Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto para su entretenimiento y mi diversión.
Lo contactaron a mediodía, lo cual lo tenía bastante enojado. Sora fue trasladada en la mañana y admitida ni bien había salido el sol y, aun así, a él le informaron mientras estaba comiendo. Su primera pista fue que no le respondió a los 'buenos días' que le envió cuando se despertó. La pelirroja era muy atenta con ese tipo de cosas, por lo que, era extraño, mas no pensó en algo fuera de lo normal. La última etapa del embarazo había sido de mucho cansancio para su novia; asumió que dormía y que lo haría más de lo esperado. A eso de las diez de la mañana, comenzó a preocuparse. Acudió a la residencia Takenouchi y nadie respondió a su llamado. Solo durante su hora de almuerzo, pudo contactarse con Toshiko, quien le informó la situación. Dejó todo lo que estaba haciendo y se dirigió al hospital, a la habitación establecida como la de la pelirroja.
Toco la puerta como pudo. El enorme oso de peluche imposibilitando muchos de sus movimientos. Cuando la puerta se abrió, ladeó la cabeza a un lado para que la madre de Sora supiese que era él. Vio a la matriarca sonreír de medio lado mientras se apartaba para dejarlo pasar. La habitación no era nada del otro mundo, esperó ver todo lo relacionado al parto a los alrededores, pero solo encontró lo que se esperaría de una habitación cotidiana. Sora estaba en la cama, sentada con los pies colgando de esta. Por como apretaba las sábanas, Taichi supo que no la estaba pasando bien.
─Es un lindo detalle de tu parte, Taichi. ─ ante el comentario de Toshiko, Sora levantó la vista hacia su novio. Trató de sonreírle a través de la incomodidad. ─ Permíteme. ─ tomó el peluche para darle la oportunidad de acercarse.
─Lamento haber demorado. ─ ante el comentario de Taichi, Sora le sonrió entre el cansancio. ─ ¿Cómo va todo?
─Estoy a medio camino. Aún falta un poco.
─ ¿Qué tanto te duele? Del uno al diez.
─Cincuenta…─ sinceramente, pensó que no respondería o le mentiría en cuanto a la sensación. Tendía a no quejarse, esto era una señal de que estaba en agonía.
─ ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? ─ Sora no sabía qué decir. No pensó en la magnitud del dolor que enfrentaría cuando entrara en parto. Se sentía incomoda, adolorida, hinchada y atemorizada a la vez.
─Tengo miedo. ─ le sorprendió que dijera aquello. Sora no era de las que expresaban este tipo de cosas, sin que la presionaran o la llevaran al extremo. De cierta manera, le preocupaba un poco. Toshiko pareció no escucharla.
─Yo estaré contigo. No permitiré que nada te pase. ─ no parecía ser suficiente, pero lo decía en serio. De alguna forma, tendría que averiguar la razón de su temor. Sospechaba que no estaba relacionado con el parto del todo.
Eran las cuatro de la tarde cuando Sora cerró los ojos por un momento. Se encontraba con Toshiko, observando la escena en silencio. La madre de la pelirroja tomaba un té instantáneo, él se dedicaba a pensar en lo pronto que Airi llegaría al mundo. Mientras pasaba el tiempo, más nervioso se sentía. Entre la frustración de no poder ayudar a su novia más allá de estar en el lugar y el llamado 'temor' que la pelirroja manifestó horas antes, no podía conciliar un pensamiento coherente que no fuese lo mucho que le gustaría hacer más.
─ ¿Te sientes preparado para estar en el parto? ─ no le sorprendió la pregunta, la estuvo esperando desde que supo que Sora estaba embarazada.
─Sí.
─ ¿Seguro?
─Sí, señora, quiero estar con ella. ─ Toshiko no respondió, lo que provocó que Taichi le observara expectante.
─Airi no es tu hija. ─suspiró, un poco fastidiado de que el mundo le recordase el hecho en cada oportunidad que tenía. Como si no lo supiera…
─Siento que lo es. Sora no quiere que me involucre de lleno, pero no pienso dar mi brazo a torcer. ─ Toshiko no se inmutó, tomó otro sorbo a su té.
─Has estado con ella desde que eran unos niños. Entiendo que la lealtad sea fuerte, pero si no te sientes listo, puedes…
─No hago esto por pena. Nunca podría, la amo demasiado. ─ Por fin, la madre le observó. No pudo simular del todo la sorpresa. ─ Cuando la conocí, como el impulsivo niño que fui, declaré que algún día me casaría con ella. En ese momento, era la mina cool que jugaba soccer, pero mientras fuimos creciendo, me di cuenta que era más que un crush. Recuerdo que lo supe cuando durante nuestra primera aventura, se me escapó sin pensar un 'yo también quiero un poco de amor de Sora'. ─ Toshiko mantenía la mirada en el joven, percibiendo los sentimientos del muchacho. ─ La amo tanto que lo único que quería es que fuera feliz, hasta el punto de que le animé a salir con mi mejor amigo porque Yamato parecía ser su felicidad. Aunque me doliese, mis sentimientos nunca han cambiado, aunque intenté por todos los medios de detenerlos. Ahora que estamos juntos, no puedo condicionar mi amor solo a ella. Airi es parte de Sora y la adoro como si fuese mi hija. Soy consciente de lo que implica lo que digo, pero creo que es el debe ser. Quiero estar para ellas.
Toshiko no podía negar que estaba conmovida. Taichi siempre ha sido una constante en la vida de su hija. Nunca de manera negativa, más allá de las travesuras que lo envolvían de vez en cuando. Siempre fue un chico alegre, servicial y valiente en cuanto a lo que creía y a las personas que amaba. Su cuestionamiento no era producto de que el muchacho no tuviese su confianza. Estaban viviendo una situación extrema con un bebé de por medio y ambos eran jóvenes. Aunque su intención sea ayudar, la responsabilidad de un hijo, especialmente si no es suyo podría traer consecuencias que podrían destruir la amistad y relación que trataban de formar. Aun así, le creía. Taichi estaba dispuesto a asumir ese rol.
Era consciente que sus preocupaciones eran compartidas por los padres del castaño. Antes de hablar con él, lo hizo con el matrimonio Yagami y aunque estaban de acuerdo con que era una situación complicada, también le exhortaron que no había nada que pudieran hacer para detener a Taichi. El castaño era mayor de edad, no podían ponerle freno y mucho menos, cuando se trataba de Sora, sabiendo que la chica siempre fue la debilidad de su hijo.
─Taichi, es solo que…
─Cuidaré de ellas. ─ es la frase que terminó por mostrarle la realidad a la mujer. Suspiró, sonriendo entre el alivio y la incertidumbre. Dentro de sus preocupaciones, debía admitir que de todo lo que podía acontecer con lo dicho, se encontraba en el mejor escenario posible.
La estaba pasando mal, no solo por el dolor y la incomodidad, la situación estaba activando los recuerdos. No estaba segura si era por el tema de la agonizante molestia o los nervios de que finalmente conocería a Airi y verificaría a quien se parecía, pero Sora no había tenido un respiro desde que fue ingresada. Dormir no funcionaba para apaciguar las imágenes y los achaques cotidianos del parto no le permitían concentrarse en los ejercicios que cotidianamente hacía para despejar la mente. La presencia de Taichi la tranquilizó de cierta manera, pero no era suficiente, aun se sentía insegura. Eran las siete de la noche, su madre había salido por algo de comer y se encontraba sola, pues Taichi había ido al baño. Justo en ese momento, le atacó la contracción más poderosa de la jornada. Allí lo perdió del todo, y empezó a llorar.
─ ¿Sora? ─ la voz de Taichi volviendo a la habitación, hizo que tratara de disimular su descontento, pero fue en vano. ─ ¿Qué pasa? ¿Cómo te ayudo? ─ el apuro era evidente en la voz del castaño. ─Yo…
─No puedo más…
─Ya casi acaba, estás casi…
─Mi cabeza no me deja en paz. ─ le tomó unos segundos entender que no se refería a una migraña. ─ Taichi…─suplicó, como si esperara que la salvara de su propia mente.
No se le ocurrió hasta ese momento que las sensaciones podrían ser detonantes del trauma. Con paciencia y tratando de recordar todo lo que la terapeuta le recomendó en su momento cuando pasasen episodios como estos, el joven castaño se preparó para ser ente de calma. Sí, Taichi había acudido a la psicóloga de la pelirroja para asegurarse de ser una ayuda y no un estorbo. Estaba consciente de que no podían borrar el suceso, es algo con lo que lidiaría y la haría tener reservas en muchas cosas que tenían que ver con él. Tenía que estar a la altura.
─Estoy aquí. Pronto recibiremos a Airi. ─ los hipidos no aminoraban, por lo que, tomó su mano, con la ternura que estaba aprendiendo a expresar como pareja. ─ No importa lo que aparezca en tu mente ni ahora, ni en mil años, estaré contigo. Están a salvo. ─ El plural que utilizó comenzó el proceso de tranquilizarla. ─ Siempre las protegeré y velaré por ser la persona digna que merecen. ─ La pelirroja se sentó en la cama como pudo; Taichi la envolvió en sus brazos de inmediato.
─Tengo miedo…─ admitió nuevamente. Taichi besó su coronilla.
─Está bien que lo sientas, pero no por mucho tiempo. Si eso ocurre, como ahora, dímelo y estaré contigo hasta que pase. Te prometo que pasará. ─ su respiración se iba calmando, se aferró al abrazo que le entregaba su novio. ─ Nadie volverá a lastimarte, lo prometo. ─ y para ella, fue como si un peso se quitara de sus hombros. Muchas veces le repitió lo mismo en el pasado, pero en esos momentos, le impactaban ante la realidad de los hechos y lo mucho que adoraba el hombre que era su soporte. Taichi representaba la calma dentro de su tormenta.
A medianoche anunciaron que era hora. Como prometió, Toshiko le permitió estar presente mientras los nervios iban en aumento. Le avisó a los chicos que el momento había llegado para luego adentrarse en la habitación donde los médicos y enfermeras posicionaban a su novia para el suceso. Lo hizo en automático, con cierto grado de consciencia. Se posicionó en el lado disponible para él y comenzó a infundir valor como pudo para lo que acontecía en el cuerpo de la pelirroja. Tomó de su mano y esperó lo mejor mientras el equipo médico se encargaba de complementar los esfuerzos de su novia para traer a su niña al mundo. Sora no estaba gritando, solo escuchaba sus gruñidos y el fuerte agarre que denotaba el esfuerzo al que estaba sometida. Para él, un absoluto silencio lo abordó por escasos segundos, siendo roto por un potente llanto. Al principio, no cayó en cuenta de que se trataba de Airi.
El equipo médico y Toshiko se encontraban inmersos en el pequeño ser humano que anunciaba su presencia al mundo. Taichi se concentraba en la pelirroja que respiraba de manera agitada ante el esfuerzo que acaba de llevar a cabo. El orgullo no le cabía en el pecho ante la mujer fuerte que se convirtió en madre. Sin importarle la transpiración o el desorden que no podía contener su cola de caballo, la besó en la frente, susurrando con ternura lo mucho que la amaba y lo orgulloso que estaba de ella. Sora parecía no estar esperando el afecto, pero lo recibió con una sonrisa cansada y emotiva, ante las lágrimas que descendían de su mejilla.
─Otōsan, puede hacer los honores. ─ solo allí. Taichi volvió a la realidad, donde le extendían unas tijeras. Las tomó antes de que las mujeres Takenouchi decidieran corregir la situación. Por primera vez, conoció a Airi, sonriendo con alivio ante el hecho de que, por lo que podía ver, las facciones de la pelirroja iban ganando ante detalles como que su pelo era un tono pelirrojo más disimulado. Cuando el nexo físico entre madre e hija fue cortado por Taichi, de inmediato trasladaron a la recién nacida al lugar de limpieza. Observó con asombro como higienizaban, vestían y la convertían en la bebé mas adorable que sus ojos hayan visto. ─ ¿Quiere sostenerla, Otōsan? ─ la pregunta solo lo atemorizó por breves instantes, asintió con convicción de conocer oficialmente a su hija. Cuando estuvo entre sus brazos, Taichi supo que no importaba lo que pasara en el futuro, estaría para Airi. Esa niña era su hija, para él, era una Yagami y haría lo que fuese, para que se convirtiera en realidad en todos los ámbitos posibles. Sora, él y Airi, eran, por fin, una familia.
¡Buenas-buenas y feliz 7 de julio! Aquí reportándome con las actualizaciones esperadas. El próximo capítulo será mucho más descriptivo, pues estaré explorando la perspectiva de Sora en cuanto a Airi, por eso decidí plantear este capítulo de pensamientos terceros.
Como muchos ya saben, estoy auto-publicando mis libros. Voy por el tercero (la secuela de la novela Sora) lo que, junto a la jornada laboral y todas mis demás actividades, no me permite actualizar como he prometido, pero por supuesto, estoy manteniendo la tradición del 7 de julio.
Gracias por los nuevos favs y follows. Agradecimientos especiales a Lin Lu Lo Li por sus reviews en el capítulo anterior. Siempre es un placer leerlos.
Un abrazo y espero que estén disfrutando las actualizaciones,
¡Cuídense!
Bye!
