Pues es 7/7 y la tradición continua. Honestamente, no pensé que podría actualizar nada este año, pero lo logree de alguna forma. Como algunos ya saben por mi Instagram, estoy trabajando en publicar novelas de mi autoría, eso consume muchísimo tiempo, sin contar el trabajo que financia todo. Me disculpo por la tardanza, pero no me es posible actualizar como me gustaría, pero con Dios y salud, seguiré actualizando como pueda. Muchas gracias por la comprensión, espero poder seguir cumpliendo más años con ustedes por aquí y que, cuando mis novelas salgan, puedan disfrutarlos tanto como los fics. Un abrazo.
Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
Para Sora, cada día era un lugar desconocido. Todos tenían sus planes y aunque no podían controlar el curso de todo, al menos no lidiaban con los flashbacks involuntarios que le atacaban de vez en cuando. Admitió que había mejorado desde que comenzó terapia, pero es un proceso largo que sabía no podía apresurar. Aun así, le encantaría no sentir que le frenaban como, por ejemplo, en su relación con Taichi. Era extraño pensar que ellos eran algo más que amigos y aunque le encantaba, tenía miedo y mucha ansiedad respecto a lo que aquello conllevaba.
Apenas llevaban un mes y medio de relación, ella estaba de ocho meses, a poco de darle la bienvenida a su hija, lo cual tampoco la tenía pensando con la coherencia que le caracterizó desde siempre. Sabía que era pronto para hablar de intimidad con Taichi, él tampoco lo había mencionado, pero sí la relación avanzaba, es un tópico obvio y necesario sobre la mesa. Le causaba pavor, tan solo pensar en el acto. Cualquier intento de pensamiento traía consigo unas imágenes para nada placenteras del hombre que cumplía sentencia por lo que le había hecho. Sabía que a futuro sería mejor, que como hasta ahora, daría pasos importantes hacia la vivencia que merece, pero no podía evitar temer ante todos los cambios que se avecinaban. Era un avance que disfrutara de los besos y las atenciones
― ¿Te parece si lo colocamos en la esquina? ― ante el llamado de su novio, Sora volvió al presente. Taichi la observaba a unos pasos, manchado de pintura blanca. La habitación de huéspedes, esa que el innombrable utilizó durante su estancia, sería la habitación de su hija. Al principio, Sora se negó rotundamente a la idea, pero luego de reflexionar, quería tomar el mismo camino que tomó en cuanto a la existencia de su hija. Ni ella ni este espacio inerte tenían la culpa del ser que infringió su influencia sobre ellos. Así que, optó por remodelarla desde cero, siendo Taichi el principal "contratista" en el proceso. En honor a la verdad, el bebé no dormiría en esa habitación hasta que fuese más grande, por lo menos en la noche, aun así, era reconfortante ver al castaño tan involucrado.
―Claro, algunos pueden ir a la cuna. ― el castaño obedeció, dejando sobre el mueble una serie de peluches. ― ¿Tienes hambre? Es casi hora de la merienda.
―Tal vez en un rato, quiero terminar esta pared. ― Taichi nunca había sido el máximo ente de la coordinación o de paciencia, pero hasta el momento, ha hecho un excelente trabajo. El lugar tendrá diseños florales, parecidos a los arreglos que Toshiko se dedicaba a hacer. Los colores predominantes son el verde, blanco y rojo. No fue del todo su intención, pero debía admitir que le daba ilusión como estaba quedando. ― ¿No quieres sentarte un momento? Llevas mucho de pie.
―Estamos bien. ― respondió. Taichi no se veía muy convencido, pero no discutió. Se acercó a los pasos que les separaban y acarició el enorme vientre de su novia. ―Si tú lo dices…
―Sí, eso digo. ― Sora lo vio caminar hacia la pared restante. ― ¿No irías por el traje hoy?
―Le pedí a Hikari que fuera. Sabía que me tomaría más tiempo terminar todo esto.
―Taichi, no puedes dejar tus cosas de lado…
―No lo hago; esto es mío también. ― Sora suspiró con ganas. Realmente, el joven Yagami estaba tomando la situación como si fuese el padre biológico. Le preocupaba que se sumergiera tanto en el papel de padre cuando no era su obligación. ― Tu madre llegará pronto con tu atuendo, mejor prepárate para la prueba de vestuario. ― Sora sonrió débilmente. A todos les hacía ilusión verla tomar su pergamino secundario, pero ella tenía sus reservas al respecto. Todos estaban al tanto del caso y lo que le pasó. Era un paso para ella más allá de asistir a clases porque en esta ocasión, estarían los padres de sus compañeros y los suyos en el panorama. Aceptar esta ceremonia era interiorizar que tendrá que lidiar con esto el resto de su vida ante personas que no le apoyarían o le juzgarían en silencio, pero era parte de avanzar hacia una mejor situación, debía acostumbrarse. ― Sé que te verás hermosa. ― La simpleza con la que Taichi la hacía sentir especial era incomprensible para ella. Toda su expresión corroboraba sus dichos. Se sonrojó, una sensación cálida recorrió su ser ante los mimos verbales de su pareja. Con él, todo parecía ser más sencillo y menos aterrador.
A Taichi siempre le había impresionado la versatilidad de Sora en cuanto a la ocasión. Podría ser el epítome del fitness y deportivo, y al otro momento, era la elegancia y feminidad personificada. Cuando la vio tomar asiento entre los graduandos a algunas filas frente a él, se sintió afortunado de tener a aquella mujer en su vida. Había visto una foto de todo el look previo a llegar pues no pudo ir por ella por temas de las familias. Quería acercarse, pero la ceremonia estaba próxima a iniciar; no le dejarían dejar su asiento. El vestido rojo holgado en el vientre le quedaba espectacular, a juego de las sutiles ondas que albergan el final de su pelirroja cabellera. El maquillaje natural era la cereza del pastel. Si no se colocaba de perfil, el embarazo no era visible.
No podía evitar pensar en todo lo acontecido durante los últimos meses. Pronto, Sora sería madre, de verdad, en una situación que no fue de cuentos de hadas. Si hubiese sido, por ejemplo, un padre que no quiso hacerse responsable, podría ser llevadero, pero al saber la historia, Taichi no podía evitar la tristeza ante lo que le tocó vivir. Ella que era el epitome de lo maternal y el amor, vivió una experiencia nefasta. Él querría ser el padre de ese bebé y lo sería, aunque la pelirroja no estuviese convencida del todo. Si fuese por él, esa pequeña llevaría el apellido Yagami.
Él no tenía dudas de que amaba a Sora y que quería estar a su lado. Airi era una hermosa añadidura a la ecuación. No sabía si estaba del todo preparado para la paternidad, pero en esta situación extrema, ni siquiera sabía si podría ser lo que Sora necesitaba en ese momento. Tenía miedo de no ser suficiente o causarle estrés ante la situación, especialmente, en cuanto a los asuntos de pareja. Él no tenía prisas, pero sabía que llegaría eventualmente y quería estar preparado para significar una diferencia en la experiencia traumática que tiene sobre el tema. Pero él nunca había sido sutil, se consideraba bruto y algo saltado. Eso era justamente lo que no quería en esta situación.
―Takenouchi, Sora. ― escuchó que llamaban, sorprendiéndose por lo perdido que estuvo en sus pensamientos. Los aplausos no se hicieron esperar, el lugar estalló en apoyo que lo tomó por sorpresa. Notaba el esfuerzo que hacía la pelirroja para no sucumbir ante la emoción mientras subía a la tarima. Una vez estuvo allí, el auditorio se puso de pie, siguiendo la ronda de aplausos. El joven castaño sonrió entre el alivio y la felicidad. Los profesores se tomaron su tiempo para dedicarles palabras que solo ella podía escuchar.
Si hubiese sido otra persona, no podría haberse graduado en ese momento, pero Sora se puso de pie con la ayuda de su familia y amigos. Terminó sus estudios, enfrentó al monstruo y decidió ser madre. Estaba orgullosa de ella, por eso la amaba tanto y por eso sus compañeros reconocían su entereza de existir en el momento justo, sin que la situación le derribara. El castaño observó cómo se tomaba la foto, los presentes aplaudieron hasta que volvió a su asiento. Los compañeros cercanos le abrazaban y felicitaban de todas partes. Finalmente, ella giró hacia él. Él le devolvió la sonrisa, formando un irregular corazón con sus manos. Ella sonrió y para él, significó su más grande logro de la jornada.
Para la pareja de digielegidos fue incómodo ser parte de las clases de parto. Todas las parejas le observaron con un claro gesto de superioridad, sin disimular que le juzgaban por ser los más jóvenes de la habitación. Taichi estaba decidido a no dejar que aquello arruinara la experiencia. Le costó mucho convencer a Sora y sus padres para que le permitieran estar presente, al menos durante el trabajo de parto y quería estar preparado al cien por ciento en cuanto a lo que se vendría. Sabía que el proceso no era glamoroso. Era doloroso, estresante y conllevaba riesgos. Le atemorizaba bastante, pero creía que mientras más supiera, mejor podría llevar la experiencia. Además, era su trabajo no dejar que las mal intencionadas miradas arruinaran todo. Al final, la sesión fue un éxito; decidió celebrar con una pequeña cita.
Por el estado avanzado de embarazo, optó por un momento de tranquilidad en el parque. La primavera comenzaba a manifestarse, los árboles retomaron su frondosa vista. Sin muchas complicaciones, Taichi le ayudó a tomar asiento bajo la sombra de uno de los árboles más grandes mientras iba por un par de helados. Al volver y entregarle el manjar, la pelirroja se apoyó del gran tronco mientras una de sus manos se apoyaba en su vientre.
― ¿Se está moviendo? ― la joven asintió con una pequeña sonrisa en el rostro.
―Demasiado. ― tomó la mano libre del castaño para que pudiera sentirla. Con una ropa más fina, ella podía ver claramente el movimiento en su vientre. ―Se estira a pierna suelta. ― Taichi sonreía enternecido.
―Solo está calentando para cuando llegue y le toque ser delantera.
― ¿No crees que falta para eso?
―Puede ser, pero como su papá Taichi será su entrenador, estará aventajada. Será natural. ―La sonrisa del castaño se ensanchó a más no poder, la de Sora se mantuvo tímida.
―De verdad que eres increíble. No había conocido a alguien de 17 años tan emocionado de hacerse cargo de un bebé que no concibió.
―En mi defensa, cumpliré 18 dentro de poco. ― La pelirroja le observó por unos segundos. ―Es mi hija, Sora. Airi es mi bebé. Y algún día, lograré que me dejes ponerle el 'Yagami'.
―Sí que estás loco…―susurró mientras negaba con la cabeza.
―Y hasta ahora te das cuenta…―con aquello, se instauró el silencio mientras disfrutaban de su helado. Sora detuvo su manjar al sentir uno de esos dolores que se estaban haciendo cotidianos, pero no quería decir que fuesen sencillos. Dolía horrores. ― ¿Estás bien? ― preguntó su novio al detectar el dolor en sus facciones.
―Sí, es normal, a estas alturas.
― ¿Segura? ― Para Taichi, nada que suscitara dolor, podía ser bueno, pero como él no era el embarazado, le correspondía creerle a la pelirroja. ― De acuerdo. Mejor te llevo a casa; tal vez ayude descansar un poco.
―Pero…
―Te prometo que podremos salir con más tiempo.
Sora era la maternal del grupo, por lo que, le costaba recibir las atenciones, como toda madre. Aun así, tener a Taichi tan pendiente de ella era agradable. El castaño solo había demostrado afecto, apoyo, comprensión ante una situación que él no provocó, pero que sentía como su responsabilidad hacer mejor. Eran muy jóvenes, muchas cosas podrían pasar y temía que el tiempo y la madurez hiciera de las suyas. Pero de nuevo, estaba hablando de Tacihi quien había estado desde sus años más tiernos a su lado, en las aventuras y las dificultades. No creía que pudiera irse, pero trataba de mantener la esperanza en cuanto a lo que les depararía una vez Airi llegase. Taichi le extendió sus manos para ayudarla a ponerse de pie. Una vez de pie, el castaño le extendió su mano para que la tomara. Ese gesto más su sonrisa sincera, hizo que la pelirroja se relajara y como siempre, callara todas sus dudas.
No podía dejar de pensar en el poco tiempo que quedaba para conocer a Airi. Se preguntaba si se parecería a ella o a aquel, tal vez una combinación de las facciones. Sabía que el lugar de su hija era a su lado, pero no podía evitar pensar en cada detalle del monumental suceso que se acercaba. Quería hacerlo bien, más que bien dadas las circunstancias. Estaba más que lista para transformar su mundo. Crear un lugar seguro para Airi junto a su familia y ese loco padre sustituto que la guiaba de la mano. Su expresión denotó dolor una vez más, pero controló el resto de su cuerpo para que el castaño no se diera cuenta. Aquellas ya no parecían ser contracciones de simulacro, pero era pronto para entrar en alerta. Decidió esperar un poco más.
¡Hola! Back como acostumbro en esta fecha. No he podido responder los reviews, pero los he leído y se los agradezco un montón; me ayudan a mejorar. Espero que les guste el capítulo y espero que no se me hayan quedado cosas de revisión, solo pude releerlo una vez. Gracias krimtz y Lin Lu Lo Li por los reviews.
Cuídense y muchas gracias,
Bye!
