¿Es posible que una amistad de hace años pueda convertirse en amor?
No sabía exactamente que sentía sobre su mejor amiga Hinata. La chica más linda, tímida, amable y considerada que había conocido. Cuando habían entrado a la preparatoria la había conocido. Su timidez era la que la controlaba por completo. En esa época era bien sabido que ella era asocial, retraída y sumisa. Pero tras conocerla más había aprendido que su forma de ser era totalmente diferente a como los demás la veían, incluso él mismo. Cuando la conoció no le parecía alguien interesante de ver, no destacaba en nada y casi siempre era invisible.
Pero dos meses después de comenzar las clases a ambos les toco hacer equipo, ese proyecto les dejo más que solo una calificación perfecta, sino también una amistad nueva.
A pesar de que él era una persona popular y siempre estaba rodeado de muchas personas, podía mencionar a los que realmente eran sus amigos. Los cuales eran ella y Naruto, sin embargo, sentía que con ella era diferente. Por supuesto que su amistad con Naruto tenía muchos más años, pero a él no le podía contar todo sobre su intimidad o cosas más personales, como sus miedos, sus preferencias, etc, mientras que con Hinata se le facilitaba demasiado hablar sobre esos temas, en realidad sobre cualquier tema, al igual que él, ella también era demasiado abierta con él. Le contaba absolutamente todo.
Si pudiera elegir a una persona para pasar los últimos momentos de su vida, elegiría a Hinata sin pensarlo dos veces.
Cuando ese pensamiento llego a su mente la primera vez no le pareció raro, pero después de hacerlo varias veces se había dado cuenta de que ya no era normal. Cada vez más Hinata se metía en sus pensamientos. Incluso cuando él tenía pareja. No dejaba de compararlas con ella, lo cual no era para nada justo, por ello siempre terminaba dejándolas. Obteniendo el apodo de "el demonio milamores", ¿Qué clase de apodo era ese?
Cuando se daba cuenta de que ella estaba en sus pensamientos siempre se recordaba que ella no era el tipo de chica con la que le gustaba salir, que no la veía como una mujer y principalmente que no le gustaba la idea de perder su amistad. También estaba seguro de que él no era el tipo de ella. Siempre se había inclinado por los chicos como Naruto. Razón suficiente para prohibirle a Naruto que se acerque a ella. Aunque nunca tuviera oportunidad, pues sabía que Hinata no era de las que tenían novios. Nunca había tenido un interés amoroso así que no sabía cómo era con respecto a las relaciones de pareja. Le daba curiosidad, pero al pensar en las posibles opciones de emparejamiento nunca su imaginación pasaba más allá de que el tipo le hablase, se confesara y Hinata se quedara en blanco, en otras ocasiones se pondría nerviosa y se sonrojaría. Pero nada más allá de eso. No tenía idea de cómo reaccionaría ella ante una confesión.
Eso era en lo que pensaba mientras la esperaba en aquel bar, donde celebrarían su cumpleaños número 28, era la última que cumplía años en la empresa donde trabajaban, así que todos habían planeado una fiesta para ella. Estaba impresionado por todo lo que había cambiado. Al entrar ambos en aquella empresa ella era la que había conseguido hacer amistad con todos los que trabajaban ahí, ganándose el respeto y cariño de todos. Mientras él había pasado de ser el chico popular y guapo, al chico guapo, solamente. Eso no le incomodaba para nada. Lo que si le incomodaba y le molestaba era el acercamiento que tenían sus compañeros varones a su amiga.
Por ello siempre estaba a su lado, aunque en esa ocasión no era así. Hinata se había ido al tocador con otras dos de sus compañeras, Ino y Tenten. Ya estaban tardando demasiado, mientras él estaba ahí sentado con sus compañeros. No le molestaba, pero quería que Hinata estuviera ahí con él, para vigilarla.
Su vista se desvió hacia su compañera Sakura, ella era la imagen perfecta del tipo de mujeres que siempre le habían gustado. Delgada, femenina, con carácter. Pero no entendía porque la había rechazado cuando ella se había confesado hace un año. Tal vez había pasado algo con sus gustos. De hecho, desde aquel entonces no había salido con ninguna otra mujer. Ni siquiera para una aventura de una noche. Aunque opciones nunca le faltaban.
Salió de su mente cuando Hinata apareció, como siempre se sentó a su lado. Aquel vestuario que llevaba resaltaba demasiado su figura, esbelta, con curvas y muy proporcionada. Aunque solo fuera un simple uniforme de empresa. Blusa blanca de botones, que se ajustaba en la parte del pecho, saco negro abierto, una falda recta, ajustada desde su cintura hasta unos centímetros debajo de sus rodillas, definiendo la silueta perfecta de su cuerpo. En definitiva, era la representación de una mujer con cuerpo de reloj de arena. La mayoría de chicas siempre le habían dicho que envidiaban su cuerpo, la tenían en el concepto de "La diosa afrodita", por lo hermosa que era. Sin embargo, ella siempre se había sentido avergonzada e insegura.
Esa noche se veía más hermosa que nunca, intuía que era porque estaba demasiado feliz. Su cumpleaños normalmente era celebrado íntimamente, solo por su familia y él incluido.
En ese momento sentía que su corazón aumentaba su ritmo.
No podía apartar su mirada de su cuerpo y su rostro. Ella tenía un vaso de vino en su mano, poco a poco lo vaciaba en pequeños tragos. Mientras él tenía una copa de vino tinto, era la segunda.
Seguía observando detenidamente los movimientos de Hinata, sus gestos que no eran exagerados, más bien tímidos, sus mejillas sonrojadas por el alcohol y sus ojos brillosos por lo mismo. Su sonrisa, su cabello despeinado y su perlada piel con una leve capa de sudor en la frente.
Las horas habían pasado, podían notar como Hinata hablaba de una manera extraña, con las palabras inentendibles y su risa. Ahora sus expresiones no eran demasiado tímidas, sus movimientos torpes y el calor aumentando en su cuerpo.
-¡Chicos!, la hora del fin de la diversión ya termino, vamos todos a casa!
Todos estaban en la misma condición. Aun si cada quien tenía su propio auto, eran responsables y pidieron un taxi.
-Vamos cumpleañera, te llevo a casa.
Sasuke tomo de la cintura a Hinata guiándola hacia la salida de aquel bar.
Con pasos tambaleantes llegaron a su departamento, aun abrazados para no caer al piso. Sasuke sentía el cuerpo de Hinata pegado al suyo, seguramente era por las condiciones en las que el alcohol los tenia, pero su propio cuerpo era demasiado sensible al contacto del cuerpo de Hinata. Sentía como la temperatura de sus cuerpos aumentaba cada vez más. Aun abrazado a su cintura, la coloco lentamente en el sofá. Estaba a punto de separarse, pero la expresión que Hinata tenía lo invitaba a robarle un beso. Sin pensarlo se acercó lentamente. El perfume característico que Hinata usaba se mezclaba con el olor a alcohol.
-Vamos a tu habitación, te arropare.
Se alejó de su rostro, la ayudo a ponerse de pie y la dirigió hacia la que era su habitación. Al entrar el olor de Hinata lo volvió a golpear. Le encantaba.
La recostó después de quitarle el saco. Su figura simplemente le parecía perfecta.
-Puedes quedarte aquí.
La voz de Hinata ahora era suave, tranquila y tenía un toque de preocupación. Con una sonrisa asintió.
Se puso de pie para irse al sofá, pero un agarre suave en su brazo lo detuvo. Se giró para verla, su expresión tan tímida lo hizo sonreír nuevamente.
-A-aquí, conmigo.
Agacho la mirada sonrojada. Sin esperar más la tomo del rostro para incitarla a mirarlo. Por fin acorto la distancia y unió sus labios.
Al instante comenzaron a mover sus labios. Hasta que el aire escaseo en sus pulmones. Sasuke se separó, se quitó la camisa del uniforme, dejando ver su bien formado cuerpo.
Volvió a acercarse a Hinata comenzando nuevamente otra danza de sus labios. Sasuke comenzó a tocar más y más el cuerpo de Hinata, hasta el punto de dejarla en su misma condición, pero con la falda enrollada hasta la cintura, dejando sus piernas desnudas.
Los besos no se habían detenido en ningún momento. Las caricias aumentaban y la desesperación por desnudarse también.
Por un momento la conciencia de Sasuke tomo control, deteniendo cada movimiento de su cuerpo, Hinata confundida quiso hablar.
-Quiero saber si esto es lo que quieres.
Los enormes ojos de Hinata estaban cristalinos, llenos de pasión y anhelo.
-Si quiero…
Sasuke no espero más, nuevamente se lazo a los labios de Hinata, terminando de desnudarla.
La cabeza le dolía horrores, hacía mucho tiempo que no tomaba de esa manera. Habían pasado al menos dos años desde la última vez que se había emborrachado. Con una sonrisa recordó que, gracias a esa ocasión, pudo estar al lado de Hinata. La cual en unas pocas horas se convertiría en su esposa.
El día anterior Naruto lo había obligado a beber hasta perder la conciencia, argumentando que era su despedida de soltero y debía embriagarse porque más adelante ya no podría hacerlo.
No tuvo otra opción por lo que se dejó llevar, afortunadamente había despertado a tiempo para poder arreglarse y estar presentable para su boda. Obviamente el lugar había quedado en un desorden total, aunque eso no podía importarle menos.
Llego justo a tiempo, su madre y su padre acababan de llegar a la enorme iglesia donde uniría su vida con la mujer que amaba hasta la muerte. Estaba fascinado con la idea que cualquier molestia que el alcohol anteriormente ingerido le haya causado no le afectaba en absoluto.
Todos ingresaron al lugar, cuando se escuchaba la música para la entrada de la novia, todos voltearon para recibirla.
Al verla el corazón de Sasuke aumento su ritmo como cada vez que la veía, la elegancia y belleza que desprendía al caminar hacia él le hacía sentir que perdía las fuerzas para mantenerse de pie. Podía escuchar el retumbar de su corazón contra su pecho, la temperatura de su cuerpo también iba en aumento. Hasta que por fin la distancia entre ellos era mínima.
Su sonrisa se extendió al sentir el tacto tan suave contra su mano, era tan pequeña y frágil. Le dio un beso y la coloco a su lado.
Su respiración era agitada, el sudor recorría todo su cuerpo y el cansancio comenzaba a cobrarle factura, provocando que sus brazos en los que estaba apoyado se debilitaran y no pudieran mantenerse erguidos, aplastando con su cuerpo el pequeño de Hinata. Se podía sentir como sus cuerpos estaban conectados, su piel era resbaladiza por la transpiración y respiraban el mismo aire.
Se colocó a su lado para dejar de aplastarla, la acerco hacia el sin dejar de mirarla a los ojos.
-No necesito a nadie más, solamente a ti. Te adorare hasta que nuestras vidas se terminen, incuso más allá de eso.
Tomo los labios de su ahora esposa perdiéndose en el placer que le hacía sentir.
