Ciudad Magica o Capital del Diablo.
En una cafetería cualquiera de la Ciudad Mágica.
Naruto retiró sus manos, tomó el café que tenía frente a él y le dio un suave sorbo. El amargo y rico sabor inundó al instante sus papilas gustativas. En ese instante, Naruto, quien había estado sumergido en un mar infinito de palabras, finalmente volvió a la realidad.
Su mirada se dirigió a la billetera que estaba al lado de su cuaderno, y cuando vio la esquina de una tarjeta bancaria dorada asomándose, era la tarjeta que sus padres le habían entregado antes de desaparecer esta mañana, la habían abandonado? Probablemente, iría a denunciarlos por desaparición? No, si se fueron, él los dejaría en paz, que hagan sus vidas felices. Ya han hecho suficiente cuidándolo hasta la edad que él tiene ahora.
Lo que tendrá que ver es cuánto dinero tiene la tarjeta y mirar si podría emprender algún negoció, salir a buscar trabajo o alquilar parte de su casa.
Su mirada recorrió toda la cafetería, fijándose en una chica con coleta frente a él. Cuando la chica de diecisiete o dieciocho años se sonrojó y apartó la mirada, Naruto finalmente volvió su atención a la cartera que tenía delante
Reclinándose en su asiento, De repente, pensando en algo, guardó rápidamente su billetera y su tarjeta bancaria. Tomó su teléfono, abrió el saldo de WeChat y, efectivamente, su billetera de WeChat tenía una nueva tarjeta bancaria vinculada.
Ni Siquiera sabia cuando sus padres habían vinculado la tarjeta con su cuentas personales.
Hizo clic en "Recargar".
Su cuenta bancaria solo tenía 10 mil RMB. Sin dudarlo por un momento, Naruto ingresó una recarga de cincuenta mil RMB. Cincuenta mil RMB fue el límite máximo de recarga diaria en WeChat...
Tras introducir la contraseña, sonó una notificación clara y su saldo de WeChat mostraba una larga lista de números.
"Um...Hola, Te vi escribiendo en tu teclado hace un momento... um... ¿eres escritor?" Una dulce voz resonó en su oído.
Al levantar la vista, vio a la misma chica con cola de caballo con la que había hecho contacto visual antes. Dejo de teléfono de lado y se enfoco en la linda rubia que se acerco a preguntar.
"No se me puede considerar como escritor, solo escribo lo que vea interesante las pocas veces que eso ocurre." Naruto le respondió con una sonrisa y la linda rubia se sonrojó un poco.
"Ya veo, como te vimos relajado mientras escribía y a veces mirabas cosas como si buscaras algo para añadir, creímos supusimos que eras escritor y mis amigos y yo apostamos a si eras o no, escritor". La linda rubia se explicó y Naruto asintió comprendiendo. Quizás pensaron que era algún tipo de escritor que sale a las calles en busca de inspiración, lo cual no era exactamente lo que él estaba haciendo en estos momentos.
"Eto, yo, podrías darme tu WeChat". La linda chica preguntó un poco avergonzado mientras miraba a cualquier otro lugar.
"Si, supongo que no habría ningún daño en tener lindas chicas agregadas". Naruto le sonrió y sostuvo el celular de la linda rubia cuando se lo paso.
La luz del sol se inclinaba lentamente hacia el oeste; mirando ligeramente hacia arriba, uno podía ver los imponentes rascacielos que bordeaban las calles, cuya construcción de acero y hormigón hacía que la ciudad moderna fuera deslumbrante y llamativa.
Aquí, si no tienes un corazón fuerte y firme, es muy fácil perderse entre el brillo y el glamour.
Naruto era sólo un graduado universitario el cual no se enfoca en ningún deporte o intentar describir alguna habilidad especial. Aparte de hacer ejercicios constantes para mantener su cuerpo fuerte, alto y sano.
Para mantenerse ocupado aparte de hacer ejercicios, se enfoca en escribir siempre que algo de inspiración lo iluminaba.
Esos fueron sus días, estudias, hacer ejercicios, escribir, y una que otra salidas ocasionales, ya sea a alguna discoteca, cena con sus padres o solo. Siempre sucedía algo interesante, como estos momentos, ya tenía a una linda chica rubia con la cual charlar siempre que ella no se volviera muy pegajosa y no quiera llegar a una relación sería. Unas salidas a comer, besitos, llegar a algo más. Y mantener una relación sana, una buena experiencia para recordar a futuro, fuera de algo oficial.
Al salir del café, había un Banco Agrícola no muy lejos del centro de Cinda. Naruto, con su portátil en su mochila, caminaba a paso tranquila mientras disfrutaba la brisa ocasional que golpeaba su rostro, se dirigió al cajero automático que estaba junto al banco, ocupando el lugar que acababa de dejar libre un hombre mayor que acababa de retirar dinero.
Las palma de Naruto insertaron la tarjeta dorada en la ranura, e hizo memoria para recordar La contraseña era ocho ochos, sin error.
Sus dedos ingresaron la contraseña, hicieron clic para confirmar y luego presionaron para consultar el saldo.
"Verificando..."
"Saldo: 100.000.000.000.000..."
¿Cuántos ceros había exactamente?
No los había contado con precisión.
Abrió mucho los ojos, intentando ver con esfuerzo si había algún punto decimal después del "1"...
No las hubo. En verdad que no las hubo.
Esto es, simplemente Guau.
Sus dedos temblando,milagrosamente volvieron a la normalidad, e incluso su corazón palpitante comenzó a calmarse.
"Esto, es simplemente Guau". Naruto se susurró para sí mismo mientras se calmaba, sus padres simplemente fuero, no tiene palabras para describir cómo se sentía en este momento y mucho menos algo para decir.
Cuando finalmente terminó de calmarse. Sacó la billetera del bolsillo, sacó su tarjeta de nómina habitual y marcó su número.
El importe máximo de transferencia en cajeros automáticos debería ser de 200.000 RMB, Naruto introdujo una transferencia de diez millones, con la intención de confirmarla. Tras una breve vacilación, añadió con indiferencia un cero al final.
Hizo clic en confirmar; poco después, su teléfono en el bolsillo vibró.
Al sacar su teléfono, apareció un nuevo mensaje sin leer en la pantalla.
Su tarjeta, cuyo último dígito es 0071, recibió una transferencia interbancaria de 100.000.000 yuanes el 4 de mayo a las 16:12 del Banco Agrícola; saldo: 100.012.000 yuanes. (Banco Agrícola)
100 millones de yuanes, así como así, eran suyos.
Sin embargo, mientras miraba la cadena de ceros en su teléfono, Naruto no tenía ninguna sensación de realidad: era como si esos números realmente no tuvieran sentido.
Después de un momento de vacilación, Naruto recuperó la tarjeta dorada y caminó hacia el salón principal del banco.
Recordó lo que había escrito en la carta que escribieron sus padres, que, en caso de que gastaran todo el dinero que abría en la tarjeta, la tarjeta se auto recarga, así dandole un suministro constante de dinero en ella. Naturalmente, Naruto no iba a pensar en que sus padres le mintieran y obviamente creería en lo que le contaron.
El techo del salón principal del banco era altísimo; el limpio y ordenado vestíbulo bullía de gente entrando y saliendo. Los rayos del sol poniente se filtraban a través de los cristales, derramándose sobre el brillante suelo, aportando un toque de calidez.
Al entrar al pasillo, se encontró con un empleado y le explicó que quería retirar dinero. El empleado de traje le preguntó:
"Señor, ¿cuánto desea retirar?"
Al oír esto, la expresión de Naruto se detuvo un poco. Simplemente quería retirar algo de efectivo para gastar y aún no había decidido la cantidad. Sin embargo, pensando en los cien millones en su cuenta bancaria, dudó un momento antes de decir directamente:
"Quinientos mil... no, que sean trescientos mil."
¿Trescientos mil? ¡Muy bien, señor, por favor, espere en la sala VIP!
Siguiendo al personal hasta la sala VIP del segundo piso, Naruto encontró el ambiente excepcionalmente tranquilo y sereno en comparación con el bullicio de abajo. Al entrar, lo recibieron dos sofás, una mesa de centro con aperitivos y un juego de té.
La ventanilla abierta fue atendida por miembros del personal.
Naruto esperaba sentado en el sofá. Al acercarse el suave y rítmico golpeteo de unos zapatos de tacón, en cuestión de segundos, una mujer de rostro delicado apareció ante él.
La mujer, de unos veinte años, lucía un blazer azul oscuro sin mangas que se ajustaba a su figura, acentuando sus curvas y revelando una gracia juvenil y noble. Combinado con pantalones casuales negros, el sencillo conjunto irradiaba una belleza intelectual, limpia y refrescante.
Acercándose a Naruto, la mujer con un rostro lindo, ojos morados al igual que su cabello sonrió y dijo con voz clara:
"Hola, señor. Soy Celeste, gerente del Departamento Financiero de la sucursal de Magic Capital... ¡Ah, usted es Naruto, ¿verdad?!
Las palabras que llegaron a sus oídos hicieron que Naruto, que se sentía como si estuviera caminando en el aire, volviera firmemente a la realidad.
Al mirar a la mujer que tenía frente a él, los ojos de Naruto se abrieron con sorpresa por un momento, reconociendola
"¿Celeste? ¡Vaya! ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos vimos?". Naruto le sonrió mientras se levantaba y la miraba adecuadamente. Celeste una linda chica con la cual tuvo una relación en la secundaria y habían perdido contacto cuando él se cambió de school en su tercer año.
Si hoy no hubiera venido, sin dudas no habría sabido que ella trabajaba aquí.
"¡Tu!, Justo ahora me preguntaba quién era el cliente importante, que retiró trescientos mil en efectivo de una sola vez. ¡No podía creer que fueras tú, Ni siquiera intentaste tener contacto después de dejar la school". Celeste exclamó y reclamó después de saber quien es que está frente a ella.
"Bueno, no tenía manera de recuperar el contacto". Naruto se excuso, una excusa que Celeste no se creyó y puso sus ojos en blanco.
"Primero, permítame procesar su transacción, Con un cliente tan estimado como usted, nuestro banco prioriza su servicio. ¡No sea tan modesto o simplemente no tendríamos dónde escondernos! Después de esto me invitas a comer". Naruto le asintió de acuerdo y recordó por qué esta chica le gusto en un comienzo y estaba algo reacio a cambiar de School,.. esta chica no era tímida en ningún sentido y siempre era honesta.
Entregándole su tarjeta bancaria junto con su identificación.
Celeste tomó la tarjeta bancaria de la mano de Naruto, la deslizó en la máquina y observó cómo Naruto ingresaba su PIN. Previamente relajado, la mirada de Celeste se fijó sin querer en la larga cadena de ceros en la pantalla.
Un escalofrío la recorrió y al instante siguiente, inconscientemente, bajó la cabeza; sus deslumbrantes ojos bajo el flequillo se llenaron de sorpresa.
A menos que estuviera equivocada, el saldo de la cuenta parecía ser de cien millones.
Al principio, Celeste pensó que si su antiguo compañero retiraba trescientos mil en efectivo de una vez, podría tener al menos un millón. Pero ahora, al ver el depósito de cien millones con sus propios ojos,
La mirada de Celeste se volvió ardiente en ese momento.
