a sus brazos, dándole un beso
—No lo soy —expresó convencido— Tú lo eres —sujetó su rostro con ambas manos y le dio un beso en la boca, Duo se emocionó
—Ya vamos a comer o me dará hambre de otra cosa
—Me encantaría "eso", pero sí tengo mucha hambre, hice mucho deporte
—Oh vaya, Heero puede lanzar bromas así de tiernas —sonrió amplio— Cada día me sorprendes más mi amor
El trenzado se abrazó a su cuello, mientras él lo abrazó por la cintura y se dieron un beso largo y lento, luego se sonrieron
—Me pondré otra ropa
—Te espero abajo
Heero bajó al primer piso y Duo corrió a su clóset para buscar qué ponerse, tardó un poquito porque quería verse muy lindo para Heero, pero este lo llamó desde la planta baja, pues ya era tarde y se moría de hambre.
El menor de los dos bajó corriendo al terminar de vestirse y los dos salieron de la casa, ya que los vecinos los conocían de sobra, se comportaron como los hermanos que todos los demás conocían.
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En otro lado de la ciudad, mientras Trowa hacía los deberes de su clase de Historia, Quatre miraba algo muy atento en el teléfono celular
Desde que decidió que quería vender la enorme mansión que heredó de su madre, estaba buscando sitios más pequeños aunque no tan diminutos como aquel. Observó algunas lindas casas que lo emocionaron mucho, pero quería tomar decisiones con su pareja
—Mi amor —llamó a su novio. Los dos estaban en la habitación, sobre el colchón pero en diferentes posiciones
Trowa volteó cuando el rubio lo llamó
—Dime
—¿Qué parte de la ciudad te gusta más?
—¿Parte? Creo que el Sur, es más arbolado
—¡Cierto! —expresó emocionado
—¿Por qué?
—Estoy viendo casas
—Ya veo —se puso todo serio y el otro lo notó
—¿Qué pasa?
—Nada, sigue con eso —le sonrió amablemente antes de volver la vista al libro
Quatre observó a Trowa un momento, desde que decidió que vendería la casa, su novio se había puesto un poco más serio que de costumbre
—¿Está todo bien?
—Claro ¿Por qué? —levantó la vista del libro
—Por nada —el rubio le sonrió amplio
—¿Sabes qué? —preguntó el castaño, cerrando el libro— Salgamos a comer
—¿Qué? Pero no tenemos dinero
—Ayer cobré —explicó emocionado— Me han dado un bono
—Es mejor si ahorramos
—Quatre, no tiene nada de malo salir —se puso un poco serio
—Sí pero
—Yo también quiero hacer cosas por ti —dijo sin tapujos, el rubio entendió pronto de qué se trataba todo ese asunto
—Amor ¿tienes problema con que piense en nuestro futuro con la venta de esa casa?
—¿Qué? Claro que no…
—Es que parece que te molesta que vaya aportar tanto dinero a esta relación
—No digas incoherencias —intentó sonar racional
—¿Qué pretendías de este noviazgo? ¿Qué fuera tu esposa del siglo XV? ¿Qué ibas a mantenerme? —preguntó enojado
—¿Qué dices? No Quatre, no es eso —avanzó hacia el otro y lo miró a los ojos— Solo quiero hacer cosas por ti, esforzarme también, soy yo quien no quiere ser un mantenido, pero tampoco quiero que lo seas tú, quiero que los dos estemos cómodos
Aunque explicó aquello tan convincentemente, a Quatre no le quedó del todo claro que esas fueran las intenciones de su novio y por primera vez sintió desconfianza de él
—Necesito un poco de aire —se levantó del colchón y salió de la habitación
Segundos después la puerta de entrada también se abrió y cerró, Trowa se quedó solo en la casa, sentado en la cama y pensando en esa charla
—No quiero que tengas toda la carga, es todo —musitó preocupado, aquella podía ser tomada en cuenta como su primera pelea de pareja.
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El restaurante que eligió Duo era uno muy bonito, pero también la comida fue bastante buena, comieron hasta saciarse y luego salieron de ahí para comprar un helado, mientras caminaban por la banqueta donde no daba el sol
Pasaron por una tienda de joyería, al trenzado le llamó la atención una cadena con un dije de unicornio, parecía ser baño de oro y no estaba muy caro. Él no era fanático de las joyas, pero esa le gustó bastante
Heero observó como sonreía al verla, discretamente mientras el trenzado la veía, sacó su celular y revisó el saldo de su banco, no tenía mucho dinero. Sus padres les depositaban dinero cada quincena, pero era para todos los gastos incluidos los de la escuela y un pequeño sobrante
Suspiró para sus adentros, pronto sería el cumpleaños del trenzado y él no tenía dinero suficiente como para hacerle un regalo como ese, a pesar de no ser tan caro
—Perdón, me distraje —dijo Duo para disimular, sin decir nada de ese objeto
—¿A dónde más quieres ir?
—¿Qué quieres hacer tú?
—Lo que quieras —respondió Heero
—Regresemos a casa, hace mucho calor acá fuera —respondió el trenzado
La pareja retomó el camino por el que venían dando media vuelta, aun comiendo de sus helados.
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Los gritos en aquella casa no habían dejado de cesar, desde que Lucrezia confrontó a su esposo por el amante que mantuvo durante un tiempo, sin poder creer que a Milliardo le gustaban también los hombres, se sentía bastante humillada
Y aun sin saber que se trató de apenas un estudiante, un muchacho ingenuo del que su marido se aprovechó con total alevosía y ventaja, de saberlo seguro lo asesinaba ahí mismo
—Eres un cerdo, un infiel asqueroso —no dejó de gritar aquello
—No mi amor, tienes que oírme
—¿Qué voy a oír? Mi esposo, el padre de mi hijo es bisexual y me puso los cuernos con un hombre ¿Qué más podría oír?
—Es que no es cierto ¿de dónde sacas eso?
—Deja de hacerte el idiota, eres un descarado, mentiroso. Vi los mensajes, las llamadas, además ese hombre me lo confirmó, eres un puerco —gritó tan enojada que casi se marea
Milliardo intentó acercarse para ayudarle, pero ella lo empujó
—Quiero que te largues de la casa
—¿A dónde voy a ir?
—¡No me importa! —hecha una furia subió al segundo piso, encerrándose en su habitación
—Maldito Duo, me las vas a pagar —bufó enojado, ardiendo de coraje
Dentro de su habitación, Relena había escuchado todo y se encontraba asustada, era obvio que el matrimonio de su hermano estaba en peligro y no culparía a su cuñada si exigía el divorcio.
Esperó a que los gritos cesaran y salió de su habitación, se asomó a la cochera y el auto de su hermano ya no estaba ahí, seguro que se fue. El ambiente estaba tan tóxico que decidió salir de esa casa para tomar algo de aire fresco
Mientras caminaba por las calles, llegó hasta un parque, al que solía ir con Wufei cuando eran amigos, se sentó en la misma banca donde habían estado varias veces y suspiró, le hacía falta el chico para hablar, pero no quería llamarle porque sabía lo que él sentía por ella
Aunque era consciente que su ex amigo no le era indiferente, a ella aún le gustaba mucho Heero, no podía decir con certeza si estaba enamorada, pero lo pensaba seguido, saber que él y Duo tenían una relación nada fraternal le hacía sentir celos, de eso sí era consciente
Sin más que hacer además de estar preocupada por su cuñada y su sobrino, decidió regresar a la casa donde vivía, su hermano no había vuelto y Lucrezia seguía encerrada, así que le tocó comer sola esa tarde.
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Ya eran casi las 5pm cuando los hermanos Yuy volvieron a la casa, Duo emitió un respiro de alivio porque ahí era mucho más fresco que como estuvo afuera, con demasiado sol
—Oye Heero —llamó a su novio— Veamos una película ¿quieres?
—Claro, escoge la que quieras
—¿Vemos una Porno? —preguntó en broma
—Si quieres —encogió los hombros porque realmente le daba igual, con estar junto a Duo cualquier actividad era buena
—Eres demasiado complaciente —se acercó a él y le pasó los brazos por encima de los hombros, dejándolos flotando tras la espalda de Heero
—Puedo complacerte en lo que quieras —aseguró convencido
—Demuéstralo —sonrió con picardía
Al segundo siguiente se estaban besando, Duo se apretó contra el cuerpo de Heero, profundizando el beso que se volvió apasionado, al jalar un poco de aire el trenzado sonrió
—Subamos —propuso sin más
Se separaron solo para agarrase de la mano y fueron al segundo piso, esta vez entraron en la habitación de Heero, ahí no había ventana, tampoco cerraron la puerta porque estaba completamente solos en la casa
Quitaron sus ropas mutuamente, sin urgencia y mientras se daban besos y se acariciaban, quedaron desnudos de pie
Duo no lo dudó y se hincó frente a Heero, nunca había hecho eso, pero la última vez fue el mayor el que lo hizo, ahora quería intentarlo él, deseaba aprender y también complacer a su novio
Heero entrecerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás cuando la lengua de Duo se pasó por su pene, desde los testículos a la punta. Colocó su mano en los cabellos y los acarició una vez que el trenzado metió su miembro en la boca, succionando con torpeza, pero para el otro fue lo mejor
No culminó y siguió erecto cuando Duo terminó, se dieron un profundo beso y fueron hacia la cama, esta vez Heero se acostó sobre el colchón y el trenzado se montó en él, metiendo el endurecido pene dentro de él
Jadeó con dolor solo un momento y se quedó sentado sobre él, hasta acostumbrarse, luego lo miró, Heero le observaba y en sus ojos brillantes notó cuanto le fascinaba tenerlo encima
Cabalgó sobre su novio sin inhibición alguna, mientras sus manos se agarraban con fuerza y sus miradas se encontraban la una en la otra. Heero soltó una de sus manos para dirigirla al miembro de Duo, el que agarró y acarició hasta ponerlo erecto también
Gimiendo y sin dejar de moverse, Duo se sintió en el paraíso, ser invadido por el hombre que amaba era lo más sensual del mundo, que además le masturbara de aquella forma tan experta lo llevó al cielo
Al mismo tiempo que el chorro de semen cayó sobre el pecho de Heero, el de éste entró en Duo, culminando los dos casi al mismo tiempo. Por segundos el trenzado perdió los sentidos, el placer fue demasiado que le tembló todo el cuerpo
Se agachó al frente para besarse con su novio, al hacerlo el pene de este se salió de él, junto con un poco del semen que le introdujo. Agitados y satisfechos se abrazaron
Duo se quedó sobre el pecho de Heero un rato más, mientras él le acariciaba la espalda
—Te amo —susurró el trenzado, besándole el pecho, cerca del pezón, luego se levantó un poquito para verle a la cara
—También te amo —respondió acariciándole el rostro
Volvieron a besarse antes de quedarse dormidos los dos.
Cuando Duo abrió sus ojos, estaba solo en la cama, estaba oscuro, así que supo que era de noche, pero Heero no lo despertó, se levantó de la cama y se puso la ropa interior, luego salió de la habitación
—¿Heero? —lo llamó mientras caminaba hacia la planta baja
Escuchó ruidos en la cocina, se asomó y ahí estaba él, preparaba lo que parecía masa para panqueques, Duo sonrió emocionado
—Me dejaste dormir mucho —se quejó
—Estabas tan lindo que no me atreví
—Es noche
—Lo siento
—Bien ¿cenaremos?
—Sí, prepara unas malteadas por favor
—Claro
Emocionado, el trenzado hizo lo que su novio le indicaba. Los dos cocinando juntos se sintió bonito y natural, Duo ya quería una vida a su lado, sin preocuparse de que los Yuy habitaran la misma casa, estaba muy agradecido con ellos, pero amaba demasiado a su novio y quería su espacio a solas con él, ya quería que se terminara la escuela
Cenaron juntos y luego juntos lavaron los trastos. Ya eran casi las diez de la noche y por fin se pusieron a ver una película, ya que Duo durmió bastante no tenía sueño, pero Heero que durmió apenas unos minutos, ya estaba cabeceando
El metraje se terminó cerca de la medianoche, Heero apenas si vio media hora, así que cuando acabó, Duo lo despertó
—¿Final feliz? —preguntó Heero
—Sí —respondió divertido Duo— Vayamos a dormir
—Ya se me quitó el sueño —respondió el mayor, luego se acercó a su novio y le comenzó a besar el cuello, el trenzado soltó una risilla traviesa
—Entonces subamos
No dijeron más, apagaron la televisión, cerraron con llave y apagaron las luces, para después subir al segundo piso, de nuevo en la habitación de Heero, pero esta vez cerraron la puerta y apagaron la luz. Duo se quitó enseguida la ropa interior, que era lo único que tenía puesto
Heero también se desnudó, pero él solo tenía puesta un short y una camisa. Fueron directo a la cama y al acostarse se besaron. Volvieron a entregarse a la pasión, con sus cuerpos sedientos de amor, hasta que se agotaron, quedándose dormidos abrazados y con una sonrisa plena en sus rostros.
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Desde que Quatre regresó de su caminata para pensar, Trowa y él no volvieron a hablar del tema que los hizo discutir, en cambio hablaron de otras cosas, como si ninguno se atreviera a tocar ese tema, no querían discutir de nuevo
—¿Mañana quieres hacer algo? Ya terminé mi tarea
—No sé —respondió el rubio encogiendo los hombros
—Está bien si solo nos quedamos aquí —dijo Trowa, acercándose a él lo abrazó por la cintura
—Sí —contestó secamente
—Mi amor —Trowa lo miró a los ojos y le tocó la cara con ambas manos— ¿Quieres hablar?
—De hecho, tengo sueño —se apartó de él y fue a ponerse ropa para dormir, luego se acostó en el colchón y le dio la espalda
El castaño suspiró resignado, luego hizo lo mismo, pero él solo se quedó en ropa interior, sin ponerse camisa u otra cosa porque tenía calor. Se acostó también, pero él con el pecho en la espalda de Quatre, abrazándolo por la cintura
—Te amo —susurró en su oído
Quatre sonrió al sentirlo tan cerca y diciéndole esas palabras, aunque al principio cuando se acercó quiso alejarlo de él, ahora simplemente se dejó, pero no respondió ni hizo nada, se quedó ahí, sintiendo el cuerpo del hombre que amaba, siempre dispuesto a estar con él a pesar de las adversidades, incluso si no compartían ciertas opiniones, estar a su lado era una bendición.
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