Summary: Dicen que un corazón roto no toma buenas decisiones, ¿será tan así? Al menos la idea de convertirse en una chica mala dejando en el olvido la novia perfecta que aspiraba ser le parece de lo más sensata y más aún si tienes a un rompecorazones con un carácter de los mil demonios como guía perfecta para esto.
Culpa a mi "Ex"
XIV
SHAORAN
No estoy en un palacio, pero todo a mi alrededor bien podría pasar por uno. Una fachada imponente con pilares de granito. Ventanales grandes que dejan entrar la luz natural, resaltando cada detalle de los amplios interiores; decorados con ese toque que solo los Daidoiji pueden lograr.
El mismo que de seguro Tomoyo ha querido plasmar en la fiesta.
La sigo de cerca mientras conversa con mis padres. Les comenta que la fiesta será en la terraza, como ya lo habían decidido, pero que la sala de estar también está acomodada para más tarde. Les confirma que la banquetería está lista y que el pastel se atrasó un poco, pero que ya viene en camino.
En resumen, mis hermanas tenían motivos claros para burlarse de mi tan poco acertado comentario. Tomoyo y "algo pequeño" no van de la mano y esto me lo reafirma la escena que tengo frente a mí.
Joder.
Mi impresión es tanta que mis pasos se detienen de forma abrupta en el umbral que invita a pasar a la terraza... y es tanta mi sorpresa que enmudezco.
Hay tanto esmero en esto, que la sensación de no sentirme merecedor me atormenta. Ser el foco de atención nunca ha sido de mi agrado, pero me animo a dejar la inseguridad a un lado al ser consciente de todo el esfuerzo y dedicación que deben haber puesto Tomoyo y mis padres en esto.
Decido atravesar y salir al hermoso patio trasero, que si ya me parecía de ensueño hoy parece sacado de un cuento de fantasía.
Luces cálidas que van de un extremo a otro iluminan la elegante mesa en donde los invitados tomaran asiento para disfrutar, de seguro, de una exquisita comida.
Al fondo, la piscina iluminada por todo su alrededor le da un toque aún más espectacular a la escena. Finalizo mi observación prestando atención al sector del bar, en donde hay un chico ya preparando bebidas. Tomoyo se encuentra ahí, inspeccionando una bandeja de bocadillos.
—Tomoyo... —la llamo apenas la voz parece volver a mí, pero me hace una seña para que aguarde un momento.
Asiento con lentitud y decido acercarme a la piscina, a paso lento, deleitándome con la postal del atardecer que hace aún más perfecto el escenario de esta fiesta... mi fiesta.
Y esto es demasiado, maldición, ¡ni siquiera puse algo de dinero!
¿Cuánto tiempo invirtió en esto? ¿De verdad me merezco algo así?
—Sé lo que me dirás. —Su voz resuena detrás de mi, y como ya es habitual en ella, su talento para leerme sale a relucir.
—Ahora entiendo por qué me escribiste que no podía venir de short y camiseta. —Mi comentario le saca una fuerte carcajada.
—Si no te lo dejaba claro, estoy segura que hubieras llegado así, aunque tenía un plan b.
Mis cejas se alzan y termino por negar con mi cabeza.
—No debería sorprenderme eso —admito sacándole una sonrisa. Da una rápida mirada hacia mis hermanas y ya me hago una idea de cuál era ese plan.
—Le pedí a Feimei que guardara ropa formal, solo por si acaso, de igual forma tengo algo de ropa acá.
Mis cejas se alzan con incredulidad.
—¿Algo?
Me gano un suave golpecito en el brazo por mi pregunta.
La familia de Tomoyo está de lleno metida en la industria de la moda. Su madre, Sonomi Daidouji, es una de las más destacadas diseñadoras de todo Japón. Sumado a que su padre tiene su propia marca de calzado masculino. Es claro que Tomoyo tiene el don de la creatividad en su ADN y puedo apostar que, si no sigue una carrera musical, la moda será la opción ganadora. Aunque debería agregar la organización de eventos.
—En fin... —Me mira de pies a cabeza y asiente satisfecha—. El look casual, pero con cuotas de formalidad te queda divino, hasta tu cabello se ve más arreglado.
—Tuve una batalla con la peineta. —Su risa vuelve a escucharse haciéndome sonreír, pero esto no lo dejo durar mucho ya que la seriedad regresa a mí—. Tomoyo... muchas gracias por esto.
Suelta un bufido, que me hace arrugar mi frente. Me observa con su mirada tan perspicaz y termina por asentir.
—Tú sabes que soy feliz organizando cosas y eres mi mejor amigo, ¡por supuesto que iba hacer de esto algo maravilloso! Pero no me des todo el mérito, tuve ayuda de tus padres. Tu familia quería hacer inolvidable este cumpleaños, piensan que en un año más no habrán celebraciones, uno porque eres el ogro de las festividades y dos, porque quizás estés en alguna universidad a varios kilometros de Tomoeda.
Asiento, sus palabras dicen tanta verdad que me choca por un momento, pero despejo esa incomodidad con rapidez, hoy es mi cumpleaños y en eso me enfoco.
El sonido de una alarma nos interrumpe, la vista de Tomoyo se va hacia su reloj de última tecnología y de donde provenía el sonido que ahora ha apagado.
—En unos minutos empezaran a llegar los invitados... —Se aleja un poco, pero algo parece detenerla. Voltea con rapidez y, sin previo aviso, me envuelve en un abrazo—. ¡Feliz cumpleaños, mejor amigo! Por favor, no le digas a Eriol que siempre serás mi favorito.
Su comentario me saca una sonrisa y, con cuidado de no pasar a arrugar su vestido, le respondo su gesto.
—Eso es un secreto a voces, le llevo bastantes años de amistad por delante. —Alzo mi vista y coincidencia o no, mi mejor amigo viene acercándose a nosotros—. Y hablando del rey de Roma...
—¡Esto es una locura! —Se une a nuestro abrazo con demasiado entusiasmo, lo que por poco nos hace caer—. Estimado, Shaoran, qué honor estar en tu primera y última gran fiesta de cumpleaños, eventos así solo se dan una vez en la vida.
La risa de Tomoyo y mi bufido marcan el final de nuestro abrazo y poco a poco, comenzamos a separarnos.
—Feliz cumpleaños, amigote, espero te guste.
Eriol me entrega una bolsa de regalo que recibo con sorpresa.
—Oye, no era necesario... —Hace un gesto con su mano deteniendo con ello mis palabras—. Muchas gracias.
Me guiña un ojo y seguido de esto, su atención cambia de foco a nuestra amiga.
Tomoyo está tan concentrada acomodando unos mechones que se arrancaron de su peinado, que no se da por enterada que alguien la observa como si la viera por primera vez en la vida.
Y no conforme con su observación, Eriol se anima a atrapar con sus dedos un fino mechón que Tomoyo había dejado en el olvido y la ayuda, acomodándolo con suavidad tras su oreja.
Un gesto quizás impulsivo y que hace estragos en ambos.
El sonrojo en mi amiga es evidente y el nerviosismo de mi tan seguro amigo se refleja en cómo se aleja con torpeza, solo que, no deja de observarla en ningún momento.
Y... creo que ya se olvidaron que estoy a poca distancia de ellos, literal, atrás de ellos. Debería alejarme y es lo que estoy haciendo, pero la llegada de un mesero detiene mi acción y rompe además, la escena de "Amigos, dense cuente que se gustan".
El chico nos ofrece bebidas y me animo a coger una copa de espumante. Bebida, que, por cierto, probaré por primera vez.
El contexto lo amerita, ¿no?
Volvemos al sector de la fiesta justo en el momento en que la terraza comienza a llenarse. Abrazos y saludos se suceden uno tras otro, sumado a la entrega de presentes que agradezco de sobre manera y que acomodo en una mesita que Tomoyo asignó como el sector de los regalos.
Mis tres hermanas están entretenidas conversando con tía Sonomi, y mis padres mantienen una plática muy animada con Ren, padre de Tomoyo. Mi primo Yan llegó hace un rato y está junto a sus padres dando una vuelta por la piscina.
Ahora, en cuanto a mis amistades, además de Eriol y Tomoyo, están dos compañeros del club de debate, con quienes he compartido mucho más este último año.
Ayane y Haru también vinieron, con ellos trabajo en el restaurante todos los fines de semana, van en segundo de universidad, pero llevan en el local más de un año.
Una de las sorpresas ha sido ver llegar a Yamazaki acompañado por una de las mejores amigas de Sakura. Según él, Tomoyo le exigió llevar a alguna chica para que el grupo fuera más grande, pero se le ve muy cómodo con ella, ¿serán novios?
Y casi todos han llegado, a excepción de cierta chica que vive al límite con la puntualidad.
¿Debería escribirle para saber si todo va bien?
Las risas a mi alrededor me hacen reaccionar y salir de mis divagaciones... no sé qué habrá dicho Eriol, pero Yamazaki parece haberlo encontrado muy divertido.
Sonrío por inercia y más al escuchar las risas del resto del grupo.
—Si no quieres beber más, puedes dejar la copa en el bar —me susurra Tomoyo.
La copa de espumante sigue en mi mano, olvidada. He dado varios sorbos, pero el sabor agridulce se siente un poco extraño. Supongo que es normal esa sensación, así como el calor que ahora baja por mi garganta tras haber dado un largo y último sorbo.
Me alejo con la intención de dejar la copa vacia en el bar. Dudo unos momentos en tomar otra, pero lo dejo para después; la fiesta está recién comenzando.
Planeo regresar con el grupo, pero mis pies parecen tener otra idea. Me alejo de la terraza hacia el interior de la mansión. Mi destino es claro: el balcón del segundo piso, que tiene una vista privilegiada hacia la ciudad... y a la entrada a este inmenso lugar.
Ya el sol se ha desvanecido por completo, y las luces del antejardín iluminan el camino para los invitados. Por costumbre, saco mi móvil y veo la hora: cincuenta minutos de atraso.
Frunzo mi frente y un deje de preocupación me hace abrir whatsapp. Mis dedos quieren comenzar a escribir, pero...¡carajo! No quiero sonar insistente o desesperado.
«¿Vienes?»
Gruño mientras borro con rapidez el mensaje, vamos, puedo mejorarlo y no sonar tan a secas al preguntar.
«Hola, solo para saber, ¿vendrás hoy?»
Okey, sí... me convence un poco más.
—¿No deberías estar en tu fiesta, cumpleañero?
Mi celular se resbala de mis manos, pero mis rápidos reflejos lo salvan de un trágico final. Con rapidez, lo resguardo en el bolsillo de mi pantalón...como si eso pudiese borrar mi evidente torpeza.
Mierda.
El calor que sube a mi rostro alcanza límites desconocidos, y verla sonreír con tanta naturalidad me desarma más de lo que me gustaría admitir.
—Llegas tarde.
Sé que un simple «Hola» hubiera sido mejor, pero es que joder, hay cosas que no son fáciles de cambiar y más si en mi mente la coherencia no está siendo muy asertiva en estos momentos.
—Culpable, lo sé. Pero, dicen que lo bueno demora en llegar, ¿no?
Debería replicar con alguna broma, pero en cambio, una sonrisa espontanea es mi respuesta.
Me percato de sus intenciones de subir las escaleras que hay por el costado del balcón, pero soy yo quien comienza a bajar a su encuentro.
Intento caminar con seguridad, pero tenerla cada vez más cerca no me ayuda.
Es que todo en ella llama a no quitarle la vista, en el buen sentido, no en un tono de adolescente pervertido. Su vestido morado oscuro se ciñe a su pecho y cintura, evidenciando muy bien las curvas de su cuerpo. Y, para no centrar mi vista en esa llamativa zona, deslizo mi observación hacia sus piernas, que están ocultas por la tela de su vestido, pero no lo suficiente. El vestido trae una abertura por el costado de su pierna derecha que me hace pasar saliva.
¡Carajo, contrólate y deja de mirarla así!
Con un carraspeo me obligo a reaccionar y a mirarla a los ojos.
Ella desvía su vista hacia la mansión, y pese a la cálida luz que se refleja en su rostro, no me pasa desapercibo el rosa intenso que baña sus mejillas y que me hacen cuestionarme si mi escudriño pudo haberla incomodado.
Por supuesto que sí.
—Te ves muy bien —dice sacándome una sonrisa, quizás no haya sido el único que observó tanto al otro.
—Tu igual... Estás hermosa, Sakura.
El rojo baña sus mejillas y siento el sudor acumularse en mis manos. Inhalo profundo para tranquilizarme y vamos, lo que dije es verdad, se ve hermosa y me vi en la necesidad de decirlo, por más que la verguenza me joda.
—Gracias, aunque siento que podría haberme esmerado más, mi calzado no es el más indicado.
Arrugo mi frente y bajo la mirada a sus pies, no veo nada de malo en su calzado que consta de unos zapatos blancos y con algo de tacón.
—Estás perfecta.
Ahora soy yo quien de seguro se acaba de sonrojar por segunda vez, y la sorpresa en sus verdes ojos me confirman que acabo de verbalizar mis pensamientos.
Miro hacia el fondo de la mansión, necesito con urgencia cambiar el tema de conversación.
—La fiesta es en la terraza, ¿vamos?
Corto rápido el contacto visual, pero el jalón suave que siento en mi camisa me hace voltear. Y sí, había notado que su mano izquierda estaba escondida tras su espalda y ahora comprendo el por qué.
—Feliz cumpleaños, Shaoran, es solo un detalle, pero espero que te guste.
Tomo el regalo que me ofrece con timidez y lo abro curioso. Sorprendido miro el libro que aferro con fuerza entre mis manos.
—¿Cómo...?
—Alguien me dijo que tenías entre tus pendientes leer a este autor, ¡tiene muchos libros! Pero la chica de la librería me recomendó que lo ideal es empezar por este.
—El universo de Sanderson es gigante, créeme que lo leeré apenas salgamos de vacaciones. Muchas gracias, de verdad.
—No es nada, me alegra que te haya gustado.
—Un libro siempre en bienvenido cuando leer es uno de tus pasatiempos favoritos.
—Lo sé, te he visto leyendo libros que no son los que nos hacen leer en el instituto... siempre me ha dado la sensación de que estás en otro mundo cuando lees.
—¿Acaso me observas, Sakura Kinomoto?
Resopla fuerte, y emprende camino hacia el interior de la mansión con algo de inseguridad. Se voltea y con un leve asentimiento le hago saber que ha tomado la dirección correcta.
—No hay que ser muy observador para no fijarse en que te gusta leer —me dice, apenas le doy alcance.
—Te estoy molestando, lo sabes, ¿no?
—Claro que lo sé. Eres mi tutor desde los quince, estoy más que acostumbrada a tu sentido del humor y es por eso que puedo seguirte el juego.
Su guiño de ojo juguetón me hace sonreir.
Caminamos a paso lento. Bromea con que no puede evitar tener la boca abierta al ver el palacio en el cual vive Tomoyo. Le digo que ya se acostumbrará, porque de seguro, no será la última vez que venga, teniendo en cuenta que mi mejor amiga las está ayudando con la banda.
—¿Los ensayos van bien?
Asiente con mucha seguridad.
—Están algo intensos, pero confiamos en Tomoyo.
—Lo harán muy bien, si tocan como ese día de la fiesta tienen muchas probabilidades de ganar.
—¿Tú crees? —Asiento con ganas lo que le saca una sonrisa—. Bueno, ya veremos.
Detiene su andar y mira hacia un pasillo que hay a nuestra izquierda.
—¿Habrá algún baño cerca?
—Claro, ven.
La guio hacia uno y me alejo de la puerta para darle privacidad.
Tomo asiento en un cómodo sofá y le doy otra hojeada al libro, acción que provoca que algo salga disparado de él. Curioso tomo el papel del suelo y se me escapa una carcajada al ver la imagen de un muy enojado Shrek en primer plano.
SAKURA
Lavo mis manos con cuidado de no mojar mi vestido y aprovecho de refrescar mi piel, pasando mis manos húmedas por mi nuca y tras mis orejas.
Verifico que mi peinado siga prolijo y sonrío con suficiencia al ver que el delicado maquillaje que me hizo mi madre continua intacto, a pesar del calor.
Como siempre, llegué tarde, pero es que vamos, decidir qué vestir fue una locura. Por suerte recordé este vestido, el mismo que usé en el aniversario de mis padres del año pasado, y como solo fue usado para esa ocasión, quedó olvidado muy al fondo de mi closet.
A esto debo agregarle la ida a una librería.
Era lógico que no llegaría a la hora, pero valió la pena, su felicidad fue genuina al ver mi regalo y...
Tomo aire con lentitud intentando calmar el nerviosismo que se asienta en mi estómago y que tiene como detonante los comentarios que Shaoran hizo sobre mi aspecto. No me ayuda en nada recordar la sinceridad que vi en su expresión y que me hace confirmar que no fueron bromas suyas, sino, todo lo contrario.
Olvídalo.
Y es lo que haré. Doy una última vista al espejo y salgo a su encuentro.
Está sentado en un sofá, desde donde me observa con diversión. Alza una de sus manos y veo el marca páginas que le hice a la rápida apenas decidí que un libro sería su regalo.
—Es un recordatorio para que veas lo que puede pasarte si sigues siendo un cascarrabias.
—¿Convertirme en un ogro y tener un pantano para mi solito? No veo lo malo.
—Siempre y cuando le sumes a Burro y Fiona —le espeto sonriente.
No me pasa desapercibida la mirada pensativa que le da al marca páginas, el cual vuelve a quedar entre las páginas del libro.
—Bueno, estoy a medio camino.
Con cierta sorpresa lo observo ponerse de pie, ¿acaso hay una Fiona? ¿En qué momento pasó esto? Bueno, llevamos muy poco siendo más cercanos, pero...
Apuro mis pasos para darle alcance porque este chico ya se ha alejado bastante y un paso de él es el doble de los que doy yo. Esto me pasa por quedarme pegada cuestionándome cosas de su vida a las que no debería darles tantas vueltas, es un perfecto, Fionas tiene hasta para regodearse y es libre de hacerlo.
Aun así, mi curiosidad me gana:
—¿El Burro es... Eriol?
Desde luego que no le iba a preguntar directamente por Fiona.
—¿Qué comes que adivinas? Hoy estás muy perspicaz, Sakura Kinomoto.
Suelto un bufido que corta su mirada juguetona, ¡y dios! Su risa me hace sonrojar y por supuesto que miro hacia cualquier otro lado que no sean sus ojos marrones.
¡Es que es tan raro verlo así!
Estoy tan acostumbrada a su mood serio y gruñón, que verlo más relajado me desconcierta y a la vez me hace desear con fuerza que este espacio de confianza que se ha comenzado a dar no acabe.
Contradicciones de la vida y en las que no quiero ahondar en estos momentos. Prefiero centrar mi atención en lo que hay frente a mi y que me hace parpadear varias veces de la impresión.
Es que...
Esto parece sacado de un sueño: todo a mi alrededor está tan hermosamente decorado que siento como si estuviera en una fiesta de famosos.
Me dejo guiar por él hacia un grupo conformado por tres chicas jóvenes que tienen un parecido increíble con mi compañero. Están muy entretenidas conversando, aunque ahora detienen esta acción al notar nuestra presencia.
—Oh dios, ¡pensé que este día nunca llegaría! —dice una de ellas con tanta emoción que me desconcierta.
—Hermanas, les presento a...
—¡Tu novia! —completan las tres al unísono.
Oh, dios, siento que me hundo en la vergüenza. Shaoran las corrige de inmediato, pero lo ignoran. Comienzan a bombardearme de tantas preguntas que me es imposible seguirles el hilo.
—Hijas, dejen de incomodar a la amiga de Shaoran.
Una versión adulta de Shaoran se ubica a nuestro lado. A su lado, tomada de su brazo, hay una elegante y hermosa mujer de pelo negro.
Los padres de Shaoran, por supuesto, no hay dudas de ello. Su madre me dedica una amable sonrisa y unas palabras de bienvenida.
—Siempre es un honor conocer a nuevas amistades de mi hijo —dice el señor Li, lanzándole un guiño de ojo a mi compañero. Algo que me resulta gracioso, sobre todo al notar el ceño fruncido de Shaoran.
—El gusto es mío, señor y señora Li.
Ambos me regalan una sonrisa, y es el padre de Shaoran quien insiste en que no hace falta tanta formalidad y si lo prefiero, puedo llamarlos solo por sus nombres. Algo que me resulta difícil de hacer, considerando que los acabo de conocer.
—Son así de relajados, sobre todo mi papá —me susurra Shaoran al rato.
Asiento con lentitud mientras lo observo de reojo. Intento disimular mi observación hacia su persona, pero es muy probable que esté fracasando con mayúsculas en esta misión.
Y lo asumo.
No está el contexto de nuestro trato, solo estamos nosotros... siendo nosotros.
—¿Ya hablaste con él?
¿Eh?
—Con el imbécil —aclara con poco entusiasmo. Niego con rapidez.
La sorpresa aparece en su mirada y me apuro por dar más detalles.
—Mañana quedará zanjado el tema.
—¿Segura? —Frunzo mi frente al notar su poca confianza y él parece darse cuenta de mi molestia—. Lo siento, ya sabes qué hacer, solo que no puedo evitar mantener mi desconfianza en todo lo relacionado a él.
—Entiendo, pero esto es todo lo que se hablará de él. Ahora estoy en tu espectacular fiesta y quiero disfrutarla... me dieron permiso hasta la media noche.
—Como Cenicienta. —Su guiño de ojo seguido de su sonrisa me quita por un momento el aire—. Disfrutemos entonces las tres horas que te quedan.
Damos un paseo bordeando la piscina y mi atención se pierde en los detalles que resaltan a mi alrededor y que, sin exagerar, me hacen sentir en un lugar de ensueño, quizás sean la luces o la arboleda que nos rodea... ¿o tal vez la compañia?
—¿Dónde se habrán metido los chicos?
Vuelvo al presente con su voz. Desplazo mi vista a la terraza y su respuesta no demora en llegar. Eriol aparece junto a Tomoyo, seguido de Yamazaki y ...
—¿Ella es Chiharu?
De seguro mi pregunta se escuchó por sobre el ruido ambiental y esto lo confirmo al ver a mi amiga llegar a mi encuentro, con apuro. Shaoran opta por dejarnos a solas y dirigirse hacia los chicos.
—¿Sorpresa?
El deje de nerviosismo que hay en su mirada es notorio y esto es muy raro en ella.
—No entiendo, ¿por qué no me contaste que venías? Nos vimos hace un par de horas.
—No estaba en mis planes, fue algo de último momento. Takashi me invitó, solo que no sabía que la invitación era al cumpleaños de Shaoran, me enteré casi al llegar.
—Espera... ¿desde cuándo son tan íntimos?
—Está en la orquesta y nos llevamos bien —confiesa aun sin responder de forma exacta a mi pregunta.
Alzo mis cejas en señal clara que no estoy conforme con lo que me acaba de decir.
—Vale, puede ser que me guste un poco.
Mi boca se abre de la impresión y me cuesta por unos momentos decir algo con sentido y que no sea solo un «¡¿Qué?!»
—Oh, dios, ¿eres realmente Chiharu?
Rie fuerte. Se acerca un poco más, con un secretismo algo absurdo porque es dififcil que alguien nos preste atención, más si todos están conversando y riendo.
—Y eso no es todo, puede ser que yo le guste a él. —Sus mejillas se han puesto coloradas y esto es aun más inesperado. Chiharu es la más segura de las cuatro, la vergüenza para ella prácticamente no existe—. Hoy me pidió ser novios... y le dije que sí.
Un garzón pasa cerca y le hago una seña. Tomo una copa delgada que parece tener alcohol. Bebo un largo sorbo burbujeante que me hace toser apenas lo trago.
—No deberías beber, aun no es legal que lo hagamos. Te vas a arrepentir después.
Vamos, al menos no es vino tinto y estoy lo bastante cuerda para no repetir discursos contra el amor en medio de una fiesta.
—Lo necesitaba para reaccionar, es que... ¿en qué momento empezó lo de ustedes?
—Eso es historia para otro día. Las chicas ya lo sospechaban, pero tú eres tan poco observadora, que no me sorprende tu estado de shock... la última pista fue la guía de biología que hice con él y no contigo.
Frunzo mi frente y sigo sin hacer encajar las piezas. Chiharu me jala del brazo y comienza a dirigirme hacia el grupo que está cerca del bar.
Su seguridad siempre me deja sin habla, pero dios, ¡qué confesión acaba de darme!
De verdad no vi nada, cero señales o sospechas de que le gustaba Yamazaki. Es claro que debo comenzar a prestar más atención a mi entorno.
Aunque... ¿Acaso me observas, Sakura Kinomoto?
La copa otra vez está en mi boca y en esta ocasión resisto muy bien la sensación de ardor que queda en mi garganta.
—Y por si no te habías dado cuenta —me susurra—. Shaoran no te ha sacado los ojos de encima.
Siento un jalón en mi estómago y por inercia miro al aludido. Parece estar en una entretenida conversación con Eriol y Yamazaki. Bajo con otro sorbo la bebida y bloqueo la afirmación de mi amiga, sé que lo dice para molestar.
—Sakura, ¡estás tan hermosa! —dice Tomoyo a modo de saludo.
—Gracias... tú estás bellísima.
Y es que es muy cierto.
Siempre me ha parecido que mi compañera tiene un gusto sofisticado y ahora confirmo mi teoria. Su pelo oscuro está tomado en una alta coleta que cae en suaves ondas, y su maquillaje en tonos rosa y con brillos destacan aun más sus facciones. Su vestido azul, completa toda la imagen, con un calce perfecto y muy al estilo de los años cincuenta.
—Gracias, y perdón por haber avisado a última hora lo del dresscode. Espero haberme redimido con la sugerencia que me pediste, ¿le gustó el regalo?
Asiento sonriente, de eso no hay dudas.
OooO
El momento de la cena llega y por insistencia de sus padres —quienes ven innecesario que esté junto a ellos—, Shaoran acaba sentado con los perfectos a su izquierda y conmigo, a la derecha.
La deliciosa cena avanza de forma amena y divertida, con Eriol y Yamazaki uniéndose para molestar a Shaoran con sus anécdotas y que nos han hecho reir a todos, incluso a él.
—Llegó el pastel —Nos informa Tomoyo mientras se pone de pie—. ¿Me acompañas, Eriol?
Chiharu y Yamazaki también se ponen de pie... ¡Y, dios! Aún no puedo asimilarlo. Se dirigen a la piscina, tomados de la mano y lanzándose varias miradas, en extremo cómplices y que gritan amor desde donde se los mire.
—Está despejado —le escucho decir a Shaoran.
Sigo su mirada, las estrellas se ven tan nítidas y brillantes que dan la sensación de que están mucho más cerca. Me pregunto si estará mirando un punto en concreto o solo deleitándose con la inmensidad que hay sobre nuestras cabezas.
—¿Puedo sacar mi lado nerd?
—Es tu cumpleaños, puedes hacer lo que quieras.
Shaoran ladea la cabeza con una media sonrisa.
—Eso puede llegar a ser peligroso.
—¿Lo dice el chico que jamás ha roto una regla? Tranquilo, no lo justificaré diciendo que eres un perfecto.
—Lo acabas de hacer —sonrío.
—Y a propósito —su risa aparece. Desordena su tan ordenado pelo, y creo que esto hace que se vea aun mejor—. ¿Qué cosa nerd ibas a decir?
Vuelca la vista en el cielo otra vez y me señala las estrellas.
—No te diré el nombre de algunas, porque, con suerte, me sé el de tres. Pero lo que sí sé, es que en estos momentos tú y yo estamos mirando el pasado. —Hace una pausa para carraspear—. La luz de estas estrellas pudo haber sido emitida hace siglos, tal vez más. Y si sumamos el factor distancia a la ecuación, este tiempo se hace aun más grande.
—¿Entonces... ya no existen?
—Algunas sí, otras no... hay muchas que siguen brillando, pero su luz aun no nos alcanza.
—Porque están a años luz —murmuro.
Asiente, y me dedico a observarlo. He perdido la cuenta de cuántas veces he hecho esta acción hoy, pero la luces cálidas de la terraza le aportan un nuevo brillo a sus facciones y a sus ojos que ahora me observan con intensidad.
Aferro mis manos a la servilleta que hay en mi regazo y una sonrisa nerviosa se me escapa.
Okey, Shaoran Li es atractivo, no, más que eso, es guapo... ¡sí que lo es!
Y necesité de este momento para al fin admitirlo con tanta franqueza. Lo malo es que en mi mente esta afirmación no hace más que resonar fuerte, exclamativa, al punto que tengo que apretar mi mandíbula con fuerza para no verbalizarlo.
Sí, esto es lo que ven las chicas que babean por él, no es solo el físico llamativo que tiene, es su inteligencia, su jodido humor... y dios, si él se permitiera ser un poco más extrovertido...
Sería la perdición para todo el público femenino de la escuela.
¡El pobre no sabría qué hacer con tantas declaraciones y muestras de amor que recibiría!
—¿En qué estás pensando?
—En nada. —Miento con mucha seguridad, poniendo toda mi fuerza de voluntad en no dejarme vencer por la diversión que veo en sus ojos.
—Estabas sonriendo mientras me mirabas y no de la forma en la que sueles hacerlo, ¿acaso Sakura Kinomoto está convirtiéndose en una real chica mala?
Siento que hasta mis orejas arden, pero le sigo el juego. Enderezo mi espalda en la silla y con voz firme le respondo:
—Quizás nuestras prácticas están dando frutos.
Esperaba su típica sonrisita de suficiencia, pero en cambio frunce el ceño... y baja su mirada a mis labios... apenas un segundo, pero es lo suficiente para desarmarme.
N/A:
Hola, hola!
Actualización al fin.
Este capítulo inicialmente tenía unas 3000 palabras, pero las ediciones terminaron sumando casi 2 mil más. Espero que no se les haga muy eterno, dudé si dividirlo, pero decidí dejarlo así.
¿Querían momentos SxS? Pues aquí hubo varios y se vendrán más.
Estos adolescentes hormonales andan algo coquetos, y sumado al contexto de fiesta y en donde no tienen que fingir o estar pensando en el plan de joder al ex, está haciendo que sean ellos mismos.
Pregunta, ¿alguien ya se atreve a decir cual de los dos asumirá primero sus sentimientos por el otro? Esto no es un adelanto del próximo cap, pero tengo curiosidad jijiji
Mil gracias por aun tener ganas de leer esta loca historia, y mil gracias a quienes interactúan ya sea con reviews en ff y/o votos y comentarios en wattpad.
No saben la motivación que me dan.
Nos leemos pronto.
Abrazos!
PD: Es probable que se me hayan pasado algunos errores ortográficos, más tarde volveré a revisar.
