Bélgica estaciona el coche fuera de casa de Roma y se queda unos minutos dentro, con los ojos cerrados, pensando que... quiere, pero no quiere bajar.

Hay ciertas conversaciones en la vida que no importa lo mucho que hayas vivido, nada te prepara para tener. Esta... es una de ellas. Suspira.

Baja del coche y se arrastra un poco hacia la puerta de la casa, tocando.

Dice Escocia que puedes no tenerla aún.

—GERMANIAAAAAAAAAAA LA PUERTAAAAAAAAAA

Germania hace los ojos en blanco porque ya estaba yendo a la puerta, no necesita esos gritos, pero ahí va a abrirla muy solicito.

—Oh... Belgien.

Roma está... por ahí, creo que bañándose, porque si no tiene el culo en remojo se muere este hombre o algo, tal vez es un pez.

—Germanía —Bélgica se sonroja un poco igual—. Vengo por Rome.

—Ja, ja... pasa. Ahora le digo que estás aquí pero aún está en la piscina...

—Ohh... pensé que... Ugh. Vale. Voy a buscarle —Bélgica suspira, sonriéndole falsamente a Germania y saliendo a la piscina.

Ahí está, nadando, no creo que lleve bañador, porque entre que los pantalones no le gustan y que nunca ha llevado...

¡No uses tu cuerpo para suavizar a Bélgica!

No es eso.

Bélgica se sonroja un poco igualmente porque... bueno.

—Allò.

—Belbel! —sonríe y se acerca al borde donde está ella—. ¿Cómo estás?

—Estoy... bien —se pone el pelo tras la oreja, mordiéndose el labio.

—¿Quieres bañarte conmigo?

—No, quiero hablar contigo.

—Oh... vaya, ¿de qué? —le mira un poco preocupado porque ella tiene un semblante serio.

—¿Podríamos... salir de aquí, s'il vous plait?

—¿Salir de dónde?

—Vine a invitarte a comer porque necesito discutir un tema delicado.

—Ah... Vale, espera... deja que me vista —ahí va a las escaleras, saliendo de la piscina.

Bélgica aprieta los ojos y le da la espalda, teeeeensa mientras él se va a por la toalla, secándose.

Bélgica se sienta en una de las sillas que tienen alrededor de la piscina, suspirando un poco, sin mirarle. Abrazada de su bolso.

—¿Vamos? —Se ata la toalla a la cintura y le tiende la mano, sonriendo.

Ella pega un saltito al notarle ahí y le mira sin sonreír.

—Oui. Oui, vamos. Aunque pensé que podríamos... salir. Salir de casa. Si quieres arréglate y vístete y te espero aquí.

—¿No quieres venir y contarme mientras?

—No se si quieras que te cuente mientras.

—¿Por? ¿Qué pasa? ¿Ha ido algo mal?

—Sí. Algo ha ido muy mal... y necesito que hablemos.

—¿Estás bien? —Es que la mira todo preocupado ahora.

—Sé lo de Alba.

Roma se queda congelado.

—Y-Y sé que te prometí venir antes de tomar cualquier decisión. A-Así que aquí estoy.

—Oh... E-Entiendo. Si quieres sírvete algo de la cocina, estoy aquí en un minuto.

—Merci —Bélgica asiente. Y... el terror. ¿Me quedo? ¿Me voy a la cocina? ¿Qué me va a decir? ¡Ugh! ¡No debí venir!

Roma va a ir a vestirse y se va a tardar en volver porque no quiere hablar de esto. Va a pelear un rato consigo mismo a intentar calmarse y a regresar con semblante serio a buscarla en la cocina.

Ya, ya nos imaginamos todos. La verdad, creo que ella ha ido ya por una cerveza a la cocina, tratando de no encontrarse a nadie.

—Ave —suspira, entrando

—¿N-Nos vamos? —otra vez, Bélgica da un saltito al oírle.

—Sic.

—Tenemos una reserva abierta en el Mustafá... pensé que sería un buen lugar, neutral. He pedido un privado —parlotea un poco, como si esta fuera una reunión de negocios, yendo a la puerta.

—¿Vamos con tu coche o con el mío?

—El mío está aquí en la puerta... vamos en él.

—Como quieras —le sonríe.

Ella le mira un poquito desconsolada por un instante y frunce el ceño recordando que no, que no debe dejarse engañar! Jum!

Roma hace un gesto para que vaya delante, suspirando y dándose ánimos a si mismo.

—¿Se van? —les corta un poco Germania a la salida.

—Sic, vamos a comer y volvemos en un rato. ¿Quieres que te traigamos algo?

Bélgica cambia el peso de pie sin esperarse a Germania ahí, carraspeando un poco, mirándose los pies.

El sajón frunce el ceño al ver a Rome, sin saber por qué, poniéndose un poco alerta porque algo en su cara o en el comportamiento de Bélgica... hay algo que no le cuadra. Se le acerca a Roma un poco más que de costumbre. Mano en el pecho.

Roma se le echa encima y le da un beso con un poco de ansiedad.

Germania levanta las cejas y le pone un par de manos firmes en la cintura, devolviéndole el beso con bastante intensidad.

Se lo come un poco más, pero pronto se separa e intenta sonreír.

—Hasta luego.

—No tardes —Germania no deja de fruncir el ceño, la verdad. Le mira a los ojos.

Niega.

Germania le aprieta un poco la cintura con los dedos, frunciendo un poco más el ceño, con la frustración habitual de querer entender qué pasa y no tener ni IDEA. Le suelta después de un poco.

Él le mira con cara de circunstancias porque quisiera que lo entendiera.

—Si necesitas algo, llámame —Puede que no sea tu cómplice en entender qué pasa, pero si lo es en saber qué pasa algo y que lo que sea que pasa, le pone nervioso.

El latino asiente.

El sajón les lleva hasta la puerta, abriéndosela a Bélgica y mirándoles subir al coche, ansiosito porque parece que Roma va al paredón. Maldita sea.

Y ahí llega Luxemburgo mirando a Germania sin esperarse la puerta ya abierta.

Bélgica arranca mirando a Roma de reojo sin notar a Luxemburgo. Roma suspira y la mira de reojo.

—¿Quién más sabe de esto? —pregunta ella.

—N-Nadie —admite.

—Tú, Alba y... ¿Ahora yo? ¿Nunca lo has hablado con nadie?

—No es un tema tan... agradable de hablar.

—Ya, ya lo sé.

—¿Cómo... cómo está él?

Bélgica se toma unos segundos en responder.

—Enfadado por tener que hablar del tema.

—¿Y tú? —pregunta suspirando.

—E-Esto no es sobre mi —Bélgica traga saliva—. No voy a hacer de esto algo mío solo porque a mi me hace sentir de una forma o de otra.

—Ahora mismo esto es sobre ti y sobre mí. Desde luego que quiero saber cómo te sientes tú.

—Enfadada a ratos —Bélgica suspira—. Decepcionada a ratos. Triste a ratos.

—Ya...

—A ratos también pienso que esto es... algo que tiene mucho tiempo. Pero... no. No. Necesitas explicarme lo que dijiste que ibas a explicarme cuando esto pasara —Bélgica le mira de reojo.

Roma suspira.

—Tú has dicho que tenía que oír tu parte... y sí que la tengo que oír porque la otra parte es horrible.

—Ya... Vamos, ahora te lo explicaré.

—Oui. Oui... oui. Ugh. Roma...

Él aprieta los ojos

—¿Esto te hace sentir a ti tan mal como al resto?

—¿A qué te refieres?

—Pues a que quiero asumir que sí, pero... pero... —se pone otra vez el pelo tras la oreja—. Eres... siempre estás tan feliz y tan normal. Y tienes este alter ego que...

—Belgique...

—¡Es como si no te conociera!

—Necesito que te calmes.

—E-Estoy calmada —no, no lo está.

—No lo pareces. O sea... sé lo que es... sé lo que sientes ahora mismo, pero necesito que mantengas la cabeza fría.

—Es difícil, considerando las circunstancias.

—Ya lo sé

—Pero vale —Bélgica aprieta los ojos—. No es mi intención atacarte.

—Gracias.

—Lo que quiero es entender lo que ocurrió y... ugh... no se. No sé.

—Ocurrió... lo que siempre ocurre —suspira.

—No creo. Eso e particular espero que no sea lo que siempre ocurre

Roma la mira de reojo.

—Vale, vale. Sí, eso fue pasivo agresivo.

—Tranquila.

—Es que... Ugh. ¿A qué te refieres con lo que siempre ocurre?

—¿Alguna vez has hecho... algo que te han ordenado y que visto con los años cada vez se ha vuelto más... inapropiado?

—Sí —Bélgica traga saliva.

—Pues así fue esto.

—Pero él es... es que... ¿me vas a decir que eso entonces era normal?

—No, para nada. Pero era una orden.

—Abusar de un niño pequeño al que habías dejado huérfano... y tú, tan hábil con todo mundo, no podías... e-es que...

La mira de reojo escuchándola con atención para saber su versión.

—¡Esperaría algo distinto de ti!

—Ya... —vuelve a mirarse las manos, sin defenderse.

—Porque... es que tú eres el más... listo y el más hábil y el... ¡Imperio Romano!

—Belgique...

—Quoi?

—No es... creo que solo estás centrada en el hecho y no estás viendo las circunstancias que lo rodean.

—Es que es difícil... no ver el hecho.

—Ya, pero... Entiendo que la primera reacción es el enfado, pero igualmente, ni es lo más atroz que ha pasado nunca ni lo será.

—Bueno, quizás si es lo más atroz que le ha pasado a Alba.

—Más bien... es la herida que peor se le ha curado, pero no creo que sea lo peor que le han hecho.

—Vale, o sea hay que minimizarlo —Bélgica frunce el ceño.

El latino suspira.

—No digo que haya que maximizarlo. Creo que... tampoco es algo que haga Alba.

Él la mira.

—No es algo en lo que piense diario ni que afecte su vida, pero tampoco podemos asumir que debería dejarlo pasar.

—Ese es el pensamiento inmediato y luego pasa el tiempo y como todas las atrocidades...

—Quizás no debí venir —Bélgica suspira.

—¿Por?

—No pensé que tu actitud fuera a ser simplemente un... "Estás exagerando".

—Quiero explicarte como fue. Pero... básicamente, quiero que pienses qué me dirías tú si estuviéramos hablando de lo que le hiciste a las personas del Congo.

—No estoy diciendo que no hemos hecho todos cosas que no debimos —Bélgica aprieta los labios.

—No he dicho que esté bien lo que pasó, solo digo que está herida se le ha curado peor que otras que le han hecho.

—Es que... Ugh, vale. Vamos dentro —se estaciona en el valet parking.

Roma asiente y Bélgica suspira un poco, pensando un poco en todo esto, con el ceño fruncido hasta que están sentados frente a frente dentro.

—Quizás crees que estoy siendo muy dura contigo.

—No... Solo intento que te pongas en mi lugar.

—He estado en tu lugar... en alguna medida. Lo que pasa es que... es distinto. Es distinto en algunos aspectos y parecido en otros. Quizás lo... diferente es que yo no me morí y tú sí, y eso dio más pie a no aclarar las cosas.

—Yo también creo eso —admite mirándola seriamente.

—Aun así, esto... es feo. Creo que es más feo aún porque nadie lo sabe.

—Sic. Y no creas que eso es más cómodo para mí.

—¿Cómo fue, entonces? —le mira a los ojos.

—Britania... acababa de morir —empieza.

—Lo cual lo hace aún más... cruel.

—Belgique —advierte.

—Vale, vale...

—Había matado a seis de mis parejas antes. Ella fue la séptima.

—C-Cielos... —susurra ella mirándole.

—Siete personas a las que amaba y que YO había matado. De manera activa, consciente y deliberada.

—E-Era horrible hacer eso... supongo. Viendo como les quieres ahora.

—Siempre intentaba no quererles, mantenerme frío y distante porque sabía como iba a terminar todo, pero si no les quería lo notaban. Así que tenía que quererles, pero de mentira. Que ellos creyeran que les quería pero sin hacerlo de verdad.

Quoi? —Bélgica levanta las cejas.

—Siete veces. Siete veces son demasiadas. Demasiadas para cualquiera, nunca acababa por conseguirlo, siempre estaba devastado. Siempre estaba cansado. Sobrepasado.

—No te creo que no les quisieras de verdad.

—Por supuesto que les quería de verdad. Solo quiero que imagines el desgaste.

—Es... horrible.

—Yo odiaba el imperio para entonces. Era demasiado. Demasiado grande, demasiado inabarcable. Se había vuelto incontrolable. Todo se había vuelto... carente de sentido. Nada funcionaba. Matar a Britania... mi séptima amante muerta en mis manos un sacrificio sobrehumano, no era suficiente.

—¿Y no podías... parar?

—No para entonces, se estaba desmoronando. Yo me desmoronaba. Britania murió y aun así las gentes no acabaron de ser nuestras. Yo partí mi corazón por séptima vez inútilmente y por muy cansado que estuviera yo, casi moviéndome por inercia... mis dirigentes luchaban por mantenerme entero y en pie.

Bélgica le mira, con atención y los ojos brillantes, porque esa historia le parece horrible.

—Había funcionado antes. Iba a funcionar ahora. Si las gentes de Britania habían pasado a ser de sus hijos y no nuestras, pues habría que hacerle a sus hijos lo que a ella.

—Es decir, había sido en vano.

—Les dije que no era así como funcionaba. Que había que respetar los tiempos. Que era un niño, que el rencor y el dolor por la muerte que sentía necesitaba sanar antes que nada. Pero no había tiempo. No había dinero. No podíamos esperar.

—Así que a eso fuiste, ¿cansado... a matarle?

Roma asiente.

—Y no funcionó.

—Él era un niño. No estaba preparado. No había tiempo para prepararlo. Para hacer las cosas adecuadas. No lo entendían. Es solo un crío, es más fácil así. Así que hice lo que me dijeron, lo que me ordenaron...

—Y fue horrible para ti también.

Asiente.

—¿Qué pasó después de... qué pasó?

—Le pase por encima. Como un tren. Arrasé con él. Me preguntaba por su madre y me miraba con sus ojos verdes como ella. Así que podría haberme detenido, podría haber dicho a mis dirigentes que lo había hecho y no haberlo hecho, pero sabía que se darían cuenta. Que me obligarían a volver. Así que lo hice y me marché. No tardé muchos años en morir yo después de eso.

—Es una historia horrenda —Bélgica suspira.

Asiente.

—Aun así, Rome, él... ugh. No sé. No sé cómo los demás te perdonaron matarles, pero... buff.

—Debo intuir que tú no lo habrías hecho.

—No lo sé... Yo no estoy en esa posición.

—Pero no entiendes como lo hicieron... así que supongo que te pones en ella y piensas en qué harías tú.

—Es fácil... asumirlo.

—En fin... esto era lo que quería que supieras.

—Siento que hayas tenido que hacer esas cosas —Bélgica traga saliva y estira una mano hacia el sobre la mesa.

—Yo agradezco que ya haya pasado —Mira la mano, parpadea y se la toma—. Y aun así estar aquí y teneros... y tenerte. Y ver como vosotros vivís y compartir vuestras alegrias sin... sin necesidad de seguir con eso.

—Nosotros pasamos por otras cosas... raras también. Esta es una buena época para volver —le aprieta un poco la mano y luego le suelta—. A-Aun así, n-no esperaba esto así.

—Por eso quería contártelo.

—Tampoco creo que si yo fuera Alba, esto... me pareciera suficiente.

—No he dicho que lo sea.

—Lo sé. Lo sé, pero... esto es muy complicado para todos —Bélgica aprieta los ojos.

—Sic

—No es algo que... hayas vuelto a hacer. Eso me lo dijo Alba, que Vati no estaba en peligro.

—No, claro que no —es que se le ensombrece de nuevo la mirada con esa idea

—Creo que... e-esto es algo difícil de digerir. Entiendo a Alba. Entiendo que no quiera verte —Bélgica suspira.

Asiente.

—Entiendo que no venga, entiendo la tensión. Entiendo que no hay nada que puedas hacer tú tampoco. No sé cómo hubiera ido todo de no haber pasado esto, pero es lo que es. No se puede arreglar.

Roma abre las manos y se encoge un poco de hombros.

—Ojalá algún día hablen de esto.

—Por curiosidad... ¿qué te dijo él? —pregunta Roma y Bélgica suspira.

—La versión de esto mismo de un casi adolescente, aún muy pequeño para entender lo que hacías hasta que lo hiciste... Que además creció convenciéndose a sí mismo de que esto no le ha afectado en nada.

Le mira

—Creo que en el fondo entiende racionalmente lo que te llevó a ello, pero podrías, como todos, haber tomado mejores decisiones.

—Sí, bueno...

—Gracias por explicarme tu parte.

—De nada —le sonríe.

—Esto es muy complicado de todos modos —Bélgica sonríe un poquito también y suspira.

—¿Estás bien?

—Aún con toda esta explicación... me rompe el corazón que lo hayas hecho —confiesa mirándole desconsolada.

—Ya... Bueno, no... Por eso quería que entendieras las circunstancias.

—Ya lo sé. Y las entiendo, de verdad. Pero es feo, porque te conozco y creo que eres incapaz de hacernos daño... o no. Como todos, supongo —Vuelve a estirar la mano hacia el un poquito. Él se la toma y le aprieta un poco—. Supongo que esto se curará con el tiempo

—Pues ha pasado bastante...

—No para mí. Esta es... información nueva. Y no se bien cómo comportarme —Bélgica suspira.

—Ya, tampoco para mí, de hecho —admite.

—Lo que sea que le diga a Alba que he hablado contigo le va a poner los pelos de punta... y cualquiera que sea la forma en que te trate de ahora en adelante, también.

Roma suspira porque ya se imagina.

—Aun así, llegue yo aquí con una idea más firme de lo que pretendía hacer y la verdad es que...

—¿Qué pretendías hacer?

—Seguir muy enfadada.

—¿Y aún lo estás?

—Estoy enfadada, sí, pero ahora estoy también otras cosas.

—¿Las que has nombrado antes?

—Estoy triste por ti y... a momentos quisiera solo no saber esto —aprieta los ojos negando con la cabeza.

—Ya... yo también quisiera que no hubiera pasado, para lo que sirvió además...

—Aun así, aquí estamos. Y... Bueno, creo que aún con todo sigues siendo tú.

—Bueno, eso desde luego

—Para mí. Tú... eres tú.

—Gracias. No te creas que no tengo miedo de perderos a todos si esto sale a la luz.

Bélgica suspira con eso.

—No creo que Alba quiera que salga a la luz, la verdad. Me costó mucho que me lo contara a mí. Tampoco creo que... ¿quién podría dejarte de hablar?

—Britania... Galia... tú.

—Britania sería... la peor. Creo. Con lo que protege a Alba —ojos en blanco—. Pero si te perdonó que la mataras...

Roma suspira

—Venga, igualmente si no se han enterado hasta ahora...

—Ya, ya...

—En fin... Mira, por ahora no esperes que.. no va a volver a venir a casa y no le haremos drama con los domingos. Cuando estén los dos, le haré caso a Alba y... ya está. No va a cambiar mucho más.

Asiente.

—Bueno, venga... —Bélgica le sonríe—. ¿Qué hay de Lux con Galles?

Roma sonríe de golpe con eso.

—Ya me canse del drama... fuiste con ellos, ¿no? Me contaron.

—Sic, Lux nos invitó.

—¿Y?

—Está... esto es imparable.

—¿Imparable?

—Sic. ¿Les has visto?

—El domingo.

—Nah, no prestaste atención el domingo.

—Pues ¡Había otras mil cosas para prestar atención! —se sonroja un poco.

—Son... diferentes. Juntos. Lux es diferente con él que con Mónaco y también lo es Cymru.

—¿Pero crees que de verdad si vayan a liarse? Es muy pronto.

—Estoy seguro que ya se han acostado, varias veces —sentencia porque eso es lo que habría hecho él y no concibe que alguien podría... no hacerlo así.

Bélgica levanta las cejas.

—Cymru nos recibió empalmado. No le dijimos nada, pero era más que obvio —sigue.

—Quoooi? Bueno, pero... ¡Ugh! O sea ¿estaba LITERALMENTE empalmado?

—No sé cómo sea eso figuradamente —se ríe.

—Pues... tú luego exageras las cosas, como France.

—Nooo —se ríe.

—Sí, o sea le ves ahí un poco feliz y ya "estaba empalmadisino". Igual solo estaba mal acomodado.

—No estaba mal acomodado, debiste ver como se miraban y se defendían el uno al otro.

—Vamos, es que quizás no sea Lux tan así con Mónaco y Cymru... pues tampoco con Galia, pero...

—Lux está enamorado. O se está enamorando. Y Cymru es enamoradizo ya de por sí. También lo está... Galia... espero que lo soporte. Tengo que llamar a Mónaco.

Bélgica entrecierra los ojos.

—¿No estás tú exagerando esto solo porque nunca aprobaste esto?

—No me vas a creer hasta que les veas tú misma —sonríe—. Lux le cayó muy bien a Brit.

—¿Disculpa? —Bélgica parpadea.

—Hicieron un trato secreto en el baño los dos.

—Britania... y mi hermano —frunce el ceño. Va a salir más enfadada por esto que por lo otro.

—De veras está contento. Cymru le cuidará mucho.

—Ahora resulta que mi hermano le cayó bien a Britania y son amiguis... y ¡¿Cymru y Lux son la pareja del año?!

—Nah, nadie podrá quitarte a ti el título de pareja del año después de domar a la bestia —se ríe.

—Por lo visto, Britania considera que Lux es agradable... y yo una zorra. Que no ha... Ugh!

—Belbel... —le advierte, sonriendo.

—No, es que... ¡No! Si le ha visto una maldita vez, hace menos de una semana que Galles dejo a Galia. Esto está mal por donde lo veas... y resulta que Lux le cae muy bien y ¡¿hacen PACTOS SECRETOS?!

—¿Cómo va la boda?

—Ahí va... un poco más angustiante de lo que esperaba —Bélgica aprieta los ojos y se ríe.

—¿Por? ¿Qué habéis decidido?

—Creo que haremos una boda celta... pero se cruzó esta noticia y discutimos. Hemos discutido más en los últimos días de lo nuevo hemos discutido en años.

Roma aprieta los ojos

—Lo cual me... me asusta. Discutimos por la boda celta, por... qué a él no le hace ilusión nada, porque...

—¿Por?

—Pues porque no quiere casarse.

—Tienes el anillo, ¿no? ¿Puedo verlo, por cierto?

—S-Sí... creo que es posible que lo reconozcas.

—¿Reconocerlo? —estira la mano para que le dé la suya y eso hace ella, sonrojándose—. ¿Por qué iba a reconocerlo?

—Bueno, míralo.

Roma lo hace y le pasa el pulgar por encima, acariciándoselo.

—Es muy antiguo... era de Galia.

—¿De verdad? Ojalá tuviera algo mío que conservara para regalaros.

—Era tuyo.

—¿Mío?

—Tú se lo diste a Galia cuando se casaron... Pero no es por eso que me lo dió.

—Quid? Nah, eso no es posible.

—Lo es, porque... Galia se lo regaló a Britania.

—Galia perdió mi anillo, se lo robaron, volvió llorando. Me acuerdo porque tuvimos que hacer otro e hizo un drama tremendo

—Supongo que... ¿Ahora sabes por qué?

—Como si el anillo fuera tan importante... —se ríe siguiendo a su rollo—. Ahora que lo pienso, no sé qué paso con el otro tampoco después que desapareció. Se suponía que era para France... y el de Iberia para Hispaniae.

—Pues... este por otras razones resultó conmigo. Seguramente no es.

—Les preguntaré a los niños —y te harán un drama porque "Papaaaaaaaaaá se cayó al maaaaaaar yo no queríaaaaaaaa"

—Seguramente no es, de verdad —Bélgica esconde la mano porque este es SU anillo.

—En fin... —le sonríe—. ¿Y qué más habéis decidido?

—No mucho aún. Los chicos irán de kilt.

—Oh... ¿los cuatro?

—Todos los chicos que vayan a la boda.

—¿Todos? —levanta las cejas.

—Oui. Va a ser en casa de Alba... quien quiera ir necesitará un Kilt.

—Vaya, eso será interesante.

—Lo sé, me hace gracia. Aún no sé que hacer llevar a las chicas...

—¿Cómo va a destacar él?

—Pues... No sé, supongo que por estar conmigo.

—Bueno, desde luego, pero...

—No había pensado—vacila —. Quizás debería... usar algo distintivo.

Roma le sonríe

—No se me ocurre qué.

—Ya te vendrá.

—Aún no tengo vestido para mi tampoco.

—Oh, puedo ir contigo a por él?

—Vale, les diré a las chicas también —Bélgica sonríe un poco.

—A lo mejor podría ir a tu despedida de soltera... —propone, sonriendo.

—Eso vas a tener que hablarlo con quien la organice que yo no sé nada —ella se ríe, nerviosita—. Roma... ¿Por qué España y Romano no entienden la boda como tú?

—Porque no entienden a Scoti —Inclina un poco la cabeza y suspira.

—Es cruel que tú te esfuerces más por entenderle que ellos —Bélgica suspira.

—Creería yo que Hispaniae iba a tener menos problemas en adelante y tal vez podrías usar a Cymru para ayudarte en esto.

—Ojalá. Lux puede ayudarme también... pero es cansado que todos tengan que ayudarme a mi como si esto requiriera un sobre esfuerzo, pero nadie parezca tan adverso con Lux... ni Britania —se cruza de brazos frente a su café, esperando el postre.

—La verdad, creo que Lux le gusta porque es un chico. Probablemente no tendría tantos problemas contigo si fueras un chico —se ríe porque ese tema otra vez

La madre de los ojos en blanco de ella.

—Ya, ya...

—Es que... Sey es una chica.

—Y bueno, obviamente porque Lux no se está robando a su niño mayor y favorito.

—Más guapa, más... sexy, más... buff.

—Lux vino a decirnos que estaba súper preocupado porque Galles decía que su madre no le quería y yo tampoco.

Bélgica levanta las cejas.

—Ellos se quieren de maneras... raras —asegura.

—Eso le dije yo —asiente Roma.

—Bueno y yo aún no me hago a la idea de que él sea tú hijo, con toda la rivalidad por Galia.

—¿Por qué no? Jo, eso siempre me duele un poco.

—Supongo que le he oído a él demasiadas veces protestar de ustedes...

—Ya, pero... Yo quiero mucho a Britania y me hace mucha gracia que uno de sus hijos sea mío. A nadie más parece hacérsela...

—¿A Britania no le hace gracia?

—Pues ya sabes...

—Ella está loca. Mira, si... Cymru se está quejando de que no le quieres, debe desear que lo haga.

—Y lo hago, le dije que le ayudaría con Lux.

—¿Cómo ha ido esa conversación entre ustedes? Creo que él estaba bastante nervioso.

—Bien, si estaba nervioso, se relajó. Me parece que quedamos en buenos términos.

—¿De verdad? —Bélgica sonríe.

—Eso creo. Sigue preocupado por ella... y no está en una buena época.

—¿A qué te refieres?

—Pues por Galia y además por Lux también ahora, espero que lo maneje bien.

—¿Estás consciente de que es altamente probable que lo maneje... mal? Debería olvidarse del asunto con Lux por ahora y esperar a que... pase lo de Galia.

—Por eso me ofrecí a ayudarle.

—¿Estaba con Lux antes de terminar con Galia?

—Lux dijo que no, pero...

—¡¿Hay un pero?! —Bélgica levanta las cejas.

—Es difícil creerle.

—Pues si dices que se han acostado ya un montón de veces... Quizás ha sido un montón de veces en una semana. Al principio es así.

—Es posible —asiente.

—Pero es... ¿Galia qué dice? Lux está con Mónaco aún, ¿no?... Él no le haría eso.

—Galia... —suspira—. Ni siquiera he querido mencionarle.

—Son idiotas —Bélgica aprieta los ojos.

—¿Quiénes?

—Luxembourg y Galles. ¡Como si fueran adolescentes!

Roma se ríe un poco.

—Voy a reñir a Lux y Alba debería hacer lo propio con Cymru. Están en Ecosse buscando lugares para la boda. O emborrachándose y haciendo como que buscan lugares para la boda —sigue ella.

—Es que... hacía falta que pasara esto para que todo tuviera sentido.

—¿Que pasara qué?

—Lo de Lux...

—¿Para que qué tuviera sentido?

—Tu relación con Brit. Sois iguales, mírate como te pones con Cymru cuando se acerca a tu pequeño hermanito.

Excusez moi?!

—No me creas si no quieres... pero es la verdad. Probablemente ella no me crea tampoco cuando le diga.

—¿Me estás diciendo que soy como BRITANIA? —Bélgica frunce el ceño.

—Por lo menos estas reaccionando i... parecido.

—Pues... es que mira lo que me estás diciendo —protesta con voz suavecita,

—¿Crees que es mentira?

—¿Que soy como Britania? Sí.

—Ya...

—Solo me preocupa un poco Lux, no he dicho que Cymru sea un aprovechado, ni que... le quite las manos de encima. Ni...

—¿Crees que Scoti se queja de eso de ti con su madre?

—¿De que no le quito las manos de encima? —se sonroja—. ¡Espero que no!

—Tal vez por eso no se ha quejado.

—Ugh. Bueno igualmente creo que Cymru se siente mal y Lux es demasiado bueno con él... si le invito hasta a su casa. Y el otro que se deja...

—Desagradecido...

—¡Te estas burlando de mí!

—No, solo es que cada vez veo más parecidos —se ríe, levantando las manos, porque un poco sí.

—Estás haciendo esto a propósito

—Tú eres la que sigue diciendo esas cosas —se ríe.

—¡Voy a dejar de decirlas! ¡Que Lux haga lo que considere!

—Venga, venga, no es malo que te preocupes por él.

—¡Yo no quiero ser la bruja con Cymru que es ella conmigo! ¡Es muy diferente lo que yo hago!

—Ella tampoco cree ser una bruja contigo, pero tú eres más lista —le guiña un ojo

—¡¿Cómo no va a creer ser una bruja conmigo?! Ella SABE lo que hace, ¡quiere ser mala conmigo!

—Nah, se defiende también.

—¿Qué dice según ella que hace? Es que... de verdad ¡no soy mala con su hijo! ¡Ni con ella!

—Todos lo sabemos.

—Ella no.

—Ella no opina igual.

—¿¡Ella cree que no es mala?!

—Cree que tiene que serlo.

—¿Qué TIENE?

—Sic.

—¡Que va!

—Lo sé.

—¿Y por qué cree que tiene que hacerlo?

—Porque cree que tú eres mala.

—¡¿Pero mala cómo?!

—Pues ¿no la escuchas cuando lo dice?

—Pues sí, pero eso es un rollo. No tiene ni lógica.

—Pues eso —se ríe otra vez porque las protestas.

—Yo no quiero el dinero de Alba. Por Dios, ¡si cada quien se paga lo suyo siempre!

—Pero es lo que ella cree.

—¡¿Y qué hago para cambiarlo?! ¿Cómo la convenzo?

—La verdad es que tienes razón, sus argumentos se le desmoronan a ella sola. No hay mucho que puedas hacer más que intentar tomártelo bastante menos en serio.

—No es tan fácil.

—Ya, bueno...

—No es tan fácil ignorarla... es mi suegra.

—Pero lo que dice no tiene sentido.

—Ya, ya lo sé... es desesperante. Creo que nunca le voy a caer bien.

—Es probable —asiente.

—Jo! Pensé que me dirías "no, algún día..." —Bélgica hace morritos.

—Ya, pero no lo creo realmente—pat, pat en la mano.

—A veces la detesto —confiesa sonrojándose—. Yo sé que a todos les hace ella mucha gracia, pero...

—Lo sé... lo sé.

—Me alegra que Lux no tenga que pasar por esto —Bélgica suspira.

—Espero que no se lo hagas a Galles.

—Nunca nos hemos llevado mal...

—Nunca se había metido con tu hermanito.

—Como Lux se enamore como tú has dicho, y luego Galles le haga lo que a Galia... —Bélgica aprieta los ojos.

—A mi me parece que Galles también se está enamorando. Lo cual... no sé como vaya a tomarse Galia.

—Ellos dos... tenían sus cositas —Bélgica se muerde el labio.

—¿Cuáles?

—Problemas... frustraciones. No sé.

—¿Te lo contaban?

—No a mí. De hecho, creo que no debería hablarte de esto.

—Venga, ¿por qué no?

—Pues no sé si... O sea, en gran medida tú y Germania y los celos... Creo que como él sepa que te estoy contando...

—Ya, eso... sí lo sé.

—Bueno, hace tiempo que no estaba tan feliz.

—¿Te parece?

—Sé que hablaba con Alba sobre ello. Quizás Galia tampoco estaba bien.

—Ella parece un poco traspuesta todavía, pero sí parece estar mejor.

—¿Mejor que con él?

—Pues mejor que la semana pasada.

—Ya... ya. Bueno, pues... como sea, que no repita esto con Lux.

—Eso esperamos todos.

—Y Mónaco... sigo intrigada —Bélgica le sonríe—. Le llamaré en la semana a ver si me cuenta algo.

—Yo tengo que hablar con ella a ver como está.

—Es... una de las parejas que lleva más años de TODAS. Fuera de España y Romanito...

—Eso me dijeron —asiente Roma.

Bélgica se encoge de hombros, pensando en ello.