|1.7| Un paso más
Año 2016
Sin ubicación.
19 de abril.
Mañana.
Una creciente presión en el pecho taladro su ser, obligándola a tomar lentamente la conciencia de un extraño sueño cual no recuerda. La emoción todavía estaba reciente en su mente: tristeza, desdicha y una profunda culpabilidad. Pero no era suya, lo sentía, un sentimiento ajeno a su ser.
¿Por qué sentiría el último sentimiento?
Apenas se preguntó eso, comenzó a mover los párpados ligeramente tratando de adaptarse a la poca luz colándose en la habitación. Debajo de su cuerpo, un cálido y esponjoso colchón le brindaba comodidad y un edredón la acobijaba del fresco de la madrugada.
Tras parpadear varias veces, desorientada, miró a sus lados ubicándose, obligándose a recordar dónde estaba. ¿Por qué las cortinas de su habitación eran diferentes? No, ese no era su casa. El paisaje que brindaba la ventana no coincidía con tejados de los edificios, lo reemplazaban troncos y hojas verdes bañados de oscuridad. Escuchaba el cantar de los grillos a la lejanía, y sentía el frío en sus brazos desnudos.
La imagen de Sasori caminando hacia ella asaltó su mente. La información le llegó de sopetón, mareándola un instante, pero a sabiendas que no debía estar ahí.
Estaba en peligro.
Apartó la tela de un tirón y se deslizó por la cama con la vista puesta en la ventana, apenas tocó el suelo y un fuerte tirón en la pierna la mandó al suelo. Cayó de boca, dándose un terrible golpe en la quijada. Se quejó por debajo preguntándose qué impedía su huida. Lo detecto rápidamente al bajar la vista a sus piernas y descubrir un grillete alrededor de su tobillo, una cadena sobresalía de la pared contraria a la ventana.
Intentó desesperadamente tirar de la cadena con el pie, pero fue un esfuerzo inútil. No podía moverse fácilmente.
Sus oídos captaron unos ligeros pasos del otro lado de la puerta. Tan cerca que no tuvo tiempo de reaccionar cuando se abrió revelando la impotente silueta de Sasori, con sus ojos cafés sobre ella. Le devolvió la mirada desafiante, sin dejarse intimidar por él. Por dentro temblaba considerablemente, pero no debía dejarse vencer por él, su orgullo también estaba en juego.
No se dejaría de él.
Sasori se adentró dejando la puerta abierta, a cada paso, el cuerpo de Sakura comenzaba a mostrar signos de pánico, el temblor en sus brazos, sus ojos perdiendo la fortaleza. Estar tan cerca no le beneficiaba en nada. Recordaba su pasado juntos y le hacía dudar, no de la manera en que si debía someterse; más bien, cuestionarse su capacidad de soportar su presencia.
Antes tenía mucha influencia sobre ella y ahora creía que sería absolutamente diferente.
Se aferraba a ello.
Él se agachó a su lado, fijándose en la cadena tensa y luego en la ventana.
—¿En verdad creíste que sería descuidado?
—Siempre hay una primera vez —dijo Sakura levantándose de un salto, alejándose de él arrastrándose sobre la cama, cruzando al otro lado. Lo primordial sería poner la mayor distancia posible.
El peso del grillete la tomó desprevenida, se tambaleó un poco y recupero su postura inicial, sin quitarle atención a Sasori por ningún momento.
—¿Por qué me haces esto, Sasori? ¿No te basta haber arruinado ya mi vida en la escuela y ahora quieres matarme?
Sin embargo, el pelirrojo no contestó. Permaneció en silencio, observándola sin más. Poco a poco sentía su tensión y malhumor. Ser especial para él en el pasado le permitió conocer más, y sabía de ese rostro inexpresivo, su mente pensaba en muchas cosas.
—¿Acaso crees que pienso matarte?
Sakura entrecerró sospechosamente los ojos.
—Sí, no encuentro razón para que me retengas contra mi voluntad, ¡exijo que me sueltes! —exclamó moviendo su tobillo.
Sasori ladeó el rostro, pensativo.
—Sería absurdo que lo hiciera después de los problemas que tuve en deshacerme de Karin —
El desvió de tema alertó a Sakura. Comprendía por muchas razones en no hablar sobre ese tema. Sasuke se lo advirtió severamente hace unos días, por más que confiara en las personas, jamás debía revelar su verdadero apellido. Lamentablemente, a quién una vez le entregó su corazón, yacía frente a ella después de haberla secuestrado y puesto un grillete.
Agitó las manos, encogiéndose de hombros. Decir mentiras también le perjudicaría y tampoco debía hacerlo enojar demasiado. A decir verdad, Sasori ocultaba muy bien su malhumor.
—No tiene sentido esta conversación. —Desviar su atención a otro punto sería su vía—. Tampoco me sentaré a tomar un café contigo para hablar sobre nuestros errores y todo eso.
Sacarle información, le sería útil después.
Lo miró torcer ligeramente el gesto, tal vez no pensó que le hablaría de esa forma.
Sin proponérselo rio por debajo, desconcertándolo.
—¿Creíste qué cedería nuevamente? —inquirió irónica—. Ya no soy la misma de hace un año, el tiempo y las circunstancias cambian a las personas. Y las heridas… nunca sanan, solamente aprendes a sobrellevarlas día a día.
Lo dejó sin palabras, lo pudo ver claramente. Aunque también podría estar concediéndole un minuto de gloria. No lo sabe, pero lo que sí, era liberarse lo más pronto posible del grillete. Tenía un mal presentimiento en su pecho, no terminaría bien si esperaba a alguien.
Rezaba en silencio para alguien haya encontrado a Karin y brindándole ayuda, y pensándolo un poco más, y la suerte le sonreía. Un humano se asustaría, así que esperaba que hubiese sido uno ligado al mundo sobrenatural.
Sasori nuevamente se movió. Rodeó la cama y Sakura se obligó a enderezarse a desafiarlo con la mirada. Sus ojos se desafiaron por unos segundos, hasta que los cafés se desviaron a un punto en específico, el collar que rodeaba el cuello de la chica.
—Veo que has crecido.
—No me trates como una niña pequeña —espetó ella, enojada.
El pelirrojo la ignoró, se dio media vuelta directo a la puerta.
—No trates de escapar, Sakura. Jamás lograrás liberarte de ese grillete con tus esfuerzos —recomendó tomando el pomo de la puerta, y no volteó a verla de nuevo, así que no advirtió de su rostro enfadado—. Y, no te encariñes tanto con este lugar, no iremos mañana al atardecer.
Sakura apenas lo comprendió. Su respiración se cortó en el instante en que él cerró la puerta, dejándola con sus pensamientos errantes. Se apoyó completamente en la pared, con la mirada inquieta en la puerta, asimilándolo.
Sasori pretendía alejarla de sus seres queridos.
Tokio, Japón.
Hospital general.
Mañana.
Naruto se adentró apresurado a la habitación del hospital, buscando a Karin con la mirada. No tardó en reparar en ella y acercarse a la camilla dónde descansaba. Era atendida por una de las enfermeras. La vio quejarse ligeramente al mover su brazo vendado.
Había entendido que Sasori le arrancó la mano en su duelo, así que cuando la trajo al hospital, rápidamente envolvieron la extremidad para que se volviera a unir a su cuerpo. Un gaje de los Vampiros puros: mientras no separaran la cabeza de su cuerpo, cualquier otra parte que sea mutilaba sanará con tiempo.
Él dejó de lamentarse tanto por no tener esa habilidad. Aunque le hubiera servido demasiado en su niñez, no lo añoraba. Aprender a aceptarse con era le resultó más difícil de lo que pensó en un principio, y todavía tiene renuencias por ciertas situaciones.
Dejó de lado sus pensamientos a acercarse a Karin.
—¿Te sientes mejor?
Los ojos rojos de la mujer lo enfocaron, pocas veces habían interactuado, y el chico le simpatizaba. Tenía una revoltosa personalidad y su sonrisa calmaba un ambiente tenso.
—La mano tardará en unirse a mi cuerpo —expresó sin prestarle la debida atención. Otra cosa le preocupaba realmente. Su rostro pasó a una urgente, temiendo lo peor—. ¿Dónde está Sakura?
Naruto reflejó cierto desosiego, apretando los labios, no respondió inmediatamente. Decidió guardar silencio unos minutos antes de contestar, a sabiendas que Karin lo dedujo por su propio peso. Advirtió de su mirada angustiosa.
—Sasori se la llevó.
Karin contrajo el rostro, espantado y dolido. Naruto la observó con cierta lastima, sabía una idea de sus pensamientos, estaba frustrada y se sentía inútil. Ella no tardó en hablar, soltando su impotencia por no poder frenar a Sasori en el parque, y por consecuencia la secuestrara. Tenía miedo a su paradero incierto y de lo que sería de Sakura.
Trató de decirle que no era su culpa, que todo estaría bien. Pero ninguna de sus palabras la reconfortaría.
—Sasuke y Kakashi-san están buscando una manera de encontrarla —alegó Naruto a su culpabilidad.
—No quiero ser negativa, Naruto, pero no tienen muchos aliados en la ciudad —contradijo Karin, abatida—. Y no todos se prestarían a ayudarlos sin recibir nada a cambio. A menos que tu padre sea oficialmente el alcalde.
—Aún falta dos días para que lo nombren.
La mirada de Karin le dijo que dos días eran demasiados. Sin saber las intenciones de Sasori, la vida de Sakura corría un riesgo enorme. Lo sabía, pero él también estaba desesperado. Y sólo era una parte, no quería imaginar cómo se encontraba su maestro, Kakashi. Pensar que apenas unas horas por fin pudo estrecharla en brazos y ahora tenía que buscar una forma de recuperarla.
Demasiado cruel.
Despegó la vista de la camilla, escuchando inverso el sonido de la máquina. No dijeron nada durante unos minutos, absortos en sus propios pensamientos hasta que una vibración en lo profundo del bolso de Karin atrajo su atención.
La joven se estiró en busca del aparato, al tenerlo en su mano buena, se fijó en la pantalla. Una llamada cuyo receptor era muy inoportuno, pero completamente esperado.
—Es Tenten, la prima de Sakura.
Naruto la miró fijamente, sus ojos azules observaron el aparato y luego a ella. Su capacidad de pensar rápidamente, analizando las posibilidades, le permitió contestar antes de que la llamara cesara por completo.
—Seguramente te preguntará por Sakura, esquiva ese tema y dile que venga aquí. —Le pidió acercándose a la puerta—. La esperaré en la entrada, ella merece saber la verdad en dado caso que no encontremos a Sakura a tiempo.
La suposición de Naruto le dolió a la pelirroja. Se sintió una daga en su cuerpo que no diferenciaba.
Estación de policía.
Tarde.
Quería destruir todo a su alrededor. Tenía unas incontrolables ganas de gritar al mundo que lo tragara completamente y lo botara en el mismo lugar donde estaba Sakura. No le importaba si se destruía en el proceso, la encontraría a toda costa.
La angustia en su pecho fue incrementando con el pasar del tiempo, segundo tras segundo, minuto tras minuto. Comenzó desde el momento exacto en que llegó a la cabina y descubrir el celular tirado, abandonado en el suelo. Destilando un horrible aroma a somnífero.
Y Sakura no estaba.
La desesperación lo embargó, sus sentidos se dispararon. Grito su nombre una y otra vez mientras corría a sus alrededores, no le importo la intensidad de su voz, y tampoco que las personas lo miraran raro. Su aroma se desvanecía con el aire, incapaz de saber a qué dirección tomó Sasori.
Lo único que le quedaba era su celular. Lo apretó contra la palma de su mano, controlándose tras recibir una fuerte reprimiendo de Kakashi para que se controlara. No quería imaginar lo que sentía él, contando que apenas hace unas horas la estrecho en sus brazos y ahora estaba lejos.
No tuvo oportunidad de alterarse como tal, se reafirmó de serenidad y barrieron la zona entre los dos, siguiendo apenas su rastro que se desvaneció muy pronto. Al sur de la ciudad, pero había tantas zonas que era imposibles alcanzarlo.
Sin resignarse, volvieron a conseguir refuerzos.
Y ahí estaba, en medio de la oficina de inteligencia, inclinado sobre el asiento y detallando cada movimiento que hacia su amigo en la computadora.
—Revisé todas las cámaras de seguridad de la zona, confirmando que se fue al sur, apenas y lograron captarlo.
Sasuke observó la pantalla que le señaló su amigo, un borrón oscuro, saltando en lo alto de un edificio registrado un minuto después de que Sakura dejara de hablar por el celular.
Definitivamente era él.
—¿Lograste rastrearlo, Shikamaru?
—Aumentó su velocidad, ahí es imposible seguir su rastro por medio de las imágenes —expresó entre dientes, sosteniendo el cigarrillo. Taclea muy rápido sin apartar la mirada de la pantalla—. Pero te alegrará saber que ya lo identifiqué con la información que me proporcionaste. Anko me dio acceso a la base de datos de la escuela.
Unos segundos más y la gran pantalla frente a ellos reveló la fotografía del sujeto en cuestión. Cabello rojo y corto, ojos cafés y una mirada severa. Traía el uniforme de la escuela, y la información era falsa, por supuesto.
El azabache apretó los dientes al reconocerlo. No podía ser cierto.
—Karin me comentó respecto a él antes —dijo Kakashi, de pie alado de Sasuke, leía la información en la pantalla—. Es un Exoctis, Hashimoto Sasori. Por lo que me explicó Karin, la única habilidad que presentó fue una innata resistencia a cualquier veneno. Nunca dañó físicamente a Sakura durante su relación y no lo vieron después de que se graduara de la preparatoria.
—Esa no es su única habilidad.
Kakashi y Shikamaru voltearon a él cuando se despegó de su lugar y rodeó el escritorio, acercándose al gran televisor suspendido en la pared. A su alrededor, algunos agentes dejaron sus labores para mirarlo, completamente intrigados.
—Su verdadero nombre es Akasuna Sasori, sus habilidades son peculiares: la razón por la cual es resistente a cualquier veneno es porque él mismo lo genera con su propia sangre. —A medida que explicaba, se giró a ellos—. Manipula la misma canalizándola son sus dedos y se tensan en energía espiritual, dando como resultado que se tornen azules, son venenosos… Y, es miembro de los Diez Escalones de Akatsuki.
El coro de voces se alzó en exclamaciones de asombro. La mayoría conocía el nombre tan conocido de esa organización. Eran de temer, criminales del submundo cual cometían las peores fechorías y pocas veces los han atrapado. Las más importantes conspiraciones religiosas coordinaban en las bases más importantes de los continentes, intercambiando información de ellos.
Se sabía muy poco de los miembros principales de Akatsuki, por eso les sorprendía saber que Sasuke soltara sin más ese dato.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó uno de los agentes—. Nadie ha salido vivo después de enfrentarse con uno de los Diez Escalones.
El azabache chistó la lengua. Dar información de su vida personal no le entusiasmaba.
—Yo no soy cualquier persona —soltó hostil, encaminándose de vuelta a Kakashi.
Shikamaru se cruzó de brazos, recargándose en el respaldo de la silla, intercambiando una basta mirada con Kakashi, que no apartaba la vista de Sasuke que se encaminó fuera de la sala. Ambos sabían la verdad detrás de sus palabras. Ciertamente Sasuke sabía más de lo que decía, y en ocasiones lo ocultaba por su propio bien.
Tanto de ellos como el de él.
Pero eso no quitaba el hecho de que lo supiera.
—¡Kakashi-sama! Minato-sama está en la línea de la sala de conferencias. —Apareció en la entrada un agente, respirando agitadamente.
—Bien. Sigan buscando pistas, lo que sea que nos indiqué a dónde fue Sasori con mi sobrina —ordenó sin reparos.
—¡Sí!
Hikoro no esperó a que Itachi estacionara correctamente el automóvil en el estacionamiento. Abrió la puerta y se lanzó corriendo a una velocidad moderada a la estación de policía. Sus ojos buscaban con desespero una persona familiar. Ciertamente sus nervios no se perdían solos, pero el hecho de que Sakura haya desparecido, le preocupaba su hermano menor y su reacción.
No tardó en sentir a Itachi detrás de sí. Recibieron la llamada de Naruto mientras se dirigían a casa después de exterminar a unos Demonios en el lado norte de la ciudad. Así que no dudaron en dirigirse ahí para ofrecer su ayuda.
Se detuvo cerca de la entrada sin saber a dónde ir, su mirada barrió todo el lugar sumamente agitado, independientemente del problema, los policías y detectives atendían otras urgencias.
Pronto identificó una cabellera café entre los agentes y no dudó en acercarse a él rápidamente.
—¡Konohamaru! —exclamó un poco alto para atraer su atención.
El joven giró la cabeza su dirección. Sus ojos negros se entrecerraron ligeramente al reconocerla. Dejó que se adentrara a la zona restringida. Ambos hermanos lo observaron disimuladamente, desde la última vez que lo vieron hace unos años, no había tenido muchos cambios pase a ser más humano que Cazador. Seguía teniendo sus fracciones toscas y marcadas, con su apariencia de veintitantos años y sus ojos ligeramente afilado, su andar era preciso.
—Hikoro, Itachi —saludó con un asentimiento de cabeza. Su semblante no cambio a su acostumbrada sonrisa alegre, al parecer estaba estresado.
Les indicó con la mirada que lo siguiera al intuir a que venían. Después de todo, Sasuke, Kakashi y Shikamaru llegaron acelerados pidiendo su ayuda cual ofreció sin restricciones, los tres eran sus compañeros de batallas y amigos, además que su Clan apoyaba a Kakashi. Ser parte del cuerpo de la policía le permitía distorsionar cierta información, ahí es donde funcionaba él.
—¿Están aquí por "ese" problema?
—Sí, Kakashi-san nos convocó.
Konohamaru suspiró. Los problemas nunca acaban en esa ciudad. Él no podía con tantas cosas a la vez, por eso cuando Kakashi tuviera su estrategia, procederían a avanzar conforme a su plan, por lo pronto esperaría.
—Esperó que encuentren pronto a la señorita Sakura.
Les señaló la puerta continua, la placa sobre esta marcaba "sala de juntas". Se marchó tras ser llamado por un subordinado.
—Es difícil sustituir temporalmente al jefe, ¿no? —preguntó Itachi antes de perderlo de vista.
Konohamaru lo miró sobre su hombro.
—Shisui se alegrará verte cuando regrese.
Itachi lo vio irse casi corriendo al ser solicitado. Tras torcer el gesto, se adentró a la habitación junto a su hermana.
Era una extensa sala de paredes ocre, cada dos metros sobresalían las torres de la estructura cual fueron pintadas de gris intenso. Sin ningún adornó en la pared, más que las masetas enormes en cada esquina y cerca del proyector. En el centro se extendía una enorme mesa de madera oscura, en cada lado doce sillas se distribuían en espacios específicos, y la cabecera era tomada por Kakashi.
A su lado, Sasuke junto con Shikamaru discutían respecto al plano enorme de la ciudad y sus alrededores. Apenas se percataron de la presencia de ambos Cazadores.
Kakashi fue el que se enderezó y les agradeció con la mirada su presencia.
—¿Ya descubrieron algo? —preguntó Itachi acercándose.
Miró fijamente a Sasuke, que se limitó a dedicarles una corta mirada a ambos para después centrarse de nuevo en el plano.
—Quién la raptó fue Sasori, a informes de Sasuke, es un miembro de Akatsuki —explicó Shikamaru a sabiendas de la relación inestable del azabache y sus hermanos.
Hikoro se tensó en su lugar al escuchar el nombre de la organización. Ciertamente le traía terribles recuerdos, un lapso cual desea olvidar y enterrar en el pasado, pero se trataba del pasado de Sasuke, no suyo.
Por otro lado, ellos intentan por todos los medios atrapar a Sakura, aún no saben específicamente con que fines, pero estaban seguros de ellos de la misma forma que Sasuke sabe que Sasori es miembro de Akatsuki.
—Desde hace años están tras ella —dijo Kakashi mirando el plano de la ciudad—. Y ahora que la encontramos nosotros… Lo que no me explico claramente como es que me encontraron y dieron con ella rápidamente.
—Dudo mucho que sea por ti que la secuestro —dijo Sasuke enderezándose de golpe, todas las miradas se dirigieron a él—. Piénsenlo, tuvieron una relación amorosa por unos meses y cuando terminaron, Sasori no se la llevó. La primera regla de Akatsuki es obedecer las órdenes que recibes, y claramente él no lo hizo. Matar a Kakashi y capturar a Sakura es una de sus prioridades.
—Muy bien pudo retrasar el momento —intervino Hikoro.
—No. Akatsuki no querría esperar para tenerla con ellos, sea cual sea el motivo —dijo Sasuke con seguridad.
—Entonces, ¿sugieres qué sus acciones son personales? —preguntó Itachi pensarlo demasiado.
El azabache asintió con la cabeza.
—Supongamos que es cierto, ¿qué motivos personales tendría para no entregarla a Akatsuki?
—Es fácil la respuesta —dijo Shikamaru mirándolo—. O se enamoró o se obsesionó con Sakura. Sabemos que han sucedido casos similares. Tengamos la certeza que Sasori sabe su verdadera identidad y la quiere para él, por eso la rapto hasta ahorita.
Escuchar la suposición de Shikamaru hizo apretar los dientes a Sasuke, nada de esto le agradaba en lo absoluto. Saber que Sasori se apegó tanto a Sakura… le causaba una oscura sensación. Evitaba a toda costa que fluyera en su ser.
—Y volviendo a su ruta, ¿saben dónde se dirigió? —Hikoro se acercó más a la mesa.
Shikamaru se inclinó sobre el mapa y señaló el lado sur.
—Las cámaras de tránsito lo captaron ir al Sur, pero aumentó la velocidad y nos fue difícil identificarlo. Sasuke confirmó su ruta, pero desaparecieron al cruzar el río. Sasori es experto en ocultar su aroma en específico.
—O también pudo tender una trampa y guiarnos a un lugar equivocado despistarnos —sugirió Itachi.
El chasquido de lengua de Sasuke evidenció su molestia, además de su impaciencia. Sus ojos revelaban mucho más que indiferencia, y solamente ellos fueron testigos de ellos.
Intercambió una mirada con Kakashi, su ánimo tampoco era favorable. Pero tenía la esperanza de que Sakura estaría con vida hasta encontrarla. A eso se aferraba, intentaba transmitirle su autocontrol a Sasuke, y funcionaba entre ratos.
—Lo sabemos, por eso tenemos que abarcar toda la ciudad —dictó Shikamaru.
—No podemos involucrar a la policía en esto —dijo Kakashi sentándose en la silla, el cansancio estaba haciendo mecha.
Recordar la razón del porque no pueden aliarse tanto con la policía puso más tensó y agrio a Sasuke. Más razón para tomar cierta distancia con Hikoro y centrarse en el tema actual.
—Tampoco serviría de mucho. Como dice Shikamaru, es difícil encontrar su rastro. Contando que Sasuke posee un agudo olfato, se necesitan más como él —expuso Hikoro cruzándose de brazos.
Kakashi mostró una mueca pensativa.
—¿Pedirle ayuda de los Lobos? —sarcástico, Sasuke bufó por debajo—. Te recuerdo que Iván busca la forma de matar a Sakura por considerarla parte de una traición de Suigetsu. Sería el primero en traicionarnos.
—A menos que…
La vana insinuación se Shikamaru se quedó al aire. No la concretó como tal, pero Sasuke supo que pensaba incluso antes de formular la oración. ¿Cuál sería vía más fácil para conseguir la cooperación de una manada de Lobos?
—… Te hagas Alfa de esa manada.
La mirada negra de Sasuke se perdió en un punto en la nada. Además de Kakashi, los otros no sabían los acontecimientos de ese día. Isas, los Mestizos moribundos, el que se negara ayudarlo, calaba en su ser. Ahora mismo se cuestionaba por ellos. Sus vidas, ¿serían tan delicadas como la de Sakura en estos momentos?
No le importaba aprovecharse de la situación, en lo absoluto. Insistía: hacerse cargo de una manada era lo último de su lista de deseos. No le interesaba en lo absoluto, y tampoco se creía verdaderamente capaz —si era sincero, aquello sería la verdadera cuestión—. Huyó de esa carga años atrás, y no estaba dispuesto a lanzarse por voluntad propia.
¿Ni siquiera por Sakura?
Apretó los parpados, cansado. ¿Por qué hacía todo esto por ella? había otras maneras de encontrar una solución.
Pero tardarían más días, cuales aumentaba las posibilidades de encontrarla muerta.
Y no está dispuesto a esperar a que eso suceda.
—¡Tú!
Sasuke apenas puso un pie fuera de la estación de policía y se encontró con un rostro conocido. Miró fijamente a la mujer que se acercaba a él furiosa, sus ojos inundados de lágrimas y una rabia infinita le trajeron recuerdos. Se detuvo a un costado, esperando a lo que diría esa mujer. Por detrás de ella Naruto se aproximó con un rostro serio.
Cuando Tenten estuvo lo suficientemente cerca de él, lo encaró al tomarlo de su chaqueta, no se movió. Permaneció quieto tratando de encontrar sentido a las acciones de la joven. Miró a Naruto intentando conseguir información, pero este negó con un gesto preocupado.
—¡Tú! —repitió de nuevo Tenten, obligándolo a verla de vuelta—. ¿Qué le hiciste a Sakura?
A este punto lo dedujo rápidamente. Pero no revelaría nada.
—No sé a qué te refieres —espetó.
Tenten apretó los dientes.
—Desgraciado. La última vez que vi a Sakura tú estabas con ella —dijo. Sus manos temblaron en su agarre, pero no perdieron fuerza—. Karin no sabe nada, pero me envió aquí a encontrarme con un chico que me diría porque Sakura ha desparecido. ¡Ni siquiera puedo reportarla a las autoridades! Sus estúpidas normas de setenta y dos horas. ¡Así que tú debes saber algo!
Las exigencias de Tenten no formaban parte de los planes del azabache. Escuchó atentamente y en silencio, sin intenciones de contestar. El secuestro de Sakura debía mantenerse en secreto por su bien, a menos que Kakashi quiera revelarlo.
La tomó de las muñecas y la separó de él con agilidad utilizando cierta fuerza, pero sin llegar a ser brusco. Tenten lo miraba con infinito reproche, dentro de él estaba convencido de que se lo merecía, no era suficiente. Por haber dejado toda la responsabilidad en Karin esa noche, el haberla herido con sus palabras; si tan sólo hubiera retenido su lengua, Sakura estaría en casa, como cualquier otra noche, lanzándole las almohadas a la cara quejándose de porque tenía que quedarse otro día más.
No. Ahora estaba lejos de ellos, y cada segundo contaba.
Separó los labios para evadirla, no dijo nada al sentir una mano posarse en su hombro, reteniendo todo acto. Ladeó el rostro visualizando a Kakashi detrás de él, indicándole con la mirada que se encargaría del asunto.
Soltó a Tenten que en cualquier momento explotaría de nuevo y retrocedió unos pasos. Vio renuencia en la joven y estuvo a punto de reclamarle hasta que Kakashi se interpuso en su campo de visión, lo miró fijamente a la cara sin el pedazo de tela que le cubría el rostro, exponiendo su identidad.
—Es mentira —jadeó Tenten llevándose las manos a su boca, un gesto de asombro cruzó su rostro—. Deberías estar muerto, Kakashi…
Kakashi le sonrió más para tranquilizarla. El impacto emocional sería fuerte y terrible, pero en esta situación no podía ocultárselo a ella. Tenía el derecho en saber lo que sucedía con Sakura, fuese que después estuviese en peligro o no por conocer su existencia, Tenten cuidó de su sobrina desde la muerte de Hana.
Cruzó miradas con Sasuke y Naruto, dándoles a entender que le dejaran la situación a él. Especialmente al azabache, agilizar la búsqueda de Sakura es lo primordial, presentía que había decidido lo correcto. No lo obligaría a nada, pero tenía que saber si lo haría o no para idear otra estrategia rápida.
Los vio alejarse rápidamente por la calle junto a Naruto. Agarró a Tenten por los hombros y le señalo las bancas a los costados del edificio, estarían a gusto allí, y sus voces se confundirán con el eco de las demás.
Sin ubicación.
Tarde-noche.
Sakura no lo veía directamente, su silueta se reflejaba en la pared contraria, una sombra negra larga y concisa. Sabía que darle la espalda era la peor idea de todas, pero fingir que dormía podría ser una de sus mejores distracciones. Lamentablemente su acción se vio estropeada cuando la sombra desapareció y no pudo tenerlo en la mira.
Jaló ligeramente la sábana y se sentó de sopetón, buscándolo con la mirada. La cadena sonó contra el suelo cuando se levantó a inspeccionar. Era ahora o nunca.
Se levantó de sopetón de la cama y se detuvo hasta dónde la cadena le permitía, pase a que no podía ver directamente, desde ahí visualizaba parte del exterior. Los árboles se extendían alrededor, el más cercano estaba a unos cuatro metros.
Para escapar, primero debía romper la cadena.
Se concentró al cerrar los ojos, cada sonido a su alrededor. Su propia respiración, los pájaros en las copas de los árboles, el susurró de las hojas siendo acariciadas por la brisa del anochecer. Un poco más… se esforzó en buscar los pasos de Sasori en la segunda planta. Un viseó indicaba que hablaba con alguien, pero no sentía otra presencia, seguramente lo hace por teléfono.
Perfecto, si se apresuraba y lo hacia rápido, le daría tiempo de escapar. Su plan inicial era esconderse entre los árboles del bosque, aprovecharía la oscuridad que le proporcionaría el cielo en unos minutos. Sasori tendría que buscarla entre la densa noche, guiado por sus pasos. Correría lo más rápido que pudiese.
Rodeó la cama, directamente dónde la cadena sobresalía de la pared. Rogaba al cielo que su fuerza sea la suficiente para arrancarla, quería creerlo. Confiaba que, siendo una criatura semejante a Sasuke, podría hacerlo —tras haber visto lo que él podía hacer con tan sólo poco—. Tenía que conseguirlo a toda costa.
Agarró el indicio de la cadena con ambas manos y apoyó la pierna derecha en la pared, aspiró hondo contrayendo el estomagó, y comenzó a tirar de la cadena, tratando de no hacer mucho ruido.
Un jalón, no consiguió nada. Otro y otro.
Nada.
Frustrada, volvió a intentarlo. Conseguiría zafarse, tenía que hacerlo. No esperaría a nadie que viniera a su ayuda, seguramente la estarían buscando, pero sería tarde para entonces si Sasori decide adelantar sus planes. La arrancaría del seno de su entorno, el cual le está costando tanto trabajo reconstruir después de varios golpes.
La alejaría de sus amigos, de Tenten, de su tío.
De Sasuke.
¡No iba a permitir que le arruinara la vida de nuevo!
Con esa determinación, apoyó los dos pies en la pared y tiró de la cadena. Tras soltar una exclamación, la cadena se desprendió de la pared y cayó al suelo de sopetón. Respirando agitadamente y la cabeza dándole vueltas, se levantó de sopetón, el ruido debió alertar a Sasori.
Escuchó sus pasos apresurados, la desesperación la atacó en ese momento. Vio alrededor de la habitación buscando algo con que obstruir la puerta. Miró el anaquel cerca del umbral, no dudó en correr a su costado y empujar con todas sus fuerzas, inmediatamente se balanceó a un costado y se desparramó frente a la puerta. Le daría unos segundos a lo mucho, Sasori no duraría en destrozar la puerta.
Se aproximó a la ventana.
—¡Sakura! ¿Qué diantres haces? ¡Abre la maldita puerta! —ordenó detrás de esta.
La susodicha no lo obedeció. Se encaramó en el marco de la ventana, sudando frío ante lo alto que se encontraba desde el suelo. El árbol a cuatro metros de ella la esperaba, y el panorama se volvió una montaña rusa, entre momentos sentía que el suelo estaba cerca y después muy lejos.
No, tu puedes saltar, pensó aspirando hondo. La puerta comenzó a ser azotada, Sasori la destrozaría en cuestión de segundos.
Su nombre siendo clamado por él.
—Escúchame bien Sakura, si regresas morirás en manos de Akatsuki. ¡Yo te alejaré de ellos!
¿Akatsuki? Fijó la mirada en la puerta. Había escuchado ese nombre en labios de Sasuke, una vez que hablaba por teléfono con alguien, mencionó "protegerla de Akatsuki es primordial", claramente la protegía de algo, ¿sería de ellos?
Las dudas comenzaron a formarse. Pero no contestó.
La puerta comenzó a ser destrozada, respingó temerosa. Miró de nuevo la copa del árbol, debía salta.
—¿Crees que estarás segura tras la protección de Sasuke? —Que Sasori mencionara su nombre la detuvo por completo, volteó ligeramente a la puerta, veía parte de su mano—. Deberías cuidarte de él, Sakura. Es un asesino despiadado peor que yo, es buscado por sus fechorías. Si piensas que yo soy malvado, a lado de él, en ese aspecto, soy un vil insecto.
¿Un asesino?
No, basta. Agitó la cabeza. Lo importante ahora es huir.
Armándose de valor, agarró la cadena para enrollarla en su cuerpo, y saltó a la rama del árbol. No cerró los ojos o no vería en dónde caer, estiró los brazos agarrándose apenas por la rama. La coraza raspo sus manos, no le importó, ya estaba en el árbol.
Rápidamente descendió por el troco. A tres metros se soltó gracias a que una hormiga le pico, el caer no fue tan duro, lo hizo de espaldas, fue poco doloroso. Se levantó de sopetón y fijó su vista al bosque cual se dirigió a toda prisa mientras enrollaba la cadena alrededor de su brazo, disminuyendo el sonido con el movimiento de su cuerpo.
Ahora ser sigilosa sería su mejor arma.
—¡Regresa, Sakura!
El grito de Sasori se escuchó lejano. Pero sin duda seguiría su rastro.
Bosque Sur.
Noche.
Iván aborrecía a los Mestizos, cada uno de ellos, y más los de su propia especie. No concebía la idea de que uno de ellos se haya fijado en un debilucho e inservible humano y engendrar una criatura con sangre impura. Dos especies encerrados en un cuerpo, sin ser capaces de llegar a su nivel de resistencia.
A no ser perfecto.
Y odiaba con todo su ser a los que podían ser Alfas, ¿unas débiles criaturas queriendo aparentar ser como él? Reía a carcajadas cada vez que lo pensaba. Nadie sería como ellos, seres indomables y feroces, con una fuerza bruta capaz de destruir todo a su paso.
Por eso, ver que a su territorio entro ese engendro junto a un Mestizo-Vampiro le entraron unas ganas de acabar con sus vidas ahí mismo, pero la curiosidad por saber que los traía ahí lo retuvo. Una razón debía de tener por arrastrase a verlo.
—¿Qué haces ustedes en mi territorio?
Sasuke alzó los ojos, analizando su alrededor, estaban rodeados de Licántropos tanto en su forma humana como animal, caso metro y medio de pelos. Todos tenían los ojos puestos en él, a la defensiva e inconformes. El pelaje de los Lobos se erizaba y gruñían.
Figurativamente están en la boca del Lobo.
A su lado, Naruto se mantenía calmo, sin dejar de mirar a Iván apartado de ellos, sentado sobre una gran roca. A sus costados dos hombres lo flaqueaban, seguramente su primer y segundo al mando. Dos rostros duros.
—Así que tu eres Iván —dijo Sasuke, sonriendo sarcástico—. No pareces tan peligroso como aseguran.
Las cejas de Iván se crisparon.
—Bastardo, ¿vienes a insultarme?
Los hombres a sus lados gruñeron.
Sasuke se encogió de hombros.
—Quien sabe.
Iván se levantó de su asiento, envuelto en su aura roja que brilló intensamente por el enojo que sentía. ¡Ni un engendro lo insultaría!
—Pedirás clemencia.
—Dios no escucha nuestros ruegos —dijo el azabache adelantándose un paso, su mirada se tornó seria—. ¿Tienes miedo al infierno, Iván?
El susodicho relajó un poco su postura, cuestionándose aquello.
—¿Morir? Yo jamás moriré mientras sea el más fuerte de estos lares.
Sasuke volvió a componer una mueca sardónica.
—¿Y si te digo que hasta los impunes mueren?
Iván lo observó en silencio, se iba acercando poco a poco. La gabardina negra revoloteaba a su alrededor, su aura negra no era tan visible, se confundía con sus prendas. Y su mirada tan fría y despiadada se giró a él, ¿quién demonios era este tipo?
—Los débiles mueren en el fango y los fuertes progresan sobre sus cenizas. Así cómo tú, morirás en mis manos —espetó Iván gruñendo.
Se detuvo al ras de la roca alzando la mirada hasta él.
—¿Y si lo descubrimos aquí y ahora? —preguntó, Iván entrecerró los ojos—. Demostremos quién progresa sobre las cenizas de quién.
El desafió fue lanzado de una forma implícita, la mirada de Iván no se relajó, intensificó su desagrado. Y la de Sasuke se mantuvo fría y relajado, consciente de que cada segundo que transcurría Sakura podría estar en peligro.
Agradecía la compañía de Naruto a sus espaldas, lo mantenía relajado. No por lo que vendría, el sobre exceso de confianza de Iván sería su propia tumba. Y él tomaría lo que pasaría a su mandato.
Dos Alfas desafiándose.
E Iván lo sabía muy bien, el que perdiera no era una remota posibilidad. Ese engendro quería pisotear su orgullo y de paso arrebatarles a sus lacayos. Cuando alguien de línea directa con un Alfa derrota a otro, el vencedor pasa a ser el jefe de los que estaban a su cuidado.
No daba segundas oportunidades.
Ganar o morir.
Se bajó de la roca, quedando cara a cara con Sasuke. Iván era ligeramente más alto que Sasuke y su cuerpo más robusto. Río en su cara, ¿ese debilucho pretendía ganarle?
Le demostraría quién era él.
—Bien, bastardo. Acepto tu reto —gruñó.
Sasuke le sostuvo la mirada.
Espera un poco más, Sakura, ya iré por ti.
¡Hola, hola! Aparezco después de casi un mes sin actualizar. c: ¿Qué les pareció el capítulo?
Han surgido otras dudas, ¿a qué se refieren con los Diez escalones de Akatsuki? -dudas-
Sé que es corto, pero es todo por el momento, ¡estaré actualizando un poco más seguido! Así que esperen los capítulos con ansías.
Alela-chan fuera.
