Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.
Hola, esperando que disfruten el capítulo ;)
—Tócame –susurró en el oído de Draco.
— ¿Estas segura de eso? –interrogó el chico.
—Sí, me ha reconocido de inmediato, nos está observando.
—Medio salón nos está observando –le informó.
—Él es uno de ellos –sonrío divertida –es sólo un juego –murmuró.
La mano del chico fue hasta sus pechos y sus labios al cuello de la chica, observó de reojo a todos los hombres que la observaban, porque tenía más que claro que la forma en la que se habían besado, habían hecho que alguno de ellos, quisiera hacerse de ella, porque era atractiva, y sabía bastante bien como seducir a un hombre.
—Chicos –Bella los sujetó de los hombros –voy a pedirles que vayan a un cuarto.
—Lo haremos –murmuró él –pero me agrada verte –giró a Ginevra pegando su pecho a la espalda de la chica y besando su cuello –sabes lo que quiero de ella ¿cierto?
—Oh, vaya, tu primera vez y nada más y nada menos que el heredero Malfoy te está reclamando –acarició la mejilla roja de la chica –está hecho, es toda tuya, hasta que te canses de ella –soltó la mejilla –pero temo que tengo que pedirles que vayan a un cuarto, no quiero que mis clientes crean que esto se volverá un centro de orgías.
—Ahora mismo nos vamos.
La chica se dejó caer sobre la cama con una sonrisa divertida, ver los celos explotar en Michael era algo que le hacía sentir viva, tal vez él comenzaría a ser un hombre y dejara de hacer lo que su madre decía para darle su lugar a ella, no tenía nada que reclamar, estaban en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas o casi las mismas, ella nunca se involucraría con el rubio sentado en el sofá.
—Voy a regresarte tu dinero, lo prometo –levantó la vista hasta el chico que se había aflojado la corbata y se había desabotonado los primeros cinco botones de su camisa blanca.
—El dinero no es problema –contestó.
—Besas bien, así que siento lo que dije sobre el porque te dejó tu prometida –se incorporó sobre su codo para observarlo alborotarse el cabello rubio.
—Sé que beso bien –sonrío arrogante –no soy bueno en eso de conquistar porque tratar a las personas en general, no es lo mío, las mujeres vienen a mí por tres cosas, una, dinero, dos, sexo, tres, les parezco atractivo y quieren sexo, y creen que si tengo sexo con ellas, terminaré enamorado y por lo tanto, tendrán mi dinero.
—Todos son iguales –observó el techo pintado de rojo.
—No he tenido sexo con otras que no fueran mi novia, en realidad la amaba.
—No puedes dejar de amar a alguien de forma rápida –lo observó.
—Es mi propia habilidad –contestó.
— ¿Puedo saber qué haces?
—Si quiero que todos piensen que tuvimos sexo, necesito verme un poco desaliñado.
—No creo que luzcas así después del sexo –se burló.
—Es algo que no sabrás jamás –le sonrío.
Duraron encerrados cerca de una hora, hasta que el teléfono del rubio sonó.
— ¿Qué? –gruñó, la chica se incorporó y besó la barbilla de Draco, para que la persona al otro lado de la línea pudiese oír.
—Santo cielo, Draco, deja descansar a esa pobre chica –se burló Blaise –es hora de irnos, o mañana no llegaras a tiempo a la junta.
—Estamos por terminar aquí –mintió –en unos minutos me reúno contigo.
Él la observó, desacomodó los rizos rojos y movió un poco el vestido y entrecerró los ojos.
—Él no creerá que tuvimos sexo –le informó.
Salieron juntos, el chico alto de piel oscura le dedico una sonrisa a ella, bastante amplia.
—Te estas volviendo dulzón en el sexo o es que sigues deprimido por lo de Millicent –negó –luces bastante bien, para pasar una hora encerrada con Malfoy.
—Te veré mañana –la besó y cuando se alejó, Blaise observó como el rubio mantenía cautivo el labio inferior de la pelirroja.
— ¿Cómo es que no te vi antes que él? –preguntó frustrado.
—M—
Ginny revisó los trabajos de sus alumnos, estaba bastante tranquila, y decepcionada a la vez, Michael no le había hablado para reclamarle lo que había visto en aquel lugar, y no había nada que le molestara más que eso, que lo viera explotar de celos, pero que ignorara el hecho de que dejaría de ser el único en estar con ella.
El día pasó tranquilo, Luna y Lavander no preguntaron nada, después de todo, tenían la idea de que sólo le haría plática a esos tipos, y no iba a decirles nada del juego que había iniciado la noche pasada con un simple desconocido.
En realidad, no pensó mucho en el hecho de lo que había hecho, había aventado su doble vida a un cesto en un rincón de su cabeza y estaba ocupada preparando sus clases, revisando material, todo aquello consumía gran parte de su tiempo y energía, porque era lo único que le importaba de verdad, no era la mejor paga, pero era lo que le gustaba.
Observó su reloj cuando la alarma comenzó a sonar, era momento de que se arreglara para seguir con una tonta venganza que no le estaba llevando a ningún lugar, pero era una cabeza dura, y no iba a detenerse, ya Michael sabía que ella estaba en ese lugar, ¿haciendo qué? Bueno, su imaginación era el límite, ¿no decían siempre eso?
Llegó temprano como siempre lo hacía, tomó el ascensor sin detenerse a mirar a su alrededor, no quería familiarizarse con ese lugar, no pronosticaba quedarse demasiado tiempo en ese sitio, si alguien en el colegio llegaba a enterarse, sin duda le iría bastante mal, las personas seguían sin comprender que a pesar de ser docentes, tenían una vida fuera de la institución y podían hacer en sus horas libres lo que quisieran… bueno, que estuviese dentro de un marco legal.
Cuando llegó al pequeño tocador, encontró una nota de Bella diciéndole lo que tenía que usar ya que era del gusto de Draco, Ginny frunció el cejo por un momento se preguntó quién carajos era Draco, hasta que recordó del chico con quien había iniciado un juego bastante… perverso.
Se giró a ver lo que tenía que usar, elevó las cejas un tanto sorprendida, nunca hubiese pensado que aquel tipo tuviese un gusto tan refinado, el color no le gustó demasiado, ya que era de color verde, pero el encaje se sentía sumamente suave, así que se lo puso de inmediato, se observó al espejo con ojo crítico, pero no pudo ser demasiado dura, ya que se ajustaba muy bien a su cuerpo, y lucía bastante bien en ella, bueno, al menos.
Se recogió el cabello y usó los accesorios que habían dejado para ella, y las paletas de maquillaje, no era la mejor en aquello, pero hizo todo lo mejor posible para no desperdiciar aquel atuendo que era bastante elegante, en comparación con todo lo que había estado usando hasta ese momento.
Algunas miradas se pusieron en ella en cuanto salió, se acomodó la máscara que le había quedado un poco movida, buscó a su alrededor por Michael, pero no lo vio, ¿había desistido de ir solo porque la había visto ahí? Algo en su interior se removió de forma violenta, si él había decidido dejar de asistir a ese lugar, y no la había buscado para pedirle una explicación de su comportamiento, ¿Qué se supone que debería hacer?
Se acomodó el cabello un tanto inquieta, al fondo de la habitación, vio a un hombre sonreírle y levantar la copa, en señal de saludo, tendría que ser tonta para no reconocerlo a pesar de que realmente no le prestó mucha atención en su primer encuentro, pero claramente era el tipo más elegante y guapo en el lugar, no podía ser otro que quien le había pagado por su exclusividad y había elegido un atuendo tan sofisticado y de buen gusto.
Avanzó con la sonrisa más reluciente que encontró, no quería que sus dudas salieran a la luz, él no tenía por qué saber que era tan poca cosa, como para que su ex decidiera dejar de ir a un lugar que le gustaba mucho y por lo tanto frecuentaba a diario, solo porque se dio cuenta que ella estaba ahí.
¿Tan repulsiva le parecía a Michael como para hacer algo así?
—Mmm, veo que te queda bastante bien –informó al verla más cerca.
—Tiene buen gusto, he de admitir –aceptó, girando para que él pudiese ver aquel atuendo por completo.
Draco sonrió divertido ante la actitud de la pelirroja, no estaba tratando de seducirlo, simplemente estaba mostrándole el vestido que se ajustaba a la perfección a su figura, haciéndole lucir atractiva, pero de una forma que era más amistosa que insinuadora.
—Por tu lenguaje no verbal, supongo que tu interés amoroso no ha llegado todavía, ¿no es cierto?
—No sé a qué te refieres –frunció el cejo, aunque con la máscara, él no pudo saberlo.
—Tu comportamiento es bastante amigable.
—Ah, ¿prefieres que sea grosera contigo? –Sonrió –puedo serlo.
—Me refiero a que parece que te encontraste a un viejo amigo, alguien a quien solo ves como… una masa amorfa que jamás sería tu interés amoroso, por mucho que lo intentara.
—Ya veo –se encogió de hombros –en realidad, él no está aquí todavía, supongo que tiene cosas que hacer.
—Oh, así que podremos tener una charla interesante en lugar de pretender que nos atraemos en demasía.
—Supongo que sí, sé mi invitado –hizo un ademan con la mano y señaló el sofá.
Draco avanzó hasta el sillón, se desabotonó el saco y tomó asiento de forma tranquila, la vista de la pelirroja se desvió de nuevo por el lugar, para encontrarse con Michael, saliendo de uno de los pasillos que dirigían a los cuartos, arreglándose el pantalón con una cara de póker, así que Ginny desvió la vista de inmediato, le sonrió al rubio y se sentó en su regazo.
—Oh, te has puesto en modo tentación en tan solo un segundo –se burló.
—No es mi culpa que apareciera de la nada, ¿o sí?
Draco iba a voltear para intentar descubrir quién era el susodicho, pero el dedo índice de la joven se colocó en su barbilla, provocando una extraña electricidad en la zona que tocó, lo hizo observarla, acercó el rostro al de él que se aventuró de inmediato a besarla, pero se alejó, con una sonrisa traviesa, que logró hacerlo amusgar los ojos, la risa de la joven fue suave ante su reacción, y no le dio más tiempo de pensar en su nueva jugada, pegó sus labios a los de él de forma brusca, tanto, que sus dientes chocaron, provocando un dolor placentero en él.
No podía recordar la última vez que alguien hubiese sido así con él, Millicent jamás se había prestado a juegos como esos, y aun así se atrevió a decir que era él, quien era un aburrido en la relación.
Simplemente, ella nunca lo amó, por esa razón, odiaba que estuviese cerca de ella, o que hiciera ese tipo de comportamientos encantadores.
La mano de Draco se colocó en la cintura de la joven, acercándola a él de forma posesiva, mientras el beso dejó de ser un simple juego de niños y aumentó el tono, tanto que la escuchó soltar un par de sonidos que aunque al inicio no provocaron nada, sonaban bastante bien.
Elevó la comisura de la boca cuando se alejaron, Draco acarició los labios de la pelirroja con su dedo pulgar, jalando el inferior hacia abajo, dejándole ver su dentadura blanca y alineada perfectamente.
Aquel gesto podía jurar que provocaría bastante en más de uno de los voyeristas a su alrededor, y sin duda los celos de quien ella quería.
—Es mejor que desaparezcamos de aquí –comunicó en un tono grave –antes de que Bella venga a llamar nuestra atención por romper las reglas, y no es como que quiera que alguien más te vea disfrutar cuando te toco.
Pudo ver la furia creciendo en los ojos cafés de la joven en sus piernas, aquel comentario sin duda la había enfadado, pero le sonrió dulce y se quitó de encima de él, extendiendo su mano.
La abrazó fuertemente pegándola a él mientras besaba su cuello, las uñas en perfecta manicura se enterraron en su brazo, en señal de que estaba pasándose de listo, pero simplemente le dedicó una sonrisa cínica.
Lo alejó de su cuerpo de manera brusca en cuanto llegaron a la habitación, estaba realmente cabreada por su actitud fuera de lugar, habían quedado que primero tendría que pedir permiso para hacer algo realmente atrevido.
—Estás bastante enfadada, creí que así era el juego.
—No me gusta ser tratada como una mujerzuela –soltó indignada.
—Si eso fuese verdad, entonces no estarías en un lugar como este, ¿no lo has pensado? –Sonrió.
—Realmente eres un imbécil, ¿no es así? No tienes el menor respeto por nadie.
—Claro que lo tengo, por quien lo merece, claro está –sonrió de nuevo.
—Ah, claro, es que para ti, las chicas que trabajan aquí, no lo merecen –negó –realmente eres alguien repulsivo, mezquino y machista.
—Claro, como quieras, no me harás enfadar por algo así.
Ginny se alejó de él, se cruzó de brazos, ocultándose la mayor parte de la vista del rubio, que tomó asiento en el sofá de aquella habitación, bastante quitado de la pena.
—Creo que no deberías hacer algo así.
Ginny se sobresaltó al escuchar su voz, iba a girarse hasta él, pero recordó que no llevaba la máscara, se la acababa de quitar porque ya no la soportaba, había comenzado a sudar y le causaba escozor, ¿cómo es que las demás chicas podían tolerarla incluso en el sexo?
—Ya sé que es en contra de las reglas, pero en realidad, no tolero esto, es un infierno.
—Y te creo, he ido a algunas fiestas de máscaras, pero realmente nunca sabes qué clase de loco te estás topando en sitios como estos.
—Bueno, no creo que seas uno de esos locos, ¿o sí?
—Es el súper poder de los locos y dañados, no te das cuenta que lo están, hasta que es demasiado tarde, y obviamente, no van a decírtelo tan fácilmente.
Ginny no tuvo que girar a verlo para saber que le estaba sonriendo, suspiró cansina, tomó la máscara una vez más y se la colocó para poder girarse hasta él, se acomodó el cabello y después se sentó sobre la cama, iban a durar un rato ahí encerrados, haciéndole creer no solo a Michael Corner, que estaban teniendo sexo salvaje, o algo por el estilo.
—Si estás enviando mensajes, la gente sabrá que realmente no estás teniendo sexo –le informó Ginny.
—Ah, descuida, solo pensarán que no es tan bueno, que mientras lo hago puedo mandar instrucciones a mis empleados en el trabajo –soltó en un tono relajado.
— ¿Por qué pagarías por una exclusividad con una persona con la que no tienes buen sexo? –Curioseo.
Draco elevó la mirada hasta ella, lo había preguntado de forma inconsciente, probablemente, ya que la máscara cubría la mitad de su cara, pero su lenguaje no verbal, dejaba ver la inocencia en aquellas simples palabras, así que no le quedó más que elevar una ceja en forma maliciosa.
—No lo sé, pagué la tuya, y ni siquiera tenemos mal sexo, a menos que con esa pregunta, estés insinuando que deberíamos tenerlo.
—No, no, no lo malentiendas, era solo una pregunta, lo de nosotros es un trato, te dije que te devolvería el dinero que gastaste, claro, en cuanto me lo den –informó –pero… en serio.
—Podría preguntarte lo mismo, ¿por qué tienen la necesidad de fingir orgasmos cuando están con un hombre?
—Bueno, por su orgullo –informó lógicamente.
—No todos tenemos un orgullo tan frágil, es más fácil trabajar en lograr tener uno real, que fingir que lo tienes, tu pareja nunca sabrá que está haciendo las cosas mal.
—Créeme, no a todos les importa saber que lo estén haciendo mal, tanto, que a veces dejas incluso de fingir que los tienes, y sigue sin importarle.
—Ah, eso vino desde el centro de la experiencia, me pregunto porque estás tan obsesionada con ese tipo, si nunca te hizo llegar al orgasmo.
—Yo nunca dije que él no me hacía llegar, lo hizo, en su momento, claro.
Mintió, normalmente los orgasmos que ella había tenido habían sido ocasionados por ella, en la intimidad de su soledad, cuando Michael tenía días sin tocarla, en ese momento, no podía recordar una sola vez en la que no hubiese tenido que fingir con él llegar, hasta que simplemente, dejó de fingir que lo hacía.
