Entró corriendo con desesperación al Hospital desde donde fue llamado, justo casi una hora después del accidente. Aun no procesaba nada de lo que estaba sucediendo, su corazón latía como loco y estaba a punto de desmayarse mientras las lágrimas caía por sus ojos.

—¡Necesito información, por favor! —gritó a la encargada de recepción del área de Urgencias

—Tranquilícese por favor —pidió con un poco de mal modo la mujer, no le gustaba que le alzaran la voz de aquella manera

—Lo siento, pero necesito saber, se llama Trowa Barton

—¿Qué es suyo? —preguntó mientras abría el programa de ingresos

—Soy su pareja —respondió enseguida

La mujer lo miró fijo y luego suspiró cansada

—Ni siquiera eres mayor de edad ¿cierto?

—No pero...

—Mira jovencito, yo no tengo problemas con ese tipo de relaciones —informó aunque de mala gana— Pero solo puedo dar información a parientes, además no pareces tener edad legal para hacerte cargo del papeleo ¿me equivoco?

—No pero...

—Entonces regrese con un familiar, de preferencia tutor —miró de nuevo la pantalla que había visto de reojo, donde corroboró la edad del paciente— Veo que aún es estudiante

—No tiene padres —dijo con tristeza— No tiene familia, de hecho vivimos juntos

—¿Qué? ¿Dos menores de edad viviendo juntos? Y sin supervisión adulta, supongo

Quatre retrocedió un par de pasos, supo que metió la pata, no debió haber dicho eso, ellos vivían juntos en secreto y ahora se dejó en evidencia

—Llamaré a servicios sociales

—Pero

—Nada jovencito, retírate por favor, ya me encargo yo

—Se lo suplico —rogó entre lágrimas— Solo quiero saber que está bien

La mujer suspiró, se apiadó un poco del rubio y miró una vez más la pantalla

—Está en cirugía, no hay más información

Contestó a la súplica del chico, aunque no le dijo que ingresó como paciente de trauma, tenía una ruptura muy grave de cráneo. Sintió piedad de él.

Quatre se retiró llorando, salió de la sala y agarró su teléfono, llamando a Duo

—Hola amiga ¿qué pasa?

—Es Trowa —comenzó a llorar otra vez— Tuvo un accidente y está en cirugía

—¿Qué? ¿Cómo es posible eso? —exclamó asustado— No te preocupes, le diré a mamá que me lleve ahí contigo, dime a cuál Hospital

Quatre le dijo al trenzado el nombre del lugar y más o menos la ubicación, después colgó. Rápido Duo le avisó a su mamá y ella accedió a llevarlo. El señor Yuy aún estaba en reposo, así que Heero no tuvo más remedio que quedarse a cuidar de él.

Madre e hijo subieron al auto, ya que el nosocomio estaba un poco retirado y Duo estaba muy nervioso, la señora Yuy le sacó plática.

—¿Cómo va la escuela mi amor?

—Bien mamá —contestó relajado, pero en su voz se notaba que estaba muy preocupado

—¿Sabes? Tal vez no sea el momento apropiado porque estás preocupado por tu amigo, pero quiero decirte que estoy muy orgulloso de Heero y de ti, se han comportado muy bien

El comentario positivo de su mamá alegró un poco al frustrado Duo, sonrió complacido. Les había costado mucho comportarse como hermanos en casa, pero lo lograron.

—A partir de ahora, podremos contarle a papá la situación

—¿De verdad mamá?

—Sí mi cielo —afirmó convencida

—Solo quiero saber que Trowa está bien, después encontraremos el momento oportuno

—Estoy de acuerdo

No volvieron a hablar por el resto del camino hasta que llegaron al Hospital. Mientras la señora Yuy buscaba estacionamiento, Duo bajó del auto y fue corriendo a encontrarse con Quatre, el rubio estaba llorando en la sala de espera, pero al ver a su mejor amigo se levantó y corrió a él, abrazándolo, el trenzado lo consoló.

—¿Ya sabes algo?

—No me quieren decir mucho porque no soy familia —aspiró y se limpió las fosas nasales— Además que soy menor de edad

—Ya viene mamá, tal vez con ella quieran hablar

—Sí —el rubio limpiaba sus lágrimas, sintiéndose terrible

—Dime ¿Cómo pasó?

—Fue a la tienda y lo atropellaron el vehículo lo aventó bastante lejos —sollozó, con miedo

—Trowa es muy fuerte, verás como sale bien

El par de amigos se sentaron juntos. Minutos después, la señora Yuy entró también, dirigiéndose a los dos muchachos. Quatre le explicó todo igual que a Duo y la mujer fue a hablar con la de la recepción a ver si a ella le decía algo.

—¿Qué le dijo? —preguntó angustiado

—Sigue en cirugía

—Ya pasó mucho tiempo —lloriqueó, cada vez más nervioso

—No te preocupes, esperaremos ¿sí? ¿Por qué no salen por un poco de aire?

Aunque el rubio no quería apartarse para nada, fue convencido por Duo y salieron del Hospital para caminar por los alrededores. Para sacar plática, el trenzado le preguntó al rubio por el asunto del pleito legal con sus hermanas, él solo respondió breve y sin ánimos.

Una hora después. La mujer de la recepción le hizo una seña a la señora Yuy, ella se acercó, pero cuando los chicos quisieron hacerlo, la recepcionista dijo que solo hablaría con el adulto.

Los dos muchachos miraron las expresiones de la señora Yuy mientras escuchaba todo lo que le decían y no parecía muy positiva su reacción. Quatre se puso cada vez más nervioso.

Momentos después la mujer se acercó a ambos, pero dirigió una mirada a Quatre.

—No te voy a mentir —suspiró triste— Lograron disminuirle un poco la presión craneal, pero no se puede saber todo el daño hasta que no se desinflame el cerebro y esté consciente —explicó lo mejor que pudo para que no sonara tan terrible, pero la de recepción le habló de las pocas probabilidades de que despertara.

Aunque ella fue suave, para Quatre eso fue más que suficiente para derrumbarse, en los brazos de Duo volvió a llorar desconsolado, temiento lo peor.

El trenzado no sabía cómo reconfortarlo, sabía que era mucho muy difícil que eso sucediera porque el rubio no solo amaba con profundidad a Trowa, si no que dependía emocionalmente de él, siendo un chico tan frágil.

Una semana después...

Como sucedía a menudo, Quatre no fue a la escuela tampoco ese día, saliendo de casa se dirigió directo al Hospital donde Trowa estaba internado, aún dormido, con todos esos cables.

La habitación estaba llena de regalos de los compañeros de la escuela que tenían mucha estima por él. Como no le tenían permitido entrar a la hora que quisiera, Quatre tenía que evadirlos y buscar la forma de estar ahí.

Ese día llevaba un ramo de flores amarillas, las que estaba colocando en un jarrón cerca de la cama, aunque no tanto como para estorbar a todos esos aparatos feos que hacían ruidos desquiciantes que lo alteraban.

—¿Cómo estás hoy mi amor? —habló con dulzura— Afuera hace un sol increíble

Terminó de colocar las flores y se acercó otra vez a la cama, donde le acarició el cabello

—Apenas despiertes, iremos a caminar al parque que te gusta, ese donde está la familia de gatos negros —sonrió con ternura— Ahora que tenga el dinero de la herencia, podremos adoptarlos a todos, nunca les faltará comida, a nosotros tampoco

Siguió hablándole con cariño, hasta que la puerta se abrió y entró un guardia, al verlo suspiró largo y tendido, Quatre siempre lograba colarse.

—Sabía que eras tú cuando vi la cámara

—No te preocupes mi amor, nada nos va a separar —se hincó junto a la cama y lo abrazó por la cintura, aferrándose a él

—Vamos, no puedo jalarte porque vas a lastimarlo, levántate y vamos por las buenas —dijo con dureza, pero en realidad sentía mucha lástima por el pobre chico

—Por favor, solo deseo estar con él —suplicó entre lágrimas

—Chico, sé que no quieres lastimarlo, pero me obligarás a jalarlo y se puede lastimar —insistió el hombre, esta vez con menos dureza

Quatre asintió y se limpió las lágrimas con la mano, con la tela de la camisa las fosas nasales, luego se alejó de Trowa, sin dejar de mirarlo.

—Sé que vas a despertar —susurró con tristeza.

El panorama no era bueno, lograron desinflamar el cerebro y su cráneo estaba recuperándose, no hubo ruptura que se incrustara en su órgano. Sin embargo, él aún no despertaba, no había signos de actividad cerebral, pero tampoco estaba declarado con muerte, a pesar del oxígeno asistido.

Con tristeza salió, pero no se apartó del Hospital, esperó en el área asignado y ahí se quedaría hasta que alguien lo convenciera de volver a casa y al menos dormir un par de horas, pero en lo que a él respectaba, ya se sentía muerto en vida, sin Trowa, nada tenía el más mínimo sentido.


Hola, les dejo un capi pequeño, espero les haya gustado. Gracias por leerme