Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer, la trama es completamente mi invención.

Capítulo 21

Edward

¿Y si no quiero el divorcio?

Fue mi última frase antes de que Emmy despertara llorando porque Bella no estaba con ella. La consolamos y fue fácil que volviera a dormir, Bella me había explicado que muchas veces la niña despertaba cuando no sentía su calor.

Cuando Emmy cayó rendida por el sueño quise pedirle a Bella que me siguiera acompañando. No había tenido suficiente para disfrutar de su compañía, sin embargo, al verla tan agotada no tuve más remedio que decirle que descansara.

Salí de ahí dispuesto a ir al bar del hotel, pero desistí pensando que probablemente ellas me necesitarían en algún momento. Creo que ese fue mi último pensamiento coherente antes de empezar a beber.

Pasé los dedos por mi cara.

Había bebido por completo la botella de champán, estaba borracho, inquieto y a la vez excitado porque tenía a Bella durmiendo en la habitación.

Mi cabeza solo procesaba que era mi esposa y que malditamente esta seria nuestra noche de bodas, que ella estaba esperando por mí con ese conjunto de lencería en color blanco.

Resoplé.

Comprendía y podía adivinar que mi vida a partir de hoy sería debatirme en no lanzarme encima de ella para hacerla mi mujer.

¿Qué iba a hacer? Quizá podría despertarla, pedirle hablar y ponernos de acuerdo en lo que haríamos los próximos días, tal vez ella quería una casa grande, un apartamento…

― Edward no mientas ―musité para mí―. Buscas un pretexto para entablar una conversación y perderte en sus ojos… en su escote.

Maldita sea.

Me incorporé, empecé a caminar de un lado sin tener idea qué hacer, rasqué mi cabeza y me aproximé a la puerta de la habitación, me mantuve ahí con la mano en el aire.

Sabía que si tocaba despertaría a Emmy y eso no era justo para la niña, tampoco para Bella.

― La niña ―suspiré, apoyando mi frente en la puerta― soy papá, debo de pensar en mi hija, en darle un mejor ejemplo y no que vea un hombre borracho cerca de ella.

Dios.

― Soy papá. Tengo una hija con Bella ―articulé en un susurro― somos padres.

Sonreí petulante mientras desabotonaba mi camisa y me disponía a ponerme ropa cómoda para dormir.

Estaba tan borracho que sentía que el piso se movía bajo mis pies.

Giré el pomo de la puerta: me esforcé por ver a través de la oscuridad, caminé tambaleante hacia la cama que estaba al fondo y observé que Emmy ocupaba la mitad del colchón porque dormía atrasada en la cama, mientras Bella dormía en un lado y dejando un pequeño espacio donde bien podría acomodarme yo.

Bien. Me saqué los zapatos y calcetines, me deshice del pantalón y camisa, metiéndome bajo las sábanas. Sin pensar mucho, con mi brazo envolví la cadera de Bella, ella suspiró y yo tuve valor para acercarme lo más que podía y olisquear su cabello.

Cerré fuertemente los ojos…

― Edward… ―una suave y conocida voz me susurraba, afiance mi agarre en un cuerpo curvilíneo―. Edward, quiero ir al baño.

― Mmm… ―pestañee, la oscuridad seguía cubriendo la habitación, pero la cercanía me permitía apreciar el rostro de Bella, llevé una mano a su mejilla. La suavidad de su piel me hizo recorrer su cuello y hombros.

Era mi Isabella Marie. La chica que más había amado…

Me enderece apoyando el codo en la cama y deslicé mi mano a su nuca metiendo los dedos en su pesada melena y atraje su rostro estrellando mis labios en los suyos.

Saboree su boca adueñándome de sus labios, primero lento, suave y delicado.

Gemí. Mi necesidad por poseerla me estaba sobrepasando, mi boca disfrutaba su esencia dulce, la tumbé en la cama, mi cuerpo encima del suyo meciendo mis caderas y sintiendo cada curva de su cuerpo.

Mi boca seguía avasallando la suya mientras sus manos tiraban de mi espalda, empujándome hacia ella, sus dedos empezaron a arrastrarse por mi piel, sus uñas hundiéndose. Ardía.

Pero era un ardor que me alentaba a seguir y sus jadeos me lo exigían.

Abandoné su boca y continué, besando… chupando su cuello y valle de sus pechos. Gruñí excitado, mis manos estrujaron sus tetas, deseoso por más…

― Edward…Edward, no podemos.

Exhalé ruidosamente rodando por la cama. Tenía la respiración agitada y una erección que dolía hasta mis pelotas.

La pesadez de mis párpados me hicieron cerrarlos, tan solo un instante…

Me removí en la cama cuando alguien intentó abrir mis párpados. Adormilado, entreabrí los ojos: Emmy arrodillada en la cama me observaba con curiosidad mientras sus pequeños dedos se arrastraban por mi cara.

Sonrió.

― Hola ―exhalé sonriente a mi niña que tocaba mi cara con curiosidad. Asomé mi cabeza al otro lado de la cama y Bella no estaba por ningún lado.

Me quedé pensativo… ¿había tenido un sueño muy vivido o había sido real?

Pateé las sábanas lejos de mí y me vestí con el pantalón que estaba en el piso.

― ¿Y mami? ―Emmy preguntó con esa particular vocecita dulce.

― No sé princesa ―la tomé en brazos y pasé mis dedos por lo despeinado de su cabello―. Vamos a buscarla.

Salimos de la habitación. El fuerte olor a café inundó mis fosas nasales, mis tripas protestaron de inmediato por alimento.

Bella apareció con una charola de fruta, yogurt y tostadas con mermelada.

― Pedí desayuno ―dejó la comida sobre la pequeña mesa redonda.

Recorrí su cuerpo. Buscaba un rastro de lo ocurrido anoche, pero al vestir un atuendo normal de jeans y suéter no pude ver ninguna marca. Recuerdo que había succionado su piel… ¿o quizás no?

Anoche estaba demasiado borracho para recordar con claridad.

― Buenos días, Bella ―expresé confundido.

― Buenos días… ―suspiró sonoramente― café con crema de vainilla ¿verdad?

Vi qué sirvió la taza de café y que su comportamiento era bastante normal, no estaba cohibida ni nada, lo que indicaba que había tenido un sueño con ella.

Solo un sueño.

No pude evitar que la desilusión me embargara.

Me deslicé en la silla dejando a Emmy en mi regazo. Ella empezó a dar pequeños mordiscos a una fresa que traía en su mano.

― Bella…

― ¿Sí?

La emoción en su voz me hizo sonreír.

― Me gustaría que hoy vayamos a ver un apartamento. Algo más cómodo para Emmy.

Asintió lentamente. El brillo en su mirada se había esfumado en segundos. Confundido, seguí la mano de Emmy que me ofrecía su fresa, la acepté dándole un pequeño mordisco que la hizo sonreír.

― Iré a ponerme una camisa ―murmuré.

Dejé a Emmy en la silla y fui a la habitación. Recogí la camisa del piso encaminandome directamente al baño, pasé la camisa por mis hombros y me miré fijamente en el espejo: mis hombros tenían rasguños rojos marcados en mi piel.

Mierda.

― No fue un sueño.


Edward sabe que no fue un sueño cómo creyó ¿creen qué Bella se haya desilusionado? Por cierto, estén atentas que alguien aparecerá muy pronto y no es ningún tercero.

Vayan al grupo si quieren ver al Edward que hizo Li*

Hoy finalizó Li la pequeña historia El vuelo de la mariposa, por si gustan leer.

Gracias totales por leer