Tal como se repartieron las direcciones, los cuatro que fueron en busca de Duo comenzaron con su tarea, todos pendientes de sus teléfonos por si alguien más localizaba al chico.
El más desesperado de todos era Heero, quien no perdió el tiempo yendo despacio, buscó de ser posible en cada rincón del ala que le tocó, pero no tuvo ninguna suerte, el trenzado no estaba en ese lado, así que inmediatamente llamó a Wufei
—¿Qué pasó? ¿Lo encontraste?
—No, nada por aquí, ¿Qué tal tú?
—Tampoco, aún —respondió el chino— Pero todavía no recorro todo, según el mapa de mi teléfono
—Maldición —musitó enojado Heero— Te cuelgo, por si llaman mis papás
—Está bien
Los amigos colgaron sus respectivos móviles
—Maldita sea —renegaba el señor Yuy en su lado de la búsqueda, sintiéndose cada vez más molesto
No le enojaba que su segundo hijo fuera Gay, lo que le tenía terriblemente molesto es que un hombre mayor se hubiese aprovechado de él, estaba casi seguro de que podría estrangularlo en cuanto lo viera.
Por su parte, la señora Yuy no estaba de mejor ánimo, sintiéndose culpable de que Duo no se hubiera abierto con ella, que ocultara sus preferencias. Sabía que a diferencia de Heero que creció desde pequeño con ellos, Duo no los veía como sus padres, él creció con una familia y la perdió
—Mi pobre niño —pensó con angustia
No a muchos metros de distancia, alcanzó a ver el árbol del que habló Relena, se acercó un poco y corroboró el escudo de la familia Peacecraft, a su vez también estaba el auto de Milliardo del que habló Relena. Con las manos temblándole, sacó su teléfono para llamar a los demás
Habían cortinas pero se veía la luz prendida en casi toda la cabaña, aunque no podía ver hacia dentro, sintió que algo no estaba bien, pero era consciente que no podía actuar sola, si ese tipo secuestró a Duo con malas intenciones, no sería indulgente con ella
Mandó mensaje a los otros 3 con la ubicación de donde se encontraba y esperó por la ayuda.
Mientras tanto, dentro de la cabaña, finalmente Duo había despertado después del ataque de Milliardo, este al verlo abrir los ojos sonrió, estaba sentado junto a él en la cama
Apenas se dio cuenta de nuevo de la situación, el trenzado se alejó de él sobre la cama, pero él lo siguió, intentando tocarlo, Duo intentó darle una bofetada, pero el mayor le agarró con fuerza de la muñeca, apretándolo
—Suéltame
—Ahora, vas hacer lo que te pida
—¿Qué quieres? Maldito loco ¿vas a violarme?
—Eso quisieras ¿no? —sonrió maliciosamente— Será mejor, quítate la ropa
—¿Qué? No, claro que no —respondió aterrorizado
—Tomaré unas lindas fotos y se las compartiré al mundo, todos podrán ver tu belleza —lo miró de pies a cabeza de forma sucia, mientras desbloqueaba su teléfono
—No haré eso, basta —comenzó a temblar, el otro parecía tan decidido
—Ah vaya, entonces prefieres otra cosa ¿verdad? —volvió a sonreír— ¿Quieres complacerme?
Con malas intenciones, comenzó a desabrocharse el pantalón
—Veamos si eres tan bueno con esa boca además de para hablar
Acercándose de vuelta, lo agarró con fuerza del cabello, pese a las quejas del trenzado, jaló su cabeza hacia abajo, haciéndolo chocar contra su entrepierna, la que había sacado de entre su ropa interior y que aún estaba blanda
Con asco, el trenzado sintió aquel trozo sobre su mejilla, pero antes que Milliardo lo obligara a hacer algo más, desde la puerta de entrada se escucharon un par de fuertes golpes contra la madera, obligándolo a detenerse
En un primer instante, Duo intentó gritar, pero Milliardo se dio cuenta de sus intenciones y le calló la boca, mirándolo con coraje
—Haz ruido y te juro que buscaré a tu querido hermano incestuoso y voy a matarlo —amenazó
—Maldito loco —intentó no llorar, pero estaba muy asustado
Milliardo se acomodó la ropa y bajó de la cama, salió de la habitación cerrando la puerta. Tranquilo como si no hiciera nada malo, bajó al primer piso, no podía fingir que no había alguien, estaban las luces encendidas y su auto afuera
Lo que él no esperaba es que detrás de la otra puerta, estaba el señor Yuy el primera fila, esperándolo con un puño que no dudó en estrellarse contra su cara. Detrás de él iban Heero, Wufei y la señora
—¿Qué demonios? —preguntó fastidiado— No puede venir aquí hacer eso
—¿Dónde está mi hijo? —cuestionó alterado, abriéndose paso dentro
—¿De qué me habla? Estoy solo
—Mentiroso
No solo el señor Yuy, los otros tres también entraron, cada uno buscando a Duo
—Llamaré a la policía y los acusaré por invadir propiedad privada
—No te preocupes —respondió el señor— Ya los llamé yo y te acusé de secuestro, vienen para acá —contestó triunfante
—¿Qué? —ahora quien estaba atemorizado era otro
—Nada aquí —avisaron al unísono Wufei y Heero, luego ambos corrieron escaleras arriba
Mientras tanto, la señora Yuy estaba en la planta baja, teléfono en mano, grabando todo
—¡No pueden subir ahí! —gritó alterado, siguiéndoles los pasos
El señor Yuy intuyó que su hijo estaba ahí y que por eso se alteró de esa forma, así que corrió también escaleras arriba, mientras la esposa los siguió a todos, sin dejar de grabar
Quien encontró a Duo fue Heero, este al verlo comenzó a llorar, mezcla de angustia y felicidad, el ojiazul no dudó en correr hacia él y abrazarlo con fuerza, el trenzado correspondió, llorando y semi desnudo, temblaba
—Por Dios, hijo —musitó aturdido el papá, temiendo lo peor
Wufei se quedó cerca de la puerta, apartando la vista, no quería que Duo se sintiera observado y vulnerable, mientras que los señores Yuy al entrar se sorprendieron, la señora dejó de grabar sin que su hijo apareciera en la pantalla
—¡Malnacido! —gritó el papá de los chicos, volteando hacia Milliardo, pero este ya había echado a correr para huir
—¿Cómo supieron de aquí? —se preguntó Milliardo mientras buscaba en la sala las llaves de su automóvil— Tuvo que ser Lucrezia o Relena
Se detuvo un pequeño instante
—Fue Relena, esa maldita traidora, después que la cuidé como si fuera mi hija —refunfuñó molesto— Pero me va a oír… ¿Dónde están mis llaves?
—Hijo de puta, ven aquí —expresó el señor Yuy una vez abajo
—Vete al diablo —respondió el otro
Pero el señor Yuy no se hizo esperar, se abalanzó hacia él a golpes, pero ahora que Milliardo no estaba desprevenido se pudo defender, así que lo tiró al suelo y comenzó a patearlo con fuerza, impidiéndole poder levantarse
—Alto ahí —gritó un hombre desde la puerta
Una patrulla silenciosa se había estacionado fuera, la que fue llamada por ser la más cercana al lugar que reportaron que había una víctima de secuestro. Otro hombre iba con él
—Fue él, fue él —señaló el peli plateado al señor Yuy, que no podía ni moverse, menos hablar
—¿Usted llamó? —preguntó el oficial a Milliardo, este asintió
—Me tenía secuestrado, pero logré liberarme —mintió descaradamente
Pero aunque el primer oficial no dudó en creerle, el otro no parecía muy convencido
—Rápido, llévenselo —instó fingiendo angustia
—Tendrá que acompañarnos a rendir su declaración
—Es un hombre peligroso, dense prisa
—Luce muy nervioso —dijo el segundo oficial
—Claro, porque me tenía secuestrado —alegó enojado— ¿Cómo quería que estuviera?
Para fortuna del señor Yuy, comenzó a despertar de su aturdimiento, así que intentó levantarse, los dos oficiales lo ayudaron, mientras el primero sacó sus esposas para atarlo, el otro alcanzó a escuchar voces
—Hay más personas
—Claro que no, démonos prisa —respondió Milliardo nervioso
—Él… tenía… a mi hijo —alcanzó a decir el señor Yuy
Ambos oficiales miraron hacia Milliardo, quien en un intento desesperado por escapar, quiso correr fuera de la cabaña, pero el oficial que tenía menos peso sosteniendo al señor Yuy, sacó su arma y le apuntó
—Alto ahí, las manos donde pueda verlas —gritó antes que atravesara la puerta
—Se equivocan, yo…
—¿Hay alguien más en casa? —gritó el oficial sin dejar de apuntar al otro con su arma y sin perderlo de vista, mientras el otro oficial llevaba al señor al sillón de la sala
Enseguida Wufei bajó corriendo y respondió el llamado. Luego de eso, bajó la señora Yuy, con el teléfono con la grabación como evidencia, poco después bajaron Heero y Duo, el primero ayudándolo a bajar, el segundo caminando con cuidado, sentía las articulaciones entumecidas
—Mi marido fue quien les llamó antes que entráramos —informó la señora Yuy, tenía a mi niño aquí contra su voluntad
Al señalar al trenzado este parecía un poco confundido y cansado, los oficiales vieron las marcas en el cuello y las laceraciones que dejó aquello con lo que le amarraron
—Debe permanecer callado —dijo el oficial a Milliardo, acercándose con las esposas— Todo lo que diga puede y será usado en su contra en la corte
—Mierda —pensó con fastidio, todo le salió mal
La señora Yuy se percató del estado de su esposo y corrió hacia él
—Creo que tiene una contusión, deberíamos llamar una ambulancia —expresó al verlo tan confundido y apenas despierto, gemía del dolor
Del otro lado, mientras lo esposaban, Milliardo comenzó a reír como loco, llamando la atención de todos, pero este miraba a los hermanos
—Pero que bello cuadro familiar —expresó con ironía— Sería buen momento para que hablen con sus papis— dijo venenosamente
—Llévenselo, dice tonterías —respondió la señora, acababa de colgar del 911
—Oh no Madame, nada de eso, solo mírelos —señaló a los muchachos— ¿Acaso no se da cuenta?
Aunque no quería tomarlo en serio, la señora Yuy miró hacia sus hijos, el rostro de Duo lucía aterrado, mucho más que cuando lo encontraron atado a la cama, también Heero parecía algo perturbado, estaban a punto de ser descubiertos y no porque ellos lo dijeran
—Sus hijitos, sus adorados hijos, tienen un romance y no precisamente juvenil con besitos y tomadas de mano, están follando, en su propia casa —expresó divertido
Rápidamente la señora Yuy lanzó un pequeño grito de sorpresa, tapándose la boca, mientras que su esposo no alcanzó a entender nada, estaba entre despierto y dormido, sin apenas enterarse
—¡Cállate! Eres un imbécil —gritó Duo, estaba temblando por completo
Los policías estaban quietos, mirándose por segundos entre sí, aquel sí que era un drama familiar bastante extraño, pero no se atrevieron a interrumpir, además debían esperar por la ambulancia para levantar sus actas completas
—Eso es… mentira ¿cierto? —preguntó la mujer, saliendo de su sorpresa, por sus ojos parecían asomarse un par de lágrimas— Ustedes no… oh por Dios —volvió a taparse la boca al ver en la mirada de ambos la culpa, además ninguno respondió
—Mamá yo…
—Ahora no —interrumpió la señora Yuy a Heero, que intentaba explicar— Hablamos en casa —aunque respondió a su primer hijo, a Duo evitó incluso mirarlo
El trenzado no fue capaz ni de hablar, era obvio lo que estaba pasando, pasó de estar preocupada por él, a verlo con malos ojos, aunque no sabía que pasaba por su mente, pero estaba casi seguro de que ahora lo odiaba.
—Súbelo a la patrulla —expresó en voz baja uno de los oficiales al otro, este obedeció, llevándose a un divertido Milliardo
Quedaron en silencio por un largo rato, esperando por la ambulancia. Ya que habían sido descubiertos, no quedaba de otra que seguir juntos, así que Heero no se apartó de Duo para nada, ambos estaban sentados en un sillón, Wufei sentado junto a ellos
—Le mandé un mensaje a Quatre, ya les dije que lo encontramos —informó el chino a sus amigos
—Señora —se dirigió el oficial que se quedó dentro de la cabaña— ¿Es suyo el auto rojo?
—No —respondió agotada, sin ganas— Lo dejamos a la entrada del bosque, en el estacionamiento
—Mi compañero llevará al hombre que secuestró a su hijo a la comisaria y necesito que él vaya a declarar, supongo usted acompañará a su esposo, yo puedo conducir su auto y llevar a los muchachos tanto a la comisaría como a sus casa, dejaré su auto en su propiedad, si le parece
—Sí está bien —respondió casi con indiferencia, no dejaba de pensar en la situación y no podía concluir nada, su mente estaba en blanco
Poco después llegó finalmente la ambulancia, tal como lo dijo el oficial, su compañero se marchó con Milliardo en la patrulla, la señora se fue en la ambulancia junto a su esposo y el otro oficial tomó las llaves que le dieron y caminó con los chicos hacia el auto.
—No se asusten, todo va a estar bien —dijo el policía, que conducía el auto, mientras los otros tres estaban en el asiento trasero— Su padre seguro no tiene nada grave
—Gracias —respondió Wufei, ya que los otros dos estaban aún muy consternados
—No quiero ser metiche, pero ¿es verdad lo de ustedes? ¿o ese hombre está loco?
—Sí está loco —habló Heero finalmente— Pero no dijo mentiras, de todos modos, no compartimos sangre, somos adoptados
—Oh vaya, de telenovela —expresó el oficial
—Morboso —musitó enojado Duo.
Finalmente llegaron a la comisaria más cercana, donde les esperaba una larga y aburrida noche.
Hola mis lectores, espero les haya gustado el capítulo, dejen comentarios, los quiero mucho.
