Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es completamente mi invención.

Capítulo 36

― ¿Qué le harán? ―Renée cuestionó entre lágrimas―. ¿Qué pasará con mi hija? ¿Por qué maldita sea nadie me está respondiendo? Necesito una explicación, qué alguien me ayude a entender ¿por qué ella está en la cárcel?

Mi padre se viró hacia ella. Había llegado hacía horas para saber del caso, mas en su mente no pasó que estaría en medio de una crisis de mi madre por la detención de mi hermana.

― ¡Cállate, mujer! Si en tu vida, nunca hubieras hecho diferencias entre ellas, esto no estaría pasando.

― ¿¡Me culpas a mí!? ―Renée empezó a reír fingidamente―. Nunca quisiste esto ―señaló a ambos― por eso mismo decidiste seguir con tu vida mientras yo debía cuidarlas. Nunca supiste si teníamos para comer, nunca estuviste interesado en saber de ellas, ¿cuántas malditas veces les llamaste? Ni una sola vez, así que no vengas a culparme a mí. Yo sufrí con ellas, yo las cuidé, fui yo y siempre yo.

― Por eso me fui ―reclamó él―. Es imposible estar con una mujer tan castrante que solo piensa en sí misma. Desde que te conocí solo eres tú y todo lo que sucede contigo.

― ¿En qué querías que pensara? En lo difícil que era conseguir un empleo, ¿eso querías? Acéptalo, Charlie, nunca fuiste el mejor esposo y tampoco has sido el mejor padre. No fuiste nada más que un parásito sin importancia.

Charlie bufó. Desde mi lugar donde estaba sentada podía ver que la vena de su frente se había alterado y se marcaba en su rostro la mueca de coraje. Estaba sumamente alterado.

― Era preferible que mis hijas se quedaran conmigo, Renée, acéptalo. Al menos a mí lado hubieran tenido una mejor infancia, sobre todo Alice no estaría donde está. Porque yo nunca hubiera permitido lo que tú hiciste, esa es la gran diferencia entre nosotros.

― ¿Y qué hice? ―cuestionó mamá―. Cuidar de Alice con amor ¿es malo? ¿Desde cuándo el amor destruye?

El nudo en mi garganta me impidió pasar saliva. Así que abrí la boca en busca de aire. El brazo de Edward me acercó a su pecho, donde me refugié escondiendo mi cara. Fue lo más horrible y vergonzoso estar pasando esto delante de él.

Mi padre sacudió la cabeza. La incredulidad pintada en su cara lo decía todo.

― La has destruido por si no te has dado cuenta. Ahora ella está en una cárcel porque su madre no tuvo valor para decirle y hacerle ver, lo que estaba mal.

Las lágrimas de Renée fluyeron con más rapidez por el rostro. Estaba herida y con el corazón roto.

― Le romantizaste demasiado el amor por un hombre, Renée. Pero se te olvidó inculcarle amor propio.

Renée de un manotazo se limpió las lágrimas que seguían saliendo de sus ojos. Levantó la cara sin dejar de ver a Charlie con tanto desprecio.

― No tienes derecho a reclamarme ―espetó ella.

― ¿Por qué no tengo derecho, Renée? Porque las llevaste lejos de mi lado, las escondiste de mí, tan solo porque no hice tu voluntad, querías una casa nueva que yo no podía costear. Esa es la realidad, me llamaste mediocre hasta que te cansaste. Les llenaste la cabeza a mis hijas de tantas cosas sobre mí para que no me quisieran ver. ¡Tú jodidamente las destruiste! Ahora vienes a decir que no tienes la culpa, ¿en serio?

Mamá sollozó, abrazándose a sí misma.

― Tu cegado amor por Alice la destruyó ―continuó papá―. Y no pretendas decir que no.

― No fui yo ―gimió Renée―. Yo solo quería verla feliz, porque Alice lo merece. Mi niña merecía toda la felicidad del mundo…

― ¿Y yo no? ―indague. Tragué mis lágrimas y me enfrenté a Renée―. ¿Por qué nunca hablas de mí? También existo, no solo es Alice.

Mamá negó.

― Tú eres diferente, Bella ―dijo ella. Notándose la frialdad en sus ojos―. No eres frágil, a parte que tienes un carácter más como… ―miró a Charlie y guardó silencio―, ustedes pueden levantarse del piso con mayor facilidad que Alice. Mi niña no.

Edward resopló sonoramente. Me ayudó a ponerme de pie y con su brazo rodeó mi cintura.

― Bella está cansada y tiene que dormir ―les explicó Edward de la manera más educada que encontró―. Disculpen, pero ya no es hora de visitas.

― Pero yo no tengo dónde quedarme ―se quejó Renée.

Mi padre se acercó dándome un abrazo. Susurrándome disculpas en mi oído.

― ¿Qué pasará con mi hija? ―insistió Renée―. ¿Quién pagará la fianza? Ella no puede dormir en un lugar así; enfermara de frío si pasa la noche ahí.

― Mañana vendré ―dijo Charlie rascándose la nuca―. Lo siento. No hubiera querido hacer este escándalo, de verdad lo siento.

Papá salió sin despedirse de mamá.

― La niña se quedó dormida ―anunció Lauren dejándose caer en el sofá y soltando un gran bostezo―. Yo también me iré a dormir, chicos. Ha sido un día pesado donde creí lo peor.

Lauren había llamado al personal del hotel. Pidió ayuda cuando escuchó a mi hermana llorar en la puerta. Manteniendo la calma, siguió las recomendaciones donde le pidieron esconderse en el closet junto a Emmy. Ella se mantuvo tranquila para no alterar a mi niña, la entretuvo y jugó con mi bebé hasta que la policía las sacó de ahí.

Le debía tanto.

― Gracias Lauren por cuidar de mi niña.

Ella puso los ojos en blanco y me sonrió como si lo que hizo no fuera nada.

― Me tengo que ir ―murmuró Lauren. Al ponerse de pie me dio un fuerte abrazo, uno muy apretado que me hizo sentir bien―. Ya está listo ―le dio un guiño a Edward ―volteó hacia mí y sacudió su mano.

Yo caminé hacia el pasillo.

― ¿Y yo…? ―insistió Renee―, ¿dónde dormiré? Bella… ―Ella me siguió hacia la habitación, me detuve en seco, sin dejarla entrar― ¿no puedes darme la espalda?

― No sé dónde dormirás, mamá. Deberías ser un poco más fuerte, como yo ―repetí sus palabras― para que te sea más fácil levantarte del piso y sigas de nuevo enfrentándote a todos. Piénsalo, es sumamente reconfortante cuando todos te dan la espalda y tienes que luchar solo ―quité mis lágrimas de un borrón. No quería llorar delante de ella―. Buenas noches.

Entré en la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Suspiré hondamente manteniendo la cabeza en alto, no permitiendo que mis lágrimas resbalaran.

Abaniqué mi rostro con mis manos.

Emmy estaba pacíficamente dormida en medio de la cama. Necesitaba un momento para mí.

Me encaminé directamente al cuarto de baño, abrí la puerta… y llevé una mano a mi pecho.


En mis planes no estaba contemplado subir este enfrentamiento de Charlie y Renée (porque les debo el adelanto), solo que vi es muy necesario también que conocieran las opiniones de estos dos, ¿Qué les parece? Aah, me entusiasma demasiado decirles que a esta historia le falta aún para terminarse.

*Les recuerdo que de ayer y hoy, ya actualicé 4 capítulos en total* Lo digo para quienes no se dieron cuenta.

Gracias totales por leer