Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es completamente mi invención.
Capítulo 37
Maravillada por lo que veía, dejé caer mi bata y me quedé en ropa interior.
Mis pies descalzos se desplazaron entre pétalos rojos que había esparcidos en el piso.
Exhalé sonoramente. Me fue imposible no esbozar una sonrisa al ver la tina llena de burbujas, mis fosas nasales se expandieron, llenándose del exquisito olor a flores provenientes de las velas que eran capaces de aromatizar e iluminar el baño, mientras música relajante se escuchaba de fondo.
Edward era el tipo más detallista que había conocido en mi vida.
― Oh, descubriste mi sorpresa ―escuché la voz susurrante de Edward en mi oído―. Le pedí a Lauren que me ayudara, quiero hacerte sentir bien.
Mi corazón retumbó fuertemente al sentir su cercanía. Estaba justo detrás de mí, su tibio hálito cosquilleando mi piel.
Nerviosa por la intimidad que estábamos teniendo, me quedé ensimismada, apreciando la bonita tina de baño y lo sexy que lucía el interior.
― Edward, gracias por esto. Por hacerme olvidar el bochornoso momento qué acabamos de…
― Shhh ―me interrumpió― no pienses en nada, Isabella Marie, se trata de que estés bien, de que puedas relajarte.
― Esos son los padres que me tocaron ―musité.
― No somos perfectos, nena ―susurró― pero nos toca ser mejores que nuestros padres. ¿Quieres entrar al agua?
Asentí lentamente.
― No pienses en nada más ―dijo, tomando mi mano y ayudándome a entrar en la bañera; primero hundí uno de mis pies en la tibieza del agua espumosa y después el otro pie, era agradable la sensación; suspiré cuando me pidió que me sentara en el borde de la tina, fue relajante que deslizara sus grandes manos por mi espalda, iniciando un suave masaje.
― Renée me quiere a su manera ―dije en un intento por cubrir mi vergüenza.
Sus dedos se detuvieron. Escuché que resopló; sus manos se posaron en mis hombros, me hizo ponerme de pie y voltear. Miré su rostro y mordí mi labio inferior mientras apreciaba su cuerpo; no traía camisa y solo vestía su bóxer.
Su mano derecha acunó mi cara, permitiendo que la punta de sus largos dedos recorrieran mis labios.
― Bella, no solo tú tienes padres difíciles ―comentó―. Mi madre es bastante testaruda.
― No le agrado ―dije, recordando la cara de molestia con la que me saludó la primera vez que la conocí.
― A mí madre no le gusta nadie para mí ―sonrió ampliamente, mostrando sus dientes blancos, contagiándome su sonrisa por lo hermoso que era―. Ella cree que soy perfecto y estoy muy lejos de serlo ―suspiró― lo que quiero decirte, es que no quiero que pienses más en tus padres, en tu hermana, ni en nadie más… Esta noche es para que te relajes y olvides todo, solo por hoy. Anda… ―sujetó una de mis manos y me hizo girar de espalda y sentarme en el borde de la tina― ¿en que nos quedamos? Ah sí, estaba dándote un masaje.
Mi cuerpo entero se estremeció ante el roce de sus dedos, era cálido y suave con mi piel.
― ¿Puedo desabrochar tu sostén?
Moví la cabeza en un asentimiento, mientras mi respiración se volvía trabajosa y sus largos dedos desenganchaban mi sostén.
Cubrí mis tetas cuando mi sostén quedó abierto por la espalda. Podía sentir mi corazón martillando como loco. Iba a hiperventilar y terminaría rogándole porque me tocara.
― Hay un aceite muy bueno ―dijo, resbalando sus dedos con una mezcla refrescante en mi espalda, me estremecí involuntariamente―. Cariño, relájate ―dejó un suave beso en mi hombro derecho.
No pensé, solo sentí un deseo incontrolable y mis bragas no mentían. De golpe me incorporé, resbalando uno de mis pies en la bañera, trastabillé y las manos de Edward fuertemente atraparon mi cintura. Nuestros ojos coincidieron y fue suficiente su contacto para que tirara de él y lo besara con desesperación.
Mi boca asaltó la suya, nuestros dientes chocaron y una risa nerviosa escapó de mis labios. Respiraba su mismo aliento y nuestras lenguas empezaron una danza dominante.
Mis manos no tenían suficiente; las deslicé con ansiedad por su espalda y culo. Apretando su cuerpo al mío, necesitando y rogando silenciosamente por su cercanía.
Tiré fuerte de él hasta que se unió en la tina, enterré mis dedos en su pelo suave. Sentí sus manos recorriendo la redondez de mis nalgas mientras acallabamos nuestros gemidos con nuestras bocas.
― Bella… ―gimió a la vez que sus dedos rodaban uno de mis pezones― te juro que quiero respetarte.
Resbalé mi boca en su cuello y chupé su piel.
― No me respetes más ―murmuré de manera agónica.
Sentí su cuerpo temblar contra el mío, su polla endurecida contra mi estómago estaba más que lista para el combate. Deslicé mi mano dentro de su bóxer y mis dedos rodearon su grosor, empecé a frotarlo de arriba y abajo.
― Amor ―gruñó, sin previo aviso tomó mis caderas y me llevó a la pared.
Mis piernas rodearon sus caderas y mis manos se aferraron a sus hombros para no caer; empecé a ondular mi cuerpo necesitando fricción.
Su boca empezó a morder mis tetas; chupaba con desesperación y yo jadeaba emocionada.
― Por favor ―rogué. No quería juegos previos, lo necesitaba dentro de mí.
Edward levantó la mirada. Sus pupilas dilatadas decían lo caliente que estaba, besó mis labios una vez más, entretanto sus dedos hicieron un lado la tela de mis bragas y hurgaron en mi centro resbaladizo.
Puse los ojos en blanco. También temblé cuando sus dedos entraban y salían de mí con velocidad produciendo un ruido cremoso que llenaba la habitación junto a mis jadeos.
― Estás muy mojada ―gruñó sobre mis labios.
Encaje fuertemente mis dedos en su pelo y tiré de las hebras cobrizas. Hizo una mueca de dolor, pero mantuvo sus ojos cerrados.
Mi cuerpo siguió balanceándose a la sincronía de sus dedos.
― Ya no aguanto, nena ―gimió― no quiero terminar fuera de ti.
Cerré mis ojos fuertemente cuando su polla se alineó en mi entrada y de un solo empujón, me penetró.
― Ahhh…
Edward dejó de moverse al escuchar mi gemido ahogado. No quise abrir los ojos, sin embargo podía saber que estaba preocupado; no pretendía ponerme a explicar qué había pasado tanto tiempo y mi cuerpo debía acostumbrarse.
Lo que hice fue ondular mis caderas, invitándolo a moverse.
Edward lo hizo. No perdió tiempo sino que sus acometidas se volvieron fuertes y rápidas.
Los vellos de mi piel se erizaron. Sus gruñidos estaban justo en mi oído donde mantenía su rostro escondido.
― Más… dame más rápido ―jadee―, fuerte.
Mi cuerpo brincaba mientras se amortiguaba contra la pared. Sabía que mañana pagaría las consecuencias, ―mordí mi labio y sacudí la cabeza. Eso ahora no importaba.
Presa del palcer que estaba sintiendo arañé sus hombros y él siseó.
Podía sentir la contracción de mi vientre y el delicioso mareo orgasmico, había llegado al clímax junto con Edward. Nuestros fluidos resbalando fuera de mi vagina.
Sonreí y abracé con fuerza sus hombros.
Me sentía tan ligera y feliz que solo necesitaba continuar, no había tenido suficiente de nosotros juntos.
Lentamente bajé los pies, aún temblorosos, en el agua ya fría de la tina.
Levanté mi cara y miré detenidamente el rostro sudoroso de Edward y su pelo salvaje. Toda su aura gritaba lo que acaba de suceder entre nosotros
Abrí la boca cuando relamió sus labios.
― Yo solo quería que te relajaras y terminamos teniendo nuestra noche de bodas.
Suspiré sin pudor por estar desnuda frente a él.
― Lograste tu cometido ―asentí, sintiendo mis mejillas calentitas.
― ¿Nos duchamos?
Mordí el interior de mi mejilla, para no decir que en realidad yo quería seguir.
― Sí.
Reímos al mismo tiempo y nos pusimos bajo el agua. Edward rodeó mi cintura y me atrajo hacia él, nos besamos apasionadamente. Sin resistir, mis dedos se enterraron en su pelo mojado, mientras restregaba mi cuerpo con el suyo.
Sus labios abandonaron mi boca haciéndose camino hacia mi cuello. Suspiré, sus placenteras caricias volvían mis piernas gelatinas.
Todo era perfecto, sabía que volveríamos a tener sexo y era emocionante, pero de pronto…
Abrí ampliamente mis ojos al recordar.
― Edward ―murmuré― no nos cuidamos y yo no tomo anticonceptivos.
Edward solo pretendía que Bella se relajara, y vaya que lo hizo. ¿Ahora si ya entendieron el adelanto del martes pasado? Les prometo que el capítulo siguiente aparece ese extracto, por ahora cuénteme sus opiniones.
Gracias totales por leer
